Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 29 de agosto de 2018

El mito del estancamiento secular


NUEVA YORK – Tras la crisis financiera de 2008, algunos economistas sostuvieron que Estados Unidos (y acaso la economía mundial) padecían “estancamiento secular”, una idea que se originó después de la Gran Depresión. Las economías siempre se habían recuperado de sus caídas, pero la Gran Depresión tuvo una duración inédita. Muchos creyeron que la recuperación no hubiera sido posible sin el gasto público de la Segunda Guerra Mundial, y temían que al terminar la guerra la economía volvería a estancarse.

Se pensaba que había sucedido algo por lo cual, incluso con tipos de interés bajos o nulos, la economía seguiría paralizada. Felizmente estas aciagas predicciones resultaron erradas, por razones que ahora comprendemos bien.

A los responsables de manejar la recuperación de la crisis de 2008 (las mismas personas culpables de la subregulación de la economía en los días previos a la crisis, a quienes inexplicablemente el presidente Barack Obama acudió para que arreglaran lo que habían ayudado a desarreglar) la idea de estancamiento secular les pareció atractiva, porque explicaba su incapacidad de lograr una recuperación rápida y sostenida. Por eso, mientras la economía languidecía, revivieron la idea, insinuando que ellos no tenían la culpa, porque hacían lo que podían.

Los acontecimientos del año pasado mostraron la falsedad de esta idea, que nunca pareció muy verosímil. Una mal diseñada reforma tributaria regresiva y un programa de incremento del gasto con respaldo bipartidario provocaron un súbito aumento del déficit estadounidense, de cerca del 3% a casi el 6% del PIB, que impulsó el crecimiento a alrededor del 4% y llevó el desempleo a un nivel mínimo en 18 años. A pesar de sus defectos, estas medidas demuestran que con apoyo fiscal suficiente, es posible alcanzar el pleno empleo, incluso mientras los tipos de interés suben a niveles significativos.

El gobierno de Obama cometió un error crucial en 2009 al no aplicar un estímulo fiscal mayor, más prolongado, mejor estructurado y más flexible. Si lo hubiera hecho, la recuperación de la economía habría sido más fuerte y no se hablaría de estancamiento secular. Pero tal como se lo aplicó, sólo el 1% superior de la pirámide vio aumentar sus ingresos durante los primeros tres años de la así llamada recuperación.

Algunos advertimos en aquel momento que era probable que la caída fuera profunda y prolongada, y que se necesitaban medidas más enérgicas y diferentes de las que propuso Obama. Sospecho que el principal obstáculo fue la creencia en que la economía sólo había experimentado una ligera desaceleración de la que se recuperaría en poco tiempo. Bastaba llevar los bancos al hospital, atenderlos bien (es decir, no pedir cuentas a los banqueros ni criticarlos, sino subirles el ánimo invitándolos a opinar sobre lo que había que hacer a continuación) y, lo más importante, bañarlos en dinero, y pronto todo estaría bien.

Pero los padecimientos de la economía eran más profundos de lo que sugería este diagnóstico. Las consecuencias de la crisis financiera eran más graves, y una redistribución a gran escala de ingresos y riqueza hacia la cima de la pirámide había debilitado la demanda agregada. La economía estaba pasando del énfasis en las manufacturas a los servicios, y las economías de mercado por sí solas no manejan muy bien esas transiciones.

No bastaba un rescate de bancos a gran escala. Estados Unidos necesitaba una reforma fundamental del sistema financiero. La Ley Dodd-Frank de 2010 ayudó un poco, pero no lo suficiente, a evitar que los bancos hagan cosas perjudiciales; pero no hizo nada para asegurar que cumplan la función que supuestamente tienen: por ejemplo, concentrarse más en dar crédito a las pequeñas y medianas empresas.

Se necesitaba más gasto público, pero también programas más activos de redistribución y predistribución, para hacer frente al debilitamiento del poder de negociación de los trabajadores, la concentración de poder de mercado en grandes corporaciones y los abusos corporativos y financieros. Y unas políticas industriales y laborales activas tal vez hubieran sido útiles para las áreas perjudicadas por las consecuencias de la desindustrialización.

Pero las autoridades no hicieron lo suficiente ni siquiera para impedir que las familias pobres perdieran sus hogares. Las consecuencias políticas de estos fracasos económicos eran predecibles y fueron predichas: era evidente que había riesgo de que las víctimas de semejante destrato recurrieran a un demagogo. Lo impredecible era que Estados Unidos conseguiría uno tan malo como Donald Trump: un misógino racista decidido a destruir el Estado de Derecho dentro y fuera del país y desprestigiar a las instituciones estadounidenses encargadas de evaluar y decir la verdad, incluidos los medios de prensa.

Un estímulo fiscal de la magnitud del de diciembre de 2017 y enero de 2018 (que en ese momento la economía en realidad no necesitaba) hubiera sido mucho más potente diez años antes, cuando el desempleo era tan alto. De modo que la débil recuperación no fue resultado del “estancamiento secular”: el problema fue que el gobierno aplicó políticas inadecuadas.

Se plantea aquí una pregunta fundamental: ¿serán las tasas de crecimiento de los años venideros tan sólidas como en el pasado? Eso dependerá evidentemente del ritmo del cambio tecnológico. La inversión en investigación y desarrollo, sobre todo en investigación básica, es un factor determinante importante, pero obra con gran retraso; los recortes propuestos por el gobierno de Trump no presagian nada bueno.

