Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 7 de febrero de 2021

Disminuye consumo eléctrico en La Habana tras inicio de la aplicación de las nuevas tarifas. Comentario HHC

 

La Habana, 7 feb (ACN) Tras el inicio de la aplicación de las nuevas tarifas para el servicio de electricidad en Cuba como parte del proceso de ordenamiento monetario, disminuyó en enero el consumo en La Habana.

Hasta la fecha, el gasto de corriente eléctrica se ha comportado en torno al 82 por ciento de lo previsto, lo cual es un índice favorable y, tanto en el horario pico como en el diurno, la capital ha cumplido su plan de demanda de electricidad previsto en la etapa, explicó a la ACN Ibrahim Bandera, director de la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) en La Habana.

Leisy Hernández González, directora comercial de la Empresa Eléctrica en la provincia, expresó que el empleo del servicio está muy ligado a las temperaturas y los meses invernales del año propician una disminución en el uso de los equipos de climatización de alto consumo, comentó.

Hernández González precisó que la actual tarifa está diseñada para promover el ahorro, pues mientras más se consume, más caro resulta el kilowatt/hora.

En el caso del sector residencial, los nuevos precios protegen al 80 por ciento de la población capitalina que consume menos de 200 kilowatt/hora, sin embargo, para quienes tienen un gasto superior a los 500 kilowatt/ hora los costos superan los mil 500 pesos cubanos, dijo.

También enfatizó en la necesidad del ahorro energético cuando lleguen los meses más calurosos, en los cuales las personas suelen incrementar la climatización de sus viviendas con ventiladores y aires acondicionados, por lo que deberán realizar chequeos más frecuentes a los valores indicados en el metro contador.

Se deberá prestar una especial atención a los equipos relacionados con la refrigeración debido a su alto consumo, añadió.

En aras de facilitar el control sobre el consumo del fluido eléctrico, la Unión Eléctrica de Cuba promueve el uso de la aplicación Útil Une, donde los usuarios pueden también comparar los gastos entre las diferentes tarifas existentes.

Comentario HHC: Objetivo cumplido en el primer mes.  El precio de la electricidad hace elastica la demanda a partir de cierto nivel de consumo. Este incremento progresivo de los precios a medida que mas se consume , por ahora funciono, si se incrementa la inflación, algo probable, si no hay repaldo productivo a los incrementos de salarios y pensiones, es igualmente probable que se  incremente el consumo eléctrico, la poblacion tendra en sus manos mas dinero con que pagar la misma. Para evitarlo habria que realizar un cambio de precio del kwh, y no es lo aconsejable.

Lo curioso es la estrategia que seguimos en el pais con las  energias renovables , teniendo en cuenta  que el 62 % de la electricidad generada  se consume en los hogares, y no se entiende  que solo para el 2030 se  tenga como meta que el 24 % de la energia generada sean por renovables.

1- Autorizar la libre importación de todo lo que genere ahorro de electricidad en los hogares mediante el uso de energia renovables.

2- Acelerar y ampliar la producción nacional de todo lo que genere  energia renovable. 

3- Reajustar el plan hasta el 2030  de aspirar  al 50 - 60 % de la generación de electricidad del pais por energia renovables.

¿ Alguien ya calculó cuantos millones de dolares nos ahorrariamos anualmente en importación de petróleo? 

Sacando cuentas a grosso modo. El 62.7 %  de la energía que consumimos es en los hogares. El Sol que recibimos  en el año es casi aprovechable los 365 días del año.

Hay aproximadamente 3 885 900 hogares en Cuba, si le vendemos a todos los hogares que quieran comprarlos ( construir nueva fábrica con el presupuesto de un hotel 5 estrellas) , paneles solares producidos en Cuba y/o dar  la posibilidad de importarlos libres de impuestos. Supongamos además, que logremos rebajar con ello, el 40 % del consumo de los hogares en un plazo de cinco años. 

Se gastarían en vez de 9 256.9 GWh en el sector residencial en un año, 5 554.1 GWh,  es decir nos pudiéramos ahorrar el  40 % del combustible que consumimos. En el 2018  importamos 2 550.4 MT de petróleo crudo,  de  4 769.7 MT que consumimos, un 62.7 % (para seguir en esta idea) representan 2 990.6 MT de petróleo y una disminución del 40 %, son 1 196.2 MT.

1 barril de petróleo  cuesta aprox 40.00 usd , y 1 TM tiene 7.6 barriles , esto implica que 1 TM cuesta 304 usd, por lo que 1 196.2 MT representarían 364 millones de usd anuales en ahorro y energía más limpia al medio ambiente.

Un paso en la dirección correcta. En ese sentido todo suma.

Por Dr Julio Carranza, Facebook

La reciente decisión del Consejo de Ministros de Cuba de ampliar los espacios del sector no estatal, liberando las actividades del trabajo por cuenta propia (ahora solo queda una lista de unas 124 actividades que no se pueden realizar) es un paso en la dirección correcta.

La reforma monetaria y cambiaria (devaluación de la moneda e incremento salariales) tiene un fuerte impacto sobre los costos de las empresas estatales (líderes de la economía nacional), las importaciones son más caras y el fondo salarial muy superior, debido a lo cual es necesario el ajuste de estos como una condición para su eficiencia, rentabilidad y sustentabilidad.

Sin embargo, las empresas aún no tienen la autonomía suficiente para realizarlo, en especial para reducir el empleo superfluo o innecesario que es un componente muy importante del costo más ahora con el reciente incremento salarial.

