Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 9 de enero de 2025

Planes, plazos y costos: la brújula hacia el desarrollo en Cuba


El corto plazo es tan decisivo, que se convierte en la prioridad para todos, gobernantes y gobernados; porque, como dijera John Maynard Keynes, en el largo plazo todos estaremos muertos.




Entrampados en la cotidianidad, cuasi ahogados entre resoluciones, decretos leyes y tarjetas de dineros plásticos que nos “bancarizan” dentro de bancos que nos recuerdan cualquier otra cosa. Constantemente sorprendidos por nuevas medidas, algunas de las cuales se evidencian como inconsistentes. Sumergidos en decrecimientos repetidos del PIB, en la reducción sistemática de los salarios reales y las pensiones, en los vaivenes de la tasa de cambio “informal”. Sorprendidos por la desdolarización que dolariza parcialmente, parece que sobrevivir cada día se hace mucho más decisivo que rescatar/recordar aquellos aspectos claves/determinantes/estratégicos que un día, hace unos cinco años, fueron identificados, agrupados y ordenados en lo que se denominó Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030.

Y es más que lógico, el corto plazo es tan imperativo, que se convierte en la prioridad para todos, gobernantes y gobernados; porque, como dijera John Maynard Keynes, en el largo plazo todos estaremos muertos.

Sin embargo, de corto plazo en corto plazo, quizá logremos llegar al largo plazo, pero es muy posible que lo que encontremos diste mucho de lo que desearíamos encontrar. Quizá por eso sea tan necesaria la coherencia entre los propósitos de corto plazo y aquellos otros, los de largo plazo.

Si hacemos un poco de historia reciente, encontraremos una situación similar cuando, a finales de la primera década de este siglo, después de ponerle muchos parches a esta embarcación en la que vamos todos y que es la economía del país, apareció la idea de los Lineamientos económicos y sociales del Partido y la Revolución. Ciertamente, fueron muchos y muy ambiciosos, pero hacían una especie de diagnóstico y trazaban algo parecido a una hoja de ruta.

Luego, los mismos Lineamientos y la dificultad para implementarlos fue llevando a la idea de “dibujar” los contornos de la sociedad y la economía que se deseaba tener, al menos por una parte mayoritaria de la población, en aquel documento denominado Conceptualización del Modelo Económico y Social. A la vez surgió la necesidad de elaborar una estrategia de desarrollo que trazara el camino para materializar en acciones concretas ese modelo y que, como toda estrategia, requirió de un plan para llevarla a cabo.

Todo ese esfuerzo de transformación y creación institucional requirió largos años de trabajo y la cooperación entre la academia y el Gobierno, que en parte se concretó a través del Consejo Técnico Asesor de la Comisión de Implementación.

Resumo esta historia solo para subrayar algo que muchas otras veces he repetido, cuando me han preguntado: el Gobierno no ha estado huérfano de la cooperación de la academia en los asuntos económicos, de la misma manera que los académicos no han estado apartados de esa labor de construcción de nuevas instituciones y paradigmas.

Que sus propuestas, después de escuchadas, sean o no aplicadas/tenidas en cuenta, etc., es otro asunto que tiene que ver con intereses creados, conveniencias, oportunidad, circunstancias —donde incluyo lógicamente el bloqueo norteamericano—, prejuicios, percepción de los costos y los riesgos económicos, políticos, ideológicos, capacidad del liderazgo y, lógicamente, recursos.

Y sí, aunque apenas aparezca en las discusiones y en las presentaciones oficiales, tenemos un Plan de Desarrollo Económico y Social hasta el año 2030, el cual es de acceso público y puede ser consultado en el sitio del Gobierno de Cuba.

Ese plan está estructurado en macroprogramas (6), programas (28) y proyectos (109).


No hay espacio suficiente para tratar in extenso cada uno de ellos en este artículo, así que adelanto una breve síntesis de los objetivos/propósitos de cada uno de esos macroprogramas.

