Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 28 de enero de 2022

LA ECONOMÍA CUBANA DESDE LA MIRADA DE JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ

 
A PROPÓSITO DEL PREMIO NACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES (2021)

Por: Liannet Gómez Abraham / La Jiribilla
27/1/2022



Oficinista, contador, académico de mérito, ministro de Economía y Planificación son algunos de sus rasgos profesionales. Para algunos resulta mejor recordarlo cerca de Fidel Castro, mientras ofrecía las más elocuentes explicaciones económicas en medio de un contexto tan duro como los años 90.


“El profesor José Luis Rodríguez y Fidel Castro tuvieron vínculos de trabajo por más de 25 años”. Imágenes: Internet

José Luis Rodríguez sabe que dialogar sobre economía con los cubanos es casi tan polémico como hablar de pelota. Por ello escribe, desde hace siete años, un libro sobre Cuba en el llamado período especial, que se encuentra actualmente en proceso editorial. Hoy, a propósito del Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas (2021), La Jiribilla conversa con el profesor sobre aspectos medulares de la economía cubana y sus desafíos en la actualidad.

“Aunque muchas personas no lo sepan, la economía también es una ciencia social”, afirma el académico. Para él tiene una gran connotación el estudio económico de la mano de la historia y el contexto sociopolítico, pues esta ciencia transcurre en medio de subjetividades, sobre las cuales no siempre resulta fácil o posible influir.

La economía —como toda ciencia— tiene sus propias leyes, y no siempre es sencillo entender que existen aspectos que, si se desarrollan mal, tienen consecuencias negativas. Así, por ejemplo, si no crece la oferta de productos en el mercado y existe mucho dinero en circulación, los precios van a subir y no será posible resolver ese problema poniéndoles un tope. Si esto se hace, los productos se desplazan a la economía informal, en la cual se exacerba la especulación, con precios todavía más altos. La verdadera solución es producir más para que crezca la oferta, pero esto demanda tiempo y esfuerzo, pues no hay soluciones mágicas.

Si en condiciones normales se hace complicado entender las medidas económicas tomadas para la reproducción material de la sociedad, ahora eso resulta mucho más cuestionable para algunos, que tienden a atacar las consecuencias visibles y no las causas más profundas de los problemas económicos.

En el imaginario social se ha comparado la situación actual con la experiencia del período especial. ¿Es correcto hacer este tipo de analogías?

Hay un grupo de efectos similares a los de los años 90: carencias, dificultades, etc., pero es un momento diferente. Las situaciones causales son distintas. En aquellos años fue el derrumbe del modelo en el cual estábamos insertados. Ahora, tenemos una capacidad mayor de maniobra. No estamos en la crisis energética de aquellos años.

Primeramente, el país tiene alternativas que entonces no tuvo, como la exportación de servicios de fuerza cualificada; el turismo, que no era un pilar fundamental de la economía, y algunas industrias, entre ellas la biotecnológica, que resultaban inexistentes e incipientes en esa época.

“La economía también es una ciencia social”.

No obstante, Rodríguez reconoce que hay una serie de carencias materiales y espirituales que no se han resuelto desde entonces. “Un estudio llamado La situación económica de los hogares —que se hizo público en los años 80 y 90, y que ahora se está tratando de retomar— revelaba las dificultades más comunes de las personas: desde que no alcanzaba el dinero, hasta problemas con la alimentación, la vivienda y el transporte, en ese orden. Eso indica que son asuntos transversales y deudas no resueltas a lo largo de estos años”.

En este sentido, el profesor alerta sobre la necesidad de ver los problemas en perspectiva. La repetición de un fenómeno negativo puede traer consecuencias graves, pues esas disyuntivas perjudican el proyecto de vida y tienen incidencia en la reproducción de la sociedad y la emigración.

La realidad apunta a que no todas las personas enfrentan los problemas de igual forma. Como en efecto, hay quien tiene más recursos para afrontar determinada situación. Si bien hubo escenarios en los que todos “estuvimos sentados en el mismo banco”, hoy no es así, pues se registra un aumento de la desigualdad.

“Hay una serie de carencias materiales y espirituales que no se han resuelto desde entonces”.

Según el profesor, en la construcción del socialismo no basta con eliminar mayoritariamente la propiedad capitalista para que las clases desaparezcan. “Las clases están relacionadas con la propiedad. Si existe propiedad no estatal hay una clase que piensa, se desarrolla y se reproduce bajo un criterio que no tiene por qué coincidir con los intereses sociales”.

Como bien recalca Rodríguez, esas posiciones se afincan en una relación de propiedad, por lo que las diferencias se corporizan en personas que constituyen una clase social o subclases dentro de la sociedad.

“También, y aun entre los trabajadores estatales, las diferencias se han ampliado. Un estudio realizado por el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial sobre el desarrollo humano local lo demuestra. Los municipios con mayores diferencias salariales o de ingreso general están uno frente al otro en Ciego de Ávila: Morón y Bolivia. El de más alto ingreso está vinculado al desarrollo del turismo, y el otro está asociado a la agricultura cañera. Por tanto, existen en cada caso individuos con formas de reproducirse y de relacionarse muy diferentes”, argumenta.

Además, el doctor explicó que con el coeficiente de Gini hay maneras de medir el nivel de desigualdad social a partir de los ingresos con cifras entre 0 y 1, donde a mayor valor es más elevada la desigualdad, y viceversa. En una comparación de índices, Rodríguez alerta que en el año 1989 la sociedad era muy igualitaria, con un 0.22 de este valor. En tanto hoy, se estima que sea más de 0.45. La desigualdad ha aumentado.

¿Qué elementos pueden confirmar que Cuba mantiene una economía socialista?

La esencia de la economía socialista es asegurar, de acuerdo con el aporte de cada quien, la redistribución de los recursos provenientes del trabajo. Para cumplir con ese objetivo, se parte de la existencia mayoritaria de la propiedad social.

La retribución personal en el sector no estatal es mayor. Casi siempre se reciben recursos de una fuente de financiamiento externa mediante las remesas. Sobre eso hay un estimado de más de dos mil millones de dólares al año, lo que constituye una proporción relativamente importante del ingreso por exportaciones de este país.

Este sector no es el que asume los gastos en la educación, la salud o las grandes inversiones en el níquel y la biotecnología, de la cual nos beneficiamos todos. Sigue siendo un modelo socialista porque el presupuesto del Estado no diferencia los recursos para los que trabajan en un sector o en otro. Esto es posible ya que la propiedad social existe y es mayoritaria, si no fuera así, estaríamos como las economías capitalistas.

Mucho se habla del fenómeno de la inflación, ¿qué consecuencias tiene para la economía cubana?

Como ya comenté anteriormente, la inflación es el fenómeno más negativo que puede enfrentar una economía. En la misma medida en que la oferta de bienes y servicios no tiene cubierta la demanda solvente, se crean condiciones para la inflación. Ante una oferta escasa, surgen prácticas socialmente corrosivas, ya que el que tiene dinero está dispuesto a pagar más por el mismo artículo, cualquiera que sea su procedencia (legítima o ilegítima).


“La inflación es el fenómeno más negativo que puede enfrentar una economía”.

