Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

martes, 15 de septiembre de 2020

Comercio exterior y sector no estatal en Cuba: apertura que da para más

Es necesario un proceso aperturista de mayor calado en el comercio exterior para que favorezca dinámicas de competencia y eficiencia.

Apertura comercio exterior
La posibilidad de importar brindará a los emprendimientos mejoras en el acceso a medios de producción e insumos en cantidad, calidad y condiciones de estabilidad que les permitiría asegurar una oferta que satisfaga la ávida demanda interna, e incluso en mercados foráneos.
Foto: Archivo IPS Cuba
Los efectos globales y locales de la covid-19 aceleraron una crisis que ya estaba inexorablemente instalada en la economía cubana, profundizando la carencia de divisas y la escasez de productos en los mercados. Además, se puso en evidencia la inoperancia de la política económica diseñada e implementada sobre la base de mecanismos administrativos para lograr cualquier resultado que trascienda la mera supervivencia durante el período de manejo de la pandemia y con posterioridad a esta.
La CEPAL sugiere una caída de un 8 por ciento del PIB cubano, y cada nueva estimación del producto para el corto plazo tiende a ser más recesiva.
Situaciones críticas como esta han propiciado en las últimas décadas reformas que consideran una mayor apertura al mercado y a la presencia del sector no estatal. Si bien estas soluciones han sido varias veces pausadas o revertidas en parte, han tenido que ser rescatadas con cada vez mayor frecuencia, incorporando ingredientes resistentes a la eliminación.
El 16 de julio de este año, el gobierno cubano anunció la decisión de implementar un conjunto de medidas que integran su estrategia económica y social para el manejo de la crisis, las cuales suponen en general un rescate y profundización de los principios fundamentales de la reforma oficializada en 2011.
El anuncio inicial se refirió a medidas o intenciones que atendían a diversos planos de acción de la política económica, como la transformación del modelo económico cubano, y solución de problemas estructurales.
Además, orientadas al cortísimo plazo, se anunciaron acciones encaminadas a incrementar la captación de divisas, traducidas con inmediatez en la reconversión de varias tiendas para la venta exclusiva en moneda libremente convertible (MLC), la inclusión de nuevos productos en los circuitos de venta dolarizados y la eliminación del gravamen que se aplicaba al dólar al ser cambiado a CUC o depositado en efectivo en cuentas en MLC en el sistema bancario.
Entre las áreas fundamentales insuficientemente analizadas, ha permanecido ausente una explicación detallada de cómo debería atemperarse al nuevo contexto la política social.
No obstante, la noticia del rescate de las reformas ofrece fundamentalmente lecturas positivas, como la ruptura del inmovilismo y la generación de expectativas positivas en diversos actores.
También implica un retorno del debate y el accionar de políticas a un terreno fundamentalmente en los planos estructurales y del modelo económico, donde parecen confluir la voluntad popular, propuestas emanadas de la academia, y el contenido de diversos documentos programáticos gubernamentales rectores de la política económica cuyas nociones de cambio vuelve a retomar el discurso oficial.

La hora del sector no estatal      

El acceso del sector no estatal al comercio exterior ha sido una necesidad largamente pospuesta.
Foto: Ivet Gonzáles Lemes_IPS
El camino de la reforma se ha vuelto a emprender. Luego de la puesta en marcha de tiendas y nuevos productos en moneda extranjera y la eliminación del gravamen al dólar estadounidense han sido publicadas en la Gaceta Oficial un grupo de normas que autorizan el acceso del sector no estatal a los canales formales del comercio exterior.
Estas nuevas regulaciones poseen una lógica conexa con diferentes propósitos enunciados con anterioridad por las autoridades. En el corto plazo, se integran a los mecanismos de recaudación de divisas, fundamentalmente a partir de la centralización de las importaciones por parte del aparato estatal designado. A su vez, constituyen nuevos resortes orientados a garantizar la estabilidad y crecimiento del sector no estatal.
El acceso del sector no estatal al comercio exterior ha sido una necesidad largamente pospuesta, y ahora comienza a tomar forma sin esperar para el caso de los “cuentapropistas” por arreglos legislativos que les garanticen personalidad jurídica. Aunque aún de manera incipiente, estas reglas comienzan a democratizar el acceso a nuevos ámbitos de la economía a actores antes segregados.
En los canales formales de comercio exterior, existe un importante potencial para generar nuevas sendas de estabilidad y prosperidad a los negocios privados, divisas para estos y para el país.
En tanto, la posibilidad de importar brindará a algunos emprendimientos mejoras en el acceso a medios de producción e insumos en cantidad, calidad y condiciones de estabilidad que les permitiría asegurar una oferta que satisfaga la ávida demanda interna, e incluso colocar sus producciones en mercados foráneos.
De concretarse ventas en los mercados externos, estas supondrían una contribución en términos de volumen y variedad a las menguadas exportaciones de la isla, en particular las de bienes que constituyen hoy un exiguo 19 ciento del total exportado, además de incrementar la disponibilidad de MLC que permanecerá bancarizada y bajo mayor control de las autoridades.
Ya desde el primer anuncio se temía que los procesos de implementación recorrerían sinuosos caminos, plagados de obstáculos capaces de vaciar de contenido lo suficientemente transformador a medidas específicas, mantener frustrado su potencial, y limitar un avance coherente de la reforma en su conjunto.

