Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 8 de abril de 2023

Las pyme

 Por Juan M Ferran Oliva

En septiembre de 2021 el Decreto-Ley 46 autorizó la creación de pymes en Cuba. Con ello se legalizaron los  trabajadores por cuenta propia conocidos con el esperpéntico calificativo de  cuentapropistas. Constituían un conveniente complemento a la rígida estructura productiva estatal heredada.  La medida forma parte del cambio de 180º experimentado por la economía en su actual renovación y. en particular, en su intento por superar la crisis sin par que padece[1].

Pyme es un acrónimo lexicalizado a partir del largo titulo de micro, pequeña y mediana empresa. Tiene características especiales y ha invadido el mundo económico. Predomina el comercio minorista y de servicios. En Europa y América suelen abarcar más del 70% del empresariado. La actividad industrial les queda grande debido a que por lo general requiere inversiones considerables.

En Mercosur, para micros, pequeñas y medianas empresas, el número de empleados suele moverse entre 10 y 250 y los capitales empleados no pasan, en el mejor de los casos, de los US$ 10 millones. En la Unión Europea los asalariados alcanzan un máximo de 50, en este caso con una facturación de hasta 50 millones de euros anuales.

La pequeñez de las pyme les veda la posibilidad del desarrollo e investigación y dependen de resultados externos y del empirismo. Su acceso a mercados internacionales es limitado. La financiación les resulta más difícil en comparación con las grandes empresas. Sus empleados suelen ser de baja calificación debido al propio carácter de los negocios acometidos. La acometividad es su gran ventaja.

Hasta enero del año en curso han sido aprobadas en Cuba unas 6.500. La mitad son pequeñas empresas y el resto micros y medianas por igual. Alrededor de un 48% radican en la capital. Al sumársele las 2.000 estatales se tiene que las ¾ del total de empresas del país corresponde a esta categoría.

El periodo especial iniciado a fines de 1990 intentó remediar lo irreparable. La tibia apertura surgida a su calor permitió la incorporación limitada de trabajadores por cuenta propia. Fue frenada en el entorno de 1994 con la retención de aprobaciones y la eliminaban de algunas licencias existentes. En 2010 se recuperó la situación y en 2018 la ocupación generada por los particulares ascendía a 588.000 personas, el 13% de los puestos de trabajo.

Tres años más tarde el Estado aprobó  las pyme. Les concedió  ventajas relativamente estimulantes en el aspecto fiscal y en los términos de contratación.  Tiene también su restricciones. Se exige que el empresario sea residente en Cuba y no posea más de una pyme. Sus exportaciones e importaciones están controladas por intermediarios estatales. Los limites al personal empleado son de hasta 100 como máximo  y deben respetar los salarios legales establecidos. Su única forma de constitución es la de responsabilidad limitada (SRL)[2]. Aportan al presupuesto mediante impuestos. Además contribuyen a la seguridad social, tanto como las entidades estatales. El objeto social excluye a las referidas a la salud, energía, defensa, telecomunicaciones, prensa y otras áreas consideradas estratégicas.

A pesar de las limitaciones el resultado de las pyme es positivo y evidente en la generación de empleo, el incremento a la escuálida oferta a la población y el complemento a actividades de las empresas estatales, entre otros. Pero el éxito conspira contra ellas.

Su existencia no es apacible y cuentan con enemigos dentro de la cumbre del poder[3]. Les achacan que son demasiadas en comparación con las empresas estatales También argumentan en su contra que el objeto social es demasiado amplio  Otro criterio negativo es que están desvinculadas de las necesidades de los territorios. Para colmo les atribuyen el desvío de remesas que eran manipuladas por entidades estatales e incluso se las vincula a la inflación.

Muchas pymes han llenado espacios de la economía estatal a pesar de que no forman parte del plan. Obstaculizar su desarrollo equivale a perder oportunidades y en nada contribuye a mejorar la proverbial ineficiencia estatal.

En ocasiones he formulado como probable la existencia de  un debate entre conservadores y aperturistas en las altas esferas. La relevada discrepancia respecto a las pyme  convierte dicha posibilidad  en certidumbre.

Algunos piensan que la apertura puede conducir al capitalismo. Otros, por el contrario, la creen indispensable para salir  del pantano económico que da alas a la plutocracia.  El miedo histérico al capitalismo puede conducir a su regreso. Además, la población tiene limites de resistencia y no pocos piensan que 60 años de espera es demasiado tiempo.

