CAMAGÜEY.- Por estos meses se torna discutible la peculiar propuesta que hiciera el dúo Buena Fe en su tema Mamífero Nacional. El cerdo, hoy por hoy, más que un plato común constituye un lujo que no cualquiera puede darse a pesar de que ha bajado su cotización en la “bolsa callejera” luego de que para finales del 2021 alcanzara cifras de escándalo.

Y después que me levante una grúa

o que el pantalón se reviente,

pero mientras siga asando en mi púa,

le aseguro no me lleva la muerte.

Mamífero Nacional, Israel Rojas

Isacc es un muchacho al que el mundo de ese animal le viene en la sangre. Su familia tiene, desde hace años, un matadero en el reparto La Norma, en el que antes de esta última temporada, un día de trabajo oscilaba entre 30 y 50 sacrificios. El panorama ha cambiado tanto que en una jornada buena le llegan entre cinco y diez ejemplares.

“Mientras no baje el precio de la comida, no lo hará el de la carne. No solo el pienso, con el que el puerco avanza muy rápido, que te lo topas en la calle a 800 pesos la lata y el Estado no lo vende. También están carísimas la yuca, la cabecilla que cuesta 25 pesos y no es la ideal, más otras alternativas que la gente inventa. Criar con sancocho funciona cuando se trata del de la familia, el que te vas a comer en una fecha, pero a gran escala resulta imposible, pues con desperdicios hogareños convierte muy lento y te pasas más de un año para llevarlo a un precio de venta”, dijo con la seguridad que dan los años de experiencia.

El cubano, que se ríe hasta de sus problemas, le ha dedicado en las redes sociales los más creativos memes que aluden desde el precio hasta el desabastecimiento, porque en realidad ha pasado casi a estar en la lista de especies en peligro de extinción de la mesa.


EMPRESA PORCINA: LO QUE FUE

No es un problema exclusivo de Camagüey, el país entero atraviesa una merma productiva, de la que solo salen ganando los que se mueven en el mercado especulativo y abusivo. No todo resulta del ordenamiento ni de la inflación, aquí hay también malas estrategias y poca visión.

Con la intención de delimitar responsabilidades, Adelante conversó con Laura de los Ángeles Duarte Montell, directora general de la Empresa Porcina de Camagüey, quien señaló que la entidad inició el 2021 con 4 500 reproductoras en cuatro granjas estatales y un centro multiplicador que se ocupa de garantizar el remplazo del resto de las unidades.

“Durante el pasado año no contamos con las principales materias primas que soportaban el programa porcino: fundamentalmente el maíz y la soya para el pienso. A partir de esta situación se cerraron los convenios con los independientes que realizaban una producción cooperada, donde la empresa entregaba el 70 % del alimento y el pie de cría y ellos ponían el otro 30 %. Hoy solo tenemos dos, que entregan los pie de cría, sin alimentos”.


Los dos convenios sobrevivientes son de hasta 30 animales y solo se exige el regreso del 30 % de la carne, pues en esas condiciones la Empresa no puede aspirar a más, abundó la directiva.

A raíz del déficit alimentario se decrece para inicios de este año también en las reproductoras estatales en un 45 %, pero la crisis no termina allí. La entidad solo recibirá comida para 850 reproductoras, el resto tiene que buscar soluciones internas con alternativas como yuca, o sacrificarlas. La situación de las finanzas del país está difícil, pero cabe alertar que si se daña a tal punto el programa porcino, las consecuencias podrían ser irremediables y durar por años.

Camagüey no cuenta tampoco con fábrica de pienso líquido, solo el grupo Azcuba posee una en Esmeralda, aunque en la lucha por subsistir Porcicam tiene planes de hacer una que permita al menos no obligarse a sacrificar otras 1 000 reproductoras más.

En ese sentido también se preparan tierras para cultivar alimentos, y ya muestran 92 hectáreas sembradas, unas 150 en desmonte y solicitan más para garantizar lo que el país no puede dar. Aun así, se piensa en las producciones locales y los subproductos de entidades como la Pesca y el Lácteo, así como las condiciones que permitan la recogida de sancocho en grandes centros estatales, pero nada de esto puede quedar a la espontaneidad y lleva un seguimiento estricto.