Contradicciones y carencias.

Las recientes medidas referidas al comercio exterior, más allá del aperturismo que suponen, revelan contradicciones, carencias y omisiones, que atentan contra una participación creciente del sector no estatal en procesos eficientes de importación exportación, y socavan desde el diseño los intereses y resultados esperados no solo por las formas no estatales, sino por las propias autoridades.
Si bien las nuevas normas abren para el sector no estatal la posibilidad de acceso a ámbitos formales del comercio exterior, mantienen el monopolio de las operaciones directas con el extranjero en manos de empresas estatales. De estas, algunas son especializadas en procesos de importación y exportación de rubros más o menos específicos, otras productoras con licencia para determinadas operaciones de comercio exterior.
Las medidas no admiten que los privados domésticos se relacionen directamente con empresas extranjeras, muchas con sucursales radicadas en Cuba. Tampoco conciben el desarrollo eventual de emprendimientos especialmente orientados a la intermediación de comercio exterior.
Queda por ver si tal actividad quedará permitida en un futuro que trascienda la exigua y básica lista de opciones para los TCP… pero se anticipa el Banco Central con la resolución 112/2020 e indica que las cuentas bancarias designadas para las operaciones de comercio exterior “en ningún caso pueden utilizarse (…) para prestar ser­vicios de importación y exportación a favor de terceros”.
De esta manera, se garantiza a 36 empresas del aparato importador/exportador estatal un mercado cautivo, y se perpetúan las estructuras monopólicas que tradicionalmente han abastecido al sector estatal con una eficiencia bien lejos de la deseada. Por otra parte, el universo de empresas facultadas para el comercio exterior es también limitado, y con áreas de especialización “repartidas”.
En un ambiente de mínima competencia, y sin que haya trascendido al público variaciones en el sistema de incentivos de directivos y trabajadores de las empresas estatales de comercio exterior, queda por ver si el mandato administrativo de atender la demanda probablemente atomizada de las formas no estatales  será suficiente para garantizar un desempeño efectivo de estos procesos.

Omisiones en las regulaciones

Es válido considerar la experiencia adquirida por muchísimos cubanos quienes desde hace años, relegados a la informalidad, realizaban compras en el exterior para surtir sus propios negocios o incluso con carácter comercial, cifradas antes de la pandemia entre 1 500 y 2000 dólares anuales.
Foto: Jorge Luis Baños_IPS
Curiosamente, las pormenorizadas regulaciones no hacen referencia a los plazos de entrega de mercancías contratadas, si se pagará por estas anticipadamente o al recibirlas, cuándo se realizarán los depósitos de pagos por exportaciones, y las consecuencias del incumplimiento de entrega o pago por parte del intermediario.
Antes de la formalización de las normas, Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior e Inversión extranjera, explicaba la determinación de encauzar los procesos de comercio exterior a través de las empresas estatales designadas, enunciando como argumento que “En ninguna parte del mundo las pequeñas empresas, o incluso las personas que no tienen aún una empresa, hacen este tipo de gestión. Siempre se apoyan en empresas especializadas”.
Efectivamente, la existencia de trading companies en todo el mundo responde a una especialización que permite brindar estos servicios a terceros con experticia y competitividad. No obstante, el universo de proveedores de estos servicios es vasto, con amplio predominio del sector privado, y su utilización responde a decisiones de los clientes y no a mandatos externos.
Por cierto que en el propio sector estatal cubano puede verificarse la existencia de empresas productoras, de varios sectores, y sobre las que se intuye diferencias de escala, facultadas para realizar operaciones directas de comercio exterior donde colocan sus producciones, y/o adquieren insumos. EGREM, el CNIC, COMETAL, entre otras, aparecen en los listados del Directorio Comercial de la República de Cuba.
De momento, se niega que negocios activos o por surgir en el sector no estatal tengan la necesidad, decisión y capacidad de adquirir las habilidades para gestionar directamente sus procesos de importación/exportación u ofrecer estos servicios a terceros. La necesidad de importar o importar directamente, incluso emana subrepticiamente de casos concebidos en el propio entramado regulatorio.
Entre las pautas establecidas por Comercio Exterior para la relación entre los intermediarios designados y privados, se establece que “las formas de gestión no estatal pueden solicitar la exportación e importación de bienes y servicios con un cliente o proveedor extranjero no comprendido en la cartera de clientes y proveedores extranjeros de las entidades autorizadas, siempre que no existan riesgos y se garanticen las vías para los cobros, pagos y la rentabilidad”.
La evaluación de rentabilidad y riesgo de intermediarios y emprendedores puede no coincidir, y la empresa de comercio exterior negarse a la operación. En el contexto de la actual regulación, dicha negativa impediría tajantemente la realización de la operación, cuando la decisión de avanzar o no debería ser prerrogativa del emprendimiento basado en consideraciones propias.
A su vez, las regulaciones ignoran las ventajas en términos de acceso masivo que supone el comercio electrónico para facilitar operaciones de comercio exterior y que ya están teniendo lugar. Por ejemplo, en el ámbito de la exportación de servicios, plataformas que facilitan la planificación de viajes y otros servicios al turismo; y en la importación de bienes mediante agencias extranjeras especializadas en el envío marítimo o aéreo.
Tampoco consideran la experiencia adquirida por muchísimos cubanos quienes desde hace años, relegados a la informalidad, realizaban compras en el exterior para surtir sus propios negocios o incluso con carácter comercial, cifradas antes de la pandemia entre 1 500 y 2000 dólares anuales.