Es cierto que las pyme y los trabajadores autónomos propician desigualdades sociales expresadas con el coeficiente de Gini. Este indicador  es útil para denotar las diferencias en el ingreso en países capitalistas. Pierde sentido en aquellos Estados que  ponen al ser humano como objetivo en lugar de la ganancia. En tales casos la desigualdad social es un imperativo nacido del propósito de estimular la actividad económica y evitar el igualitarismo. El caso de China es ejemplo de ello.  Hace ya 20 años se estimaba que  unos 12 millones de chinos habían acumulado fortunas multimillonarias. Ello representaba algo menos del 1% de la población de la nación. En sentido contrario unos 300 millones de personas escapaban de la pobreza absoluta y la clase media crecía en unos 100 millones[4]. ¡Vale la pena!.

Salvar la Patria, la Revolución y el Socialismo es la consigna imperante. Mi interpretación personal es que  la primera consistente en salvar al país de la debacle que acarrearía un gobierno regresivo procedente del exterior o afín, o de la irresponsabilidad de los protestantes del patio. La única alternativa es el actual equipo de gobierno pues no existe una oposición seria y organizada. La ha impedido el propio Partido.

Según pienso, la Revolución terminó inconclusa en 1968 con la Ofensiva Revolucionaria. Soslayó la concreción de una economía eficiente como requerían los avances sociales generadores de gastos. Todo quedó en poder del Estado en la falsa creencia de que el socialismo equivalía a la  estatalización. Le siguió la evolución de un modelo fallido  que se pretendió como  genuino socialismo.  Hoy persiguen esa condición numerosos Estados.    Muchos de ellos hubieran calificado de revisionistas o algo peor en la época en que imperaba el dogmatismo estalinista. Buscan el socialismo por distintas vías y hacen camino al andar.

Humberto Pérez, quien fuera presidente de la Junta Central de Planificación[5]  entre 1976 y 1986, ha formulado recientemente una propuesta interesante.  Se basa en la evidente disponibilidad de divisas de muchos cubanos, o la que pueden lograr a través de sus parientes emigrados. Plantea canalizar a través de un mercado privado la oferta de bienes y servicios a la población, es decir, mediante pymes.

Existen formas de comercialización modernas que constituyen técnicas de venta. Su desarrollo en países capitalistas no obedece a ideologías políticas sino a artes comerciales. Pueden citarse las cadenas de mercados, las ventas por catálogo o por internet, y otras.

De lograrse este propósito mermaría la inflación y mejorarían las tasas de cambio informales. Adicionalmente, los poseedores de divisas o de altos ingresos, que no son pocos, disfrutarían de una calidad de vida superior.

Humberto argumenta que la situación actual requiere audacia. Se refiere al desaparecido Esteban Morales quien dijera (sic)

 le estamos huyendo tanto al capitalismo que nos va a sorprender y vamos a caer en sus brazos asando maíz

Fin



[1] Desde 2019 hasta la actualidad  se conjugan dificultades conducentes a una impar crisis económica. El recrudecido bloqueo  limita las posibilidades de crédito externo, incrementa costos y precios, obstaculiza la contratación  y restringe el comercio en general. La pandemia llegó a Cuba y además de la ineludible atención interna que requirió, afectó al turismo internacional fuente principal de divisas. El reflejo de la guerra de Ucrania ha desatado los precios y la inflación galopante que recorre el planeta llegó a Cuba. Asimismo ha afectado al importante turismo ruso.  En 2021 se implementó un plan económico a partir de la unificación monetaria, indispensable, pero según algunos inoportuna. La tasa aplicada en principio para la población fue de 24 pesos por cada divisa (MLC). En meses recientes se asumió una tasa de 120 pesos. El resultado, hasta ahora, ha sido el aumento a alrededor de 180 pesos por dólar en el mercado informal.  En la esfera productiva se revaluó el peso, lo que incrementó los costos internos de producción y, consiguientemente, los precios.  La deuda externa es objeto de indeclinables renegociaciones que la incrementan. A tal cúmulo de desgracias cabe añadir la perpetuada asimetría del mercado minorista desde hace  medio siglo; la demanda de la población se enfrenta a una escuálida oferta que no la satisface. En  principio se argumentó la necesidad de favorecer la acumulación, pero actualmente se origina en la falta de divisas. Comoquiera, el gran perjudicado es el estimula material. 

