Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 2 de noviembre de 2018

Un partido definido por sus mentiras

Las falsedades de los republicanos son extremas, como la que retrata la caravana de migrantes como una gran invasión


El presidente Donald Trump, en un mitin en Missouri. MIKE SEGAR (REUTERS)


Durante mi primer año como columnista de The New York Times no se me permitía usar la palabra “mentira”. Ese primer año coincidió con las elecciones de 2000, cuando George W. Bush, de hecho, faltaba sistemáticamente a la verdad respecto a sus propuestas económicas, diciendo cosas falsas sobre quién se beneficiaría de la rebaja de impuestos y sobre las repercusiones que tendría la privatización de la Seguridad Social. Pero la idea de que el candidato presidencial de un gran partido pasase de maquillar sus propuestas a mentir directamente parecía intolerable, y se consideraba que decirlo era pasarse de castaño a oscuro.

Obviamente esa prohibición ya no se mantiene en mi página de opinión, y las grandes organizaciones de medios están cada vez más dispuestas a señalar las mentiras descaradas. Pero persiguen una diana móvil, porque las falsedades son cada vez más grandes y generalizadas. De hecho, a estas alturas, el mensaje electoral republicano solo consiste en mentiras; es difícil encontrar una sola cosa verdadera en su programa.

Y sí, es un problema republicano (y no solo de Donald Trump). Los demócratas no son santos, pero su campaña se basa principalmente en asuntos reales, y en general, defienden más o menos lo que afirman defender. Los republicanos, no. Y la absoluta falta de honestidad de los republicanos a la hora de hacer campaña debería ser en sí una cuestión política decisiva, porque en este momento define el carácter del partido.

¿Acerca de qué mienten los republicanos? Como he dicho, prácticamente acerca de todo. Pero hay dos grandes temas. Mienten acerca de su programa, al fingir que sus políticas ayudarán a la clase media y a los trabajadores, cuando de hecho harán lo contrario. Y mienten acerca de los problemas a los que se enfrenta Estados Unidos, exagerando la amenaza imaginaria que suponen las temibles personas de tez oscura y atribuyendo cada vez más esa amenaza a conspiradores judíos.

Ambas clases de mentiras están arraigadas en el verdadero programa del Partido Republicano. Lo que los republicanos defienden, desde hace décadas, es la rebaja de impuestos para los ricos y los recortes de los programas sociales. Como era de esperar, el año pasado consiguieron forzar la aprobación de una enorme rebaja fiscal que beneficia principalmente a las grandes empresas y a los ricos y estuvieron a punto de aprobar, a falta de un voto, una “reforma” sanitaria que, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, habría provocado que 32 millones de estadounidenses perdieran su seguro.

El problema del Partido Republicano es que su programa es profundamente impopular. Una gran mayoría de estadounidenses se opone a los recortes, mientras que la mayoría de los votantes quiere aumentar, no reducir, los impuestos a las grandes empresas y a las personas con rentas elevadas.

Pero en lugar de adaptar el programa a las preocupaciones de los votantes, los republicanos han recurrido a la estrategia del engaño. Han recurrido al “negro es blanco” y “abajo es arriba” en lo relativo al contenido político. Lo más espectacular es que se presentan como defensores de la protección para las personas con afecciones de salud preexistentes, una protección que su fracasado proyecto de ley sanitaria habría eliminado. Y afirman que son los demócratas los que amenazan al sistema sanitario para ancianos, el Medicare.

Por otro lado están recurriendo a lo de siempre: la xenofobia. Pero vender la xenofobia era más fácil en las décadas de 1980 y 1990, cuando Estados Unidos padecía unos niveles elevados de delincuencia. Desde entonces, el número de delitos violentos ha caído drásticamente. ¿Qué puede hacer un agorero? La respuesta es: mentir.

Las mentiras no han cesado desde el discurso de toma de posesión de Trump, que transmitió la falsa visión de una “carnicería estadounidense”. Pero se han vuelto cada vez más extremas, culminando con el retrato de una pequeña caravana de refugiados que todavía se encuentra a 1.500 kilómetros de la frontera como una invasión inminente y amenazadora, de algún modo llena de terroristas de Oriente Próximo enfermos. Y ahora se añade la insinuación de que los verdaderos culpables de esta invasión son unos siniestros financieros judíos. Porque ahí es donde acaban siempre los que hacen estas cosas. No son solo mentiras feas y destructivas. Más allá de eso, forjan la naturaleza del Partido Republicano. Ahora es imposible tener integridad intelectual, conciencia y al mismo tiempo seguir siendo un republicano de pro. Algunos conservadores tienen estas cualidades; casi todos ellos han abandonado el partido o están al borde de la excomunión.

Los que permanecen en él son, o bien fanáticos, dispuestos a lo que sea por conseguir el poder, o cínicos que buscan obtener una parte del botín. Y es ingenuo suponer que hay un límite en cuanto a lo lejos que un partido de fanáticos y cínicos está dispuesto a llegar. Cualquiera que pudiera tener un punto de contención, una línea roja de mala conducta que no estuviese dispuesto a cruzar, ya ha cogido la salida.

Esa es la razón por la que una campaña electoral republicana basada enteramente en mentiras debería ser en sí misma una cuestión política, una razón para votar por los demócratas, aunque uno quiera una rebaja de impuestos. Porque no hablamos solo de un partido que vende malas ideas con pretextos falsos. La adicción a las mentiras lo ha convertido también —seamos claros— en un partido de malas personas.

¿Qué hará entonces este partido si la semana próxima conserva el control pleno del Congreso? Lo que hemos visto una y otra vez es que para esta gente no hay límites ni fondo. Si consiguen ganar estas elecciones de mitad de mandato, esperen lo peor.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía © The New York Times Company, 2018 Traducción de News Clips.

Qué es el "monopsonio", la teoría que explica por qué no suben los salarios cuando le va bien a la economía

