Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 23 de octubre de 2020

Cuando el libertarianismo va mal

La libertad no significa libertad para infectar a otras personas. 

Columnista de opinión 
 22 de octubre de 2020 


Crédito ... Michael Reynolds / EPA, a través de Shutterstock 

Hace mucho tiempo, en un Estados Unidos muy, muy lejano, en realidad la primavera pasada, muchos conservadores descartaron el Covid-19 como un problema de Nueva York. Es cierto que en los primeros meses de la pandemia, el área de Nueva York, el puerto de entrada de muchos visitantes infectados de Europa, se vio muy afectada. Pero el enfoque en Nueva York también influyó en las narrativas de la derecha de la “matanza estadounidense” sobre los males de las ciudades diversas y densamente pobladas. Los estados blancos rurales se imaginaban inmunes. 

Pero Nueva York finalmente controló su aumento viral, en gran parte a través del uso generalizado de máscaras, y en este punto la "jurisdicción anarquista” .Es uno de los lugares más seguros del país. A pesar de un repunte preocupante en algunos vecindarios, especialmente en las comunidades religiosas que han incumplido las reglas sobre el distanciamiento social, la tasa de positividad de la ciudad de Nueva York, la fracción de pruebas que muestran la presencia del coronavirus, solo ha terminado un poco mas 1 por ciento

Sin embargo, incluso cuando Nueva York contuvo su pandemia, el coronavirus se salió de control en otras partes del país. Hubo un pico mortal en el verano en gran parte del Sunbelt. Y ahora mismo el virus se está propagando salvajemente en gran parte del Medio Oeste; en particular, los lugares más peligrosos de Estados Unidos pueden ser las Dakotas. 

El fin de semana pasado, Dakota del Norte, que tiene un promedio de más de 700 nuevos casos de coronavirus cada día, se redujo a solo 17 camas de UCI disponibles. Dakota del Sur ahora tiene un terrorífico 35 por ciento tasa de positividad. Las muertes tienden a retrasarse con respecto a las infecciones y las hospitalizaciones, pero ya hay más personas muriendo a diario en las Dakotas que en el estado de Nueva York, que tiene 10 veces su población combinada. Y hay muchas razones para temer que las cosas empeoren a medida que el clima frío obliga a las personas a permanecer en el interior y el Covid-19 interactúa con la temporada de gripe. 

Pero, ¿por qué sigue sucediendo esto? ¿Por qué Estados Unidos sigue cometiendo los mismos errores? 

El desastroso liderazgo de Donald Trump es, por supuesto, un factor importante. Pero también culpo a Ayn Rand o, más en general, al libertarismo que salió mal, a una mala comprensión de lo que significa la libertad. 

Si nos fijamos en lo que dicen los políticos republicanos mientras la pandemia arrasa sus estados, verán mucha negación científica. La gobernadora Kristi Noem, de Dakota del Sur, se ha vuelto completamente Trump, cuestionando la utilidad de las máscaras y alentando posibles eventos de súper propagación. (Los Rally de motos Sturgis, que atrajo a casi medio millón de ciclistas a su estado, puede haber jugado un papel clave en el desencadenamiento de la oleada viral). 

Pero también se ve mucha retórica libertaria, se habla mucho de "libertad" y "responsabilidad personal". Incluso los políticos dispuestos a decir que la gente debería cubrirse la cara y evitar las reuniones en interiores se niegan a usar su poder para imponer reglas a ese efecto, insistiendo en que debería ser una cuestión de elección individual. Lo cual es una tontería. 

Muchas cosas deberían ser cuestiones de elección individual. El gobierno no tiene por qué dictar sus gustos culturales, su fe o lo que decide hacer con otros adultos que consientan. 

Pero negarse a cubrirse la cara durante una pandemia o insistir en mezclarse en el interior con grupos grandes no es como seguir la iglesia de su elección. Es más como tirar aguas residuales sin tratar en un depósito que abastece de agua potable a otras personas. 

Sorprendentemente, muchas figuras prominentes todavía no parecen entender (o no están dispuestas a entender)por qué deberíamos estar practicando el distanciamiento social. No se trata principalmente de protegernos a nosotros mismos; si lo fuera, sería una elección personal. En cambio, se trata de no poner en peligro a los demás. El uso de una máscara puede brindar cierta protección al usuario, pero sobre todo limita la posibilidad de que infecte a otras personas. 

O para decirlo de otra manera, el comportamiento irresponsable en este momento es esencialmente una forma de contaminación. La única diferencia está en el nivel en el que se debe cambiar el comportamiento. En su mayor parte, el control de la contaminación implica la regulación de las instituciones, limitando las emisiones de dióxido de azufre de las plantas de energía, requiriendo que los automóviles tengan convertidores catalíticos. Las elecciones individuales (papel o plástico, caminar en lugar de conducir) no son completamente irrelevantes, pero solo tienen un efecto marginal. 

Controlar una pandemia, por otro lado, requiere principalmente que las personas cambien su comportamiento, cubriéndose la cara, absteniéndose de pasar el rato en los bares. Pero el principio es el mismo. 

Ahora, sé que algunas personas se enfurecen ante cualquier sugerencia de que deberían soportar algún inconveniente para proteger el bien común. De hecho, por razones que no entiendo del todo, la rabia parece más intensa cuando el inconveniente es trivial. Caso en cuestión: con alrededor de 5,000 estadounidenses que mueren cada semana por Covid-19, Donald Trump parece obsesionado con los problemas que aparentemente tiene con inodoros de bajo nivel

Pero este no es el momento para que la gente se entregue a sus pequeñas obsesiones. Trump puede quejarse que "todo lo que escuchas es Covid, Covid, Covid". Sin embargo, el hecho es que la trayectoria actual de la pandemia es aterradora. Y necesitamos desesperadamente el liderazgo de políticos que se lo tomen en serio. 