Ahora bien, en la Cuba actual la inflación no surge con la Tarea Ordenamiento, pues el exceso de liquidez en manos de la población, unido a una oferta insuficiente, ya existía antes de 2021. La inflación en Cuba está determinada en primer lugar por la guerra económica que nos han hecho los americanos durante 60 años, y que nos ha impedido —en buena medida— producir eficientemente e incrementar la oferta. Segundo, coyunturalmente la situación actual se encuentra afectada por el impacto de la pandemia y el consiguiente cierre de la economía —que afecta sobre todo al turismo—, y a esto se ha sumado el ajuste monetario que fue necesario realizar.

“La Tarea Ordenamiento no es el único factor que crea inflación, pero toda devaluación, como la que se ha realizado en el caso del peso cubano, produce inflación. No la creó, pero se suma a los desequilibrios ya existentes y contribuye al disparo de los precios. Tomando eso en cuenta, en nuestra sociedad se previó compensar el alza de los precios mediante incrementos de las pensiones y los salarios, calculando que los precios iban a tener determinado movimiento. En mi opinión, hubo errores de diseño, ya que se calculó mal el disparo de los precios, porque el rebrote de la Covid-19 fue de tal magnitud, que se exacerbó el déficit de oferta y aumentó el dinero en manos de la población sin respaldo productivo. Eso no se tuvo en cuenta adecuadamente y las compensaciones se quedaron muy por debajo de la subida de los precios, especialmente los que rigen en el sector no estatal.

¿Cuáles son las posibles potencialidades de Cuba para este nuevo año?

“No se pueden trazar muchas prioridades. Este año el plan es crecer un 4%, pero la economía, desde 2019 en lo adelante, decreció alrededor de un 13%. Recuperarse de eso toma un tiempo”.

Desde la mirada del profesor, la economía debe fortalecerse en cuatro áreas específicas: buscar alternativas para renegociar la deuda externa y destrabar el financiamiento externo indispensable; frenar la inflación; hacer mayores inversiones en la industria alimenticia, y ser más sistemáticos en las inversiones en el sector energético, empezando por el mantenimiento de las termoeléctricas.

“Para producir alimentos es preciso hacer inversiones. En la agricultura se ha invertido entre el 4% y el 5% del total de inversiones del país durante los últimos 10 años, y eso no es suficiente. Sin embargo, el año pasado más del 50% de lo invertido fue para el turismo, lo cual no parece lo más sensato. El turismo no se recuperará rápido y a corto plazo —no con la tasa de ocupación de los hoteles que se ha venido registrando desde antes de la Covid-19—, debido a los actuales pronósticos de la pandemia. No obstante, este año en el plan la agricultura obtuvo un 12% de las inversiones, pero aun no es suficiente”.


El profesor José Luis Rodríguez y Fidel Castro tuvieron vínculos de trabajo por más de 25 años. Esa relación lo obliga a hacer, en varios momentos de la entrevista, flashbacks sobre algunos discursos del Comandante en los que habla detalladamente sobre la economía cubana.

No es de extrañar, por tanto, que su recomendación para los economistas sea estudiar la historia económica de la Revolución y el pensamiento de Fidel. Tras el reconocimiento como Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas (2021), José Luis Rodríguez queda gratamente sorprendido, pues es la primera vez, desde la entrega de este galardón, que se distingue la vida y obra de un profesional de la economía.

¿CÓMO BAJAR LOS PRECIOS Y DETENER LA INFLACIÓN EN CUBA?



Foto: Bradys Barreras.

27 / enero / 2022

Cifras publicadas por el Gobierno cubano sitúan la inflación en un 77 %. Cálculos de otros economistas la han llegado a fijar en valores más altos. La complejidad de dar un número demuestra lo complicada que es la economía cubana, en la que coexisten varios mercados, muy segmentados, todos con diferentes precios y monedas.

Si nos atenemos al concepto más simple de «inflación», que es el incremento generalizado de los precios promedio en un país durante un período de tiempo determinado, habría que calcularla teniendo en cuenta una canasta básica de productos y servicios necesarios para la existencia de un hogar promedio.

Existe una canasta básica mínima que mensualmente se pone a disposición de todos los núcleos familiares, hoy a precios sin subsidios. Pero sus cantidades resultan insuficientes para cubrir las necesidades mensuales de las personas. Se estima que, como promedio, esa canasta alcanza para unos diez días.

El resto del mes se completa con los mercados exiguos en CUP o MLC o con los mercados de libre oferta o demanda, tanto agrícolas como industriales, e incluso con los mercados informales que satisfacen determinadas necesidades. Los precios de los alimentos y otros productos en estos mercados han subido hasta un 500 %.

Este alto nivel de inflación distorsiona las señales del mercado y, además, genera ineficiencias y ha encarecido la vida de las personas.

La crisis inflacionaria que en estos momentos hay en Cuba no es nada nuevo. El país atravesó un Período Especial, derivado de la desaparición del mercado socialista, cuando el PIB cayó en más de un 35 % durante los primeros años de la década de los noventa, al igual que se produjo un retroceso en las exportaciones, sumado a la escasez de recursos monetarios por la cancelación de los créditos que se recibían de las economías socialistas. Hoy, sin embargo, el momento es más complicado.

Se sabe que a comienzos de los noventa se produjo un incremento de precios debido a la escasez de productos y que los salarios se mantenían, aunque las empresas estaban paralizadas. Por eso la población llegó a tener un 73 % de liquidez monetaria respecto al PIB. Esa liquidez disminuyó cuando Cuba comenzó a obtener los frutos de su reforma económica. En 2018 la liquidez era de un 58.9 %.

Durante el Período Especial la tasa de cambio del dólar a peso cubano llegó hasta 160 pesos por dólar ante la inexistencia de un mercado formal —pocas personas recibían o ganaban dólares—. También era necesaria esa moneda para comprar en las nuevas tiendas creadas al efecto: había productos que solo se vendían en dólares. Con la creación de las Cadeca (Casas de cambio), la tasa de cambio, a pesar de altas y bajas, se estabilizó en 24 pesos por dólar. La decisión gubernamental fue establecer esa tasa de cambio fija.

El Ordenamiento Monetario trajo consigo un significativo aumento de los salarios. Un grupo no despreciable de trabajadores están recibiendo altos montos por la repartición de utilidades en sus instituciones; aunque, en la mayoría de los casos, las compensaciones mensuales de los trabajadores estatales hoy tienen menos poder adquisitivo que los salarios de años anteriores debido al desmedido aumento de los precios.

La canasta básica prevista por la Tarea Ordenamiento era de 1 528 CUP. Debe haberse calculado teniendo en cuenta la tasa oficial de CUP a USD de 1 por 24. Pero recientemente se informó que esa canasta ascendía a 3 250 CUP en La Habana y a 3 057 CUP en las provincias orientales, mientras el salario promedio del país era de 3 838 CUP. El colega Pedro Monreal comentaba recientemente que en 2019 el costo de la canasta básica representó el 46.6 % del salario, pero de acuerdo con las autoridades cubanas, en 2021 era casi el 85 % y en 2022 esa proporción seguramente seguirá ascendiendo.