Para que este proceso sea viable hay que crear nuevas fuentes de generación de empleo y en eso es fundamental el sector no estatal (privado y cooperativo), es lo que explica la necesidad de permitir la creación de PYMEs.

La actual medida no llega aún hasta allí, pero es un paso en la dirección correcta al ampliar el trabajo del sector no estatal, aún en su versión de TCP.

Es obvio que tampoco este sector puede generar todo el empleo necesario pero si permitiría reducir muchísimo el desempleo que genere el ajuste. Los trabajadores que después de este proceso queden aún en situación de desempleo deberían ser subsidiados directamente por el estado, fuera de las empresas para no afectar la rentabilidad de estas.

Si este proceso no se produce las empresas continuarán trasladando sus costos a los precios y se mantendrán las presiones inflacionarias, que, como hemos explicado en otros textos, tiene en esto una de sus causas, aunque no la única.

La inflación es uno de los principales problemas que tiene la economía hoy día con una demanda solvente muy por encima de la oferta disponible. Obviamente el bloqueo norteamericano y la pandemia de COVID 19 son factores que agravan la situación, sin embargo la forma de superar los actuales problemas pasa por el avance integral y secuencial de la reforma económica, de la cual el ordenamiento monetario es solo un componente.

La actual medida, además de ampliar las fuentes de empleo, incentiva mayores producciones de productos y servicios, con lo cual contribuye a elevar la oferta. Es una importante medida aunque aún insuficiente, podría ser el preámbulo de la mayor diversificación del tejido empresarial del país.

Todo movimiento en ese sentido es positivo, aún cuando sea insuficiente, aquí vale lo que suele decir un gran amigo “todo suma”, o sea todo va sumando.

Sin embargo hay que tener presente que el tiempo es ya una variable crítica y la secuencia del proceso esencial.

7 de febrero 2021

La lista de trabajos autónomos que pueden ejercer los cubanos se amplía de 127 a 2.000

 Por MAURICIO VICENT



Conductores de bicitaxis esperan clientes en La Habana.ERNESTO MASTRASCUSA / EFE

El proceso de reformas económicas en Cuba sigue adelante. Y cada vez las medidas adoptadas por el Gobierno son de mayor calado y apuntan a la construcción de un modelo productivo distinto al de los últimos 60 años, algo que difícilmente tiene marcha atrás: el papel del Estado se reduce y aumenta el del sector privado, que hasta ahora ha venido operando con trabas pero que está llamado a convertirse en tabla de salvación de la economía en estos momentos de crisis galopante. El sábado, después de años de espera, las autoridades anunciaron que liberalizarán por fin la actividad de los emprendedores y cuentapropistas en la mayoría de las esferas económicas, eliminando la actual lista restrictiva de 127 trabajos que hasta ahora podían ejercer los privados.

La medida era reclamada hace tiempo por los economistas y fue recibida como una “buena noticia” y un “paso en la dirección correcta”, aunque hay consenso entre la mayoría en que esta decisión debe ser acompañada cuanto antes por la autorización y estímulo de las pequeñas y medianas empresas privadas.

“Es un paso enorme e histórico. Implica un cambio de paradigma con respecto al trabajo por cuenta propia. Por décadas y desde su surgimiento, este siempre estuvo sujeto a un listado de actividades puntuales que eran las que se podían desarrollar, dejando en la ilegalidad a todo lo que no estuviera autorizado”, señaló el emprendedor Oniel Díaz Castellanos, fundador de Auge, una consultora privada creada en 2014 al calor de las reformas impulsadas por Raúl Castro en la década pasada, y que desde hace seis años ha brindado asesoramiento a casi un centenar de negocios particulares.

En 2010 había en Cuba 157.000 cuentapropistas. En 2014 la cifra de autónomos cubanos era ya de 478.000, y hoy son más de 600.000 (el 13% de la población activa) los que tienen licencia para ejercer los 127 trabajos autorizados.

Con la medida anunciada desparece esta lista y se autoriza el trabajo autónomo en cerca de 2.000 actividades incluidas en el Clasificador Nacional de Actividades Económicas (CNAE). Según la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, de estas se excluirán, parcial o totalmente, 124 actividades a las que el sector privado no podrá acceder por considerarlas el Estado de su incumbencia, asuntos prioritarios o de seguridad nacional, como la medicina, la educación, la defensa o la explotación de recursos naturales. Una de las claves es saber cuál será la regulación para profesionales (arquitectos, abogados, ingenieros, etc.), que hasta el momento no pueden ejercer de forma privada. Esta restricción pudiera mantenerse, según se desprende de lo dicho por Feitó, aunque faltan precisiones.

Todavía la lista “negativa” del trabajo por cuenta propia y la normativa específica no se ha hecho pública, y los expertos aguardan a ver la letra pequeña. Ricardo Torres, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, señala que además de las actividades que quedan fuera, cuando salga la regulación debe analizarse como quedan asuntos como el “reajuste impositivo, la relación [de los cuentapropistas] con contratistas, clientes extranjeros y con otros sectores de la economía”, o cuál será el acceso de los autónomos a fuentes de financiamiento.

“No obstante, es una noticia positiva y un paso en la dirección correcta”, indicó Torres, resumiendo el sentir de la mayoría de los economistas. Que se haya adoptado el Clasificador Nacional de Actividades Económicas como “columna vertebral de este sistema” es, para el fundador de Auge, “un paso importantísimo, aunque no suficiente, para darle un golpe contundente a la discrecionalidad” con que hasta ahora se operaba y que ha sido un lastre para el sector privado.

