Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

martes, 12 de septiembre de 2023

¿Dónde estamos y qué más hacer para empezar a levantar la economía?

Hay ya signos muy ostensibles de fatiga social, y la medicina a esos males no puede ser la válvula de escape que constituye la emigración externa.




En septiembre del 2019 publiqué un artículo en el que hacía una propuesta sobre medidas económicas que debían tomarse en los próximos años. Con gran satisfacción he vuelto a releerlo y compruebo que algunas de aquellas proposiciones de hace cuatro años fueron implementadas, aunque un tiempo después.

La situación económica actual es aún peor que en 2019, por causas muy complejas que se conocen, pero la población espera resultados tangibles y rápidos. Al menos es imprescindible que dejen de decrecer la agricultura y la industria manufacturera y mejoren los desequilibrios estructurales.

Por el momento falta información sobre los planes previstos, y los pasos que se están siguiendo en lo que las autoridades cubanas han llamado “Estabilización macroeconómica”, con la que comenzó el año. Los resultados positivos de ese programa no se perciben claramente hoy.

La inflación es alta; la escasez de alimentos es muy impactante: disminuyen cada año las producciones agrícolas imprescindibles en la vida nacional, en productos básicos como la carne de cerdo, azúcar, café, frijoles, leche fresca, arroz, etc.; aún hay cierto déficit en la producción de electricidad y en el suministro de combustibles.

Muchos economistas cubanos, de dentro y fuera del país, han propuesto sus ideas basadas en lo aprendido. Como es lógico los hacedores de política deben proponer también sus ideas, pero como hemos dicho en otras ocasiones, a ellos les corresponde no sólo analizar sino también implementar y el tiempo apremia en Cuba.

Hay ya signos muy ostensibles de fatiga social, y la medicina a esos males no puede ser la válvula de escape que constituye la emigración externa; o el paso de trabajadores de sectores claves como salud y educación hacia el nuevo sector emergente de las mipymes que está jugando un rol importante en ofertar bienes y servicios escasos.

Foto: Kaloian.

Hay que concretar los acuerdos que se toman en tantas reuniones. Las exhortaciones y los eslóganes fueron parte esencial de un tiempo pasado, pero el contexto actual es otro.

¿Cuáles son los indicadores de 2022 que indican la imperiosa necesidad de acelerar el paso?
  • Un PIB en el 2022 que crece solo al 1.8 % en general, pero decreciendo a un 5.3 % la agricultura, y un 6 % la industria.
  • Un déficit fiscal de un 11.1 % en relación al PIB.
  • Una variación interanual del índice de precios al consumidor de un 39.1 %. Una alta inflación.
  • Una tasa de apertura de la economía a precios corrientes de un 88.8 %.
  • Un déficit comercial externo no solo de bienes si no también de servicios.
  • Deudas externas creciendo por los intereses y sin amortizaciones a corto plazo.
En lo social las presiones sobre la población se incrementan y los indicadores que ubicaban a Cuba como un país con un desarrollo medio, se han deteriorado. Disminuyen los nacimientos. La tasa de nacimientos en 2022 fue de -2.1 % por mil habitantes. Ese indicador compromete la fuerza de trabajo a futuro, en lo cual también incidirá el saldo migratorio externo que se mantiene negativo.

La tasa de mortalidad infantil está en 7.5 por mil nacidos vivos.

Disminuye el personal de la salud, especialmente los médicos, faltan medicamentos y equipos médicos fundamentales, al tiempo que se ha deteriorado ostensiblemente la infraestructura física de hospitales y centros sanitarios en general.

El sistema de educación muestra iguales señales de desgaste: falta de personal, recursos e infraestructura.

En los últimos tres años las autoridades cubanas han planteado centenares de medidas para reanimar el país.

Los resultados no se perciben, lo que deja la interrogante de si esto se debe a que se aplicaron medidas con poco impacto o a que no se implementan adecuadamente. ¿Cuál es su signo? ¿La llamada liberación de las fuerzas productivas o el fortalecimiento del control o la centralización? El resultado es inequívoco: no se incrementan las producciones de bienes y servicios de impacto en el bienestar de la población.


Pasados cuatro años, vuelvo a plantear un decálogo —esta vez de nueve propuestas— actualizado y que tiene en cuenta las graves diferencias con el contexto de 2019. Estas recomendaciones podrían dar oxígeno a la población y estimular las fuerzas productivas:

1- Tras la aprobación de las mipymes, y cuando ya se han aprobado más de 8700, se podrían analizar con profundidad los nudos que hoy las limitan, como, por ejemplo, el acceso a divisas a tasas adecuadas para la compra de insumos en el exterior, ya sea para las que se dedican a la comercialización como para las que requieren de esos insumos para la producción nacional. Debería también eliminarse la prohibición de que profesiones y oficios como arquitectos, ingenieros civiles, agentes de viajes, entre otros que pueden ser fundamentales en sectores como la construcción y el turismo, puedan ejercer sus profesiones de forma independiente.

2- Crear zonas económicas especiales para compras de ciudadanos cubanos en el territorio nacional con tasas de ganancias aceptables, por ejemplo, un 30 % sobre el costo de la mercancía adquirida, no un 240 o un 300 ciento que tienen prefijado las tiendas estatales cubanas. Como el país carece de divisas, ese mercado podría funcionar en divisas. Pero el Estado gana, no pierde, y la población mejora su poder adquisitivo fuertemente impactado por la inflación. No se entiende cómo otros países ganan con la situación económica interna cubana y las autoridades cubanas se dedican solo a controlar, en vez de ser proactivos. Haití, la isla Margarita en Venezuela, Cancún, la Zona Libre de Colón en Panamá e incluso Miami, se llevan las divisas de cubanos que realizan compras para importación en esos sitios, a falta de oferta en el país.

3- Debe aprobarse una verdadera Ley de Empresas que abarque a todas las formas de propiedad. A pesar de las intenciones declaradas, la muy esperada nueva ley se ha postergado más de lo debido. El estado actual de la economía exige una nueva velocidad en la toma de ciertas reglamentaciones o leyes. Uno de los asuntos que deberá delimitar es cuánto tiempo se subsidia a las empresas estatales irrentables de manera que pueda materializarse la quiebra de esas empresas y se tomen medidas como hacerlas pasar pasar a otras formas de propiedad, incluso hasta para formar cooperativas con los mismos trabajadores.

4- - Se pudiera entregar en usufructo o con un tiempo definido de 20 o 30 años, activos estatales ociosos, o cerrados, o descapitalizados a empresarios privados cubanos o sus propios trabajadores, incluyendo centrales azucareros que no muelen hace muchos años para que produzcan azúcar y/o derivados de la caña. Así como buscar la creación de instituciones comunales de forma privada, financiadas por los gobiernos locales, especialmente en municipios pequeños y no en grandes ciudades.

