Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 1 de abril de 2023

¿PRECIOS ABUSIVOS?


 Por Joaquín Benavides* 

¿Qué son precios abusivos? ¿Son precios municipales?¿Cuál es el criterio para establecerlos? ¿El precio abusivo en un municipio de Guantánamo, es el mismo que en uno de Matanzas o por ejemplo uno en Plaza de la Revolución? ¿No estaremos retrocediendo a una especie de feudalismo socialista? 

¿Por qué la Ministra de Finanzas, en vez de seguir firmando Resoluciones que contribuyen a enredar más la economía, no reconoce que la inflación es el causante principal del incremento de los precios? ¿Y por qué no reconoce que ella tendría que responder de ello, por haber llevado a la Asamblea Nacional para su aprobación Presupuestos altamente deficitarios? ¿Por qué acepto continuar subsidiando durante años a las empresas irrentables? Eso es uno de los causantes de los llamados precios abusivos. ¿Y cómo podría justificar todo eso? Lo más fácil es hablar de precios abusivos y hacer recaer toda la responsabilidad en los llamados ilegales. Y esos llamados ilegales, ¿porque lo son? Entre hombres y mujeres en edad laboral deben estar cercano al millón de personas. ¿El estado socialista no tiene que responder también por el empleo de todos los ciudadanos, hombres y mujeres en edad laboral? ¿Por qué no pensar que los responsables de los precios abusivos no es el ilegal que no tiene trabajo, sino la Dirección de la economía que no ha logrado reestructurarla en más de 5 años? ¿Por qué en vez de señalar a los ilegales como los principales responsables del incremento de los precios, no se ocupa el Ministro de economía de la reestructuración y estabilización de la Macroeconomía, que fue señalado en la Asamblea Nacional de diciembre del 2022 como la principal tarea para combatir la inflación, causa principal del desboque de los precios. 

El principal precio abusivo es el precio relativo que afecta a todos. Ese abusivo precio es el precio de las divisas en el mercado informal. Es la causa principal de que todos los precios están disparados. Y además de la distorsión enorme en los precios ¿Por qué no le exige la ministra de Finanzas al de Economía y al Banco que esta economía, la cubana, no puede seguir funcionando con varias tasas de cambio, una de las cuales, la informal representa casi el 50% de la oficial para las personas naturales  de 123 pesos, y el 150% de la oficial, que se emplea incorrectamente para las empresas estatales? Es una de las causas principales de los llamados precios abusivos. 

Otra de las causas por lo cual debe responder el Ministerio de Finanzas, es sobre los precios y los márgenes de utilidad de las empresas estatales, repletas de subsidiados y con muy baja productividad del trabajo. ¿Están normados por el Ministerio de finanzas los márgenes de utilidad que pueden tener las empresas estatales, que son la base para establecer los precios y el cálculo de la distribución de utilidades? ¿Controla esos márgenes? ¿Hasta cuándo continuara subsidiando todo que sobra en las empresas estatales, que son las llamadas a comenzar a levantar a esta economía? 

No son los Precios abusivos la causa, son el resultado. Lo revolucionario es ir a las causas.

 

01/04/2023

*Joaquín Benavides Rodríguez.   Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte. 

 

¿Cómo crecerá la economía cubana durante las próximas décadas?

 Por Ricardo Torres Pérez. Horizonte Cubano

Sin una verdadera reforma, Cuba solo se endeudará peligrosamente. La inversión extranjera, que no es gratuita, solo favorece el desarrollo en un marco de políticas públicas de clara vocación productiva y funciona como complemento del capital nacional.

March 22, 2023

Durante la mayor parte del siglo XX, el aumento de la fuerza laboral constituyó uno de los factores más importantes para explicar el crecimiento económico en América Latina, incluida Cuba (Bértola & Ocampo, 2012). Sin embargo, la Isla muestra indicadores propios de una transición demográfica avanzada, caracterizada por bajos niveles de fecundidad, mortalidad y alta esperanza de vida.

¿Es posible establecer una relación entre los cambios demográficos y el desempeño económico? En años recientes ha crecido el interés por las relaciones entre uno y otro, por la fuerza con que los primeros irrumpen en el proceso de desarrollo. Los cambios en las estructuras etarias de la población tienden a alterar el equilibrio entre grupos de la población en edades económicamente activas e inactivas. Y ello incide poderosamente sobre la disponibilidad y trayectoria de la fuerza de trabajo.

Cambios demográficos y desempeño económico

Usando un modelo simple, se puede descomponer el crecimiento del PIB per cápita en cuatro factores:

  • Tasa de crecimiento del producto por trabajador (productividad del trabajo), que refleja los efectos de las inversiones en capital humano y físico.
  • El aumento de la tasa de actividad económica en las edades laborales; si se asume que la tasa de actividad económica es históricamente más alta y relativamente estable para los hombres, el denominado “bono de género” se corresponde con el incremento de la participación femenina.
  • La tasa de crecimiento de la población en edad laboral.
  • La tasa de incremento de la población total.

El bono (dividendo) u oportunidad demográficos se refiere al período en que la proporción de personas en edades potencialmente productivas crece de manera sostenida en relación con la de personas en edades potencialmente inactivas (dependientes). Las relaciones de dependencia descienden hasta alcanzar mínimos históricos mientras aún no ha aumentado sustancialmente la proporción de personas mayores. En este período se produce una situación particularmente favorable para el desarrollo, ya que aumentan las posibilidades de ahorro e inversión en el crecimiento económico, siempre que se tomen las medidas adecuadas en materia de salud, planificación familiar, empleo, políticas financieras y capital humano. En este modelo, el bono se calcularía como la diferencia entre las tasas de variación de la población en edad laboral y la población total.

El bono demográfico en Cuba

En Cuba, la manifestación fundamental del bono demográfico se observó entre 1973 y 1995 aproximadamente. Luego hubo una breve reaparición entre fines de los 90 y 2012 (Albizu-Campos, 2019). No obstante, su aprovechamiento fue deficiente. De acuerdo con estimados de la CEPAL (Martínez, Miller, & Saad, 2013), Cuba exhibió un comportamiento peculiar entre 1980 y 2010. Más allá de conseguir tasas de crecimiento económico muy bajas, la contribución de los factores poblacionales, aunque positiva, estuvo dominada por el bono demográfico, mientras que el denominado bono de género[1] tuvo una participación muy reducida. El resultado es llamativo teniendo en cuenta que Cuba se reconoce a sí misma como puntera en políticas orientadas a mejorar la participación femenina en todas las esferas de la vida económica y social.

