Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 12 de diciembre de 2018

¿Se escucha el reclamo popular en Cuba sobre trabajo privado?

El empleo autónomo representa el 13 por ciento de la población en este país insular caribeño de 11,2 millones de personas.

SOCIEDAD Ivet González 12 diciembre, 2018


Un grupo de música tradicional cubana ameniza la terraza de un establecimiento estatal que ofrece servicios de gastronomía al turismo internacional, en una calle de La Habana Vieja, en Cuba. Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

LA HABANA, 12 dic 2018 (IPS) – Reajustes en normas para el trabajo privado a fin de tomar en consideración opiniones de especialistas y ciudadanos e inusuales explicaciones televisivas de altos dirigentes del gobierno de Cuba, dan un giro sin precedentes a la relación entre las autoridades y sociedad civil.

Los acontecimientos sucedidos la primera semana de diciembre son interpretados de diversas maneras por activistas y especialistas consultados por IPS, aunque coinciden en que la sociedad civil se perfila finalmente como una voz a tener en cuenta en el país de gobierno socialista, donde predominan el autoritarismo y la centralización.

“Siento que al menos hay una conciencia política. El cubano está entendiendo que hay una transición y no podemos dejar que los cambios pasen sin nuestra participación verdadera”, dijo a IPS la actriz Lynn Cruz, que en las redes sociales manifiesta su oposición al Decreto Ley 349, aprobado en julio junto con otras 19 normas, destinadas a regular la actividad privada.

Todo comenzó el 5 de diciembre, cuando solo dos días antes de la entrada en vigor de ese decreto y las otras 19 normas, las autoridades echaron atrás algunas de ellas, muy criticadas por sus implicaciones para el sector privado, conocido localmente como de cuenta propia.


Empleadas aguardan la llegada de clientes en el bar de un restaurante privado, en el centro histórico de La Habana Vieja, Cuba. Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

En especial, enlentecieron la aplicación de la regulación del 349, que es el que norma desde ahora la comercialización y circulación de arte.

Con implicaciones para actores privados y entidades estatales donde se comercialice o circule arte en todas sus manifestaciones, esa norma se dio a conocer en julio entre las medidas para el trabajo privado, aunque su alcance es mayor porque regula cómo penalizar la infracción de la política cultural en lugares públicos.

Artistas de todos los signos políticos y afiliados o no a instituciones estatales u organizaciones gremiales criticaron con fuerza el decreto, en espacios virtuales y reales, sobre todo por la falta de claridad que observan en su redacción. Incluso algunos señalan que la ley limitaría la libertad artística en la isla caribeña.

“Las decisiones se toman sin tener en cuenta a todos los sectores implicados”, lamentó Cruz, quien no se siente satisfecha con las explicaciones sobre el decreto y su aplicación paulatina dadas por autoridades culturales en la televisión estatal, el 7 de diciembre.

Como en otras ocasiones, esta vez, el malestar social dio lugar a una contra-regulación, algo más ajustada, aunque quedan muchas discusiones de fondo en el tema. Ovidio D’Angelo.

“Se niega una buena parte del arte cubano actual hecho desde la autogestión”, apuntó la también escritora y directora de teatro, quien trabaja en forma autónoma al Estado y ha participado en campañas en contra del decreto 349.

A su juicio, “las respuestas que dieron siguen siendo vagas, porque enfocarse en el ruido o el mal gusto como parte de las aristas principales del decreto es evadir su razón principal”.

A Cruz le preocupa que no se mencionó cuánto afecta a los artistas autónomos, en un Estado socialista que subvenciona y promueve la cultura dentro de sus prioridades, pero a través de un sistema criticado por controlar la creación artística y cultural, sobre todo cuando aborda cuestiones políticas.

El Ministerio de Cultura informó que ya emprendió un proceso de debate con afiliados de la no gubernamental Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que va a llegar a las 15 provincias del país.

La discusión pretende elaborar de forma participativa la norma complementaria del Decreto Ley 349, para que establezca cómo se implementará de manera precisa.

También anunció el Ministerio que el decreto se aplicará de forma progresiva y no en todas las entidades implicadas. Pusieron como ejemplo que deben todavía establecer cómo se hará en las galerías de arte privadas y los estudios de grabación, que hoy operan en la ilegalidad.


Durante una noche lluviosa, varias personas intentan detener un viejo vehículo que opera como taxi privado, en una céntrica calle de La Habana Vieja, en la capital de Cuba. Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

“No regula ni limita la creación artística”, indicó Yudith Márquez, directora jurídica del Ministerio de Cultura, sobre el decreto de julio.