Institucionalidad y macroeconomía: Entre otros aspectos, aborda “cuestiones económicas trascendentales para la conducción del desarrollo como los equilibrios macroeconómicos y la regulación económica”, así como “la participación, la eficiencia del Gobierno y la dimensión del desarrollo territorial”.

Transformación Productiva e Inserción Internacional: Tiene el propósito de “aplicar enfoques innovadores de reestructuración productiva tendentes a maximizar las ventajas del desarrollo tardío”, y define un grupo de sectores que deberían liderar esa transformación, tales como “agroindustrial; el médico-farmacéutico-biotecnológico, incluyendo los servicios de salud y calidad de vida vinculados al turismo; la promoción de la energía renovable y de la elevación de la eficiencia energética, (…) el fomento de los encadenamientos vinculados a la transformación de dichos sectores y de las actividades de soporte e infraestructuras clave para su competitividad”.

Infraestructura: Se definen los siguientes objetivos: “expandir la cobertura y mejorar la calidad y competitividad de la infraestructura; lograr redes de infraestructura que propicien una mejor integración y competitividad del sistema económico y territorial del país; atraer Inversión Extranjera Directa en áreas de la infraestructura; reordenar y fortalecer la infraestructura (física e institucional) de normalización, metrología, control de la calidad; ampliar y diversificar las fuentes de financiamiento”.

Ciencia, Tecnología e Innovación: Su objetivo principal es “consolidar y modernizar el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, promover la intersectorialidad y la concertación de políticas públicas (…) además debe conectar la ciencia con la economía, potenciando el papel de la innovación y la generación de conocimientos, para la competitividad empresarial y el perfeccionamiento de la administración pública”.

Recursos Naturales y Medio Ambiente: Debe “favorecer el cumplimiento del mandato constitucional de asegurar un ambiente sano y equilibrado; así como alcanzar los objetivos del PNDES-2030 y Objetivos del Desarrollo Sostenible (…) la mejora de la calidad ambiental en el país y la reducción de desastres ante peligros de origen natural, tecnológico y sanitario”.

Desarrollo Humano, Equidad y Justicia Social: Definida como sigue: “La política social es esencial e inherente a nuestro modelo, pues es el ser humano y su desarrollo integral el objetivo fundamental”.

Lo que no aparece de forma explícita y pública en el documento son indicadores, metas y plazos. Tampoco aparece en ningún lugar el costo de dicho Plan, lo cual es perfectamente lógico porque si no aparecen las metas de llegada, no hay cómo medir “cuánto cuesta alcanzarlas”.

Claro que para eso sería necesario un sistema regulatorio que les permita a las empresas hacer lo que tienen que hacer, tomar los riesgos que tienen que tomar, asociarse con quien deban/puedan. Porque lo que no tiene sentido es exigirles que tengan resultados dentro de un sistema regulatorio que se acerca asintóticamente a ser como una “sombrilla de plomo”.

De igual forma, si comparamos lo que aparece como objetivos, propósitos, aspectos esenciales de cada uno de aquellos macroprogramas con nuestra realidad de hoy, tendríamos que aceptar que, como balance, estamos lejos de haber avanzado en esos propósitos.