Paul Krugman ha sido columnista de opinión desde 2000 y también es profesor distinguido en el Centro de Graduados de la City University of New York. Ganó el Premio Nobel de Ciencias Económicas en 2008 por su trabajo sobre comercio internacional y geografía económica.@PaulKrugman


Manual breve para nuestro tiempo

El crítico Carlos Lozada ha leído y digerido 150 libros publicados durante y sobre la presidencia de Trump. El resultado es un lúcido análisis sobre el autoritarismo y las amenazas a la democracia

ANTONIO CAÑO
23 OCT 2020 - 00:30 CEST


SR. GARCÍA

A pocos días de saberse cuánto tiempo le queda a esta pesadilla, es oportuno considerar las causas que nos llevaron hasta aquí, qué efectos ha producido ya este periodo y qué consecuencias tendrá para la democracia de Estados Unidos y del resto del mundo. Lo haremos con la ayuda de Carlos Lozada, que se ha tomado el esfuerzo de leer 150 libros publicados sobre y durante la presidencia de Donald Trump y resumirlos en un solo volumen que titula What Were We Thinking. A Brief Intellectual History of the Trump Era.

Lozada es un emigrante peruano educado en la universidad norteamericana y madurado intelectualmente aquí para convertirse en el crítico de no ficción del diario The Washington Post y una de sus firmas más brillantes y acertadas. Es ganador de un Premio Pulitzer y una de las estrellas en alza en el mundo cultural, político y periodístico de Washington, que conoce y describe con profundidad y finura. Su libro no solo es una guía editorial de la era de Trump, sino un análisis lúcido sobre el tiempo que vivimos. Su utilidad, por tanto, desborda los límites de la democracia estadounidense.

¿En qué estábamos pensando para elegir presidente a Donald Trump? “En realidad, no estábamos pensando mucho”, contesta Lozada. Nos dejamos llevar por la palabrería de un rufián que supo aprovecharse de la polarización política para acentuar los prejuicios, agravar los rencores y estimular el odio entre quienes piensan de forma diferente. “Nos puso a todos en nuestros rincones ideológicos de siempre y de ahí no nos sacan”, resume Lozada.

Trump agudizó las diferencias entre unos y otros, enfrentó a blancos y negros, a mujeres y hombres, a jóvenes y adultos. Explotó ese enfrentamiento, se sintió confortable en el conflicto permanente, en la máxima tensión. “Trump nunca intentó ser el presidente de todos los norteamericanos”, afirma Lozada. Le falta calidad humana y política para conseguirlo. Probablemente siempre fue consciente de que su única garantía para continuar en el poder era la de ser solo el presidente de la mitad del país. Bastaba con mantener a la sociedad lo suficientemente dividida como para que los suyos estuvieran siempre en pie de guerra, en un grado de exaltación y rencor hacia los de enfrente suficiente como para aceptar su mediocre liderazgo.

Ahora que su final parece estar cercano —si no es así, todo puede empeorar aún más—, deja unas instituciones maltrechas: una presidencia autoritaria, un Congreso relegado al papel de comparsa y, en su último arrebato, un Tribunal Supremo bajo la sospecha de parcialidad y politización. Ahora que parece que se va, observamos la fragilidad de la democracia, comprobamos los efectos devastadores que un dirigente desalmado puede provocar en un sistema concebido sobre la base de la lealtad de sus administradores. Ahora apreciamos que las leyes, por sí solas, no son suficientes para proteger un modelo de convivencia que se rige también por la buena voluntad de los ciudadanos. Como asegura Lozada, hemos aprendido que “la democracia es más frágil de lo que pensábamos, en parte porque está basada más en normas y costumbres que en leyes”. Normas y costumbres que ya no se respetan en muchas partes del mundo.

Hay otras cosas que hemos aprendido. Lozada divide los libros publicados sobre Trump en varios capítulos: los que indagan sobre la América profunda, los de la resistencia anti-Trump, los de los conservadores a favor y en contra del presidente, los del muro y la inmigración, los que denuncian el deterioro del valor de la verdad, los que analizan el papel de las políticas de identidad y del feminismo, los que estudian una forma desastrosa y arbitraria de gobernar, los que apuntan a la implicación de Rusia y los que contemplan el ámbito más general del ascenso del autoritarismo y la crisis del liberalismo. Algunos de ellos recurren a lugares comunes y echan mano de los argumentos más obvios, los más cómodos o los que mejor justifican sus tesis anteriores. Pero una gran parte aporta lecciones que deberían ser de gran utilidad en el futuro. Estas son solo algunas de ellas:

—No nos enfrentamos a la pelea tradicional entre izquierda y derecha; esto es una batalla entre quienes quieren preservar un imperfecto, pero útil sistema constitucional y quienes lo tratan de socavar para acomodarlo a sus propias necesidades. “Sería un error ver la postergación de la causa progresista como el mayor peligro de la presidencia de Trump”, sostiene N. Turkuler en Rules for Resistance.

—Los autoritarios necesitan ciudadanos obedientes, ciegos y serviles. Por eso es importante el compromiso de cada cual en la defensa directa de las instituciones que nos representan. Las instituciones —tribunales, partidos, parlamentos, medios de comunicación…— no son edificios ni abstracciones jurídicas. Para evitar su eliminación o su instrumentalización es precisa la implicación de la sociedad. “Escoge una institución con la que te sientas identificado y ponte a su lado”, propone Timothy Snyder en On Tyranny.

—A los gobernantes sin escrúpulos se les responde con decencia. “Si la resistencia política al presidente significa más atrincheramiento social y cultural”, sostiene Lozada, “las divisiones que nos deja Trump simplemente crecerán. Resistencia debería equivaler a rechazar, en lugar de profundizar, la división del país”.