La alta masa de salarios o estímulos entregados a un segmento de la población, si bien es justo socialmente, conlleva a una mayor masa monetaria en manos de la población, sin que retorne como ingresos para el Estado por concepto de ventas o de recaudación de impuestos, porque hay muy pocas ofertas y servicios en funcionamiento.

Solo es posible atenuar la actual inflación con una mayor producción. Existen soluciones pensadas y un plan nacional que el Gobierno ha anunciado. Pero hasta ahora lo único que vemos es la insistencia en llamar a suprimir trabas que frenan la producción, sin que se observen los resultados. Mientras se apuesta por la gradualidad en las decisiones, la economía continúa retrocediendo.

Entre las acciones por emprender podrían estar las siguientes, pero no son las únicas.
  • Quitar las trabas o decisiones que vienen de «órganos superiores» para orientar a las empresas estatales. Se sigue diciendo que hay que descentralizar, pero los resultados productivos de las empresas no se ven porque su autonomía no es real.
  • Desterrar las exhortaciones a «esfuerzos», «compromisos» para incrementar producciones y sustituirlas por conceptos como «beneficios» y «utilidades» y otras que expresen estadísticas concretas, medibles, no aspiraciones pertenecientes al campo de la metafísica.
  • Permitir a las mipymes que puedan importar sin intermediarios estatales.
  • Permitir las inversiones en el comercio minorista por parte de privados o empresas extranjeras, eliminando el monopolio estatal sobre el comercio minorista; es decir, pasar del control directo de la actividad comercial al control indirecto vía impuestos u otros instrumentos de control.
  • Proponer un tipo de cambio oficial más estimulante para las mipymes y otras figuras no estatales, para que no tengan que acudir al mercado informal a comprar el MLC que el Estado después le exige para sus compras de insumo.
  • Estimular las ventas en CUP de los empresarios dándole exenciones fiscales a quienes vendan en esa moneda.
Ojalá se implementaran las reformas que los economistas llevan décadas proponiendo. Pero si van a continuar sin tenerlas en cuenta, los decisores deberán recordar que incluso en estas circunstancias existe un menú de opciones, aunque algunas ofertas de ese menú choquen con preceptos políticos e ideológicos enraizados en sus esferas de dirección.

La Tarea Ordenamiento y la situación externa con las divisas están llevando a una disminución del poder adquisitivo de la sociedad, con el correspondiente disgusto que el hecho trae aparejado desde el punto de vista político. El cuestionamiento de la población a los hacedores de política se mantiene y crecerá cada día en que se manifieste la actual inflación. Los economistas, en general, señalan dos razones para perder un Gobierno: la alta inflación y el alto desempleo.

La inflación llegó a Cuba, y hay que intentar bajarla. Pero eso supone audacia y valor para romper dogmas. Obviamente, la voluntad y las exhortaciones no lo van a resolver. Son problemas económicos que solo se superan con soluciones económicas. La emigración de la población cubana ante la falta de esperanza no debe ser la solución. Solo en enero de 2022 ha crecido de manera exponencial, aun con las restricciones que existen y las divisas que se necesitan para esa decisión.

La Habana, 1960. Doctor en Ciencias Económicas desde 1998.

Administración política en la época digital: estrategias, plataformas y mecanismos*

Ivan A. Brónnikov1  * 

1 Facultad de Politología, Universidad Estatal M. V. Lomonósov de Moscú, Rusia.

RESUMEN

En este artículo se indica que las modernas tecnologías de redes facilitan la combinación de formas institucionalizadas de participación cívica con prácticas informales a través de las redes sociales. Nuevas actividades han surgido en el mundo digital moderno: desobediencia civil a través del hacktivismo, lanzamiento viral de hashtags y challenges, monitoreo de los procedimientos electorales por cámaras web, etc. Las posibilidades de las tecnologías de Internet contribuyen a crear focos de activismo falso, pues las personas se involucran en una imitación virtual de participación ciudadana y se desvinculan de los problemas reales. El artículo proporciona un análisis de una nueva forma de actividad ciudadana ‒los mítines en línea‒, y llega a la conclusión de que estos se introducirán de forma gradual en el proceso político ruso. A este respecto, el espacio en línea se hace más polarizado y políticamente peligroso.

INTRODUCCIÓN

En las circunstancias actuales, la autoorganización ciudadana constituye una forma particular de participación social de los actores activos y proactivos. Frecuentemente esto se manifiesta en forma de reacción en los espacios digitales a los incipientes desafíos sociales, políticos, económicos, ecológicos o a los problemas domésticos. La efectividad de la autoorganización ciudadana depende en gran medida de la viabilidad estatal, junto con la comprensión de la interdependencia entre el Estado y las instituciones de la sociedad civil, no solo de forma funcional, sino también sustancial.

Toffler (2001) escribió que el desarrollo de las tecnologías de Internet permitiría a la gente participar activamente en la solución de problemas urgentes, sin intermediarios ni estructuras administrativas complejas. Las modernas tecnologías de redes no solo crean espacios de acción de la sociedad civil, sino que también proporcionan oportunidades e instrumentos para aumentar su eficacia, ya que permiten combinar fácilmente las formas institucionalizadas de participación pública con las prácticas informales a través de las redes sociales.

El modelo actual de activismo cívico de la sociedad posinformática1 contribuye a la expansión del campo de la política pública, cuya orientación se determina tanto por las estructuras estatales como por los agentes políticos en general. La inmensa mayoría de acciones, tanto individuales como colectivas, que socavan instituciones, normas y valores formales e informales establecidos se vuelven políticamente relevantes (Burenko, 2018). Por ejemplo, el concepto de «política de estilo de vida» (Giddens, 1991Micheletti y Stolle, 20062008) revela cambios en el estilo de vida de la persona de la era de la información, relacionados con las crecientes solicitudes posmateriales para la autorrealización y una mejor calidad de vida en el mundo globalizado de numerosos ciudadanos. La empresa Bitnation Americas LTD inició un proyecto de la comunidad voluntaria Bitnation basado en tecnología blockchain, con la oportunidad de obtener algunos de los servicios públicos de manera descentralizada e independiente de los Estados territoriales (certificación notarial de operaciones, legalización de documentos, identificación de refugiados y personas no documentadas, etc.).

PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y PODER DE LAS REDES

En el marco del proceso político moderno se distinguen varios tipos de participación de la persona: pública, civil y política. Se considera que la política se manifiesta en una posibilidad directa o indirecta de los ciudadanos de participar en las relaciones políticas, influir en las decisiones de gestión, mientras que la cívica tiene por objetivo actuar individualmente o en forma conjunta en la resolución de los desafíos emergentes. La participación social incluye todos los procesos y procedimientos relacionados con la satisfacción de necesidades, solicitudes e intereses públicos.

A principios del siglo xxi el marcado aumento de formas y medios de participación cívica generó ambigüedad, incertidumbre y cierta confusión acerca del aparato conceptual de este proceso. Jan W. van Deth (2001) incluso sugirió que el análisis de la participación política se convertiría en un estudio de absolutamente todo tipo de procesos políticos. Aquella interpretación apareció debido a que la teoría clásica de la participación social había sido creada con un enfoque en estudios de los países con formas avanzadas de democracia (por lo general, Estados Unidos, Canadá y los países de Europa occidental).