5- Reconsiderar la estructura institucional del país, donde las Empresas y Unidades Empresariales de Base (UEB) no funcionan y las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE) son súper ministerios. Aplanar las estructuras, es decir, empresas y ministerios, y pasar a algunas empresas del nivel central, a los gobiernos locales.

6 - Mejorar la atracción para los empresarios extranjeros en pos de que inviertan en Cuba. Para ello hay que tomar acciones concretas como la eliminación de la agencia empleadora para las entidades extranjeras y permitir la contratación directa. Los impuestos a los salarios que devengan los trabajadores que sean contratados deben ser cobrados por la Agencia Tributaria. Esa es una de las primeras preocupaciones de los inversionistas extranjeros ya radicados en el país.

7- Debe haber mayor proactividad en la búsqueda de capitales externos provenientes de individuos o familias cubanas que residen en el exterior. No basta con una ley, y eso lo saben las autoridades cubanas. Tal como se hacen exposiciones para anunciar las carteras de oportunidades de inversión a entidades foráneas, se podrían hacer acciones a través de la oficina de cubanos residentes en el exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores, para que los mismos se interesen en el mercado cubano.

8- Habría que tener una política para atraer entidades de microcrédito internacional, interesados en el mercado cubano hace muchos años. Incluso desde Estados Unidos.

9- Abandonar la costumbre de topar precios regularmente y hacerlo solo cuando se busquen puntualmente resultados concretos. A mediano plazo es nociva. La población se beneficia momentáneamente pero después vuelven a subir los precios, porque el mercado se ajusta por otras variables. Para conseguir bajar precios se deben privilegiar políticas que traigan un incremento de la oferta y de la concurrencia/competencia. La economía del país no se administra como una tienda. Al Estado le corresponde concentrarse en lo estratégico.

No son estas las únicas medidas posibles y que deberían estudiarse, solo son referencias de lo que se podría realizar. Otras instituciones, académicos, o funcionarios pudieran presentar otras iniciativas, pero considero que estas tienen un función clave para conseguir revertir los desequilibrios existentes.

Si se sigue al ritmo actual, sin cambios profundos, es difícil llegar al 2030 con los objetivos que se han propuesto.

El panorama internacional no ayuda a Cuba y eso se conoce; el bloqueo sigue intacto y cada vez presiona más a la economía; los préstamos son inexistentes y se complican más en tanto se incrementan las deudas cubanas; hay una volatilidad marcada de precios de productos primarios, etc.

Pero el país no tiene un tamaño económico para intentar cambiar ese entorno internacional. Solo queda concentrarse en modificar lo interno.

Hay que estudiar detenidamente el modelo vietnamita, en el que muchos pasaron de simples trabajadores por cuenta propia en los años 90 a ser hoy inversionistas transnacionales. Es bueno conocer historias de vida de muchos hombres de negocios en ese país que estuvo en la ruina hace poco más de 30 años y hoy es un país muy dinámico en el sudeste asiático, con un modelo político similar al cubano.


Foto: Kaloian.

Se continúa desconociendo que el dinero no es más que un medio de cambio y que el verdadero estímulo es lo que puede hacerse con él.

Ningún malabarismo de precios sacará al país del desbalance entre oferta y demanda. Si alguien ha creído ver en esa afirmación una muestra de “desconocimiento”, entonces debería explicar con precisión en qué pudo consistir el “conocimiento” que permitió darle racionalidad económica a la idea de armar un paquete de incremento salarial en general, sin haber concedido antes o al mismo momento una contramedida que incluyera el incremento de la oferta nacional o importada. Lo que habría que preguntarse es si no se pudo prever que se iba a disparar la inflación y la tasa de cambio informal pesos-dólar iba a crecer?

Un colega y amigo, Pedro Monreal, en su blog El Estado como tal, publicaba del 5 de septiembre pasado esta frase: “Hasta donde es posible observar, las medidas oficiales representan hoy un intento de ampliar la zona de confort estatal, combinando una eventual flexibilidad con control estatal, topes de precios, la propiedad estatal sobre la tierra y un freno al capital nacional” .

En conclusión, se intenta evitar la reforma integral que necesita el país porque la introducción de más mercado en la economía que podría dar un gran impulso, se percibe como un retroceso no quieren indicar que se está haciendo una reforma pro capitalista.

Observemos el futuro y veremos los resultados económicos. Si se sigue haciendo lo mismo, en 2024 estaremos igual que en 2023, e igual que en 2022 y así, seguiremos con un retroceso de indicadores económicos y sociales de más de cinco años.

La deuda externa cubana: una solución complicada

Por Dr Omar Everleny Pérez Villanueva , La Joven Cuba

Sep 12

En cualquier análisis sobre la evolución de la economía cubana, especialmente en el desempeño de su sector externo, debe destacarse el contexto internacional, donde indiscutiblemente pesan las medidas unilaterales coercitivas de Estados Unidos, y el deterioro de los términos de intercambio por la propia estructura, tanto de las importaciones como de las exportaciones cubanas. No obstante, en Cuba persisten problemas estructurales de larga data, especialmente la escasez de divisas por las magras exportaciones, las deudas comerciales con un grupo de países siempre crecientes, entre otros factores, que influye en los niveles de producción. Lo dicho, evidentemente, tiene un fuerte impacto en el comercio exterior y la deuda externa del país.

La fragilidad que caracteriza a la economía cubana, y sus dificultades para mantener sus relaciones comerciales y financieras internacionales, colocan el tema del financiamiento externo como un factor imprescindible para alcanzar elevadas metas de desarrollo económico y social en el 2030.

Sucede que la cuestión de la deuda externa transciende las finanzas y afecta el desenvolvimiento integral de la economía; de su adecuado enfrentamiento depende en gran medida la normalización del flujo crediticio procedente del exterior, que aún no llega o se demorará si no cambian las reglas de juego existente en la política económica interna.

Es preciso recordar que al finalizar el decenio de los ochenta y producto de la moratoria de pagos en 1986, la deuda se había prácticamente duplicado respecto al nivel de 1980, y durante los noventa continuó su crecimiento ininterrumpido producto del efecto combinado de elevados intereses, incremento de obligaciones vencidas y capitalizadas, y la contratación de nuevos créditos en condiciones muy onerosas, a lo cual se le añadió la pérdida de las relaciones beneficiosas con el extinto campo socialista.