—Muchos respaldaron a Trump en 2016 pensando que cambiaría, que, una vez en la Casa Blanca, sus modales serían más convencionales, y sus decisiones, más acordes con el interés general. Se equivocaron, en parte porque no supieron ver que, detrás de Trump, no había más proyecto que su deseo de poder. "Los intelectuales que simpatizaban con Trump creyeron ver que habría algo que pudiera racionalmente denominarse “trumpismo”, pero esto resultó ser un mero intento de trasladar los instintos y el narcisismo del líder a una ideología", dice Lozada.

—Nada peor que el desdén o la condescendencia hacia los partidarios del rival. No importa lo incomprensible que resulte que alguien vote por Trump, el desprecio hacia quienes lo hacen solo ha servido para fortalecer y justificar su posición. “Decir que los votantes de Trump votan contra sus intereses o son una panda de reaccionarios puede ser muy satisfactorio para sus opositores, pero no conseguirá que ninguno de ellos reconsidere su opción”, escriben E. J. Dionne, Norman Ornstein y Thomas Mann en One Nation After Trump.

—La mentira es un instrumento esencial del líder autoritario, la mentira usada de forma tan reiterada y grosera que llega a desvalorizar la verdad, con el resultado de que nadie se crea nada o que cada uno crea lo que quiera creerse. “Estados Unidos tiene un mentiroso compulsivo como presidente y literalmente nada de lo que diga puede tomarse en serio”, opina Eric Alterman en Lying in State. Los medios de comunicación no han sido capaces de responder a este masivo ataque a la verdad. “No importa que los periodistas sean libres si nadie los cree. Una prensa desacreditada no juega ningún papel en moldear la democracia y controlar al poder”, sostiene David McCraw en Truth in Our Times.

—Las políticas de identidad pueden entenderse como el recurso de grupos sociales sometidos desde siempre a la marginación —minorías raciales, mujeres y homosexuales—, pero han acabado confundiendo y debilitando a la izquierda —Mark Lilla, The Once and Future Liberal— y han servido para justificar la polarización de Trump, caudillo a su vez de la identidad masculina y blanca. “Al final de ese camino, siempre está la ruptura del Estado y el fracaso… A menos que podamos recuperar un concepto más universal de la dignidad humana, nos condenamos a un conflicto continuo”, advierte Francis Fukuyama en Identity.

—Conviene estar alerta contra quienes se proclaman luchadores implacables contra las élites corruptas, que con frecuencia, como anotan Steven Levitsky y Daniel Ziblatt en How Democracies Dies, “son candidatos a dar positivo en un test de autoritarismo”.

—Por último, es importante construir una idea lo más homogénea y consensuada posible sobre nuestra nación, nuestra historia y nuestro pasado, porque, como advierte Jill Lepore en This America, “si la nación no la hacen los ciudadanos, la harán los demagogos”.

Publica Gaceta Oficial decretos leyes sobre garantías mercantiles para respaldar la inversión extranjera

Cubadebate
23 octubre 2020

La Gaceta Oficial Extraordinaria No. 58 de la República de Cuba dio a conocer este viernes dos decretos leyes -el No. 14 de la Prenda y la Hipoteca, y el No. 15 del Fideicomiso de Garantía- que posibilitarán la utilización de garantías mercantiles para respaldar el otorgamiento de financiamientos externos vinculados con la inversión extranjera.

Según explicaron funcionarios del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex) y del Banco Central de Cuba (BCC), en conferencia de prensa, estas normas jurídicas, que entrarán en vigor el 23 de noviembre próximo, responden al cumplimiento de los Lineamientos 62 y 78 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

Estos vigorizan la consolidación de la credibilidad del país en sus relaciones económicas internacionales, mediante el estricto cumplimiento de los compromisos contraídos, al tiempo en que propician incrementar la participación de la inversión extranjera directa como fuente importante para el desarrollo del país en determinados sectores y actividades económicas.

Según María del Carmen March Lleo, directora jurídica del Mincex, estos decretos leyes incorporan a la legislación modificaciones a formas de garantías que ya existían en nuestro sistema de derecho, por lo que a partir de que entren en vigor llevarán un proceso de capacitación para que se logre una mayor comprensión de todas las personas que los instrumentarán.

Los actores de estas normas no serán las personas naturales. Serán las entidades: empresas estatales, sociedades mercantiles de capital totalmente cubano, las diferentes modalidades de inversión extranjera que existen en nuestro país, explicó la funcionaria.

Después, si se considera posible, lo harán otros actores de la economía que se irán identificando a lo largo de los procesos que se llevarán a cabo como parte del desarrollo económico del país, apuntó en un trabajo publicado en el diario Juventud Rebelde.

Agregó que estos instrumentos jurídicos asegurarán el cumplimiento de una obligación por el deudor y evitarán el perjuicio que este pueda causar al acreedor. El Código Civil Cubano establece que el cumplimiento de las obligaciones puede garantizarse con sanción pecuniaria, prenda, retención, fianza, anticipo e hipoteca.

Explicó, además, que la hipoteca sirve para asegurar el cumplimiento de una obligación -pago de un crédito- y confiere a su titular un derecho de realización del valor de un bien inmueble, en caso de incumplimiento, el que permanece en poder de su propietario.

Por su parte, dijo, la prenda es un contrato por el que un deudor entrega un bien al acreedor para obtener garantía y seguridad del cobro de un crédito, sin que el acreedor pueda apropiarse del bien y solo pueda retenerlo, y en su caso venderlo para cobrarse de manera preferente, si el deudor no cumple la obligación garantizada.

El decreto-ley No. 14 modifica los artículos 270 al 277 y 288 de la Ley 59 de 1987 del Código Civil. Autoriza la prenda de bienes inmateriales, entre estas acciones y bienes de propiedad intelectual.