Remarcó que la norma “vela por el cumplimiento de las normativas existentes sobre la comercialización del arte y combate la difusión de productos que promuevan el lenguaje sexista, la discriminación, la vulgaridad, la pornografía o utilicen injustificadamente la violencia”.

Otras infracciones tipificadas son “aprobar, permitir, pagar o facilitar con medios o instalaciones la realización de servicios artísticos sin que hayan sido aprobados y autorizados por la institución que representa a los artistas” y “que afecte el desarrollo de la sociedad cubana y la aplicación consecuente de la política cultural de la Revolución”.

Marquez también especificó que “la responsabilidad por la difusión de productos (penalizados) es de la autoridad de la entidad, estatal o privada, que los exhiba”.

Las respuestas de las autoridades en este tema sensible no parecen aliviar todavía las tensiones con el sector artístico y cultural, aunque algunas de las cuestiones a regular como el lenguaje sexista, discriminación y violencia son reclamos reiterados por activistas sociales por la equidad de género, el antirracismo y una cultura de paz.

“Como en otras ocasiones, esta vez, el malestar social dio lugar a una contra-regulación, algo más ajustada, aunque quedan muchas discusiones de fondo en el tema”, valoró el psicólogo Ovidio D’Angelo, que investiga a la sociedad civil cubana.

El especialista analizó que “podría verse como un hecho positivo la capacidad de replanteo de la situación (por parte de las autoridades) a partir del sentir popular”.

Pero alertó del efecto negativo de esas situaciones, “que quedan como huellas de desconfianza hacia las instituciones que no son capaces de propiciar a tiempo una auto-organización desde las relaciones con las bases de la sociedad”.

Aunque todas las inconformidades no fueron resueltas, los cambios introducidos el 5 de diciembre para el trabajo privado fueron bien recibidos, sobre todo el relacionado con la cantidad de comensales de los restaurantes, bares o cafeterías, que ahora pueden sobrepasar los 50, de acuerdo con el espacio disponible.

Otras modificaciones consideradas beneficiosas permiten al trabajador ejercer más de una actividad y aumentan el saldo en efectivo sin depositar en el banco a 35 por ciento del total.

En opinión de Ángel Marcelo Rodríguez, coordinador académico del proyecto Incuba Empresas del católico Centro Loyola, aún no existe en Cuba una “sociedad civil desarrollada, por lo tanto no es la causa por la que el gobierno modificó el marco regulatorio”.

“Existen múltiples factores”, dijo y mencionó como fundamentales el decrecimiento de la economía a un uno por ciento y la incertidumbre para el próximo año anunciada por el ministro de economía, Alejandro Gil, además de la presión internacional para que Cuba pague sus deudas externas.

Rodríguez consideró negativo el establecimiento de dos cuotas mensuales como saldo mínimo requerido en las cuentas bancarias fiscales que deberán operar los titulares de licencias para servicios gastronómicos, transportistas y arrendadores de viviendas, entre otros, porque “controla y limita el crecimiento de los emprendimientos”.

“No se va a entregar la licencia de programador de equipos de cómputo hasta nuevo aviso, lo cual significa que hay temor al uso y desarrollo de las TIC” (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones), consideró Rodríguez, sobre “una industria que puede relanzar la economía cubana y de la que se excluye al emprendedor nacional”.

Según las autoridades gubernamentales, las nuevas disposiciones buscan ordenar el trabajo privado, que ahora permite 123 actividades y en cuyo ejercicio se detectaron irregularidades como la subdeclaración de ingresos y el uso de materias primas de procedencia ilícita.

El empleo autónomo creció en los últimos años desde 157.000 trabajadores en 2010 hasta 588.000 en octubre, lo que representa 13 por ciento de la población en este país insular caribeño de 11,2 millones de personas. Incluso especialistas lo señalan como el área más dinámica de la sociedad civil interna.

Con aportes de Patricia Grogg, desde La Habana.

EL FASCISMO GLOBAL Y EL FIN DEL CAPITALISMO


Por Manuel E. Yepe 

Especial para el diario POR ESTO! de Mérida, México. 


En pocos años, ha hecho metástasis en todos los continentes. Sus fervientes defensores y partidarios mal informados lo llaman populismo o nacionalismo. Italia, Alemania o España de los años 30, lo llamaron por su propio nombre: fascismo. Mussolini en Italia, Hitler en Alemania y Franco en España fueron tenores sanguinarios de la orquesta sinfónica del capitalismo. Cuando Rusia y los aliados occidentales pusieron fin a la psicosis colectiva inducida por el fascismo en 1945, entre 68 y 80 millones de personas habían sido asesinadas en todo el mundo. 