Exceso de rentismo

En un contexto de ínfima competencia entre las empresas de comercio exterior, la ventaja de los intermediarios designados no es verificable, e incluso podría trastocarse en un encarecimiento de los procesos a partir de la intermediación forzada.
El argumento oficial resulta insuficiente para explicar la permanencia del monopolio, lo cual responde, entre otros factores, al arraigo de la centralización, la restricción administrativa y el control estatal que caracterizan al modelo económico cubano, así como a objetivos recaudatorios.
Precisamente, las regulaciones aparecen permeadas de exceso de rentismo, no solo a partir de la garantía de mercado cautivo para los intermediarios designados, sino en deducibles en MLC aplicados durante los procesos de comercio exterior, u otros aportes en divisa incluso desconectados de estos.
En los servicios de importación, se indica que además del margen comercial del intermediario, las formas no estatales sufraguen en divisas todos los gastos en los que se incurra, y lo mismo se espera en los procesos de exportación al deducir todo gasto del precio de venta, independientemente del signo monetario en que las erogaciones hayan tenido realmente lugar.
Y como resultado del pago por exportaciones (ya deducidos el margen de intermediación y los costos en que se incurrió), las formas no estatales obtendrán en divisas solo el 80 por ciento del pago, y el 20 por ciento restante en CUC al tipo de cambio oficial 1 a 1.
El 20 por ciento en divisas que no recibirá el exportador, será traspasado por la entidad intermediaria a la “liquidez central”, una transferencia sin contrapartida en la cadena de valor del esfuerzo exportador. En la práctica, nos encontramos frente a un impuesto que penaliza al exportador.
Si el exportador necesita luego obtener más divisas con la fracción obtenida en CUC, ante la inexistencia de un mercado cambiario formal deberá acudir al mercado negro, donde lo obtenido queda devaluado en la práctica, entre 30 por ciento y 50 ciento frente al USD.
Las proporciones establecidas no consideran la posibilidad de las estructuras de costo de los productores/exportadores, puedan hacer incompatibles su reproducción ampliada (o simple) con la obtención en divisas de solo 80 por ciento de sus ingresos por exportación.
Estas proporciones arbitrarias son análogas a otras vigentes, como las que “suponen” márgenes de utilidad apriorísticos y sin base para cada actividad en el trabajo por cuenta propia, al permitir solo la deducción de cierta cantidad de costos como porcentaje de los ingresos para calcular los ingresos netos.
 Algunas interrogantes
Es necesario el diseño e implementación de un proceso aperturista de mayor calado en el comercio exterior, que desmantele estructuras monopólicas, permita la entrada de nuevos actores y favorezca las dinámicas de competencia y eficiencia.
Foto: Jorge Luis Baños_IPS
Se aprecia en general un diseño regulatorio que exige al sector no estatal un sobresfuerzo en el financiamiento en MLC de procesos que  no lo requieren necesariamente, de entidades monopólicas u oligopólicas de cuestionable eficiencia que engullen mercados artificialmente cautivos, y de aportes inconexos con la voluntad de exportar.
En cuanto a las reglas establecidas para la apertura, carga y operatoria de las cuentas en MLC por parte de los actores no estatales, padecen de un nivel de detalle que termina omitiendo opciones y podría propiciar posterior discrecionalidad, y pautan reglas distintas por forma de propiedad.
Por una parte, no queda explícitamente mencionado entre los mecanismos de acreditación de fondos permitidos, la transferencia de MLC proveniente de cuentas bancarias no asociadas a actividad comercial alguna.
¿Queda excluida esta opción? ¿Si es así, por qué crear compartimientos financieros estancos? Si no lo es, ¿por qué no explicitarlo, o mejor, exigir una procedencia lícita de los fondos, pero declarar la validez cualquier mecanismo de acreditación funcional vigente o derivado de las nuevas operaciones de comercio exterior?
Por otro lado, se indica explícitamente que las personas jurídicas no podrán realizar en sus cuentas depósitos de efectivo. ¿Por qué no, como aporte de sus miembros? He aquí una desventaja para las formas de propiedad con personalidad jurídica, que atenta incluso contra el objetivo recaudatorio.
Con miras a futuro puede ser un hándicap a considerar por cuentapropistas valorando la transformación de su negocio en una estructura empresarial formal.
Las normas diferenciadas por tipo de propiedad o gestión, contradicen la intención enunciada por las autoridades de transitar hacia reglas parejas para todos los actores. En todo caso la selección anticipada de “ganadores” debería atender a otros criterios, como intereses sectoriales, calidad de los proyectos, esfuerzo exportador, entre otros.
Con respecto a este último, se avizora más discrecionalidad.
La ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, indicó la necesidad de “implementar incentivos fiscales a todos los actores de la economía que produzcan bienes o presten servicios con destino a la exportación” mediante bonificaciones al impuesto sobre utilidades o sobre ingresos personales, mas los rangos sugeridos privilegian a la empresa estatal, y se reducen al considerar la empresa mixta, cooperativas, y cuentapropistas. En ese orden.