Como autónomo que conoce las dificultades con que hasta ahora ha chocado el sector privado, Díaz Castellanos considera que si con una exigua lista de trabajos autorizados, “y con escasez de materias primas, regulaciones deficientes y sanciones económicas” el cuentapropismo ha llegado donde está, en el nuevo escenario, donde las posibilidades de hacer se multiplican exponencialmente, “se abre una senda en la que no habrá retroceso para que los emprendedores jueguen un papel cada vez más importante en la economía junto al resto de los actores”. Y advierte Oniel, con un dicho bien cubano, a las autoridades: “la gente se va ‘a poner letal’ proponiendo cosas innovadoras. Prepárense los organismos para encauzar y alentar en beneficio del país esas ganas de hacer que tiene mucho de cubanía, porque eso somos: gente que no cree en obstáculos”.

Pedro Monreal, otro destacado economista cubano que desde hace años reclama la ampliación de los márgenes del sector privado, destaca que ahora “el avance de la reforma debe priorizar las Pymes, pues estas ofrecen un mayor techo de productividad para la fuerza de trabajo, en comparación con las menores posibilidades que tiene el trabajo por cuenta propia”. Como él, la mayoría de los analistas considera que la creación de un “listado negativo” de actividades clarifica las cosas y debe ser común a todos los actores económicos privados, también las Pymes y cooperativas cuando sean legalizadas, una medida que se considera urgente para reactivar la economía.

La decisión del gobierno de ampliar los márgenes del cuentapropismo y el emprendimiento privado llega en momentos delicadísimos en la isla, con una compleja reforma monetaria en marcha, desabastecimiento brutal en las tiendas, sin turismo, ni liquidez, ni perspectivas de mejora en el horizonte -la caída del PIB en 2020, debido a la epidemia de coronavirus, el recrudecimiento del embargo norteamericano con Trump y la ineficiencia del sistema productivo estatal, fue de un 11%-.

La unificación monetaria, que ha disparado la inflación y supuesto un duro golpe para el bolsillo de los cubanos, es parte del proceso de aterrizaje de Cuba en la economía real, que implica el fin de décadas de políticas igualitaristas y de subsidios. Cientos de miles de trabajadores deberán ser reabsorbidos ahora por el sector privado, se trata de una cuestión de vida o muerte, por eso emprendedores como Díaz Castellanos considera que aunque haya “retrancas” en la apertura y se mantengan restricciones al cuentapropismo, la reforma no tiene marcha atrás: “cada vez el sector privado será más importante en Cuba

Europa riega de ayudas a sus empresas

La crisis del coronavirus ha obligado a los principales países del continente a desplegar una red de apoyo económico jamás vista en tiempos de paz a través de préstamos, subsidios y rebajas fiscales


Un camarero en un restaurante de París, el pasado junio.CHRISTIAN HARTMANN / REUTERS


París, Berlín, Londres, Roma, Bruselas, Nueva York - 06 FEB 2021 - 17:30 GMT-6

La pandemia ha enterrado por el momento el sacrosanto dogma de la austeridad que desde los países del norte se impuso durante la crisis financiera de 2008. En la Unión Europea, los Estados han salido en auxilio de las industrias más damnificadas por el confinamiento. En España, el Gobierno ha desplegado una red asistencial con los ERTE o la financiación a través de los préstamos ICO, aunque por el momento arrastra los pies ante la posibilidad de dar ayudas directas. Varias comunidades autónomas solicitan ese mayor esfuerzo para rescatar a dos de los sectores con mayor peso en la economía: el turismo y la hostelería. Estas son las ayudas públicas que se han activado hasta ahora en los principales países europeos.

Francia: “Cueste lo que cueste” a ritmo de Hamlet

Pese a haber estado en primera línea del frente contra la peor crisis que sufre Francia desde la Segunda Guerra Mundial, Bruno Le Maire, ministro de Economía, encontró tiempo en 2020 para escribir sus Memorias provisionales. En ellas hace un trepidante recuento de una pandemia cuya alta factura —más de 41.000 millones solo en “ayudas de emergencia” a empresas y trabajadores— nadie podía imaginar. Pero de la que dice no arrepentirse.

“Preservamos competencias que a Francia le costó décadas crear y evitamos un tsunami de quiebras”, dijo en enero ante el Senado. Pero según reconoce en su libro, en el que cita la máxima de Hamlet de “estar preparado para todo”, para un conservador como él no fue fácil. “Después de tres años de esfuerzos para reducir los gastos públicos y hacer que el déficit bajara del 3%, después de meses de discusiones presupuestarias arduas, en las que contábamos cada millón, mi director de gabinete me propone gastar en 24 horas 300.000 millones de euros”, cuenta sobre el vértigo que sintió los 15 primeros días de marzo en que se “jugó la economía de Francia” a pesar de que el presidente, Emmanuel Macron, había dado una consigna clara, “cueste lo que cueste”. Tan nervioso estaba que consultó a su amigo Mario Draghi. “Me dijo: gasta tu dinero, amigo. Es tiempo de gastar. Ahora mismo. Más tarde, será demasiado tarde”. Y Francia gastó.

En marzo, París aprobó préstamos garantizados por el Estado por hasta 300.000 millones de euros (al final se concedieron 135.000 millones en 2020). Además, dio el visto bueno a un paquete de ayudas a empresas y trabajadores por 45.000 millones iniciales, que a finales de año llegó a los 87.000 millones para adaptarse a los nuevos golpes de la crisis, sobre todo el segundo confinamiento, a finales de octubre, y la decisión, a mediados de diciembre, de mantener cerrados sine die los sectores de la restauración y la cultura. De esa partida, finalmente se gastó la mitad: más de 23.000 millones de euros fueron al paro parcial; casi 12.000 millones al “fondo de solidaridad”, las ayudas a pequeñas y medianas empresas obligadas a cerrar o a reducir fuertemente su actividad, que se han ido ampliando y adaptando, para centrarse sobre todo en los sectores más afectados —turismo, restauración y cultura—, y 4.000 millones más en exoneraciones fiscales, entre los principales desembolsos.