Así tenemos que:
  • La institucionalidad, lejos de lograr un marco institucional que genere confianza, sigue produciendo incertidumbre.
  • Los gobiernos locales no alcanzan a encontrarse a sí mismos ni a crear una institucionalidad fuerte con las competencias requeridas, más allá de la buena voluntad y la dedicación de su personal.
  • La corrupción se ha convertido en noticia cotidiana, alimentada por la falta de transparencia y el afianzamiento del corporativismo como modelo organizacional.
  • La conducción macroeconómica ha provocado desequilibrios difíciles de erradicar y un desastre monetario y cambiario que refuerza la desconfianza.
  • La transformación productiva ha ido en reversa; hoy, por ejemplo, la integración de nuestro sistema productivo al sector turístico es muy débil y todo ello ha aumentado la dependencia de las importaciones. No se han desarrollado ni nuevos sectores exportadores ni nuevos productos, y lo que cosechamos hoy en biotecnología es lo que se sembró hace más de veinte años.
  • Los servicios médicos, principal fuente de ingresos del país, han reducido su participación en las exportaciones totales y el turismo ha dejado de ser —y parece que no será por un buen tiempo— el motor que un día pensamos podría compensar la destrucción del sector de la agroindustria cañera.
  • La infraestructura está muy lejos de lo que hoy necesita Cuba para impulsar el crecimiento y el desarrollo y allí donde algo ha mejorado, resulta insuficiente a pesar de todos los esfuerzos y de ser un aspecto de especial atención de la máxima dirección del país.
  • La conexión de la ciencia con el sisma empresarial —con todo el sistema— sigue siendo débil, y su aporte a la competitividad del sistema igual, de la misma forma que nuestra dependencia tecnológica ha crecido.
  • Nuestras ciudades se han convertido en grandes vertederos que son una amenaza permanente al medio ambiente y a los ciudadanos de cada barrio.
  • Mientras, el desarrollo humano, la equidad y la justicia social han cedido espacio a la inequidad, la desigualdad y la pobreza.
No disfruto haciendo este recuento, me negaría a mí mismo si lo hiciera. Sólo llamo la atención de que, varios años después de haber sido aprobado este Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social, los resultados distan de lo declarado, de la misma forma que el país es otro, bastante diferente a cuando fue discutido y aprobado dicho plan.

Sería saludable, con datos en la mano, chequear públicamente los resultados de esos 108 proyectos.

Quizá resulta necesario repensar ese Plan, adaptarlo a las nuevas circunstancias, ajustarlo a las nuevas condiciones, reducir esa enorme cantidad de proyectos sin indicadores y sin metas a aquellos estrictamente esenciales y, a esos, definirles indicadores, metas y plazos para conseguirlos. Rendir cuenta públicamente de su cumplimiento o incumplimiento y asumir las responsabilidades correspondientes.

Resolvamos el corto plazo, pero sin perder la brújula que señala el rumbo del desarrollo.

La economía mundial en 2024 y perspectivas para 2025: Los impactos para Cuba (Parte I)

 Por: José Luis Rodríguez

 




Imagen Ilustrativa

I

Muchas personas —especialistas o no— aseguran que el 2024 puede ser calificado como un año terrible, en el que se ha extendido la incertidumbre y la inseguridad a escala global. Y no les falta la razón.

El contexto en el que se ha desarrollado el año que concluye, no registra señales favorables en cualquiera de las dimensiones que se quiera considerar.

Es así, que —en primer lugar— en el 2024 el mundo ha contemplado como continúa el deterioro del medioambiente y como fracasan los intentos en sucesivas reuniones internacionales por adoptar medidas que mitiguen los impactos del desastre, que cada vez cobra más fuerza. Para demostrar esos negativos efectos basta saber que el 2024 es el año más caluroso de la historia, al menos desde que existen registros para conocerlo y los efectos del calentamiento global están cada vez más presentes en la intensidad de los desastres naturales y en los cambios abruptos de temperatura. Pero nada indica que los principales causantes de esta realidad hagan lo que les corresponde para modificarla o al menos aliviar sus efectos.

En segundo lugar, es visible la pérdida de la hegemonía económica relativa del mundo capitalista desarrollado y de Estados Unidos en primer lugar. Si bien es cierto que la principal potencia mundial conserva un enorme poderío, desde hace años ya su dominio es crecientemente desafiado en el ámbito económico por China, país contra el que se viene desatando una guerra económica cada vez más intensa, pero inútil para frenar el avance del gigante asiático en la competencia económica internacional.

Esa pérdida del poder hegemónico se aprecia también en el impulso que cobra el multilateralismo en la economía mundial, con el desarrollo del los BRICS+ como contendiente, con una importancia creciente.