La incapacidad para enfrentar el servicio de la deuda en Cuba se vieron exacerbadas por diversos fenómenos ocurridos en el primer decenio del siglo XXI, entre estos: el deterioro del sector eléctrico nacional en el 2004; la crisis financiera y económica internacional del 2008; el fuerte incremento del precio del petróleo y de los alimentos en el mercado mundial; el embate de varios huracanes de gran intensidad y los graves problemas de liquidez del sistema bancario doméstico, sumados a la ineficiencia interna relacionados con la poca capacidad exportadora de bienes.

En el 2013, Cuba comenzó a concretar resultados en materia de renegociación y reducción de deudas, en gran medida relacionados con la mayor confianza y credibilidad que inspiraron entre los acreedores oficiales y privados, varias de las reformas económicas y sociales emprendidas por el gobierno de Raúl Castro en el marco del denominado proceso de «actualización del modelo económico» que había comenzado en el 2011.

En esos procesos de renegociación de la deuda, jugó un importante papel el nuevo escenario económico, comercial y financiero entre Cuba y Estados Unidos (EE.UU.), que se creó en la administración Obama. Algunos analistas han partido de supuestos muy válidos, al plantear que los antiguos acreedores de la Isla no querían quedarse al margen del proceso de apertura de las relaciones y, por eso, pretendieron aprovechar las oportunidades que podrían brindarle el mercado cubano.

Debe aclararse que las cifras anteriores son las que recoge el Anuario Estadístico de Cuba publicado en 2023. Aunque las estadísticas deben llegar al 2022, el documento sólo las incluye hasta el 2020. En términos de deuda activa, los montos se refieren solamente a la deuda corriente que refleja las transacciones financieras y comerciales, cuyo saldo está en función de los nuevos financiamientos recibidos y los pagos realizados.

Respecto a esa deuda activa, cuya última cifra disponible en el anuario era de 19 743 millones de dólares hasta 2020, su complejidad radica en la incapacidad del país para moverla o renovarla, ya que sus fuentes de financiamiento son muy pocas. Revertir la crítica situación del financiamiento y el endeudamiento externo de la economía cubana constituye una tarea muy compleja, que abarca el enfrentamiento de múltiples problemas de carácter interno, asociados a la estructura económica e institucional del país y también supone sortear adversas condiciones del entorno internacional en el que se desenvuelven los vínculos externos de la nación.

Otras cifras de la deuda que muestran volúmenes superiores, son publicadas por la entidad de análisis Economist Intelligence Unit Country Report Cuba donde, por ejemplo, en el primer semestre del 2023 se reflejaba una deuda de 27 505 millones de dólares.

También la complejidad de la deuda se refleja en la relación Deuda externa con respecto a las exportaciones de bienes y servicios, que de un 64.1 % en el 2013 pasó a un 225 % en el 2020. Es decir, a modo de ejercicio técnico, se necesitaría destinar más de 2 veces la totalidad de las exportaciones de bienes y servicios del país, para eliminar dicha deuda.

La conjunción de los múltiples factores ya descritos, especialmente la mejoría de las relaciones con EE.UU., provocó el impulso que experimentaron las negociaciones para reestructurar y reducir adeudos externos vencidos, tanto de carácter oficial como privados.

El 12 de diciembre del 2015, luego de dos años de negociaciones, el gobierno cubano y el grupo Ad Hoc del Club de París acordaron reestructurar el pago de los 11 110 millones de dólares adeudados por Cuba, en pasivos a mediano y largo plazo. De estos, se condonaron 8 484 millones de dólares en intereses de mora que representaban el 70 % de la deuda negociada, y los restantes 2 600 millones de dólares se pagarían en un plazo de 18 años, en cuotas gradualmente crecientes.

Dada la crítica situación económica imperante en Cuba, por factores explicados, el gobierno cubano y el Club de París acordaron en 2021 modificar su acuerdo de renegociación de la deuda del país caribeño, en ese momento en situación de impago. Cuba incumplió parcialmente sus obligaciones en 2019, y en 2020 se declaró incapaz de asumir la cuota en su totalidad. Por ello, solicitó una moratoria de dos años para un total de unos 200 millones en pagos atrasados al organismo multilateral, que aceptó solo un año con la posibilidad de renegociar.

La deuda con el Club de París se ha renegociado constantemente, la última reunión para lograr acuerdos de esa índole se efectuó en agosto del 2023, donde Cuba presentó de nuevo su incapacidad de hacerle pagos por el momento, dado que su situación económica sigue siendo de crisis.

Al finalizar 2022, Cuba era el segundo país de América Latina y el Caribe en contraer la mayor deuda con ese Club, con cifras superiores a los 4 800 millones de dólares.


Deuda cubana con el Club de París en millones de dólares. No incluye los intereses atrasados hasta el momento. Elaborada en base a publicación de Pedro Monreal basada en la fuente del Club de Paris.

Aquí se pueden ver 2 momentos de reducción significativa: el primero en el 2014 por la reducción de un 90 % de la deuda con Rusia, y el segundo en 2015 por el acuerdo con el mismo Club de París.

En uno de sus trabajos sobre la economía cubana, el ex ministro de Economía José Luis Rodríguez expresó que: «El país debe Renegociar y liquidar la deuda comercial de corto plazo para asegurar las importaciones indispensables para el país, segregando fondos específicamente para esos fines. De ser posible, tomar créditos adicionales con este objetivo» y es necesario a la vez «renegociar y liquidar la deuda con inversionistas extranjeros compuesta por dividendos y rentas que no se han podido liquidar en moneda libremente convertible, valorando la alternativa de aplicar un swap de deuda por inversiones».

AcreedoresDeuda total millones de USDCondonada millones de USD%
Rusia (2014)32 20029 00090
México (2013)48734070
Japón17501 40080
China (2011)6000283047.2
Uruguay35350
Club París (2015)11 0848 48476.5
Total51 55642 08981.6

Fuente: Publicado en Diario Las Américas el 9 de marzo 2021 basado en Havana Consulting Group.

En años recientes como el 2021 y 2022 se produjeron acuerdos de renegociaciones con China y Rusia. En febrero de 2022 esta última aplazó hasta 2027 la deuda cubana pendiente.

***

La deuda externa se ha convertido en una soga que aprieta cada vez más el cuello del gobierno de la Isla, y al mismo tiempo, repercute fuertemente en el bolsillo de los cubanos. Esta situación agravará aún más la crisis que hoy enfrenta el país. La falta de créditos y divisas impacta en el aumento del desabastecimiento en las tiendas del Estado y hace que los precios aumenten cada día en el mercado informal y de comercios privados o estatales que se rigen por la ley de oferta/demanda, es decir, hay una elevada inflación y un alza considerable del costo de la vida. Al mismo tiempo, la situación tensa aún más las relaciones comerciales entre el gobierno y las empresas extranjeras con inversiones en el territorio nacional, pues están pendientes de pagos importantes de los bancos cubanos por las utilidades logradas en el país.