Así lo recuerda el periodista, analista y cineasta francés Gilbert Mercier, en un trabajo que publica el News Junkie Post dedicado al análisis del un sorprendente fenómeno político que se ha estado extendiendo por varios países del planeta para vergüenza y pavor de la humanidad. 

“Los neofascistas se han envuelto en la bandera del populismo y el nacionalismo y, para ello tanto, han convencido falsamente a sus partidarios de que son los campeones de la lucha contra el globalismo, el elitismo y la corrupción del sistema político neoliberal. Sin embargo, son feroces defensores del capitalismo de lucha entre perros y su abyecta explotación sistemática de los trabajadores. Los fascistas apoyan con entusiasmo al complejo militar-industrial global, así como la explotación sin sentido de los recursos del capitalismo a través de la minería y la deforestación. Para los fascistas, al igual que para los capitalistas, la riqueza tiene que concentrarse en menos manos, y el dinero debe circular a través de las fronteras sin restricciones, mientras que la gente común no puede hacerlo”. Italia, Austria, Hungría, Brasil o Israel- 

Algunos como Trump, Salvini, Kurz, Orban y Bolsonaro fueron elegidos en gran medida sobre la falsa premisa y la noción racista de las guerras culturales y el choque de civilizaciones: la amenaza mítica de que, en un mundo ya multiétnico, los inmigrantes, los forasteros -a menudo con pieles más oscuras o con otra religión-, representan un peligro existencial para los países de acogida. Los neofascistas se han levantado construyendo muros mentales de odio en la fortaleza Europa y la fortaleza América. La proliferación mundial del neofascismo constituye una novedosa forma de globalización ideológica, y el capitalismo global cuenta con ello. Por ejemplo, una vez que se hizo evidente que Bolsonaro sería elegido presidente de Brasil, la bolsa de valores de ese país subió un 13 % en dos semanas, mientras los principales mercados internacionales cayeron. Durante la Segunda Guerra Mundial las potencias del eje fascista fueron Alemania, Italia y Japón. Ahora son los Estados Unidos, Italia, Austria, Hungría, Brasil e India hasta cierto punto. Todo ello tiene las curiosas bendiciones del pequeño y poderoso Estado de Israel y las grandes bolsas pecuniarias de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. 

La misma esquizofrenia aparente está en juego hoy en día. Al igual que fueron cómplices de los nazis Ford y General Motors, el capitalismo global, impulsado por los mercaderes de la muerte del complejo militar-industrial, se está beneficiando de los crímenes de guerra, por ejemplo, vendiendo una enorme cantidad de armas al régimen a Arabia Saudita, que actualmente comete crímenes contra la humanidad asesinando a miles de civiles y matando de hambre a toda la población de Yemen. Estos crímenes de guerra se cometen con armas fabricadas en los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. India, Arabia Saudita y Egipto son los principales clientes. 

El ascenso global del fascismo cambiará un paisaje ya de por sí inestable. El asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, ya ha establecido la agenda y ha puesto en el punto de mira neofascista a Venezuela, Cuba y Nicaragua, a los que llamó "troika de la tiranía". Bolton cuenta con los nuevos ayudantes regionales fascistas del imperialismo yanqui, Colombia y Brasil, para hacer cumplir una Doctrina Monroe resucitada. En Europa, el neofascismo neofascistas han llegado al poder en Hungría y en los gobiernos de coalición de Italia y Austria. Este ascenso neofascista, combinado con el Brexit del Reino Unido, está poniendo en peligro a la Unión Europea. En estos acontecimientos, Steve Bannon de los EE.UU. está jugando el papel de un ideólogo fascista y de una eminencia vestida de negro. 

Definitivamente hay una vía religiosa de ascenso del fascismo global. En los Estados Unidos y en Brasil, el voto de los cristianos evangélicos fue un factor primordial en las elecciones de Trump y Bolsonaro. "Los fundamentalistas cristianos "nacidos de nuevo" en los Estados Unidos se concentran principalmente en los antiguos estados confederados del sur de la Guerra Civil. Las comunidades evangélicas fundamentalistas rechazan en gran medida la evolución, el secularismo y la realidad de que el cambio climático es obra del hombre. Muchos en estas comunidades creen que los Estados Unidos debería ser un estado cristiano. Estos fundamentalistas cristianos son el bloque de votación más confiable para Trump, tal como lo fueron para George W. Bush. Los grupos de reflexión fundamentalistas de extrema derecha bien financiados, como The Heritage Foundation, han estado moviendo los hilos en segundo plano desde principios de la década de 1970. 

