CAMAGÜEY.- Yeni llegó hace unos días a los Estados Unidos después de una semana de travesía por centroamérica en la que vivió momentos muy tensos. Llanto en la despedida de sus abuelos, unos primeros días tranquilos en la ruta Nicaragua-México y par de choques con la policía mexicana, resumen su historia.

Ella, abogada de profesión, y otros 32 jóvenes entre 20 y 40 años de edad hablaron con estos reporteros sobre sus experiencias en la cresta de una ola migratoria que marca la realidad nacional.

Según el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras* de los Estados Unidos, cerca de 130 000 cubanos han entrado por sus puntos de control en los últimos seis meses. Aún después de los anuncios de la reapertura limitada de los servicios consulares en La Habana, los cubanos continúan empleando las vías irregulares para llegar a territorio norteamericano.

Forman parte de esas ausencias que ustedes y nosotros sentimos desde que se abrieron las fronteras tras las restricciones de la COVID-19. “A un par de años en los que estuve a gusto en mi trabajo le siguieron complicaciones familiares que no pude sostener con mi salario. Ni siquiera el incremento salarial se notó, porque la inflación que vino con el ordenamiento y la crisis del coronavirus nos dejó desprotegidos”, cuenta como causas de su arriesgada decisión.

Otros como Raúl, quien no terminó su carrera de Medicina, tuvieron el impulso de sus familiares en el exterior. Él comentó que “cuando la cosa se puso mala, mis tíos buscaron la vía más segura posible y pagaron 20 000 dólares para que mi hermana y yo viniéramos. La idea es trabajar para ser alguien en la vida y garantizar una vejez tranquila a nuestra madre, que no tiene salud para un viaje como este”.

Casi todos usaron la “vía Nicaragua” para llegar a suelo norteamericano y las huellas de sus pasos se pueden ver en sus perfiles en las redes sociales, con el reguetón como banda sonora a la aventura que casi siempre culmina con globos, carteles de bienvenida y el abrazo de familiares y amigos. En esa pequeña muestra de más de 30 camagüeyanos hay estudiantes, doctores, ingenieros, periodistas y cuentapropistas que dejaron vacíos laborales, sociales y sentimentales casi imposibles de llenar. Pagaron desde 6 000 hasta 15 000 dólares para completar un proceso migratorio que pretendemos describir en estas líneas.

Al igual que Yeni y Raúl, la mayoría señaló a la crisis económica como el principal motivo de su decisión, otros lo hicieron para reunirse con sus familiares más cercanos y cuatro indicaron desacuerdo con la política del gobierno cubano.

DE DÓNDE VIENE LA OLA

Según investigaciones realizadas recientemente por el Centro de Estudios sobre la Juventud de Cuba, los viajes al exterior, el deseo de hacerlo y el potencial migratorio es superior a etapas anteriores y predomina el carácter temporal de las posibles salidas del país; pero aumenta la intención de salidas definitivas o que impliquen mayor permanencia en el exterior. Comparado con los resultados que arrojó la IV Encuesta Nacional de Juventud del año 2011, en la actualidad son tres veces más los jóvenes que manifiestan intención de emigrar definitivamente.

Así mismo, aumenta el número de quienes pretenden vivir temporalmente en el exterior y los que viajarían y se quedan si les conviene, en el doble y el triple respectivamente. La intención de viajar solo de visita se reduce a la mitad, los que no saldrían si tuvieran la posibilidad de hacerlo y los que no saben qué hacer, constituyen hoy menos de la tercera parte de los encuestados, lo que habla a las claras de un aumento del potencial migratorio en las edades jóvenes.

La gestión personal de contratos de trabajo en el exterior ha proliferado en los últimos años entre los jóvenes, y constituye la proporción más elevada de las salidas potenciales según refiere el estudio. Muchos de ellos no retornan a Cuba, estableciéndose donde fueron contratados o utilizándolo como trampolín para viajar a otros países.