Permite, además, que las Organizaciones Superiores de Dirección del Estado, empresas estatales, sociedades mercantiles y modalidades de inversión extranjera puedan prendar sus bienes y derechos con previa autorización del Consejo de Ministros.

Extiende el uso de la hipoteca sobre bienes inmuebles o derechos reales a otros actores económicos que cuenten con ellos, dirigida a negocios de especial interés económico, con previa y expresa autorización del Consejo de Ministros.

Igualmente otorga derecho preferente al Estado para adquirir títulos hipotecarios por el pago de su valor, así como preferencia al acreedor hipotecario para cobrar al constituirse la hipoteca.

Entretanto, el decreto-ley No. 15, según explicó Marta Lussón Argüelles, secretaria del BCC, establece el marco jurídico para el uso del fideicomiso de garantía como herramienta financiera para impulsar el desarrollo del país.

Añadió que en los casos en que se pretendan constituir en fideicomisos bienes o derechos que conformen el patrimonio de un negocio constituido al amparo de la inversión extranjera, es obligatoria la previa aprobación del Consejo de Estado o del Consejo de Ministros, de acuerdo con lo dispuesto en las legislaciones vigentes.

También aclaró que los fiduciarios solo pueden aceptar la constitución de un fideicomiso, una vez efectuada la debida diligencia para determinar el origen y el beneficiario de los fondos, así como la valoración de los riesgos asociados, en particular los correspondientes al lavado de activos, al financiamiento al terrorismo, a la proliferación de armas y al movimiento de capitales ilícitos.

March Lleó insistió en que hay bienes que son inembargables constitucionalmente y no podrán ser sujeto de la aplicación de estas normas. Se exigirá alta responsabilidad en los actores que participen en los procesos negociadores que refrendan estos marcos jurídicos.

Como garantía para preservar los bienes del pueblo también remarcó el derecho preferencial del Estado para adquirir los títulos hipotecarios mediante el pago de su valor. Eso significa que se preservarán bienes ante la ejecución de hipotecas.

ELECCIONES TRASCENDENTALES

Por  Jorge Gómez Barata

Donald Trump que no entiende de virus, tampoco supo lo que decía al proponer: “Hacer grande a América otra vez”. Obviamente se refería a una grandeza a su imagen y semejanza. Los Estados Unidos fueron grandes no por su economía y sus fuerzas militares, sino por la grandiosidad de sus ideas y sus propuestas políticas que, en el siglo XVIII, cuando gobernaba la nobleza, imperaban el despotismo, el colonialismo y la esclavitud, fascinaron al mundo al proclamar:

“Sostenemos como evidentes estas verdades ―escribieron sus fundadores, en la Declaración de Independencia― que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad…”

La Declaración de Independencia, el más importante documento político de todos los tiempos, inspiró a la Revolución de las Trece Colonias, las luchas patrióticas en Iberoamérica y las colosales batallas políticas libradas en cinco siglos, algunas de ellas, como ocurre con la lucha contra la esclavitud y el racismo, libradas en los propios Estados Unidos.

La grandeza de los Estados Unidos se asoció con las ideas contenidas en su Constitución, documento mediante el cual se institucionalizaron las conquistas de la primera revolución anticolonialista, mediante la cual se fundó la primera república moderna y la primera democracia, se estableció el derecho del pueblo a elegir a sus gobernantes y se creó el estado moderno basado en la soberanía popular y, en la separación de los poderes, retirándole a la nobleza y a la burguesía el derecho a hablar en nombre del pueblo.

La Constitución de los Estados Unidos reivindicó prerrogativas fundamentales como: libertad de conciencia y culto, reunión, palabra y prensa, derecho al debido proceso, inviolabilidad del domicilio y aunque hubo que pelearlos, hace 155 años la Constitución prohibió la esclavitud y estableció la protección igualitaria, la ciudadanía por nacimiento y en el voto universal.

La Constitución incluyó aberraciones, ninguna más obscena que la alambicada formulación que consagró la idea de que al contar los habitantes se añadiría al número total de personas libres…las tres quintas partes de todas las demás, con lo cual legalizó la infame idea de que tres esclavos equivalían a un blanco, asunto jurídicamente resuelto por las mencionadas enmiendas pero que todavía alimenta el racismo, la discriminación y la exclusión, no solo de afroamericanos
sino de otras minorías.

Por grandes equívocos históricos, acentuados en los inicios del siglo XX, convertidos en potencia económica y militar, Estados Unidos adoptó una política exterior absurdamente imperialista que, entre muchas expresiones se manifestó en el despojo territorial de México, la anexión de Puerto Rico, y el sometimiento de Cuba. La política exterior estadounidenses ha dado prioridad a la defensa de los intereses de sus empresas, algunas de ellas, francamente depredadoras y colocó bajo su protección a oligarcas y dictadores.

Que Estados Unidos haya errado y convertido en imperio lo que pudo ser un paradigma, no significa que no puedan rectificar, cosa que pudiera ser favorecida por el enorme sacudón que ha significado la administración de Donald Trump quien ha arrastrado el prestigio de los Estados Unidos a su nivel más bajo.

La tarea de quienes sean electos será inmensa. América, como llaman los estadounidenses a su país, no será grande por su fuerza o por su capacidad para imponer sus políticas, sino por sus razones y sus valores. Esa tarea y no las preferencias por un partido o líder, hacen trascendentales las próximas elecciones. El mundo sería mejor con unos Estados Unidos diferentes. Allá nos vemos.

23/10/2020

El presente artículo fue publicado por el diario !Por esto! Al
reproducirlo mencionar la fuente.

Las pequeñas y medianas empresas son esenciales en el tipo de reforma monetaria que ha anunciado el gobierno cubano

Horizonte Cubano, October 20, 2020

La decisión de asumir una devaluación significativa y rápida del peso cubano va a tener un impacto enorme en la economía cubana. Las PYMES lograrán adaptarse y aprovechar mejor las oportunidades que se generarán con el ajuste cambiario para sustituir las importaciones y consolidar los encadenamientos productivos nacionales.

