Por Marcelo Luna
La letra che
Su obra escrita contiene varios
artículos periodísticos, discursos y conferencias en demasía, diarios y cartas
de momentos memorables de su lucha revolucionaria. Todo con su letra «de
médico» y su lenguaje directo. El Che hizo una obra completa, a pesar de
que se piense lo contrario: fue coherente consigo mismo. Su pensamiento
económico refleja esa vibración de organizar una vida nueva, profundamente
humana y comprometida con el futuro. Fue el «hombre nuevo» sobre el que
varias veces escribió: la persona liberada de su enajenación, que construye
conscientemente su propio porvenir, su propia libertad. Y, como tal, no estuvo
ajeno al ánimo de polémica, en momentos en que había que construir un modelo
socialista de desarrollo, original y sin recetas preestablecidas. Desde esa
óptica Guevara fue un marxista heterodoxo, un pensador en prueba, porque las
ideas no debían reducirse a lo teórico para ser verdaderas.
Nos introduciremos en los
planteos y posiciones económicas del Che Guevara -a través de una
selección de sus escritos y discursos- durante los años que le tocó estar al
frente de la administración revolucionaria de Cuba.
Nueva economía para una nueva
sociedad
El desempeño de Ernesto Guevara
como hombre público de la Revolución Cubana tuvo distintas facetas. Fue
fundamentalmente un autodidacta: médico de la guerrilla, estratega de la guerra
irregular, ministro de Estado. Su labor intelectual consistió en teorizar tanto
el proceso de la toma del poder como el posterior tránsito al socialismo. Así,
asumió un rol fundamental en la diagramación económica de los primeros años de
la Revolución. Estuvo al frente de tres carteras: el Departamento de Industrias
del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) en enero de 1959, la
presidencia del Banco Nacional de Cuba a partir de noviembre del mismo año, y
el Ministerio de Industrias desde febrero de 1961. En ellas el Che
Guevara supo darle al aspecto técnico-económico de la producción la función
ideológica que la nueva sociedad debía asumir.
"Porque el
socialismo, en esta de etapa de construcción del socialismo y comunismo, no se
ha hecho simplemente para tener nuestras fábricas brillantes. Se está haciendo
para el hombre integral. El hombre debe transformarse conjuntamente con la
producción que avance, y no haríamos una tarea adecuada si solamente fuéramos
productores de artículos, de materias primas, y no fuéramos a la vez
productores de hombres."
(Discurso
pronunciado en la clausura del seminario «La juventud y la revolución», 1960)
Esta certeza en forjar
"productores de hombres" fue un tema permanente en los escritos y
discursos del Che. La reflexión estaba centrada en todas las acciones
posibles que permitieran una actitud comprometida con el presente
revolucionario que estaba construyéndose por esos años. Esa convicción era
totalmente diferente a las experiencias del pasado capitalista, pues contenía
una nueva consideración del trabajo.
"Al entrar en
una sociedad nueva no puede considerarse el trabajo como la parte negra de la
vida, sino todo lo contrario. Tenemos que caminar sobre una base fundamental:
hacer del trabajo una necesidad moral, una necesidad interna; ese tiene que ser
el proceso educativo de los años que vienen. Es necesario que se quite el
aspecto erróneo -propio de una sociedad explotadora-, de que el trabajo es la
necesidad desgraciada del hombre, y aparezca el otro aspecto del trabajo, como
la necesidad interna del hombre."
(Discurso
pronunciado en la entrega de premios a obreros más destacados, 1962)
Guevara entendía que la moral
capitalista debía superarse y que, para ello, el socialismo no era un mero
sistema económico. Su concepción revolucionaria se proyectaba hacia una visión
más amplia del fenómeno humano: una ética comunista. Es por eso que la
construcción de la nueva sociedad debía ser una labor humana completa -material
y, a la vez, ideológica-.
"El socialismo
económico sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero
al mismo tiempo luchamos contra la alienación. Uno de los objetivos
fundamentales del marxismo es hacer desaparecer el interés, el factor
"interés individual" y lucro, de las motivaciones psicológicas. Marx
se preocupaba tanto de los hechos económicos como de su traducción en la mente.