El Bosonaro de Brasil fue criado como católico, pero se convirtió, en lo que podría ser visto como un cálculo político cínico, en un evangélico "nacido de nuevo". El bloque de votación evangélica le dio ventaja sobre su oponente durante las elecciones presidenciales de octubre de 2018. Mientras tanto, en lo que ellos ven como una fortaleza de Europa, los fascistas europeos han abrazado su llamada herencia cristiana, y alimentan los sentimientos antiislámicos, desdibujando la línea entre el racismo y la intolerancia religiosa. En Israel, bajo lo que se puede llamar el judeo-fascismo del primer ministro Netanyahu, los palestinos son deshumanizados y perseguidos, como lo fueron los judíos en los pogromos de Europa. En Arabia Saudita, el islamofascista Mohamed bin-Salman hace lo mismo pintando a los chiítas de Irán como herejes y terroristas. En la India, el Primer Ministro Modi, considerado por muchos musulmanes indios como un fascista hindú, también está utilizando la religión para crear conflictos y justificar gastos militares masivos. En resumen, los fundamentalistas religiosos de todo tipo son hoy en día el mejor activo de los neofascistas para manipular a la gente y volverla, a menudo violentamente, unos contra otros. 

En el molde de Trump en los Estados Unidos y Bolsonaro en Brasil, los neofascistas son grandes negadores del cambio climático, o "escépticos", como ellos prefieren. Después de todo, el Señor o Alá sabe lo que es mejor y tiene la llave de su destino. Para el resto de nosotros, que no esperamos que Dios tenga un planeta Tierra extra en su bolsillo trasero, el surgimiento del fascismo global ofrece una perspectiva más sombría para la supervivencia de la humanidad. Bajo las botas de las tropas de asalto fascistas globales, lo poco que queda de nuestro ecosistema destrozado encontrará su solución final. Bolsonaro podría diseñar una tabula rasa en el Amazonas, que se considera el pulmón de la tierra, debido a su capacidad de absorber CO2. Los super-ricos que controlan el capitalismo global darán carta blanca a sus sustitutos fascistas para que crezcan y usen un aparato militar-policial masivo para reprimir a los miles de millones de refugiados del cambio climático y a las víctimas del colapso ecológico. A pesar de sus suposiciones y planificación, manejadas discretamente por el Pentágono sobre la base de que el cambio climático se está convirtiendo en un problema de seguridad nacional, el cambio climático será el juego final del capitalismo. Todo el oro y los diamantes del mundo no detendrán las tormentas ni protegerán la atmósfera de los rayos mortales de un sol abrasador. 

El lema “Deutschland Uber Alles (Alemania por encima de todo), ha sido reeditado en pleno siglo XXI por el de “Make America Great Again”. La doctrina de un país por encima de todos los demás es, en realidad, la mejor manera de justificar la tiranía del Estado contra su propia población. 

La misma esquizofrenia aparente está en juego hoy en día. Al igual que Ford y GM fueron cómplices de los nazis, el capitalismo global, impulsado por los mercaderes de la muerte del complejo militar-industrial, se está beneficiando de los crímenes de guerra, por ejemplo, vendiendo una enorme cantidad de armas al régimen islamofascista de Arabia Saudita, que actualmente está cometiendo crímenes contra la humanidad matando a miles de civiles y matando de hambre a toda la población de Yemen. Estos crímenes de guerra se cometen con armas fabricadas en los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. Si los industriales de hoy se benefician de las guerras en ambos lados de los conflictos, las gigantescas compañías estadounidenses como Ford y General Motors hicieron lo mismo en los preparativos e incluso durante la Segunda Guerra Mundial, hace más de 20 años, que "los nazis no podrían haber invadido Polonia y Rusia sin GM sin la acogedora relación de Ford y GM con los nazis 

Algunos como Trump, Salvini, Kurz, Orban y Bolsonaro fueron elegidos en gran medida sobre la falsa premisa y la noción racista de las guerras culturales y el choque de civilizaciones: la amenaza mítica de que, en un mundo ya multiétnico, los inmigrantes, los forasteros a menudo con pieles más oscuras u otra religión, representan un peligro existencial para los países de acogida. Los neofascistas se han levantado construyendo muros mentales de odio en Europa y América. La proliferación mundial del neofascismo constituye una nueva forma de globalización ideológica, y el capitalismo global cuenta con ello. Por ejemplo, una vez que se hizo evidente que Bolsonaro sería elegido presidente de Brasil, la bolsa de valores del país subió un 13 por ciento en dos semanas, mientras que todos los principales mercados internacionales cayeron. Durante la Segunda Guerra Mundial las potencias del eje fascista fueron Alemania, Italia y Japón. Ahora son los Estados Unidos, Italia, Austria, Hungría, Brasil e India hasta cierto punto. Todo ello tiene las curiosas bendiciones del pequeño y poderoso Estado de Israel y las grandes bolsas de dinero llamadas el reino de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. 