Los recientes anuncios de las autoridades económicas cubanas dejan ver que la inminente reforma monetaria coincide, en muchos aspectos, con las propuestas que desde hace años se vienen construyendo en la academia y en las propias instituciones cubanas que se ocupan de estos temas.

El diseño de la reforma se destaca, primero, por su integralidad, al conformarse un paquete que abarca la eliminación del CUC (peso cubano convertible), la corrección de la tasa de cambio oficial del peso cubano, los salarios, las pensiones, los subsidios, la autonomía empresarial y el reconocimiento de un mayor espacio al sector empresarial no estatal. Las explicaciones muestran que se ha pensado con cuidado en los diferentes escenarios posibles y en las múltiples ramificaciones, incluso en detalles y excepciones que son muy importantes para su correcta implementación. Se han trabajado escenarios de simulación que consideran las especificidades de los sectores y de los diferentes grupos familiares y trabajadores afectados por las medidas.

Un segundo elemento a resaltar es la intención de provocar cambios reales (no solo nominales) en las variables económicas. La devaluación real de la moneda nacional persigue estimular a los exportadores (sin límites impositivos), la sustitución de importaciones, los encadenamientos productivos dentro del mercado doméstico, el crecimiento de los salarios reales y el cierre paulatino de empresas estatales irrentables.

Este último punto es fundamental. Múltiples grupos empresariales estatales se han mantenido funcionando por décadas con unos niveles de eficiencia y competitividad que no ameritan su presencia en el sistema productivo. Su sobrevivencia le cuesta al país millones de dólares al año en subsidios, que ahora están ocultos en la tasa de cambio sobrevaluada del peso cubano. Cuando a partir del día cero las empresas estatales deban reflejar en sus balances los verdaderos costos de los insumos importados, los nuevos precios relativos y las nuevas magnitudes salariales, quedará más claro de cuántos millones de dólares en subsidios al año estamos hablando.

En las explicaciones oficiales se puso como ejemplo el sector de comercio, pero esto va mucho más allá, y de seguro tocará a actividades manufactureras y a otras ramas que han sufrido una continuada descapitalización y obsolescencia tecnológica de su infraestructura, equipos y maquinarias, que difícilmente les permitirá competir con los bienes importados, no importa cuánto se deprecie la tasa de cambio, cuánto esfuerzo se haga para que no suban en la misma proporción los precios internos, ni cuántas ayudas se les entreguen el primer año para que se adapten al nuevo entorno monetario.

Debido a la importancia que tiene para la corrección de la estructura productiva, parece necesario explicar con mayor precisión el funcionamiento de este fondo presupuestal de ayuda a las empresas estatales afectadas por la devaluación de la moneda durante el año en que se dice estará operando. Y más importante: es indispensable conocer cómo será el proceso de cierre, fusión o reconversión de las empresas estatales no viables en el nuevo marco de precios relativos, una vez transcurrido ese primer año.

Claramente, el impacto en el desempleo es la principal preocupación. Esta es una primera área donde las pequeñas y medianas empresas, conjuntamente con los trabajadores por cuenta propia, tienen mucho que aportar. En todas las economías este segmento del tejido empresarial, si bien no es el que más genera valor agregado, siempre es el que más contribuye al empleo. En el proceso de reconfiguración de la estructura productiva estatal cubana, las pequeñas y medianas empresas podrían absorber una buena proporción de la fuerza laboral que necesita relocalizarse.

Si se liberaliza suficientemente este segmento del sistema empresarial en la economía cubana, de seguro contribuirán notablemente a la sustitución de importaciones y a la consolidación de encadenamientos productivos nacionales. 

Además del desempleo, la otra gran preocupación es la inflación. Ya se reconoce que habrá una corrección drástica de los precios mayoristas y de la mayoría de los minoristas. Acá también las autoridades cubanas presentaron algunos resultados de sus ejercicios de simulación y del diseño regulatorio. Sin embargo, es imposible tener total conocimiento sobre el traspaso de la devaluación a los precios. En un escenario de autonomía empresarial como el que se aspira, la estructura monopólica organizada en las llamadas Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDES) impediría que el traspaso sea bajo, es decir, que los precios suban menos que la tasa de cambio.

Si se les deja, ninguna de las más de cincuenta OSDES que existen va a renunciar a su poder monopólico para subir precios con tal de mantenerse a flote y poder pagar más salarios. El límite máximo que va a definir el Ministerio de Economía y Planificación (MEP) y el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) para el incremento de precios mayoristas para los sectores y subsectores económicos acabará siendo el valor que se quede, con lo cual terminaríamos donde empezamos: con una definición centralizada de los precios relativos en la economía por parte del MEP y el MFP.

Para que ello no suceda, debe expandirse la cantidad de actores económicos operando en un mercado competitivo. Y esta es la segunda razón para acelerar la creación de pequeñas y medianas empresas, junto a la expansión de las cooperativas, el trabajo por cuenta propia, la inversión extranjera, y la diversificación de las estructuras empresariales que controlan el comercio de bienes importados. La participación de las pequeñas y medianas empresas ayudaría a incorporar competencia y diversidad productiva, necesaria para que los precios relativos reflejen mejor la escasez relativa de los recursos.

En adición a la integralidad y al carácter estructural, la reforma monetaria anunciada tiene como sello la decisión de asumir una devaluación significativa y rápida del peso cubano, la cual es una característica excepcional dentro de un proceso de reformas que ha tenido como principal inconveniente la desesperante lentitud.