Él llamaba eso un «hecho de conciencia». Si el comunismo descuida los hechos de
conciencia puede ser un método de repartición, pero deja de ser una moral
revolucionaria [...] El comunismo es un fenómeno de conciencia y no solamente
un fenómeno de producción."
(Entrevista con Jean Daniel, 1963 -
Reuniones bimestrales, 21/12/1963)
Como crítico del modo de vida y
de las valoraciones que el capitalismo propone, el Che Guevara consideró
que, dentro de la revolución, la acción individual debía resignificarse, para
asumir una actitud nueva, conciente, plena, ajena a la indiferencia
individualista, y guiada hacia un objetivo social.
"No podemos
decir simplemente que el trabajador trabaja porque si no trabaja no come. En la
sociedad socialista, o en la construcción del socialismo, el trabajador trabaja
porque es un deber social. Tiene que cumplir su deber social. [...] No es lo
que él tiene que hacer para ganar un salario, sino que es lo que tiene que
hacer por el deber social ante la colectividad que le ofrece, mediante un
salario, mediante las prestaciones sociales -que cada día abundan más-, la
oportunidad de vivir, de vestirse, de educar a sus hijos, de adquirir cultura y
de realizarse cada vez más como individuo humano".
(Comparecencia ante la TV sobre
las normas de trabajo y la escala salarial, 26/12/1963 - Discurso pronunciado
en la graduación en la escuela de administradores «Patricio Lumumba», 2/8/1964)
El Che Guevara organizó y
dio fundamento en Cuba al trabajo voluntario, que ya Lenin había analizado en
los inicios de la Revolución Rusa. En oposición a la "conciencia de
riqueza" -típica del lucro capitalista-, el Che lo instrumentó para
formar una riqueza de conciencia. Así lo definió:
"¿Por qué
insistimos tanto en trabajo voluntario? Económicamente significa casi nada; los
voluntarios incluso que van a cortar caña, que es la tarea más importante que
realizan desde el punto de vista económico, no dan resultados [...] Ahora lo
importante es que una parte de la vida del individuo que se entrega a la
sociedad sin esperar nada, sin retribución de ningún tipo y solamente en
cumplimiento del deber social. Allí empieza a crearse lo que después, por el
avance de la técnica, por el
avance de la producción y de las relaciones de producción, alcanzará un tipo
más elevado, se convertirá en la necesidad social."
(Discurso en el ministerio de
industrias, 9/5/1964)
Sin embargo, el propio Che
dio cuenta de las falencias que tuvo su implementación, a causa de la
permanencia de hábitos de la vieja sociedad capitalista durante la transición
al socialismo. El trabajo voluntario debía fortalecer las condiciones
subjetivas de la producción, tanto personales como colectivas.
"Que el hombre
sienta la necesidad de hacer trabajo voluntario es una cosa interna, y que el
hombre sienta la necesidad de hacer trabajo voluntario por el ambiente, es
otra. Las dos deben estar unidas. El ambiente debe ayudar a que el hombre
sienta la necesidad de hacer trabajo voluntario, pero si es solamente el
ambiente, las presiones morales, las que obliguen a hacer al hombre trabajo
voluntario, entonces continúa aquello que mal se llama la enajenación del
hombre. Es decir, no realiza algo que sea una cosa íntima, una cosa nueva,
hecha en libertad y que no sigue esclavo del trabajo. Y entonces pierde mucho
el trabajo voluntario, y eso nosotros lo vemos, alguna gente lo hace, algunos
en esos últimos días quieren saber las horas que tienen, si fulano o mengano
tantas, si no cumple las 240 horas. No hemos sido capaces de darle el contenido
que debe tener."