Cecilia Barría BBC News Mundo
Trabajador protesta en EE. UU. exigiendo alza del salario mínimo a US$15 la hora.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionTrabajadores han protestado en EE.UU. exigiendo un salario mínimo de US$15 la hora.
Si a la economía le va bien, baja el desempleo, hay más oportunidades de trabajo y, en teoría, los sueldos deberían subir.
Pero como eso no ha estado ocurriendo en varios países desarrollados, los economistas están con las dos manos en la cabeza tratando de dilucidar qué le pasa al mercado laboral.
Hasta la Reserva Federal de Estados Unidos -equivalente al Banco Central de otros países- reconoció que estamos frente a un misterio.
"Habría esperado que los salarios reaccionaran más a la significativa reducción del desempleo", declaró el presidente del organismo, Jerome Powell.
"Es un poco un rompecabezas", agregó.
Han surgido muchas respuestas para explicar el fenómeno. Una de ellas, que tiene un nombre bastante extraño, dice que los salarios se han estancado en EE.UU. en la última década porque existe un monopsonio (monopsony en inglés).
Pero, ¿qué significa eso?
Bandera de EE. UU. hecha como un rompecabezas.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl presidente de la Reserva Federal de EE. UU. dijo que el estancamiento de los salarios es como un puzzle.
El monopsonio laboral se produce cuando hay pocos empleadores.
El típico ejemplo es cuando una empresa grande llega a un pueblo pequeño y los habitantes del lugar se ven obligados a aceptar las condiciones que el nuevo empleador impone porque no tienen otra alternativa.
"Poder monopsónico"
Como el desempleo en EE. UU. está actualmente en su nivel más bajo en casi medio siglo (3,7%), la inflación bajo control y el crecimiento pujante, el debate llegó al último encuentro anual de Jackson Hole en Wyoming, donde participa la élite de banqueros centrales, ministros, inversionistas, consagrados expertos.
Fue ahí donde Alan Krueger, profesor de la Universidad de Princeton y ex presidente del consejo de asesores económicos de Barack Obama, dedicó su intervención a este asunto.
Alan KruegerDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionAlan Krueger es uno de los principales defensores del "poder monopsónico" como causa del estancamiento salarial.
"El poder monopsónico se ha generalizado en el mercado laboral de Estados Unidos", le aseguró luego Krueger a BBC Mundo.
"Cada vez que un empleador tiene la capacidad de fijar los salarios, está actuando como un monopsonista", explicó el académico.
"Y ese poder ha crecido probablemente porque los tradicionales baluartes que ayudaban a compensar el poder monopsónico, como los sindicatos o el salario mínimo, son más débiles en la actualidad", dijo.

El poder de pocos empleadores

La última investigación de Krueger, publicada por la Brookings Institution, plantea que los gigantes tecnológicos han adquirido poder monopsónico porque concentran una parte importante de la oferta laboral y tienen el poder de fijar los salarios, especialmente en las ciudades de menor tamaño, donde no hay otros oferentes de empleo que puedan hacerle competencia.
Otros expertos incluyen cadenas de supermercados y otros sectores manufactureros, aunque el fenómeno se da con más fuerza en zonas geográficas con pocos oferentes laborales.
Protesta de trabajadores por mejores salariosDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl sueldo mínimo en EE. UU. es actualmente US$7,25 la hora, un valor que no ha cambiado desde julio de 2009.
En la misma línea, una investigación de José Azar, Ioana Marinescu y Marshall I. Steinbaum, publicada en julio por la oficina de estadísticas laborales de EE.UU., también llegó a la conclusión de que existe una alta concentración del mercado laboral y que esa concentración ha tenido efectos en el estancamiento de los sueldos.
El fenómeno varía sustancialmente de sector en sector y de ciudad en ciudad, pero la tendencia general, dicen los expertos, apunta a la concentración de empleadores.
El sueldo mínimo en EE.UU. es actualmente US$7,25 la hora, un valor que no ha cambiado desde julio de 2009.
Y según Krueger, el valor real de ese salario mínimo ha caído cerca de un 20% desde 1979.

Múltiples mecanismos

Las empresas ejercen su poder monopsónico a través de varios mecanismos.
Las "cláusulas de no competencia" que están en los contratos de trabajadores que ganan sueldos bajos, son uno de ellos.
En estos casos, el empleado firma un documento donde se compromete a no trabajar para otra compañía del sector, incluso años después de que su empleo actual haya finalizado.
De ese modo queda "prisionero" de su actual empleador porque se reducen sus opciones de movilidad laboral.
Foto genérica de concentración humanaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionHay contratos con "cláusulas de no competencia" que restringen la movilidad de trabajadores con bajos sueldos.
Varias cadenas de comida rápida fueron denunciadas por ejercer estas prácticas monopsónicas, aunque tras el escándalo y la intervención judicial, dejaron de hacerlo.
Sin embargo, es difícil detectar ese tipo de restricciones en empresas más pequeñas o menos expuestas al escrutinio público.
La otra fórmula, es cuandolas empresas de un sector se ponen de acuerdo para no ofrecer empleo a los trabajadores de la competencia y evitar de esa manera, el alza salarial.
Este tipo de prácticas han sido detectadas en empresas del sector salud, fábricas procesadoras de carne y otras empresas.
"En las últimas décadas varios estudios han revelado que el monopsonio es omnipresente", afirma Krueger.
"Hay trabajadores que ganan miles de dólares menos de lo que recibirían si sus empleadores no dominaran el mercado del trabajo", le dijo a BBC Mundo.

Los otros problemas

Este no es, sin embargo, la única explicación posible para el fenómeno, que según algunos autores es el reflejo de otros problemas.
"En la era de la post-recesión, el subempleo ha reemplazado al desempleo", aseguran en una investigación David Bell de la Universidad de Stirling en Escocia y David Blanchflower, exmiembro del Banco de Inglaterra y profesor del Dartmouth College.
"Y un gran número de trabajadores part-time en el mundo dicen que les gustaría tener más horas de trabajo", aseguran los expertos.
Manifestante detenida por interrumpir el tránsito en protesta por alza del salario mínimo en EE. UU.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionAlgunos expertos argumentan que el crecimiento salarial no ha sido bajo si se considera la inflación.
Aunque Russ Roberts, investigador de la Universidad de Stanford, sostiene que el crecimiento de los sueldos no ha sido tan bajo, si se observan en relación a la inflación.
Y como la inflación ha sido baja, "modestos incrementos son mayores", argumenta.
"Deberíamos tener cuidado al asumir que algo no funciona porque un mercado laboral más ajustado no genera incrementos salariales", apunta Roberts.
Mientras que analistas del Fondo Monetario Internacional (FMI), como Yasser Abdih, sostienen que el estancamiento de los sueldos se debe a otras razones.
"Hay un bajo crecimiento de la productividad laboral", entendida como la cantidad de bienes y servicios que se producen en una hora de trabajo", explica.
Trabajador de la construcción.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionOtras explicaciones dicen que en países como EE. UU. y Reino Unido hay subempleo escondido detrás de las estadísticas.
Otros atribuyen el estancamiento a las nuevas tecnologías y la automatización del trabajo, la caída en los sueldos del sector manufacturero y la creciente brecha entre trabajadores más y menos calificados.
Pero las voces más críticas dicen que hay otro elemento que se suma a todo lo anterior: las empresas están maximizando sus ganancias en el corto plazo, pagándole lo menos posible a sus empleados.
Cualquiera sean las razones del estancamiento salarial, algo que le preocupa a muchos analistas, es la incógnita sobre si este fenómeno es un cambio de fondo que llegó para quedarse en las economías desarrolladas, o si es parte de una tendencia cíclica.

El “traspaso” de la devaluación hacia los precios: ¿flanco débil del debate económico en Cuba?