Incentivos limitados

Apertura comercio exteripr
De inmediato, podrán aprovechar la nueva oportunidad quienes puedan recibir capitales desde el exterior, mantengan reservas en divisas, o sus ingresos o ahorros en CUP y CUC sean lo suficientemente elevados como para acudir al mercado negro a comprar monedas convertibles.
Foto: Jorge Luis Baños/ IPS
Otra carencia a señalar en las nuevas regulaciones, es la ausencia de mecanismos diseñados para garantizar con el paso del tiempo, el acceso de cada vez más productores no estatales a los canales del comercio exterior.
La posibilidad de importar/exportar, ha surgido integrada a los crecientes ámbitos dolarizados de la economía que, si bien ofrecen a las autoridades capacidad recaudatoria y nuevas oportunidades para determinados individuos o negocios, generan inevitablemente exclusión como contrapartida y profundizan las brechas sociales.
De inmediato, podrán aprovechar la nueva oportunidad quienes puedan recibir capitales desde el exterior, quienes mantenían reservas en divisas, o quienes sus ingresos o ahorros en CUP y CUC sean lo suficientemente elevados como para acudir al encarecido mercado negro a comprar monedas convertibles.
Es necesario concebir con premura la utilización de créditos en divisas para fomentar proyectos que generen exportaciones o sustitución de importaciones, el cofinanciamiento estatal del esfuerzo exportador, y las ayudas en estos signos monetarios fomentando la incursión en el comercio exterior de nuevos productores en sectores clave.
En resumen, el diseño que las autoridades han preparado para regular el acceso a canales formales de importación y exportación por parte del sector no estatal, comienza a abrir uno de los ámbitos más controlados y renuentes a la transformación de la economía cubana.
No obstante, era de esperar que las profundas distorsiones del modelo económico en general, y comercio exterior en particular, limitaran el potencial de las medidas e incluso colisionen con los objetivos transformadores de la reforma.
La permanencia de estructuras monopólicas estatales en el control de los procesos de comercio exterior, las normas dispares y arbitrarias, el rentismo desmedido, incentivos limitados o perversos, y la omisión de mecanismos de inclusión, conspiran contra el despliegue de todo el potencial que conlleva una creciente participación de las formas no estatales en el comercio exterior.
 Necesaria flexibilización de regulaciones
Para maximizar los resultados de la reforma, la flexibilización regulatoria constituye un poderoso instrumento en manos de las autoridades, más cuando los recursos fiscales disponibles para el fomento del sector no estatal se encuentran deprimidísimos.
Es necesario que el diseño e implementación de políticas, concentren una verdadera voluntad transformadora que se desprenda de los atavismos que, en el pasado, han frustrado la contribución de todos los actores posibles a las dinámicas de eficiencia y producción que demanda la economía cubana.
Para que las nuevas medidas puedan arrojar resultados que trasciendan el mero interés recaudatorio del corto plazo, deben ser revisadas críticamente por las autoridades, y entendidas como un esquema de tránsito breve y no una zona de llegada confortable.
Tras esta primera aproximación, es necesario el diseño e implementación de un proceso aperturista de mayor calado en el comercio exterior, que desmantele estructuras monopólicas, permita la entrada de nuevos actores, favorezca las dinámicas de competencia y eficiencia, revise los arreglos recaudatorios y los ate a mecanismos de generación de inclusión.(2020)

LAS CIFRAS DE TURISTAS INTERNACIONALES CAEN UN 65% EN LA PRIMERA MITAD DE 2020, INFORMA LA OMT


15 SEP 20

Las llegadas de turistas internacionales caye
ron un 93% en junio en comparación con 2019, según los últimos datos de la Organización Mundial del Turismo, que muestran la grave repercusión que h
a tenido la COVID-19 en el sector. Según el nuevo número del Barómetro del Turismo Mundial del organismo especializado de las Naciones Unidas, las llegadas de turistas internacionales se redujeron en un 65% durante la primera mitad del año. Se trata de un desplome sin precedentes causado por el cierre de las fronteras en todo el mundo y la introducción de restricciones de viaje como respuesta a la pandemia.