La mayoría busca mejorar la situación económica personal y familiar y sigue siendo la motivación principal en las intenciones de viajar al exterior de los jóvenes, aunque se incrementan los índices relacionados con la realización personal, reunificación familiar, realización profesional y desacuerdo con el sistema político; mientras que disminuyen respecto a anteriores estudios lo relativo a conocer otras culturas, mejorar la situación económica y conocer otros sistemas políticos.

Esto hace evidente un reforzamiento dentro del potencial migratorio de tendencias al debilitamiento o ruptura con condiciones de vida y valores propios de la sociedad cubana. Las dificultades económicas se señalan como una de las causas por más del 50 % en todos los tipos de salidas; con mayor peso en los que dicen si les conviene, los migrantes temporales y los que viajarían por contrato personal de trabajo.

María Teresa Caballero Rivacoba, Doctora en Ciencias Sociológicas y profesora titular y consultante de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, explicó a este equipo que la movilidad social es un fenómeno que ha existido en toda la historia de la humanidad, incluso es reconocido como un derecho. “En la época de la Colonia, Cuba por ejemplo, fue un país receptor de migrantes, después de los aborígenes se recibió fuerza de trabajo africana, asiática, españoles que vinieron a buscar fortuna a la Isla”.

“Después de 1959, hay un cambio de las condiciones migratorias del país y paulatinamente nos hemos convertido de receptor a emisor de migrantes. Es más la cifra de emigrantes que de inmigrantes. Ese flujo ha tenido diferentes etapas y características.

“Hasta el año 1962 la migración fue básicamente de carácter político, personas que sus propiedades fueron intervenidas por la nacionalización, seguidores de la dictadura batistiana, militares y personas que no estaban de acuerdo con la Revolución, que le temían al “fantasma del comunismo” y que pensaron que era una migración temporal e incluso dejaron empleados cuidando casas porque pensaban que era cuestión de tiempo.

“De 1965 a 1969 hubo otra etapa migratoria que estuvo dada por la ofensiva revolucionaria contra la pequeña y mediana burguesía y redujo al mínimo la propiedad privada, hasta allí las que se pueden catalogar como políticas e ideológicas en función de no coincidir con las ideas de la Revolución.

“Luego comienza a darse otro proceso migratorio, protagonizado principalmente por hijos y nietos de quienes se fueron en las primeras etapas, por concepto de reunificación familiar. No incluí la Operación Peter Pan porque fue un fenómeno inducido, no fue por voluntad de los migrantes porque no se les preguntó a los niños si querían hacerlo, simplemente la decisión las tomaban sus padres.

“En la década del '80 se da otro fenómeno migratorio masivo, el del Mariel, donde se masifica el proceso migratorio, incluso salen personas privadas de libertad, muchas de las cuales fueron devueltas y conocidas como 'los excluibles'; algunos nunca supieron por qué los regresaron. Esta fue una salida masiva, en buena medida generada porque el país abrió para que todo el que quisiera se fuera, y salieron como nunca antes. Si bien los procesos anteriores fueron eminentemente políticos, el del '80 tuvo un equilibrio entre causas políticas y económicas.

“Entre los años 84 y el 94 ocurre otro proceso masivo, matizado por el periodo especial y el deterioro de las condiciones económicas y un deterioro de la vida material del cubano. Fueron años muy crudos y esta sí fue básicamente una migración económica. Muchos fueron con la idea de hacer dinero y regresar o para ayudar a la familia con remesas, una tendencia que se ha extendido en el tiempo”.

La socióloga Caballero Rivacoba significó que en este periodo ya hay una generación altamente calificada y en Cuba comienza a invertirse la pirámide, hasta aquí el principio de distribución socialista basaba la desigualdad en función del trabajo, pero a partir de ese momento el que más trabaja no es el que más gana, sobre todo con la apertura del dólar y eso alentó las salidas.