Esta etapa estuvo marcada por dos períodos completamente diferentes. Hasta 1990, el arribo masivo de personas a la edad laboral encontró niveles de inversión relativamente altos, entre 25-30% del Producto Interno Bruto (PIB), pero con un rendimiento muy bajo. La ineficiencia del proceso inversionista y de los procesos productivos en sentido general, dio cuenta del desaprovechamiento de una parte notable de esos recursos. Ese contraste se puede apreciar en una dinámica muy pobre de la productividad del trabajo.

En líneas generales, no se generaron condiciones para sostener ese proceso a más largo plazo. Las consecuencias de la enorme dependencia externa y los acontecimientos en la Unión Soviética y Europa del Este inauguraron una nueva etapa en la que el bono demográfico se desperdició casi completamente.

El colapso del capital físico

A partir de 1990, la dotación de capital físico por trabajador[2] colapsó como consecuencia de la combinación de bajos volúmenes de inversión junto a la obsolescencia moral de una parte de la planta industrial existente, y el descenso en el aprovechamiento de la capacidad instalada. Los datos sobre el stock de capital físico en Cuba son aproximaciones basadas en supuestos gruesos que deben ser tomados con gran cautela. Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en un incremento sostenido del stock de capital hasta principios de los 90, seguido de una reducción notable que tiende hacia una estabilización y ligero aumento a partir del nuevo siglo.as, líneas telefónicas o puertos disponibles como promedio por cada empleado en la economía.

planta azucarera colapsando

En Palacios (2021) se estima que la dotación de capital físico apenas se habría incrementado un 5,7% entre 1989 y 2014. Esto redunda en una tasa de aumento promedio anual de apenas el 0,2%. Si a ello se agrega que el número de ocupados aumentó a una tasa similar en el período, entonces en el mejor de los casos la dotación de capital por trabajador se mantuvo constante. En estas condiciones, el capital físico apenas contribuye a impulsar el crecimiento de la economía. En estudios que establecen una comparación con América Latina, la menor dotación de capital físico por trabajador explica alrededor de un 55% de las diferencias en PIB per cápita entre Cuba y los países considerados en la muestra (Vidal, 2020).

Reformas parciales limitantes 

A los deprimidos niveles de inversión, se adicionó la propia concepción detrás de las reformas económicas parciales en los 90, que limitó la creación de empleos en sectores “emergentes” como el turismo o la inversión extranjera. Estos hubiesen permitido incrementar las tasas de participación y generar un proceso endógeno de acumulación. En la “industria sin chimeneas” se apostó por un modelo basado en las cadenas hoteleras estatales con uso predominante del “todo incluido” como modelo de negocio, y vinculadas con los turoperadores internacionales a través de los “paquetes turísticos” como producto de comercialización por excelencia. Lo anterior limitó los derrames hacia la población y el tejido productivo local, lo que ha sido comprobado en la última década, cuando el turismo internacional se diversificó más allá del producto “sol y playa” hacia ciudades y villas, e incorporó a su cadena de valor al pujante sector privado.

Por otra parte, el sistema impositivo implementado para los cuentapropistas fue especialmente exigente para el segmento que ofrecía servicios en moneda extranjera (Ritter, 2000). Si bien durante la primera década de expansión turística se logró cierta articulación con empresas domésticas, a partir de los 2000 estos encadenamientos se debilitaron (Figueras & Pajón, 2021).

Las concepciones sobre el papel del sector privado en la economía impidieron su expansión duradera, cercenando la posibilidad de crear cientos de miles de empleos. De un lado, el cuentapropismo enfrentó enormes restricciones para crecer, tales como un marco regulatorio sesgado en su contra e impredecible, nulo acceso al sistema bancario, y un sistema impositivo regresivo e injusto. Los tributos exigidos al cuentapropismo en aquella etapa implicaron que los negocios más pequeños estaban sometidos a tasas efectivas más altas (Ritter, 2000), lo cual resultaba un contrasentido en un contexto donde se requería la generación de nuevos puestos de trabajo en medio de la crisis económica. Si acaso más contradictoria resultaba la apertura restringida a actividades muy simples, de escaso valor agregado en su mayoría, aunque algunas resultasen muy lucrativas en virtud del particular contexto cubano de esa época. Condicionantes de ese tipo impidieron mejorar los retornos de la otra inversión sustancial de la Isla: el capital humano.

Consolidar un nuevo modelo

Si el pasado supuso obstáculos en gran medida insalvables para el crecimiento económico en Cuba en el marco del modelo vigente, el futuro se avizora todavía más desafiante. La década que transcurrió entre 2010-2019 pudo sentar las bases de la transición a otro modelo productivo que ofreciera mejores oportunidades para la fuerza de trabajo. Era esencial consolidar un nuevo modelo justamente cuando el bono demográfico se extinguía. El período que va desde la inauguración de la presidencia de Barack Obama hasta su visita a la Isla, en marzo de 2016, se puede considerar el más favorable que ha disfrutado Cuba en términos de las condiciones externas para su desarrollo, por lo menos desde 1985. Sin embargo, las políticas domésticas no se modificaron suficientemente como para aprovechar esa oportunidad única.

Cuando se anuncia el proceso de “actualización” las tendencias del mercado laboral eran ya preocupantes. Se advertían los primeros efectos del bajo crecimiento poblacional y la emigración sostenida. La población en edad laboral apenas crecía y los ocupados en el sector formal se habían estancado. Se comenzaba a observar una brecha creciente entre ambos.

En aquel momento, uno de los anuncios que recibió mayor atención fue la propuesta del gobierno para reducir el empleo en el sector público en unos 1,5 millones de puestos de trabajo. La noticia fue llamativa por varias razones. El tamaño de lo estatal es uno de los sellos distintivos del proceso cubano posterior a 1959. No ha sido menos la obsesión con el dominio del sector público y de las empresas estatales en la estructura del empleo. A esto se añadió la implementación de un marco más flexible para los cuentapropistas en septiembre de 2010 (antes del propio Congreso del Partido Comunista en abril de 2011), lo que fue interpretado como una muestra de la decisión de colocar al país en el terreno de los cambios profundos.