Otro asunto en el que la Empresa debe trabajar es en comprar a precios competitivos y sin muchas trabas burocráticas el llamado cerdo de acopio, aquel que cualquiera puede criar y venderlo a la entidad. Hoy ese costo anda por los 100 pesos el kilogramo, muy por debajo de como se cotiza en la calle; así no se puede competir y mucho menos ofertar a entidades como Gastronomía un cerdo más barato que el que adquieren por la autogestión. Imagine usted a cuánto llega al pueblo si las unidades lo adquieren a 180 y más la libra.

Como alternativa también lograron, en Minas, el centro multiplicador de capa oscura con diez sementales y 40 cochinatas para su reproducción. Dicha raza criolla es más resistente y flexible en su alimentación aunque demora en formar la carne. Estos serán destinados al sector cooperativo y campesino para que tribute al programa de autoabastecimiento municipal.

La situación, que empeoró durante el año 2021, llevó al Porcino camagüeyano a incumplir su plan de entrega de carne: de 4 706 toneladas solo lograron 1 493.6, lo que dio al traste al cierre del calendario con 30 millones de pesos de pérdidas y aunque se subsidiaron 24 millones, muestra que entre tantos vaivenes ninguna empresa puede ser rentable.

Granja adentro, Pedro León Rodríguez, médico veterinario y director de la UEB Porcina Charles Morell, tiene sobre sus hombros el cambio de matriz de alimentación de los animales por producciones alternativas, pues la afectación resulta considerable.

“Sembramos media caballería, estamos en el desmonte de otra y también compramos yuca a las formas productivas, con eso satisfago la masa de 270 reproductoras. Perdimos 400 ejemplares, que tuvimos que sacrificar por falta de alimentos. Nosotros recibíamos 110 toneladas de pienso, ahora solo 23 toneladas de mezcla de aflecho, más la yuca, harina de pescado, los desechos generados por los propios sacrificios, además de plantas proteicas y con eso proporcionamos la dieta que nunca se va a acercar al pienso pero permite mantener un mínimo de animales y genera tres meses de atraso en la ceba, ahora logramos en ocho meses, mientras que antes lo hacíamos en cinco. Eso también afecta el índice de nacimiento que nos disminuye en casi un animal por parto”.

Alguien tendrá que sacar cuentas, a punta de lápiz, a ver cómo se pierde más, si importando el pienso o perder más de 400 animales por la falta de este. A eso súmenle el costo de que son producciones que dejan de llegar al pueblo trabajador. 

CONVENIOS QUE YA NO SON

En el 2019, Porcino Camagüey contaba con 464 convenios, dos años después, el 2021 cerró con solo 43. Adelante Digital llegó también hasta la casa de dos productores que entregaron sus animales porque les era imposible mantener el acuerdo con la Empresa.

De incosteable actualmente calificó la cría de cerdos el productor Humberto García Díaz, quien tuvo que rescindir su último convenio de 160 por la falta de alimentos, luego de cinco años de convenios. Hoy sus instalaciones, con todas las condiciones para la cría intensiva incluyendo un canal de más de 60 metros para llevar los desechos a la laguna de oxidación, duermen el sueño eterno de la soledad sin su habitual uso. Él ha preferido cambiar a la obtención de carneros, dan menos lucha y se alimentan con cualquier cosa, “al final es uno el que pierde”, pero con Humberto también pierde el consumidor que solo de él deja de recibir, como promedio, 28 toneladas de carne de cerdo al año.

“Yo perdí mucho, compré los animales a 80 pesos el kilogramo y tuve que vendérselos a la Empresa al terminar el convenio a 31. Pero espero que sea sostenible de nuevo, alguien tendrá que darse cuenta de que con yuca no se puede engordar puercos, no es lo mismo cuando tenías que buscar solo el 30 % de la comida. Completabas con aflecho y algo de viandas, pero ahora ni ese desecho de la producción de cerveza, aparece”.