(Reuniones bimestrales, 5/12/1964)
El plan económico del Che
El aporte original de Ernesto
Guevara a la planificación socialista fue el Sistema Presupuestario de
Financiamiento de 1963-1964. Constituyó esencialmente el primer ensayo de
economía estatal del país. Sin embargo, el proceso previo a su formulación se inició
desde la asunción del Che como hombre del gobierno. En efecto, la
política de intervenciones y nacionalizaciones de la Revolución Cubana contuvo
una fuerte
"Se previó que
el dar a los campesinos sus tierras, aumentar los mercados y aumentar la
producción agrícola, traería aparejada la necesidad de industrias para recoger
las materias primas creadas y, además, industrias para hacer los nuevos
artículos de consumo que esa masa que ingresaba en el mercado
necesitaría".
(Conferencia en el ciclo
«economía y planificación» de la universidad popular, 30/04/1961)
“La elaboración del
Sistema Presupuestario de Financiamiento expuso una coherente adaptación a las
necesidades de la isla: el tránsito al socialismo se inició desde una economía neocolonial
y subdesarrollada -donde las corporaciones extranjeras habían implantado
técnicas y sistemas centralizados-, juntamente con el análisis de las prácticas
que los países socialistas desarrollaban por ese entonces.
Nosotros planteamos aquí un sistema centralizado de la dirección de la
economía, con un control bastante riguroso de las empresas; pero además con un
control consciente de los directores de empresas y considerar el conjunto de la
economía como una gran empresa, y tratar de establecer la colaboración entre
todos los participantes como miembros de una gran empresa -en vez de ser
lobitos entre sí-, dentro de la construcción del socialismo. [...] Podemos
decir pues que, como técnica, el antecesor del sistema presupuestario del
financiamiento es el monopolio imperialista radicado en Cuba, y que había
sufrido ya las variaciones inherentes al largo proceso de desarrollo de la
técnica de conducción y control que va desde los albores del sistema
monopolista hasta nuestros días, en que alcanza sus niveles superiores".
(Reuniones bimestrales,
21/12/1963 - Sobre el sistema presupuestario de financiamiento, febrero 1964)
El criterio del Che
Guevara en el sistema redefinió el papel de la banca y la empresa en el diseño
de las nuevas relaciones económicas, buscando eliminar los mecanismos y
categorías capitalistas y sus manifestaciones ideológicas. Sus planteos fueron
pioneros en la materia y, a la vez, generaron cuestionamientos de parte de los
defensores del modelo soviético (llamado de "autogestión
financiera"), especialmente en torno a la aplicación de la ley del valor
en economías de tránsito al socialismo.
"En los países
socialistas la empresa tiene un crédito bancario, recibe el dinero, fabrica con
el dinero que recibe, vende su producción, entrega después al Estado parte de
esa ganancia y una parte se la reserva para su distribución interna. La
diferencia es que nosotros hacemos que la empresa no venda, sino que
simplemente entregue productos y se premia directamente a los obreros a través
del Estado [...] En nuestro sistema el banco suministrará a las empresas las
cantidades de dinero asignadas por el presupuesto; estando ausente el interés,
puesto que no existe relaciones de crédito en estas operaciones."
(Conferencia en el ciclo
«economía y planificación» de la universidad popular, 30/04/1961 -
Consideraciones sobre los costos, junio de 1963)
En cuanto al sistema salarial
heredado por la Revolución, éste contenía enormes desproporciones tarifarias y
salariales para las mismas ocupaciones, además de la inexistencia de normas
laborales. El Che, como economista, organizó una escala de ocho niveles,
cuyas tarifas estaban determinadas no sólo por el dinero sino también por el
grado de calificación.
"Nosotros
exigimos una calificación mayor de los trabajadores. Apelamos a la conciencia
de los trabajadores –es nuestro deber-, y se responde en general a ese
llamamiento pero, además, hay que tomar medidas de tal índole que aseguren que
la calificación sea realmente un imperativo de carácter económico. De tal
manera que el trabajador no podría llegar nunca a recibir un salario superior
al de la tarifa inmediata a la que él tiene, en la que él está calificado, por
más que sobrecumpla las metas de producción."