Las reformas necesarias nunca se materializaron 

Se alcanzaron indudables avances en ciertas áreas, aunque siempre bajo la amenaza del retroceso. Entre 2009 y 2020, casi 1,2 millones de empleos fueron eliminados en el sector estatal, que incluye empresas estatales, servicios sociales y administración pública. En ese período, la población en edad laboral aumentó en 255 000 personas, que representan unos 177 000 empleos nuevos que se debían crear para mantener constante la tasa de desempleo con las tasas de actividad económica del período. El sector cooperativo y privado creó unos 726 000 puestos de trabajo netos en ese período, insuficientes para absorber la contracción del sector estatal y los nuevos arribos al mercado laboral.

clavos no bien martillados y martillo

Como consecuencia, se han expandido tanto el trabajo informal como la emigración. Todo indica que la intención era descargar al Estado de responsabilidades consideradas “excesivas” sin ampliar el espacio correspondiente para los ciudadanos y el sector privado. En un trabajo publicado en el mismo momento en que echaba a andar la reforma económica de Raúl Castro, el Banco Interamericano de Desarrollo advertía que uno de los lastres para la mejora de la productividad en América Latina proviene de la existencia de un enorme número de pequeñas empresas (muchas de ellas informales) ubicadas en actividades simples que no crecen (Pagés, 2010). El pequeño tamaño y el estancamiento se relacionaban con la imposibilidad de acumular, innovar y acceder a mercados externos.

La reforma(s) necesaria(s) nunca se materializó. Más de una década después, la situación ha empeorado. La población en edad laboral aumentó continuamente hasta 2015, hasta un máximo de 7,2 millones de habitantes, pero a partir de ese año se ha reducido más de un 2%, mientras que la edad media de los ocupados ha continuado aumentando.

Como consecuencia, la relación de dependencia demográfica[3] ha pasado de 524 en 2006 a 596 en 2021. Y se proyecta que alcance un valor de 807 en 2030. El propio gobierno ha reconocido que más de un millón de ciudadanos no tenía empleo formal, a pesar de tener capacidades para trabajar en uno. La pandemia de la COVID-19 solo ha acentuado una tendencia ya existente.

La emigración y el aumento de la edad media

La emigración no es nueva en el contexto cubano, pero los datos recientes son alarmantes. De acuerdo con las cifras oficiales cubanas, entre 1990 y 2020 la migración representó la salida de más de 910 000 personas. De acuerdo con datos de agencias de Estados Unidos. El número total de los que han salido de la Isla es mayor teniendo en cuenta todos los posibles destinos y los migrantes en tránsito. Esa cifra es muy superior al crecimiento natural de la población y se añade al decrecimiento demográfico de la franja de población en edad laboral. Se estima que casi el 80% de estos se ubican en la franja entre 15 y 59 años (Albizu-Campos & Díaz-Briquets, 2023).

siluetas de personas en diferentes colores

Todas las proyecciones indican un crecimiento negativo, tanto para la población en su conjunto como para el segmento en edad laboral. Esto redundará en un deterioro progresivo de la relación de dependencia. Las variables demográficas solo se modifican en el muy largo plazo, y sus tendencias se mantienen durante décadas. De hecho, un incremento repentino de la natalidad solo incrementaría la presión durante dos décadas como mínimo, dado el aumento resultante en la relación de dependencia. La buena noticia es que tanto la tasa de actividad económica como la productividad del trabajo pueden modificarse en el medio plazo si se implementan políticas efectivas.

¿Aumentar la tasa de actividad económica como remedio?

Una menor cantidad de personas en edad laboral, junto al aumento de su edad mediana, suponen una menor movilidad laboral. Esto es una mala noticia porque la estructura económica debe continuar cambiando, y ello implica el trasvase de fuerza de trabajo entre sectores. Por ejemplo, la demanda insatisfecha en la manufactura ligera, los servicios personales y al hogar, y los servicios a la empresa crean un enorme potencial de generación de empleos en esas actividades. Este proceso siempre es más difícil cuando el número de trabajadores es menor. Una mayor edad promedio genera fricciones adicionales para cambiar trayectorias profesionales e incorporar nuevas habilidades. Y esa necesidad requiere un nuevo enfoque del sistema educativo para orientarlo adecuadamente hacia el aprendizaje permanente, y el entrenamiento de trabajadores adultos.

Pero la menor disponibilidad en la franja de la edad laboral se puede compensar con el incremento de la tasa de actividad económica. En la actualidad, debido al avance de la transición demográfica, las políticas se orientan crecientemente hacia el aprovechamiento del denominado bono de género.

El estudio de la CEPAL mencionado identificaba a esta como una fuente muy relevante para Cuba, dado el escenario adverso en el plano demográfico. No obstante, incluso en el caso de los hombres, las tasas de participación en la ocupación formal se han contraído durante la última década. Los escasos incentivos monetarios y de desarrollo profesional que dominan el mercado laboral cubano constituyen un problema transversal que requiere ser atendido para revertir la tendencia actual. La materialización del bono de género supone la necesidad de considerar el aporte económico del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, y la urgencia de avanzar más rápidamente en la igualdad de género en el mercado laboral.

Con demasiada frecuencia las mujeres se concentran en categorías ocupacionales “femeninas” de acuerdo con la división sexual del trabajo. Asimismo, se mantiene la segregación vertical a partir de una mayor aglutinación de las mujeres en puestos de baja jerarquía, a pesar de contar con niveles de calificación similares a sus pares varones.  Si la brecha en las tasas de actividad económica entre ambos géneros se redujera a la mitad considerando los niveles de 2020, esto representaría alrededor de 300 000 trabajadores adicionales en el mercado laboral.

Se necesita una verdadera reforma

Por último, el aumento de la productividad del trabajo se presenta como la respuesta más duradera y sostenible al desafío del desarrollo en las nuevas condiciones, pero requiere un cóctel más complejo de medidas interrelacionadas con retroalimentación a lo largo del tiempo. Se pueden destacar dos dimensiones claves que han fallado en el pasado. Por un lado, es imprescindible aumentar la inversión en capital físico y humano. La disponibilidad de recursos no garantiza ganancias en este aspecto, como se demostró durante la bonanza de los 80. La planificación centralizada es especialmente defectuosa a la hora de generar eficiencia en la inversión productiva. La acumulación de capital requiere un marco regulatorio que la haga posible y la promueva sin ambigüedades.

El enfoque que ha predominado se basa en la ampliación del acceso al ahorro externo a través del crédito y la inversión extranjera. Si bien se puede mejorar el ambiente de negocios para continuar avanzado en ambos planos, lo cierto es que la efectividad en el uso de esos recursos sigue dependiendo del modelo económico.