En las últimas semanas, un número creciente de destinos ha empezado a abrirse de nuevo a los turistas internacionales. La OMT informa de que, a principios de septiembre, el 53% de los destinos han aligerado las restricciones de viaje. No obstante, muchos gobiernos se mantienen cautelosos, y este último informe muestra que los confinamientos impuestos durante la primera mitad del año han tenido un impacto demoledor en el turismo internacional. La caída drástica y repentina de las llegadas ha puesto en riesgo millones de puestos de trabajo, así como a innumerables empresas.
Contabilizar el coste económico

Según la OMT, el desplome de la demanda de viajes internacionales en el periodo enero-junio de 2020 se traduce en una pérdida de 440 millones de llegadas internacionales y de alrededor de 460.000 millones de dólares de los EE.UU. en ingresos de exportación procedentes del turismo internacional. Las pérdidas en ingresos por turismo internacional multiplican por cinco las registradas en la crisis económica y financiera global de 2009.

En muchos lugares del mundo es posible hacer viajes internacionales de manera responsable y segura, y es imprescindible que los Gobiernos colaboren estrechamente con el sector privado para lograr que el turismo mundial se ponga en marcha de nuevo

El secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, afirmó: “El último Barómetro del Turismo Mundial muestra el profundo impacto que esta pandemia está teniendo en el turismo, un sector del que dependen millones de personas para ganarse la vida. Sin embargo, en muchos lugares del mundo es posible hacer viajes internacionales de manera responsable y segura, y es imprescindible que los Gobiernos colaboren estrechamente con el sector privado para lograr que el turismo mundial se ponga en marcha de nuevo. La acción coordinada es clave”.
Todas las regiones del mundo duramente golpeadas

A pesar de la reapertura gradual de numerosos destinos desde la segunda mitad de mayo, la mejora anticipada de las cifras de turistas internacionales durante la temporada alta del verano en el hemisferio Norte no se materializó. Europa fue la segunda región del mundo más afectada, con un descenso del 66% del número de llegadas de turistas en la primera mitad de 2020. Las Américas (-55%), África y Oriente Medio (ambas -57%) sufrieron también. No obstante, Asia y el Pacífico, la primera región que sintió el impacto de la COVID-19 en el turismo, fue la más duramente golpeada, con una caída del 72% de los turistas en el semestre.

A escala subregional, el Noreste Asiático (-83%) y la Europa Meridional Mediterránea (-72%) sufrieron las peores caídas. Todas las regiones y subregiones del mundo registraron descensos de más del 50% en las llegadas en el periodo enero-junio de 2020. La contracción de la demanda internacional se refleja también en una reducción de dos dígitos del gasto del turismo internacional en los grandes mercados. Los principales mercados emisores, como los Estados Unidos y China, siguieron paralizados, aunque algunos mercados como Francia y Alemania han mostrado cierta mejoría en junio.

En cuanto al futuro, parece probable que la demanda de viajes y la confianza de los consumidores seguirán siendo bajas e incidirán en los resultados durante el resto del año. En mayo, la OMT esbozó tres posibles escenarios, que apuntaban a declives de entre el 58% y el 78% en las llegadas de turistas internacionales en 2020. Las tendencias actuales durante el mes de agosto apuntan a una caída de la demanda más cercana al 70% (escenario 2), especialmente ahora que algunos destinos están reintroduciendo restricciones de viaje.

La extensión de los escenarios hasta 2021 apuntan a un cambio de tendencia el próximo año, basado en las hipótesis de un levantamiento gradual y lineal de las restricciones de viaje, la disponibilidad de una vacuna o tratamiento y una recuperación de la confianza de los viajeros. No obstante, a pesar de ello, el regreso a los niveles de 2019 en términos de llegadas de turistas llevaría entre 2 y 4 años.

GUERRA CIVIL EN ESTADOS UNIDOS, MEJOR NO

Por Jorge Gómez Barata

Se especula que de perder las elecciones, Donald Trump pudiera desatar una guerra civil. La otra noticia es que para una guerra se necesitan tropas,  generales y dinero, además el presidente no está solo en el ring, lo acompañan el Congreso y el Tribunal Supremo. Más probable es que, al ejercer el “derecho al pataleo” se generen disturbios y violencia, para lo cual el presidente cuenta con levas de supremacistas. Otro peligro es la secesión que puede ocurrir, gane o pierda.

En 1861, once del sur se separaron de la Unión y se desató la Guerra Civil (1861-1865). Las causas del conflicto fueron diferencias económicas entre los estados del sur y del norte derivadas del carácter agrícola de los primeros que exportaba sus producciones, realizadas por esclavos que no percibían salarios, mientras obtenían del norte manufacturas, alimentos, servicios y apoyos federales que eran generados por trabajadores libres con costos más elevados. De este modo el Norte subsidiaba al Sur. A ello se sumó el abolicionismo norteño que rechazada la esclavitud por motivos humanitarios y sociales.