 La probabilidad de que una devaluación grande y súbita de la tasa de cambio oficial del peso cubano (CUP) pudiera “sacudir” los precios de consumo parecería ser la causa principal de la demora del “reordenamiento” monetario en Cuba. No sería el único impacto posible de una devaluación. Tampoco es inevitable que se produzca tal impacto de “sacudida”, pero existe una alta probabilidad de que una gestión inadecuada de la devaluación del CUP pudiese tener la capacidad de estremecer el país –por la vía de los precios de consumo- como muy pocos problemas pudieran hacerlo.
Una elevación significativa de los precios de consumo, en condiciones de menor aumento de salarios y de pensiones, reduciría el poder compra de los ciudadanos y ello pudiera representar una extensión de la pobreza y una ampliación de la desigualdad, dos ingredientes potenciales de desasosiego social y de conmoción política. Exactamente el tipo de riesgos que, por lo general, muy pocos políticos toman a la ligera.    
El término empleado por los economistas para denominar ese fenómeno de trasmisión de los efectos de una devaluación de la moneda nacional hacia los precios es el concepto de “traspaso de tasa de cambio”, conocido por sus siglas en ingles ERPT (exchange rate pass-through). Usualmente se mide mediante un coeficiente que luego se expresa como el por ciento de incremento de los precios en moneda local que se produce por cada 1% de modificación en la tasa de cambio. Por ejemplo, un coeficiente ERPT de 0,20 significa que por cada 1% de devaluación se produce un 0,2% de incremento del precio.
Es un problema muy importante para Cuba debido a dos factores. En primer lugar, el carácter “abierto” de la economía nacional, pues mientras mayor peso relativo tienen las importaciones en el Producto Interno Bruto (PIB), mayor tiende a ser el coeficiente ERPT con el que se mide el traspaso. En segundo lugar, la previsible devaluación del CUP pudiera ser muy grande, probablemente a nivel de una “hiper- maxi devaluación”. Ello significaría que con un nivel determinado del coeficiente ERPT, mientras mayor sea la devaluación, debería esperarse un mayor incremento de los precios.
¿Qué se dice sobre el traspaso en el marco del actual debate sobre el “reordenamiento” monetario en Cuba?
De manera pública, desde algún tiempo no se observa mención explícita alguna al concepto de traspaso, lo cual contrasta con un momento anterior, aproximadamente entre 2010 y 2014, cuando varios especialistas cubanos –Vilma Hidalgo, Yaima Doimeadiós, Pavel Vidal, Omar Everleny Pérez y Eduardo Hernández- incluyeron el concepto en sus análisis y propuestas sobre el proceso de unificación monetaria y cambiaria del país. (1)
Es posible que el concepto haya sido utilizado últimamente por los especialistas que han estado trabajando por encargo gubernamental para diseñar el “reordenamiento” monetario, pero no ha existido información pública sobre el asunto.
Varios colegas han abordado recientemente el problema, en textos publicados y en intercambios de mensajes, sin utilizar explícitamente el concepto de traspaso y se han expresado ideas muy diferentes sobre el posible efecto de la devaluación en los precios. Algunos especialistas consideran que pudiera existir un incremento elevado de precios como resultado de la devaluación, pero que ello sería un costo del “reordenamiento” que habría que asumir, mientras que otros especialistas han expresado que no se produciría un incremento de precios al interior del sector estatal de la economía.
¿De qué manera deberíamos lidiar con el heterogéneo cuadro que resulta de la combinación de lo que dice la teoría, el mutismo respecto a lo que hacen los especialistas que disponen de datos de calidad, y las notables divergencias que se observan entre los especialistas que expresan sus opiniones en el debate público?
Una posible alternativa incluiría dos componentes. Por una parte, “abrir” el debate de manera que el conocimiento que actualmente está “restringido” pudiera enriquecer la reflexión colectiva sobre un tema crucial que es de interés público.  Por otra parte, traer de nuevo el concepto de traspaso al debate sobre el “reordenamiento”. 
Lo primero no depende de quienes aspiramos a poder hacer un debate abierto sobre el tema. Por esa razón, conviene entonces tratar de concentrarnos en lo que se encuentra al alcance de los especialistas que hoy participan en las discusiones públicas: reintroducir el concepto de traspaso en el análisis sobre el proceso de “reordenamiento”.
Si de lo que se trata es de debatir un tema con el objetivo de poder informar mejor el proceso de toma de decisiones relativo al “reordenamiento”, entonces debería discutirse el tema con la mayor precisión posible. El traspaso es un fenómeno que cuenta con un cuerpo teórico bien desarrollado y diverso, y con un análisis empírico que no debería ser pasado por alto en el debate cubano sobre el “reordenamiento” monetario.
La devaluación del CUP –en su tasa oficial- pudiera ser la decisión de política económica más complicada -por el grado de dificultad de sus soluciones- a la que se habrían enfrentado las autoridades cubanas en los últimos veinte años. También pudiera ser la decisión más compleja debido a la multiplicidad de niveles que integran el sistema monetario y cambiario.
Los componentes de ese sistema se transforman y al hacerlo modifican el contexto en que operan otros componentes. Lo hacen de una manera que generalmente no es predecible y que por tanto no se ajusta a ideas preconcebidas sobre la dirección y la intensidad del cambio. 
Las interrelaciones entre tasa de cambio y precios representan un caso típico del funcionamiento de un sistema social complejo. Es poco aconsejable tomar decisiones en esta materia si los argumentos de los que se dispone son esencialmente teóricos o si -incluyendo elementos prácticos- no se toma en cuenta la dimensión adaptativa de los componentes del sistema.
-          ¿Cuál es el estimado oficial acerca de cuánto pudieran crecer los precios en el marco de una devaluación del peso cubano?
-          ¿Será gestionada la devaluación del peso cubano (CUP) como una maxi- devaluación?
No ha sido divulgada una posición oficial sobre las respuestas a esas dos preguntas, pero la ausencia de definiciones públicas no es motivo suficiente para asumir que ya existen respuestas categóricas a esos problemas. En cualquier caso, es el tipo de tema cuya discusión amplia pudiera beneficiar el diseño de políticas.
Esta nota centra la atención en la primera pregunta, la cuestión del traspaso de una devaluación hacia los precios. En una próxima nota se abordará la relación que pudiera tener el traspaso con la secuencia de la devaluación, especialmente respecto a si lo más conveniente sería aplicar una maxi- devaluación, una serie de devaluaciones menores, o una combinación de maxi- devaluación y de minidevaluaciones. 
¿Inflación o sacudida de precios?
Aunque de manera coloquial se le llama inflación a cualquier incremento de precios, el análisis de la relación entre devaluación y nivel de precios exige una precisión básica respecto al término inflación.
A los efectos del punto que desea destacarse aquí, no hace falta teorizar mucho. Es suficiente adoptar una definición “operativa” en el sentido de que la inflación no es simplemente cualquier alza de precios sino un proceso de incremento persistente del nivel general de precios, algo que la distingue de un alza transitoria de precios, inclusive cuando esta pudiera asumir la modalidad de una sacudida de precios (price shock). 
La distinción es relevante porque una parte de los especialistas que han estudiado la relación entre devaluación y el incremento de los precios tiende a adoptar el enfoque de sacudida de precios y no el de inflación. (2)
La implicación de este último enfoque es que la devaluación debería tener un impacto temporalmente demarcado en cuanto al crecimiento de los precios y que, por tanto, la devaluación no funcionaría necesariamente como una fuente inflacionaria en el largo plazo.
Esto nos lleva a la cuestión de que la dinámica de los precios en una economía depende de diversos factores, algunos de ellos de tipo “estructural” -por ejemplo, el peso relativo de las importaciones y la segmentación de mercados- y, por tanto, la devaluación funcionaría en el marco de un conjunto amplio de circunstancias económicas en el que existen otras relaciones causales sobre los precios. (3)
La devaluación pudiera ser –dependiendo del contexto nacional concreto- no un factor “detonante” del incremento de precios, sino que pudiera operar como un factor “acelerador” o “amplificador” de un alza de precios provocada por otros factores.
¿Tiene Cuba una economía inflacionaria?
No la tiene cuando se mide por los índices de precios de una serie de “agregados” de las cuentas nacionales: demanda global, demanda interna, consumo final y consumo de hogares. Son índices cuyos registros mayores desde 2011 nunca han superado el 12,5% de incremento anual y que por lo general se ubican en un rango de crecimientos anuales de entre 1% y 6%. El “índice de precios al consumidor”, en los mercados en pesos cubanos, no ha sobrepasado el nivel de 2,8% desde 2012 y, de hecho, en 2016 el índice se redujo en 2,9%. (4)
¿Existen factores en Cuba que pudieran estar asociados a tendencias subyacentes hacia el alza de precios?
Hay varios factores que pudieran ser considerados:
-          Limitada capacidad de respuesta de la oferta nacional, en buena medida derivada de la descapitalización de la economía y de las restricciones para lograr tasas de inversión adecuadas, algo que a la vez estaría causado por una serie de factores que incluirían una baja tasa de ahorro nacional, el bloqueo impuesto por EE.UU, el limitado acceso al crédito internacional, y el bajo nivel de captación de inversión extranjera, entre otros.