En la comparación de los impactos de este tipo de ajuste cambiario entre las antiguas economías socialistas en Europa y lo sucedido en Vietnam, sale ganando este último, en gran parte explicado por la estructura productiva basada en empresas familiares, campesinos, y pequeñas y medianas industrias. La literatura que recoge esta comparación enfatiza que las unidades económicas de menor escala lograron adaptarse más fácilmente y aprovechar mejor las oportunidades que se generaron con el ajuste cambiario. Si se liberaliza suficientemente este segmento del sistema empresarial en la economía cubana, de seguro contribuirán notablemente a la sustitución de importaciones y a la consolidación de encadenamientos productivos nacionales.

Cuba no cuenta con el apoyo financiero del FMI ni de ninguna otra institución multilateral para manejar la reforma monetaria. Las reservas internacionales y los espacios de política fiscal se han agotado para enfrentar los impactos de la crisis venezolana, las sanciones de los Estados Unidos y la pandemia. Por tanto, la organización inteligente del nuevo marco regulatorio y de los cambios estructurales que acompañan las acciones de política monetaria son la clave del éxito, y en este caso la pequeña y mediana empresa tiene mucho que aportar.

El peso del peso cubano

 Con la unificación monetaria y cambiaria, el CUP retomará su fuerza liberatoria ilimitada en Cuba


La concepción del ordenamiento monetario es que el país trabaje con una sola moneda: el peso cubano. Foto: Jorge Luis González

Cuba, históricamente, ha apostado a la soberanía. Desde su formación como nación, los independentistas valoraron lo impostergable de esa condición para enfrentar los deseos intervencionistas de cualquier otro Estado.

En la modernidad, ante los desafíos digitales impuestos por la apropiación indebida de datos privados, la cibervigilancia y la proliferación de noticias falsas, respaldamos la necesidad de una soberanía tecnológica, pensada desde el uso y desarrollo del software libre, el activismo contrahegemónico, la producción industrial, la seguridad y la gestión del Estado.

Y también, como parte de nuestro desarrollo, hemos defendido la soberanía monetaria.

Con el proceso de unificación, Cuba mantendrá como principal moneda de circulación en el país el peso cubano (CUP), tal como informó el miembro del Buró Político del Partido, Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, el 20 de diciembre de 2013, durante una sesión plenaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

No permanecerá el peso cubano convertible (CUC), surgido en 1994, en medio del adverso contexto dejado por la desaparición del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo.

CONCEPTOS IMPRESCINDIBLES

«Defender la moneda nacional garantiza la soberanía monetaria», explica a Granma la especialista de la Dirección de Estudios Económicos del Banco Central de Cuba, Karina Cruz Simón.

«Sin embargo –alerta– de nada sirve tener una moneda nacional y después afectar sus funciones como dinero, con gastos excesivos o mucha mayor cantidad de este en circulación de la que realmente se necesita en la economía, lo cual puede desencadenar distorsiones.

«Ser capaces de manejar una moneda nacional es lo ideal, en especial, para contar con instrumentos monetarios útiles en momentos de crisis como este con la COVID-19».

LAS FUERZAS DEL CUP

El 8 de noviembre de 2004 se calificó, con el inicio de la circulación del CUC en los centros comerciales y de servicios del país, como un día histórico, porque se alcanzaba la soberanía monetaria total. Esto, además, permitió al BCC mantener un estricto control sobre la emisión monetaria y el monto de las monedas cubanas circulando en el país.

Pero más de 30 años de dualidad monetaria acumularon muchos problemas.

Entre los efectos negativos ocasionados por el tipo de cambio apreciado de 1 CUC x 1 CUP en el sector estatal, estuvo el relacionado con que se volvieron menos rentables en CUP los productos y servicios exportados.

También se desestimuló la sustitución de importaciones, al abaratar los bienes y servicios importados y presentar comparativamente como más costosos los productos nacionales destinados para insumo de las producciones dentro del país y para el consumo de la población.

Se generaron distorsiones en las cifras presentadas por los estados financieros, que los inhabilitan para utilizarlos como un eficaz instrumento de dirección; así como imprecisiones en la información para la realización de estudios de factibilidad y la evaluación económica de las inversiones, todo lo cual condujo a falta de claridad en la visión económica financiera para la toma adecuada de decisiones a todos los niveles.

Ante ese panorama, el Doctor Joaquín Infante Ugarte, premio nacional de Economía, en varios artículos especializados considera una «decisión trascendental» la unificación monetaria y la devaluación del CUP.

Con la devaluación, dice, se eliminará la contradicción ficticia de que el incremento de las exportaciones y la sustitución de importaciones (que son buenas para el país, pues incrementan los ingresos de divisas), son al mismo tiempo malos para las empresas en tanto incrementan sus pérdidas en CUP, lo que determina que el incremento de las exportaciones y que la sustitución de las importaciones «se convierta en una obligación del Plan y un compromiso político».

Se prevé que la medida también pueda incrementar los ingresos totales en divisas del país, a partir de que estimule financieramente a las empresas y a sus trabajadores al aumentarse las exportaciones. Igualmente, se asume este probable impacto con los precios en pesos cubanos de los productos que se vendan y, a la vez, no tendrán el excesivo peso que hoy tienen las importaciones de bienes y servicios al revalorizarse el costo en pesos cubanos de los insumos y mercancías importados. Además, será posible determinar con mayor precisión la competitividad internacional de los fondos exportables y los productos y servicios que sustituyen importaciones, y se medirán con más objetividad indicadores macroeconómicos como el Producto Interno Bruto, el Ingreso Nacional, los indicadores de la Balanza de Cobros y Pagos, el Plan de la Economía, y el Presupuesto del Estado.

 Pero, sobre todo, se dispondrá de una sola moneda, el peso cubano, con fuerza liberatoria ilimitada en nuestro país. Una única moneda oficial, con un solo tipo de cambio para todos los sectores y la población.