El declive de los patrones de actividad cívica establecidos, provocado por la transformación digital de las relaciones sociales, contribuyó al surgimiento de obras científicas sobre la profunda crisis de la sociedad civil y sus consecuencias negativas. Junto con los trabajos «inquietantes» aparecieron, un poco más tarde, estudios sobre la creciente complejidad y la reorientación de la participación cívica hacia prácticas menos jerárquicas y más creativas que no podían analizarse utilizando métodos habituales (Pilkington y Pollock 2015Baiocchi y Ganuza, 2016Dalton, 2017Skovikov, 2017Petukhov, 2019Yakimets y Nikovskaya, 2019).

A favor de la reorientación de la participación cívica testificaba su transferencia al espacio digital, donde las instituciones tradicionales y las estructuras gubernamentales no operaban (Filippi, 2018). Además, la abundancia de información y comunicación (Dijck, 2013) y el rápido desarrollo de las tecnologías políticas de Internet contribuían a la creación de oportunidades de formar naciones virtuales, nuevas formas de movilización de la población y de canalización de los intereses de la gente. Según R. Dalton (20172018), una perspectiva positiva de aquellos procesos podía ser una ciudadanía plenamente involucrada, la participación social inclusiva podía convertirse en un importante valor postmaterial. Esa participación ciudadana ya no sería una compensación por la ineficacia de las formas políticas tradicionales, sino un modelo para aumentar la participación política.

Cabe destacar que, al analizar la movilización civil, la autoorganización en línea y los medios de expresión de los intereses de los actores, es necesario tener en cuenta que el desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones permite realizar los derechos y libertades humanos universales sobre nuevas bases en forma de red. El fortalecimiento del control vertical y la restricción paternalista del activismo cívico, por el contrario, solo refuerzan las motivaciones y los objetivos políticos (Norris, 2001Gurr, 2005Deth, 2014Theocharis, 2015). Los investigadores creen que aparece una tendencia a la actitud decorativa por parte del Estado hacia el problema de la participación y la movilización políticas en las comunidades en línea. La falta de intervención del Estado y el desinterés de los científicos hacen que los bloques enteros de comunidades en línea politizadas de base y de carácter híbrido se queden fuera del control.

La reducción de los costos de transacción de las comunicaciones en línea y la integración de la gente en un esfuerzo por resolver problemas cambian la lógica conceptual de acciones colectivas (Bennett y Segerberg, 2016). Los acontecimientos políticos de los últimos años han demostrado que los ciudadanos activos en la red afectan más a la agenda informativa que los representantes de las autoridades (Barbera et al., 2019).

No es de sorprender que hoy día ya se haya acumulado un número considerable de obras que muestran que el activismo cívico puede «desarrollarse en condiciones del olvido por parte del Estado con el objeto de compensar sus fracasos o como complemento a (o en contra de) las instituciones formales existentes» (Zhelnina y Tykanova, 2019, p. 165). Según los resultados de la encuesta realizada por el Centro Analítico Yuri Levada en 2019, en la Federación de Rusia se ha registrado un aumento considerable del número de ciudadanos dispuestos a participar activamente en la vida política (lo señalaron el 25 % de los encuestados, la nota máxima en 12 años). El ausentismo se explica por el hecho de que en Rusia la política no es para un ciudadano cualquiera: las autoridades hacen política (31 % de los encuestados), no hay tiempo para hacer política (28 % de los encuestados) o la gente carece de conocimientos pertinentes sobre política (25% de los encuestados). El 21 % de los encuestados señalaron que participar no tenía sentido porque no se podía cambiar nada de todos modos (Mukhametshina, 2019).

La creciente influencia de las tecnologías de Internet ha contribuido al reenfoque del activismo cívico hacia el «mediactivismo», que implica el uso de instrumentos digitales de comunicación para fines políticos. Por participación en línea se entienden las acciones basadas en los medios de comunicación ya en curso para intensificar los vínculos fuertes y débiles en las redes sociales con el fin de aumentar la conciencia sobre los problemas o de ejercer presión social y política para resolverlos (Basheva, 2020). Los miembros de las comunidades en redes se reúnen en pro de intereses y valores compartidos y realizan el proceso de comunicación a través de los recursos de los medios sociales. Una característica importante de la autoorganización de los ciudadanos en las redes sociales es que, en la mayoría de los casos, surge en línea, pero los efectos reales se producen fuera de línea.

Un nuevo tipo de activismo cívico en las comunidades en línea ha sido posible gracias al efecto de movilización de las comunicaciones digitales, que poseen un margen significativo de influencia legítima en Internet. Según la opinión de los ejecutivos de Google, Jared Cohen y Eric Schmidt (Hughes, 2019), el efecto de movilización de las comunicaciones digitales contribuye a la realización de un «club de redes» donde no hay diferencia entre el usuario y el ciudadano digital, y las plataformas de comunicación principales asumen algunos de los poderes del gobierno. Las preocupaciones por el aumento injustificado de la influencia política de los creadores de las redes sociales (por ejemplo, de Mark Zuckerberg, quien controla alrededor del 60 % de las acciones de Facebook, Instagram y WhatsApp) están creciendo. Teniendo en cuenta que Facebook tiene más de 2 800 000 de usuarios, los algoritmos informáticos y la inteligencia artificial permiten generar el interés de los usuarios e imponer una agenda de manera mucho más eficaz que los gobiernos nacionales.

Las prácticas en redes de participación cívica se han desarrollado en gran medida a través de los trabajos de M. Castells (2005), que fue uno de los primeros en señalar el enorme potencial de los vínculos horizontales de las comunicaciones de redes en la sociedad moderna de la información. A partir de ahora, aquellos que elaboran contenidos controlan las plataformas y son sujetos de redes con influencia o actores creadores de redes. En el concepto de red de Castells (2013) el que gestiona los flujos de comunicación e información tiene un nuevo tipo de poder, y no importa si hablamos de la macrofuerza de los Estados o de la microfuerza de las estructuras empresariales y las organizaciones civiles. El individualismo de redes, que se basa en las nuevas tecnologías de Internet, gracias a las cuales la propia comunicación se convierte en un comienzo creativo de la comunidad en red, es un principio básico de las estructuras de redes supranacionales.

En sus estudios, Castells (2005, 2013) llega a la conclusión de que en las nuevas condiciones sociopolíticas de redes el poder puede clasificarse en cuatro formas:

  1. Poder de conectar en red: se manifiesta como una presión constante de los actores de redes sobre los ciudadanos no conectados a las redes globales.

  2. Poder de la red: se basa en la capacidad de establecer las reglas de interacción social en las redes.

  3. Poder en red: la influencia mutua de los actores de redes dentro de una red específica. La interacción entre los usuarios y el grado de influencia pueden variar en función de la plataforma.

  4. Poder para crear redes: la programación y la conmutación se convierten en formas principales de realización y construcción del poder en el mundo actual (Pyrma, 2020) (los «interruptores de red» operan a través del control y la gestión de los puntos de conexión entre las redes).