(Comparecencia ante la TV sobre las
normas de trabajo y la escala salarial, 26/12/1963)
Junto a la retribución
monetaria, Guevara agregó a su concepción económica los estímulos -materiales y
morales-, y la emulación. Los estímulos materiales eran individuales y
colectivos, como ser el pago de primas por sobrecumplimiento de tareas, becas
para hijos de trabajadores, o microinversiones para mejorar la tecnología y la
productividad. También existieron desestímulos salariales para los directores
de las unidades productivas cuando no se alcanzaban las metas de producción
convenidas. Sobre los estímulos morales y la emulación, el Che consideró
que:
"No hay que
caer tampoco en el espejismo de considerar que el estímulo moral es el centro
del Sistema Presupuestario [...] es la conjunción del estímulo material
correctamente aplicado y del estímulo moral, dándole un énfasis cada vez mayor
al estímulo moral, a medida que se va avanzando en las condiciones [...] La
emulación es una competencia fraternal. ¿Para qué? Para que todo el mundo
aumente la producción. [...] No es sólo trabajo la construcción del socialismo;
no es sólo conciencia la construcción del socialismo. Es trabajo y conciencia
[...] La emulación tiene que cumplir estas dos metas. Es decir, esas dos
funciones."
(Reuniones bimestrales,
22/02/1964 - Discurso pronunciado en la plenaria nacional azucarera,
13/04/1962)
A la saga del plan económico
guevarista, las funciones de control pivoteaban sobre las conexiones entre
producción, conciencia y deber social. A través de ellas el Che
economista fomentó las bases materiales del socialismo.
"Las normas de
trabajo y de salario, las escalas de salarios, no se hacen para dar más, no se
hacen sólo para igualar mejor las normas básicas de salarios; se hacen también
para poder detectar y distinguir a los mejores y detectar y castigar, mediante
el salario, a los peores, a los que no son capaces de cumplir con su deber
[...] La acción del Partido de vanguardia es la de levantar al máximo la
bandera opuesta, la del interés moral, la del estímulo moral, la de los hombres
que luchan y se sacrifican y no esperan otra cosa que el reconocimiento de sus
compañeros".
(Discurso pronunciado en el acto
homenaje a trabajadores y técnicos más destacados en el año 1962)
Las limitaciones del plan fueron
señaladas por el propio Guevara: inmadurez, falta de cuadros suficientemente
capacitados, ausencia de un dispositivo que facilite la planificación
centralizada, burocratismo. Al retirarse de las funciones del Estado cubano en
1965 –a través de las conocidas Cartas de Despedida-, las gestiones posteriores
profundizaron situaciones que hicieron inviable la continuación del plan
económico del Che. A esas conclusiones arribó Fidel Castro a inicios de
los años ’70:
"El salario se
desvincula de la norma en 1968. Se estimulaban los horarios de conciencia y la
renuncia al cobro de horas extras [...] Al no tomarse en cuenta la retribución
con arreglo al trabajo, el exceso de dinero circulante se incrementó
notablemente ante una escasez de oferta de bienes y servicios, lo que creó
condiciones favorables y el caldo de cultivo para el ausentismo y la
indisciplina laboral".
(Informe central al 1º congreso del
partido comunista cubano, 1971)
Con todo, Ernesto Guevara
mantuvo una posición de rechazo a los conceptos y las relaciones mercantiles en
la vida social y económica. Fue anticapitalista, polemista con la
"autogestión financiera" y, como ministro de Estado, diagramó
estrategias que allanaran la posibilidad de la sociedad comunista. Creyó en
ella. E hizo tanto como lo creía.
"El camino es
largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el
hombre del siglo XXI: nosotros mismos."
(El hombre y el socialismo en Cuba,
1961)
La vocación internacionalista
El Comandante Guevara siempre
expuso una visión crítica sobre la situación de los países subdesarrollados,
tanto en sus escritos como a través de las intervenciones en foros nacionales e
internacionales. Ese análisis proyectó también la historia de las zonas
periféricas, y las secuelas económicas resultantes del desarrollo del
capitalismo mundial.
