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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

martes, 14 de diciembre de 2021

La inflación en Cuba: la señal

La hiperinflación llegó a Cuba, y hay que intentar bajarla. Pero eso supone audacia y romper dogmas.

Por  Omar Everleny, OnCuba



Hace más de un año, más precisamente el 2 de julio de 2020, publiqué en Progreso Semanal «La inflación en Cuba: una señal a atender». No sé si se atendió o no, pero entonces el país estaba lejos de tener los índices de inflación que tiene hoy.

Es bastante complejo tener una cifra de la real tasa de inflación en Cuba. Coexisten varios mercados, muy segmentados, todos con diferentes precios y monedas… Pero ¿qué se entiende por inflación?

La inflación no es sino el incremento generalizado de los precios promedio en un país durante un período de tiempo determinado. Como otros indicadores económicos, usualmente se calculan para un año. La tasa de inflación proporciona el cambio porcentual anual en los precios al consumidor en comparación con los del año anterior.

Existen muchos métodos de cálculo. Uno consiste en establecer una canasta básica de productos y servicios necesarios para la existencia de un hogar promedio. En el caso cubano, hay una canasta básica mínima que se entrega mensualmente a todos los núcleos familiares, hoy a precios sin subsidios. Pero sus cantidades resultan insuficientes para cubrir las necesidades mensuales de las personas. Se estima que, como promedio, esa canasta alcanza para unos diez días.

El resto de los días del mes se completan con los mercados en CUP o MLC o con los mercados de libre oferta o demanda, tanto agrícolas como industriales, e incluso con los mercados informales que satisfacen determinadas necesidades.

Foto: Archivo.

La teoría económica sostiene que para cualquier economía es positivo mantener la inflación baja. Un alto nivel de inflación distorsiona las señales del mercado y, además, genera ineficiencias y encarece la vida de las personas.

Una crisis estructural como la que experimenta la economía cubana, junto a factores externos como el bloqueo de Estados Unidos, la pandemia de la COVID-19 y la carencia de divisas por desajustes o disminución de las exportaciones, entre otros, ha afectado la oferta de bienes y servicios. Y se ha traducido en el aumento de los precios de los productos en algunos mercados a los que accede la población, como los del mercado agropecuario y los informales. Pero a esta hiperinflación se le han sumado los problemas derivados de la llamada Tarea Ordenamiento.

La crisis inflacionaria que en estos momentos hay en Cuba no es nada nuevo. Ya el país atravesó un Período Especial, derivado de la desaparición del mercado socialista, cuando el PIB cayó en más de un 35% durante los primeros años de la década de los 90, al igual que se produjo un retroceso en las exportaciones, sumado a la escasez de recursos monetarios por la cancelación de los créditos que se recibían de esas ex economías socialistas. Hoy, sin embargo, el momento es más complejo.

Se sabe que a comienzos de los 90 se produjo un incremento de precios debido a la escasez de productos y que los salarios se mantenían, aunque las empresas estaban paralizadas. Por eso la población llegó a tener un 73% de liquidez monetaria respecto al PIB. Esa liquidez disminuyó cuando Cuba comenzó a obtener los frutos de su reforma económica. En 2018 esa liquidez era de un 58,9%. Cifras que ya mostraban desigualdad: había un grupo importante de trabajadores a los que no les alcanzaban sus ingresos para el consumo básico, entre otros factores por los excesivos precios en el CUC —que no son producto de la inflación, puesto que son precios estables, solo que estables y altos—, y por el creciente aumento de precios en CUP.

La complejidad de medir la inflación cubana radica en la existencia de la doble circulación monetaria (pesos cubanos y pesos libremente convertibles por vías bancarias). Resulta un ejercicio interesante ver cómo en octubre de 2021 el índice de precios al consumidor presentaba un acumulado de un 63.4 %, mientras en igual fecha de 2020 era del 5.17 %.

Durante el Período Especial la tasa de cambio del dólar a peso cubano llegó hasta 160 pesos por dólar ante la inexistencia de un mercado formal —pocas personas recibían o ganaban dólares. Y también era necesaria esa moneda para comprar en las nuevas tiendas creadas al efecto: había productos que solo se vendían en dólares. Con la creación de las CADECA (Casas de Cambio), la tasa de cambio, a pesar de altas y bajas, se estabilizó en 24 pesos por dólar. La decisión gubernamental fue establecer esa tasa de cambio fija.

Con la llegada de las remesas en cantidades crecientes, volvieron a operar contradicciones. Una parte de la población puede pagar determinados productos a precios hiperinflacionarios, pero quienes (sobre)viven con salarios estatales se han resentido fuertemente con esos elevados precios.

En 2021, a partir del aumento de precios derivado de la devaluación del peso cubano a nivel empresarial debido precisamente a la Tarea Ordenamiento, y al estar presente una vez más la escasez de productos de primera necesidad, y el gran nivel especulativo, los precios se han disparado a niveles muy superiores a periodos anteriores.