La misma esquizofrenia aparente está en juego hoy en día. Al igual que Ford y GM fueron cómplices de los nazis, el capitalismo global, impulsado por los mercaderes de la muerte del complejo militar-industrial, se está beneficiando de los crímenes de guerra, por ejemplo, vendiendo una enorme cantidad de armas al régimen islamofascista de Arabia Saudita, que actualmente está cometiendo crímenes contra la humanidad matando a miles de civiles y matando de hambre a toda la población de Yemen. Estos crímenes de guerra se cometen con armas fabricadas en los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, en el orden respectivo de los volúmenes vendidos a los saudíes. Francia tiene a un liberal y pseudo-defensor de los derechos humanos como su líder en la persona de Macron. Sin embargo, el floreciente complejo militar-industrial francés vende 7.000 millones de euros en armas al año. India, Arabia Saudita y Egipto son los principales compradores de la muerte hecha en Francia: una industria criminal que emplea a más de 200.000 personas. La misma esquizofrenia aparente está en juego hoy en día. Al igual que Ford y GM fueron cómplices de los nazis, el capitalismo global, impulsado por los mercaderes de la muerte del complejo militar-industrial, se está beneficiando de los crímenes de guerra, por ejemplo, vendiendo una enorme cantidad de armas al régimen islamofascista de Arabia Saudita, que actualmente está cometiendo crímenes contra la humanidad matando a miles de civiles y matando de hambre a toda la población de Yemen. Estos crímenes de guerra se cometen con armas fabricadas en los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, en el orden respectivo de los volúmenes vendidos a los saudíes. Francia tiene a un liberal y pseudo-defensor de los derechos humanos como su líder en la persona de Macron. Sin embargo, el floreciente complejo militar-industrial francés vende 7.000 millones de euros en armas al año. India, Arabia Saudita y Egipto son los principales compradores de la muerte hecha en Francia: una industria criminal que emplea a más de 200.000 personas. 

No hay nada nuevo bajo el sol. Si los industriales de hoy se benefician de las guerras en ambos lados de los conflictos, las gigantescas compañías estadounidenses como Ford y General Motors hicieron lo mismo en los preparativos e incluso durante la Segunda Guerra Mundial. El historiador Bradford Snell escribió, hace más de 20 años, que "los nazis no podrían haber invadido Polonia y Rusia sin GM". La acogedora relación de Ford y GM con los nazis 

Los fascistas han construido muros mentales de odio 

Algunos como Trump, Salvini, Kurz, Orban y Bolsonaro fueron elegidos en gran medida sobre la falsa premisa y la noción racista de las guerras culturales y el choque de civilizaciones: la amenaza mítica de que, en un mundo ya multiétnico, los inmigrantes, los forasteros a menudo con pieles más oscuras u otra religión, representan un peligro existencial para los países de acogida. Los neofascistas se han levantado construyendo muros mentales de odio en la fortaleza Europa y la fortaleza América. La proliferación mundial del neofascismo constituye una nueva forma de globalización ideológica, y el capitalismo global cuenta con ello. Por ejemplo, una vez que se hizo evidente que Bolsonaro sería elegido presidente de Brasil, la bolsa de valores del país subió un 13 por ciento en dos semanas, mientras que todos los principales mercados internacionales cayeron. Durante la Segunda Guerra Mundial las potencias del eje fascista fueron Alemania, Italia y Japón. Ahora son los Estados Unidos, Italia, Austria, Hungría, Brasil e India hasta cierto punto. Todo ello tiene las curiosas bendiciones del pequeño y poderoso Estado de Israel y las grandes bolsas de dinero llamadas el reino de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. 

La misma esquizofrenia aparente está en juego hoy en día. Al igual que Ford y GM fueron cómplices de los nazis, el capitalismo global, impulsado por los mercaderes de la muerte del complejo militar-industrial, se está beneficiando de los crímenes de guerra, por ejemplo, vendiendo una enorme cantidad de armas al régimen islamofascista de Arabia Saudita, que actualmente está cometiendo crímenes contra la humanidad matando a miles de civiles y matando de hambre a toda la población de Yemen. Estos crímenes de guerra se cometen con armas fabricadas en los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, en el orden respectivo de los volúmenes vendidos a los saudíes. Francia tiene a un liberal y pseudo-defensor de los derechos humanos como su líder en la persona de Macron. Sin embargo, el floreciente complejo militar-industrial francés vende 7.000 millones de euros en armas al año. India, Arabia Saudita y Egipto son los principales compradores de la muerte hecha en Francia: una industria criminal que emplea a más de 200.000 personas. 