En tercer lugar, la lucha para mantener la hegemonía absoluta perdida, no se libra simplemente en los mercados, ya que se hoy se lleva a cabo una guerra donde los  conflictos bélicos reales, que pretenden recuperar el espacio perdido por la fuerza de las armas, se unen a la guerra económica.[1] Esas llamadas guerras híbridas, encuentran en el conflicto entre Rusia y Ucrania, o más bien en el conflicto entre la OTAN y Rusia que se libra en territorio ucraniano, el mejor ejemplo de lo que viene sucediendo. Desde luego que esto no ocurre sin peligrosas consecuencias, en primer término con la elevación a niveles récords, de los gastos militares, que llegaron en el 2023 a 2 billones (millones de millones) 243 mil millones de dólares y donde se produjo un cambio en función de las fuerzas alineadas para las guerras actuales y futuras. De tal modo, el mayor gasto lo tienen los Estados Unidos (916 mil MM), China (296 mil MM), Rusia (109 mil MM) e India (83 600 MM) y —en octavo lugar— Ucrania (64 800 MM).[2] Para el 2025 los gastos militares de Estados Unidos serán 895 mil millones de dólares y Rusia erogará 140 mil millones.[3]

Los resultados concretos de la evolución de la economía mundial muestran en el 2024 los efectos de la incertidumbre y las tensiones que potencialmente aumentan en el presente año.

Lo primero que cabe apuntar, es que —según las proyecciones del Banco Mundial— [4] los pronósticos de crecimiento en 2024 y 2025 son de 2.6%, cifra por debajo de la visión más optimista del FMI. Esta visión del Banco Mundial puede resultar  especialmente válida, si se toman en cuenta los últimos acontecimientos geopolíticos al cierre del 2024, particularmente, con la mayor agresividad de Israel en el conflicto del Medio Oriente, incluyendo el derrocamiento del gobierno de Siria. A esto se añade la intensificación de la guerra en Ucrania y los agresivos  pronunciamientos sobre política exterior del presidente Donald Trump.

No obstante, aún tomando como base los cálculos del FMI, se destaca en esta evolución[5] que el magro crecimiento de la economía mundial en 2024 se apoya —básicamente— en las llamadas Economías Emergentes y el Desarrollo, mientras que los países capitalistas más desarrollados —excepto EE.UU.— enfrentan muy bajos niveles de incremento del PIB, e incluso Alemania, que es  la principal economía europea, decrece en 2023 y no crece en 2024, afectada —particularmente— debido a las sanciones implementadas, por Occidente contra Rusia, que cerraron el mercado europeo a la venta de combustible ruso producto de la guerra de Ucrania, lo que ha elevado el costo del gas importado, que alcanza precios muy superiores a los que se podía adquirir anteriormente el gas ruso. Todo ello ha mostrado —además— el nivel de sumisión a la política de Estados Unidos por parte de la Unión Europea, cuya economía es presa de una profunda depresión a partir —en buena medida— de las consecuencias de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania.[6]

En el caso de EE.UU. diversos economistas consideran sobrevalorados los resultados obtenidos por su economía, en tanto que en ellos pesa mucho la especulación bursátil, no así la economía real, que enfrenta un notable proceso de pérdida de competitividad, sobre todo en el sector industrial.[7]

En los resultados de la economía mundial en 2024 destacan los avances de las economías asiáticas y —especialmente— en los casos de China y la India, que han exhibido elevadas tasas de crecimiento durante años. Mientras los resultados de los países en desarrollo continúan mostrando las consecuencias de la crisis dadas las elevadas tasas de endeudamiento que alcanzaban ya 8 billones 800 mil millones de dólares en el 2023, con un pago de 406 mil millones como servicio de la deuda, pagos que se cubren con una política fiscal restrictiva que lleva a la reducción de los gastos en educación y salud, entre otras partidas esenciales para el desarrollo.