Por décadas se fomentaron debates y contradicciones que afectaban la política interna e incidían en el proceso mediante el cual, en calidad de estados nuevos territorios se incorporaban a la Unión. Las diferencias trataron de zanjarse con paliativos como el “Compromiso de Missouri (1820) y la Ley Kansas-Nebraska (1854). Tales entendimientos fueron dinamitados por la Guerra Mexicano-Estadounidense que modificó las fronteras norteamericanas.

Mientras unos estados eran admitidos como libres de la esclavitud, como California en otros como Utah, Nuevo México, Nebraska y Kansas, se aceptó que fueran ellos mismos quienes decidieran la posición respecto a la esclavitud, lo cual fue rechazado por el Norte. En 1857 el Tribunal Supremo dictaminó que “la Constitución de Estados Unidos no daba autoridad al Congreso para prohibir la esclavitud”.

En las lecciones de 1860 fue electo Abraham Lincoln, contrario a la esclavitud, lo cual precipitó la separación de Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana y Texas, cosa que Lincoln consideró ilegal. El 12 de abril de 1861 la artillería sureña abrió fuego contra el fuerte Sumter. Lincoln envió tropas, Virginia, Arkansas, Carolina del Norte y Tennessee se sumaron a la secesión y comenzó la Guerra Civil.

Los Estados Unidos de hoy, una nación que, aunque más madura y con instituciones más establecidas, está otra vez dividida, políticamente entre Demócratas y Republicanos, más exactamente entre trumpistas y anti trumpistas, socialmente entre blancos y negros, en rigor entre negros y racistas. La sociedad presenta además profundas diferenciasentre ricos, clases medias y pobres de todos los colores.

No obstante, la gravedad y peso específico de tales contradicciones, no parece que ninguno de estos desencuentros ni todos juntos, sean suficientemente antagónicos como para desatar una guerra civil como en épocas de Abraham Lincoln, lo cual es una buena noticia. La desestabilización de los Estados Unidos tendría consecuencias planetarias y sería una catástrofe que pudiera cambiar el curso de la historia de la humanidad. ¿Se imaginan el reparto del pastel? Allá nos vemos.

15/09/2020
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La ciencia tiene un conocido sesgo anti-Trump


Columnista de opinión 

Lo crea o no, no soy por naturaleza una persona particularmente política. Me encanta descubrir cómo funciona el mundo y también disfruto encontrando formas de explicar las cosas en un inglés sencillo. No disfruto de las peleas partidistas, aunque obviamente no evito tomar partido. Y a veces me arrepiento de haberme dedicado a la economía, un campo en el que hacer bien la historia suele ofender a los jugadores poderosos, que a su vez intervienen para apuntalar ideas zombis que deberían haber muerto hace mucho tiempo. 

Pero también me di cuenta hace algún tiempo de que la política puede inmiscuirse y se inmiscuirá en cualquier área de la investigación académica donde algunas personas tienen fuertes motivaciones para equivocarse en la historia. Obviamente, este ha sido el caso de la investigación climática, donde un consenso científico abrumador ha tenido que luchar contra toda una industria de negación climática, que está casi totalmente apoyada por intereses de combustibles fósiles y se ha apoderado efectivamente del Partido Republicano. 

De hecho, en cierto modo, los científicos del clima lo han tenido peor que los economistas. Los economistas keynesianos de la corriente principal (que es más o menos lo que soy) reciben muchos abusos, pero hasta donde yo sé, ninguno de nosotros ha tenido políticos tratando de criminalizar nuestro trabajo, la forma en que Ken Cuccinelli, ahora un alto funcionario del Departamento de Seguridad Nacional, le hizo al climatólogo Michael E. Mann. 

Sin embargo, solía pensar que el cambio climático era un tema especialmente vulnerable a la propaganda e intimidación contra la ciencia. Después de todo, los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero son invisibles y graduales y tardan décadas en desarrollarse; Siempre es posible burlarse de la ciencia porque hoy está nevando, mientras se acusa a los científicos de quitarles puestos de trabajo a los mineros de carbón de la sal de la tierra. 

Seguramente, pensé, no sería tan fácil politizar una ciencia, afirmar que todos los expertos eran parte de una vasta conspiración, en un área en la que las predicciones de los expertos podrían validarse y los teóricos de la conspiración se revelarían como falsos en un cuestión de semanas. 

Pero estaba equivocado. Pero estamos hablando de semanas, no de décadas, y la historia del coronavirus es más clara que nunca. 

Los expertos advirtieron que la prisa por reanudar las actividades como de costumbre, sin distanciamiento social y el uso generalizado de máscaras faciales, provocaría un aumento de nuevos casos. Los sospechosos habituales de la derecha desestimaron estas preocupaciones, insistiendo en que Covid-19 era un engaño o que sus peligros estaban siendo exagerados en gran medida por científicos que querían derrocar a Donald Trump. Los estados de Sunbelt decidieron creer a los escépticos, no a los científicos, y el resultado fue una enorme oleada viral mortal. 