La solución a la deuda solo será posible si el país emprende una ruta de crecimiento sostenido, y eso solo puede lograrse si se implementara una reforma integral de la economía. Instrumentos existen, solo se necesita la voluntad política de aplicar medidas de mayor impacto en la sociedad económica. Otros países como Viet Nam lo han logrado con una base de partida, más compleja como la cubana, y también enfrentando un cerco económico por parte de EE.UU., ¿por qué entonces no mirar esos ejemplos?

Referencias

[1] Anuario Estadístico de Cuba 2020 . Sector Externo . Edición 2022, pagina 6, tabla 8.2

[2] Country Report 2nd Quarter 2023. Economist Intelligence Unit Limited, 2023, page 11.

Cuba: su actor económico principal y su reparto

En el empeño de sacar de la crisis a Cuba subdesarrollada y además bloqueada, cada actor económico cuenta, desde la empresa estatal hasta la mipyme privada, concluye el autor.




La empresa estatal detenta el papel protagónico del modelo económico cubano como parte de un tejido empresarial mucho más diverso y heterogéneo que hace una década atrás. Fabrica de calzado Nguyen Van Troi.

Foto: Randy Rodríguez Pages_Archivo IPS

Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025).

El año 2022 y lo transcurrido de 2023 han estado llenos de tensiones en el desempeño de la economía cubana, con su consiguiente reflejo negativo en el nivel y calidad de vida de la población, no sólo por circunstancias externas adversas harto conocidas, sino también por los problemas estructurales acumulados que requieren solución.

Junto con la necesaria estabilización macroeconómica, el manejo de la deuda externa y el incremento de la captación de divisas, urge transformar lo relativo al fomento e interacción de los actores económicos y con ello aumentar su contribución al crecimiento, la productividad y el bienestar de la sociedad.

Sin dejar de incluir algunas valoraciones sobre las cooperativas, se hará énfasis en abordar el desempeño de la empresa estatal, como actor económico principal y en el «actor del momento», a saber: las micro, pequeñas y medianas empresas privadas (mipymes).

El reparto actoral: mipymes, cooperativas… 

La empresa estatal detenta el papel protagónico del modelo económico cubano como parte de un tejido empresarial -dígase un «reparto de actores»- mucho más diverso y heterogéneo que hace una década atrás. Al respecto, baste señalar:

El Estado detenta aproximadamente 80% de la superficie agrícola del país, aunque solo gestiona poco más del 30 % de dicha superficie.

Según cifras divulgadas por el ministro de Comercio Exterior en las sesiones de julio pasado del parlamento cubano, hay 327 negocios con capital extranjero (de ellos, 106 empresas mixtas), en actividades como el turismo, la minería, la producción y comercialización de rones, productos de aseo, higiene y la industria alimentaria, entre otros. Si bien no trascendieron detalles en cuanto a sus aportes a los principales indicadores económicos del país, es presumible suponer que sean relevantes.

Los actores privados y cooperativos son predominantes en cultivos como la caña de azúcar, frijoles, viandas y hortalizas.

El surgimiento de entidades de interfaz entre el sector productivo y del conocimiento, más los proyectos de desarrollo local, constituyen espacios donde hoy se despliegan iniciativas empresariales no estatales en diversos sectores, incluyendo empresas de base tecnológica.

El sector turístico y la presencia de la actividad privada con ofertas de alojamiento, restauración y recreativas.

El cambio de enfoque respecto a las actividades autorizadas a ejercer en el Trabajo por Cuenta Propia (TCP) y la posterior aprobación de las mipymes, han diversificado la participación del actor económico privado en sectores donde la hegemonía de la empresa estatal era casi absoluta.

En la siguiente infografía, se muestra la composición de las entidades empresariales de los sectores estatal y no estatal hasta marzo de este año, según datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) de Cuba.




Como puede apreciarse en la tabla anterior, las organizaciones empresariales del sector no estatal rebasan el 80% del total de entidades, principalmente a partir del crecimiento de las mipymes privadas que constituyen más del 40% de dicho total. En el sector estatal, como era de esperar, siguen predominando las empresas «clásicas», con poco más del 14%.

Las mipymes estatales (que son menos del uno %) no muestran la misma dinámica de sus pares privadas, a pesar de las ventajas que técnicamente suponen en términos de autonomía y velocidad de actuación ante oportunidades y cambios del entorno. Ha surgido la figura de las empresas filiales para paliar, en parte, las consecuencias de la conversión inadecuada de varias empresas a Unidades Empresariales de Base (UEB).

En cuanto a las cooperativas, se aprecia una disminución entre 2018 y 2022, con un ligero crecimiento de las no agropecuarias a partir de su relanzamiento en 2021. Sin embargo, este crecimiento no compensa la reducción de las agropecuarias en sus tres modalidades (producción, créditos y servicios y, sobre todo, las unidades básicas de producción cooperativa). La siguiente infografía ilustra ese comportamiento:



En el caso particular de las CNA, su relanzamiento y la promulgación del Decreto Ley 47 en 2021 apuntaron a dejar atrás el dilatado carácter experimental que se les confirió a estas entidades y el congelamiento ocurrido en su aprobación, así como algunas restricciones impuestas como la limitación en su ámbito territorial de actuación.

Otros factores desfavorables fueron, en su momento, la cooperativización forzosa ocurrida en la gastronomía estatal −ajena a los valores y cultura de esta forma empresarial− y la irrupción de supuestas cooperativas, como forma de evadir un contexto regulatorio donde no se había aprobado aún la creación de mipymes privadas y se mantenía el enfoque de enmarcar como trabajadores por cuenta propia a quienes realmente no lo eran.

Ahora este resurgir al parecer «compite» en desventaja con la creación de mipymes privadas, lo que puede contribuir a explicar que su crecimiento sea discreto. Ha ocurrido que algunas entidades cooperativas se han reconvertido a mipymes, al amparo del Decreto Ley 46 del 2021, que norma estas últimas y contempla la posibilidad de dicha reconversión, mientras que el caso contrario, o sea, pasar de mipyme a cooperativa, no está previsto en el Decreto Ley 47.