A principios del nuevo siglo la canasta básica de los cubanos experimentó ciertos cambios. Antes, los productos permanentes de la cuota mensual por persona se podían adquirir por alrededor de 9.05 pesos cubanos —jabón, pan, aceite, café, arroz, huevos, carne de pollo y frijoles—, pudiera ser algo superior si se le agregaba otro producto.

Ya en 2005 esa misma canasta valía 17.45 pesos, un aumento del 148%. Además, la subida contrastaba con el 8% del aumento experimentado por las pensiones, un 6,72% del incremento del salario mínimo y un 11,9% del aumento del salario medio. El nuevo precio de la canasta solo incluía 2 libras de arroz y dos huevos adicionales. Un salto alto sucedió con el café, aunque en este caso la subida del precio, por la misma cantidad, había sido de 1 600%. Un paquete de café pequeño y mezclado empezó a costar unos 4 pesos. Antes su precio era de unos 25 centavos.

La canasta básica prevista por la Tarea Ordenamiento era de 1 528 CUP. Me imagino que se calculó teniendo en cuenta la tasa oficial de CUP a USD de 1 por 25. Pero recientemente se informó que esa canasta ahora ascendía 3 250 CUP en La Habana y a 3 057 CUP en las provincias orientales, mientras el salario promedio del país era de 3 838 CUP. El colega Pedro Monreal comentaba recientemente que en 2019 el costo de la canasta básica representaba el 46.6% del salario, pero de acuerdo con las autoridades cubanas, en 2021 es casi el 85 %. 1

El Ordenamiento Monetario trajo consigo un significativo aumento de los salarios, pero estos hoy representan menos poder adquisitivo que los salarios de años anteriores debido al desmedido aumento de los precios, aunque no se puede ser absoluto. Un grupo no despreciable de trabajadores están recibiendo altos montos por la repartición de utilidades en sus instituciones.

Recordemos que a medida que la sociedad y sus componentes son más desarrollados, aumenta el costo de reproducción de la fuerza de trabajo. No abarca solo lo imprescindible para alimentar y vestir a los trabajadores y su familia. También incluye mayor tiempo de ocio, una salud más garantizada, el pago que permita disfrutar de vacaciones, ir al teatro y al cine, comprar libros, equipos electrodomésticos, etc.

Solo a modo de ejemplo, incluyo aquí algunos datos, sin mucha sofisticación en su cálculo, solo para demostrar el aumento exponencial de los precios tomando como punto de referencia algunas zonas de La Habana y Santa Clara. Se pueden ver algunos productos y sus precios y, sobre todo, el indicador que marca tendencia en el país: la carne de cerdo. La unidad de medida se expresa en libras:



No se le agregaron frutas o ensaladas, ya que se entiende que con solo con esos productos esenciales en la alimentación del cubano se demuestran los precios hiperinflacionarios. Además, no se incluyeron artículos no suntuarios para una familia cubana (digamos unos tenis escolares, que sobrepasan los 3 000 CUP) y otras prendas de vestir que necesita la población. Tampoco productos de aseo, entre otros.

No toda la población puede hacer largas colas para comprar determinados productos necesarios para la cotidianidad: aceite, cárnicos, de aseo y limpieza, que están escaseando. Es una brecha que están ocupando ciertos intermediarios para lucrar con la escasez. Por consiguiente, han subido extraordinariamente los precios en ese mercado informal. En otro sentido, si el Estado no vende MLC y solo se compran en el mercado informal, esas cotizaciones de 80 CUP por un MLC se reflejan después en los costos de aquellos que ofrecen bienes y servicios, encareciendo el precio final.

Solo es posible atenuar la actual inflación cubana, que va en ascenso, con una mayor producción. Para esto tendrá que estar relacionada con las soluciones pensadas y con el plan nacional del gobierno que se ha anunciado. Se insiste en suprimir las trabas que frenan la producción, pero aún no se observan los resultados. Mientras se apuesta por la gradualidad en las decisiones, la economía continúa retrocediendo.

Ojalá se les ofrezca a los economistas las potestades dadas a los epidemiólogos y al personal de la salud, quienes han logrado un buen manejo de la situación sanitaria frente a la COVID-19. Sería muy deseable que la tarea de lidiar con la economía, sumida en una crisis estructural compleja, pudiera recaer en manos de especialistas o que al menos fueran tenidas en cuenta algunas de sus propuestas, al margen de su vínculo institucional en el país o en el extranjero.

Foto: Reuters.

La Tarea Ordenamiento y la situación externa están llevando a una disminución del poder adquisitivo de la sociedad, con el correspondiente disgusto que el hecho trae aparejado desde el punto de vista político. El cuestionamiento de la población a los hacedores de política se mantiene y crecerá cada día en que se manifieste la actual inflación. Los economistas, en general, señalan dos razones para perder un gobierno: la alta inflación y el alto desempleo.

En definitiva, la hiperinflación llegó a Cuba, y hay que intentar bajarla. Pero eso supone audacia y romper dogmas. Obviamente, la voluntad y las exhortaciones no lo van a resolver. Son problemas económicos que solo se superan con soluciones económicas.