Sin una verdadera reforma, la nación solo se endeudará peligrosamente. Además, se ha demostrado que la inversión extranjera, que no es gratuita, solo favorece el desarrollo en un marco de políticas públicas de clara vocación productiva y funciona como complemento del capital nacional. El problema ideológico para el modelo cubano es que equipara nacional a estatal. Por ese camino no hay solución a esta urgencia.

En un entorno adecuado, el sector privado tiene la capacidad de atender simultáneamente la necesidad de crear puestos de trabajo y de movilizar nuevas fuentes de capital que no están disponibles para el sector público. Todavía más importante: los emprendimientos exitosos generan los recursos para financiar su desarrollo futuro. La capacidad de creación de empleo se puso de manifiesto desde 2010, en condiciones retadoras. Debido a la naturaleza de estas actividades, la inversión necesaria por puesto de trabajo es varios órdenes menores a la norma en las grandes empresas estatales e incluso en los negocios con capital extranjero.

La productividad del trabajo también dependerá de una mejor correspondencia entre la formación de la fuerza de trabajo y los empleos disponibles. Cualquier política dirigida a aumentar la dotación de capital humano debe considerar esta condición. Por ello, es imprescindible garantizar este emparejamiento, ampliando el acceso del sector privado a las actividades más complejas. Se trata de más y mejores empleos. El aumento de la productividad proveerá recursos y liberará trabajadores para garantizar los cuidados que requiere una franja creciente de la población sin comprometer el crecimiento económico a largo plazo.

Conclusión

Este escenario no tiene que condenar a la Isla a una senda perpetua de bajo crecimiento y empobrecimiento generalizado. Sin embargo, mitigar los efectos negativos y aumentar el potencial de crecimiento a largo plazo sí supone una ruptura, en algunos casos radical, con el paradigma actual. Si la Isla puede adentrarse en esta senda es una pregunta que solo tiene respuesta en el plano político.

Referencias

Albizu-Campos, J. C. (2019). Hacia una política de población orientada al desarrollo humano. En R. Torres, & D. Echevarría, Miradas a la Economía Cubana. Un plan de desarrollo hasta 2030 (págs. 123-136). La Habana: Ruth Casa Editorial.

Albizu-Campos, J. C., & Díaz-Briquets, S. (23 de Febrero de 2023). Cuba y la emigración. La salida como voz. Obtenido de Cuba Capacity Building Project.

Bértola, L., & Ocampo, J. A. (2012). The Economic Development of Latin America since Independence. Oxford: Oxford University Press

Figueras, M. A., & Pajón, D. (2021). Pensar el turismo en Cuba en una etapa poscovid. En R. Torres, & D. Echevarría, Miradas a la Economía Cubana. Elementos claves para la sostenibilidad. (págs. 115-130). La Habana: Ruth Casa Editorial.

Martínez, C., Miller, T., & Saad , P. (2013). Participación laboral femenina y bono de género en América Latina. Santiago de Chile: CEPAL.

Pagés, C. (2010). The Age of Productivity. Transforming the economies from the bottom up. New York: Palgrave Macmillan.

Palacios, J. C. (2021). Internal and external constraints of the Cuban Productive Sector. Growth and Change, 52, 492-517.

Ritter, A. (2000). El régimen impositivo para la microempresa en Cuba. Revista de la Cepal, 145-162.

Vidal, P. (2020). Where the Cuban economy stands in Latin America. Cuban Studies, 49, 97-118. 

[1] Beneficio económico asociado a un incremento de la participación femenina en el empleo formal teniendo en cuenta que históricamente se verifica una brecha en las tasas de actividad económica por género. 

[2] El valor de las máquinas, equipos, herramientas e infraestructura física como carreteras, líneas telefónicas o puertos disponibles como promedio por cada empleado en la economía.

[3] Es una medida gruesa de la oferta de trabajo potencial. Mide la cantidad de personas dependientes (fuera de la edad laboral) en relación con los que tienen edad para trabajar.

¿Tenemos poca tierra en Cuba?


La producción agropecuaria ha sido y es una de las grandes debilidades de la economía cubana. Lo fue incluso en los años en que recibió ingentes recursos.




Cuando miramos los objetivos priorizados para 2023 por el Ministerio de Economía y Planificación (MEP), sería difícil no estar de acuerdo con ellos, al menos en mi opinión. De hecho, todos esos objetivos atraviesan de manera transversal la economía y la sociedad cubanas.


No obstante, es extraño no ver un objetivo priorizado asociado directamente al sector productor de alimentos y, específicamente, al sector agropecuario.

La producción agropecuaria ha sido y es una de las grandes debilidades de la economía cubana. Lo fue incluso en los años en que recibió ingentes recursos —humanos, de inversión y de equipos—, junto a un esfuerzo de creación de instituciones de ciencia y tecnología más que significativo.

Para la década de 1980 el peso del sector estatal en la agricultura alcanzó el 82 %. Entre los años 1960 y 1975, la participación de las inversiones agropecuarias en la inversión bruta total fue de alrededor del 30 %, mientras que entre los años 1976 a 1992 estuvo alrededor del 21 %.

El crecimiento de la producción bruta agropecuaria entre 1960 y 1989 fue de alrededor del 2,5 %. Algunos datos de esos años dan cuenta del agotamiento de un modelo de producción extensivo, basado en relaciones verticales y altamente centralizado.

Por ejemplo, el rendimiento de los fondos básicos (pesos producidos sobre el valor de los fondos básicos) que en 1975 fue de 2.20, se redujo hasta 0,6 en el período 1986-1990; mientras la dotación de fondos por trabajador, que en 1975 fue de 2 480 pesos, alcanzó en entre 1986 y 1990 los 10 002 pesos, mientras que la producción bruta apenas creció en 1,3 %.

Es bueno recordar que en el período que va de 1959 a 1989 se duplicaron las tierras bajo cultivo, se asistió a un poderoso proceso de mecanización y quimización que mejoró sustancialmente las condiciones de trabajo y se crearon más de 40 centros de investigación en prácticamente todas las ramas agropecuarias.

He traído a colación esta parte de la historia económica para enfatizar que no es solo la falta de recursos lo que influye en los resultados del sector. Factores de otra índole parece que también han tenido influencia decisiva en que el sector agropecuario cubano quede siempre lejos de las expectativas y se convierta en el “soldado más lento de la columna”, con impactos negativos en la dinámica de toda la formación.

La tierra, el mar y las aguas interiores son las fuentes primarias de prácticamente todos los alimentos en el planeta, incluido este pequeño archipiélago de apenas 11 millones de hectáreas de tierra, de las cuales el 57 % puede ser considerada superficie agrícola. Utilizar de forma adecuada los recursos naturales es indispensable. Hacer que produzcan para hoy y para el futuro es económica y políticamente estratégico.