Finalmente, la economía francesa se contrajo el año pasado un 8,3%. La cuenta es alta y es probablemente uno de los factores que están pesando más en las decisiones del Gobierno, que lleva semanas dudando si dictar o no un nuevo confinamiento. Si lo hace, se estima que la economía se contraerá este primer trimestre un 1%. Si se sigue como hasta ahora —con toque de queda y la hostelería y la cultura cerrados—, el PIB crecerá en torno al 1,5%. Confinar o no confinar, esa es la cuestión.

Alemania: ayudas directas, inyecciones de capital y bajadas del IVA

La pandemia ha obligado a Alemania a destinar el mayor paquete de ayudas de su historia para proteger empleos y empresas, de 750.000 millones de euros. Solo en subvenciones directas ya ha desembolsado unos 80.000 millones, dijo el ministro de Economía, Peter Altmaier, en el Parlamento la semana pasada. De ellos, 23.000 millones se han destinado al equivalente a los ERTE españoles, el kurzarbeit, o jornada reducida subvencionada, para evitar despidos. El Estado asume temporalmente entre el 60% y el 87% del salario que deja de percibir el trabajador por la reducción de jornada. En agosto se aprobó prorrogar el kurzarbeit hasta finales de 2021. El ministro de Trabajo, Hubertus Heil, ha reconocido que la medida es “muy cara”, pero “el desempleo masivo resultaría económicamente y socialmente mucho más caro”. Además de estas medidas, los Estados federados tienen sus propios programas.

También ha habido ayudas millonarias a grandes empresas. A finales de mayo, el Gobierno acordó con Lufthansa un paquete de rescate valorado en cerca de 9.000 millones a cambio de una participación del 20% en el capital. En abril, el turoperador TUI recibió 1.800 millones de euros, a finales de verano otros 1.200 y en diciembre 1.300 más, entre créditos públicos y bonos convertibles.

A principios de julio, cuando la situación epidemiológica era muy estable, los tipos de IVA se redujeron del 19% al 16% y del 7% al 5% hasta diciembre para estimular el consumo. Un estudio del Instituto IFO concluyó que esa rebaja temporal del IVA apenas tuvo efecto y no compensó la pérdida de recaudación. La medida no se ha prolongado en 2021. El IVA para la hostelería al 7% se mantendrá durante todo el año, según acordó esta semana el Gobierno.

Las pequeñas y medianas empresas del comercio, el transporte y la hostelería reciben ayudas extraordinarias para paliar las pérdidas por los cierres obligatorios del segundo confinamiento, que empezó en noviembre, de forma que puedan atender a los costes fijos. El Gobierno sufraga el 75% de los ingresos que declararon en noviembre de 2019.

Durante la pandemia también ha habido ayudas directas a las familias. Entre octubre y noviembre se les ingresó 300 euros por hijo, y esta semana los socios de la coalición de Gobierno (los cristianodemócratas de la CDU y los socialdemócratas del SPD) han aprobado un nuevo ingreso de 150 euros. Es un bono compatible con otras ayudas y que se cobra independientemente de la situación de la familia. Se han aprobado asimismo deducciones fiscales para padres y madres solteros.

Reino Unido: hasta 10.000 euros para cada local de hostelería

Todo fueron parabienes cuando el ministro de Economía británico, Rishi Sunak, anunció el pasado 11 de marzo un giro presupuestario. Eran sus primeras cuentas públicas, y el objetivo era contener a toda costa los estragos de la pandemia. El paquete de medidas comenzaba a aparcar la ortodoxia fiscal, sin renunciar del todo a ella. El impacto de la covid-19 sería “relevante” pero “temporal”, decía el ministro. Financiación extraordinaria para el Servicio Nacional de Salud y ayudas limitadas a las empresas en forma de impuestos diferidos o avales de crédito. Seis días después, el Gobierno de Boris Johnson empezaba a comprender lo que se le venía encima. Para entonces se registraban ya más de 750 infectados cada día, y el índice de transmisión era de 509 casos por cada 100.000 personas (en el Reino Unido se mide cada semana). Se puso sobre la mesa un plan de 375.000 millones de euros que incorporaba ya subvenciones directas. El 15% del PIB. Arrancaba el Jobs Retention Scheme (Plan de Retención de Empleos), un sistema similar a los ERTE españoles que la ley británica no había contemplado. El Estado asumía un 80% del salario de los trabajadores retenidos en sus casas, hasta un límite de 2.800 euros mensuales. Sunak quiso ir rebajando gradualmente esta ayuda. En verano llegó a sugerir que estaba a punto de desaparecer. La presión política, y sobre todo la insistencia de un virus que nunca desapareció del todo, torcieron su voluntad. Por ahora el plan se mantiene vigente al menos hasta abril.

La hostelería ha sufrido el impacto como ningún otro sector. Las ayudas directas, a fondo perdido, para todos los negocios obligados a permanecer cerrados ascendieron a un límite de 3.400 euros mensuales. El 5 de enero, durante la tercera ola, el Gobierno fue más allá y comprometió hasta 10.000 euros, en un solo pago, que se podrían sumar a las subvenciones mensuales. El IVA (VAT, por sus siglas en inglés) de restaurantes, hoteles o pubs se mantiene rebajado del 20% al 5%, y el sector reclama que la cifra sea permanente y no provisional.