El ascenso global del fascismo cambiará un paisaje ya de por sí inestable. El asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, ya ha establecido la agenda y ha puesto en el punto de mira neofascista a Venezuela, Cuba y Nicaragua, a los que llamó la "troika de la tiranía". Naturalmente, Bolton cuenta con los nuevos ayudantes regionales fascistas del imperialismo yanqui, Colombia y Brasil, para hacer cumplir una Doctrina Monroe resucitada. En Europa, los neofascistas han llegado al poder en Hungría y en los gobiernos de coalición de Italia y Austria. Sus camaradas ideológicos en Alemania, Polonia, Francia, Suecia y los Países Bajos no han llegado al poder, pero su influencia política está creciendo rápidamente. Este ascenso de los neofascistas, combinado con el Brexit del Reino Unido, está poniendo en peligro a la Unión Europea. En estos acontecimientos, Steve Bannon de los EE.UU. está jugando el papel de un ideólogo fascista y de una eminencia vestida de negro. 

Los rusos, por su parte, han desarrollado una relación peligrosamente acogedora con los fascistas europeos de hoy, como si la historia de la Segunda Guerra Mundial no les hubiera enseñado nada sobre el fascismo. El pacto de no agresión entre la Alemania nazi y la URSS, firmado en agosto de 1939, no sólo permitió a Hitler desencadenar su matanza en Occidente, sino que tampoco impidió que el ejército alemán lanzara un ataque dos años después contra la URSS. El error estratégico de Stalin tuvo como resultado la muerte de 27 millones de ciudadanos soviéticos. En el contexto actual, parece que el posible desmantelamiento de la UE es uno de los únicos objetivos geopolíticos en los que Rusia y los Estados Unidos pueden estar de acuerdo. Por ejemplo, tanto a los rusos como a los estadounidenses Bannon les gusta y promueven al poderoso Ministro del Interior italiano Matteo Salvini, una estrella en ascenso del neofascismo europeo y un euroescéptico cuyo lema es: "¡Haz que Europa vuelva a ser grande!" 

Gott Mit Uns (Dios con nosotros) 

"Gott Mit Uns", en letras en relieve alrededor de un águila y una esvástica, era la inscripción que adornaba las hebillas de los cinturones del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Si hay un Dios, su poder ciertamente no ayudó mucho a los soldados del Tercer Reich! Dicho esto, definitivamente hay una vía religiosa en el ascenso del fascismo global. En Estados Unidos y en Brasil, el voto de los cristianos evangélicos fue un factor primordial en las elecciones de Trump y Bolsonaro. "Los fundamentalistas cristianos "nacidos de nuevo" en los Estados Unidos se concentran principalmente en los antiguos estados confederados del sur de la Guerra Civil. Estas comunidades evangélicas fundamentalistas rechazan en gran medida la evolución, el secularismo y la realidad de que el cambio climático es obra del hombre. Muchos en estas comunidades creen que los Estados Unidos debería ser un estado cristiano. Estos fundamentalistas cristianos son el bloque de votación más confiable para Trump, tal como lo fueron para George W. Bush. Los grupos de reflexión fundamentalistas de extrema derecha bien financiados, como The Heritage Foundation, han estado moviendo los hilos en segundo plano desde principios de la década de 1970. 

El Bosonaro de Brasil fue criado como católico, pero se convirtió, en lo que podría ser visto como un cálculo político cínico, en un evangélico "nacido de nuevo". El bloque de votación evangélica le dio ventaja sobre su oponente durante las elecciones presidenciales de octubre de 2018. Mientras tanto, en lo que ellos ven como una fortaleza de Europa, los fascistas europeos han abrazado su llamada herencia cristiana, y alimentan los sentimientos antiislámicos, desdibujando la línea entre el racismo y la intolerancia religiosa. En Israel, bajo lo que se puede llamar el judeo-fascismo del primer ministro Netanyahu, los palestinos son deshumanizados y perseguidos, como lo fueron los judíos en los pogromos(agresiones multitudinarias, espontáneas o premeditadas anti-judías, de Europa. En Arabia Saudita, el islamofascista Mohamed bin-Salman hace lo mismo pintando a los chiítas de Irán como herejes y terroristas. En la India, el Primer Ministro Modi, considerado por muchos musulmanes indios como un fascista hindú, también está utilizando la religión para crear conflictos y justificar gastos militares masivos. En resumen, los fundamentalistas religiosos de todo tipo son hoy en día el mejor activo de los neofascistas para manipular a la gente y volverla, a menudo violentamente, unos contra otros. 