***

Nota

1 Pedro Monreal Tweet @pmmonreal 11/1/2021

El diseño y la realidad

 Se hace mucho más fácil explicar la capacidad de nuestro sistema productivo para obtener un producto tan sofisticado como una vacuna, que explicar su incapacidad para producir cerdos, o azúcar, o pollos de ceba, o boniatos, o maíz.





Dime mi herma, ¿qué es más difícil, producir vacunas o producir puercos? Esa fue la pregunta de mi amigo Goyo, su regalo por el reencuentro y por este fin de año.

Sin dudas, esa es la gran paradoja de nuestra realidad. Y cuesta mucho explicarla. Se hace mucho más fácil explicar la capacidad de nuestro sistema productivo para obtener un producto tan sofisticado como una vacuna, que explicar su incapacidad para producir cerdos, o azúcar, o pollos de ceba, o boniatos, o maíz.

Este año 2021, uno de los más aciagos que la población cubana haya vivido, en especial por la dureza con que la pandemia nos golpeó, termina con un éxito innegable, la capacidad demostrada de un grupo de industrias e institutos científicos para producir en tiempo record y con todas las de la ley, un grupo de vacunas que han permitido, al menos hasta hoy, controlar de forma efectiva la COVID-19. Es cierto que no fue lo único, pero sin las vacunas todo hubiera sido muy diferente.

No ocurre así con la economía. Mas allá de las cifras del PIB, lo que la mayoría de la población percibe hoy es que su economía, la de todos los días, la del salario monetariamente ordenado, no mejora. El 2021 convirtió en cotidiano y repetitivo el término inflación, hizo común la MLC (Moneda Libremente Convertible) y nos ha permitido el ejercicio de la conversión monetaria múltiple —ayudándonos a mejorar nuestras habilidades aritméticas— y consolidó la “cola” en su triple papel, el de proveer ingresos no provenientes del trabajo formal, el de proveer a las “cadenas” informales, alimentando el mercado negro y la especulación y el de alimentar la dinámica inflacionaria. Cierto que nada de esto estaba en “el diseño”, pero ha ocurrido.

He escuchado en reiteradas ocasiones argumentar que parte de las causas de lo que ha ocurrido en nuestra economía está en el hecho de que la realidad no siguió al diseño. Si el diseño estuvo perfecto o no en los papeles ya no es relevante, lo cierto es que la realidad lo sobrepasó sumamente rápido, de hecho en mi opinión personal ya estaba sobrepasado antes del 1 de enero del 2021, si atendemos a esa señal del “mercado cambiario informal” donde ya el dólar se cotizaba entre 36 y 40 CUP. En otras palabras, ya en ese momento la nueva tasa de cambio “única” y formal estaba “retrasada” con relación a lo que “el mercado” pagaba por esos mismos dólares.

Otra de las “señales del mercado” fue el crecimiento de los precios durante el 2020, algo que utilizando el Índice de Precios al Consumidor se estimó en 18, 5 % de variación en el 2020, un crecimiento de casi 20 puntos porcentuales con respecto al 2019 y que tuvo su expresión palpable en los mercados agropecuarios, lo que indujo a la decisión de topar precios, provocando un desabastecimiento aun mayor. Es cierto que hoy el crecimiento de los precios es de tres y hasta cuatro dígitos para algunos productos y servicios y que la especulación se ha expandido en todas las direcciones, dada la “pasividad” de la oferta y la baja respuesta de la producción. Quizás el diseño no entendió las señales.

Sin embargo, creo que entender lo que ha pasado este 2021 nos obliga a no conformarnos con la evolución de este mismo año. Parte de los problemas de hoy responden a deficiencias que se fueron acumulando en los años anteriores y que tampoco aquellos otros diseños lograron corregir.

Una de ellas ayuda a entender la débil respuesta productiva y también el relativamente alto deterioro de nuestro sistema productivo, me refiero a la inversión. Cuba tiene pocos recursos para invertir, de hecho poco mas de 9 mil millones de pesos, 8,4% del PIB a precios corrientes (poco mas del 15% del PIB a precios constantes). Es sabido que esos volúmenes de inversión son insuficientes. Si a los pocos recursos para invertir se le suma que su asignación sectorial no es la más adecuada, entonces tenemos otra explicación para la debilidad de nuestro sistema productivo.

Estructura sectorial de la inversión acumulada 2016 – 2020




La distribución sectorial que se muestra en el gráfico permite al menos avanzar la hipótesis de que una de las causas de la debilidad de nuestro sistema productivo y de nuestra poca destreza para producir alimentos tiene que ver con esta asignación de los recursos de inversión.

Los recursos asignados al sector productor de bienes en su conjunto es mucho menor que el asignado al sector del comercio, la hotelería y la “construcción inmobiliaria”, como se muestra en el gráfico siguiente.

Estructura de la inversión por grandes sectores agregados


No parece posible aspirar a encontrar la senda del decrecimiento económico, del incremento de la oferta con bienes nacionales si la mayor proporción de la inversión es colocada en sectores que no los producen. Tendremos habitaciones para turistas, pero no tendremos, ni pescado nacional, ni productos nacionales para esos mismos turistas.

