Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 29 de octubre de 2021

Sociedad cubana por soluciones a inflación y alto costo de la vida

En los últimos dos años Cuba ha perdido más del 13 por ciento de su producto interno bruto, se informó en las recientes sesiones parlamentarias.




El abultado déficit de oferta ha disparado los precios en el mercado informal y en el costo de la canasta de bienes y servicios para la población.

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

La Habana, 29 oct.- Las cifras sobre la economía brindadas en las sesiones del parlamento (Asamblea Nacional del Poder Popular) los días 27 y 28 de octubre confirmaron el creciente costo de la vida y las complicaciones derivadas de la llamada tarea ordenamiento monetario.

En redes sociales, foros de medios digitales, filas en espera del transporte o en los alrededores de tiendas que ofertan algún escaso producto de primera necesidad, las personas continúan preguntándose cómo se va a solucionar la actual situación, marcada por el aumento generalizado de los precios de bienes y servicios.

Al intervenir ante el grupo legislativo, el diputado Marino Murillo, jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos de la Política Económica y Social, reconoció que la inflación minorista es la principal desviación de la tarea ordenamiento, proceso iniciado en enero pasado para poner fin a la dualidad monetaria y cambiaria, que destapó otros problemas.

Murillo admitió también que los costos de la canasta de bienes y servicios de referencia casi duplican los números diseñados, mientras la capacidad de compra que pretendió dar la reforma salarial se disolvió ante la estampida de los precios, sobre todo entre los grupos de menores ingresos.

¿Quién le pone el cascabel a la inflación?

De acuerdo con el llamado arquitecto de proceso de ordenamiento monetario, “no ha habido un disparo de la inflación mayorista”. Sin embargo, otra es la historia con la inflación minorista. Acotó Murillo que “siempre que se devalúa en esas magnitudes, hay crecimiento de precios y, por consiguiente, inflación”.

En el mercado informal de divisas, apuntó, la tasa de cambio es de 1 CUP (peso, moneda nacional) por 70 MLC (moneda libremente convertible) para una inflación de 6.900 por ciento, que incide tanto en la inflación mayorista como en la minorista.

El diseño de la tarea ordenamiento proyectó que las ventas totales crecerían 1,6 veces y los ingresos cinco veces. Sin embargo, reconoció Murillo, “la gente está viviendo con precios hasta 7 y 10 veces más grandes”.

Uno de los elementos del reordenamiento económico era lograr una canasta de bienes y servicios de referencia con un valor de 1.528 pesos. La dura realidad es que el costo “viene subiendo mes a mes y no se ha logrado detener”, admitió.

Si en marzo esa canasta era de 2.347 pesos, en agosto fue de 2.821 pesos, “1,85 veces el costo de la canasta que hicimos para calcular la pensión mínima, lo que significa que quienes tienen pensión y salario mínimo hoy no están consumiendo lo previsto”, el monto supera los 3.250 pesos en La Habana y los 3.057 pesos en las provincias orientales.

Según Murillo, hay un déficit de oferta de unos 60.000 millones, lo que “ha disparado los precios en el mercado informal y, por ende, el crecimiento del coste de la canasta de bienes y servicios”.

“No hay que ser económico para darse cuenta que, si sube el salario y no hay ofertas, la inflación nos mata y no hay cuenta que cuadre al final del mes”, posteó en el sitio digital Cubadebate el internauta que se identifica como francopy.

“Como cubano de a pie y padre de familia, la canasta familiar esa de bienes y servicios ronda por lo bajito sobre los 5.000 o 7.000”, expresó en ese espacio el firmante Juan.

Otros opinaron que “todos estamos viviendo con la inflación y lo que hace falta es lograr revertir la situación y dar con la solución ahora, este año, no el año que viene”.

Según el forista Mas, “nadie ha dicho cómo se va a resolver esta situación en el corto plazo, no hay mucho tiempo para hacer análisis profundos, ahora mismo todos somos vulnerables”.

Tras reiterar que la inflación minorista es superior a la diseñada y ha reducido la capacidad de compra, lo que constituye la principal crítica de la población, Murillo sostuvo que las “posibles soluciones son muchas”.

Sin embargo, solo mencionó una mayor participación de la producción nacional, mejor control de la liquidez en manos de la población y medidas compensatorias para atender a las personas más vulnerables.

Entre los comentarios más reiterados en los espacios virtuales sobresalen los referidos a que, por lo menos en lo visto en transmisión televisiva, no se produjeron preguntas ni se expresaron dudas de las y los diputados acerca del trascendental y complejo asunto.

Contexto complicado

El ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, indicó que en los dos últimos años el país ha perdido más del 13 por ciento de su producto interno bruto.

En 2020, dijo, se dejaron de captar unos 2.400 millones de dólares a causa de la pandemia de covid 19 y del recrudecimiento de las sanciones de Estados Unidos, a la vez que se estima cerrar 2021 con alrededor de 700 millones menos de lo previsto en el plan.

Según informó, “en un periodo de dos años el país ha perdido más de 3.000 millones de dólares. Muchos de los fenómenos que tenemos hoy vinculados a la escasez de oferta, las colas, tienen su origen en cuestiones objetivas”. El también viceprimer ministro comentó que “por mucho esfuerzo que se haga y que se perfeccione la gestión del gobierno, no es posible que no se sienta eso en la vida diaria de los cubanos. Es un impacto realmente duro para la economía”.

Tras escuchar estas afirmaciones, la ciudadanía cuestionó en diversos espacios públicos y privados por qué se decidió dar curso a la tarea ordenamiento en tan complejo contexto.

El internauta Jorge comentó en Cubadebate que “a casi un año del reordenamiento y de tantas medidas implementadas para incentivar la producción, resulta que la inflación sigue creciendo y creciendo. Para fin de año cómo estaremos… lo que se temía pasó”.

“A la escasez de oferta que ya existía, que por sí sola causa inflación, se le suma un aumento de salario de la magnitud que se hizo, era lógico que la inflación desde el 1 de enero se iba a disparar”, posteó EspirituanoS.

A su juicio, “hasta que no logremos empezar a recuperar la oferta, no se logrará, primero, llegar a controlar la inflación” y “después, lograr disminuirla”.

Según escribió en Facebook el internauta Félix Abel Ochandarena, “mi única pregunta es si era momento para dar tan agigantados pasos. ¿No fuimos capaces de prever esto?”.

Alimentación, lejos de los planes

La producción nacional de alimentos es “muy compleja”, como la calificó Gil, “provocada, entre otros factores, por un marcado déficit en la disponibilidad de insumos y de combustible, la imposibilidad de importar muchas de las piezas para el equipamiento, y también por problemas organizativos”.

Las cifras confirman lo que se intuía: prácticamente todas las producciones se incumplen: el arroz, 62.000 toneladas por debajo de lo planificado, el maíz (-64 000 t), frijoles (-22.800 t), la leche (-63,6 millones de litros), la carne de cerdo (-31,4 t) y huevos (-54,7 millones).

Por otra parte, informó el ministro de economía, las importaciones de bienes ascienden a 5.800 millones de dólares, de ellos 1.348 millones corresponden a la adquisición de alimentos, “una cifra que no es despreciable, aun cuando sabemos no satisface la demanda”. (2021)

Entregan reconocimientos especiales por la Gestión Económica-Productiva

2021-10-29 18:21:40 / web.radiorebelde@icrt.cu / Antonio Jesús Matos Reyes



Fotos del autor

Días de intensos debates e intercambios caracterizaron la Jornada Económico-Productiva Cuba 2021, donde se abordaron temas vinculados a los nuevos actores económicos, la empresa estatal socialista, el comercio exterior, las nuevas tecnologías de la Información, y la Comunicación, el desarrollo territorial, así como otros asuntos de importancia extraordinaria para dinamizar la economía cubana.

En la clausura este viernes se entregó el Reconocimiento Especial por la Gestión Económica, al que 49 fueron las entidades nominadas por su destacada labor en escenarios marcados por el recrudecimiento del bloqueo y la presencia de la pandemia de la COVID-19.

Los agasajados fueron el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología( CIGB), reconocimiento recibido por Marta Ayala Ávila, Miembro del Buró Político y su Directora General, así como el Instituto Finlay de Vacunas, también recibido por su director Vicente Vérez Bencomo.

Fueron reconocidos además la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa), la MIPYME Agroindustrial Media Luna de Ciego de Ávila y la Unidad Empresarial de Base Muebles Ludema de Las Tunas.

Las menciones las obtuvieron Dofleini Software, la Empresa Cinesoft y se entregaron menciones especiales a Laboratorios AICA y la empresa Retomed de Santiago de Cuba.

Joel Queipo Ruiz, Miembro del Secretariado del Comité Central y Jefe de su Departamento Económico reconoció la importancia de la Jornada para la transformación de la actividad económica del país y destacó momentos como la presentación de la Guía de Negocios y la labor de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba.

Por su parte, Rodrigo Malmierca Díaz, Ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, señaló que entre los objetivos de la jornada estaba promover el desarrollo económico del país y el entramado de las fuerzas productivas.

Refirió también que entre las virtudes de la jornada se encuentra haber utilizado los tres pilares que concibe el Partido y el Gobierno para el desarrollo económico de Cuba: la Comunicación Social, la innovación y la informatización de la sociedad.