El Anuario Estadístico de Cuba deja conocer, al menos en parte, cómo utilizamos ese preciado recurso.


Pero el Anuario además sorprende, porque los datos (referidos a 2017) dicen que de toda el área agrícola se cultivaba apenas el 43 %, proporción relativamente baja si se considera la dependencia de la importación de alimentos que el país ha padecido y padece.

De 2017 a 2022 es probable que la superficie cultivada no se haya incrementado. Para aquella fecha, de la superficie agrícola en manos de empresas estatales se cultivaba el 27 %, mientras en el sector no estatal se cultivaba el 51 %.

En 2017, aún sin Trump y sin pandemia, el aprovechamiento de la tierra agrícola no alcanzaba el 60 % en ninguna de las formas de tenencia, y eran las UBPC las de mayor aprovechamiento, con un 56 %. En otras palabras, el sector agropecuario cubano llega a los años de profunda crisis (2020-2021) arrastrando déficits significativos.

En nuestros días el sector agroalimentario ha sido identificado en las diferentes actualizaciones de la estrategia como un sector estratégico, valga la redundancia. Desde hace poco más de un año se lanzó un programa de 63 medidas para impulsar su dinamización. Las medidas abarcan desde lo organizativo hasta lo financiero, y se materializan en más de 600 acciones. Pero la tarea es grande.

El sector agropecuario recibió en el período que va de 2017 a 2021 el 2,78 % de la inversión realizada en el país, mientras la pesca apenas recibió el 0,37 %. Mejorar la asignación de inversiones hacia estos dos sectores parece ser una prioridad. Atenderla no debería ser demorado aún más.

Pero inyectar recursos en un sector es solo una parte del asunto; la otra parte, sin duda, es propiciar un entorno de negocios donde esos recursos puedan ser aprovechados eficientemente.

Según el informe del Ministerio de Economía a la Asamblea Nacional para 2021, los resultados de las actividades primarias estaban al -32,8 % del año 2019. Es una deuda grande la que hay que saldar. El mismo reporte evidenciaba que, con excepción de uno de ellos, en un grupo de productos agroalimentarios los planes de producción de incumplieron, en varios casos, por debajo del 50 %.

Según Naciones Unidas, el mínimo absoluto de tierra cultivable para abastecer de manera sostenible a una persona es de 0,07 hectáreas. Nuestro país tiene 0,27 hectáreas, esto es 3,85 veces la tierra necesaria.

¿Es mucha o es poca la tierra agrícola con que contamos? Es una pregunta que siempre hago a mis estudiantes de la carrera de Economía. Como ocurre en cada curso, en este hubo diversidad de opiniones.

Una de mis alumnas construyó una tabla utilizando diversas fuentes, de la cual reproduzco una parte. Los datos que tenía disponibles corresponden a 2017.


Obviamente, los datos correspondientes al valor agregado por trabajador, para el caso de Cuba, están afectados por la tasa de cambio vigente en aquellos momentos, que era de 1 peso igual a 1 dólar. Si multiplicáramos por 24, serían 112 769,76 dólares por trabajador, mucho más cercano a los valores de otros países, pero aún de alrededor del 50 % de lo alcanzado en aquellos. De todas formas, esa multiplicación no resuelve el déficit de producción y oferta autóctona de productos agropecuarios que hoy afecta toda la economía y, en especial, a la población.

No, no tenemos poca tierra; tenemos mucho más que la suficiente para producir alimentos de forma sostenible. No somos un país mal dotado en estos recursos naturales. Por eso hay que lograr, con buenas políticas públicas, coherentes con el propósito de lograr un país próspero, que los recursos de los cuales tenemos lo necesario y más, produzcan lo que deben producir.

Marrero Cruz: El país necesita del turismo. Comentario HHC

 Cuba se propone lograr este año el arribo de 3,5 millones de visitantes como parte de las metas e indicadores del Plan 2023 en el sector

Nuestro país ya ha recibido hasta marzo más de 700 000 visitantes extranjeros. Foto: Rodolfo Blanco Cué

La situación actual de Cuba necesita del turismo y de los ingresos que este pueda aportar a la economía nacional, por lo que, a pesar de todas las adversidades que enfrenta el sector, hace falta hacer más para poder generar más divisas y resolver los problemas del pueblo, indicó, este martes, Manuel Marrero Cruz, miembro del Buró Político del Partido y primer ministro.

Al presidir, desde la sede del Palacio de la Revolución, la reunión de balance anual del Ministerio del Turismo (Mintur) –en el cual también estuvieron presentes Yudi Mercedes Rodríguez Hernández, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefa de su Departamento de Atención a los Servicios; Juan Carlos García Granda, ministro del Turismo; además de los principales cuadros del Mintur, entre otros invitados– el Jefe de Gobierno recordó que la COVID-19 multiplicó por cero este sector estratégico, que actualmente continúa en el empeño de recuperar los niveles prepandémicos, en medio de serias dificultades.

Para lograr tal objetivo, recalcó Marrero Cruz, es imprescindible tener bien establecidas las prioridades de trabajo; dejar a un lado el concepto de «así es como siempre lo hemos hecho», porque estamos obligados a hacer cosas diferentes; y revisar y establecer un sistema de trabajo diferente y a tono con los tiempos que vivimos, para que de verdad se logren mayores impactos y resultados en el sector.

En el informe presentado por el organismo, que resume los resultados y los principales problemas en 2022, se detalló que el sector se propuso como meta alcanzar la cifra de 2,5 millones de turistas, de la cual se lograron 1 014 087 visitantes, el 64,6 % del plan, representando el 37,8 % de los visitantes totales del año 2019 y el 42,3 % de los recibidos por vía aérea ese mismo año.

Se evidenció un crecimiento de 4,5 veces respecto al año anterior, pese a la difícil coyuntura internacional, el bloqueo económico y el continuo incremento de las medidas coercitivas del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba para entorpecer el desempeño económico del país y promover una imagen desestabilizadora para la Isla, con sus respectivas consecuencias.

Ejemplo de ello, se citó, ha sido mantener a la Mayor de las Antillas en la unilateral e ilegítima lista yanqui de países patrocinadores del terrorismo, y las prohibiciones de los viajes de los estadounidenses a nuestro país; y privar del derecho del uso del Programa de Exención de Visas (ESTA) a los ciudadanos de otras naciones si se demuestra que accedieron a la Isla.