Según la opinión de los periodistas suecos A. Bard y J. Söderqvist (2004), la llamada «plurarquía», con sus formas de gestión basadas en redes y con el aumento de la importancia de las comunidades en línea, reemplaza el orden de poder jerárquico. El principio de transparencia de las comunidades en redes resulta utópico en la realidad. Las comunidades abiertas lentamente se convierten en cerradas, con las reglas de juego establecidas y con las formas comprensibles de autocontrol, o se transforman de manera inevitable en plataformas inútiles de ruido informativo, lo que lleva a la estratificación global: el «mundo de un cuarto» de redes en la parte superior de la pirámide con nuevas formas de relaciones políticas y nuevos recursos de influencia contra el «mundo de tres cuartos» consumista, ubicado en la etapa inferior llena de basura informativa (Kochetkov, 2013). Los netócratas,2 que tienen el monopolio de producir y transmitir conocimientos, los fuertes contactos de redes que elevan la categoría y aumentan la influencia de la red, se encuentran en la parte superior de la pirámide, mientras el resto de los ciudadanos -en la parte inferior- carecen de disciplina, valores compartidos y objetivos estratégicos necesarios para enfrentar a la nueva élite netocrática. Esto lleva a la formación de una estructura de redes asimétrica de la sociedad moderna de la información.

COMUNIDADES EN LÍNEA Y AUTOORGANIZACIÓN CIUDADANA

Hasta la fecha se ha acumulado una experiencia considerable en la formación y realización de diversas formas de implicación cívica. Tomando en cuenta la diversa paleta de prácticas reales, virtuales y -lo que es más importante- falsas del activismo cívico, cabe señalar que S. Patrushev (2009) distingue dos tipos de implicación cívica:

  1. La participación ciudadana: una actividad pública adaptativa, relacionada con la realización de los derechos y libertades humanos universales, que permite alcanzar los objetivos individuales, colectivos y sociales en las actuales circunstancias institucionales.

  2. La acción ciudadana: una actividad pública inadaptada, relacionada con los problemas de la realización de los derechos y libertades humanos universales: dificultades para garantizar la igualdad de estatutos civiles, reducir la brecha entre los derechos formales y reales en la vida cotidiana, eliminar las barreras a la participación ciudadana y las restricciones al ejercicio de los derechos en esferas distintas.

Algunos científicos proponen examinar también la categoría de «participación digital de redes» (Theocharis y Quintelier, 2016) como un tipo especial de implicación digital donde los usuarios de las redes sociales no solo interactúan y cooperan entre sí, sino que tienen instrumentos reales para solucionar los problemas que surgen. La interacción de estos tipos de implicación lleva a un equilibrio entre las prácticas sociopolíticas en línea y fuera de línea y permite dar un impulso positivo a las instituciones democráticas en estado de regresión (Zhang, Seltzer y Bichard, 2013Volodenkov y Artamonova, 2020).

J. Earl (citado por Kurbanova, 2019) señala en sus trabajos la necesidad de utilizar ópticas distintas en el análisis de las formas digitales de implicación. Earl propone una tipología de cuatro niveles del activismo en Internet:

  1. Brochureware: la mayor difusión posible de la información en las redes en línea sin la necesidad de la implicación real.

  2. Movilización electrónica: el uso de instrumentos de Internet con el fin de facilitar el trabajo en forma autónoma.

  3. Participación en línea: el uso de recursos en línea con el fin de ayudar y facilitar la participación en prácticas de redes.

  4. Organización de las acciones en línea: el uso pleno de recursos de la red con el fin de realizar acciones en línea y su posterior transición al espacio real.

La participación ciudadana está determinada por las instituciones sociales y políticas existentes, las normas y las actitudes, las orientaciones e intereses de valor y las respuestas de las estructuras estatales a las solicitudes de la sociedad que garantizan un cierto nivel de confianza entre el Estado y la sociedad civil. Las masivas movilizaciones ciudadanas en línea en diferentes partes del mundo, comenzando por los acontecimientos en África septentrional, han abierto un amplio debate sobre el papel de la autoorganización ciudadana en la sociedad moderna de la información. Las redes sociales han creado plataformas para el debate en una situación en la que otros instrumentos de autorrealización no funcionan o demuestran un bajo nivel de eficiencia. Aparecieron actividades únicas que antes de la aplicación de las tecnologías en línea eran inviables: hacktivismo como un nuevo tipo de desobediencia civil, propaganda de Internet, lanzamiento viral de hashtags y challenges en TikTok, monitoreo de los procedimientos electorales por cámaras web, promoción viral de «pseudoacontecimientos», etc.

Las redes sociales pueden contribuir a la participación ciudadana y la acción conjunta, mejorando la función democratizadora de las nuevas vías de comunicación. Además, siguen siendo un elemento esencial de la vida moderna de gran número de ciudadanos. Sin embargo, existen dudas acerca de la capacidad de superar eficazmente las limitaciones de los vínculos débiles y las brechas generacionales. A este respecto, la llamada «movilización mediante los pares», a través del uso de las redes sociales y los dirigentes de opinión en línea, adquiere una relevancia especial (Kahne, Middaugh y Allen, 2015).

Autoorganización ciudadana y mítines en línea

En los últimos años la autoorganización de los ciudadanos en respuesta a los desafíos políticos, ambientales, tecnológicos y sociales se ha vuelto omnipresente, en su mayor parte, gracias a los recursos singulares de las redes sociales. La agitación exitosa y la coordinación de amplios sectores de la población rusa por parte de las fuerzas políticas de oposición en 2010-2012 (Bode y Makarychev, 2013) constituyen un ejemplo del potencial de movilización de protesta de las redes sociales. Esto, en particular, está relacionado con la politización provocativa de la audiencia de las comunidades en redes en los nuevos medios, que antes no participaba activamente en la vida política del país.

Cabe señalar también el creciente dualismo de las comunidades en línea: por un lado, las redes sociales demuestran un mayor potencial de movilización cívica y de defensa de sus intereses en el espacio político público; por otro lado, las posibilidades de las tecnologías de la información y la comunicación contribuyen a la alienación de los ciudadanos de los problemas reales, al establecimiento de una imitación virtual de la participación ciudadana y a la creación de focos de activismo falso. Tomando como base la teoría de la netocracia de A. Bard y J. Söderqvist (2004), es necesario tener en cuenta que los líderes potenciales de la actividad de protesta son absorbidos a menudo por la élite gobernante y se convierten en su portavoz, lo que dificulta de manera considerable las caóticas acciones colectivas en línea.

Otro aspecto del problema es el activismo falso: los pseudoacontecimientos en las redes sociales se moderan por los algoritmos de aprendizaje automático basados en tecnologías de inteligencia artificial que computan los intereses y valores del usuario y forman la llamada «sala de eco», donde se encuentra la información filtrada y se genera la fuente de noticias «personalizada». En un paisaje mediático tan individualizado los algoritmos informáticos seleccionan materiales parecidos en su contenido semántico que responden a los propósitos y actitudes de la persona, lo que lleva a la pérdida de un cuadro objetivo general.