Planteamientos de especialistas en este sector, reiterados en un encuentro sobre cooperativas celebrado en julio pasado en la Sociedad Económica de Amigos del País, apuntan hacia falta de motivación para asociarse en esta figura empresarial, además de aspectos que todavía no han sido llevados a la práctica, como la constitución de cooperativas de segundo grado y el fomento de otras formas de colaboración entre cooperativas.

Asimismo, se necesita aplicar políticas más resueltas para incentivarlas y apoyarlas, incluyendo la creación de una institución especializada en este actor económico y la formulación de un nuevo y único marco regulatorio que conceda mayor autonomía de gestión a estas entidades. La actual obligatoriedad de vincularse a una empresa estatal azucarera o agropecuaria que tienen las cooperativas del sector es un ejemplo de algo que debiera eliminarse.

Algunos datos sobre el actor principal


El peso de los servicios empresariales, inmobiliarias y alquiler, asociados fundamentalmente a la edificación de hoteles es uno de los asuntos que mayor polémica concita entre especialistas y la población, dada la baja ocupación de las instalaciones existentes y el costo de construir una habitación hotelera. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

A continuación se muestra la composición por actividades económicas del sector empresarial estatal, sobre la cual se comentarán algunas aristas.


El predominio de empresas estatales del sector comercio (que también incluye gastronomía y reparación de efectos personales) en el total de entidades, ha sido característico de esta estructura por actividades en los últimos años. En cambio, la dinámica de algunos indicadores clave en este sector, como la productividad y sobre todo la oferta total de mercancías (producción nacional e importaciones), muestran resultados desfavorables sostenidos.

También llama la atención el peso de los servicios empresariales de inmobiliarias y alquiler, asociados fundamentalmente a la edificación de hoteles, otro de los asuntos que mayor polémica concita entre especialistas y la población, dada la baja ocupación de las instalaciones existentes y el alto costo de construir una habitación hotelera.

Esta última actividad representa la mayor parte de la inversión estatal, como se muestra a continuación:



Aunque se aprecia un descenso respecto al 2021, donde representó más de 40%, solo la inversión en actividad inmobiliaria (casi un 34%) supera a la suma de las actividades incluidas por separado en la tabla anterior, desde comercio hasta hoteles y restaurantes. En contraste, sectores como la construcción y la agricultura reciben porcientos muy modestos, y la industria manufacturera, aunque eleva su peso respecto al 2021, es apenas poco más de la mitad de lo destinado a la actividad inmobiliaria.

Según recientes intervenciones de funcionarios del Ministerio de Economía, otros datos muestran una muy alta concentración de las utilidades y las exportaciones en un número reducido de entidades empresariales estatales. Así, solo 12 entidades son responsables del 80% de las exportaciones del país, mientras que 80% de las utilidades se concentra en apenas 56 empresas.

El número de empresas con pérdidas se ha reducido, de más de 400 a 285 (una parte de ellas, hay que decirlo, por decisiones de protección de precios finales al consumo). Pero si se incluye el total de entidades empresariales clasificadas de muy baja utilidad, un total de 638 empresas estatales presentan una situación precaria.

Por otro lado, el número de unidades presupuestadas asciende a 2 415, superando al total de entidades empresariales estatales (2 337). Una mirada retrospectiva a esta evolución arroja un comportamiento similar:



En los años 2021 y 2022, la aparición ya mencionada de las empresas filiales y las mipymes estatales han reducido la «brecha» con las unidades presupuestadas (UP) y determinado un mayor crecimiento de las empresas estatales en todo el periodo que abarca la infografía Evolución de las Cooperativas (2018-2022).

No se trata de prescribir acá ni una cantidad ni una proporción «óptima» entre ambos tipos de entidades, obviamente.

A falta de otros datos y análisis que arrojen más luz, el momento crítico actual de la economía cubana (elevado déficit fiscal, nivel de exportaciones que no asegura los ingresos en divisas necesarios para la reproducción ampliada, bajo crecimiento de las inversiones y la producción en sectores claves, el estado general de la infraestructura), y sobre todo las posibilidades reales de revertir tal situación a corto plazo, apuntan a que el sector presupuestado requiere de una reestructuración en busca de mayor eficiencia y reducción de gastos.

La capacidad empresarial del país debe incrementarse aún más, no sólo por la vía de las mipymes privadas.

Las mipymes, actores del momento

En cuanto a las mipymes, legitimadas a partir del Decreto Ley 46 del 2021, me haré eco de reflexiones de varios colegas publicadas en este y otros medios. Por mi parte, reitero mi tesis de que son parte de la solución, no la única y milagrosa solución a los problemas de la economía cubana.

La polémica desatada alrededor de su funcionamiento y la culpabilidad que se les confiere respecto a la inflación ameritan, una vez más, referirse a algunos puntos y fijar posiciones sobre este actor económico.



De acuerdo con estos datos, un 75% de las mipymes privadas se concentra en tres actividades: manufactura, construcción, hoteles y restaurantes, en ese orden. Comercio, que en la narrativa al uso se identifica prácticamente como lo único a lo que se dedican las mipymes, figura en cuarto lugar, bastante alejado de la tercera. Esta estructura, en perspectiva, resulta un hecho positivo si se tiene en cuenta el deterioro de la producción estatal en los sectores industria y construcción, aunque los volúmenes de producción de las mipymes privadas están lejos de constituir mayoría en cuanto a su aporte al producto. Se estima que el aporte al PIB de las cooperativas y las mipymes constituye solamente 13%.

El cambio de enfoque respecto a las actividades autorizadas a ejercer el Trabajo por Cuenta Propia y la posterior aprobación de las mipymes, han diversificado la participación privada, irrumpiendo en sectores donde la hegemonía de la empresa estatal era casi absoluta.»

En cuanto al empleo, el sector no estatal constituye la fuente más dinámica de empleo en el tejido empresarial del país, que hoy supera a quienes laboran en el sistema empresarial estatal, 1.6 y 1.3 millones, respectivamente. Las mipymes privadas, en particular, emplean a unas 225 000 personas. Una cifra todavía baja en relación con el resto de las fuentes.

Respecto a la inflación, hay que insistir en su carácter multicausal. Analizar el fenómeno inflacionario requiere considerar variables externas al país además de las propias, todas relacionadas con la oferta, la demanda y los costos empresariales. Vale recordar que una parte de la inflación es importada, habida cuenta de lo que ocurre en el exterior, pero en nuestras condiciones de alta dependencia de las importaciones agravada en temas de superviviencia como las carencias crecientes de la producción nacional para garantizar la canasta básica de alimentos que se distribuye de forma normada.