[2] Una sociedad de responsabilidad limitada (SRL) es aquella en la el patrimonio personal no se afecta con las deudas que puedan producirse. La sociedad anónima (SA) es aquella cuyos titulares participan en base a su aporte de capital, lo que, a su vez, determina su proporción en las utilidades. Suele establecerse a través de acciones. Los accionistas no responden con su patrimonio personal a las deudas de la socieda

[3] Triana Cordovi, Dr.Juan. Pymes en Cuba: dentro del fuero amigo. Circulado por Internet en feb. 22 de 2023

[4] Vázquez Díaz, Julio A. China ¿otro socialismo? (LX aniversario).  Editorial de Ciencias Sociales. La Hababa 2010. Pág. 100.

[5] Actual Ministerio de Economía

Una temporada de grandes retos y oportunidades

Vicepresidente Ejecutivo y Consejero Delegado
4 de abril de 2023


La semana santa siempre ha sido el pistoletazo de salida de la temporada vacacional en España. Con la llegada de la primavera, nuestros hoteles de temporada vuelven a abrir las puertas a todos esos viajeros, nacionales e internacionales, que eligen nuestros destinos para disfrutar de sus vacaciones.

Pendientes de confirmarlo cuando pasen estos días y tengamos los datos reales del negocio generado en Semana Santa por parte de nuestros hoteles, ya podemos adelantar que, como muchos hemos ido anticipando, la perspectiva turística es positiva. Por nuestra parte se espera mejorar los datos de venta en más de un 20% respecto al mismo periodo de 2019, un año de referencia bastante positivo para nuestra industria.

Un año más, son nuestros hoteles vacacionales de España los que destacan especialmente en estas festividades. Aunque, es cierto que se esperan cifras bastante favorables para los hoteles urbanos ubicados en las principales ciudades del país, como Valencia, Sevilla, Barcelona o Palma, de son tradicionalmente los destinos vacacionales de costa los más atractivos para épocas vacacionales.

En el segmento vacacional destaca el comportamiento de Canarias, donde los Hoteles mejoran su ocupación y las tarifas medias históricas. En las Costas peninsulares recuperamos volúmenes que no pudimos ver el año pasado, gracias al empuje de los mercados internacionales, que sí que está llegando en 2023, y en las Islas Baleares, la federación Hotelera estimaba recientemente una ocupación cercana al 70% en Mallorca, pudiendo nosotros destacar la apertura de un mayor número de hoteles que en otros años por estas fechas, que nos permiten alargar temporadas. Entre ellos destacan especialmente nuestros hoteles ubicados en Calviá, en la zona de Magaluf, donde hemos puesto nuestros todos esfuerzos para conseguir un turismo de calidad y atractivo también para el turismo local y nacional, siendo para estos días el turista español la segunda nacionalidad con más presencia en nuestros hoteles de dicha zona, después del británico.

¿Será todo esto la señal de que viviremos un positivo verano para el turismo? Por el momento, todo indica que así será. Y no solo es una señal que vemos los hoteleros también es algo que se está viviendo por parte de aerolíneas y, en gran parte, gracias a la vuelta de la conectividad aérea. Y es que esta conectividad, exceptuando los casos de un par de países, ya se encuentra en niveles prepandemia, algo fundamental para garantizar un fuerte retorno del turista internacional a España.

El Caribe, destino vacacional por excelencia que vuelve a brillar

Llegada la Semana Santa es inevitable hablar de las previsiones turísticas en España, pero no debemos olvidarnos de otros destinos internacionales que, si las previsiones se cumplen, también vivirán temporadas históricas para su turismo.

La atracción del talento, el gran reto para el sector

El turismo ha emprendido con gran fortaleza su recuperación, ofreciéndonos una oportunidad de impulso económico tras la pandemia, con un sector que prevé volver a crecer por encima del PIB global hasta el año 2030. Sin embargo, nos vemos con un gran reto que está afectando de manera especial al turismo: la atracción del talento.

El cierre prácticamente total que sufrió nuestro sector durante la pandemia produjo otro nefasto efecto indirecto: la desconexión con muchos de nuestros empleados fijos-discontinuos, su decepción ante la vulnerabilidad demostrada por nuestra industria, y finalmente la “fuga” de una parte del joven talento cualificado hacia otros sectores. A ello se añaden otros factores disfuncionales como la oferta descontrolada de alquiler vacacional, que ha provocado en ciudades y zonas vacacionales una inflación residencial y en la práctica, la imposibilidad para los trabajadores de temporada para encontrar una vivienda digna, un problema que se agrava en territorios limitados como las Islas Baleares.