A esto hay que sumarle una gran incertidumbre. La tasa de crecimiento per cápita ha variado en gran medida en los últimos 50 años, desde un 2 o 3% anual en la(s) década(s) de después de la Segunda Guerra Mundial hasta 0,7% en la última década. Pero es posible que haya habido demasiado fetichismo en relación con el crecimiento; sobre todo cuando se piensa en los costos medioambientales, y aun más si ese crecimiento no aporta grandes beneficios a la inmensa mayoría de los ciudadanos.

La reflexión sobre la crisis de 2008 tiene muchas enseñanzas que ofrecernos, pero la más importante es que el problema era –y sigue siendo– político, no económico: no hay nada que necesariamente impida una gestión económica que asegure pleno empleo y prosperidad compartida. El estancamiento secular sólo fue una excusa para políticas económicas deficientes. Hasta que no superemos el egoísmo y la miopía que definen nuestra política –especialmente en Estados Unidos con Trump y sus cómplices republicanos–, una economía al servicio de todos, no de unos pocos, seguirá siendo un sueño imposible. Incluso si el PIB aumenta, los ingresos de la mayoría de los ciudadanos estarán estancados.

Traducción: Esteban Flamini


JOSEPH E. STIGLITZ, a Nobel laureate in economics, is University Professor at Columbia University and Chief Economist at the Roosevelt Institute. His most recent book is Globalization and Its Discontents Revisited: Anti-Globalization in the Era of Trump.

Preparan capacitación a trabajadores avileños por cuenta propia


 Moisés González Yero ECONOMÍA 29 Agosto 2018



Foto: Alejandro García

Una de las acciones más relevantes en relación con el reordenamiento del trabajo por cuenta propia tiene lugar por estos días: la preparación del proceso de capacitación directa en los municipios de quienes desempeñan esta forma de empleo.

Realización que se halla en espera del cierre de la etapa vacacional y, sobre todo, a que todos los convocados pasen a recoger la Gaceta Extraordinaria número 35, cuyo contenido impreso, con los cambios que operará la Ley, se entrega a cada uno de los cuentapropistas.

“La finalidad es que todos los cuentapropistas revisen el material y asistan a los seminarios, donde cuentan con la posibilidad de aclarar las dudas con los especialistas de las entidades que se hayan implicadas con los cambios contenidos en cinco Decretos-Ley, un Decreto y 14 Resoluciones”, insistió Alexis Portuondo Brizuelas, director provincial de Trabajo y Seguridad Social.

La labor de esclarecer a los casi 18 000 hombres y mujeres integrados a este sector en el territorio avileño, tendrá lugar hasta el 26 de noviembre, antes de que el citado cuerpo legal entre en vigor el próximo 7 de diciembre.

“Por eso el Estado facilitó 150 días de preparación previa. Para que todos, trabajadores y funcionarios, tengamos una mejor visión sobre lo que acontecerá”, comentó Marta Domínguez Allen, subdirectora provincial de Trabajo y Seguridad Social.

“De lo primero a realizar está readecuar los registros de cuentapropistas, pues, de las 201 actividades que había autorizadas, van a quedar en 123; aunque no desaparece ninguna, sino que algunas se fusionan, como ocurrirá con los servicios de belleza, los cuales agruparán las labores de barbería, maquillaje, masajes, arreglo de las manos y peluquería, en las variantes de peinadora de trenzas y de peluquero tradicional.

“El centro de atención gira en torno a las 27 formas del trabajo que estaban congeladas y que, a partir de diciembre, volverán a quedar reabiertas; así como en relación con otras para las cuales se crean nuevas licencias”, citó la subdirectora de Trabajo.

“Así se modifica el permiso de elaborador de alimentos y bebidas mediante servicios gastronómicos y restaurantes (paladares), al crearse dos nuevas figuras: servicios gastronómicos y restaurantes, y de bar y recreación. Se crean, además, las actividades de panadero-dulcero y de arrendador de medios de transporte.”

“Las nuevas regulaciones, igualmente, establecen que se otorgará autorización para ejercer solo una de las figuras del cuentapropismo por persona; además de que se podrá realizar en un mismo domicilio únicamente una de las referidas a la gastronomía, por una lógica: puesto que para cada uno de los servicios de restaurante, cafetería, o de bar y recreación, se aprueban 50 capacidades", adelantó.

“En tanto que otro de los contenidos a precisar bien es el referente a las ocupaciones que no volverán a autorizarse: las de vendedores mayorista y minorista de productos agropecuarios, ni la del carretillero para el expendio de forma ambulatoria; así como la de operador de equipos de recreación, es decir de estrellas, barquitos, caballitos… hechos de forma rústica.

“Lo ventajoso en este empeño —aseguró Marta Domínguez—, es que los especialistas para ofrecer los detalles en los municipios están bien preparados, listos para despejar el camino.”

Los cuentapropistas que faltan por adquirir la Gaceta Extraordinaria número 35, pueden hacerlo en las direcciones municipales de Trabajo y Seguridad Social; en tanto que, en la cabecera provincial, los que pertenecen a los consejos populares Ángel Alfredo Pérez, Pedro Martínez Brito, Alfredo Gutiérrez Lugones y Roberto Rivas Fraga, los tienen asignados en la calle Marcial Gómez, número 110, entre Máximo Gómez y Serafín Sánchez.

Los que radican en el Centro de la Ciudad pueden pasar por el local de Trabajo Social, sito en Marcial Gómez, entre Carretera Central y República; los del consejo popular Indalecio Montejo, en el Pasaje D, número 451, entre Martí y Onelio Hernández; y los del Consejo Onelio Hernández, en la escuela Augusto César Sandino.

El texto de la Gaceta Extraordinaria número 35 también está situado en los poblados. En Vicente, en la vivienda de la trabajadora social Niuris García García, que se halla en el kilómetro Uno de la Carretera; y en Ceballos, en la calle G, número 206, entre Cuarta y Plaza.