Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 30 de octubre de 2025

Leyendo el Programa de Gobierno: el todo y la suma de las partes

 

No creo que este pueda ser el programa que guíe la reforma necesariamente profunda que necesita nuestra economía ni que sustente nuestros esfuerzos de desarrollo. 

  1. Aspiraba a que fuera un documento contundente, sintético, que cubriera los aspectos decisivos de nuestra realidad. En tanto el nombre que se ha repetido hasta la saciedad es “Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía”, pensé que encontraría un diagnóstico que identificaría y ordenaría por grado de impacto las principales distorsiones y las trabas/brechas/trampas/obstáculos decisivos que impiden a la economía nacional alcanzar una mayor dinámica. Es cierto que en todos estos años hemos recopilado libros enteros de distorsiones y trabas, pero presentar la consideración del gobierno al respecto hubiera permitido contrastar los objetivos (generales y específicos) así como los indicadores, con aquella valoración. 
  2. También esperaba encontrar los principales retos que el programa apunta a resolver, ordenados por su grado de importancia y el plazo de tiempo que tomará su solución. El tiempo es una variable política de la mayor importancia que en nuestro caso ha sido manejada como si no fuera el recurso más escaso que tiene el ser humano.

    Es cierto que son múltiples los retos que nuestro país tiene que enfrentar, pero que el gobierno ofrezca al pueblo cuáles son sus prioridades no es un ejercicio vano. Permitiría alinear esfuerzos y concentrar recursos. Identificar la dirección principal del golpe me parece fundamental, sobre todo por garantizar la coherencia mínima indispensable que permita obtener resultados palpables y para saber/corregir a tiempo aquellas decisiones/medidas/políticas que no contribuyan o que sean francamente negativas con esos retos.

  3. Aspiraba también a encontrar en este Programa una actualización de la visión de país, pues después de casi diez años de haberse compartido la que aparece en el documento de la Conceptualización y atendiendo a los profundos cambios ocurridos, pienso que era necesario repensar y actualizar la que existe, en especial el significado/contenido de los términos.

    Mi pregunta es: ¿Aquella visión que aprobamos casi diez años atrás es la que debe guiar este programa? ¿Es que acaso no ha pasado nada en estos diez años? ¿Podemos autodenominarnos “un país próspero” cuando la marginalidad y la pobreza han crecido y una parte de nuestra población se convirtió de forma masiva en emigrantes económicos? ¿O cuando servicios decisivos para el bienestar de las personas, como la salud, educación, higiene y urbanidad, han sufrido daños que parecen irreparables?

  4. Se extraña también que no aparezcan identificadas las líneas/ejes principales que accionarían transversalmente y conectarían los esfuerzos parciales. De esta primera lectura me queda la percepción de que el esfuerzo de coordinación de políticas deberá ser significativo y parece que seguirá descansando en reuniones y visitas y mucho menos en mecanismos indirectos que conecten esos diferentes objetivos.

    El Programa rebasa en su alcance el título que lo anuncia. Hay una recopilación de las tareas/objetivos de todos o de la mayoría de los sectores. Sin dudas ofrece información de la mayoría de las actividades del país, lo cual es bueno. No obstante, no deja de ser una suma de partes y cuesta encontrar la coherencia entre los tantos objetivos.

  5. Existen objetivos e indicadores que parecen diseñados para el año que corre, en especial los que tienen que ver con sectores y ramas de la economía. En ellos no aparece un horizonte temporal explícito. Mientras las metas definidas expresadas en porcentajes que tienen como referencia el año 2024 ilustran poco, en tanto la “ejecución real del 2024” aún no se conoce en una buena parte de ellas. Un ejemplo a continuación: Aporte de los actores económicos no estatales en la economía: superior al real 2024”. 

  6. Siendo este también el Programa de Gobierno para reimpulsar la economía, llama la atención que no aparezca la proyección del PIB para los próximos años, lo que, de otra parte, lleva a pensar que este programa solo cubre el año que está a punto de terminar. Sin embargo, existen objetivos que, por su magnitud, abarcarán varios años de intensa labor, como por ejemplo: “Realizar las acciones para desarrollar la plataforma tecnológica del mercado de deuda pública y la inclusión de las operaciones de letras de regulación monetaria”.

    Tampoco aparece nada referido a categorías tales como formación bruta de capital, consumo de los hogares y consumo de gobierno, tasa de inversión y prioridades de asignación, asunto este último que durante varios años ha constituido una de las mayores distorsiones de nuestra economía.

  7. Un Programa de Gobierno debería, a mi juicio, generar CONFIANZA entre los tres únicos agentes/actores de la economía —las familias, las empresas y el Estado— y en ese sentido hay algunos anuncios que apuntan a ello, como los referidos al tratamiento de la inversión extranjera, algo que lleva años anunciándose, o las negociaciones de deuda por activos, instrumento que ya se está utilizando de forma puntual. Sin embargo, en otros temas como los referidos a la política monetaria y cambiaria, no resulta igual. Un programa de gobierno debería venir acompañado de una secuencia de las acciones a acometer y de sus respectivos plazos temporales, algo de lo cual este carece.
No creo que este pueda ser el programa que guíe la reforma necesariamente profunda que necesita nuestra economía ni que sustente nuestros esfuerzos de desarrollo.