Por otro lado, la economía mundial ha registrado en el 2024 una reducción de alrededor del 6% en el precio de los combustibles y de un 9% en el caso de los alimentos, aunque persisten muchas diferencias según las diferentes regiones y siguen presentes fuertes tensiones y rupturas en las cadenas logísticas de suministros y las cadenas globales de valor. En el 2025 se pronostica otra reducción del 6% en los precios de los combustibles y del 4% en el caso de los alimentos.[8]

Resumidamente, aunque tanto el Banco Mundial, como el FMI redoblan sus esfuerzos por destacar la positividad de los resultados de la economía mundial y —en general— de los procesos de desarrollo, los datos disponibles refutan esas perspectivas favorables. Así el propio Banco Mundial dejaba constancia de la insuficiencia de lo logrado al señalar: “Frente a este telón de fondo, se necesitan medidas globales decisivas y esfuerzos en las políticas nacionales. A nivel global, las prioridades incluyen salvaguardar el comercio, apoyar las transiciones verdes y las digitales, el alivio de la deuda y mejorar la seguridad alimentaria”.[9]

Por su parte, el propio FMI destaca que la tasa de crecimiento que informa “…es la más débil en décadas y los riesgos a la baja están aumentando y dominan las perspectivas”.[10]

Adicionalmente no pueden dejar de mencionarse múltiples impactos sociales, que —según diversos informes recientes del sistema de Naciones Unidas—, revelan que el 40% de los países se encuentran en una situación vulnerable por su nivel de endeudamiento; 1 100 millones de personas viven en pobreza multidimensional y 712 millones se encuentran en pobreza extrema; 864 millones enfrentan inseguridad alimentaria grave y 733 millones pasaron hambre en 2023. Por otro lado, los niveles de desigualdad en el mundo se acrecientan y solo en América Latina y el Caribe —la región de mayor nivel de desigualdad— el 50% de la población más pobre recibe el 10% de los ingresos, mientras que el 10% más rico capta el 55% de los ingresos.

II

Todo lo anteriormente comentado muestra que las perspectivas para el 2025 continúan sujetas esencialmente a las mismas incertidumbres y riesgos del 2024. De ahí que —aunque se mantengan los mismos ritmos de crecimiento en el PIB para este año— los retos que enfrentará la economía mundial en 2025 pueden ser mayores.

Entre los retos a enfrentar se destacan los siguientes, según criterios de diversos analistas.[11]

  1. La gran crisis financiera del 2008 no fue rebasada y sus efectos se hicieron sentir nuevamente en el 2024, situación que no parece superable en el 2025.
  2. Los más significativos conflictos bélicos en curso: La guerra entre la OTAN y Rusia no se prevé que tenga una solución negociada a corto plazo, por lo que sus nocivos efectos en la economía mundial se mantendrán —e incluso— pueden agravarse en el 2025 si se intensifica el conflicto. Igualmente la guerra de Israel contra Palestina, que se ha extendido en el Medio Oriente, puede desembocar en un conflicto de mayor extensión e intensidad, con efectos especialmente en la economía petrolera mundial. Finalmente, se mantiene como un foco potencialmente peligroso la injerencia de EE.UU. en Taiwán, como parte de su enfrentamiento con China.
  3. La política económica anunciada por Donald Trump —de llevarse a la práctica tal y como se ha formulado hasta el momento— tendrá un fuerte impacto en la economía mundial en el 2025. Esa política supone la elevación de los aranceles para tratar de frenar la competencia internacional y sus efectos sobre la economía norteamericana, lo que puede llevar a una guerra comercial generalizada de efectos muy negativos para la economía mundial, comenzando por los aliados estratégicos de EE.UU. y también para Norteamérica. Igualmente impactarán en otros países la forma de frenar la inmigración, la revisión y el cuestionamiento de acuerdos de cooperación internacional e integración económica, una política fiscal restrictiva y discriminatoria al interior de los propios Estados Unidos y una política negativa en relación al enfrentamiento del cambio climático.[12]
  4. El desarrollo de China continuará avanzando en el 2025, con un mayor peso en el consumo interno y la intensidad de la innovación en la tecnología. La competitividad del gigante asiático se continuará consolidando a través del desarrollo tecnológico y mediante la participación de China como elemento clave en los BRICS+ y en la Ruta de la Seda, especialmente en el Sudeste Asiático, África y América Latina. La guerra económica en curso con EE.UU. y su impacto dependerá mucho de la posición que asuma el gobierno norteamericano al respecto en 2025, especialmente en la política arancelaria, así como la respuesta del gobierno chino a estos ataques.
  5. Las tasas de inflación se han moderado en el 2024, pero no han recuperado los niveles del período previo a la covid-19 y mucho menos alcanzan la meta del 2% que se previó originalmente para esta etapa. El aumento de las tasas de interés para continuar enfrentando la inflación, es un riesgo que impulsaría la crisis de endeudamiento externo de los países en desarrollo, que se mantiene, y pudiera impactar negativamente en los precios.
  6. La transición hacia la digitalización avanzada y el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) continuará avanzando en el 2025. No obstante, los efectos de la introducción de la IA y la Robótica implican conflictos en el mercado laboral que puede traer nuevas tensiones sociales por el desempleo que provocan y un deterioro mayor del nivel de vida de los trabajadores, lo cual tiene implicaciones sociales y políticas.
  7. Finalmente, los fenómenos demográficos continuarán teniendo una fuerte influencia en la economía durante el 2025. Por una parte, la reducción de la población joven y el envejecimiento poblacional en países de mayor desarrollo, ha supuesto —hasta el presente— la utilización de los migrantes, factor que no puede ser compensado —al menos con los elementos que hoy se cuenta— con la introducción de la IA y la Robótica de forma masiva y económicamente sustentable.