-          Mercados internos favorables a la colusión de precios, principalmente los mercados agropecuarios de oferta y demanda.
-          Alto nivel relativo del déficit presupuestario. El déficit del “saldo fiscal” se ha disparado en los últimos años, pasando de un 1,3% del PIB en 2013 a un 8,6% en 2017, es decir el déficit –como porciento del PIB- ha crecido en ese período a un ritmo promedio anual de 60,38%, una dinámica preocupante. (5)
 ¿Es Cuba una economía expuesta a las sacudidas de precios?
Es bien conocido que el elevado componente importado del producto nacional tiende a “internalizar” los efectos de las oscilaciones de precios en el mercado internacional. En ocasiones, el efecto puede ser beneficioso (aumento de precios de lo que se exporta o reducción del precio de las importaciones), pero también existe el riesgo de súbitos aumentos de los precios internacionales que tienden a elevar los costos de producción y a provocar el desabastecimiento de los mercados internos.  
En el caso de Cuba, el riesgo de absorber internamente precios internacionales en alza es un riesgo “amplificado” porque existe un marco restringido para sustituir importaciones, por una parte, debido a la baja inversión y, por otra parte, debido a la existencia de una tasa de cambio oficial sobrevaluada (1 CUP = 1 USD) que penaliza la rentabilidad de la sustitución de importaciones.
Aunque no es posible afirmarlo de manera tajante, en balance parecería ser que en Cuba el riesgo de un incremento de precios internos se inclinaría más hacia el posible efecto de sacudidas de precios originadas en el sector externo que hacia el lado de una inflación internamente generada y esa es, precisamente, la preocupación que parecería existir con una devaluación súbita y grande del CUP.
Dos breves acotaciones adicionales:
-          Como ocurre con todo incremento grande de precios, una posible sacudida de precios asociada a una devaluación tendría un efecto negativo en los niveles de pobreza y de desigualdad, algo que tendría una clara connotación política. He estimado de manera gruesa que entre el 40 y el 51% de la población cubana pudiera ubicarse en una zona de riesgo de pobreza. No se conocen indicadores de desigualdad, pero no habría que descartar que el índice de Gini estuviese rondando el nivel de 0,5, lo cual representaría un nivel muy alto, en caso de que pudiera confirmarse tal nivel. Una “absorción” fuerte de la devaluación en forma de sacudida de precios pudiera empeorar los indicadores de pobreza y desigualdad de manera muy rápida. (6)
-          Uno de los procesos “compensadores” del efecto negativo de una devaluación sobre los precios -la sustitución de importaciones- pudiera no funcionar adecuadamente en Cuba. Una devaluación modifica los precios relativos y tiende a hacer más redituable la producción nacional frente a las importaciones. Sin embargo, la devaluación es una “señal” que requiere condiciones para que pueda tener la posibilidad de estimular una transformación productiva. Eso requiere, como mínimo, capacidad para adoptar decisiones ágiles, disponibilidad de recursos para poder materializar la transformación (incluyendo divisas), funcionamiento de cadenas productivas (involucrando diferentes formas de propiedad) y también se necesitan inversiones. Si esas condiciones no existen, la señal potencialmente positiva de una devaluación “se queda en el aire”.
El traspaso “incompleto” de una devaluación hacia los precios
Se conoce que cuando ocurre una devaluación, los precios internos no tienden a aumentar en la misma proporción en que se ha devaluado la moneda nacional. Generalmente, el traspaso de una devaluación es incompleto.
No se trata de una abstracción. Es un fenómeno que se mide y respecto al cual se dispone de suficientes estudios empíricos. Obviamente toda medición -sus indicadores y metodologías- se apoya en una teoría y por esa razón, la existencia de distintas visiones teóricas conlleva a distintas mediciones del mismo fenómeno. No es este un asunto que se aborda en este texto, pero conviene tenerlo en cuenta especialmente cuando se discute el tema del traspaso.
De manera inevitable, las diversas visiones teóricas que existen sobre el traspaso se inscriben en las diferentes teorías más amplias que existen sobre la inflación. No se trata simplemente de una cuestión académica sino de algo que ha tenido una importancia práctica para el diseño y aplicación de políticas económicas. Tomemos el caso de América Latina, donde desde la década del cincuenta ha existido un contrapunteo entre dos escuelas teóricas acerca de la naturaleza de la inflación: el estructuralismo y el monetarismo. (7)
Mientras que el estructuralismo ubica las causas de la inflación en la estructura económica (inmovilización de recursos, segmentación de mercados y desequilibrios entre la demanda y la oferta entre sectores), el monetarismo considera que la inflación es esencialmente el resultado de un exceso de oferta monetaria. Para el estructuralismo, la devaluación es un instrumento exógeno de política económica. Los monetaristas, por el contrario, afirman que la devaluación no es un instrumento exógeno de política económica sino más bien una respuesta tardía de las autoridades monetarias a los diferenciales de inflación entre la economía nacional y otros países. (8)
Las consecuencias de esas teorías para el diseño y gestión de las políticas económicas son inevitablemente dispares. Los estructuralistas adoptan una visión de más largo plazo para los procesos de estabilización de la inflación, colocando el acento en las transformaciones institucionales que permitirían resolver los “cuellos de botella” estructurales. Los monetaristas prefieren soluciones de corto plazo centradas en una reducción rápida de la inflación, las famosas “políticas de choque”. (9)
Hay autores que plantean que en décadas recientes han cobrado relevancia los enfoques eclécticos sobre la inflación que han favorecido una perspectiva de retroalimentación o de causalidad recíproca entre devaluación e inflación, con la particularidad de que parecería existir un consenso respecto a que la devaluación funciona más como un factor “propagador” que como un factor “iniciador” de la inflación. (10)
Tres aspectos generales deberían ser considerados cuando se aborda el tema del traspaso:
-          La opinión muy extendida entre los especialistas acerca de que existen diferencias notables en el proceso de traspaso cuando se compara la manera en que este funciona en las economías desarrolladas y en las subdesarrolladas.
-          La identificación de tres canales principales mediante los cuales se trasmiten los movimientos de las tasas de cambio hacia el precio de consumo: a) precios de los bienes de consumo importados, b) bienes producidos nacionalmente cuyos precios se fijan por los precios en divisas de productos equivalentes, y c) precios de productos intermedios para la producción nacional. Se considera que los dos primeros son canales directos mientras que el tercero es un canal indirecto que opera mediante la modificación de los costos de producción. (11)
-          La existencia de dos fases en el proceso de traspaso. La primera se relaciona con la reacción de los suministradores extranjeros, los cuales pudieran -en principio- adoptar decisiones diferentes. Pudieran reducir sus precios en divisas para mantener cuotas de mercado en el país que ha aplicado la devaluación. Alternativamente, pudieran mantener invariables los precios en divisas, lo cual aumentaría los precios en moneda local y potencialmente haría menos competitiva su oferta importada. El segundo canal se relaciona con las acciones que adoptarían los distribuidores locales respecto a reducir o mantener sus márgenes en el momento de establecer los precios a los que venden a sus clientes con posterioridad a la devaluación. (12)
 ¿Qué lecciones pudieran retenerse de otras experiencias de traspaso?
Como se ha expresado anteriormente, no existe información pública respecto a la manera en que los especialistas que han estado trabajando por encargo del gobierno cubano en el tema del “reordenamiento” pudieran haber conceptualizado el tema del traspaso, ni acerca de cómo hubiesen podido incorporar en sus posibles propuestas las lecciones de otros países.
Sobre este último punto conviene destacar que las experiencias internacionales ofrecen una amplia diversidad de situaciones, algo que se relaciona al menos con dos aspectos. En primer lugar, la ausencia de un consenso acerca de las condiciones que deberían existir para que tuviese lugar un traspaso moderado, o con un nivel bajo, en el marco de un país subdesarrollado. En segundo lugar, el elevado peso que tiene el contexto nacional en la determinación del grado y de los tiempos del traspaso.
Aunque los estudios sobre traspaso son relativamente menos abundantes en los países subdesarrollados, existe un cuerpo de estudios empíricos lo suficientemente amplio como para poder entender la complejidad del proceso, la centralidad del contexto, y la conveniencia de no utilizar ideas preconcebidas.
Las diferencias de traspaso que se observan en los estudios empíricos disponibles se explican no solamente por las disparidades de las circunstancias económicas sociales y políticas que existen entre países, sino también por el tipo específico de traspaso (traspaso hacia importaciones, traspaso hacia precios del productor, o traspaso hacia precios de consumo). También existen diferencias en la medición, inclusive a nivel de un mismo país, debido al tipo de modelo econométrico utilizado.
Algunos ejemplos de los resultados derivados de estudios empíricos serían los siguientes:
Colombia: Período estudiado: de enero de 1983 a octubre de 2002. El coeficiente de traspaso fue de 0,48 para los productos importados en los tres primeros meses y de 0,80 al año de haberse producido la devaluación, lo cual indica un proceso relativamente rápido y grande. Por otra parte, el coeficiente de traspaso para los precios del productor fue de 0,28 en el primer año. En el caso de los precios del consumidor, uno de los métodos utilizados arrojó un coeficiente de traspaso de 0,08 y el otro método un coeficiente de 0,15, ambos al finalizar el primer año de la devaluación. Si se adopta la última cifra, eso significa que los precios se incrementaron en un 0,15% por cada 1% de devaluación de la moneda. En este caso se observó un traspaso significativo a los precios de las importaciones, un traspaso moderado a los precios del productor y un traspaso mucho más limitado a los precios del consumidor. (13)
Sri Lanka. Período estudiado: de 2000 a 2005. El coeficiente de traspaso fue de 0,8 para las importaciones al octavo mes de la devaluación, en tanto el coeficiente fue de 0,3 para los precios del consumidor. Se observó un traspaso “completo” (coeficiente de 1,0) para los precios mayoristas del productor. (14)
India. Período estudiado: de 1997 a 2007. El coeficiente de traspaso para el precio del consumidor es de 0,1 en el primer año y se reduce a 0,68 en el segundo año. (15)
Sierra Leona. Período estudiado: del primer trimestre de 1998 al primer trimestre de 2011. El coeficiente de traspaso para el precio del consumidor es de 0,27 en el primer trimestre después de la devaluación, de 0,41 después de 10 trimestres, habiéndose alcanzado el coeficiente máximo de 0,50 en el segundo trimestre. (16)
Uganda. Período estudiado de 1999 a 2012. El coeficiente de traspaso al precio del consumidor fue de 0,48 al finalizar el cuarto trimestre. (17)
Namibia. Período estudiado de 2000 a 2014. Es un caso de coeficientes de traspaso bajos. El coeficiente de traspaso para el precio del consumidor es de 0,01 y de 0,04 al final del primer trimestre. Para el octavo trimestre, ambos coeficientes registraron el mismo valor de 0,2. (18)
Ucrania. Período estudiado: de enero de 2007 a abril de 2016. El estudio ofrece información del coeficiente de traspaso diferenciada por categorías. Para el conjunto de precios de consumo el coeficiente fue de 0,172, para las importaciones de bienes de consumo fue de 0,189, para los alimentos básicos fue de 0,268 y para bienes de consumo no comestibles fue de 1,154. (19)
Etiopía. Período estudiado: de 1995 a 2017. El coeficiente de traspaso para el precio del consumidor es de 0,0302, 0,0727, 0,0275 y 0, 0266 para el primer, segundo, tercer y cuarto trimestres respectivamente. (20)
Botswana. Período estudiado: de enero de 1998 a 2013. El coeficiente de traspaso para el precio del consumidor es de 0,2. (21)
Nigeria. Período estudiado de enero de 1986 a 2013. El coeficiente de traspaso para el precio del consumidor es de 0,33. (22)
Malawi. Período estudiado: del primer trimestre de 1990 al primer trimestre de 2013. El traspaso en relación con los precios de consumo fue calculado mediante dos métodos diferentes, resultando en un coeficiente de 0,15 en un caso y de 0,20 en otro. Se observó un impacto gradual de la devaluación en el nivel de precios, alcanzándose el mayor coeficiente de traspaso en el cuarto trimestre. El efecto de traspaso desapareció al finalizar el noveno trimestre. (23)
Bangladesh: Período estudiado: del primer trimestre de 2000 al segundo trimestre de 2011. El traspaso hacia el precio de las importaciones fue moderado, con un coeficiente de 0,0192 al final del tercer trimestre y de 0,0312 al finalizar el sexto trimestre. Al finalizar el trimestre # 12, el coeficiente era de 0,1183. El traspaso hacia el precio del productor fue de 0,041 al finalizar el tercer trimestre, alcanzando el coeficiente más alto de 0,1637 al finalizar el noveno trimestre. El traspaso hacia el precio del consumidor fue de 0,0968 al finalizar el tercer trimestre y de 0,1348 al finalizar el sexto trimestre. Después de tres años, el traspaso al precio del consumidor fue de 0,2517. El estudio indica que el mayor efecto de traspaso se produce en los precios del consumo, seguido por el traspaso a los precios del productor. El traspaso a los precios de las importaciones es comparativamente menor. (24)
Jamaica: Se comparan dos períodos distintos: 1990 a 1995 y 1996 a 2001. Los coeficientes de traspaso al precio del consumo en el primer período al finalizar el tercero, el sexto, el noveno y el doceavo mes fueron 0.464, 0.728, 0.898, y 0.988 respectivamente. Los coeficientes de traspaso al precio del consumo en el segundo período –para plazos comparables- fueron 0.316, 0.442, 0.479, y 0.488. En el primer período, el 80% del traspaso se había completado a los seis meses de la devaluación, mientras que en el segundo período el traspaso a los seis meses era relativamente menor, habiéndose completado aproximadamente el 45% del traspaso observado. (25)
Chile: Período estudiado: de 1986 a 2001. “El coeficiente de traspaso estimado, esto es, el impacto de la devaluación cambiaria en la inflación doméstica, alcanza entre 9% y 11% en el corto plazo, y entre 21% y 32% en el largo plazo. Los datos apoyan la existencia de un cambio estructural en 1991, después del cual los coeficientes de traspaso se reducen significativamente desde valores cercanos al 20% hasta estimaciones que se ubican en el tramo entre 5% y 7%.” (26)
Además de los ejemplos anteriores referidos a estudios de casos de economías individuales, también se dispone de análisis relativos a grupos de países. Un estudio de interés fue el publicado en 2016 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el cual presenta una evaluación comparada del fenómeno del traspaso en seis países -Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Colombia y Perú- con series de datos a partir de 2001. (27)
Los resultados principales del estudio se sintetizan a continuación:
-          El traspaso promedio para el conjunto de esos 6 países respecto a los precios de consumo fue de 14% en el plazo de un año y de 20% al finalizar un período de dos años. Para los precios de los productos comercializados internacionalmente (traded goods) el traspaso promedio fue de 18% y 26% para los períodos respectivos. Es decir, que, como promedio, después de una devaluación del 10% se produjeron incrementos de los precios de los productos comercializados de 1,8% y de 2,6%, derivados del efecto de la devaluación.
-          El mayor nivel de traspaso en los productos comercializados se registró en Paraguay, lo que se explicaría por ser la economía más abierta del conjunto de países del estudio. Según los autores del documento, es un resultado que confirma análisis anteriores que establecen una relación entre el grado de apertura de una economía y el nivel de traspaso. (28)
-          A pesar de que el coeficiente de traspaso de las últimas dos décadas es menor en esos países que el registrado en períodos anteriores, la devaluación se mantiene como un importante factor causal del incremento de precios en varios países de la muestra. La evidencia de esto se obtiene al incorporar un segundo indicador en el análisis: la descomposición factorial de las variaciones de precios. Es decir, la estimación del distinto peso relativo de varios factores que permitirían explicar un incremento de precios, tanto del precio del consumo como del precio de los productos comercializados. En los casos de Brasil y de Colombia se observó que más del 50% del incremento de los dos índices de precios -a mediano y largo plazo- se derivaron de la devaluación. En otros países el peso relativo de la devaluación en el impacto en los precios fue relativamente menor.
-          Los autores consideran que la relativa reducción del traspaso en las últimas décadas pudiera haberse beneficiado de la adopción de regímenes cambiarios de flotación que habrían sido complementados con un incremento relativo de la credibilidad de la política monetaria, especialmente en cuanto al control de la inflación. Afirman que las economías de la región parecen haber superado los dilemas subyacentes hace dos décadas respecto a los regímenes cambiarios de flotación hace dos años. Considero que son conclusiones discutibles, particularmente a la luz de lo sucedido recientemente en Argentina en 2018, donde se combina el mayor nivel de devaluación a nivel mundial para este año (100,2% hasta principios de septiembre) con el mayor nivel de traspaso de la región. (29)
-          El propio estudio advierte que sus resultados deben ser tomados con cautela porque, aunque los niveles de traspaso estimados proporcionan una caracterización útil respecto al efecto de la devaluación en los precios en cada país, en determinados plazos, las cifras de traslado no son estrictamente comparables entre países, especialmente porque el resultado en cuanto a nivel de precios es influido por un conjunto más amplio de circunstancias que son contextuales para cada país y momento. En ese sentido, los autores del estudio destacan la opinión que sobre ese asunto ha expresado otro autor: “Una advertencia importante respecto a la conclusión de que el traspaso a los precios al consumidor es ahora muy bajo es que la evidencia empírica sobre la que descansa esa conclusión es principalmente de naturaleza incondicional. En otras palabras, refleja el resultado promedio a través de una gama de diversos episodios, pero no nos dice cómo la relación puede variar dependiendo de cuales choques golpearon la economía. Sin embargo, ciertos choques específicos y las respuestas a ellos pueden estar asociados con un traspaso considerablemente más alto que el indicado por estas relaciones promedio”. (30)