El Reino Unido está inmerso en niveles históricos de endeudamiento y es una de las economías europeas que ha sufrido un mayor descenso del PIB en 2020 (más de un 10%), pero el Banco de Inglaterra pronostica una rápida recuperación, gracias al acelerado plan de vacunas, y ha respaldado todas las ayudas directas.

Italia: restricciones, ayudas estatales y protestas

En Italia, casi cada decreto del Gobierno para controlar la situación sanitaria, a menudo con el cierre progresivo de actividades económicas y con restricciones a la movilidad, ha ido acompañado de ayudas públicas. Las últimas, de cerca de 2.000 millones de euros, se aprobaron en noviembre. En total, el país ha impulsado unos estímulos de hasta 100.000 millones, desglosados en ocho grandes decretos económicos.

Una de las primeras medidas que se tomaron en marzo, una semana después de que se ordenara el confinamiento, fue el veto a los despidos por causas económicas, que aún sigue vigente. También se aprobó la suspensión temporal de las obligaciones fiscales de empresas y ciudadanos, el retraso en el pago de hipotecas, un fondo para los ERTE y varios bonos de diferente tipo para niñeras, por el cierre de las escuelas o para adquirir material para la enseñanza a distancia, entre otras, o indemnizaciones para los trabajadores del turismo, el deporte o la cultura. El primer ministro, Giuseppe Conte, subrayó: “Sabemos que no bastará, pero queremos dar el mensaje de que el Gobierno responde hoy y responderá mañana”.

En la primera ola emergió con crudeza la histórica brecha entre el próspero norte y el depauperado sur, donde la economía sumergida y el trabajo en negro mantienen a cerca de cuatro millones de personas. En marzo, el Estado comenzó a repartir a través de los Ayuntamientos bonos alimentarios para las personas más desfavorecidas. Se anunció poco después de que la policía tuviera que intervenir en Sicilia tras algunos saqueos en supermercados. Y en mayo introdujo los subsidios de emergencia de hasta 400 euros para las rentas más bajas.

La presión sobre el Gobierno siempre ha sido alta y en octubre estalló una ola de protestas contra las restricciones y la falta de ayudas, en particular para la hostelería, el comercio o el taxi. El Ejecutivo respondió en apenas dos días con un nuevo paquete de estímulos de 5.400 millones.

El mayor reto ha sido sortear la enrevesada burocracia y agilizar el proceso para que las ayudas llegaran a tiempo. Al inicio, la confusión fue tal que, ante el temor de que los fondos quedaran estancados, las primeras compensaciones a fondo perdido de 600 euros para los autónomos se repartieron de forma indiscriminada a todos, sin filtros. Después, el mecanismo se endureció y hay sectores, como la cultura, que protestan porque aún no han recibido los subsidios prometidos.

Bélgica: ayudas adaptadas a cada ola del virus

Las intensas oleadas de contagios de Bélgica han llevado al Gobierno federal a imponer duras restricciones que han afectado a la actividad económica. El anterior ejecutivo de Sophie Wilmès cerró todos los negocios no esenciales: desde la restauración hasta el pequeño comercio. Bélgica, con una fuerte red asistencial, tendió una malla a empresas y trabajadores: puso en marcha los mecanismos de protección temporal del empleo, el chômage partiel, equivalente a los ERTE, activó un régimen de garantías por 50.000 millones y lanzó ayudas directas a los autónomos, que recibían 3.228 euros mensuales en caso de profesiones independientes con familia y 2.584 euros para quienes no tuvieran nadie a su cargo.

Los buenos datos de infecciones permitieron ir levantando las restricciones en mayo. Se hizo de forma progresiva: primero las tiendas, luego los gimnasios y equipamientos, posteriormente los restaurantes y en última instancia los bares. Lo hicieron con restricciones de aforo y horario, por lo que el Gobierno mantuvo una ayuda para acompañar a las empresas hacia la recuperación de entre 1.291 y 1.614 euros por persona, y desplegó rebajas fiscales —el IVA para la hostelería pasó del 12% al 6%— y aumentó bonificaciones para fomentar las inversiones del 8% al 25% de los montantes.

La segunda oleada, sin embargo, obligó a Bélgica a dar otro cerrojazo en todos los negocios no esenciales. De nuevo, cada cierre iba acompañado de ayudas. El Gobierno actual, liderado por el liberal Alexander de Croo, recuperó las prestaciones de paro parcial y volvió a apuntalar los negocios de los autónomos. Las tiendas reabrieron en diciembre, pero no sucedió lo mismo con peluquerías, bares o restaurantes. El Gobierno federal decidió entonces dividir esas subvenciones en dos tramos: las empresas cerradas seguirán percibiendo entre 2.584 y 3.228 euros mensuales, mientras que las que han abierto pero puedan acreditar que su facturación ha caído un 40% recibirán entre 1.291 y 1.614 euros.

A todas esas ayudas hay que añadir las subvenciones y desgravaciones de los Gobiernos regionales. Bruselas, por ejemplo, otorga ayudas de 1.500 euros a comercios que tuvieron que cerrar y ha anunciado que prepara un paquete con cantidades más generosas para bares y restaurantes (entre 5.000 y 36.000 euros), alojamientos (entre 5.000 y 50.000 euros) y discotecas (entre 60.000 y 100.000 euros). También habrá ayudas concretas para el sector turístico, después de que el Gobierno cerrara la puerta a viajes no esenciales. Toda esa maraña de medidas ha tenido un efecto secundario: ha hecho revivir a empresas zombis. El Banco Nacional de Bélgica estima que unas 8.000 empresas han pasado a ser rentables gracias al dinero público. Un mal menor en un país en el que, según la entidad, una de cada cuatro empresas no podía atender sus obligaciones financieras por el coronavirus.