En el molde de Trump en los Estados Unidos y Bolsonaro en Brasil, los neofascistas son grandes negadores del cambio climático, o "escépticos", como ellos prefieren. Después de todo, el Señor o Alá sabe lo que es mejor y tiene la llave de su destino. Para el resto de nosotros, que no esperamos que Dios tenga un planeta Tierra extra en su bolsillo trasero, el surgimiento del fascismo global ofrece una perspectiva más sombría para la supervivencia de la humanidad. Bajo las botas de las tropas de asalto fascistas globales, lo poco que queda de nuestro ecosistema destrozado encontrará su solución final. Bolsonaro podría diseñar una tabula rasa en el Amazonas, que se considera el pulmón de la tierra, debido a su capacidad de absorber CO2. Los super-ricos que controlan el capitalismo global darán carta blanca a sus sustitutos fascistas para que crezcan y usen un aparato militar-policial masivo para reprimir a los miles de millones de refugiados del cambio climático y a las víctimas del colapso ecológico. A pesar de sus suposiciones y planificación, manejadas discretamente por el Pentágono sobre la base de que el cambio climático se está convirtiendo en un problema de seguridad nacional, el cambio climático será el juego final del capitalismo. Todo el oro y los diamantes del mundo no detendrán las tormentas ni protegerán la atmósfera de los rayos mortales de un sol abrasador.


Aprueba senado estadounidense enmienda para impulsar comercio agrícola con Cuba


Heidi Heitkamp, senadora demócrata


Washington, 12 dic (RHC) La senadora Heidi Heitkamp y la Coalición Agrícola de Estados Unidos para Cuba (Usacc) destacan el hecho de que la legislación de agricultura aprobada por el Senado incluye una enmienda para impulsar el comercio con la nación antillana.

Con 87 votos a favor y 13 en contra la Cámara Alta del Congreso norteamericano dio su aval este martes al proyecto de Ley Agrícola 2018, después de su divulgación anoche y de meses de negociaciones a puerta cerrada, señala Prensa Latina.

La senadora demócrata por Dakota del Norte resaltó que la normativa contiene varias provisiones introducidas o defendidas por ella, entre las cuales se encuentra su enmienda 'para impulsar el comercio con Cuba'.

La legisladora y su colega republicano John Boozman incluyeron exitosamente su enmienda bipartidista para permitir que el Departamento de Agricultura (USDA) use sus programas de desarrollo del mercado de exportación en la isla caribeña, indicó la declaración.

De acuerdo con el texto, esa medida permitirá 'crear, expandir y mantener un fuerte mercado de exportación cubano para los productores y procesadores agrícolas de Estados Unidos, sin costo adicional para los contribuyentes norteamericanos'.

Este cambio en la política del USDA brindaría un alivio necesario a los bajos precios de los productos básicos estadounidenses al fomentar una nueva relación comercial confiable, aumentar los ingresos por exportaciones agrícolas y el volumen de exportaciones para los agricultores y ganaderos, añadió el comunicado.

Según el documento, la medida se basa en los esfuerzos de Heitkamp por impulsar el comercio con Cuba desde 2015, cuando presentó por primera vez una propuesta para levantar la prohibición que aún impide a bancos privados y compañías ofrecer créditos para las ventas agrícolas a la nación vecina.

La Usacc expresó en un comunicado que aplaude la inclusión de la enmienda de la legisladora, la cual autoriza el uso de los fondos Programa de Desarrollo del Mercado Exterior y del Programa de Acceso al Mercado en la mayor de las Antillas.

Este es un paso en la dirección correcta hacia la normalización del comercio con Cuba, expresó Paul Johnson, presidente de la Usacc.

Añadió que la medida subraya el sentido común de una política comercial coherente que permita a los agricultores y ganaderos nivelar el campo de juego en los mercados globales y que el sector privado compita en Cuba.

En tanto, Doug Keesling, quien cultiva trigo, sorgo y maíz en Kansas, expresó que se necesita un nuevo enfoque en relación con Cuba que sea dinámico y reflexivo.

Añadió que seis décadas del bloqueo impuesto por Washington contra la isla caribeña no han hecho nada 'para promover los intereses de nuestra política exterior, nuestros agricultores y rancheros, o el pueblo cubano'.