Conclusiones parciales y sugerencia para el debate
Expresadas de manera sucinta, las principales conclusiones parciales que pudieran derivarse de esta nota son las siguientes:
-          Existe suficiente evidencia para considerar que el traspaso de una devaluación hacia los precios expresa un fenómeno económico que ocurre con regularidad en muchos países.
-          Los estudios empíricos sobre el tema no apoyan las nociones de que el traspaso de una devaluación hacia los precios es evitable o que puede ser minimizado en el marco de políticas económicas que incluyan un proceso de devaluación.
-          No existen enfoques universales para medir y para analizar el traspaso pues se trata de un fenómeno complejo (múltiples componentes interactuando simultáneamente y cambiando todo el tiempo) que se encuentra fuertemente determinado por el contexto específico en el que funciona.
-          Las economías subdesarrolladas y abiertas son particularmente proclives a presentar coeficientes de traspaso elevados.
-          El traspaso es usualmente “incompleto” y su nivel concreto, aunque influido por factores de diverso tipo, tiene en la sustitución de importaciones un importante mecanismo de moderación del traspaso. Sin embargo, la sustitución de importaciones no se produce automáticamente como reacción a una devaluación. Es necesario que existan condiciones para que se materialice una sustitución de importaciones, incluyendo condiciones de tipo estructural.
-          Las estimaciones de los coeficientes de traspaso -basadas en series de datos relativas a situaciones del pasado- deben ser tomadas con cautela. No debe considerarse que pudieran desempeñar una función de pronóstico preciso. Las estimaciones de los coeficientes de traspaso reflejan circunstancias dinámicas donde muchas variables pueden cambiar en direcciones no previsibles. Lo que haya ocurrido en un país, en un momento dado, pudiera ofrecer lecciones analíticas que pudieran ser relevantes para otro país, pero en modo alguno ello debería ser asumido como la posibilidad de una “aplicabilidad” directa.
-          La gestión del proceso de traspaso se beneficia cuando se acompaña de medidas complementarias de política económica dirigidas a proporcionar un entorno macroeconómico estable, incluyendo un componente antinflacionario.