De otra parte quedan preocupaciones de más largo plazo. Si realmente se desea transformar productivamente el país y aprovechar esa ventaja reconocida asociada al capital humano, entonces habrá que dedicarle más recursos de inversión a la ciencia, la educación y la salud. De no hacerlo se corre el riesgo de perder una ventaja adquirida que es probablemente el resultado más importante de las estrategias de desarrollo entre los años 60 y 90 del siglo pasado. En resumen, según los datos, la asignación de recursos de inversión entre los grandes sectores agregados de nuestra economía no es coherente con la transformación productiva deseada y con el aprovechamiento del potencial humano, la ciencia y la innovación. Corregir esa asignación parece una necesidad impostergable.

Sin dudas la asignación no es el único de los problemas asociados a la inversión, su ejecución eficiente y el rendimiento de los fondos son también aspectos decisivos. Pero si los recursos de inversión no se asignan a donde realmente hace falta, lo demás va siendo secundario.

Parece entonces que la realidad pudo más que el diseño o quizás haya que decir que aquel diseño no logró captar en toda su riqueza la realidad donde se iba a aplicar. En todo caso lo que resulta claro leyendo los datos es que se necesita un nuevo diseño.

La pandemia ensanchó la brecha entre el Norte global y el Sur global

 14 de diciembre por Eric Toussaint

Frente a la pandemia de la Covid-19, que comenzó a fines de 2019 y comienzos del 2020, según los países, la respuesta de los gobiernos de los países que forman parte tradicionalmente de las potencias imperialistas (Europa occidental, Estados Unidos y Canadá, Japón, Australia-Nueva Zelanda) y de las grandes compañías farmacéuticas privadas ampliaron la brecha entre el Norte global y el Sur global

Para el Big Pharma es más rentable y más seguro suministrar prioritariamente a los países ricos, ya que los gobiernos del Norte financian por adelantado una parte de la producción y no tienen problemas en pagar un precio alto. Y es evidente que las grandes compañías farmacéuticas les dieron a esos países una prioridad absoluta. Las cifras que indican la distribución geográfica del suministro de vacunas son elocuentes. Para Moderna, la Unión Europea y Estados Unidos representan el 84 % de sus ventas totales. Para Pfizer/BioNTech el 98 % de sus ventas y el 79 % para Johnson & Johnson se realizaron en países de ingresos altos o medios superiores. Pfizer y BioNTech, por el momento, solamente al Estado sueco proveyeron nueve veces más dosis que a todos los países de ingresos bajos reunidos [1].

Pfizer y BioNTech suministraron solamente al Estado sueco, por el momento, nueve veces más de dosis que al conjunto de países de ingresos bajos

La cartografía de la vacunación indica también muy claramente que una parte del mundo fue dejada de lado. Recordemos que, a comienzos de octubre de 2021, sobre las 5.760 millones de dosis inyectadas en el mundo, el 0,3% fueron a países de ingresos bajos donde viven 700 millones de personas. Solamente el 2,1% de la población de los 27 países de ingresos bajos recibieron una dosis de una vacuna contra la Covid-19, mientras que más del 60% de la población de Estados Unidos y Canadá y de Europa occidental está vacunado.

De los 5.760 millones de dosis inyectadas en el mundo, solo el 0,3 % fueron en países de ingresos bajos donde viven 700 millones de personas

Los gobernantes de unos pocos países ricos se oponen al levantamiento de las patentes que desean más de 100 países del Sur global. Entre los que se oponen de forma más notoria encontramos a la Unión Europea, Suiza y Japón. En el caso de Estados Unidos, aunque el presidente Joe Biden había anunciado, en mayo de 2021, que era favorable al levantamiento de las patentes, hasta ahora, no hizo lo necesario para convencer a los gobiernos que bloquean ese dosier en las Organización Mundial del Comercio (OMC).

 Gracias a las patentes y a la ayuda de los Estados, se dio al Big Pharma una renta ilegítima

Los precios que piden esas farmacéuticas por las vacunas anticovid son totalmente abusivos. Dos ejemplos: según los cálculos basados en las investigaciones de Public Citizen, la producción a gran escala de la vacuna Pfizer/BioNTech cuesta a la empresa solo 1,20 dólares por dosis [2]. La vacuna le cuesta a Moderna cerca de 2,85 dólares por dosis.2 No obstante Pfizer pide hasta 23,50 dólares por dosis en algunos países y Moderna llega a 37 dólares.

Las grandes industrias farmacéuticas privadas constituyeron un cártel para imponer precios abusivos para sus vacunas, para mantener las patentes, para realizar un gran aumento de los precios desde que se supera una nueva cifra en la pandemia. Estas industrias buscan sus máximos beneficios, pagando el mínimo posible de impuestos y así conseguir una renta garantizada durante al menos 20 años.

Para justificar esos precios elevados de las vacunas, medicamentos y tratamientos, los representantes de la industria farmacéutica ponen por delante el alto nivel de las inversiones en investigación y desarrollo (I+D) y en los ensayos clínicos. Ese argumento es generalmente fácil de refutar, pero, en este caso de la producción de vacunas anticovid, cae por su propio peso ya que los gastos en I+D y en ensayos clínicos fueron financiados por los poderes públicos con el dinero de los contribuyentes.