Entonces eso puso fin a la politización, ¿verdad? Incorrecto. Los funcionarios de Trump no solo siguen presionando a los expertos en salud para minimizar los peligros, sino que el principal funcionario de comunicaciones del Departamento de Salud y Servicios Humanos acusó a los científicos de su propia agencia de “sedición. " 

La moraleja aquí es que no existe un tema seguro cuando se trata de personas que tienen una mentalidad totalitaria, y eso es, de hecho, con lo que estamos tratando. Sospecho que en los primeros días de la Unión Soviética, los genetistas de plantas imaginaban que estaban trabajando en un campo de bajo riesgo; Quiero decir, ¿quién politizaría eso? Al final, sin embargo, miles de ellos fueron enviados a campos de trabajo o ejecutados por cuestionar las teorías de Trofim Lysenko, un charlatán que de alguna manera se convirtió en uno de los favoritos de Stalin. 

El quid de la cuestión es que ahora estamos luchando sobre dónde existe la verdad objetiva. Y mantenerse al margen de la política ya no es una opción para nadie.



Empresa avícola de Ciego de Ávila no detiene la producción en tiempos de COVID-19

Ciego de Ávila, 15 sep (ACN) Trabajadores del sector avícola en la provincia de Ciego de Ávila mantienen el cumplimiento de sus planes de recolección de huevos a pesar de las limitaciones ocasionadas por la proliferación de casos de COVID-19.

La entidad entregó más de 76 millones de huevos al cierre del 31 de agosto, de un plan de 69,9, dirigidos a la población, el consumo social y el compromiso con otras provincias del país.

Leyda Martínez Arnaiz, directora General de la Empresa Avícola avileña, declaró al sitio digital de Radio surco que sobrecumplieron los parámetros de eficiencia al obtener una viabilidad por encima del 89 por ciento y una conversión de 1,48 kilogramos de comida por decena de posturas producidas.

El esfuerzo y los resultados van de la mano en el colectivo avícola avileño, que ratificó su condición de Vanguardia Nacional por quinto año consecutivo y mantiene su liderazgo en el país, aún en tiempos de COVID-19, en su empeño por producir más alimentos para el pueblo.

La limpieza dentro y fuera de las naves, el cumplimiento de los horarios de alimentación, estabilidad en el personal que atiende a las ponedoras y también en la formulación del pienso y otros nutrientes como el calcio, garantizan que cada gallina ponga, como promedio, más huevos de los previstos mensualmente.

Aunque lo que se acopia no satisface la demanda, cada vez más creciente por su aceptación entre las personas, posibilita entregar las cifras asignadas por el balance nacional de distribución de alimentos a las provincias La Habana, Matanzas, Las Tunas, Holguín y la avileña.

Martínez Arnaiz, precisó a la Agencia Cubana de Noticias que la actitud de los trabajadores ante la situación epidemiológica causada por la pandemia del nuevo coronavirus ha sido mantenerse en sus puestos de labor para continuar con el acopio de un producto vital.

Señaló la directiva que para todo el personal de una granja avícola avileña es de obligatorio uso la ropa sanitaria, incluido el nasobuco, pero ahora se supervisa mucho más esta orientación con el objetivo de cuidar la vida de todos.

La empresa en su plan de medidas ante epidemias como estas tiene previsto el funcionamiento de varias brigadas de obreros con experiencia en la rama para cubrir déficit de personal y garantizar cobertura de alimento para las aves de hasta 10 días y así no parar la producción, puntualizó.

Este sector en Ciego de Ávila cuenta con 17 unidades, de ellas tres se dedican al inicio y reemplazo; ocho son de ponedoras, pero funcionan siete porque una se beneficia de una inversión capital; una trabaja la cría de pavo, dos a la de gallinas semirústicas, una de aseguramiento, una comercializadora y el centro de gestión.

Adam Smith no quería multimillonarios.