En este clausura, a la que asistió también Meisi Bolaños, Ministra de Finanzas y Precios, la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba lanzó la convocatoria para el Premio Anual a la Gestión Económico Productiva 2022, para entidades que desarrollen acciones con alta eficiencia y eficacia en el desarrollo de la actividad económica y muestren altos estándares de calidad en la producción y los servicios.

Durante un mes de trabajo, la Jornada Económico Productiva desarrolló momentos como la presentación de ferias, intercambios entre actores estatales y no estatales para la identificación de negocios mutuos y los encadenamientos, presentaciones de buenas prácticas y los debates para el fortalecimiento de la economía nacional y el desempeño de los diversos actores económicos.

Escuche y descargue la propuesta radial:

 

 

Lo que quedó «en el tintero»

Epílogo del libro «Defensa y refundación del socialismo cubano»

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Oct 29 · 18 min read

Por Roberto Regalado



Fernando Martínez Heredia, una de las glorias de las ciencias sociales cubanas, acostumbraba a repetir que el marxismo y la historia hay que estudiarlos en conjunto. Solo así sabremos cuándo, dónde y por qué los clásicos dijeron lo que dijeron e hicieron lo que hicieron, y solo así asimilaremos que la función de las y los marxistas no es decir y hacer lo mismo que los clásicos, sino emplear su método de análisis y de solución de problemas teóricos y prácticos, para decir y hacer lo que corresponde a la situación concreta en que cada cual se encuentre. Con esas sencillas palabras, Fernando nos invitaba a asumir al marxismo en su condición de filosofía de la praxis, como lo hicieron Vladimir Ilich Lenin, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, George Lukács, Ernesto Guevara, Fidel Castro, y muchas otras figuras revolucionarias de pensamiento y acción.

A diferencia del marxismo‑leninismo oficial impuesto en la Unión Soviética tras la prematura muerte de Lenin, marxistas revolucionarias y revolucionarios han formulado el concepto de teoría de la revolución de fundamento marxista y leninista, que abarca todo el universo de resultados científicos obtenidos, en el pasado, en el presente y en el futuro, mediante la utilización del aparato categorial y conceptual fundado por Marx para descubrir y analizar las características y contradicciones de la sociedad capitalista, percibir regularidades sociales, e identificar y caracterizar las tendencias generales a partir de las cuales elaborar los objetivos, estrategias y tácticas de la revolución social, tanto para la conquista o la construcción del poder, como para la edificación de una nueva sociedad.

En su obra Nuestro Marx, Néstor Kohan dice:

¡Volver a Marx! Viejo grito de denuncia, rechazo y hastío. Periódicamente retoma el centro de la escena cuando el conformismo, la mansedumbre, la mediocridad, la apología y la legitimación entusiasta del orden establecido amenazan desdibujar el sentido crítico de las ciencias sociales.[1]

Pocos párrafos después, agrega:

No se trata del «regreso» del Marx caricaturesco de la vulgata estalinista, fácilmente refutable (por eso mismo siempre presente en las impugnaciones académicas). Tampoco es el Marx economicista que solo sabe balbucear la lengua del funcionamiento del mercado y la acumulación pero no puede pronunciar una sola palabra inteligible sobre el poder, la política, la dominación, la hegemonía, la cultura y la subjetividad.[2]

Tras abordar una amplia gama de temas medulares, más de setenta páginas después del párrafo antes citado, Néstor decide que llegó al lugar oportuno para realizar una valiosa especificación sobre el sentido y el contenido de la crítica marxista:

La cientificidad de la teoría social marxista reside en su capacidad de crítica. Su cientificidad no reposa en la postulación de todo un catálogo de sentencias (o «leyes de hierro») universales, absolutas y ahistóricas — supuestamente válidas para todo tiempo y lugar, al margen de la historia, las subjetividades y los conflictos sociales — sino en su enorme capacidad para desarmar, desmontar y demoler los dogmas que legitiman el orden social capitalista como natural, inmodificable, absoluto y eterno. Dicha cientificidad crítica permite establecer regularidades en los fenómenos sociales (leyes de tendencia que abren un amplio abanico de posibilidades con mayor o menor grado de probabilidad) para, a partir de su conocimiento, poder intervenir y transformar la sociedad en un sentido praxiológico políticamente radical.

En el seno de la tradición marxista, ese ejercicio crítico no se realiza solo sobre los relatos metafísicos del pensamiento social burgués que legitima, de diversos modos y con no pocos matices, el orden establecido. La crítica marxista también se aplica a su propia tradición.[3]

Enfaticemos esta última idea: ¡La crítica marxista también se aplica a su propia tradición! ¡La crítica marxista es también autocrítica! De esta idea se deriva la capacidad de la teoría social marxista de autocorregirse, actualizarse y desarrollarse, lo que hace mediante: el análisis de los resultados positivos y negativos de su aplicación práctica, el estudio de los cambios sociales, y la incorporación de los nuevos descubrimientos de otras ciencias.

A propósito de la interrelación que Fernando nos recomendó establecer entre el marxismo y la historia, Erick Hobsbawm dice que Marx y Engels rechazaron, en forma «persistente, militante y polémica» las «dicotomías simples de quienes se proponían reemplazar a la mala sociedad por una buena» y «la tendencia a diseñar modelos operacionales cerrados, por ejemplo, a prescribir la forma exacta de cambio revolucionario y a declarar que todos los demás eran ilegítimos; o a rechazar el empleo exclusivo de la acción política». Ellos «rechazaban el voluntarismo ahistórico».[4]

Una idea fuerte de Hobsbawm es que mucho de lo que se discutió sobre la revolución en el siglo XIX es posterior a la muerte de Marx y Engels, por lo cual, lo más que puede decirse, es que quienes primero debatieron esos temas, a raíz de la polémica sobre revisionismo y reformismo iniciada en la década de 1890, estuvieron en contacto personal con Marx y Engels o, en la mayoría de los casos, solo con este último. Ello implica que los debates posteriores están basados en interpretaciones o revisiones póstumas.[5] Además explica que la obra de Marx y Engels no es un cuerpo teórico acabado, en parte porque la vida no les alcanzó para hacer todo lo que habían soñado y, en parte, porque eran reacios a desarrollar una teoría general de la política, tema que abordan en forma de observaciones incidentales, excepto en la teoría sobre el origen y el carácter histórico del Estado. Otro aspecto mencionado por Hobsbawm con relación a Marx es que:

Su forma de investigación podía producir diferentes resultados y perspectivas políticas. En rigor, eso hizo el propio Marx, quien visualizó una transición pacífica al poder en Gran Bretaña y Holanda, y la posible evolución de la comunidad rural rusa al socialismo. Kautsky e incluso Bernstein fueron herederos de Marx tanto como (o, si Ud. quiere, tan poco como) Plejánov y Lenin.[6]

El célebre historiador puntualiza que, a diferencia de Marx, Lenin sí sintió la necesidad de teorizar sobre el Estado y la Revolución, pero, cuando comenzó a hacerlo, llegó el 25 de octubre de 1917 (según el calendario juliano entonces vigente en Rusia) y tuvo que concentrarse en hacer la revolución y construir el Estado, en vez de teorizar sobre ellos. Según Hobsbawm:


[…] el experimento soviético se diseñó no como una alternativa global al capitalismo, sino como un conjunto específico de respuestas a la situación concreta de un país muy vasto y muy atrasado en una coyuntura histórica particular e irrepetible. El fracaso de la revolución en todos los demás lugares dejó sola a la Unión Soviética con su compromiso de construir el socialismo en un país donde, según el consenso universal de los marxistas en 1917 (incluyendo a los rusos), las condiciones para hacerlo no existían en absoluto. El intento hizo posibles, con todo, logros harto notables (entre ellos, la capacidad para derrotar a Alemania en la segunda guerra mundial), aunque con un coste humano intolerable, sin contar con el coste de lo que, al final, demostraron ser una economía sin salida y un sistema político que no tenía respuestas para ella. […] El otro socialismo «realmente existente», el que surgió bajo la protección de la Unión Soviética, sufrió las mismas desventajas, aunque en menor medida y, en comparación con la URSS, con mucho menos sufrimiento humano.[7]

A partir de la observación de Hobsbawm sobre las interpretaciones o revisiones de Marx y Engels, es preciso llamar la atención sobre el hecho de que la mayor parte de lo que se discutió sobre la revolución socialista y la construcción del socialismo en el siglo XX, es posterior a la muerte de Lenin, y ello implica que los debates sobre qué debe ser y cómo se debe hacer una revolución, y sobre qué debe ser y cómo se debe edificar el socialismo, están basados en «interpretaciones o revisiones póstumas» de su pensamiento. Con otras palabras, ni Marx, ni Engels, ni Lenin diseñaron un «modelo», mucho menos un «modelo único», de revolución ni de socialismo.

¿Cuántas cubanas y cubanos saben que el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética que dirigió la «construcción del socialismo y avance hacia el comunismo» en esa nación durante las tres décadas posteriores a la enfermedad y la muerte de Lenin, fue el secretario general que Lenin pidió que fuese relevado de ese cargo?