Los gobiernos del Norte al decidir inyectar una tercera dosis de la vacuna favorecen a los intereses particulares del Big Pharma que obtendrá un beneficio extra. Si las patentes de las vacunas anticovid, de las pruebas (PCR, antígenos…) de los medicamentos no se levantan o simple y llanamente se suprimen, las grandes empresas que dominan el sector de la farmacia acumularán durante los próximos 20 años unos ingresos colosales a costa de la población, de los presupuestos de los Estados y de los sistemas públicos de salud. El dilema es por lo tanto enorme, puesto que sabemos que serán recomendadas o impuestas otras dosis a medida que surjan nuevas mutaciones del virus. Imaginemos una inyección anual durante 20 años con una vacuna protegida por una patente y por lo tanto vendida a un precio elevado… Eso genera una renta extraordinaria.

Imaginemos una inyección anual durante 20 años con una vacuna protegida por una patente y por lo tanto vendida a un precio elevado… Eso genera una renta extraordinaria.

En un dossier muy bien elaborado titulado «Los entresijos de la vacuna de Pfizer: una ganga formidable, única en esta época», el Financial Times explica que esa compañía estadounidense, en el marco de su acuerdo con la alemana BioNTech, se convirtió en líder en el dominio de la producción/comercialización de la vacuna anticovid, dejando atrás a sus competidoras Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johnson. Como Moderna, Pfizer/BioNTech dio prioridad absoluta a los mercados de los países ricos, y a fines de 2021, ya dominaba el 80 % del mercado de la Unión Europea y el 74 % del mercado estadounidense. Frente a los gobiernos del Sur global, ese Big Pharma es extremadamente exigente y les impone la modificación de su legislación como condición previa al suministro de las vacunas. En su artículo el Financial Times dice:

«Antes de dar la conformidad del acuerdo, Pfizer pide a los países que cambien leyes nacionales para proteger a los fabricantes de la vacuna de eventuales procedimientos judiciales (…). Desde Líbano hasta Filipinas, los gobiernos nacionales cambiaron las leyes para garantizar el suministro de vacunas.» [3]

En América Latina se denuncia exactamente el mismo comportamiento de Pfizer. [4]

Pfizer consiguió que los países modificaran su legislación nacional con el fin de proteger a los fabricantes de vacunas contra demandas judiciales

El Financial Times cita a Jarbas Barbosa, el director adjunto de la Organización Panamericana de la Salud, quien declara que las condiciones que impone Pfizer son «abusivas, en un momento en que debido a la urgencia los gobiernos no pueden negarse». [5]

El diario financiero londinense explica que las negociaciones con Sudáfrica fueron particularmente tensas. El gobierno se queja de las «exigencias excesivas» de Pfizer, calificadas así por su exministro de Salud, Zweli Mkhize. Y eso retardó la entrega de las vacunas. Según el Financial Times, en una etapa de la negociación, Pfizer le pidió al gobierno sudafricano de poner activos soberanos como garantía para cubrir los costes de cualquier posible compensación, que el gobierno rechazó. Según las personas que conocen bien el dosier, el Tesoro sudafricano rechazo firmar ese acuerdo con Pfizer, como le pedía el ministerio de Salud, ya que ese paso equivalía a «una entrega de la soberanía nacional»

El Financial Times agrega que «Pfizer insistió en la indemnización contra demandas civiles y pidió al gobierno que financie un fondo de indemnización.» Según un alto funcionario, conocedor de los esfuerzos para conseguir las vacunas, los sudafricanos le dijeron: «Esos tipos nos meten una pistola en la sien». [6]

La organización sudafricana «Health Justice» ([Justicia para la Salud] se apresta a hacer una demanda judicial para lograr imponer la publicación de los contratos firmados por Pfizer y el gobierno de Sudáfrica. «Queremos saber con qué otras cosas jugaron duro» declaró Fatima Hassan, la fundadora de Health Justice. «Una empresa privada no puede tener tanto poder. El contrato debería hacerse público. Mostraría lo que Pfizer logró obtener de países soberanos de todo el mundo.»

El comportamiento escandaloso de los gobiernos capitalistas más industrializados, que ampliaron deliberadamente la brecha que los separa de los pueblos de países de ingresos bajos, está ilustrado por la tercera dosis de la vacuna. Hasta noviembre de 2021, esos gobiernos hicieron administrar la tercera dosis de la vacuna a 120 millones de habitantes de los países ricos mientras que el total de vacunas administradas en los países empobrecidos llega apenas a 60 millones de personas. [7] Se trata realmente de un apartheid en salud pública.