“Quién se desprende más fácil de lo que no tiene, quién está por hacer una familia, la juventud, se convierte en tendencia el buscar bienestar en otro lugar, no tiene que ser Estados Unidos, muchos fueron a Europa incluso a países del extinto campo socialista.

“Del año 95 hasta acá, pero fundamentalmente en los últimos, con Trump y ahora con Biden, se está dando otro fenómeno migratorio masivo sobre todo de jóvenes, profesionales. Buscan una vida materialmente cómoda, la mayoría no niega las posibilidades de protección social que hay en Cuba, pero van a buscar otro tipo de bienestar. Es una etapa en que las personas están por hacer sus proyectos de vida y si no los ven viables en Cuba buscan realizarlos en otro lugar. Incluso algunos vienen a invertir en Cuba sus dividendos. Siempre hay quienes no coinciden con las políticas del país, con el ordenamiento, pero en su mayoría son razones económicas.

“Hoy, desde la experiencia y el conocimiento científico, puedo decir que, estimulado por el bloqueo, la política agresiva de los Estados Unidos y alentado por los beneficios a los migrantes cubanos al llegar a ese país, estamos asistiendo a un evento de salida masiva del territorio nacional”, aseguró la profesora.

• El conocimiento de otras culturas y la realización profesional incita a las visitas, misiones estatales y viajes de intercambio académico y superación.

• La reunificación familiar estimula la emigración definitiva y temporal y a los que desearían quedarse si les conviene una vez fuera del país.

• Los que pretenden su realización personal viajando a otro país lo asocian al intercambio académico, probar y quedarse si resultara conveniente, contratos personales de trabajo, misiones estatales y emigración temporal.

• El desacuerdo con el sistema político es todavía de los índices más bajos y se relaciona a la salida definitiva, a los que desearían quedarse si les conviene y a la residencia temporal.

• El aporte al país y el reconocimiento social se busca mediante el cumplimiento de misiones estatales, el intercambio académico y la concentración personal de contratos de trabajo.

• Para salida definitiva predominan los trabajadores de negocios privados, fundamentalmente informales, estudiantes, personas de situaciones económicas extremas.

• En la intención de residencia temporal en otro país: estudiantes, trabajadores informales, amas de casa, jóvenes que no estudian ni trabajan, trabajadores de negocios privados o estatales pluriempleados, con diferentes estatus económicos.

Fuente: CESJ

 

CORRIENTES POLÍTICAS EN AGUAS MIGRATORIAS

Cuando se señala a los Estados Unidos en este contexto, no se trata de buscar culpable, simplemente es parte fundamental de este fenómeno, pues además de tomarlo como arma de discusión política, los gobiernos de ese país han incumplido por cuatro años consecutivos con los acuerdos migratorios y el compromiso de otorgar un mínimo de 20 000 visas anuales a emigrantes.

La actual administración ha mantenido el cierre de los servicios consulares de Washington en La Habana utilizando como pretexto los supuestos ataques sónicos contra su personal diplomático, obligando a los cubanos a ir a un tercer país a expensas de que no le den la visa.

El tratamiento diferenciado que se le brinda al migrante de la mayor de las Antillas, amparado en la Ley de Ajuste Cubano, que no se le da a ningún otro, es una carnada que promueve estas rutas y otras más arriesgadas, como las marítimas.

Hoy el migrante cubano vuelve a creer que puede acceder a Estados Unidos por vías irregulares y que es la única vía que le queda; los han llevado a eso al impedirle todos los accesos legales a país norteño, algo que se modificó en la era Obama, cuando ambos países llegaron a acuerdos que lograron reducir casi a cero la migración irregular o ilegal, situación que se revirtió progresivamente con la llegada de Trump a la Casa Blanca.

No obstante, el Estado cubano tiene que buscar alternativas urgentes para resolver esta ola, pues el futuro de nuestra sociedad está en juego. No se trata de cerrar puertas o prohibir, se trata de construir bases económicas en las que los más jóvenes puedan sustentar sus proyectos de vida, pues hasta ahora la intención se ha quedado lejos de la realidad. De no lograrlo, las consecuencias serán nefastas.