Cheques y cupones de alimentos en EE UU

La primera oleada de la pandemia provocó el cierre de la economía en buena parte del país, con el Estado de Nueva York como epicentro. Como consecuencia del confinamiento, millones de personas perdieron sus empleos y miles de negocios cerraron —especialmente en el sector servicios, golpeando sobremanera a los trabajadores precarios—. El Congreso aprobó en marzo el primer paquete de estímulos, de 2,2 billones de dólares (1,8 billones de euros). Del total, se destinó una línea de crédito de 367.000 millones (304.000 millones de euros) para las pymes afectadas por el parón económico, además de un fondo de 500.000 millones (415.000 millones de euros) para industrias, ciudades y Estados. El resto de ayudas se dirigía a las familias, mediante cheques directos de 1.200 dólares (996 euros) y cupones para la compra de alimentos subvencionados. También se amplió la duración del subsidio de desempleo. El que hasta entonces era el plan de rescate más potente de la historia de EE UU pronto se mostró insuficiente, a medida que se descontrolaban los contagios de la covid-19.

En diciembre, en el segundo programa de ayudas aprobado por el Congreso tras meses de bloqueo partidista, con un monto de 900.000 millones de dólares (747.000 millones de euros), se dispusieron 250.000 millones (207.000 millones de euros) adicionales para préstamos a empresas. Los particulares con ingresos anuales inferiores a 75.000 dólares (62.000 euros) recibieron nuevos cheques, pero esta vez de 600 dólares (498 euros), en sustitución de los ya extintos de 1.200. La aprobación del plan fue consecuencia directa de la recidiva del coronavirus tras el paréntesis veraniego, durante el que la mayoría de Estados reanudaron total o parcialmente la actividad económica (por ejemplo, los negocios de restauración y de ocio). La segunda oleada de la pandemia, perceptible en otoño, llegó a su punto culminante en el periodo de las vacaciones de diciembre, sobre todo en el Medio Oeste.

Coincidiendo con la tercera ola, y cuando el país bordea los 26,5 millones de casos y 450.000 muertos, el ambicioso plan anticoronavirus del presidente Joe Biden depende de la aprobación del Congreso. Casi dos billones de dólares (1,6 billones de euros), la mitad de los cuales se distribuirá en cheques de 1.400 dólares (1.162 euros) a las familias, y otros 440.000 millones (365.000 millones de euros) para apoyar a las pymes y comunidades más afectadas. La cuantía de este plan integral está cosechando críticas por parte de los republicanos, que reclaman recortarlo a un tercio. Hoy hay en EE UU 10 millones menos de empleos que antes de la pandemia de coronavirus. Mientras, la Reserva Federal (Fed) ha instaurado una larga era de tipos cero para animar el crecimiento y el empleo.

¿Está a la altura de los desafíos históricos la teoría económica convencional?

 Por Michael Roberts , Sin Permiso 

Hace poco, la recién confirmada secretaria del Tesoro de Estados Unidos y exjefa de la Fed, Janet Yellen, explicó los desafíos a los que se enfrenta el capitalismo estadounidense en una carta dirigida a su nuevo personal. En ella escribe: “la crisis actual es muy diferente de la de 2008. Pero su gravedad es igual si no mayor. La pandemia ha causado una devastación total en la economía. Industrias enteras han detenido su trabajo. Dieciséis millones de estadounidenses todavía dependen del seguro de desempleo. Los estantes de los bancos de alimentos se están quedando vacíos". Eso es ahora; pero más adelante, Yellen advierte de “cuatro crisis históricas: COVID-19 es una de ellas. Pero además de la pandemia, el país también se enfrenta a una crisis climática, una crisis de racismo sistémico y una crisis económica que se ha estado acumulando durante cincuenta años ".

Yellen no explica en detalle en qué consiste esta crisis de 50 años. Pero confía que la teoría económica dominante pueda encontrar soluciones para estas crisis. “La economía no es solo algo que se encuentra en los libros de texto. Tampoco es simplemente una colección de teorías. De hecho, la razón por la que pasé de la academia al gobierno es porque creo que la política económica puede ser una poderosa herramienta para mejorar la sociedad. Podemos, y debemos, usarla para abordar la desigualdad, el racismo y el cambio climático. Todavía trato de ver mi ciencia, la ciencia de la economía, como mi padre veía la suya: como un medio para ayudar a la gente ".

Estas son buenas palabras. Pero, ¿está realmente diseñada la teoría económica dominante para 'ayudar a las personas' a mejorar sus vidas y sus medios de subsistencia? De entrada, ¿la teoría económica dominante ofrece realmente un análisis científico de las economías modernas que pueda proponer políticas para resolver los 'cuatro desafíos históricos' que describe Yellen?

El fracaso de la teoría económica dominante a la hora de pronosticar, explicar o hacer frente a la crisis financiera mundial y la consiguiente Gran Recesión de 2008-9 está bien documentada; de hecho, consulte mi artículo aquí. Eso difícilmente respalda las afirmaciones de Yellen.

La teoría económica dominante no puede ni siquiera hacer aportaciones en sus propios términos porque hace dos supuestos básicos que no se basan en la realidad: uno en la denominada "microeconomía" y otro en la denominada "macroeconomía". Como resultado, la teoría económica convencional fracasa a la hora de hacer un análisis científico de las economías modernas (capitalistas).