Sugerencias para el debate
-          Incorporar el proceso de traspaso de la devaluación hacia los precios en el análisis actual sobre el “reordenamiento” monetario en Cuba, reconocer la relevancia de ese proceso de traspaso y estimular una discusión “abierta” sobre este fenómeno por ser el componente que probablemente pudiera tener un impacto mayor y más directo en el plano político del “reordenamiento”.
-          Concederle una mayor atención a la probable confluencia de dos circunstancias en Cuba que exigen un tratamiento cuidadoso del problema del traspaso: la probabilidad de que la eventual devaluación del CUP pudiera ser una de las mayores devaluaciones en años recientes a nivel mundial y la existencia de un coeficiente de traspaso relativamente elevado, el cual estaría asociado al alto peso relativo de las importaciones en el PIB.
-          Habría que considerar que no es suficiente contar herramientas normativas para formar precios en un contexto de devaluación (como las Resoluciones 19, 20 y 21 de 2014) si no se dispone de herramientas analíticas confiables. Antes de intentar “formar” precios, habría que hacer primero un análisis -con una validación científica lo más amplia posible- sobre la posible trayectoria del traspaso, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo. Existen posibles escenarios de devaluación del CUP (por ejemplo, una maxi- devaluación) en los cuales las normativas existentes de formación de precios probablemente no serían funcionales. 
-          Las condiciones que posibilitarían reducir el coeficiente de traspaso antes de que se aplique una devaluación estarían asociadas en buena medida a la factibilidad de la sustitución de importaciones. Si esas condiciones no pudieran ser creadas con antelación a la devaluación, una alternativa pudiera ser tratar de crear esas condiciones progresivamente durante un proceso de devaluación que tomase algún tiempo en completarse. La creación de condiciones no se relacionaría fundamentalmente con un proceso de capacitación ni debería ser vista como una dilación superflua que pudiera ser soslayada. La creación de condiciones se refiere a la solución de cuellos de botella estructurales básicos. Una devaluación del CUP que no lograse incrementar la oferta nacional correría el riesgo de que pudiera tener que acudirse al expediente de reducir la demanda interna para poder balancear las cuentas externas, a la vez que se produciría una “penalidad” a los ciudadanos por la vía de un incremento de precios.