En agosto de 2021, menos del 2 % de los 1.300 millones de africanos estaban completamente vacunados, contra más del 60 % de los habitantes de Europa occidental, de Estados Unidos y Canadá

Por otro lado, Amnistía Internacional tiene razón en denunciar a AstraZeneca, BioNTech, Pfizer, Johnson & Johnson, Moderna, Novavax ya que «esas seis empresas, al mando del despliegue de vacunas contra la Covid-19, alimentan una crisis de derechos humanos sin precedentes al negarse a renunciar a sus derechos de propiedad intelectual y compartir su tecnología, y además, la mayoría de esas industrias farmacéuticas se abstienen de enviar vacunas a los países pobres.» [8]

 COVAX no es la solución

Los gobiernos de los países del Sur deberán endeudarse si quieren ver a su población vacunada, ya que las iniciativas del tipo COVAX son totalmente insuficientes y consolidan la influencia del sector privado. COVAX está codirigido por tres entidades: 1. La Alianza GAVI, una estructura privada en la que participan empresas y Estados. 2. La Coalición para las innovaciones sobre la preparación a las epidemias (CEPI), que es otra estructura privada en la que participan igualmente firmas capitalistas y Estados. 3. La Organización Mundial de la Salud, OMS, que es una agencia especializada de las Naciones Unidas.

Según Amnistía Internacional, AstraZeneca, BioNTech, Johnson&Johnson, Moderna, Novavax y Pfizer, al mando del despliegue de vacunas contra la Covid-19, alimentan una crisis de derechos humanos sin precedentes

Entre las empresas que financian e influyen en GAVI se encuentran, especialmente, la Fundación Bill & Melinda Gates, la Fundación Rockefeller, Blackberry, Coca Cola, Google, la Federación internacional de comercialización de productos farmacéuticos (International Federation of Pharmaceutical Wholesalers), el banco español CaixaBank, el banco UBS (principal banco suizo privado y el mayor banco de gestión de fortunas en el mundo), las sociedades financieras Mastercard y Visa, el constructor de motores para aviones Pratt & Whitney, la firma multinacional estadounidense especializada en los bienes de consumo corrientes (higiene general y personal) Procter & Gamble, la multinacional agroalimentaria neerlando-británica Unilever, la sociedad petrolera Shell International, la firma sueca de streaming musical Spotify, la firma china TikTok, la compañía de automóviles Toyota,… [9]

Entre las empresas que financian e influyen Covax: la Fundación Bill & Melinda Gates, la Fundación Rockefeller, Blackberry, Coca Cola, Google, el banco USB principal banco privado suizo y el mayor banco de gestión de fortunas en el mundo), las sociedades financieras Mastercard y Visa, la sociedad petrolera Shell

La segunda estructura que codirige COVAX es la Coalición para las innovaciones sobre la preparación para las epidemias (CEPI), que fue fundada en Davos en 2017, con ocasión de una reunión del Foro Económico Mundial. Entre las sociedades privadas que financian e influyen fuertemente en el CEPI, encontramos, otra vez, a la Fundación Bill & Melinda Gates, que invirtió 460 millones de dólares.

La composición de la iniciativa COVAX nos dice mucho sobre la renuncia de los Estados y de la OMS a responsabilizarse de la lucha contra la pandemia en particular y con respecto a la salud pública en general. Eso se enmarca en la ola de neoliberalismo que inunda el planeta desde los años 1980. El Secretario General de las Naciones Unidas así como las direcciones de las agencias especializadas del sistema de la ONU (por ejemplo la OMS encargada de la salud y la FAO encargada de la agricultura y de la alimentación) sufrieron una fuerte evolución, en la mala dirección, durante los últimos treinta o cuarenta años. Desde esa época se remitieron cada vez más a la iniciativa privada dirigida por un número restringido de grandes empresas de acción planetaria. Los jefes de Estado y de gobierno tomaron el mismo camino. Podríamos decir que son los gobiernos los que tomaron la iniciativa pero, al hacerlo, se aceptó que esas grandes empresas se vean asociadas a las decisiones, y salgan favorecidas en las opciones elegidas. [10]

La composición de la iniciativa COVAX dice mucho sobre la renuncia de los Estados y de la OMS a responsabilizarse de la lucha contra la pandemia y con respecto a la salud pública en general

Recordemos que hace más de 20 años que los investigadores y las investigadoras y los movimientos sociales, especializados en el ámbito de la salud, propusieron que las administraciones públicas invirtieran dinero suficiente para producir medicamentos eficaces y vacunas contra los diferentes virus de «nueva generación» ligados al aumento de las zoonosis. Una gran mayoría de Estados prefirió remitirse para ese problema al sector privado, permitiéndole tener acceso a los resultados de investigaciones realizadas por organismos públicos, cuando, en realidad, lo necesario era invertir directamente en la producción de vacunas y de tratamientos en el marco de un servicio público de salud.

Ya lo hemos visto: la iniciativa COVAX no constituye en absoluto una solución. COVAX había prometido suministrar, antes del final de 2021, 2.000 millones de dosis a los países del Sur que las pidieran y que estén asociados a la iniciativa. En realidad, se constató que a principios de septiembre de 2021, solamente 243 millones de dosis fueron enviadas al Sur. [11] Así que, como consecuencia, el objetivo de los 2.000 millones de dosis se retrasa al primer semestre de 2022.