Mientras tanto, las comunidades en redes ofrecen oportunidades amplias para manipular a la opinión pública y generar el sentimiento de protesta. La transformación del descontento en línea de los «ciudadanos enojados» en un espacio de protesta política, organizado a través de plataformas digitales, crea riesgos de desestabilización de la situación política y de destrucción de las instituciones de poder existentes. Los efectos verdaderos de la participación de los ciudadanos en las comunicaciones en la red a menudo se manifiestan en acciones fuera de línea, incluso políticas. Actualmente dicha autoorganización ciudadana no tiene carácter ilusorio (lo que se conoce como el «activismo de sillón»), sino formas bastante concretas, no simbólicas, de activismo cívico (participación ciudadana, participación de protesta, participación institucionalizada, participación digital) (Theocharis y Deth, 2018).

Los mítines en línea son un buen ejemplo de dicho activismo. A fines de abril de 2020 los usuarios rusos de Internet, en oposición al régimen de autoaislamiento, organizaron de manera espontánea una nueva forma de implicación: mítines en línea mediante el servicio Razgovorchiki4 del popular GPS de automóvil de Yandex. Cualquier ciudadano que tuviera instalada la aplicación Yandex.Maps y Yandex.Navigator fue capaz de dejar una «ciberhuella» en forma de comentario en un objeto del mapa determinado con el requisito de las medidas inmediatas de apoyo por parte del Estado durante la pandemia por COVID-19. Los «caóticos» mítines en línea tuvieron lugar en Moscú, San Petersburgo, Rostov del Don, Ekaterimburgo, Sarátov, Krasnoyarsk y Nizhni Nóvgorod (en esta última ciudad también fue utilizado el navegador 2GIS).

El primer lugar de este mitin en línea fue Rostov del Don, el 20 de abril de 2020. En relación con el régimen de permisos de circulación en la ciudad en condiciones de prevención de la propagación del coronavirus, los usuarios dejaron comentarios iracundos frente a los edificios de la Asamblea Legislativa y del Gobierno de la región de Rostov. Dos horas más tarde, en otras ciudades de Rusia comenzaron sucesos similares, durante los cuales los ciudadanos exigieron ayuda directa del Estado, introducción del estado de emergencia, congelación de los pagos de servicios públicos, apoyo a las pequeñas empresas, etc.

Los ingenieros de Yandex rápidamente eliminaron iconos de los comentaristas en línea con arreglo a las normas de moderación, pero el motivo informativo llamó la atención tanto del público en general como de las autoridades. Por ejemplo, el secretario de Prensa del presidente de la Federación de Rusia, Dmitri Peskov, señaló que el Kremlin vigilaba la aparición de nuevos formatos en el espacio digital y, en la medida de lo posible, tendría en cuenta las opiniones de los ciudadanos al planificar el apoyo a los «participantes de la vida económica» (Nikolsky, 2020).

Las acciones virtuales con el fin de resolver problemas en línea ya han ocurrido antes. Ejemplo de ello son las protestas en línea de 2005 contra la pena de muerte de S. Murugesu y V. C. Nguyen en Singapur, durante las cuales los activistas pudieron obtener apoyo de una gran cantidad de recursos en línea; el mitin en línea contra la oportunidad de Yahoo! de utilizar el contenido personal de los ciudadanos a su favor; la acción de 2007 -el llamado «Motín del té de Boston»-, cuando los usuarios protestaron contra la intervención de la administración del sitio web de Digg en el proceso de formación de la fuente de noticias; la acción resonante de 2011 de Adisucks contra la publicidad de productos de Adidas realizada en el muro de un kilómetro del hipódromo de Varsovia, que se había utilizado a lo largo de los años por jóvenes polacos para graffitis. La serie de movilizaciones en línea incluía también los mítines organizados con el fin de derrocar a los regímenes en Oriente próximo y África septentrional, las revoluciones de Twitter, los numerosos flashmobs en las redes sociales (MeToo, Ice Kefir Challenge, el «flashmob de mandarina», el flashmob de los maestros rusos llamado #LosMaestrosTambiénSonGente, el flashmob en apoyo al periodista Iván Golunov, la acción de 2017 contra la corrupción en Novosibirsk, etc.). Toda esta lista demuestra el creciente papel de los mítines en línea, en los que las redes sociales desempeñan una función fundamental por su capacidad de organizar instantáneamente a los ciudadanos con un propósito concreto.

Cualquier mitin (incluso en línea) por lo general tiene tres características importantes: publicidad y accesibilidad para cada ciudadano, líneas de tiempo claras y finalización simultánea para todos los participantes y expresión pública de opiniones sobre los problemas señalados (Arhipova et al., 2018).

Al examinar los mítines en línea, la comunicación entre los usuarios, con sus aspiraciones de ser escuchados y crear en la red un motivo informativo bastante continuo, adquiere una importancia especial. El éxito de la protesta en los medios de comunicación depende en gran medida del establecimiento oportuno y de la operativa emisión posterior de mensajes y símbolos visuales. A propósito de las complejidades del análisis de la actividad de protesta en el espacio digital, es aconsejable examinar el espacio físico y el espacio virtual como una unidad en la organización y la formación de sentimientos de protesta.

Al investigar tecnologías de comunicación de las protestas en línea, K. Ruijgrok (citado en Centro de Coyuntura Política, 2020) realizó un análisis cuantitativo de algunas variables (frecuencia de las protestas, penetración de Internet, libertad de medios, canales de comunicación alternativos, etc.) que afectaban la actividad de protesta. Según sus hallazgos, las redes sociales se utilizaban de manera más eficiente y activa en regímenes autoritarios con el fin de movilizar a los ciudadanos que en Estados democráticos. La estratificación del espacio en línea lo hace más polarizado y políticamente peligroso.

En las protestas rusas de 2018-2019 comenzaron a surgir nuevas herramientas: los GeoChats en Telegram, que permitían a los participantes de mítines y procesiones cooperar, sus canales y chatbots de oposición, que informaban a los partidarios más rápido que los canales de comunicación en línea tradicionales, los últimos mítines en línea en Yandex.Navigator, lo que ha sido algo totalmente nuevo para el proceso político de Rusia. Todo ello contribuye a que la virtualización de la actividad de protesta conlleve una serie de riesgos y amenazas (Centro de Coyuntura Política, 2020). Hoy día los mayores retos para el Estado son la baja previsibilidad de los mítines en línea y la naturaleza intemporal de las protestas virtuales, mientras que para la oposición se abre un amplio campo para la actividad de protesta. Al parecer, los mítines en línea se introducirán gradualmente en el proceso político ruso y también se complicarán en el proceso de invención de los nuevos formatos originales.

La contraposición clásica del campo político tradicional y el de redes no parece razonable. En la sociedad posinformática moderna aparece una tendencia a acercarse de manera planificada, penetrar y coadaptar el espacio político virtual y el espacio político físico, lo que crea dificultades adicionales para los actores. Las tecnologías de la información y la comunicación modernas «abren las puertas» digitales a un diálogo complejo, eficaz y muy necesario entre el Estado y los ciudadanos activos, proporcionando productos tecnológicos para la aplicación de formas inclusivas de participación política. Es importante poner de relieve el hecho de que los actores de la sociedad civil soliciten una nueva comprensión de los valores políticos, una conciencia de su papel en el proceso político y una introducción de modelos no jerárquicos de activismo cívico en línea en la «área temática» política como instrumentos convencionales de pleno derecho.