En el retiro provocado por la enfermedad que meses después ocasionaría su deceso, en diciembre de 1923, Lenin escribió:

El camarada Stalin, convertido en secretario general, concentró en sus manos un poder ilimitado, y no estoy seguro que siempre sea capaz de utilizar ese poder con suficiente cuidado.[8]

Más adelante, en el mismo texto, agregó:

Stalin es demasiado rudo, y ese defecto, aunque del todo tolerable en nuestro medio y en las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el puesto de secretario general. Por eso propongo a los camaradas que piensen una manera de relevar a Stalin de ese cargo y designar en su lugar a otra persona que en todos los aspectos tenga sobre el camarada Stalin una sola ventaja: la de ser más tolerante, más leal, más cortés y más considerado con los camaradas, menos caprichoso, etcétera.[9]

Iósif Vissariónovich Dzhugashvili (José Stalin) asumió la secretaría general del Comité Central del entonces llamado Partido Comunista de Rusia (bolchevique) en 1922, un cargo que en ese momento representaba ser el primero entre iguales con los demás miembros del máximo órgano de dirección partidista, es decir, asumió una función cuyo contenido original no era decidir, sino solo coordinar el proceso colectivo de toma de decisiones, controlar su cumplimiento e informar de ello a sus iguales. Fue él quien convirtió aquel cargo en la jefatura suprema del sistema político institucional de partido Estado, que se implantó después en todos los países que asumieron el «modelo soviético».

En su carrera de acumulación de poderes personales, Stalin: eliminó físicamente a los viejos bolcheviques, dirigentes del partido, y jefes militares y de los órganos de seguridad, que conocieron a Lenin y su pensamiento; los eliminó también de las fotos históricas mediante una especie de photoshop primitivo; e impuso su concepción vulgarizadora del leninismo por encima de las otras lecturas e interpretaciones del pensamiento de Lenin coexistentes dentro del liderazgo bolchevique, con lo que desempeñó un papel fundamental, aunque no exclusivo, en la construcción del marxismo‑leninismo soviético y del «modelo soviético» de «construcción del socialismo y avance hacia el comunismo».

Si bien el XX Congreso del PCUS, efectuado del 14 al 26 de febrero de 1956, denunció los crímenes, el culto de la personalidad y otras concepciones políticas y prácticas de Stalin, las estructuras, los medios y los métodos estalinistas, despojados de sus manifestaciones criminales, se mantuvieron en la URSS, en los demás países del sistema socialista mundial y en el resto del Movimiento Comunista Internacional. Sin embargo, contrario a lo que, por lo general, se asume como un hecho, Marcelo E. Caruso Azcárate argumenta que la influencia del estalinismo no es solo un lastre que arrastran los gobiernos y los partidos comunistas. De sus estudios sobre la izquierda y el progresismo latinoamericano de la etapa posterior al derrumbe del socialismo real, este autor concluye:

En todos estos procesos de gestión de gobiernos de izquierda y progresistas, y a pesar de sus diferencias, ha sido notable la repetición de actitudes, relaciones y posiciones políticas erradas o equivocadas, al punto de que nos hemos permitido buscar un concepto que las incluya y caracterice: el neoestalinismo.[10]

Marcelo define al estalinismo como una categoría conceptual de ejercicio del poder político que trasciende los errores y crímenes de quien dio origen al nombre. Para él, lo que conocimos como estalinismo clásico y duro hoy ya no existe, en tanto no existen esos Estados obreros deformados sobre los cuales sustentaban su legitimidad. Fue una casta autoritaria que vivió a costa del pasado glorioso de la Revolución Bolchevique, a la cual enterró gradualmente sin que la clase obrera soviética pudiera impedirlo. Su existencia combinó la enorme autoridad que generaba una sociedad sin capitalistas explotadores, capaz de garantizar derechos económicos y sociales en forma universal, con crímenes contrarrevolucionarios que no solo impidieron la extensión de la revolución socialista antes y después de la Segunda Guerra Mundial, sino que acabaron con la vida de millones de campesinos y obreros, así como con los líderes bolcheviques que junto a Lenin condujeron la Revolución Rusa. Su poder regresivo se alimentó de esa autoridad histórica, cual vampiro que mata gradualmente a su víctima, pero que a la vez la necesita para seguir existiendo. Se caracterizó por su actitud de conciliación con los imperios dominantes y el feroz autoritarismo con sus pueblos. Blando con los de arriba y los aliados de la derecha de último momento, y duro con los de abajo y con los compañeros de lucha de toda la vida.

En los procesos contrahegemónicos de gobiernos de izquierda — dice Marcelo — se encuentran, en forma recurrente, líneas de intervención marcadas por el uso y abuso del poder del Estado, que van de la mano de autoritarismos hacia los de abajo y conciliaciones con los de arriba. En aras de una generalización conceptual de libre aplicación a las realidades nacionales concretas, las hemos llamado neoestalinismos diversificados.

Del hecho que los neoestalinismos diversificados sean parte de la práctica política de todo el espectro de la izquierda y el progresismo latinoamericanos, a lo que yo agrego que esto incluye a sectores históricamente críticos de la Unión Soviética, del socialismo real y del marxismo‑leninismo, a los que ni por la mente les pasa la idea de considerarse ellos mismos como reproductores y ejecutores de prácticas estalinistas. Marcelo concluye que:

[…] ese fenómeno no fue una desviación propia de la sociedad feudal rusa, sino que es una estructura mental irracional y de poder que, en distintos contextos históricos, afecta gravemente las etapas de la evolución de la humanidad hacia su liberación, y que en la lucha cotidiana por una sociedad y un mundo mejor, que llamamos socialista, tendremos que tener muy en cuenta las enseñanzas que nos van dejando los ejercicios particulares de poderes políticos y estructurales, como parte de nuestra filosofía de la praxis.[11]

El balance realizado por Marcelo sobre los gobiernos de izquierda y progresistas, que develó el nexo entre la experiencia histórica del estalinismo y las de los actuales neoestalinismos diversificados, identifica las siguientes semejanzas:

Los autoritarismos, conciliaciones y dogmatismos de hoy […] sean de Estados obreros, gobiernos denominados de izquierda o de liderazgos partidistas y sociales considerados de izquierda, son de mucho más corto plazo y de menos espacio político para consolidarse como legítimos. Preservan del anterior estalinismo una visión de la revolución por etapas, lo cual ha afectado indiscriminadamente a los liderazgos de distintos sectores sociales y políticos, en tanto es una forma simple y aparentemente segura, de analizar la realidad y construir su estrategia transformadora, para, al mismo tiempo, blindarse frente al aventurerismo generado por la impaciencia pequeñoburguesa, como califican a todo sector social que pretenda profundizar los contenidos antisistémicos de los procesos. En realidad, lo que producen y reproducen son miedos frente al enorme poder acumulado por su enemigo histórico, miedos a perder sus cargos dirigentes o de poder cedidos por el sistema, y miedos a que la población empoderada vaya más lejos de lo que sus aparatos y mentes estrechas logran abordar y controlar.[12]

Sirvan las conclusiones de Marcelo E. Caruso Azcárate reseñadas y citadas — la lectura de cuyos textos recomiendo, tanto por sus aportes a la comprensión de cómo el estalinismo suplantó al leninismo e hizo pasar lo estalinista por leninista, como por el hilo conductor del análisis que permite abordar un conjunto de problemas de la izquierda y el progresismo insuficientemente identificados y reconocidos — , para introducir en el análisis aquí realizado que el «ajuste de cuentas», pendiente en América Latina con las reminiscencias del socialismo real, no es un problema exclusivo de la Revolución cubana.

Cuba tiene a su favor el control del poder político, a partir del cual defender y refundar su proyecto socialista, defensa y refundación no exenta de riesgos, pero con una base sólida para definir qué contenido y qué dosis habrá de continuidad y qué contenido y qué dosis habrá de cambio en ese imprescindible ejercicio. La izquierda y el progresismo latinoamericanos y caribeño se enfrentan al reto de encontrar sus propias formas de conquistar o construir poder popular, ya sea desde la lucha opositora o desde el ejercicio del gobierno.

A la pregunta que un periodista me hizo hace años, consistente en por qué la Revolución cubana no había sustituido el «modelo soviético» por una construcción política propia a raíz del derrumbe de la URSS, respondí: porque no se cambia de caballo atravesando un río crecido. Pero, pensándolo bien, en realidad, hacía mucho tiempo que Cuba había cruzado el río y seguía montada en el mismo caballo. En su análisis sobre la Ciencia Política cubana, Juan Valdés Paz reseña varias complicaciones que ayudan a explicar este retraso devenido omisión. En primer término, nos recuerda que en la tradición cultural marxista hay distintas escuelas de interpretación, que existen diferentes versiones de las ciencias políticas, y que se han producido distintas categorías y lenguajes a través de los cuales se ha intentado construir una ciencia política. En el caso de Cuba, Juan nos dice que a estas complicaciones:

[…] hay que agregarles al menos dos más: primero, como el tema de la política es el poder — lo que define a la Revolución es, precisamente, la construcción de un nuevo poder, o de un poder alternativo — y dado que la Revolución dura mientras su poder constituido [dure], consecuentemente, a favor de ese poder existe una cantidad de discursos políticos más o menos científicos — menos que más — y otra cantidad de discursos en contra. Por consiguiente, uno de los problemas que enfrenta la ciencia política en Cuba es la polaridad del discurso predominante: favorable al orden establecido o rampantemente contrario. Así pues, hay muy poco de ciencia y mucho de confrontación en los lenguajes mediante los cuales se pretende dar cuenta de la realidad política cubana.