Pero ya tenemos una propuesta: el ejercicio de la discusión pública a todos los niveles y de la crítica ciudadana puede contribuir a llenar los déficits que hoy se evidencian.

Volveré a repetir que la suma de las partes no necesariamente conduce al todo.

Sobre las declaraciones del representante del gobierno de EEUU y la oferta de ayuda al paso del ciclon.


Por Carlos R. Fernández de Cossío, Viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba

El funcionario del Departamento de Estado Christopher Landau ha pretendido engañar a los latinoamericanos al describir una versión mendaz sobre el bloqueo económico contra Cuba y proclamar que esta política no existe, como si fuera tan fácil aceptar esa tomadura de pelo.

Resulta difícil creer que él o sus asesores desconozcan, por ejemplo, que:

 La Helms-Burton describe textualmente, entre los propósitos de dicha legislación: “fortalecer las sanciones internacionales contra el gobierno de Castro”.

 La sección 102 del título I de la propia ley, en su párrafo (1), reitera el mandato de la Ley Torricelli según el cual “el Presidente debe exhortar a países extranjeros a restringir el comercio y las relaciones crediticias con Cuba…”; y todos sabemos los que significa para Estados Unidos “exhortar a países extranjeros”.

 El párrafo (2) de la propia sección establece en su inciso b) que el “Secretario de Estado debe asegurar que el personal diplomático en el extranjero y, en sus contactos con funcionarios extranjeros, estén comunicando las razones del embargo de Estados Unidos contra Cuba, y estén instando a gobiernos extranjeros a cooperar de modo más efectivo con el embargo”.

 La sección 104 del título I de la propia ley plantea en el inciso (b) la reducción de los pagos de los Estados Unidos a las Instituciones F s Financiaras Internacionales si alguna institución financiara internacional aprueba un préstamo u otro tipo de asistencia al gobierno cubano con la oposición de Estados Unidos, en cuyo caso el Secretario del Tesoro retendrá los pagos a tal institución en monto igual al monto de la deuda o asistencia.

Es difícil creer que Landau ignore que las normas y regulaciones de Estados Unidos, entre otras formas de sabotear las relaciones económico comerciales de Cuba en cualquier parte del mundo:

 Prohíben que empresas de cualquier país del mundo, que son subsidiarias de compañías estadounidenses, mantengan cualquier tipo de relación comercial con empresas en Cuba, con independencia de la legislación ese país o de la relación que tiene dicho país con Cuba.

 Prohíben que buques mercantes de cualquier país entren a puertos estadounidenses si en los 180 días previos han tocado algún puerto cubano.

 Prohíben la exportación a Cuba, no solo de productos estadounidenses, sino de cualquier producto producido pro cualquier empresa de cualquier país del mundo, si ese producto tiene 10 por ciento o más de componente originado en Estados Unidos, y se entiende como componente, materias primas, partes y piezas, software y propiedad intelectual.

 Prohíben la exportación a Estados Unidos de cualquier producto producido en cualquier país del mundo, por empresas que no tengan relación o afiliación alguna en Estados Unidos, si esos productos tienen el más mínimo de componente cubano.

 Prohíben que bancos de cualquier país abran cuentas en dólares estadounidenses a personas jurídicas o naturales cubanas, o lleven a cabo transacciones financieras en dicha moneda con entidades o personas cubanas.

 Penalizan a los empresarios de cualquier país que realicen inversiones o negocios con Cuba, a quienes se les deniega el otorgamiento de visado para entrar en Estados Unidos, lo cual se hace extensible a sus familiares. Esos empresarios podrían, incluso, ser objeto de acciones legales ante tribunales estadounidenses en el caso de que sus operaciones con Cuba se relacionen con propiedades vinculadas a reclamaciones de ciudadanos estadounidenses, o que, habiendo nacido en Cuba, adquirieron esa ciudadanía posteriormente.

Nadie puede aceptar la idea de que Landau y el Departamento donde trabaja desconozcan que su gobierno adoptó en 2019 medidas adicionales típicas de situación de guerra para privar a Cuba de suministros de combustible que no procede de terceros países, no de Estados Unidos, y que no tiene vínculo alguno con empresas estadounidenses.

Como no puede creerse que ignora que desde entonces se han adoptado diversas medidas represivas, tanto ejecutivos como en cortes para castigar a las empresas que, incluso de modo remoto, han tenido relación con el suministro de combustible a Cuba.

Se trata solo de ejemplos selectivos, pero si el funcionario indagara un poco, comprendería que no se puede engañar a mucha gente.