CONCLUSIONES

El mundo moderno de la información, con sus 4 500 000 000 de usuarios de Internet (Internet World Stats, 2020), se pone cada vez más envuelto en redes. Según el informe Digital in 2020 (We Are Social, 2020), el total de usuarios de dispositivos móviles en ese año ascendió a 5 190 000 000 de personas, mientras que el número de usuarios de redes sociales está aumentando gradualmente y alcanzaba la cifra de 3 800 000 000 de personas que pasan el 40 % de su tiempo en línea, o 6 horas y 43 minutos (en Rusia esta cifra llega a 7 horas y 17 minutos).

En las circunstancias actuales, el éxito de cualquier campaña (incluso de mítines en línea) depende de cuán competente, profesional y correctamente funcione el grupo de ciudadanos que forman el «núcleo de protesta» proactivo. La capacidad de los organizadores para coordinar acciones, la extralimitación de examen parcial de los problemas dentro de la comunidad en línea y el mantenimiento del alto interés de un gran número de usuarios (ya que el activismo cívico a menudo se manifiesta en acciones cortas y locales que no requieren un gasto significativo de energía y recursos) adquieren una importancia especial. No olvidemos el temor expresado por J. Lanier (2011) a la sustitución de la individualidad y del potencial creativo de la gente por el consumo superficial de contenidos de Internet.

Los mítines en línea podrían ser una indicación de la ineficacia de las actividades de concretas instituciones políticas. La efectividad de los mítines en línea aumenta debido a la participación y al estímulo de la participación de los sujetos primarios de influencia que suelen ser periodistas convergentes, bloggers de primer nivel y creadores activos de contenidos en redes.

La autoorganización ciudadana en las comunidades en línea contribuye a la transformación del marco institucional, demostrando una relación inevitable entre el consumo de los flujos de información de los usuarios y la subsiguiente participación cívica, cuya efectividad a menudo depende de la disposición y la capacidad para dedicar tiempo y recursos a la solución de un problema concreto.

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NOTAS ACLARATORIAS

* La traducción al español fue realizada por la estudiante P. A. Igóshina, del último año de la Facultad de Politología de la Universidad Estatal de Moscú Lomonósov.

1 Los marcadores de la sociedad postinformática son: sistemas de inteligencia artificial, «Internet de las cosas» y alteración permanente de la información transmitida mediante la apelación a las emociones y las actitudes personales (la llamada «política de la posverdad»).

2 El estatus de netocrático se adquiere a través de competencias y cualidades de la persona exclusivas o contactos que pueden ofrecerse como pago a otros miembros de la red.

3 Tan pronto como el servicio Razgovorchiki apareció en 2011 se convirtió en una plataforma para que los conductores expresaran su descontento.

* Autor para la correspondencia: ivbronn@gmail.com

El bloqueo de Estados Unidos contra Cuba está en vigor, es real y tiene un impacto nefasto sobre el pueblo cubano.


Por Fernando M. Garcia Bielsa

El 3 de febrero de 1962, hace exactamemte 60 años, el presidente Kennedy anunció un embargo total sobre el comercio con Cuba, con lo que amplió prohibiciones  adoptadas en los dos años precedentes y se iInició el carácter extraterritorial del bloqueo.

¿En qué consiste?

Una formulación oficial, el Memorando de Lester Mallory, Vicesecretario de Estado Asistente para Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado, que se puso a la atención del presidente DwightEisenhower y fechado 6 de abril de 1960, sintetiza las intenciones para establecer el bloqueo, al señalar:

La mayoría de los cubanos apoya a Castro… No existe una oposición política efectiva… La influencia comunista está impregnando el gobierno… Todos los medios posibles deben emprenderse con prontitud para debilitar la vida económica de Cuba… Realizar los mayores avances para negar dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios monetarios y reales, para provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno…”.[1]

 Con el espíritu de aquella nota, y con la fuerza de una directiva llevada a cabo y reforzada por doce administraciones, tanto demócratas como republicanas, la mayor potencia que jamás haya existido  ha pretendido doblegar al pueblo de una pequeña isla durante casi sesenta y dos años y destruir sus esfuerzos para desarrollarse y vivir en paz. ¿El pecado?: lo que consideran un mal ejemplo, al persistir Cuba en sus empeños de defender su independencia y soberanía.

 El tenor general de la posición de EE. UU. hacia Cuba es un enfoque de línea dura en lo que considera su patio trasero al estilo de la Doctrina Monroe. Esa política ha sido acompañada con agresiones militares, sabotajes, el uso de mercenarios y renovados planes y acciones subversivas que intentan el llamado “cambio de régimen”.

 El bloqueo económico, financiero, comercial, con pretensiones totalizadoras contra Cuba y de alcance extraterritorial, es llamado por ellos eufemísticamente un “embargo”. Aunque algunas medidas lo antecedieron desde 1960, fue establecido a comienzos de 1962 y han generado pérdidas de entre dos y cuatro mil millones de dólares anuales durante sesenta años. Al margen de las cifras es difícil aquilatar la magnitud y todos los ámbitos en que el bloqueo estadounidense ha ocasionado dificultades y sufrimientos a la población cubana. E incluso, de manera sostenida, ha dificultado o impedido la obtención de medicamentos que se necesitan para salvar vidas.

 Jurídicamente hablando es un crimen, por injusto, ilegal e inhumano; un conjunto de acciones ilícitas de alcance extraterritorial que pretende rendir por hambre al pueblo cubano. Por su forma son actos que exceden las facultades de un Estado integrante de la comunidad internacional. Es una permanente saturación de acciones hostiles de todo tipo, equivalente a una guerra, y sin apenas ropaje de derecho.

 Las sanciones (¡una verdadera guerra económico-financiera contra Cuba!) fueron impuestas mediante directivas del Ejecutivo y luego promulgadas por el Congreso. Este bloqueo es una carga dolorosa para todos y cada uno de los cubanos. Durante un cuarto de siglo, año tras año, con votaciones casi unánimes la Asamblea General de Naciones Unidas ha apoyado resoluciones que emplazan a Estados Unidos por su nombre y en las cuales se condena la política del bloqueo.

 No es solo porque Cuba no tenga acceso al mercado estadounidense. Debe tenerse en cuenta que:  + el asedio nos obliga a comerciar con la mayor desventaja; estamos obligados al uso de costosos préstamos comerciales a corto plazo; + no podemos realizar transacciones directamente en dólares estadounidenses; + terceros países no pueden vender sus productos en el mercado estadounidense si contienen insumos cubanos, + ni podemos comprar en ningún lugar del mundo un producto en el que más del 20% de su valor total esté representado por contenidos originarios de los Estados Unidos; + un barco que hace escala en nuestras costas debe esperar seis meses antes de poder visitar cualquier puerto de los Estados Unidos, lo que alza aún más los costos de nuestro comercio; + no podemos acceder a tecnologías de los Estados Unidos ni, a veces, a la de ningún otro país desarrollado;

 Han perseguido y tratado de frustrar cuanta oportunidad de negocio Cuba gestiona en el mundo. + Aprietan las tuercas hasta el más mínimo detalle para impedir cualquier vía de ingreso de divisas al país. +Funcionarios estadounidenses se dedican a presionar, con amenazas y/o la aplicación de fuertes sanciones, a entidades privadas, instituciones y gobiernos de todo el mundo para que se abstengan de relacionarse con nuestro país. + Nos limita el marco de suministradores disponibles y los encarece; + han propiciado el robo de nuestras marcas comerciales, por ejemplo marcas de ron y de tabaco. + La embestida se extiende en el campo de las nuevas tecnologías digitales y las telecomunicaciones. + Asimismo, el gobierno de los Estados Unidos llego hasta el punto de recompensar a elementos terroristas del exilio en Miami con activos y depósitos bancarios cubanos congelados..., etcétera.