(Prensa Latina)

La cultura de los gases de efecto invernadero

Alejandro Nadal, La Jornada

En 1992, la Organización de las Naciones Unidas organizó una conferencia cumbre sobre desarrollo y medio ambiente en Río de Janeiro. El resultado tangible más importante fue la firma de la Convención marco sobre Cambio Climático (Unfccc, por sus siglas en inglés). Es el tratado internacional más importante sobre cambio climático. La conferencia de las partes que se lleva a cabo en Katowice, en el corazón de la región productora de carbón en Polonia, es el último episodio de lo que cada vez más se parece a una trágica comedia de errores.

Mientras la comunidad científica publica informes cada vez más alarmantes, los gobiernos de los principales países emisores de gases de efecto invernadero (GEI) pretenden mantener negociaciones serias sobre la forma de evitar la catástrofe final. Las conferencias de las partes de la Unfccc se suceden año tras año sin que se tenga un instrumento confiable para la reducción de emisiones de GEI. La COP24 reunida en Katowice se desarrolla ante un telón de fondo ominoso.

De todas las fuentes de energía, el carbón es la que más GEI produce. Y Silesia, en Polonia, es la principal región productora de carbón en ese país. Así que no sorprende que los delegados puedan contemplar en el vestíbulo del centro de convenciones de Katowice pedazos de carbón desplegados como piezas de arte detrás de llamativas vitrinas. También se puede apreciar una exposición de joyería incrustada en carbón y cosméticos a base de hulla. Los asistentes a la COP24 pudieron también disfrutar de un concierto ejecutado por la banda de mineros del carbón. Los organizadores de la conferencia creyeron que era un buen momento para celebrar la cultura del carbón y las emisiones de gases invernadero.

Al mundo industrializado se le ocurrió otra forma de celebración: en los pasados dos años las emisiones de gases de efecto invernadero han vuelto a incrementarse después de cuatro años de haberse estabilizado. Estábamos mal, pero ahora estamos empeorando. Para confirmar lo anterior, en su discurso de apertura de la COP24, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, señaló que su país tiene reservas de carbón para dos siglos. Será difícil no utilizarlas, sentenció.

Cuando se firmó la Unfccc en 1992, nadie preguntó si la estructura y dinámica de la economía mundial permitirían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Estaban comenzando los años de lo que Greenspan, entonces presidente de la Reserva Federal, llamó la gran moderación, anunciando una época de estabilidad macroeconómica y crecimiento. Mientras se consolidaba el neoliberalismo, se cantaban loas a la globalización.

En 1997 se firmó el Protocolo de Kioto, que estableció un mercado de cuotas transferibles de carbono como mecanismo para reducir las emisiones de GEI. Las fuerzas del mercado eran el nuevo dios y la idea implícita era que la globalización neoliberal conduciría a evitar el cambio climático. El tratado terminó en el fracaso, pero inauguró una senda peligrosa de complacencia y de falsas soluciones.

En aquellos años la economía mundial ya mostraba una desigualdad que sería muy difícil revertir. Debajo de la aparente tranquilidad se estaban gestando las tormentas de una nutrida serie de crisis económicas que mostrarían que la inestabilidad del capitalismo era real. Pero el mensaje no sería escuchado. Todo siguió igual en las negociaciones sobre cambio climático y en otras conferencias de Naciones Unidas sobre los objetivos del milenio o respecto de las metas de desarrollo sustentable. Nadie cuestionaba las distorsiones, desequilibrios, desigualdad y el predominio del sector financiero.

En 2012 se llevó a cabo la conferencia en Río de Janeiro sobre desarrollo sustentable. Se suponía sería la celebración de Río+20. En plena debacle financiera global, el documento final ni siquiera menciona la palabra crisis. Hasta propuso que las inversiones necesarias para alcanzar las metas del desarrollo sustentable podrían provenir del sector financiero. En el colmo del engaño, el documento alardeaba estar basado en un modelo matemático de simulación de la economía global, en el cual ni siquiera se mencionaba al sector financiero.

Hace un mes el banco Credit Suisse (www.credit-suisse.com) dio a conocer su informe sobre riqueza y desigualdad en el mundo. Las cifras son aterradoras: 10 por ciento de habitantes del planeta posee 85 por ciento de la riqueza global. Según el texto, la concentración de riqueza y poder económico no tiene paralelo en la historia: uno por ciento de habitantes del planeta concentra 50 por ciento de la riqueza global. Lo más importante no aparece en el informe de este poderoso banco: las fuerzas económicas desatadas bajo el neoliberalismo son las responsables de esta desigualdad y se están encargando de intensificarla. Son las mismas fuerzas que se oponen a la descarbonización de la economía mundial. Su marco de política económica impide la transición energética hacia una economía alejada de los combustibles fósiles.