Se precisó en el documento que, aunque los indicadores económicos, tales como ingresos turísticos, eficiencia, utilidad e ingreso medio fueron cumplidos, el objetivo de lograr ingresos por valor de 1 066.8 millones de dólares por exportación de servicios, se vio también afectado a consecuencia del no cumplimiento de la cifra de arribo de visitantes extranjeros.

Aunque se apreció una recuperación respecto al periodo anterior, no fueron pocas las dificultades e ineficiencias que afectaron el desempeño de la actividad turística en el pasado año.

De acuerdo con el informe, hubo problemas en el sector del transporte y la aviación, relacionados con la calidad de los servicios y la disponibilidad de combustible, entre otros aspectos, que perjudicaron el desarrollo del turismo.

También se detectaron serias afectaciones en la logística, por la no disponibilidad financiera de forma oportuna, que ha implicado retrasos de las materias primas para la producción nacional, productos de consumo importados y ciclos logísticos ralentizados.

El plan de inversiones, los servicios técnicos, los negocios y el capital humano, entre otros indicadores, igualmente se vieron afectados por problemas objetivos y subjetivos.

Al reflexionar sobre varios aspectos del informe, el Primer Ministro advirtió que la situación actual del país no se va a resolver a corto plazo, por lo que todos los sectores, incluido el turismo, tienen que buscar soluciones alternativas e innovar.

En el caso de este sector estratégico, Marrero Cruz hizo un llamado a emplear vías como la autogestión de recursos, la posibilidad del uso de tierras para el abastecimiento de alimentos imprescindibles en el servicio al cliente y el aprovechamiento de proveedores dispuestos a financiar e importar materias primas.

Indicó la atención a las quejas de los turistas por deficiencias en el servicio, la falta de diálogo con los trabajadores, la ausencia de animación turística y actividades nocturnas en los hoteles, las inversiones paralizadas desde hace tiempo, el maltrato a los socios del sector que operan en el país, y las ilegalidades, entre otros fenómenos.

No podemos permitir que nos sobrepasen los problemas, insistió el Jefe de Gobierno, al tiempo que recomendó continuar buscando negocios beneficiosos para el desarrollo del turismo en Cuba, promover cuadros emprendedores, seguir explorando nuevos incentivos en el tema comercial, y dar un vuelco en materia de imagen y publicidad con mayor innovación y creatividad.

CUBA SE PROPONE AUMENTAR EL INGRESO DE TURISTAS ESTE AÑO

Como parte de las metas e indicadores del Plan 2023 en el sector, Cuba se propone lograr este año el arribo de 3,5 millones de visitantes, con mucho trabajo, entrega y compromiso con la tarea, se destacó en el informe de balance anual.

En tal empeño, para el primer semestre del año, se ha previsto alcanzar 1 842.7 visitantes, cifra a la que se pronostica llegar en julio, y que ya va por más 700 000 hasta marzo.

El Plan 2023, además, se caracteriza por un crecimiento del 116,8 % en el arribo de visitantes, y del 79,9 % en turistas extranjeros por días; en tanto la exportación de servicios se proyecta a 1 232.5 millones de dólares, a un 56 % superior a 2022 y a un 56,5 % del nivel alcanzado en 2019.

Se destacó que para cumplir estos indicadores e incrementar la calidad y competitividad del destino cubano, existe un sistema de trabajo con responsables y criterios de medidas bien definidos.

Sobre la próxima Feria Internacional del Turismo, que se celebrará en mayo, se realizó un llamado a ponerle todo el empeño que lleva para impulsar al sector.

Comentario HHC:  En el escrito hay problemas de datos, conceptos y redacción. Lo resaltado en amarillo son las "joyas".

1- Los visitantes recibidos en el 2022 fueron 1 614 087 según la ONEI y no 1 014 087 como se divulga, era fácil detectarlo con el % de cumplimiento que reflejaron. Lo peor es que tanto a Granma como Cubadebate se los comunique y ahi sigue el error. Poco favor le hacen al turismo.


2 - Cuando se plantea que los indicadores tales como ingresos turísticos, eficiencia, e ingreso medio fueron cumplidos , para decir después que los ingresos por servicios de exportación, también fueron incumplidos. Se presta no sólo a confusión, sino que conceptualmente la eficiencia se mide por indicadores, no es un indicador como tal, y además si se cumplen los ingresos turísticos , ¿ qué se incumplió en los ingresos por servicios de exportación? Algo está mal redactado y no bien informado.

3- Se dice que las inversiones tuvieron también problemas de ejecución, pero hay, según el NTV , 13000 habitaciones fuera de orden ( supuestamente había un plan en plena pandemia para recuperar las 9 000 existentes y tenerlas al día cuando se reiniciara la actividad turística), eso es el equivalente a 65 hoteles de 200 habitaciones cada uno.

Video de NTV sobre el Balance cortesía del Dr. Jose Luis Perelló

Los economistas rusos le proponen a Cuba un plan que permita cambios económicos

 Sputnik


© Sputnik / Miguel Fernández Martínez

MOSCÚ (Sputnik) — Los economistas rusos propusieron un plan que permita llevar a cabo reformas de mercado en Cuba, basado en el desarrollo de empresas pequeñas y medianas, reveló a Sputnik el comisionado del presidente de Rusia para la protección de los derechos de los empresarios, Boris Titov.

"Los economistas rusos le ofrecieron a Cuba un plan de cambios de mercado que conserva el apoyo social. La reforma económica la pueden y deben promover las pequeñas y medianas empresas. En Cuba las pymes equivalen a las empresas privadas, ya que el Estado controla todas las áreas estratégicas", indicó el también jefe del consejo empresarial ruso-cubano.

Hasta ahora, según Titov, las pymes en Cuba se encuentran en una etapa inicial de desarrollo, pues les corresponde un 7% del PIB, en ellas trabaja alrededor de una cuarta parte de los empleados, así como garantizan cerca del 11% de los ingresos fiscales. 

"Se enfrentan a muchos problemas: la dificultad para acceder a un crédito, los altos impuestos, los problemas con la tasa de rendimiento debido a los precios de algunos bienes, que se fijan mediante directivas, y el precio de otros bienes, limitado por los bajos salarios en el sector público. En muchos sentidos, las pymes cubanas están en la sombra", subrayó.

Sin embargo, su participación real en la economía cubana, en opinión de Titov, puede ser mucho mayor.