La escasez de personal cualificado es una realidad y con cada vez una mayor competencia entre compañías para conseguir atraer el talento, nos vemos ante un gran riesgo para nuestro sector, ya que para nosotros las personas son esenciales. Como siempre ha dicho mi padre y me habéis oído repetir muchas veces: las personas son el mayor activo de Meliá Hotels International. Son ellas las que consiguen que nuestra compañía funcione y también forman, siendo la vocación de servicio uno de nuestros valores, un gran parte de la experiencia que nuestros clientes viven durante su estancia. Por ello, además de anticipar programas de reclutamiento en zonas sensibles e intensificar nuestra relación con escuelas y universidades, desde nuestra Compañía hemos desplegado un intenso programa para reconectar con nuestros colaboradores después de la pandemia y para atraer y retener el talento, donde además de mejorar las condiciones y la experiencia del empleado, ofrecemos planes de formación y desarrollo e incluso, en algunas ocasiones, proporcionamos alojamiento, especialmente en zonas sensibles como las islas.

Aunque resultó fuertemente impactado por la pandemia global, el turismo es una industria con un inmenso potencial de crecimiento a largo plazo (superior a la media del PIB global para los próximos 10 años) y debe recuperar el atractivo laboral que siempre ha tenido. Somos una industria “de personas para personas” y por ello, reconectar con las nuevas generaciones de trabajadores será fundamental para que sigamos avanzando en la mejora de la calidad y sostenibilidad de nuestro turismo.

¿Las nuevas políticas comerciales dejarán atrás al mundo en desarrollo?




7 de abril de 2023

Mientras Estados Unidos y Europa persiguen la acción climática y los objetivos económicos nacionales, los países en desarrollo temen que el colapso del sistema de comercio multilateral socave sus perspectivas de desarrollo. Si bien estas preocupaciones no son infundadas, los países más pobres pueden y deben dar forma a sus propias trayectorias.

CAMBRIDGE – Los países en desarrollo están cada vez más preocupados de que Estados Unidos le dé la espalda al régimen comercial multilateral. En medio de las crecientes tensiones geopolíticas, los formuladores de políticas de los países de bajos y medianos ingresos temen que una ruptura de ese régimen los convierta en rehenes de la política de las grandes potencias, lo que socavaría sus perspectivas económicas.

Sus preocupaciones no son infundadas: las políticas comerciales de EE. UU. han cambiado significativamente en los últimos años. Lo que parecía una serie de medidas al azar bajo el expresidente Donald Trump (sanciones a empresas chinas, aumento de aranceles y la subversión fatal del organismo de resolución de disputas de la Organización Mundial del Comercio ) se ha convertido en una estrategia amplia y coherente bajo el actual presidente Joe Biden.

Esta estrategia, que apunta a reconstituir el papel de Estados Unidos en la economía global, incorpora dos imperativos. Primero, EE. UU. ahora considera a China como su principal rival geopolítico y ve su ascendencia tecnológica como una amenaza para la seguridad nacional. Como muestran las amplias restricciones de la administración sobre la venta de chips avanzados y equipos de fabricación de chips a empresas chinas, EE. UU. está dispuesto a sacrificar el comercio y la inversión internacionales para frustrar las ambiciones de China. Además, espera que otros países hagan lo mismo.

En segundo lugar, los formuladores de políticas de EE. UU. tienen como objetivo compensar las décadas de descuido de las prioridades económicas, sociales y ambientales nacionales centrándose en políticas que promuevan la resiliencia, cadenas de suministro confiables, buenos empleos y una transición de energía limpia. Estados Unidos parece feliz de perseguir estos objetivos por su cuenta, incluso si sus acciones podrían afectar negativamente a otros países.

El mejor ejemplo de esto es la Ley de Reducción de la Inflación, la histórica legislación de transición climática de la administración Biden. Muchos gobiernos en Europa y en otros lugares se han indignado por los subsidios de energía limpia de $ 370 mil millones incluidos en la IRA, que favorecen a los productores estadounidenses. Pascal Lamy , exjefe de la OMC, instó recientemente a los países en desarrollo a unirse a la Unión Europea para formar una coalición "Norte-Sur" sin EE.UU., para "crear una desventaja para [los estadounidenses] que les haría cambiar de posición". .”