Yamilka Recio Pérez pidió tierras para abrir un convenio porcino, pero las deudas de alimento se fueron acumulando hasta que desistió. “No se pueden coger cerdos del Estado sin ese respaldo, porque es muy lento el crecimiento, ahora los de uno están en siete u ocho meses con buen tiempo”. Su convenio era de ceba terminada, por cada tonelada de carne que ella entregaba le pagaban con comida y así podía mantener el ciclo, pero la deuda fue creciendo y al final nos pagaron con animales.

Ella fue clara y su título de médico veterinaria la ampara. El mestizaje y la capa oscura son más resistentes, pero para criarlos sueltos en potreros. “La genética no existe por gusto, el puerco blanco convierte mucho mejor cuando tiene buena comida, he ahí el camino para recuperar el programa porcino.



“Antes yo compraba desechos de la pesca y casi iba por hacerles el favor porque era muy barato y cuando no me hacía falta lo regalaba. Ahora ni el aflecho aparece, cuando te lo venden es a 800 pesos el tanque, el saco de yuca a 400, la lata de palmiche a 50; con tales precios de la comida será muy difícil que baje la carne, porque nadie quiere perder y en este negocio tú no decides cuándo terminar, mientras tengas puercos debes pagar al precio que aparezca”.

La merma en la entrada de alimento es considerable. En el 2018 Porcicam recibió 65 500 toneladas, en el 2021 solo 17 400, insuficiente hasta para sus granjas. Sin embargo, el programa necesita con urgencia una mirada integral, sacar bien las cuentas y considerar que fue el puerco una de las variantes alimenticias que nos ayudó a salir de la crisis del período especial, renunciar a él sería perder un plato preferido por el cubano y obligar a muchos a caer en la especulación de algunos.

COOPERATIVAS Y PUNTOS DE VENTAS, ¿QUÉ HAY DETRÁS?

Basta un recorrido por los puntos de venta de carne de cerdo para comprender otra arista del fenómeno. Prácticamente se han autorizado los precios abusivos y especulativos, porque están allí, a ojos de todo el mundo y nadie hace nada. ¿Qué rol desempeñan las bases productivas en ese entramado? Adelante recorrió varios e intercambió con algunos de los comerciantes.

Todos justificaron sus precios, a 170 pesos la libra la tenía el kiosco de Ojo de Agua, de la CCS Cándido González. Su dependiente esgrimió que compra el puerco entre 98 y 105 pesos, matarlo le cuesta otros 200, y merma mucho en grasas y en huesos. “La grasa la vendo a 80 y el hueso a 40”, dijo.

Pero, ¿acaso quien compra la pieza completa no compra a 170 todo? Este establecimiento, según conocimos, cerró cuando se intentó poner orden a los valores de la demandada carne.

En la calle Martí hay otros dos puntos, ambos de la CCS Manuel Piti Fajardo, ubicados a menos de 500 metros uno del otro. Sin embargo, uno oferta a 170 y el otro a 160. En el primero hay un trabajador que vende, obviamente no es el dueño del negocio, y en el segundo sí conversamos con el que busca los animales y los vende.

Según conocimos, ellos entregan un por ciento a la cooperativa y esta les paga un salario de 2 100 pesos más la venta de las carnes; además, su costo se acuerda en el comité de contratación, traduciendo a otras palabras, hemos legalizado el abuso, son patentes de corso que saquean el bolsillo del que no tiene otra alternativa que comprar allí o dejar de comer cerdo. Las bases productivas deberían chequear más cuánto se cobra en un sitio que dice a todo tamaño sus nombres.

Entre las muchas medidas que hay que revisar si se quiere regresar el cerdo a la mesa del cubano está una que impide, según los propios comerciantes, ir a otras provincias. De igual manera siempre que se cuente con las condiciones higiénicas mínimas y se exija por ello con riguroso control, bien pudiera flexibilizarse la prohibición de la cría en la ciudad ante aquella tensa situación epidemiológica generada por el cólera que ahora pasó sin que se cambiara la disposición.

No hay otra opción que rescatar el programa porcino, promover la cría, potenciar a productores, buscar alternativas alimenticias, ponerle capital y ciencia a su desarrollo. De lo contrario lo estaríamos condenando a desaparecer. El cerdo lleva una mirada integral, no solo en Camagüey sino en Cuba, para que vuelva a ser lo que un día fue.