  Notas
1 Pavel Vidal Alejandro y Omar Everleny Pérez Villanueva. La reforma monetaria en Cuba hasta el 2016: entre gradualidad y big bang. Brookings Institution. Diciembre 2013. https://www.brookings.edu/wp-content/uploads/2016/06/monetary-reform-cuba-2016-alejandro-villanueva.pdf , Vilma Hidalgo de los Santos y Yaima Doimeadiós, “Una agenda de secuencia para un programa de unificación monetaria en Cuba”, revista Economía y Desarrollo, vol. 145, núm. 1-2, enero-diciembre, 2010, pp. 166-196 http://www.redalyc.org/pdf/4255/425541314006.pdf , Vilma Hidalgo y Yahima Doimeadiós, “Hacia la unificación monetaria en Cuba Reflexiones sobre la Secuencia del Programa de Unificación Monetaria”. Capítulo 3 del libro: Políticas macroeconómicas en economías parcialmente dolarizadas. La experiencia internacional y de Cuba, 2011, http://cienciassociales.edu.uy/departamentodeeconomia/wp-content/uploads/sites/2/2014/06/14-Doimeadios-Pol%C3%ADtica-Monetaria.pdf , Eduardo Hernández, “La elección cambiaria: propuesta para Cuba”. Tesis Doctoral. La Habana: Facultad de Economía, Universidad de La Habana. 2010. Citado por Vilma Hidalgo y Yahima Doimeadiós en “Hacia la unificación monetaria en Cuba Reflexiones sobre la Secuencia del Programa de Unificación Monetaria”, op. cit. El texto de 2011 de Vilma Hidalgo y Yahima Doimeadiós hace referencia a estudios anteriores (2003 a 2010) sobre elasticidades de precios de importación escritos por Isis Mañalich, Nancy Quiñones, Fernando Rubiera Morollón, Yordanka Cribeiro, y Juan Triana.
2 B. W. Hafer. “Does Dollar Depreciation Cause Inflation?”, Federal Reserve Bank of St Louis. 1989. https://files.stlouisfed.org/files/htdocs/publications/review/89/07/Dollar_Jul_Aug1989.pdf
3 Janine Aron, Ronald Macdonald y John Muellbauer (2014). “Exchange Rate Pass-Through in Developing and Emerging Markets: A Survey of Conceptual, Methodological and Policy Issues, and Selected Empirical Findings”, Journal of Development Studies, 50:1, 101-143, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00220388.2013.847180
4 ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2015 y Anuario Estadístico de Cuba 2017, Tablas 5.1 “Resumen de indicadores económicos” y 5.4 “Índices de precios”, http://www.one.cu/aec2015/00%20Anuario%20Estadistico%202015.pdf
5 ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017, Tabla 5.1 “Resumen de indicadores económicos”.
6 Ver, “Contando “ricos” y “pobres” en Cuba: ¿qué dicen los datos disponibles?”, blog El Estado como tal, 10 de agosto de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/08/10/contando-ricos-y-pobres-en-cuba-que-dicen-los-datos-disponibles/ y “La pobreza en Cuba es “relacional’, medible, y superable”, blog El Estado como tal, 14 de septiembre de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/09/14/1798/
7 Alejandro Foxley,. Latin American Experiments in Neoconservative Economics. Berkeley:  University of California Press, 1983 https://publishing.cdlib.org/ucpressebooks/view?docId=ft4w10064z&chunk.id=d0e289&toc.id=&brand=ucpress
8 C. H. Kirkpatrick y F. I. Nixson, "The Origins of Inflation in Less-Developed Countries: A Selective Review," en M. Parkin and G. Zis, eds., Inflation in Open Economics ,Manchester University Press, 1976; O. Sunkel, "La inflación chilena: Un enfoque heterodoxo," El Trimestre Económico, Oct. 1958; A. Pinto, La inflación, raíces estructurales, Serie de Lecturas El Trimestre Económico No. 3, Mexico, 1973.
9 Ana Maria Bianchi, (2016), “Albert O. Hirschman and the Structuralist–Monetarist Debate in Latin America”, capítulo en libro de Luca Fiorito, Scott Scheall, y Carlos Eduardo Suprinyak  (ed.) Including a Symposium on Albert O. Hirschman (Research in the History of Economic Thought and Methodology, Volume 34B) Emerald Group Publishing Limited, pp.101 – 122. https://www.researchgate.net/publication/308833578_Albert_O_Hirschman_and_the_Structuralist-Monetarist_Debate_in_Latin_America
10 Agénor, Pierre-Richard and Peter Montiel. 1999. Development Macroeconomics,, Second Edition. Princeton, y Akhtar Hossain. “Exchange Responses to Inflation in Bangladesh”, IMF Working Paper,  WP/02/166, October 2002, https://www.imf.org/en/Publications/WP/Issues/2016/12/30/Exchange-Rate-Responses-to-Inflation-in-Bangladesh-15959
11 Siok Kun Sek y Zhanna Kapsalyamova. “Pass-through of exchange rate into domestic prices: the case of four east-asian countries”, The International Journal of Economic Policy Studies, Volume 3, 2008 http://www.jepa-hq.com/ijeps/content/2008/articles/SekNKapsalyamova_IJEPS08.pdf
12 J. Dwyer, C. Kent y A. Pease, en ‘Exchange Rate Pass-Through:The Different Responses of Importers and Exporters’, Reserve Bank of Australia Research Discussion Paper, No. 9304, May 1993 https://core.ac.uk/download/pdf/6540571.pdf
13 Peter Rowland. “Exchange Rate Pass-Through to Domestic Prices:The Case of Colombia”. Central Bank of Colombia, 2004. http://www.banrep.gov.co/docum/ftp/borra254.pdf
14 Wimalasuriya, S.M., 2009. Exchange Rate Pass-Through: To What Extent do Prices Change in Sri Lanka?. Staff Studies, 37(1), pp.49–67. DOI: http://doi.org/10.4038/ss.v37i1.1226
15 Bhattacharya, R., Patnaik, I. Shah, A.: “Exchange rate pass-through in India”. National Institute of Public Finance and Policy, New Delhi. March 2008 http://macrofinance.nipfp.org.in/PDF/BPS2008_erpt.pdf
16 Morlai Bangura, Eugene Caulker and Sandy Pessima. “Exchange rate pass-through to inflation in Sierra Leone: a structural vector autoregressive approach”, Journal of Monetary and Economic Integration. Vol. 12, No.1. 2012. http://www.wami-imao.org/sites/default/files/journals/v12n1_unit4.pdf
17 Thomas Bwire, Francis L. Anguyo and Jacob Opolot. “A Re-estimation of Exchange Rate Pass-Through to Domestic Prices in Uganda: Evidence from a Structural Vector Auto-Regression (SVAR)”, Bank of Uganda Working Paper No. 05/2013 https://www.bou.or.ug/bou/bou-downloads/research/BouWorkingPapers/2013/All/A-re-estimation-of-Exchange-rate-pass-through-to-Domestic-Prices-in-Uganda-Evidence-from-a-Structural-Vector-Autoregression-SVAR.pdf
18 Mushendami, P. L. y Namakalu, H. “Exchange Rate Pass Through to Inflation in Namibia”, Journal of Emerging Issues in Economics, Finance and Banking, Vol. 5, Issue: 2. 2016. http://globalbizresearch.org/economics/images/files/35594_JEIEFB_ID_1099_Postrick.%20L.%20Mushendami_Heinrich%20Namakalu.pdf
19 Oleksandr Faryna, “Nonlinear exchange rate pass-through to domestic prices in Ukraine”, National Bank of Ukraine Working Paper No. 01/2016, https://bank.gov.ua/doccatalog/document?id=41556309
20 Gudina Goda Korsa, Destaw Akele, K. Rajan. “The Effect of Devaluation on Domestic Prices in Ethiopia”. American Journal of Economics 2018, 8(4): 191-201, http://article.sapub.org/10.5923.j.economics.20180804.02.html
21 Ntsosa, M.M. y Nkwe, P.T. (2016): Testing the Exchange Rate Pass-through in Botswana, IJABER, Vol. 14, No. 3. pp. Citado en Gudina Goda Korsa, Destaw Akele, K. Rajan. Op. Cit.
22 Mohammed, A. A., Mati, S. y Hussaini, M. “Exchange Rate Pass-Through Elasticity to Domestic Consumer Prices in Nigeria and Taylor’s Hypothesis: A Structural Vector Auto Regression Analysis”, American Journal of Economics, 7 (5), 2017, pp. 201-210. http://article.sapub.org/10.5923.j.economics.20170705.01.html
23 Wytone Jombo, Kisu Simwaka and Austin Chiumia. “Exchange Rate Pass-Through in Malawi: Evidence from Augmented Phillips Curve and Vector Autoregressive Approaches”, Standard Global Journal of Business Management Vol 1(2): 034 - 040, March 2014 http://www.standardglobaljournals.com/journals/SGJBM
24 Kazi Mohammed Kamal Uddin, G.M. Azmal Ali Quaosar, Dulal Chandra Nandi. “The Impact of Depreciation on Domestic Price Level of Bangladesh”. Journal of Economics and Sustainable Development, Vol.5, No.25, 2014, https://www.iiste.org/Journals/index.php/JEDS/article/download/17532/17916
25 Lavern McFarlane. “Consumer price inflation and exchange rate pass-through in Jamaica”, Bank of Jamaica Working Paper, October 2002 http://boj.org.jm/uploads/pdf/papers_pamphlets/papers_pamphlets_consumer_price_inflation_and_exchange_rate_pass-through_in_jamaica.pdf
26 Carlos Noton Norambuena. “The pass-through from depreciation to inflation: Chile 1986-2001”, Estudios de Economía, Vol. 30 - Nº 1, junio 2003, Págs. 133-155 http://econ.uchile.cl/uploads/publicacion/24073db4-bb3e-4110-8cc6-21b98f6ebea3.pdf
27 Eduardo Borensztein y Virginia Queijo von Heideken. “Exchange rate pass-through in South America: An overview”, IDB Working Paper Series, Nº IDB-WP-710, July 2016 https://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/7779/Exchange-Rate-Pass-through-in-South-America-An-Overview.pdf?sequence=1
28 McCarthy, J. 1999. “Pass-through of Exchange Rates and Import Prices to Domestic Inflation in Some Industrialized Economies.” BIS Working Paper 79. Basel, Switzerland: Bank for International Settlements https://www.researchgate.net/publication/5220980_Pass-Through_of_Exchange_Rates_and_Import_Prices_to_Domestic_Inflation_in_Some_Industrialized_Economies
29 “Argentina es el país que más devaluó su moneda a nivel mundial en 2018”, Infobae, 3 de septiembre de 2018, https://www.baenegocios.com/economia-finanzas/Argentina-es-el-pais-que-mas-devaluo-su-moneda-a-nivel-mundial-en-2018-20180903-0016.html  y Santiago Lilo. “Dólar: Argentina tiene el traslado a precios más alto de la región”, El Cronista, 6 de septiembre de 2018, https://www.cronista.com/economiapolitica/Dolar-Argentina-tiene-el-traslado-a-precios-mas-alto-de-la-region-20180905-0076.html
30 Frederic S Mishkin. “Exchange rate pass-through and monetary policy”. Speech by  Frederic  S  Mishkin,  Member  of  the  Board  of  Governors  of  the  US  Federal  Reserve  System,  at  the  Norges  Bank  (Central  Bank  of  Norway)  Conference  on  Monetary  Policy “Jarle Bergo Colloquium: Globalisation and Monetary Policy”, Oslo, 7 March 2008.  https://www.bis.org/review/r080310e.pdf