"Para ello es necesario modificar los factores clave. En particular, crear un régimen fiscal más suave y flexible. La fuerte flexibilización de las condiciones fiscales debe ir acompañada de un 'blanqueo' igualmente significativo de la economía", afirmó el Comisionado.

En opinión del experto ruso, "la cuestión fundamental de la reforma sigue siendo la gestión de los precios", factor que está estrechamente vinculado a la política de cambio de divisa. La regulación "estricta" de esas transacciones provoca, según el funcionario, "la baja rentabilidad de las empresas, el déficit de productos básicos", así como el mercado negro. 

"A diferencia de la 'terapia de choque' que tuvo lugar en Rusia, la transición a la libre formación de precios en Cuba debe realizarse de una manera gradual, y tiene que estar bien preparada", concluyó Titov.

Rememorando el Informe Solchaga: alternativas económicas desde la década del 90

Recomendaciones hechas en 1993 parecen recién redactadas. ¿Se necesitan más diagnósticos?

En las últimas semanas ha circulado la noticia sobre la propuesta del Instituto de la Economía de Crecimiento Stolypin de Rusia, para estudiar y hacer recomendaciones sobre el camino a futuro de la economía cubana. Se trata de algo curioso; ya que, a lo largo de estos años, se ha producido una profusa literatura sobre el estado de la economía cubana y las recomendaciones a realizar y, sin embargo, pocas veces se reconoce esa literatura académica. Hay que recordar los informes de la CEPAL, de diferentes Universidades de los Estados Unidos, como Harvard, Columbia, American University entre otras, de Diálogo Interamericano en Washington, sumado a las publicaciones de los centros e Institutos cubanos como el Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (INIE), la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana, entre otros.

Pocos recuerdan que en el año 1993 bajo el Gobierno de Felipe González, visitó Cuba e hizo un informe sobre el estado de la economía cubana y las medidas para su relanzamiento el ex ministro español Carlos Solchaga Catalán, del Partido Socialista Obrero Español, quien fuera Ministro de Industria, y posteriormente Ministro de Economía y Hacienda. Solchaga realizó estudios en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y en 1968 obtuvo el doctorado en Ciencias Económicas.

¿Cuáles fueron las conclusiones del llamado Informe Solchaga sobre Cuba?

La primera de ellas planteaba que la situación de la economía cubana en 1993 era la más compleja desde 1959; ya que la desaparición de los países socialistas había provocado en ella una abrupta disminución de los flujos financieros, así como la virtual desaparición de la mayor parte de sus mercados de exportación. Además, que el deterioro de la relación real de intercambio supuso el forzoso abandono del sistema de precios que regía en las relaciones comerciales con el bloque socialista, y esa contracción de sus mercados tradicionales de exportación no pudo ser compensada por un paralelo aumento de relaciones comerciales con las economías de mercado. 

Resulta llamativo que el informe, de hace treinta años, parece recién redactado. Parte de sus apreciaciones están vigentes hoy. Me pregunto si se necesitan nuevos diagnósticos o lo que se necesita es poner en marcha algunas de esas recomendaciones. 

A continuación, citas textuales de ese informe: 

…dos factores que parecen como muy relevantes a la hora de explicar este decepcionante comportamiento son, de una parte, que gran parte de la estructura industrial cubana ha sido desarrollada a fin de explotar unas ventajas comparativas que son inexistentes tan pronto como las relaciones comerciales se realizan a precios de mercado, y, de otro, que el paso del tiempo ha ido deteriorando la eficiencia productiva del sistema acortando exponencialmente su viabilidad. 

La ausencia de financiación externa ha venido igualmente a comprometer la sostenibilidad del sistema.

Dado el relativamente elevado grado de dependencia externa de la economía cubana, esta abrupta contracción de la capacidad importadora ha debido plasmarse en una contracción acumulada de la producción.

Esta brutal caída del PIB se ha traducido en un no menos evidente empeoramiento del nivel de vida de la población, así como en un progresivo y concatenado deterioro de todos los equilibrios económicos: crecimiento exponencial del desequilibrio presupuestario, correlativo aumento de los excesos de liquidez del sistema, agravamiento de la inflación reprimida y signos evidentes de que los incentivos económicos al trabajo y a la eficiencia son actualmente muy tenues e inestables.

Tampoco hay ningún elemento en el contexto doméstico cubano que permita mantener la hipótesis de que, sin cambios y reformas profundas, la economía cubana puede volver a reencontrar la senda hacia la prosperidad. Desafortunadamente, más bien parece que la actual situación, en caso de no ser afrontada con coraje, tiene una dinámica explosiva que conduce a una rápida desintegración del sistema y a la pérdida de los logros obtenidos por la sociedad cubana en los últimas tres décadas y media

La legítima aspiración de las autoridades cubanas a preservar lo que consideran las conquistas de la Revolución no está́ irremediablemente reñida con la necesidad de introducir urgentemente medidas que reestructuren el patrón productivo cubano y lo adecuen a la realidad internacional, aumenten la eficiencia y la competitividad de la economía cubana, y restauren los principios éticos e incentivos económicos sobre los que se asienta todo sistema productivo saneado.

Por tanto, en nuestra opinión, si existiese voluntad política para emprender el camino de las reformas, la restructuración de la economía cubana puede ser razonablemente rápida y capaz de conciliar los objetivos de equidad y solidaridad con los requerimientos de eficacia productiva y competitividad que le exige su inserción en la economía mundial. De lo que se trata es de asegurar los mismos objetivos, pero utilizando otros instrumentos y políticas. En particular, lo que parece absolutamente imprescindible es reformar en profundidad el actual sistema productivo de economía planificada y el inconsistente conjunto de reglas de juego que aquel conlleva

Personas asisten a una feria de alimentos y de ropa reciclada en una de las calles de La Habana. Foto: Yander Zamora/ EFE.

Una de las explicaciones (que además vienen planteándose desde hace tiempo por economistas cubanos e inclusive por las autoridades) es que una causa fundamental de las dificultades cubanas es la poca oferta de productos. En ese sentido el analista español se refería a lo siguiente:

Para estimular la oferta nacional parece ineludible aceptar que: 

(1) Se debe corregir la espectacular distorsión que hoy existe en la estructura de precios relativos de la economía cubana. 

(2) Se debe legalizar la aparición de la iniciativa privada en áreas determinadas del aparato productivo. En especial, en el ámbito de las labores auxiliares de la construcción y la reparación de viviendas, en la esfera de la distribución minorista, en la producción de alimentos, y en el campo de los servicios personales, el potencial para la aparición de una variada oferta de bienes y servicios que absorbiese los saldos monetarios hoy ociosos parece muy evidente. 