A Adam Smith se le recuerda como el santo patrón del comercio no regulado, como el mayor profeta planetario de las ganancias monetarias. Un sinnúmero de economistas y políticos se han servido de su idea de la "mano invisible" para mantener que el capitalismo funciona, pese a sus excesos y desigualdades.
Pero esta fantástica interpretación de su pensamiento es incorrecta. De hecho, en sus escritos, Smith sueña con una sociedad más igualitaria, y criticó a los ricos por servir a sus propios intereses a expensas del público en general.
Como escribió en La riqueza de las naciones, "El establecimiento de una perfecta justicia, una perfecta libertad y una perfecta igualdad es el sencillísimo secreto que asegura de la manera más efectiva el mayor grado de prosperidad para las tres clases".
Hoy, el llamado de Smith a favor de una "perfecta igualdad" o se pasa por alto o se tergiversa deliberadamente. Sus más fervientes defensores echan mano de su obra para respaldar la idea de que los ricos son "creadores de riqueza" y, por tanto, irreprochables.
Pero ahora que el 1% de la población mundial posee la mitad de la riqueza del planeta, esta idea está siendo cuestionada de manera enérgica. Hay cada vez más llamados para que ya no haya multimillonarios y para eliminar los privilegios de estos, incluyendo los regímenes fiscales que los favorecen, subvenciones para las grandes empresas y exagerados salarios para los ejecutivos que a menudo son subsidiados por los contribuyentes.
Si viviera hoy, ¿qué pensaría Adam Smith de la presión política ejercida por Jeff Bezos a fin de recibir cada vez más subvenciones del gobierno, o de los rescates de la Gran Recesión en que el gobierno de los Estados Unidos salvó a los ricos al tiempo que millones de personas perdieron sus casas, o del reconocimiento de Peter Thiel de que "los monopolistas mienten para protegerse"?
Creo que Smith diría: se veía venir.
Smith criticaba mordazmente el poder desproporcionado de los ricos sobre la formulación de políticas gubernamentales. Se quejó de la tendencia de los ricos a eludir sus obligaciones fiscales, pasando injustamente las cargas fiscales a los trabajadores pobres. Criticó duramente los rescates de su gobierno a favor de la Compañía de las Indias Orientales. Pensaba que el dinero sucio en la política era similar al soborno, y que era contrario al deber de gobernar con imparcialidad. Y no era el único.
La realidad es que el argumento histórico a favor de abolir los privilegios de los multimillonarios se remonta al menos a los filósofos de la Ilustración y a los revolucionarios que estos inspiraron, incluyendo incontables esclavos y trabajadores cuyos nombres e historias ignoramos.
Thomas Paine, el radical británico del siglo XVIII cuyos escritos impulsaron la Revolución norteamericana, abogó por la creación de un fondo de riqueza, que fuera financiado por unos impuestos sobre la propiedad, y que permitiera pagar una determinada cantidad de dinero a toda persona tanto durante su juventud como en la vejez. Hoy, las propuestas a favor de una renta básica recuperan esta idea.
La pionera feminista Mary Wollstonecraft, una compañera de Smith y Paine, condenó las leyes británicas que favorecían a los ricos sobre los pobres. Smith estuvo de acuerdo, y señaló específicamente aquellas leyes que beneficiaban a los patrones a costa de los trabajadores al tiempo que estos estaban formando incipientes organizaciones sindicales.
En sus escritos, Wollstonecraft se enfrentó a su contemporáneo Edmund Burke, criticando la afirmación de este de que a fines del siglo XVIII se vivía "mejor" que nunca, y su insistencia en que los trabajadores en apuros respetaran la jerarquía de la era feudal. El razonamiento de Burke es "sólido", escribió Wollestonecraft con ironía, "en boca de los ricos y de quienes carecen de visión de futuro".
Desde entonces, muchísimos activistas y trabajadores han reiterado las preocupaciones de Smith, Wollstonecraft y Paine, entre ellos Maria Stewart, una oradora e intelectual pública afroamericana.
Treinta años antes de que Marx escribiera El Capital, Stewart sostuvo que la riqueza de los Estados Unidos provenía de la mano de obra no remunerada de los negros. “Como el rey Salomón, que no colaboró en la construcción del templo, pero recibió alabanzas por él, así también los estadounidenses blancos reciben toda clase de beneficios", dijo en un discurso en 1833. "Nosotros hemos hecho el trabajo; ellos se han hecho con las ganancias".
Stewart dijo algo muy importante. Los trabajadores son quienes de verdad crean riqueza; generan ganancias con las que sus patrones se quedan de manera justa.
Adam Smith ofreció consejos sobre lo que deberían hacer las sociedades con los ricos: pide a los legisladores que no antepongan los intereses de ricos monopolistas al bienestar público. Cada vez que los empresarios proponen una nueva ley, Smith recomienda que el gobierno estudie la propuesta "no solo de la manera más escrupulosa, sino con suma sospecha".
Las ayudas legales para los ricos de las que se queja Smith en La riqueza de las naciones nunca han desaparecido por completo. En años más recientes, el concepto de "libre comercio" ha vuelto menos evidente lo que hacen los gobiernos para favorecer a los ricos. Basta con observar lo sucedido durante los últimos 30 años, una época que ha visto subsidios cada vez mayores para altos ejecutivos de empresas farmacéuticas que se aprovechan del consumidor cobrándole precios desmesurados; ventajas fiscales para empresas de informática que presionan a los gobiernos para hacer más débiles las protecciones laborales y del consumidor; el sempiterno "árbol del dinero" que constituyen las políticas de expansión cuantitativa, que llueven sobre los ricos mientras que los pobres hacen jornadas cada vez más largas.
Es cierto que Smith habló de la mano invisible, pero también lo hizo de las "cadenas invisibles" que condicionan las vidas de las personas. Él y sus amigos revolucionarios entendieron que la desigualdad económica podría llegar a ser una suerte de jaula invisible. A su público Smith le quiso transmitir una sencilla máxima: hay que controlar el poder de los ricos.
Es profesora de sociología en la Universidad de Essex. Es autora del libro contra la filantropía No Such Thing as a Free Gift (Verso, 2015).