La segunda complicación que tiene esta ciencia, que es la más conflictiva de todas las ciencias sociales — y todas son conflictivas en el socialismo — , es el problema de la presencia de cubanos de un lado y cubanos del otro. La mayor parte de los estudios sobre la realidad política cubana no ha sido escrita por los cubanos de dentro, sino por los cubanólogos de fuera o por extranjeros que se dedican al estudio de Cuba.[13]

Por todo lo anterior, Juan concluye que esta polaridad, que se produce tanto dentro como fuera de Cuba, afecta la posibilidad de establecer una visión científica sobre el estudio de la transición política en el país. A partir de las complicaciones por él identificadas, se puede concluir que la reticencia a abrir a debate el «modelo» político institucional fundamentado en el marxismo‑leninismo soviético radica en que ello implica abrir a debate el tema del poder en Cuba, nada menos que:

1. con posterioridad del derrumbe de ese «modelo» en nueve de los trece países donde imperaba, y de una apertura al capital nacional y extranjero en dos de los restantes, considerada incompatible con las condiciones nacionales;

2. en medio de lo que Fidel llamó «doble bloqueo», es decir, del recrudecimiento del bloqueo realizado por todos los gobiernos estadounidenses desde finales de la década de 1990, destinado a sacarle provecho al aislamiento de Cuba para darle el «golpe de gracia» a la Revolución, con un relativo paréntesis en el segundo mandato de Barack Obama, tras el cual fue recrudecido en una magnitud sin precedentes por el gobierno de Donald Trump;

3. en condiciones de estancamiento en el cumplimiento de las metas históricas que la Revolución se planteó en sus primeros años, con obvias consecuencias económicas, sociales y políticas; y,

4. a contracorriente de las complicaciones esbozadas por Juan, entre ellas: el rechazo del marxismo‑leninismo superviviente en Cuba al diálogo con cualquier otro marxismo; la polaridad del discurso predominante: favorable al orden establecido o rampantemente contrario; y la presencia de cubanos de un lado y cubanos del otro.

Si la mayor parte de los estudios sobre la realidad política cubana no ha sido escrita por los cubanos de dentro, ello obedece a que el marxismo‑leninismo soviético lo impidió. No lo impidió solo por «seguidismo», aunque en algunas compañeras y algunos compañeros lo haya habido, sino porque la Revolución cubana se atrincheró en él para defenderse de todo tipo de agresiones y amenazas. Sin embargo, este recurso que en etapas anteriores puede haber tenido resultados que coadyuvaran a la defensa de la Revolución, hace mucho que causa perjuicios, sin aportar beneficio compensatorio alguno.

De acuerdo con las Tesis y resoluciones sobre los estudios del marxismo‑leninismo en nuestro país, mencionadas en el artículo final de este volumen:

El fin, el propósito y el contenido del investigador y del teórico marxista‑leninista deben ser los de descubrir las leyes que rigen el movimiento de un fenómeno o proceso dado, analizar las tendencias del movimiento que se generan a partir de la acción de esas leyes, precisar la dirección y orientación de ese movimiento, determinar el papel, la interinfluencia y el peso específico de los factores objetivos y subjetivos interactuantes en la cuestión; adelantar los resultados al estudio del criterio oficial para servirle de apoyo y base orientadora o presentarlos a posteriori del establecimiento del criterio oficial para ofrecerle sustentación teórica a éste o para aportar juicios, argumentos y conclusiones que pudieran contribuir a modificaciones o rectificaciones necesarias.[14]

Desde el «limbo» en que quedó ubicado el marxismo‑leninismo en Cuba a raíz del colapso del socialismo real, esas tesis y resoluciones, que descalifican cualquier otro tipo de estudio de la sociedad cubana y se arrogan el «derecho y el deber […] de asegurar que la ideología científica de la clase obrera que rige la construcción del socialismo en nuestro país no sufra mixtificación alguna»,[15] «flotan en el ambiente» y, desde esa inmaterial ubicación, siguen impidiendo, obstaculizando y/o relegando a espacios marginados el ejercicio de la función analítica, reflexiva, crítica y propositiva de la ciencias sociales. Esta es la razón principal por la cual, como dice Valdés Paz, la mayor parte de los estudios sobre la realidad política cubana ha sido escrita «por los cubanólogos de fuera o por extranjeros que se dedican al estudio de Cuba», lo cual no implica que no exista una producción de estudios de la Revolución cubana realizados mediante la rigurosa utilización del aparato categorial y conceptual marxista, incluidos El Espacio y el límite. Estudios sobre el sistema político cubano,[16] y La evolución del poder en la Revolución cubana en dos tomos,[17] ambos de la autoría de Juan Valdés Paz.

Luego de catorce años sin celebrar congresos del partido (1997‑2011), es decir, sin convocar, por razones comprensibles, al máximo órgano de la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, el replanteamiento de la política nacional incluyó cambios y reducciones sustanciales en los órganos del partido y el Estado, la disolución de los cuatro centros de estudios adjuntos al Comité Central del PCC,[18] y el inicio de un proceso, tiempo después afortunadamente abandonado, de fusión y compactación de los centros de estudios y/o investigación especializados en ciencias y disciplinas sociales de diversos organismos del Estado. Eso significa que el partido y el Estado, en unos casos minimizaron y en otros eliminaron a sus propios órganos de recopilación, procesamiento y análisis de información, de investigación científica, de formulación y evaluación de opciones políticas, y de alerta temprana de las consecuencias negativas que esas opciones políticas pudieran tener: ¿se habían convertido esos órganos en espacios de amenaza o cuestionamiento al poder revolucionario cuya función era defender y consolidar? La respuesta categórica es no: ni se habían convertido ni podrían convertirse en espacios de amenaza o cuestionamiento al poder revolucionario. Por el contrario, el poder revolucionario necesita renovar, revitalizar y reforzar lo minimizado y construir de nuevo lo eliminado, como imprescindibles puntos de apoyo para los ejercicios de prueba y error del presente y el futuro.

En las condiciones actuales y las del futuro previsible, no solo en Cuba, sino en cualquier país del mundo, todo proceso de transformación social revolucionaria, e incluso de reforma social progresista, requiere un grado de concentración y centralización del poder. Solo así tiene la posibilidad de enfrentar con éxito los grandes retos y amenazas que no podrá evadir. Al mismo tiempo, las experiencias históricas demuestran que demasiada concentración y centralización del poder terminan minando e incluso destruyendo al propio poder. La raíz del problema es, por consiguiente, determinar cuál es la proporción adecuada, en cada lugar y en cada momento, de concentración y centralización, y de desconcentración y descentralización. Esa es la ecuación principal por despejar.

La fórmula para salvar la patria, la Revolución y el socialismo es la refundación del socialismo cubano. Esta es una fórmula de todo o nada, una fórmula de suma cero entre cambiar todo lo que debe ser cambiado con sentido del momento histórico, o perder la oportunidad de hacerlo.

NOTAS

[1] Néstor Kohan: Nuestro Marx, Misión Conciencia, Caracas, 2011, p. 10.

[2] Ibíd.: p. 11.

[3] Ibíd. p. 93.

[4] Eric Hobsbawm: How to change the world. Tales of Marx and Marxism, Little, Brown Book Group, London, 2011, pp. 319‑320.

[5] Ibíd.: p. 7.

[6] Ibíd. pp. 12–13.

[7] Erick Hobsbawm: Historia del siglo XX, Grijalbo Mondadori, Buenos Aires, 1998, p. 493.

[8] Vladimir Ilich Lenin: «Carta al congreso del 23 de diciembre de 1922», La última lucha de Lenin. Discursos y escritos 1922–23, Pathfinder Press, Nueva York, Londres, Montreal, Sydney, 2010, p. 239.

[9] Ibíd.: p. 259.

[10] Marcelo E. Caruso Azcárate: A Contraluz. Revisita los procesos sociales y políticos de la izquierda en América Latina, Partido del Trabajo, México, 2019, p. 184.

[11] Marcelo E. Caruso Azcárate: «Reflexiones acerca del ejercicio de gobierno por partidos de izquierda y progresistas», en Los gobiernos de izquierda y progresistas, y el impacto en ellos de la estrategia desestabilizadora desarrollada por el imperialismo y las oligarquías criollas, Roberto Regalado (compilador), Ediciones Partido del Trabajo, México, 2018, p. 274.

[12] Marcelo E. Caruso Azcárate: A Contraluz…, op. cit., p. 186.

[13] Juan Valdés Paz: El Espacio y el límite. Estudios sobre el sistema político cubano, Instituto Juan Marinello y Ruth Casa Editorial, La Habana, 2009, pp. 7‑8.

[14] 1er. Congreso del PCC: Tesis y resoluciones sobre los estudios del marxismo‑leninismo en nuestro país, La Habana, 1975.

[15] Ídem.

[16] Juan Valdés Paz: ob. cit.