Otras de las ideas esbozadas en el informe planteaban:

Dado que la oferta exportadora cubana tiene muy poco margen de aumento a corto plazo —debido precisamente a la interrupción en el suministro de inputs intermedios y la escasa capacidad que habría de reconocerse a la economía cubana para ganar de inmediato cuotas de mercado— la anteriormente descrita necesidad importadora exige tomar medidas de política económica que afecten a la cuenta de capital de la balanza de pagos cubana, y completen la capacidad de generación de divisas de su balanza corriente. 

La razón de ello es que, si bien es cierto que existe un auténtico potencial exportador en el Sector Turístico, no debería sobrevalorarse la capacidad de generación neta de divisas de esta actividad a la vista del alto contenido de importaciones a la que le fuerza la ineficiencia generalizada del resto de la economía.

Enfrentados a esta situación parece irremediable que el grueso de la financiación externa tenga que venir: 

(1) De una reanudación de los créditos financieros a Cuba, para lo que sería imprescindible que las autoridades cubanas, dentro del marco del Plan de Reformas, consiguiesen desatascar su actual situación en el Club de París y en el Club de Londres. 

(2) De una mayor captación de inversión extranjera, lo que, en todo caso, requerirá un tiempo del que Cuba no dispone. 

(3) De una privatización parcial de alguno de los activos sólidos de la economía cubana. La venta internacional de una parte de las acciones de una compañía holding que agrupe intereses del sector azucarero o turístico sería una clara y prometedora opción.  

(4) De créditos de organismos internacionales (FMI, Banco Mundial o Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo), tras ingresar en dichas instituciones y satisfacer los criterios de condicionalidad económica y política que en ellos rigen. 

Planteaba el informe que debía realizarse una profunda revisión del tamaño, composición y financiación del Presupuesto Estatal. Para defender los logros de la Revolución en el campo de la sanidad y la educación era necesario que se produjera una sustancial rebaja en las subvenciones que ahora perciben las empresas no rentables.

Hay que recordar que al cierre del año 2022 existían cerca de 500 empresas irrentables en la economía cubana.

El Informe distinguía tres grandes tipos de empresas en la estructura productiva cubana en 1993: 

(1) Empresas que nunca podrán ser rentables a precios internacionales. 

(2) Empresas que podrían ser razonablemente competitivas si no estuviesen forzadas a soportar plantillas sobredimensionadas. 

(3) Empresas que están en el umbral de rentabilidad o que incluso ya son rentables, pero que podían serlo más si no tuviesen que estar pagando un sobrecosto por las ineficiencias del resto del sistema productivo. 

En su opinión, si Cuba quería prosperar, debía prescindir de las primeras, reducir las plantillas en los segundos y liberar a las terceras de sus actuales lastres. 

Una mujer sentada en una tienda. Foto: Yander Zamora/EFE.

El informe concluía con el siguiente subtítulo:

Los riesgos de la tibieza o parcialidad de las reformas

La dificilísima situación de la economía cubana no permite, en nuestra opinión, ni diferir en el tiempo las reformas necesarias, ni adoptar un enfoque excesivamente gradualista, ni concentrar las reformas en un puñado de sectores económicos

Estamos persuadidos de que sería un error que habría de tener altísimos costes para el bienestar de la sociedad cubana, pensar que los actuales problemas se resuelven tan solo fomentando la actividad de aquellos sectores con mayor y más rápida capacidad de generación de divisas, dejando inalterado el resto de la economía. Si esa fuese la estrategia que se adoptara, las ineficiencias del resto del aparato productivo acabarían estrangulando el desarrollo de los sectores elegidos, ya que el irremediable proceso de integración vertical de actividades que ese escenario conllevaría, con toda certeza, conduciría a ineficiencias que arruinarían sus ventajas comparativas. 

La economía cubana es lo suficientemente compleja y sofisticada como para que su sostenimiento exija algo más que algunos sectores de enclave. Aunque el turismo, el sector azucarero y otros sectores pueden inicialmente liderar el proceso de restructuración, es imprescindible que ese desarrollo cuente con el apoyo de nuevas actividades e iniciativas que vengan impulsadas por la totalidad de la sociedad cubana, y no solo por el Estado o sus empresas. En cierto sentido cabría decir que si la Revolución consiguió́ erradicar el analfabetismo, elevar el nivel cultural de los cubanos y eliminar la corrupción, ahora es el momento de que la nueva y más avanzada sociedad cubana, desembarazada de restricciones legales, defienda con sus iniciativas y esfuerzos los logros cosechados en tres décadas y media de Revolución. Que, en definitiva, las conquistas del Socialismo hagan posible preservar los ideales de la Revolución

La globalidad de la reforma es, en nuestra opinión, un ingrediente esencial del éxito. Pero no es el único requisito. También hace falta que las medidas se adopten con la máxima urgencia. Que se hagan antes de que el deterioro económico desemboque en una irreversible degradación y caos que comprometa la confianza de la nación en sí misma y erosione el liderazgo de sus dirigentes. 

En la actual situación económica la pasividad o el empeño en reformas parciales equivale, con toda probabilidad, a confiar en que sea el exterior quien imponga la filosofía, ritmo e intensidad de las reformas. 

En conclusión, hace treinta años se hizo un diagnóstico y se esbozaron algunas líneas de funcionamiento: muchas se pusieron en práctica; pero otras se aplazaron durante demasiado tiempo. Todavía se sigue pensando en la llamada empresa socialista estatal, sin comprender que el Estado debe concentrarse solo en las actividades estratégicas del país; que es mejor pensar en empresas públicas; que las empresas irrentables estatales dejen de funcionar, y pasarlas a otras formas de propiedad; que no debe mantenerse el monopolio estatal del comercio exterior. Además, que no puede concebirse el desarrollo sin pagar deudas del pasado, lo cual provoca reticencias para invertir por parte del capital externo, por más que se haga un esfuerzo publicitario. La lista es inmensa.

Más que buscar instituciones que ayuden a trazar la ruta a futuro; el camino no es sino el mismo recorrido por los países que han avanzado en los últimos treinta o cuarenta años; es decir, un mayor papel de las relaciones de mercado, sin renunciar al proyecto que se ha intentado construir. Vietnam logró avanzar hacia el desarrollo y el punto de partida era más bajo que el cubano. Cuba puede intentarlo; aunque no seamos asiáticos.