El complejo escenario económico internacional descrito supone impactos transversales en todos los países incluyendo a Cuba.

(Continuará)

Bibliografía

Ahora Mundo (2024) “La economía mundial en 2025: un año de incertidumbre” Diciembre 28 de 2024 www.ahoramundo.com.doc
Cobarrubia, Faustino (2024) “Economía de Estados Unidos: Entre los anhelos electorales y la realidad objetiva” en “Resumen sobre la evolución de la economía mundial en el primer semestre del 2024” Agosto de 2024 www.ciem.cu
Deutsche Welle (2024) “Los 5 principales retos de la economía mundial en 2025” Diciembre 27 de 2024  www.dw.com.doc
El Diario New York (2024) “The Economist lanza The World Ahead 2025, con las predicciones para el próximo año” Noviembre 22 de 2024 www.eldiariony.com
EURONEWS (2024) “Putin aprueba un gasto militar record: Rusia necesita más dinero para ganar en Ucrania” Diciembre 1º 2024 www.es.euronews.com.doc
IMF (2024) “World Economic Outlook” October 2024 www.imf.org
LISA (2024) “Análisis prospectivo de las 7 principales tendencias de 2025” Diciembre 23 de 2024 www.lisanews.org
Roberts, Michael (2024) “Pronóstico 2025: ¿Economía rugiente o tibia?” Diciembre 31 2024 www.thenextrecession.worldpress.com
SIPRI (2024) “World Military Expenditure 2023” April 20 2024 www.sipri.org
SPUTNIK (2024) “Presupuesto military de Estados Unidos para 2025” Diciembre 29 de 2024 www.noticiaslatam.lat
World Bank (2024) “Global Economic Prospects” June 2024 www.openknowledge.worldbank.org
World Bank (2024a) “Commodity Markets Outlook” October 2024 www.openknowledge.worldbank.org
[1] Aunque los estimados divergen, hoy se calcula que se han implementando más de 18 400 sanciones contra personas naturales y jurídicas vinculadas a Rusia. Sin embargo, los sancionadores también han enfrentado pérdidas significativas en sus economías y –por otro lado- Rusia ha podido neutralizar el impacto de buena parte de las sanciones recibidas, aunque analistas occidentales señalan que no podrá resistir las mismas a largo plazo. Pero eso está por ver en la realidad.

[2] Ver SIPRI (2024) El gasto militar ucraniano en buena medida es cubierto por la ayuda que recibe de Occidente

[3] Ver SPUTNIK (2024) y EURONEWS (2024).