HACIA DÓNDE NOS LLEVA LA MAREA

El primer riesgo que corremos como país, es el de ver a los nuestros arriesgar sus vidas en el intento, sin prácticamente poder hacer nada.

A Maikel, su mujer y su niña, por ejemplo, la muerte les acompañó todo el tiempo desde que salieron de Managua. Los traficantes de personas que les “guiaron” por Honduras estaban armados y todo el tiempo les amenazaban con gritos y la mano en la pistola. “Mi niña se ponía a llorar y mi esposa perdió la paciencia, estuvimos a punto de terminar en una desgracia, pues además del dinero que habían pagado nuestros amigos, ellos querían más y nos registraban. En México la policía nos detuvo dos días con ese mismo objetivo y pensamos que nos iban a deportar, pero afortunadamente se pagó y pudimos terminar el viaje”.

Ellos, que ya habían visto los videos de las personas desaparecidas en el Darién o ahogadas en el río Bravo, no tuvieron más alternativa que encomendarse a la Virgen de la Caridad. No se sabe con certeza cuántos no corrieron la misma suerte de llegar vivos, mientras que otros (alrededor de 1 000 en lo que va de año) fueron devueltos a Cuba y hoy intentan reconstruir sus días tras haber vendido casi todos sus bienes para concretar su sueño.

Pero esta marea también plantea un desafío demográfico en un país envejecido severamente, al nivel de los países del primer mundo. Debido a la alta esperanza de vida al nacer, unido a un decrecimiento de la tasa de fecundidad, hoy el número de hijos por mujeres es inferior a uno.

En tercer lugar hay un proceso de feminización de la migración -hasta los 80 migraban generalmente los hombres-, que atrasa los procesos de procreación, porque la mayoría migra en edad fértil.

La Doctora Maria Teresa Caballero se refirió a que los últimos estudios indican que las familias que promueven la migración impulsan a las mujeres, porque luego piensan más en las familias que deja aquí, el hombre crea una familia nueva y ya.

En Camagüey, por ejemplo, solo el 33 % de la fuerza laboral es femenina, ha descendido la incorporación laboral de las mujeres, lo cual favorece ese proceso de feminización. Esto, unido al flujo migratorio que se está dando, trae como consecuencia que de cinco a siete años en Cuba van a haber más personas inactivas que activas.

“Todo ello además de la afectación en la planificación económica, porque la fuerza de trabajo planificada para los próximos años no la vas a tener, la población económicamente activa está envejecida y ha disminuido, de dónde sale el dinero para la seguridad social, hoy está migrando personas en edad laboral. Tenemos índices demográficos de primer mundo con la diferencia de que esos países envejecidos, con baja fecundidad, son receptores de migrantes pero Cuba es un país emisor.

“La migración tiene consecuencia en las familias también, se da lo que se ha llamado por la ciencia como transfamiliarización o una transnacionalización de las familias, la familia dividida y muchas veces el anciano es el queda solo en Cuba.

De manera general, como consecuencia disminuye la población y se invierte la pirámide de edades”, agregó.

Si usted, como cualquiera de nosotros, ha visto partir a la estomatóloga que le atendía, el informático que le arreglaba la computadora, al mensajero del gas o al amor con el que pretendía fundar un hogar, y siente en cuerpo y alma el dolor, imagínese lo que representa a escala nacional.

La pérdida de tanta fuerza técnica, obrera, de deportistas, intelectuales y artistas, afecta la fría planificación de país, pero mucho más al proyecto espiritual de la Cuba de hoy. En un entorno en el que las líneas causales de economía y política se hacen cada vez más difusas y transversalizan el discurso de cada uno de los que emigran o los que tienen ganas de hacerlo, nos urge pensar y hacer más porque sean menos los que aspiren a un lugar fuera de Cuba.