Datos de interés sobre el peso cubano (CUP)

La dualidad monetaria en Cuba se inicia el 7 de noviembre de 1914, cuando la Gaceta Oficial notifica la creación del peso cubano y la continuidad de la circulación del dólar como moneda de curso legal y fuerza liberatoria ilimitada.

La moneda cubana se imprimió primero en Estados Unidos, luego en los países del antiguo campo socialista y desde el año 1995 en el territorio nacional.

La circulación del CUP y del dólar se interrumpe al aprobarse, el 22 de diciembre de 1948, una ley del BNC que establece al peso cubano como única moneda a circular en el territorio nacional.

En 1994, el BCC autorizó la circulación del peso convertible (CUC), equivalente al dólar.

A mediados de 2003 se elimina la circulación del dólar en el sector estatal y se autoriza solamente la circulación de dos monedas nacionales: el peso cubano y peso cubano convertible.

En 2004, el BCC extiende esta medida al comercio minorista.

 EN CONTEXTO:

Cuba no dolarizará su economía

La Estrategia Económica y Social de Cuba no concibe que, a futuro, incrementemos las ofertas en Moneda Libremente Convertible (MLC), explicó el viceprimer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, durante la Mesa Redonda del miércoles 14 de octubre, en la que participó junto al jefe de la Comisión Permantente para la Implementación y Desarrollo, Marino Murillo Jorge, para responder las opiniones e inquietudes de la población sobre el ordenamiento económico de la nación.

Ante la interrogante de por qué si se busca dejar una sola moneda se continúan abriendo tiendas en MLC, Gil Fernández argumentó que la razón es el complejo contexto financiero y de abastecimientos que vive Cuba, especialmente, desde 2019.

La situación de desabastecimiento del mercado minorista se debe, desde el año pasado, sobre todo, al recrudecimiento del bloqueo, la falta de combustibles y las afectaciones a los ingresos del turismo sin vuelos y sin cruceros, señaló el Ministro, quien calificó esta medida como «necesaria y no deseable».

Según argumentó, los mercados desabastecidos no son fuentes de ingresos.

La industria nacional nuestra, con capacidades productivas instaladas y sin poder producir por falta de financiamiento, no participa de la economía informal o paralela, y corre el riesgo de no desarrollarse.

Estamos enfrentando un escenario que no es habitual: más bloqueo, fronteras cerradas desde marzo, impactos sobre los ingresos generados por las exportaciones…, precisó, y se pronunció por la necesidad de que la población del país comprenda la singular circunstancia.

La concepción del ordenamiento monetario es que el país trabaje con una sola moneda: el peso cubano, dijo, y por eso esta medida de la apertura de tiendas en MLC es transitoria, ajustada al momento que vive el país.

Como medida, puntualizó, está dando resultados que permiten que la industria nacional participe, se reaprovisionen los mercados con sus propios recursos y se recauden divisas.

La estrategia no es dolarizar la economía, destacó. Pretendemos, en un futuro, quedarnos con una sola moneda: el CUP, que es la moneda en la que se pagan los salarios y en la que se venden los productos en precios minoristas y mayoristas.Lo que no se puede, insistió, es predecir hasta cuándo durarán esas tiendas, porque estamos en un momento excepcional, que es transitorio.

 

¿Hay una nueva estrategia económica o la estrategia es implementar lo ya aprobado?



Foto: Dorothea Oldani / Unsplash
CUBA

Por Omar Everleny Pérez Villanueva Actualizado Oct 21, 2020

LA HABANA. No se debe ser pesimista cuando el gobierno cubano aprueba algún documento, una ley, un plan, una estrategia. No obstante, sucede que a lo largo de los últimos 12 años se han aprobado varios documentos con una lógica adecuada para el desarrollo del país, y aunque se ha indicado que los cambios no deben esperar las calendas griegas, la realidad ha demostrado que las implementaciones se dilataron mucho en el tiempo.

Recientemente se ha publicado que habrá complementariedad entre todos los actores económicos de la sociedad cubana: la empresa estatal socialista, las cooperativas en general, los trabajadores por cuenta propia, la micro, pequeña y mediana empresa, y la inversión extranjera. Algo digno a tener en cuenta. Sin embargo, desde la aprobación de los lineamientos económicos del 6to Congreso del Partido ya se hablaba de la casi totalidad de estos actores.

Hace algunos años se produjo la paralización total de las aprobaciones de nuevas cooperativas por diferentes factores, y aun hoy no se ha desplegado con la fuerza necesaria la creación de este tipo de empresas, tan necesarias para el tejido empresarial. Las nuevas cooperativas relacionadas con la construcción, por ejemplo, ya necesitan su aprobación por las entidades designadas al efecto, dada la elevada descapitalización de los inmuebles del país, incluyendo las viviendas, especialmente en grandes zonas de la Habana.

Igual sucedió con los trabajadores por cuenta propia—eufemismos aun existentes—, a quienes les paralizaron sus licencias para revisar algunos aspectos que, según el estado, estaban afectando a las instituciones cubanas.

Se espera que esta vez no se produzcan nuevos intentos de frenar a estos actores. Y que la tan anunciada lista negativa no sea de varias cuartillas.

No sería contraproducente que al sector privado local se le autorizara el desarrollo de iniciativas con capital extranjero, en pequeña escala u otra, y que su aporte no necesariamente se mida en capital sino en innovación y conocimiento del contexto cubano.

La posibilidad de importar o exportar por todos esos actores es un paso audaz, pero que se venía exigiendo hace mucho tiempo ante la situación de crisis económica que ha venido atravesando el país como consecuencia de factores internos y externos nocivos a la economía. Entre estos debemos mencionar el criminal bloqueo de Estados Unidos, los efectos adversos del COVID-19, que ha mantenido al país erogando cuantiosas sumas de dinero para la compra de equipos y medicamentos, pero también la ineficiencia interna y el incumplimiento de metas y planes.