[17] Juan Valdés Paz: La evolución del poder en la Revolución Cubana, tomo I (2017) y tomo II (2018), Rosa Luxemburg Sitfung, Ciudad de México, México.

[18] Centro de Estudios sobre América (CEA), Centro de Estudios Europeos (CEE), Centro de Estudios sobre Asia y Oceanía (CEAO), y Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente (CEAMO).

UN LEGADO DEL PROFESOR JUAN VALDÉS PAZ

Recientemente  conocimos del deceso del estimado y querido profesor Juan Valdés Paz, que tanta erudición supo consagrar a nuestro Pueblo.

En este sentido, hemos escogido breves fragmentos del amplio y excelente trabajo del profesor, publicado el 15 de abril de 2016, titulado: “El Socialismo no puede posponer la democracia que ha prometido”, que considero muy esclarecedor en estos momentos de exagerada provocaciones y amenazas del Gobierno de los Estados Unidos y sus acólitos internos.

·        “Tampoco hay que ignorar los desafíos reales a que nos enfrentamos, los temas de seguridad, los planes, la estrategia del soft power, que ahora emplea Estados Unidos contra nosotros. Seguiremos siempre enmarcados en innúmeras amenazas al proyecto de nación y por tanto, el de sociedad tiene que dar cuenta de ello. Seguramente  tendremos que asumir algún nivel de restricciones, pero es importante, primero, que las reconozcamos públicamente; y segundo que las consensuemos.”

·        “De manera que también tendríamos que ver –porque puede ser un riesgo, o una tentación, o una confusión que nos movamos hacia una estrategia social-demócrata creyendo que estamos asumiendo otra. Es decir, que seamos tan flexibles que termine sin importar el color del gato, mientras cace ratón, que nos importe qué tipo de Estado o qué tipo de economía, si es eficiente. Ahí tenemos el modelo nórdico, que cada vez se degrada más, pero sigue siendo el éxito paradigmático de la social-democracia. No es casualidad que todas las experiencias socialistas europeas que transitaron hacia el capitalismo declararon que iban a ser “nórdicas”. Y aquí también podemos encontrarnos esos discursos que a donde conducen, a lo sumo, es a una sociedad capitalista con un wellfare state o “estado de bienestar”, con una política social más o menos amplia”.

·        “En todas las esferas nosotros tenemos que asegurar la hegemonía de la cultura socialista, o si no habremos perdido, la oposición y el disenso tiende a agruparse donde precisamente la hegemonía socialista es débil”.

·        “Ahora, de pronto, parece que todos los defectos, insuficiencia y problemas que tenemos son del Socialismo, incluso llega un momento en que se convierte en un término descalificador. Me parece que ese es un terreno muy importante, donde hay que hacer la lucha ideológica-política, porque ahora lo que está puesto en juego es el carácter socialista de la Revolución Cubana”.

La Habana, 29 de octubre de 2021.

Julio Sergio Alcorta Fernández.  

El socialismo es la única explicación de que hayamos sobrevivido al cerco feroz y genocida sin renunciar a desarrollarnos (+ Video)

 Discurso pronunciado por Miguel M. Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la clausura del Séptimo Periodo Ordinario de Sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 28 de octubre de 2021, “Año 63 de la Revolución”

La fórmula del enemigo ha sido apostar a que nuestras grandes dificultades materiales debiliten la resistencia del pueblo y nos pongan finalmente de rodillas ante ellos. Foto: Estudios Revolución 

 

(Versiones Taquigráficas-Presidencia de la República)

Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;

Compañero Esteban Lazo, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular;

Diputadas y diputados;

Invitados:

Me corresponde clausurar el Séptimo Periodo Ordinario de Sesiones de la IX Legislatura y, al mismo tiempo, vengo ante ustedes, máxima representación de nuestro pueblo, a cumplir con un mandato legal: rendir cuentas e informar de mi gestión como Presidente de la República.

Lo haré compartiendo valoraciones sobre la situación que hemos enfrentado en estos tiempos, los temas en los que hemos centrado nuestro trabajo y también para hablar sobre los temas hacia los cuales debemos dirigir los principales esfuerzos.

Lo hago en un día de especial significación para todos los cubanos, aquel en que desapareció el leal Camilo Cienfuegos, símbolo de cubanía, de coraje, héroe eterno de la juventud cubana y, como ella, alegre y profundo.

Al ser públicas estas palabras seguramente podré contar no solo con las opiniones de ustedes, sino también con las de nuestra población.  Nos apoyaremos en ellas para perfeccionar nuestra labor, con la responsabilidad que impone ser un servidor público.

Debo destacar, en primer lugar, el muy complejo contexto mundial, estremecido por múltiples crisis derivadas del injusto orden global, que se han agravado como consecuencia de dos largos y duros años de pandemia.

Hace menos de una semana las muertes por COVID-19 en todo el mundo rondaban los 5 millones de personas y los contagiados sobrepasaban la cifra de 243 700 000.  La Organización Mundial de la Salud estima que si se tiene en cuenta la sobremortalidad vinculada directa o indirectamente al nuevo coronavirus, el balance de la pandemia podría ser dos a tres veces más elevado de lo que afirman los registros oficiales; pero el real impacto en todos los órdenes de la vida a nivel planetario está por conocerse.  Lo que nadie pone en duda es su elevado costo para la economía mundial, ya desajustada por la prolongada prevalencia de patrones de consumo insostenibles, que han estrechado, cada vez más, las zonas de lujo y confort, mientras se ensancha dramáticamente el mundo de los excluidos.

Cuba, a pesar de estar dotada por la obra de justicia social de la Revolución de un sistema sanitario universal y gratuito, capaz de disponer de potencialidades científicas que en muy poco tiempo nos pusieron a la vanguardia mundial en la investigación y producción de vacunas, no ha podido escapar del golpe pandémico.

Como se ha evaluado en las sesiones de esta Asamblea, desde 2019 la economía ha transitado por condiciones excepcionales.  Los efectos combinados del recrudecimiento del bloqueo y el escalamiento de la pandemia provocaron que en este periodo el país dejara de percibir más de 3 000 millones de dólares en ingresos.  Además, se han ejecutado significativos gastos en exceso al Presupuesto para enfrentar la COVID-19, la protección de los trabajadores y de la población en general.  Todo ello ha limitado la capacidad para hacer frente a erogaciones indispensables para sostener la oferta estatal, fundamentalmente de alimentos y medicamentos, así como las que demanda para su estabilidad el Sistema Eléctrico Nacional; esta difícil situación provoca insatisfacción y malestar en la población.

Para que se tenga una idea: tan solo en servicios de salud y material gastable en la atención a la COVID-19, se invirtieron unos 300 millones de dólares, mientras que los recursos para la operación y mantenimiento del Sistema Eléctrico Nacional demandan como mínimo 250 millones de dólares por año.

No haber ejecutado oportunamente los mantenimientos y no poder adquirir los recursos imprescindibles para la garantía del servicio eléctrico provocaron los molestos apagones que venimos sufriendo desde el 21 de junio.  Aunque no han desaparecido las limitaciones, existe disponibilidad de combustible para la generación de electricidad, y se destinó, en muy difíciles condiciones para aprobarlo, un nivel de financiamiento que permitirá, antes de concluir el año, recuperar 608 megawatts de potencia de la generación eléctrica, con lo cual irá mejorando gradualmente la situación de este servicio en todo el país.

En este contexto se han producido condiciones que favorecen la inflación por la existencia de una demanda muy superior a la oferta, lo que constituye la principal prioridad en el trabajo del Gobierno.  Una de las soluciones a este problema es el crecimiento de la oferta a partir de una mayor participación de los productores nacionales en nuestro mercado interno. 

Gracias al control que sostenidamente viene alcanzándose de la COVID-19, se ha iniciado un proceso gradual de recuperación de la actividad económica y social, a lo cual deberán contribuir las medidas aprobadas para dotar de mayor autonomía a la empresa estatal socialista y el perfeccionamiento y diversificación de los actores económicos.

El Plan de la Economía y el Presupuesto del Estado para 2022, que evaluaremos el próximo diciembre, estarán orientados a proyectar la recuperación de los niveles de actividad fundamentales, alcanzando una mayor autonomía en la gestión administrativa de los territorios; priorizar las medidas compensatorias para la atención a los más vulnerables, y consolidar la implantación de la Tarea Ordenamiento, entre otras prioridades.

Gracias a nuestro sistema, a la integración de todas las fuerzas en pos de un objetivo, es decir, gracias a la unidad en torno al Partido, Cuba tuvo respuestas inmediatas para la imprevista pandemia y, al mismo tiempo, para enfrentar la grosera profundización del bloqueo. Foto: Estudios Revolución
Foto: Estudios Revolución

Compañeras y compañeros:

Es preciso apuntar de nuevo al vil oportunismo del adversario. Justo en los meses en que escaló la pandemia en el país, se hicieron frecuentes los cortes de electricidad y se contrajo significativamente la oferta de bienes y servicios por las razones señaladas, creando un clima favorable a la irritación y al descontento; el enemigo histórico de la nación cubana conocía la gravedad del momento y se lanzó con más saña aún contra nuestra economía.  En franca contradicción con las recientes declaraciones del presidente Biden ante la Asamblea General de Naciones Unidas, de favorecer el multilateralismo y cooperar en la lucha contra la pandemia a nivel global, hacia Cuba se arreció el bloqueo, se dictaron nuevas sanciones y se puso en marcha un nuevo programa de desestabilización que cumple al pie de la letra el manual del “golpe blando”.