Sin duda, Europa tiene su propio tipo de unilateralismo, aunque más suave que el de Estados Unidos. El Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono (CBAM) de la UE, que tiene como objetivo mantener altos los precios del carbono dentro del bloque mediante la imposición de aranceles sobre las importaciones intensivas en carbono, como el acero y el aluminio, está destinado a aplacar a las empresas europeas que, de lo contrario, se encontrarían en desventaja competitiva. Pero también dificulta el acceso a los mercados europeos a países en desarrollo como India, Egipto y Mozambique.

Por lo tanto, los países en desarrollo tienen mucho de qué preocuparse. A medida que EE. UU. y Europa intentan aislar a China y elaborar políticas en apoyo de sus nuevas agendas internas, es poco probable que tengan en mente los intereses de las economías más pobres. Para los países pequeños de bajos ingresos, el multilateralismo sigue siendo la única salvaguardia contra el solipsismo de las grandes potencias.

Pero los países en desarrollo harían bien en reconocer que estas políticas unilaterales están impulsadas por preocupaciones legítimas y, a menudo, están destinadas a satisfacer necesidades globales. El cambio climático, por ejemplo, es claramente una amenaza existencial para la humanidad. Si las políticas estadounidenses y europeas aceleran la transición verde, los países más pobres también se beneficiarán. En lugar de condenar estas políticas, los países de ingresos bajos y medios deberían buscar transferencias y financiamiento que les permita seguir su ejemplo. Por ejemplo, deberían exigir que los países europeos canalicen los ingresos de CBAM a los exportadores de países en desarrollo para apoyar la inversión de estas empresas en tecnologías más ecológicas.

En términos más generales, los países en desarrollo deben recordar que sus perspectivas económicas están determinadas ante todo por sus propias políticas. A falta de una caída mundial al proteccionismo al estilo de la década de 1930, es probable que no pierdan el acceso a los mercados occidentales. Además, los países orientados a la exportación, como Corea del Sur y Taiwán, diseñaron sus milagros de crecimiento durante las décadas de 1960 y 1970, cuando los países desarrollados eran mucho más proteccionistas de lo que son ahora o probablemente lo serán en un futuro previsible.

También es cierto que el modelo de industrialización orientado a la exportación ha perdido fuerza por razones que poco tienen que ver con las políticas proteccionistas del Norte Global. Debido a que las tecnologías de fabricación actuales requieren tanta habilidad y capital, es difícil para los recién llegados imitar el éxito de los tigres de Asia oriental (yo llamo a este fenómeno “ desindustrialización prematura ”). Los futuros modelos de desarrollo tendrían que depender de las industrias de servicios y las pequeñas y medianas empresas , en lugar de las exportaciones industriales, para construir una clase media próspera.

El renovado enfoque de los países desarrollados en la construcción de economías domésticas resilientes y equitativas también podría beneficiar a la economía global. Es mucho más probable que las sociedades cohesionadas apoyen la apertura al comercio y la inversión internacionales que aquellas perturbadas por las fuerzas desiguales de la hiperglobalización. Como han demostrado muchos estudios, la desaparición de puestos de trabajo y el declive económico regional a menudo pueden engendrar políticas etnonacionalistas .

En una "carta a la próxima generación" de 2019, Christine Lagarde , entonces directora gerente del Fondo Monetario Internacional y actual presidenta del Banco Central Europeo, lamentó el aumento del unilateralismo y enfatizó los beneficios del acuerdo posterior a 1945. “Bretton Woods lanzó una nueva era de cooperación económica mundial, en la que los países se ayudaron a sí mismos ayudándose unos a otros”, escribió. Pero lo contrario también es cierto: cualquier régimen global exitoso, incluido el sistema de Bretton Woods, debe basarse en la idea de que los países pueden ayudarse unos a otros ayudándose a sí mismos.

En resumen, cuando se trata de lograr un crecimiento estable y sostenible, los países en desarrollo no deben preguntarse qué pueden hacer por ellos los países más ricos del mundo, sino qué pueden hacer ellos para mejorar sus propias perspectivas económicas.


Dani Rodrik, profesor de Economía Política Internacional en la Escuela Kennedy de Harvard, es presidente de la Asociación Económica Internacional y autor de Straight Talk on Trade: Ideas for a Sane World Economy (Princeton University Press, 2017).