[4] Ver World Bank (2024).

[5] Ver Roberts (2024) y IMF (2024).

[6] El costo directo del apoyo de los países europeos a Ucrania puede estimarse que en estos momentos supera los 130 mil millones de euros.

[7] Vale la pena anotar que según Trump ese problema debe resolverse con un fuerte proteccionismo, frente a todo aquel que sea más competitivo que Estados Unidos en estos momentos, tesis muy discutible y plagada de subjetivismo. Ver Roberts (2024) y Cobarrubia (2024).

[8] Ver World Bank (2024 y 2024a).

[9] Ver World Bank (2024).

[10] Ver IMF (2024).

[11] Ver Ahora Mundo (2024), Deutsche Welle (2024), El Diario New York (2024), Roberts (2024) y LISA (2024).

[12] La práctica dirá la última palabra, pero diversos autores consideran que resulta muy difícil que la política propuesta por Trump pueda aplicarse efectivamente tal y como ha sido anunciada hasta el presente.

En la actual campaña se cultiva papa en todas las provincias. Comentario HHC

Un total de 4 125 hectáreas están sembradas de papa en todo el país, correspondientes a la campaña 2024-2025, una etapa que está a punto de concluir, pues del plan solo restan 445 hectáreas por plantar

Foto: Archivo

Un total de 4 125 hectáreas están sembradas de papa en todo el país, correspondientes a la campaña 2024-2025, una etapa que está a punto de concluir, pues del plan solo restan 445 hectáreas por plantar.

Según la información que ofreció a la ACN Carlos Martell Hernández, subdirector de Agricultura del Ministerio homónimo, a diferencia de años anteriores, en la actual campaña cultivan el tubérculo en todas las provincias y en el municipio especial Isla de la Juventud (80 hectáreas), en un esfuerzo por garantizar mayores áreas plantadas y, por ende, mejor cosecha.

Las plantaciones de papa de esta temporada comenzaron a mediados de noviembre, en el municipio de Güines, en Mayabeque, provincia que tradicionalmente marca este paso, y donde se sembraron 1 050 hectáreas.

Las logradas por los productores cubanos fueron las primeras semillas que llevaron a los surcos, y en la medida en que entraron al país las importadas, se fueron incorporando, según la planificación, por las áreas correspondientes. Las últimas provincias que se sumaron a esta actividad fueron Las Tunas, Holguín y Granma, informó.

Martell Hernández confirmó que existe disponibilidad de recursos para las actividades agrotécnicas, esencialmente fertilizantes y pesticidas, aunque persisten las limitaciones con los combustibles y la energía eléctrica, vitales para la preparación de tierras, cultivos y el regadío, lo que, lógicamente, puede tener incidencia en los resultados productivos.

En la pasada campaña se plantaron 5 100 hectáreas, desde la primera decena de noviembre hasta enero, aunque el 60 % del área se sembró fuera del calendario óptimo. Las mayores extensiones estuvieron en Mayabeque, Matanzas, Ciego de Ávila, Artemisa, Cienfuegos y Villa Clara, y en menor cantidad en suelos de Pinar del Río y del municipio especial Isla de la Juventud.

Comentario HHC: Importante obtener la mayor cantidad de papa posible, pero no se habla de rendimientos, ni de volumenes a alcanzar y de cuánto se estima la demanda en nuestro país, con el déficit de alimentos existentes.

Lo anterior es relevante, porque el año pasado se sembraron 5 100 ha y este año serán  4 750 ha, un -6.8 % menor. 

Interesante que se ofrezcan algunos datos de lo que está ocurriendo, mientras la ONEI no ha podido publicar el Capitulo de la Agricultura del Anuario Estadistico del 2023 y ya estamos en el 2025.

En las reseñas de las reuniones del Consejo de ministros solo se dice y en ocasiones, " no se cumple el plan previsto" , pero ni se sabe el Plan ni el real. Esto es desde que decidieron convertir la economía en una ciencia de letras, y no contar con criterios de medidas en lo fundamental.