Explicar la inflación, incluso, implica incursionar también en otro factor tan subjetivo, pero legítimo como las expectativas de las personas sobre el futuro y las razones que desde sus percepciones individuales (es su derecho) asumen para construir esas expectativas. Y sobre todo, la influencia de las acciones que emprenden como resultado de esas expectativas suelen tener efecto inercial: se mantienen aún cuando las circunstancias que desataron las acciones hayan cambiado.

Toda esa complejidad determina que no se puede reducir la inflación a una sola causa, sea cual fuere, ni personificarla en el comportamiento de un actor en particular.

Las mipymes no son ni ángeles ni demonios. Son actores económicos legitimados en los documentos rectores del Partido Comunista de Cuba y en la Constitución, como parte de nuestro modelo socialista de desarrollo.

Durante mucho tiempo, las mipymes no fueron reconocidas legalmente y estuvieron sumergidas bajo el status de TCP, aunque se sabía que en la vida real eso no era más que un eufemismo. Hoy proporcionan bienes escasos o inexistentes en los comercios estatales, ya sea los que operan en moneda nacional o los basados en una moneda a la que una parte de la población no puede acceder.

Además de la alta vulnerabilidad intrínseca a este tipo de empresas en todo el mundo, se une en el caso cubano que no pueden acceder con normalidad a un mercado cambiario y que operan con una moneda nacional que se sigue devaluando.

Las mipymes esperan por mercados mayoristas de insumos y otros bienes que aún no se crean, carecen de incentivos reales para exportar (por ejemplo, ¿qué pueden hacer con los MLC que les depositen?), pagan elevados impuestos sobre las ventas y las utilidades, y se les eliminó -en el caso de las que surgen nuevas- la exención de impuestos en su primer año. A diferencia de sus pares estatales, no son subsidiadas en caso de pérdidas.

Para finalizar 

Después de algunos años de anunciada, se espera que este año se discuta en el parlamento el proyecto de Ley de la Empresa Estatal. Una alta expectativa ha despertado el dotarla de un nuevo marco jurídico que reemplace e integre la legislación vigente, desde el Decreto Ley 252 y su Decreto 281, que hoy están desactualizados.

Se espera que esa ley establezca una tipología de las empresas estatales, donde se diferencien aquellas que han de constituir monopolios de aquellas que deberán competir (la gran mayoría) y de las que -por razones de interés social- debieran ser subsidiadas. Esta clasificación determinaría las especificidades de las relaciones del Estado con sus empresas, en otras palabras, ejercer una regulación diferenciada, en un ambiente de restricciones financieras «duras». También deberán sumarse como parte del subsistema regulador, otras normativas que prescriban asuntos como la quiebra y la protección de la competencia.

Debe legitimarse de una vez la autonomía, también de forma diferenciada según la clasificación de empresas que se realice, en temas como el comercio exterior, selección de clientes y proveedores, acceso a los recursos, gestión de la fuerza de trabajo, la formación de precios, el manejo de las finanzas empresariales y decisiones de inversión, en un sistema de planificación donde el enfoque de asignaciones centralizadas de recursos críticos ceda espacios a una mayor presencia de relaciones de mercado.

También deberán continuarse los trabajos relacionados con las funciones, atribuciones y composición de las actuales juntas de gobierno, y los órganos de relación y control del Estado para con sus empresas nacionales y locales que dejen atrás el solapamiento aún vigente entre funciones estatales y empresariales y permitan diferenciar los roles del Estado como regulador de la economía y representante del dueño, el pueblo.

Se debe acometer la reestructuración organizativa y financiera de las empresas existentes −las irrentables en primer lugar− con objetivos de mejora claros y medibles a lograr en breve plazo, en aquellos casos donde sea factible una revitalización. Las agrupaciones empresariales vigentes deben ser reformuladas, especialmente en lo relacionado con las OSDE y sus funciones en las agrupaciones.

Las empresas deberán formular agendas de desarrollo donde además de estrategias de crecimiento, cooperación, competitivas y otras, aparezcan temas como la transformación digital, la innovación, el intraemprendimiento, la infraestructura física y tecnológica, el capital humano, y sus sistemas integrados de gestión. La planeación estratégica de las empresas debe ocupar el papel rector que le corresponde en la gestión empresarial.

Y las mipymes ¿qué?


Un 75 % de las mipymes privadas del país se concentra en tres actividades: manufactura, construcción, hoteles y restaurantes. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

En lo tocante a las mipymes, en lo inmediato deberá ocurrir una revisión y reformulación del Decreto Ley 46 que las regula, luego transcurridos dos años de su promulgación.


Las mipymes orientadas a la producción de bienes y las de base tecnológica debieran ser objeto de políticas e incentivos diferenciados para fomentar su aporte al mercado doméstico y a las exportaciones.»

Esta pudiera ser una buena oportunidad para favorecer transformaciones en aras del fomento de estos actores y es de esperar que su nuevo contenido realice cambios en asuntos como el régimen impositivo, la extensión del ámbito de actuación a servicios profesionales hoy prohibidos y la posibilidad de que pueda efectuar operaciones de comercio exterior no necesariamente a través de una empresa estatal.

A la espera de un nuevo Código de Trabajo que refleje los cambios ocurridos en el panorama laboral cubano, se necesita establecer una mayor protección de los empleados en este sector, y también disponer que los procedimientos de control que ejerzan las instituciones a las que corresponda sobre las mipymes, se formulen de acuerdo con sus características particulares. En cuanto a los criterios para clasificarlas, debe mantenerse la idea de incorporar en un futuro otros indicadores además del vigente hoy (número de empleados) e incluso considerar las diferencias entre ramas para fijar los indicadores.

Las mipymes orientadas a la producción de bienes y las de base tecnológica debieran ser objeto de políticas e incentivos diferenciados para fomentar su aporte al mercado doméstico y a las exportaciones. En la medida que se creen más empresas, incluidas las comerciales, podrán aminorarse prácticas monopólicas y de posible colusión entre participantes, en otras palabras, bajar precios (como ha estado ocurriendo con algunos bienes) mediante la entrada de nuevos competidores.

Ni con descalificaciones, ni con llamados, ni con generalizaciones a ultranza sin basamento en datos, se resolverán los complejísimos problemas que atraviesa nuestra economía. Bien se sabe −de hecho se anunció nuevamente en el parlamento− que lo que procede es hacer una transformación estructural, con políticas económicas articuladas que respondan a objetivos y acciones que puedan supervisarse, con indicadores medibles y verificables, y con un soporte institucional que asegure la implementación efectiva de lo que se acuerde. Políticas económicas que deben ir de la mano con las políticas sociales y ambientales.