Nunca nos hemos sentado a esperar el cambio de una política que durante 62 años ha variado solo para afianzar el cerco.  La fórmula del enemigo ha sido apostar a que nuestras grandes dificultades materiales debiliten la resistencia del pueblo y nos pongan finalmente de rodillas ante ellos.

Contra un proyecto socialista como el nuestro no se descartan jamás las acciones violentas o bélicas, la invasión, la ocupación; pero se apuesta en primer lugar a la desmoralización, a la rendición, por eso el mensaje de odio hacia los comunistas, el énfasis antisocialista, la persecución de cada posible salida económica, en fin, el bloqueo.  No importa cuánto destruya, cuánto dañe, cuánto erosione la fe de un pueblo en sus propias fuerzas.

Por muy inverosímil e inmoral que parezca, ese es el diseño del imperialismo contra Cuba.  Ya no valen las hipócritas tapaderas y los engaños sobre una supuesta revisión de la política que el actual Gobierno repudió durante la campaña electoral que lo llevó al poder.  Ya no valen los pretextos fraudulentos sobre la supuesta intención de favorecer al pueblo cubano y negar beneficios al Gobierno.

Las evidencias están ante los ojos de todos para comprobar que el objetivo ha sido, desde el comienzo, provocar escasez económica, castigar al pueblo, perjudicar su nivel de vida, restringir sus fuentes de ingresos, limitar su consumo y dañar los servicios sociales de los que depende una parte de su bienestar y la respuesta a sus necesidades más elementales.  El propósito ha sido condenar a la población cubana al papel de rehén en una política genocida con designios hegemónicos.

Por eso causa tanta molestia en Washington el éxito de Cuba en el enfrentamiento a la pandemia, en particular el resultado sobresaliente del programa de vacunación desarrollado con ingenio, esfuerzo y recursos propios.  Se explica así el empeño en denigrar nuestro Sistema de Salud Pública y en ocultar este logro extraordinario de Cuba, que rompe la matriz engañosa que se quiere imponer sobre nuestra realidad.

Cada vacuna creada y aplicada, cada compatriota inmunizado, cada contagio evitado y cada vida salvada son triunfos de la causa nacional y derrotas de la agresión imperialista contra nuestro país. Parecería increíble que hay que describirlo de esa manera, pero no hay otra forma de referirnos a la desvergüenza de apostar a una pandemia con fríos cálculos políticos contra un pueblo entero.

Como recientemente denuncié en la clausura del último Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en el actual escenario bilateral que estamos experimentando con Estados Unidos, la Embajada de ese país viene desempeñando un papel creciente en los esfuerzos de subversión política.

En contraste, puedo afirmar categóricamente que nuestra Embajada en Washington no ha realizado nunca actividad alguna dirigida a la subversión del orden en Estados Unidos, ni a socavar sus bases políticas, legales o constitucionales.  Nuestra misión diplomática en ese país se limita al despliegue de una intensa labor a favor de las relaciones bilaterales, en función del levantamiento del bloqueo económico y dirigida a contrarrestar las calumnias contra Cuba y la Revolución.

La trayectoria de nuestras representaciones diplomáticas en Estados Unidos ha sido siempre absolutamente limpia, aun cuando tenemos genuinas preocupaciones y criterios legítimos sobre la injusta naturaleza del sistema político estadounidense y sobre los atropellos políticos, económicos y legales que allí se cometen a diario.

El Gobierno de los Estados Unidos utiliza sin pudor los privilegios de los que disfruta su Embajada en nuestro país.  Funcionarios diplomáticos estadounidenses se reúnen frecuentemente con los cabecillas contrarrevolucionarios.  Les brindan orientación, estímulo, apoyo logístico y de manera directa o indirecta financian sus actividades.  En sus plataformas comunicativas, incluyendo las redes digitales, emiten a diario pronunciamientos ofensivos que constituyen entrometimientos abiertos en los asuntos internos de nuestro país.

Es justo preguntar cuál sería el comportamiento del Gobierno de los Estados Unidos ante cualquier embajada acreditada en Washington que se dedicara a instigar, orientar, motivar y financiar a cualquiera de los múltiples grupos extremistas cuyas actividades ilegales atentan contra la estabilidad, la vida y el orden público de ese país.  Sería bueno conocer cómo respondería el Gobierno norteamericano a una embajada acreditada en su territorio que públicamente se dedicara a promover la desobediencia civil, manifestaciones políticas y marchas masivas en contra de la legalidad establecida.

El Octavo Congreso del Partido, celebrado en este difícil año, nos dejó valiosos debates y orientaciones fundamentales que son el referente y el mayor impulso a cuanto hacemos. Foto: Estudios Revolución

Con las recientes provocaciones queda claro que está en curso contra Cuba una operación concertada desde Washington, que involucra fondos millonarios dirigidos a generar la imagen de que Cuba es un Estado fallido, que ocurre aquí un atropello a la ciudadanía.  Ese plan incluye además el propósito de tratar de lograr que otros países se sumen a las medidas de agresión económica, e incluso que desde los propios Estados Unidos se tomen acciones punitivas de mayor envergadura.

La verdad siempre se impone por muy poderosas que sean las herramientas hoy existentes para ocultarla o distorsionarla.  La mentira podrá propagarse como se disemina el virus de la COVID-19 y tendrá el poder de confundir y contagiar a muchos, pero no será capaz de doblegar la voluntad tantas veces probada de este heroico pueblo.

En contra de los planes del imperialismo estamos venciendo a la pandemia, como hemos vencido y venceremos los planes agresivos, no importa cuán poderosas sean las campañas y las calumnias.

El bloqueo es y seguirá siendo, en lo previsible, un obstáculo fundamental para nuestras estrategias y potencialidades de crecimiento económico y de desarrollo, pero no es un impedimento insuperable.   Seguiremos luchando contra él incansablemente, con el respaldo de la comunidad internacional.

Nuestro desarrollo y el bienestar del pueblo tendrán que depender del esfuerzo que hagamos y de la inteligencia que aunemos, conscientes de que la cruel guerra económica de los Estados Unidos persistirá mientras exista en ese país el anhelo criminal de adueñarse del destino de Cuba.

El bloqueo no solo es un castigo a la resistencia.  Es el modo cotidiano de impedir que el socialismo se asocie al crecimiento, al progreso y a la prosperidad.

¡No!  El socialismo no es el culpable de nuestros problemas.  El socialismo es la única explicación de que hayamos sobrevivido a ese cerco feroz y genocida sin renunciar a desarrollarnos (Aplausos).

Como expresé hace unos días en el Pleno de nuestro Comité Central, solo de nosotros depende la respuesta digna a ese inmerecido castigo.  Nuestra originalidad está obligada a ser tan grande como la maldad de quienes intentan rendirnos.   La Revolución estaba y estará permanentemente desafiada a ser excepcional por la capacidad de su pueblo de resistir y crear.

Gracias a nuestro sistema, a la integración de todas las fuerzas en pos de un objetivo, es decir, gracias a la unidad en torno al Partido, Cuba tuvo respuestas inmediatas para la imprevista pandemia y, al mismo tiempo, para enfrentar la grosera profundización del bloqueo que nos dejó la administración Trump y que mantiene contra sus propias promesas el actual Gobierno de Biden.

La Estrategia Económico-Social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19 fue la primera respuesta.

Una estrategia que ajustó las proyecciones del país a los nuevos escenarios sin renunciar al programa de desarrollo hasta 2030.  Una respuesta revolucionaria por su flexibilidad y su capacidad de adaptarse a la complejidad de situaciones absolutamente nuevas e imprevisibles como la propia pandemia.  Una respuesta apoyada en nuestras fortalezas y consciente de las limitaciones existentes.

Impulsando el desarrollo de un Sistema de Gestión del Gobierno, basado en Ciencia e Innovación hemos creado el Consejo Nacional de Innovación, cuya asesoría especializada impactará en la toma de decisiones y en la solución de los problemas más apremiantes.

Se han aprobado más de 60 medidas de estímulo a la producción y comercialización de alimentos y otras que buscan elevar la eficiencia de la empresa estatal; estimular la acción de los nuevos actores económicos a través de las llamadas Mipymes, destrabar procesos y encadenar producciones forman parte de un conjunto de acciones que complementan la Estrategia Económico-Social.

Paralelamente, este año de tantas restricciones, nuestro Estado ha desarrollado una intensa actividad internacional de diálogo, intercambio y cooperación con otras naciones y sus líderes, participando en cumbres, eventos virtuales y, en menor medida, presenciales, que nos permiten mantener una sólida relación con la comunidad internacional y, en particular, con naciones amigas.

Como expresión de la invariable vocación solidaria de Cuba, reconocida con agradecimiento en todo el mundo, unas 57 brigadas médicas del contingente Henry Reeve han enfrentado directamente la COVID-19 en 40 naciones.