 El marco de esa política también se extiende a la prohibición de viajar a Cuba aplicada a los ciudadanos estadounidenses, lo cual, con ese carácter permanente, no se establece respecto a ningún otro país del mundo. Por otro lado, los visitantes que llegan desde un aeropuerto cubano tienen muchas veces más probabilidades de ser detenidos y sometidos a más inspecciones aduaneras que los visitantes de otros países.

 Al menos 10 agencias diferentes son responsables de hacer cumplir las diferentes disposiciones del embargo y, según la Oficina de Responsabilidad Gubernamental, el gobierno de EE. UU. dedica cientos de millones de dólares y decenas de miles de horas hombre a administrar el embargo cada año. Las llamadas regulaciones han venido complejizándose y detallan las sanciones, prohibiciones y los blancos de sus ataques, tanto en Cuba como hacia entidades en terceros países que entren en tratos con nuestro país.   

En los últimos tres años unas 250 nuevas medidas hostiles ha adoptado el gobierno  estadounidense. Con cada nueva administración se agregan nuevos pretextos y acciones hostiles en ámbitos que bordean y amplían la política de bloqueo. Entre esos ámbitos están el migratorio y cuestiones que deberían facilitar los vínculos entre Cuba y las personas de origen cubano radicadas en Estados Unidos.

 Tradicionalmente la política inmigratoria ha sido instrumentalizada para atacar a Cuba o crear dificultades bilaterales. A fines de 2016 y comienzo de 2017 miembros de la Embajada de Estados Unidos en La Habana comenzaron a informar que sentían síntomas extraños, sensaciones de debilidad, etc. En breve el gobierno de ese país y otros medios aseguraron que se debían a ataques sónicos de naturaleza desconocida. Eso les sirvió de pretexto para cerrar el Consulado en La Habana, con lo que dejaron de cumplir la entrega de visados fijada en los acuerdos migratorios bilaterales. Como consecuencia aumentaron las salidas ilegales, ante lo cual la arrogancia y el cinismo de Washington ha sido lanzar amenazas: si el gobierno cubano permite el flujo migratorio desordenado y masivo, dijeron, se afecta así la seguridad nacional de ese país y se adoptarían muy fuertes medidas contra Cuba.

 ¿Puede ser eliminado el bloqueo?

Debido a variedad de entidades que aplican las sanciones y las múltiples obligaciones legales establecidas y sus vericuetos harán que se requiera  una diversidad de procedimientos para levantar el bloqueo. 

El mismo está codificado – consolidado como un cuerpo de leyes metódico y sistemático - y solo lo puede eliminarlo el Congreso en votaciones por mayoría simple en cada una de ambas cámaras, lo cual en la actualidad está muy lejos de ser posible dado el ambiente hostil y la imagen caricaturesca que los políticos de Washington y los grandes medios de difusión han construido acerca de Cuba. 

Entre los factores para que llegue a ser eliminarlo está, y es fundamental, que Cuba y el pueblo cubano sigan adelante, sin ceder en lo esencial de su soberanía y demostrando su capacidad económicamente e incrementar sus vínculos internacionales y su inserción económica con el resto del mundo de crecer. 

A la par con ello, el gobierno cubano ha reiterado una y otra vez la disposición para desarrollar un diálogo respetuoso y edificar un nuevo tipo de relaciones con los Estados Unidos, sin pretensiones de que Cuba renuncie a los principios de la Revolución y el Socialismo, ni que realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia, o ceda en el ejercicio de su política exterior comprometida con las causas justas, la defensa de la autodeterminación de los pueblos y el histórico apoyo a países hermanos. 

Un importante factor de política interna en Estados Unidos con el cual justifican y les sirve de excusa para buena parte de la política hacia Cuba, es el peso que tiene, hasta el momento, el Estado de la Florida en los cálculos electoreros y la determinación del triunfo o derrota en las elecciones presidenciales estadounidenses, donde se dan votaciones cerradas que pueden inclinar la balanza electoral nacional. Esa situación potencia permanentemente la influencia de la claque política y económica anti cubana de ese Estado sobre los funcionarios electos y las maquinarias políticas de ambos partidos del sistema y, por consiguiente, para los gobernantes de turno en Washington, en sus prioridades y cálculos en cada ciclo electoral, y los llevan a cortejar especialmente al electorado y los sectores pudientes en ese estado. 

Al propio tiempo, desde el gobierno aducen que el tema Cuba no es una prioridad y ciertamente no se dan pasos para modificar la política vigente. Realmente la oposición a la mejora de las relaciones bilaterales es central, en alguna medida, solo en ciertos medios políticos influyentes en Washington y en estados como la Florida y Nueva Jersey parte de. Varios elementos indican la existencia de una situación diferente en la mayor la nación donde la opinión anticubana predominante es bastante epidérmica y sería moldeable en caso de que se manifiesten con mayor determinación los sectores empresariales, exportadores agrícolas, y otros que pueden beneficiarse con la mejoría de las relaciones entre nuestros países, se modifiquen los cálculos entre las elites del poder y su correspondiente reflejo en los enfoque de la gran prensa que a ellas responden. 

A la par con ello, otro elemento influyente en alguna medida es la evolución política del panorama latinoamericano y la ubicación de Cuba como un factor en la misma, y en los cálculos del gobierno de Estados Unidos hacia la región.

 Todo eso debe reflejarse finalmente en una modificación de los alineamientos en el Congreso que puedan generar un balance de fuerzas como para conformar una mayoría capaz de votar por el levantamiento del bloqueo, que fue codificado y no depende solo del Poder Ejecutivo.

 Obviamente el objetivo perseguido con el bloqueo de rendir por hambre al pueblo cubano y provocar un alzamiento o derrocamiento de la Revolución no ha sido ni será alcanzado.

 Pero ello no debe opacar que ese fracaso en lo político ha sido acompañado por un impacto real, nefasto sobre nuestra sociedad y nuestra economía. Mucho daño y sufrimiento ha generado para nuestra población, para el ciudadano de a pie, lo cual testifica el carácter ilegal, cínico y criminal de esa política anticuada, hipócrita y contraproducente.

 Hace unos años, el entonces presidente Barack Obama reconoció el fracaso de tal política. En algunos aspectos, esa política, junto a las agresiones de todo tipo por parte de la mayor potencia de todos los tiempos, les ha resultado contraproducente pues ha catalizado la capacidad de resistencia de los cubanos, en una mayoría de ellos ha afianzado las posiciones antiimperialistas, y ha concitado una mayor simpatía y la solidaridad para con Cuba en el resto del mundo.

[1]https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1958-60v06/d499