Empecemos por la teoría de la utilidad y el marginalismo, y la adopción resultante de la teoría del equilibrio general. ¿De dónde viene la 'riqueza' en la sociedad y cómo la medimos? Los economistas clásicos Adam Smith, David Ricardo, etc. reconocieron que solo había una medida de valor confiable y universal: la cantidad de trabajo (horas) que se gasta para producir bienes y servicios. Sin embargo, esta teoría del valor trabajo fue reemplazado a mediados del siglo XIX por la teoría de la utilidad, o más precisamente, la teoría de la utilidad marginal.

Esta se convirtió en la explicación dominante del valor. Como señaló Engels: “La teoría de moda aquí en este momento es la de Stanley Jevons, según la cual el valor está determinado por la utilidad y, por otro lado, por el límite de oferta (es decir, el coste de producción), que es simplemente una forma confusa y retorcida de decir que el valor está determinado por la oferta y la demanda. Pura economía vulgar”. Pero la teoría de la utilidad marginal se volvió rápidamente insostenible incluso en los círculos dominantes porque el valor subjetivo (es decir, cada individuo valora algo de manera diferente según su inclinación o circunstancia) no se puede medir y agregar, por lo que la base psicológica de la utilidad marginal pronto se abandonó. Para obtener más información sobre las falaces suposiciones de la teoría del valor dominante, recomiendo consultar el excelente libro de Steve Keen, La Economía Desenmascarada, o más recientemente, la crítica de Ben Fine tanto a la micro como a la macroeconomía.

Engels llamó a la economía dominante "vulgar" porque ya no era un análisis científico objetivo de las economías, sino que se había convertido en una justificación ideológica del capitalismo. Como ha explicado Fred Moseley , “la teoría de la productividad marginal proporciona un apoyo ideológico crucial al capitalismo, ya que justifica los beneficios de los capitalistas, argumentando que el beneficio es producida por los bienes de capital propiedad de los capitalistas. Todo es justo en el capitalismo. No hay explotación de los trabajadores. En general, todos reciben un ingreso equivalente a su contribución a la producción”. Por el contrario, “La principal teoría alternativa del beneficio es la teoría de Marx y las conclusiones de la teoría de Marx (explotación de los trabajadores, conflictos fundamentales entre trabajadores y capitalistas, depresiones recurrentes, etc.) son demasiado subversivas para ser aceptables por la corriente principal. Pero estas son razones ideológicas, no científicas. Si la elección entre la teoría de Marx y la teoría de la productividad marginal se hiciera estrictamente sobre la base de los criterios científicos estándar de consistencia lógica y poder explicativo empírico, la teoría de Marx se impondría sin ninguna duda”.

El resultado lógico último de esta economía vulgar es la teoría del equilibrio general, que argumenta que las economías modernas tienden hacia el equilibrio y la armonía. El fundador de la teoría del equilibrio general, Leon Walras , caracterizó una economía de mercado como una piscina gigante de agua. A veces, se arroja una piedra a la piscina, provocando ondas en ella. Pero eventualmente, las ondas se extinguen y la piscina vuelve a estar tranquila. La oferta puede exceder la demanda en un mercado por algún shock, pero eventualmente el mercado se adaptará para equilibrar la oferta y la demanda.

Walras era muy consciente de que su teoría era una defensa ideológica del capitalismo. Como le escribió su padre en 1859, cuando Marx estaba preparando El Capital, “Apruebo totalmente tu plan de trabajo de mantenerse dentro de los límites menos ofensivos en relación con los propietarios. Es necesario hacer economía política como se haría acústica o mecánica”. Más recientemente, la ganadora del premio Nobel Esther Duflo pronunció un discurso en 2017 ante la Asociación Estadounidense de Economía en el que defendió que los economistas deberían renunciar a las grandes ideas y, en su lugar, resolver problemas como los fontaneros "colocan tuberías y arreglan fugas".

Pero, ¿las economías y los mercados realmente tienden al equilibrio cuando en ocasiones se ven perturbados por "shocks"? Solo tenemos que mirar las oscilaciones de las bolsas de valores del mundo esta semana para dudar de ello. En realidad, las economías modernas se parecen más a océanos con olas rodantes (auges y depresiones), con mareas provocadas por la fuerza de la gravedad (ganancia) de la luna y tormentas (crisis) de las fuerzas climáticas. No hay tranquilidad ni equilibrio, sino un movimiento turbulento y continuo. La economía marxista tiene como objetivo examinar las "leyes del movimiento" dinámicas a lo largo del tiempo en el capitalismo moderno; a diferencia de la teoría económica dominante, para la que el tiempo se detiene y las "perturbaciones" son causadas por "conmociones" externas a los "mercados libres".

Por supuesto, algunos economistas de la corriente principal admiten que la utilidad marginal y la teoría del equilibrio general no tienen sentido. Y en ocasiones, algunos físicos de las "ciencias naturales" atacan los supuestos de la teoría económica dominante. El último de estos críticos es el físico británico Ole Peters, quien afirma que todo lo que hemos aprendido sobre la teoría económica moderna es erróneo. El origen de este error es que los modelos económicos dominantes asumen algo llamado "ergodicidad". Ese es el promedio de todos los resultados posibles de una situación dada que informa cómo cualquier persona podría experimentarla.