Foto: Estudios Revolución

Compatriotas:

Me he permitido insistir en los factores externos que apuntan a debilitarnos porque, bajo los fuegos artificiales de la Guerra No Convencional y el ruido ensordecedor que arman en las redes los odiadores profesionales, podríamos caer en el error de no aquilatar nuestras propias fuerzas, de no apreciar nuestros indiscutibles avances en un periodo, los dos últimos años, plagado de desafíos e incertidumbre a nivel mundial. Empecemos por el ejercicio legislativo, que tanto debe aportar a la institucionalidad del país.

En este Periodo de Sesiones, y en cumplimiento del cronograma acordado, hemos aprobado cuatro importantes leyes que marcan una trascendente reforma en el orden judicial y procesal en el país; es meritorio reconocer el esfuerzo realizado aun en las condiciones impuestas por la pandemia.  Estas normas desarrollan contenidos de la Constitución de la República y refuerzan las garantías y derechos de los ciudadanos en armonía con la sociedad en su conjunto.  Han sido el fruto de un amplio y participativo proceso de creación normativa al que han contribuido directivos y especialistas de los tribunales, la Fiscalía, los bufetes colectivos y los profesores universitarios, además de consultarse con parte de nuestro pueblo.

Esta práctica para el ejercicio legislativo tenemos que continuar perfeccionándola, de modo que cada ley que aprobemos sea el resultado del aporte de todos los que estén vinculados con el objeto de regulación y no falte, cuando corresponda, la consulta al pueblo por diversas vías.

Las disposiciones normativas aprobadas sitúan al país en la vanguardia de las legislaciones en ese ámbito más avanzadas y modernas, con espíritu renovador reafirman el acceso a la justicia para todos, amplían el debido proceso y con ello contribuyen a materializar el concepto de Estado socialista de derecho y de justicia social, reconocido en el Artículo 1 de la Carta Magna.

La Ley de los Tribunales de Justicia enaltece la función judicial en el país, reforzando la independencia de la judicatura y el papel de los jueces en la sociedad, ajustando su estructura y funcionamiento a las exigencias actuales.

Reconoce principios esenciales para la función judicial, como la supremacía constitucional, la imparcialidad, igualdad, gratuidad en el acceso a la justicia y la participación popular en este ámbito.

El proceso penal, con la aprobación de la ley sobre esta materia, se dota de mayores garantías para todos los que en él intervienen.

Son notables el reforzamiento de los derechos y garantías reconocidos en la Constitución y los tratados internacionales; son novedosos el reconocimiento de las víctimas y perjudicados como sujetos procesales, las formas anticipadas de solución de los procesos, el tratamiento a las personas imputadas y acusadas con edades entre los 16 y 18 años.  Significativa resulta la asistencia letrada desde el inicio del proceso, junto al control por los tribunales de la medida cautelar de prisión provisional en cualquier fase del proceso, cuestiones planteadas durante la consulta popular del texto constitucional.

La Ley del Proceso Administrativo, además de independizar por vez primera esta materia en el orden procesal, va a garantizarle a la ciudadanía la posibilidad de reclamar en los tribunales derechos que considere han sido vulnerados por la Administración Pública, exigiendo para nuestros directivos y funcionarios un actuar más transparente y de apego a la ley.

Por último, el Código de Procesos uniforma los procedimientos de actuación en materia civil, mercantil, de familia y del trabajo y la seguridad social.  La norma refuerza la protección de las personas en situación de vulnerabilidad y establece medidas para hacer efectivo el cumplimiento de las decisiones judiciales, entre otras cuestiones relevantes.

Las cuatro leyes aprobadas presuponen un desafío para los operadores del sistema de justicia, en el sentido de la necesidad de su capacitación y en garantizar su adecuada aplicación, en salvaguarda de una justicia pronta y efectiva.

Ratificamos la voluntad de continuar el cumplimiento del Cronograma Legislativo aprobado por este Parlamento y, con ello, desarrollando los contenidos de nuestra Constitución socialista.

¡La participación ciudadana salva! Foto: Ariel Cecilio Lemus

El Octavo Congreso del Partido, celebrado en este difícil año, nos dejó valiosos debates y orientaciones fundamentales que son el referente y el mayor impulso a cuanto hacemos.  En él se abordaron los problemas más desafiantes de nuestra realidad: los vacíos, las fallas en la comunicación, la necesidad de fomentar el diálogo, la participación y el control popular, la vida en nuestros barrios, la labor de las organizaciones de masas y sociales, la atención a los sectores vulnerables de la población, el conocimiento de las problemáticas e intereses juveniles.

De los errores, rutinas y de la burocratización del trabajo en la comunidad, pero, sobre todo, de las dificultades que genera el bloqueo en la cotidianidad de todos los cubanos y de la alta sensibilidad política que demandaba la aplicación de la Tarea Ordenamiento, se debatió fuerte en el Congreso de abril.

En difíciles circunstancias se aplicó la Tarea Ordenamiento, considerada un paso impostergable para el propósito de elevar la eficiencia empresarial, pero con efectos indeseados sobre la vida de los ciudadanos, que hoy se expresan, sobre todo, en la dañina inflación.

El vice primer ministro Alejandro Gil explicó ampliamente en su intervención las causas y posibles soluciones de este problema, no voy a profundizar en ello salvo para decir que somos conscientes de su gravedad, y por eso la prioridad que le concede el Gobierno a su solución y a la atención a las personas vulnerables.  Varios elementos de su diseño inicial han sido rectificados tomando en cuenta los criterios del pueblo.

No vamos a mentir diciendo que esto se resolverá de un plumazo, solo puedo afirmar que la Revolución nunca hará nada al margen de los intereses y demandas del pueblo.  Y les expreso mi confianza en que también venceremos este reto, como hemos vencido otros aparentemente insuperables (Aplausos).

Los Lineamientos actualizados en el Octavo Congreso del Partido y lo que corresponde en el Quinquenio al Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, constituyen la base de la Estrategia Económico-Social para el impulso a la economía, cuya conducción se ha decidido que sea responsabilidad del Ministerio de Economía y Planificación, a través de los macroprogramas, con los programas y proyectos que lo integran.

Considerando que durante 10 años la Comisión Permanente de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos cumplió funciones en interés de la actualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, y que se ha perfeccionado el Sistema de Dirección de nuestro Gobierno, se ha decidido proceder a la desactivación de la citada Comisión y traspasar sus principales funciones al Ministerio de Economía y Planificación.

Estamos hoy en mejores condiciones para perfeccionar la gestión de Gobierno en estrecha alianza con las estructuras del Poder Popular, cuyas potencialidades y reservas tienen mucho que aportar todavía.

No veo mejor escenario que este para reflexionar sobre lo que esperamos de nuestro Poder Popular.

El Poder Popular, con mayúsculas, genuino, innovador y, por esa misma razón, cuestionado y atacado por quienes lo desconocen o temen a su ejemplo, constituye el fundamento y la esencia del sistema político cubano; fortalecerlo es potenciar la iniciativa y la acción directa de nuestro pueblo en la consolidación del socialismo.

Esta misma sesión de la Asamblea nos ha dado buenas razones para proponernos una discusión crítica y reflexiva sobre la participación y el control popular, sus diversas formas, mecanismos y procedimientos; pero apunto también que es importante que estos análisis se realicen en todos los espacios sociales, en todas las instituciones y órganos del Estado a todos los niveles para fomentar la acción creativa y responsable en el proceso revolucionario socialista.

Si un aprendizaje nos ha aportado el intercambio con representantes de organizaciones y grupos sociales diversos, o sea, los encuentros con sectores, y el recorrido por las provincias y los barrios, es la necesidad de asumir nuevos estilos de trabajo que se correspondan con la heterogeneidad social del país, que se canalicen de  forma adecuada las inquietudes y los aportes de la ciudadanía y que cada demanda reciba respuestas oportunas, pertinentes y fundamentadas en el plazo y según el procedimiento establecido.

Es impostergable aprovechar los saberes, la fuerza e iniciativa popular, no de manera formal, sino orgánica, respetuosamente, conscientes de que así se acentúa el principio de corresponsabilidad en el camino hacia la mayor justicia social posible.

Cuando hablamos de la innovación como uno de los pilares de la gestión de Gobierno, también pensamos en nuestro Poder Popular.

La democracia socialista exige hacer, innovar, cambiar y transformar permanentemente las formas de participación democráticas.

Compañeras y compañeros:

La Constitución de la República de 2019 y las leyes aprobadas en la presente Legislatura por la Asamblea Nacional del Poder Popular son fundamentos jurídicos para sustentar nuestras acciones, las que continuaremos desarrollando a la par del perfeccionamiento del ordenamiento jurídico.

Las acciones que estimulen, promuevan y materialicen la participación popular tienen importancia defensiva y constructiva para el socialismo. El inmovilismo, el formalismo en las estructuras de gobierno a nivel local son tan nocivos como el asistencialismo, que se limita a entregar bienes y recursos sin considerar la trascendencia de la participación social. 

Participación, he ahí la esencia y salvaguarda de nuestro socialismo. Lo contrario solo sirve a los enemigos de la Revolución para sus propósitos de retornar al capitalismo en Cuba. La libertad de discusión, el ejercicio de la crítica y la autocrítica de lo que hacemos mal, de nuestros problemas, es vital para seguir avanzando, para fundar y para amar.