Ninguna de las grandes potencias del Norte cumplió con las promesas que había hecho. Por ejemplo: La Unión Europea se había comprometido a entregar 200 millones de dosis a los países más pobres antes del final de 2021, pero, hasta ahora solo se enviaron unos 20 millones, como lo reconoció el martes 7 de septiembre de 2021, Clement Beaune, secretario de Estado encargado de los Asuntos europeos dentro del gobierno francés. [12]

Según un balance oficial realizado en diciembre de 2021, COVAX, hasta este momento, solamente entregó 600 millones de dosis a 114 países o territorios, muy lejos del objetivo inicial de 2.000 millones para el año 2021. Al día de hoy, se han administrado 9 dosis por cada 100 habitantes en los países de ingresos bajos (según el Banco Mundial). Como comparación, la media mundial llega a 104 dosis por cada 100 habitantes. Esa cifra llega a 149 dosis por cada 100 habitantes en los países de ingresos altos.

Según un balance oficial realizado en diciembre de 2021, COVAX, hasta este momento, solamente entregó 600 millones de dosis a 114 países o territorios, muy lejos del objetivo inicial de 2.000 millones para el año 2021. Al día de hoy, se han administrado 9 dosis por cada 100 habitantes en los países de ingresos bajos (según el Banco Mundial). Como comparación, la media mundial llega a 104 dosis por cada 100 habitantes. Esa cifra llega a 149 dosis por cada 100 habitantes en los países de ingresos altos.

África es el continente menos vacunado, con 18 dosis por cada 100 habitantes. [13]

C-TAP (Covid-19 Technology Access Pool, en castellano Grupo de acceso a las tecnologías contra la Covid-19) es otra iniciativa decepcionante tomada por la OMS. C-TAP incluye los mismos protagonistas que COVAX. Fue creada para poner en común la propiedad intelectual, los datos y los procedimientos de fabricación, alentando a las firmas farmacéuticas poseedoras de patentes a conceder a otras compañías el derecho de producir vacunas, medicamentos o tratamientos, facilitando la transferencia de tecnología. Ahora bien, hasta hoy, ningún fabricante privado de vacunas compartió sus patentes o sus conocimientos por medio del C-TAP [14].

Hasta hoy, ningún fabricante privado de vacunas compartió sus patentes o conocimientos por medio del C-TAP

Frente al fracaso de COVAX y de C-TAP, los y las firmantes del manifiesto ¡Acabemos con el sistema de patentes privadas!, lanzado por el CADTM en mayo de 2021 tienen razón en afirmar que: «Iniciativas como COVAX y C-TAP fracasaron lamentablemente, no solo debido a su falta de adecuación, sino, sobre todo, porque responden al fracaso del sistema actual de gobernanza mundial por parte de iniciativas en las que los países ricos y las multinacionales, a menudo bajo la forma de fundaciones, tratan de remodelar el orden mundial a su gusto. La filantropía y las iniciativas público-privadas en pleno auge no son la solución. Y todavía lo son menos frente a los retos planetarios actuales en un mundo dominado por Estados e industrias guiadas solamente por la ley del mercado y el máximo beneficio. [15]

Los firmantes del Manifiesto avanzan 8 exigencias principales:

1.- La suspensión de las patentes privadas de todas las tecnologías, conocimientos, tratamientos y vacunas ligadas a la Covid-19.

2.- La eliminación de los secretos comerciales y la publicación de la información sobre los costes de producción y las inversiones públicas utilizadas, de manera clara y accesible para toda la población.

3.- La transparencia y el control público en todas las etapas del desarrollo de la vacuna.

4.- El acceso universal, libre y gratuito a la vacunación y a los tratamientos.

5.- La expropiación y la socialización bajo control ciudadano de la industria farmacéutica privada como base de un sistema público y universal de salud que favorezca la producción de tratamientos y medicamentos genéricos.

6.- El aumento de las inversiones y de los presupuestos públicos dedicados a las políticas públicas de salud y de atención sanitaria de proximidad, que incluya un aumento de la contratación, de los salarios y una mejora de las condiciones de trabajo del personal de esos sectores.

7.- La introducción de impuestos sobre la riqueza (patrimonio e ingresos del 1 % más rico) para financiar la lucha contra la pandemia y garantizar una salida socialmente justa y ecológicamente perenne de las diferentes crisis del capitalismo mundial.

8.- La suspensión del pago de las deudas durante la duración de la pandemia y la anulación de las deudas ilegítimas y de aquellas contraídas para financiar la lucha contra el virus.