Algo por cierto, muy difícil de lograr, en cualquier latitud de este planeta. En ese empeño, para Cuba subdesarrollada y además bloqueada, todo actor económico cuentan, desde la empresa estatal hasta la mipyme privada. (2023)

Transición Energética de Cuba: Donde lo urgente y lo estratégico se unen. Comentario HHC

 Por: Alina Perera Robbio

 



Desde el Palacio de la Revolución sesionó Consejo Nacional de Innovación (CNI), donde se abordó la transición hacia fuentes renovables de energía. Foto: Estudios Revolución.

En Cuba el tema energético -transversal a la sociedad- entraña repercusiones en los órdenes político-ideológico, económico y social. Por él pasa, de manera directa, el bienestar del pueblo. De ahí que en la agenda de la dirección del país tenga carácter prioritario, estratégico, y también de urgencia.

Lo anterior explica que hace menos de una semana, desde el Palacio de la Revolución, haya sesionado el habitual Consejo Nacional de Innovación (CNI), en cuyo momento inicial el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista y presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, anunció el análisis de “un tema de suma importancia que es la Transición Energética hacia las Fuentes Renovables de Energía”.

Al respecto, el Jefe de Estado definió que se trata de un “tema muy necesario para el país, y además un tema muy actual”. Recordó a los expertos allí presentes que ahora “tiene lugar la proliferación de transiciones a nivel mundial, donde principalmente los paradigmas los están poniendo los países del primer mundo”. Como tales cambios, reflexionó, se dan desde conceptos neoliberales, Cuba tiene el desafío de interpretar y asumir esas transformaciones desde la perspectiva de la construcción socialista.

De cara a las reflexiones que se hacen en foros mundiales sobre el tema energético, Díaz-Canel Bermúdez enunció que se impone y queda en pie una pregunta cardinal: ¿Cómo los países del Sur llegarán a esas tecnologías?

Esas palabras fueron el punto de partida de un CNI que evaluó temas relacionados con la proyección del Sistema Eléctrico Nacional, y en tal sentido el avance en los proyectos de innovación -coordinados por el Grupo Nacional de Universidades para las Fuentes Renovables de Energía y la Eficiencia Energética (GNUFRE)-, cuyo fruto ha sido una propuesta de Política para la Transición Energética de Cuba.

La nueva Política -tal como se analizó en la reunión- conforma una estrategia para alcanzar, de forma segura y sostenible, la satisfacción de la demanda de energía en la Mayor de las Antillas.

Hay claridad en torno a que eso implica transitar, con la participación de la sociedad en pleno, hacia el establecimiento de una matriz energética no dependiente del uso de combustibles fósiles, donde se aproveche el cien por ciento de las reservas de Eficiencia Energética (EF), y también el potencial de las Fuentes Renovables de Energía (FRE).

Tal como se deduce de un encuentro donde brilló la sumatoria de inteligencias dignas de admirar, la Política para la Transición Energética de Cuba necesita la participación y apoyo de múltiples organismos y sistemas empresariales, dentro de los cuales se destacan el Sistema Eléctrico Nacional, los sectores industrial y de los servicios, el agroalimentario, el residencial; y la gestión local. Y todas esas fuerzas, buscando la sinergia y sin descuidar algo que hoy es clave como la articulación con los gobiernos territoriales.

En lo que concierne a la Transición Energética, una integración entre expertos de universidades cubanas, de conjunto con sistemas empresariales y con el Ministerio de Energía y Minas, ha hecho posible ir definiendo el alcance y las propuestas de acciones por etapas. La necesidad de seguir ese camino, tal como se analizó en el CNI, resultó consenso entre los participantes.

Recuento de una mañana de pensamiento

“Hoy el Consejo de Innovación ha dedicado horas a hacer un ejercicio de pensamiento estratégico en términos del desarrollo energético del país”, valoró ante el equipo de prensa de la Presidencia de la República de Cuba, el Doctor en Ciencias Manuel Alejandro Rubio Rodríguez, quien es coordinador del Grupo Nacional de Universidades para las Fuentes Renovables de Energía, y trabaja en la Universidad Central “Marta Abreu”, de las Villas.

El profesor, quien ya había compartido una valiosa intervención en la jornada del CNI, dijo que actual la situación energética del país es compleja, “pero eso -razonó- no puede hacer que no pensemos el futuro y que no lo diseñemos”.

Lo complejo del momento -recalcó- “no puede impedir que pensemos el futuro de la matriz energética del país, con herramientas y con ciencia”. Tal razón explica que, como recordó el Doctor en Ciencias, el CNI haya visto tres temas: el plan de desarrollo del Sistema Electroenergético Nacional con miras al 2030; la propuesta de una Política Energética que se está preparando para sustituir a la actual Política de Energía Renovable; e ideas sobre el valor de la innovación para la Transición Energética.

“En el caso de la Política -expresó- hoy vimos una mucho más integral, más abarcadora, que incluye a todos los sectores de la sociedad, que abarca no solo al Sistema Electroenergético, sino que también asigna papeles y metas al resto de los sectores -como el empresarial, de los servicios, de la agricultura, de la sociedad en general (o sea, el sector residencial)-”.

En opinión de Manuel Alejandro Rubio Rodríguez, la Política para la Transición Energética de Cuba dedica pensamiento a un conjunto de elementos que deben asegurar esa transición energética a largo plazo, entre los cuales se encuentran la financiación, el papel de la comunicación, de la innovación, y la educación con miras a ese cambio.

“Especial atención se le brindó hoy a la innovación -dijo el experto-, porque en definitiva estamos hablando del CNI, donde vimos lo que se está haciendo en términos de integración de instituciones académicas, científicas, y el sector industrial, para apoyar esa Transición Energética”.

El profesor habló en términos de “algo que ya hoy está ocurriendo, y hablamos de cómo acelerarlo, de cómo hacerlo mucho más eficiente, de cómo hacerlo mucho más ágil, y hablamos incluso de proyectos ya concretos de innovación que se están desarrollando en el país”.

Sobre el Plan de Desarrollo del Sistema Electroenergético Nacional presentado en el encuentro, el Doctor en Ciencias no pasó por alto que el mismo “parte de un diagnóstico de la situación actual”, y de la necesidad de “revertir, paulatinamente, al 2030, la situación que hoy vive el país”. Se trata de un Plan, dijo, que tiene en cuenta “la introducción de las Fuentes Renovables de Energía como elemento fundamental para paliar la situación actual”.

El coordinador del Grupo Nacional de Universidades para las Fuentes Renovables de Energía hizo alusión a una segunda etapa, para la cual se prevé la soberanía energética, “y por lo tanto la satisfacción, con todas las fuentes nacionales, de las demandas”.