Debemos escuchar, dialogar, atender los planteamientos de nuestro pueblo.  Tenemos que realizar consultas populares en asuntos de interés local y nacional, promover presupuestos participativos para decidir entre todos dónde y cómo utilizar mejor los fondos públicos, con énfasis en la localidad, en el barrio, en el municipio.

Reafirmamos aquí la voluntad del Partido, el Estado y la sociedad cubana de respetar, promover y garantizar los derechos constitucionales, voluntad que se expresó durante el proceso de reforma constitucional que tuvo como momento cumbre el referendo aprobatorio con fuerza vinculante de la Constitución de la República de 2019, y en todas las acciones que se ejecutan en la cotidianidad para generar la protección de los derechos.

Estos duros meses de pandemia son la mejor evidencia de cómo el Estado, apoyado en los científicos, el personal de la Salud, los educadores, los obreros, los campesinos, los combatientes, los jóvenes, los estudiantes, en el entorno asociativo de comunidades y barrios, en nuestros actores económicos, en las organizaciones políticas, de masas y sociales, ha trabajado duro para disminuir las muertes, los contagios; por salvar la vida como derecho que permite disfrutar del resto de los derechos.

¡La participación ciudadana salva! (Aplausos.)

Los protagonistas del proceso son los que construyen la sagrada unidad, los que desarrollan la capacidad de resistencia de la nación; los guardianes de la dignidad: nuestro pueblo.

Cuando avanzamos en la vacunación masiva prestando especial atención a las niñas, niños y adolescentes, mostramos nuestro compromiso en la protección integral de los derechos de la infancia y la adolescencia en Cuba; esa acción no por cotidiana deja de ser extraordinaria.

Apostamos por reconocer y avanzar en la garantía de los derechos de las familias, desarrollando los principios de pluralidad familiar, diversidad, el de igualdad y no discriminación.  Ahí está, como resultado de esa voluntad, el Anteproyecto del Código de las Familias, sólido, robusto, que se fundamenta en la dignidad humana como valor supremo que sustenta el reconocimiento y ejercicio de los deberes y derechos.

Estamos convencidos de que, mediante los procesos de consulta especializada, de consulta popular y debates en la Asamblea Nacional del Poder Popular, en ejercicio del derecho a la participación, llegaremos al referendo legislativo con un Proyecto de Código de las Familias que pondrá a Cuba entre los países más avanzados del mundo en materia familiar, a favor de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos mayores y personas en situación de vulnerabilidad.

Estos son solo algunos ejemplos, podemos citar también el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial y el Decreto-Ley sobre la Maternidad de la Trabajadora, entre otros, que demuestran que la Revolución respeta, promueve y garantiza derechos (Aplausos).

Diputadas y diputados:

Esta Asamblea aprobó recientemente una importante Declaración que denuncia la injerencia del Gobierno norteamericano en nuestros asuntos internos y su inaceptable papel como instigador y facilitador de provocaciones en curso.

En esta misma sala, donde se discutió largamente, hasta su aprobación, la Constitución de la República de 2019, no puedo dejar de referirme a los intentos sutiles o desembozados con que los adversarios de la Revolución, muchos de los cuales atacaron el proceso que condujo a su aprobación, hoy pretenden servirse de los derechos que otorga para destruir la obra que esa propia Constitución defiende y protege.

Conforme al Artículo 56 de la Carta Magna: “Los derechos de reunión, manifestación y asociación, con fines lícitos y pacíficos, se reconocen por el Estado siempre que se ejerzan con respeto al orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley”; el ejercicio de los derechos implica el cumplimiento de deberes, entre ellos, el respeto al orden establecido en la Constitución, que es expresión del principio de soberanía popular.

La Ley de leyes no puede ser interpretada a conveniencia, mucho menos en interés de aquellos que son los primeros en no respetarla.  La Constitución, como establece el Artículo 7, “...es la norma jurídica suprema del Estado.  Todos están obligados a cumplirla.  Las disposiciones y actos de los órganos del Estado, sus directivos, funcionarios y empleados, así como de las organizaciones, las entidades y los individuos se ajustan a lo que esta dispone”.

Nuestra Constitución consagra los principios de independencia y soberanía de los pueblos, reconoce el derecho a la libre determinación, expresado en la libertad de elegir nuestro sistema político, económico, social y cultural; condena la intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de cualquier Estado y, por tanto, la agresión armada, cualquier forma de coerción económica o política, los bloqueos unilaterales violatorios del Derecho Internacional, u otro tipo de injerencia y amenaza a la integridad de los Estados.

Los derechos no son ilimitados, sus límites están previstos también en la Constitución: son los derechos de los demás, la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, a la Constitución y a las leyes.

Una manifestación deja de ser pacífica en el momento en que los participantes acudan a ella con la intención de alterar la normalidad de la vida comunitaria, la paz social, con la pretensión de subvertir el orden constitucional y posicionarse como discrepancia al socialismo y, más aún, cuando todo ello se hace siguiendo un guion conectado con los intereses políticos de un gobierno extranjero que mantiene hace seis décadas una guerra económica contra nuestro país.

Foto: Estudios Revolución

Compañeras y compañeros:

Quiero agradecer de modo particular a nuestra comunidad científica, convocada a facilitarnos las herramientas que solo la Ciencia puede y debe aportar a los procesos económicos y sociales en esta época.

Gracias a la visionaria política de impulso a las ciencias de Fidel, y a la continuidad que dio Raúl a esa obra; gracias al talento, la consagración y el compromiso con que se han formado varias generaciones de investigadores cubanos, nuestro Gobierno ha podido enfrentar, como ningún otro de América Latina y el Tercer Mundo, la terrible amenaza de una pandemia.

Cuando en el futuro más inmediato repasemos estos años habrá que hablar en primer lugar del personal de la Salud, de los creadores científicos y de la Academia que se salió de las aulas para compartir saberes.

Y habrá que hablar también de nuestras instituciones armadas: las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, que apoyan decisivamente los esfuerzos encaminados para hacerle frente a la situación, y asumieron la riesgosa misión de producir, trasladar y servir oxígeno a los hospitales en las horas más críticas para el país (Aplausos).

Debo reconocer igualmente al sistema empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias por su indispensable aporte a la economía de la nación, que nos ha permitido disponer de recursos fundamentales frente a las urgencias.

Solo un país organizado, con una dirección unida en torno a un propósito común: la salvaguarda de la

nación, puede proponerse las metas más altas en las horas más difíciles.

A sabiendas de que nuestra nación, bloqueada y sin recursos financieros disponibles, no podría aspirar a proteger a su población de la amenaza de la pandemia, hace más de un año pedimos a nuestra comunidad científica una solución soberana para enfrentar la expansión de la enfermedad.

Hoy somos el primer país de Latinoamérica con tres vacunas y dos candidatos vacunales en desarrollo, y el primero en el mundo en comenzar la vacunación de su población infantil de 2 a 18 años.

Por el camino atravesamos los duros golpes de picos de contagios, saturación de hospitales, crisis en la disponibilidad de camas y de oxígeno, las muy dolorosas muertes; las tensiones se incrementaban con las fallas en las plantas eléctricas, la escasa disponibilidad de medicamentos y alimentos. 

La jauría anticubana, calculando próximo nuestro fin, se nos tiró al cuello con demandas de intervención humanitaria y hasta de invasión militar.  Ni se molestaron en mirar en la historia cómo han terminado las naciones “salvadas” por las tropas yanquis o de la OTAN apenas en este siglo.

El pueblo cubano sí lo sabe, está informado, y los hombres y mujeres de bien en el mundo también lo conocen; con esa conciencia se organizó una cadena solidaria de donaciones que aún llegan a Cuba.

En las últimas semanas han bajado significativamente las cifras de contagiados y fallecidos.  Los estudiantes se preparan para regresar a las aulas y el país se dispone a abrir fronteras para oxigenar la economía.  Dan ganas de celebrar, por nuestros niños, nuestros médicos, nuestros científicos, nuestras vacunas, nuestro pueblo; por Fidel, que vuelve una y otra vez en cada obra suya de legítima fe en los seres humanos, que salvan vidas e iluminan el horizonte (Aplausos).

Hay más de una razón para que la celebración sea responsable y contenida.  En muchas partes del mundo se producen nuevos rebrotes de la pandemia en medio de la crisis que la parálisis económica ha causado.  En ese mundo vivimos y nos toca enfrentar el riesgo.  Hagamos el éxito perdurable.

Diputadas, diputados:

El 15 de noviembre Cuba reabrirá sus fronteras, los estudiantes retornarán a la escuela; La Habana, capital de la dignidad, esperará su aniversario 502 como no ha podido hacerlo en los dos últimos años.  La vida nacional irá retomando su curso, con la mayor alegría, pero alertas.

La paz y la concordia que distinguen la vida en nuestras calles seguirá reinando.

¡Nadie va a aguarnos la fiesta! (Aplausos.)

¡Ya estamos vacunados contra la COVID-19, y contra el miedo lo hemos estado siempre! (Aplausos.)

¡Tenemos Patria y defendemos la Vida!

Y seguimos siendo de ¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(Ovación.)