Es necesario suspender el pago de las deudas durante el tiempo que dure la pandemia y anular las deudas ilegítimas y aquellas contraídas para financiar la lucha contra el virus

Entre los firmantes están Noam Chomsky y Nancy Fraser de Estados Unidos, Naomi Klein de Canadá, Arundhati Roy y Tithi Bhattacharya de India, Silvia Federici y Cinzia Arruzza de Italia, responsables sindicales, responsables asociativos, más de 80 parlamentarios (de Alemania, Bolivia, Brasil, Colombia, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, de la República Checa…), incluido el presidente del Senado boliviano y 22 miembros del Parlamento Europeo. [16] Más de 250 organizaciones también firmaron el Manifiesto a nivel internacional. [17]

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Traducido por Griselda Pinero

Notas

[2Public Citizen, Peter Maybarduk (director), «Statement: Moderna Vaccine Belongs to the People», publicado el 16 de noviembre de 2020, https://www.citizen.org/news/statement-moderna-vaccine-belongs-to-the-people/ En castellano: https://www.saludyfarmacos.org/lang/en/boletin-farmacos/boletines/feb 2021,« La vacuna de Moderna pertenece al pueblo». También: Public Citizen, «How to Make Enough Vaccine for the World in One Year», publicado el 26 de mayo de 2021, https://www.citizen.org/article/how-to-make-enough-vaccine-for-the-world-in-one-year/. Ese artículo está reseñado en https://aisperu.org.pe/como-producir-8-mil-millones-de-vacunas/, de acción Internacional para la Salud-Perú.

[3Financial Times, The inside story of the Pfizer vaccine: ‘a once-in-an-epoch windfall’, 1 de diciembre de 2021. https://www.ft.com/content/0cea5e3f-d4c4-4ee2-961a-3aa150f388ec “Before deals could be agreed, Pfizer demanded countries change national laws to protect vaccine makers from lawsuits (…). From Lebanon to the Philippines, national governments changed laws to guarantee their supply of vaccines.” Financial Times, 1 diciembre de 2021.

[4En Latinoamérica, el comportamiento de Pfizer es el mismo: «Activos soberanos como garantía de compra: las insólitas exigencias que Pfizer habría puesto a los Gobiernos de América Latina para venderles vacunas». Véase en https://actualidad.rt.com/actualidad/384524-exigencias-pfizer-latinoamerica-vacunas

[5Financial Times, 1 de diciembre de 2021

[6Financial Times, 1 de diciembre de 2021

[7Cálculos del Financial Times en el artículo ya citado.

[9GAVI, Donors profiles (Perfiles de donantes) , https://www.gavi.org/investing-gavi/funding/donor-profiles (lista de donantes)

[10En septiembre 2021 durante una Cumbre alimentaria convocada por las Naciones Unidas, las grandes empresas del agroalimentario fueron invitadas. Ellas tuvieron un rol importante cuando esas empresas son parte de la causa y no de la solución a la crisis alimentaria y a la crisis ecológica, y eso lo denuncian una serie de movimientos. Véase CCFD-Terre Solidaire; Food system Summit: alerte sur un sommet coopté par le secteur (…) https://ccfd-terresolidaire.org/nos-publications/edm/2021/317-juin-2021/food-system-summit-7109. Véase también en inglés: The Guardian, ‘Corporate colonization’: small producers boycott UN food summit [Colonización por las corporaciones : Los pequeños productores boicotean la Cumbre alimentaria de la ONU. https://www.theguardian.com/environment/2021/sep/23/small-producers-boycott-un-food-summit-corporate-interests Podéis ver también la emisión de televisión que Democracynow.org desde New York dedicó a esa cumbre : https://www.democracynow.org/shows/2021/9/23

[11Véase la página 5 del informe de Amnistía Internacional, https://doc.es.amnesty.org/ms-opac/doc?q=*%3A*&start=0&rows=1&sort=fecha%20desc&fq=norm&fv=*&fo=and&fq=mssearch_fld13&fv=POL40470421&fo=and&fq=mssearch_mlt98&fv=gseg01&fo=and. Se puede descargar el documento completo en esta página.

[12Europa ante la Covid. ¡Cuántas dosis han prometido los países de la UE a Covax? Por ahora la UE solo ha librado 20 millones de dosis. https://www.lavanguardia.com/vida/20210913/7709017/dosis-han-prometido-paises-ue-covax.html

[14dem. Nota 10.

[15Extracto del Manifiesto «Acabemos con el sistema de patentes privadas» ¡Acabemos con el sistema de patentes privadas! (cadtm.org)

[16Lista de 360 primeras firmas de personas que apoyan el Manifiesto ¡Acabemos con el sistema de patentes privadas! #FREECOVIDPATENTS Más de 350 personalidades de todo el mundo prestan su apoyo al Manifiesto ¡Acabemos con el sistema de patentes privadas! (cadtm.org)

[17Lista de las organizaciones firmantes: Acabemos con el sistema de patentes privadas! Por una industria farmacéutica bajo control social y un sistema de vacunación público, gratuito y universal. https://www.cadtm.org/Listado-de-organizaciones-firmantes-del-Manifiesto-Acabemos-con-el-sistema-de publicado 8 de junio de 2021.

Eric Toussaint 

doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, es el portavoz del CADTM internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.

Es autor de diversos libros, entre ellos: Capitulación entre adultos. Grecia 2015: Una alternativa era posible, El Viejo Topo, Barcelona, 2020; Sistema Deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio, Icaria Editorial, Barcelona 2018; Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Ha sido miembro de la Comisión de Auditoria Integral del Crédito (CAIC) del Ecuador en 2007-2011.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015.