Dra. Isel Pascual, presidenta del Consejo científico de la UH. Dra. Johana Odriozola, viceministra de Economía y Planificación. Invitados y colegas del Centro
Tengo el privilegio de ser el único fundador en activo del Centro. Nunca pude imaginar que 35 años después de ese 29 de mayo de 1989, tendría el honor de decir unas palabras por este motivo. E intentar hacerlo, como me pidiera mi director, desde los sentimientos. Y añado, desde la reflexión y el recuento. Y hacerlo, además, desde este recinto emblemático de la nación, el Aula Magna. En mi caso, después de tanto tiempo, este lugar aún me conmueve por su belleza y simbolismo.
Mis primeras palabras son entonces para La Universidad de la Habana, nuestra casi tricentenaria Alma Mater, a la que orgullosamente pertenecemos como Centro de Estudios y de cuya alma, saber y entrega nos sentimos parte.
Quiero también hoy rendir tributo de recordación a quienes ya partieron físicamente, pero permanecen con nosotros, porque son parte de esa obra colectiva que es el CEEC y que hoy celebramos. Laredo, Santiago, Márquez y Armando también asisten hoy a este acto, como también nos acompañan hoy quienes en diferentes etapas estuvieron y ya no laboran en el Centro, pero están en nuestra historia. Nombrarles me llevaría mucho tiempo y probablemente indeseadas omisiones.
Hoy nos acompañan, además, directores de otras etapas del Centro, encabezados por Mirta Villanueva, su directora fundadora. Aquí me citaré a mí mismo cuando me tocó serlo: sólo quien se sienta en esa silla (la de director) sabe lo que significa dirigir el Centro de Estudios de la Economía Cubana.
Quiero distinguir ahora la impronta de cuatro personas sin las cuales el Centro no sería lo que es hoy:
Uno de nuestros más brillantes economistas, el Dr. Carlos Rafael Rodríguez, que convocara en discurso conmemorativo por un aniversario de los estudios de Economía a incorporar la dimensión de la estructura económico productiva a la docencia y la investigación en las Facultades y centros de Economía.
Al Dr. Miguel Alejandro Figueras, Premio Nacional de Economía, con una hermosa trayectoria en la dirección de la economía nacional, desde el Ministerio de Industrias con el Che, hasta el Mintur en su creación y despegue. Precursor del desarrollo de esos estudios sobre estructura económica y formador de profesores y estudiantes en esa temática. Integrante de nuestro claustro que nos honra con su presencia.
Al Dr. José Luis García, defensor en momentos difíciles desde su posición en el MES de la existencia de un Centro como el nuestro, ávido lector de nuestros libros de Miradas a la Economía Cubana, quien año por año por año buscaba personalmente sus distintas entregas para divulgarlas en el Consejo de Dirección del MES.
La cuarta persona es parte indisoluble del Centro, del cual fue decidida impulsora, y de todas las áreas de Ciencias Económicas de la Uh. Profesora de varios de quienes estamos acá, nos honró con su presencia en varios Seminarios Científicos del Centro. Nunca nos faltó su consejo y apoyo en diversas y complejas circunstancias de la vida del CEEC. Su indiscutible liderazgo, magisterio, talento y autoridad moral, capacidad de aglutinar colectivos, y sus excepcionales cualidades como ser humano, incluida su valentía a toda prueba, hacen que sea obligada mención y agradecer un día como hoy el haber trabajado y contado con la Dra. Oneida Álvarez Figueroa. Se te extraña y mucho, Oneida. Tratamos de seguir tu ejemplo.
Sirvan también este recuento como un reconocimiento del Centro a nuestra familia de las Ciencias Económicas en la UH, Centros y Facultades, y en la ANEC. El pasado 26 de noviembre celebramos el día de los economistas y contadores cubanos. Ese día, en 1959, Ernesto Che Guevara fue nombrado presidente del BNC. No ha sido fácil el camino transitado en todos estos años por quienes abrazamos esta profesión, en sus diferentes ámbitos de actuación (empresas, instituciones del gobierno, la docencia y la investigación…) habida cuenta de los problemas acumulados en el funcionamiento de la economía, transitar la ruta hacia el desarrollo y el logro de un mayor bienestar de la población.
A estudiar, diagnosticar, explicar, publicar, proponer y formar nuevas generaciones, a eso nos hemos dedicado en el Centro estos 35 años, junto con esa familia. Nosotros, en particular, hemos sido tildados de polémicos, pero …acaso es posible hacer ciencia social en Cuba sin debate y sin polémica?
Algunos de nuestros problemas, se sabe, están asociados a coyunturas y circunstancias externas adversas, incluida la hostilidad incrementada del vecino del norte. Otros (y también se sabe) son propios, de naturaleza estructural, de más difícil erradicación y requieren que sigamos en la pelea.
En este camino los economistas y contadores hemos tenido tropiezos y vivido incomprensiones, descalificaciones, etiquetas de ciencia parcial, e incluso afirmaciones como las que aparecieron recientemente en un medio de prensa nacional donde se desconoce olímpicamente todo el trabajo realizado sobre las empresas estatales cubanas originado desde nuestras universidades y entidades de investigación, en toda Cuba.
Sería imposible relacionar acá todos nuestros aportes, por su cantidad y diversidad: Informes de investigación, asesorías a entidades empresariales, tesis, artículos, ponencias en eventos, presencia en grupos de trabajo sobre temas cruciales de la economía y la sociedad cubanas, con diagnósticos y propuestas.
Sobre tal desatino, de quienes lo escribieron y de quienes lo publicaron, sólo diré, más claramente, que no es precisamente la carencia de estudios sobre la empresa estatal cubana la que condiciona que el actor principal de nuestra economía no obtenga los resultados que de dicho actor se esperan y necesitan. Y eso se extiende a los demás ámbitos de las Ciencias Económicas en que nos desenvolvemos. En el Centro seguiremos haciendo lo que nos corresponde, acorde con nuestra misión, sin flaquear. Es nuestro deber con Cuba y con las generaciones que formamos y que han de sucedernos.
Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno, y tal vez me he extendido demasiado. Celebremos estos primeros 35 años, sólo los primeros 35, y que vengan muchos más. Después de todo y parafraseando a Elpidio Valdés, hay mucho machete por dar todavía. Muchas gracias.