Se espera con ansiedad que no se siga postergando la propuesta de la creación de las micro, pequeñas y medianas empresas, que debe ser una medida entre las recientemente anunciadas por el presidente de la Comisión de Implementación de los Lineamientos, Marino Murillo. Es decir, no solo la esfera financiera se ajustará, si no que la contrapartida de esos cambios estará en la oferta que el país desarrolle, y muchas de ellas deberán ser producidas por estas MPYMES.

Cuba ha pasado por varias etapas en el proceso de desarrollo de la inversión extranjera. Desde la visión a modo de “un complemento” no muy significativo dentro de la economía cubana, hasta ser considerada un eslabón decisivo dentro del desarrollo económico del país. Se ha expuesto que Cuba necesita más de 2 500 millones de dólares anuales de inversión extranjera directa para lograr tasas de crecimiento acordes a las necesidades actuales de la economía cubana.

Sin embargo, año tras año se escucha sobre la baja captación de inversión extranjera, o los planes no alcanzados en este rubro, y se repiten casi siempre los mismos argumentos. Lo concreto es que no cambia radicalmente, ni se obtienen los ritmos de crecimiento de la inversión extranjera que se demandan. A lo sumo se han logrado recursos comprometidos por 1 000 millones de dólares en un año.

No hay que repetir más que la economía cubana demanda inversiones, y que la inversión extranjera puede ser la fuente actual más probable de captación de esos recursos en el mediano plazo. La situación de crisis ya descrita no debe permitirse el lujo de despedir o no atender como se merecen a aquellos que desean invertir en Cuba.

El proceso de aprobación de la inversión extranjera hay que repensarlo a profundidad para que pueda ser relanzado con éxito. No se puede estar tan convencidos de que no se han alcanzado inversiones previstas por aspectos subjetivos y que ya se cuenta con un procedimiento perfecto para alcanzarlas. Que continuamente se mencione lo de la ventanilla única no va a producir los resultados necesarios de la inversión extranjera, aunque sea un paso muy importante para acelerar las aprobaciones.

Las 15 medidas recientes para estimular la empresa estatal cubana, que se suman a un grupo de otras aprobadas ya hace un tiempo, van encaminadas a darle autonomía a la empresa. Pero me pregunto, con las coletillas que aun aparecen en parte de ellas, cuán cierta es la intensión de otorgarles la autonomía que requieren.

¿No sería también necesario el estudio del funcionamiento de los monopolios en algunas actividades económicas, en ausencia de una competencia sana con beneficios para todos?, ¿no podría haber varias empresas de telefonía celular en el país, incluso bajo la misma entidad estatal? En un mundo donde el comercio electrónico es el que guiará el destino del comercio interno de los países, es vital tener una infraestructura tecnológica de telecomunicaciones fuerte y de calidad.

Lo recientemente anunciado pone en evidencia algo singular, que es una sola moneda de circulación nacional. Pero por supuesto habrá un tipo de cambio USD/CUP, ya que la situación “transitoria” nos muestra una dolarización parcial por la existencia de tiendas en MLC, dando espacio a pruebas y errores, reformas y ajustes, teniendo una red de seguridad de trapecistas, que radica en la existencia de esa red de tiendas para captar las remesas de ayudas familiares en MLC, satisfacer necesidades de la población afortunada con esa moneda y a la vez canalizar las utilidades en MLC en bien del CUP.

Una duda evidente de los cubanos sin remesas es si el estado vendería algunas cantidades de MLC por CUP. Creemos que sería prudente, pero lo que sucede es que el estado debe priorizar las compras de productos en MLC, para garantizar ventas en esa moneda y que no se produzcan desabastecimientos de bienes en esas tiendas, y a la vez canalizar un por ciento para la recuperación de la industria nacional.

Existe, como parte de la lógica expresada por los máximos dirigentes, la reforma económica en vías de implementación. Se llevarían a cabo cuatro medidas, entre las cuales estaría dejar circulando solo el CUP, establecer una única tasa de cambio para todos los actores del país, un incremento de precios y con ello incrementos de salarios y jubilaciones. Y esto nos lleva a una duda: ¿Se afectarán los ahorros de las personas? ¿Evidentemente son parte de los daños colaterales?

Esos mismos daños no se pueden amortiguar, ya que el país está sufriendo hoy una generalizada escasez de productos y servicios, que impiden hacer gastos previstos con una parte de los ahorros. Por ejemplo, si habías decidido remodelar tu casa, o sustituir piezas del baño o de la cocina, te encuentras con restricciones de oferta de esos medios. Evidentemente la lógica fue la compra de alimentos ante las restricciones financieras del país, política que no tiene objeción, ya que se trata de sobrevivencia de la población.

Es vital para Cuba incentivar la llegada de remesas, por eso sería atractivo la determinación de incentivos para la localización de las remesas en esfuerzos productivos, más que en el consumo. Hay que mostrar voluntad de aceptarlas; políticamente las autoridades deberían buscar atractivos para que eso suceda, y debería ser parte de la agenda del pospuesto evento de La Nación y su Emigración.

Todo lo anunciado ha estado en los documentos que ya se habían aprobado por los dos Congresos del Partido anteriores (2011 y 2016), se ha aprobado en las diferentes sesiones del Parlamento cubano, en los más altos niveles del gobierno, como el Buró Político, el Consejo de Ministros, etc. Es decir, hay consenso del camino a recorrer, ¿entonces?

En conclusión, la hoja de ruta está ya anunciada, y da esperanza. Esperemos que el día cero se encuentre ya en la agenda que están usando habitualmente los decisores de esa política y que no esperen a la nueva agenda del próximo año. El capital político lo tienen. ¿Qué falta?

(*) Omar Everleny Pérez Villanueva es Doctor en Ciencias Económicas.

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