Peters apunta a la teoría de la utilidad general, que sostiene que cuando tomamos decisiones, realizamos un análisis de coste-beneficio e intentamos elegir la opción que maximice nuestra riqueza. El problema, dice Peters, es que así no se puede predecir cómo se comportan realmente los humanos porque las matemáticas en uso son incorrectas. La utilidad esperada se calcula como un promedio de todos los resultados posibles para un evento dado. Lo que pasa por alto es cómo un solo valor atípico puede, en efecto, sesgar las percepciones. O dicho de otra manera, lo que cabría esperar en promedio tiene poco parecido con lo que experimenta la mayoría de las personas. Su solución es tomar prestadas las matemáticas habituales en termodinámica para modelar los resultados utilizando el "promedio correcto".

Peters dice que la realidad opera más a menudo como "leyes de poder", donde lejos de los mercados, la riqueza, el empleo, etc. tienden hacia el promedio, o hacia el equilibrio, como proponía Walras; en cambio, la desigualdad puede aumentar de forma extrema, el desempleo puede crecer, no disminuir, etc. Los valores atípicos en las estadísticas pueden llegar a ser decisivos en su impacto.

Pero no nos lleva muy lejos solo reconocer la incertidumbre y el azar y tenerlo en cuenta en algún modelo matemático. Necesitamos basar los "modelos" económicos en la realidad de la producción capitalista, es decir, la explotación del trabajo con fines de lucro y las crisis regulares y recurrentes resultantes en la producción y la inversión, es decir, las leyes del movimiento del capitalismo. El economista marxista de principios del siglo XX, Henryk Grossman perceptivamente explicó el fracaso de las teorías convencionales que se basan en el análisis estático. El capitalismo no avanza gradualmente (con crisis ocasionales) de una manera generalmente armoniosa hacia la superabundancia y una sociedad del ocio donde no haya necesidad de trabajo forzoso; por el contrario, se caracteriza cada vez más por las crisis, la desigualdad y la destrucción del planeta.

En cambio, la teoría económica dominante simplemente inventa posibles causas exógenas o "shocks" para explicar las crisis porque no quiere admitir que las crisis sean endógenas. La Gran Recesión de 2008-9 fue 'una posibilidad en un millón' o un 'shock inesperado', o un 'cisne negro, lo desconocido por conocer, que quizás requiera un nuevo modelo matemático para dar cuenta de estos shocks. De manera similar, la pandemia de COVID-19 es aparentemente un 'shock' exógeno imprevisto, no una consecuencia bien pronosticada del impulso del capitalismo por obtener ganancias mediante su expansión en áreas remotas del mundo donde residen estos peligrosos patógenos. Pero la corriente principal no requiere ni quiere una teoría de las causas endógenas de las crisis.

A nivel de la macroeconomía, también se han encontrado deficiencias en la teoría keynesiana moderna. El keynesianismo moderno (o 'keynesianismo bastardo' como lo llamó Joan Robinson) basa su análisis de las crisis en el capitalismo en 'shocks' que afectan al equilibrio y utiliza modelos de Equilibrio General Dinámico Estocástico (DGSE) para analizar el impacto de estos 'shocks'.

Entre otros, el periodista económico keynesiano Martin Sandbu ha estado llevando a cabo una pequeña campaña contra el enfoque del DSGE. Hay "pocas dudas de que la macroeconomía convencional necesita una reforma profunda". Afirma: "la pregunta es cómo, y si el enfoque estándar, la utilización de modelos DSGE, puede mejorarse lo suficiente o debería desecharse por completo". Como dice Sandbu, "la macroeconomía de DSGE realmente no tiene en cuenta el pánico financiero a gran escala que vimos en 2008, ni algunas de las principales explicaciones alternativas de la lenta recuperación y de un nivel de actividad económica que se mantiene muy por debajo de la tendencia anterior a la crisis". "Sandbu quiere seguir aplicando "una forma más desarrollada y flexible de DSGE".

Recientemente, Sandbu ha elogiado la idea de los llamados equilibrios múltiples como una característica estándar de su principal modelo macro, es decir, “permitir que haya varios escenarios diferentes que se refuerzan a sí mismos en los que la economía puede caer, no solo un único escenario de equilibrio alrededor del cual fluctúa. Pero con los equilibrios múltiples, no existe una tendencia central única. En todo caso, hay varios, y aunque se pueden dar distribuciones de probabilidad en torno al resultado preciso en cada equilibrio, predecir en qué equilibrio se encontrará la economía es un asunto completamente diferente". Sanbu presenta este enfoque de equilibrios múltiples como un método para obtener mejores resultados de la economía: "queda claro que, con mucho, la cuestión de política económica más importante es la selección del equilibrio: cómo sacar a la economía de un mal escenario que se refuerza a sí mismo, o prevenir incidentes que la sacan de un buen estado ". Pero eso suena poco diferente de los modelos de equilibrio general. Y lo que es peor, si realmente hay 'equilibrios múltiples' en las economías modernas, entonces, dice Sandbu, "es algo sobre lo que los economistas no están bien equipados para asesorar".

Si es así, entonces no podemos esperar que la teoría económica dominante aborde con éxito los cuatro desafíos históricos que Janet Yellen considera que enfrenta el capitalismo. ¿Cuáles eran, de nuevo?: Hacer frente a futuras pandemias; resolver la crisis climática; acabar con la desigualdad y el racismo; y la indefinida crisis de los últimos 50 años del capitalismo (que es presumiblemente la turbulencia regular y recurrente en la producción capitalista con fines de lucro).

Solo podemos esperar que los discursos de Janet Yellen a las instituciones financieras en Wall Street, con los que ha ganado más de 7 millones de dólares en los últimos años, hayan proporcionado a esos bastiones del capital las soluciones a estos desafíos históricos. Pero no contengan la respiración mientras tanto.

Michael Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next 

Recession.Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2021/02/02/the-mainstream-meeting-the-historic-challenges/Traducción:G. Buster