Y habló de un contexto a largo plazo, hacia el año 2050, cuando podría alcanzarse “una matriz energética cien por ciento renovable -que hoy es un estado de deseo, pero creo que es un estado de deseo que tenemos que compartir todos, porque en definitiva la matriz energética es un sistema que es transversal a todos los procesos de la economía, de la sociedad”.

“Hoy, por supuesto, lo que más vemos es el consumo final, es la necesidad de tener electricidad, de tener combustible en la casa para cocinar, pero sin dudas esto es transversal a toda la economía, es la base de una economía eficiente, próspera y productiva. Por lo tanto, es importante pensar en ese largo plazo al 2050, en que podamos llegar a tener una matriz cien por ciento renovable y por lo tanto muchísimo más eficiente y de mucho menor costo que la que hoy implementa el país”.

La innovación: Motor impulsor de los cambios

“En esta concepción de la nueva Política de Transición Energética, se han concebido un conjunto de ejes habilitantes; o sea, son ejes transversales que abarcan un conjunto de sectores que van a contribuir a la Transición Energética del país, y uno de esos ejes es justamente el de Ciencia e Innovación, que está considerado a nivel internacional como el motor impulsor de la Transición Energética”.

Tal explicación fue compartida con el equipo de prensa de la Presidencia de la República de Cuba -una vez concluida la jornada del CNI-, por la Doctora en Ciencias Lídice Valliant Roca, Directora del Laboratorio de Investigaciones Fotovoltaicas de la Universidad de La Habana: “Estuvimos conversando -recordó lo sucedido en el encuentro- sobre la necesidad de interconectar muy bien a todos los actores que van a formar parte de este proceso de transición tecnológica”. Esa interconexión, resaltó, “es un elemento fundamental para que la gestión de innovación pueda ser realmente efectiva”.

Ella tiene la certeza -y este resulta un concepto que une a los expertos- de que el tema de la Transición Energética no es algo que se resuelva con una mirada sectorial: “Cada participante de la sociedad -comentó - puede contribuir de alguna manera; y justamente en ese concepto de la interconexión como base de lo que se requiere para que las innovaciones sean efectivas, está también el concepto de la multisectorialidad, la multidisciplinariedad, y los proyectos colaborativos para la Transición Energética”.

“Estuvimos hablando de eso (en el CNI): de la necesidad de desarrollar instrumentos y herramientas para una mejor gestión de la innovación; de las tendencias fundamentales que se han visto en los últimos años; de la innovación para la Transición Energética, fundamentalmente orientada a la fotovoltaica avanzada, a los sistemas de almacenamiento distribuidos, y al uso de Inteligencia Artificial y de análisis de grandes datos”.

“Estuvimos hablando de la asimilación de esas nuevas tecnologías, y de cómo conectar esa parte tecnológica, que es en la que siempre se piensa cuando hablamos de innovación, con la parte que también tiene que ver con la gestión, con aquellos elementos que están relacionados con los instrumentos, con la gestión de proyectos, con la captación de financiamiento, con la implementación de los resultados”.

Análisis de rigor

“Yo creo que hay un análisis riguroso, incluso se está enriqueciendo con el propio debate”, afirmó Díaz-Canel en este último CNI que contó también, desde la presidencia, con el miembro del Buró Político y Primer Ministro de la República de Cuba, Manuel Marrero Cruz; con el viceprimer ministro y Comandante de la Revolución, Ramiro Valdés Menéndez; con la viceprimera ministra, Inés María Chapman Waugh; así como con el viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández.

El Jefe de Estado expresó hacia el final del análisis que “hay un camino de innovación que está apoyando a eso a lo cual queremos llegar”. Y acerca de los tres temas compartidos por los especialistas, y que fueron rampas de lanzamiento para otras intervenciones de rigor, reflexionó:

“De los tres temas -que todos son importantes, todos están interrelacionados-, el más abarcador, el de más envergadura, es el de la Política”.

Al valorar la trascendencia de la Política para la Transición Energética de Cuba, el mandatario destacó que ella amplía la visión precedente, la cual iba muy enfocada al Sistema Electroenergético Nacional, y al tema sobre todo de la generación eléctrica, de demanda-oferta.

La actual Política, destacó, “tiene una concepción más amplia, porque están incluidos los componentes ambientales, económicos, sociales, tecnológicos. O sea, hay más un enfoque de desarrollo sostenible”. Se trata de una mirada que, enfatizó el dignatario, “tiene que ser apoyada por la innovación”.

Díaz-Canel abogó por un trabajo que dé seguimiento a lo discutido, “para que todo esto enriquezca la Política”, para conformar ya un primer proyecto que sea visto en las instancias necesarias y pueda transitar hasta la Asamblea Nacional del Poder Popular.Y todo eso, dijo, sin dejar de seguir desarrollando acciones que permitan avanzar en los campos donde prima el consenso.

Justamente en el consenso hizo énfasis el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, quien lo definió como una de las fortalezas que emergieron durante el análisis del CNI: “Aquí tenemos la ventaja, reflexionó, de que estamos convencidos de que hay que dar un disparo a los combustibles fósiles, e ir hacia estas energías limpias”.

El hecho, añadió, de que a los análisis esté incorporada la institucionalidad, pero también la ciencia, la innovación, la Academia, es algo importante, “porque nos enriquece, nos acorta los caminos, nos da nuevas vías y soluciones para avanzar en un tema tan imprescindible, tan necesario, y no menos complejo”.

Tal complejidad -razonó el Jefe de Gobierno- demanda esa integralidad en la cual los expertos han hecho especial énfasis: “Viéndolo con este sentido, integral, y con una implementación gradual, tenemos que seguir avanzando. Y esto hay que verlo con más frecuencia, para ver qué nos va dando como resultado”. HHC: Amarillos y azul nuestros, mas subrayados.

(Tomado de Presidencia)

Comentario HHC:  !!! Como cuesta trabajo que se entienda lo que hay que hacer !!. Se llevan años tratandose el tema de la generalización de las energias renovables en nuestro pais, y hasta se dijo en una Mesa Redonda que la energia solar  no era la mas idonea.  Cuando el sol lo tenemos " gratis" casi todo el año-.Ya se situó ahora la meta del 2050.

Lo más importante, es el financiamiento para realizar el cambio radical de matriz energetica, y de eso no se habló y es preocupante uqe se mal interprete, lo dicho por  el Primer Ministro de que " hay que darle un disparo a los combustibles fosiles"., cuando estos son los que pueden servir para financiar este esencial y ambicioso proyecto, mientras no lo alcanzamos.