"Todos tenemos
un denominador común: somos países de monoproducto, y tenemos también el
denominador común de ser países de monomercado [...] el imperio nos dividió en
países productores de café, de cobre, de petróleo, de estaño o de azúcar, y así
nos dividió también en países que competían por un mercado en un solo país,
bajando constantemente 1os precios para poder, más fácilmente”
(Discurso de
despedida a las brigadas internacionales de trabajo voluntario, 30/09/1960)
Su vocación internacionalista
contempló la denuncia, sin pelos en la lengua, de las maniobras políticas y
económicas de los Estados Unidos sobre América Latina. En su viaje por América,
el Che había tenido experiencia directa de la invasión yanqui a
Guatemala, cuando fue derrocado el gobierno de Jacobo Arbenz -de tendencia
socialista-, en 1954. Por eso su postura contra el imperialismo fue, también,
directa.
"Los Estados
Unidos sí intervienen; lo han hecho históricamente en América. Cuba conoce
desde fines del. siglo pasado esta verdad, pero la conocen también Colombia,
Venezuela, y la América Central en general, México, Haití y Santo Domingo. En
años recientes, además de nuestro pueblo, conocen de la agresión directa
Panamá, donde los ‘marines’ del Canal tiraron a mansalva sobre el pueblo
inerme; Santo Domingo, cuyas costas fueron violadas por la flota yanqui para
evitar el estallido de la justa ira popular, luego del asesinato de Trujillo; y
Colombia, cuya capital fue tomada por asalto a raíz de la rebelión provocada
por el asesinato de Gaitán"
(Discurso del 11 de diciembre de
1964 ante la XIX asamblea general de las Naciones Unidas.)
Donde no ocurría la agresión
militar, el dominio económico de las entidades financieras internacionales se
imponía en los países periféricos, bajo la complicidad de los gobiernos locales
y, también, de la OEA y la ONU. En esas circunstancias, Guevara señaló a la
deuda externa como la traba insalvable para el desarrollo de la región.
"El Fondo
Monetario Internacional, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, el
GATT y, en nuestra América, el Banco Interamericano de Desarrollo son ejemplos
de organismos internacionales puestos al servicio de las grandes potencias
capitalistas, fundamentalmente del imperialismo norteamericano [...] Resulta
inconcebible que los países subdesarrollados, que sufren las enormes pérdidas
del deterioro de los términos del intercambio, que a través de la sangría
permanente de las remesas de utilidades han amortizado con creces el valor de
las inversiones de las potencias imperialistas, tengan que afrontar la carga
creciente del endeudamiento y de su amortización, mientras se desconocen sus
más justas demandas. La delegación de Cuba propone que, hasta tanto los precios
de los productos que exportan los países subdesarrollados no hayan alcanzado un
nivel que les restituya de las pérdidas sufridas en la última década, se
suspendan todos los pagos por concepto de dividendos, intereses y
amortizaciones".
(Conferencia mundial de comercio y
desarrollo de la ONU, Ginebra, 25/03/1964)
A la hora de cargar tintas sobre
las responsabilidades económicas que les cabía a los Estados Unidos y a la
Unión Soviética, el Che demostró su solidaridad con los pueblos del
Tercer Mundo y, a la vez, una original distinción como diplomático en plena
"guerra fría". Ello le valió las polémicas con la Alianza para
el Progreso y con los países socialistas, acerca de sus relaciones con los
países subdesarrollados.
"Se insiste en
solucionar los problemas de América a través de una política monetaria en el
sentido de considerar que son los cambios monetarios los que van a cambiar la
estructura económica de los países, cuando nosotros hemos insistido en que
solamente un cambio de la estructura total -en las relaciones de producción-,
es lo que puede determinar que existan de verdad condiciones para el progreso
de los pueblos [...] El desarrollo de los países que empiezan ahora el camino
de su liberación, debe costar a los países socialistas. [...] No puede existir
socialismo si en las conciencias no se opera un cambio que provoque una nueva
actitud fraternal frente a la humanidad, tanto de índole individual, en la
sociedad en que se construye o está construyendo el socialismo, como de índole
mundial en relación a todos los pueblos que sufre la opresión
imperialista."
(Conferencia de Punta del Este,
1961 - Discurso pronunciado en el II seminario económico de solidaridad
afroasiática en Argelia, 24/02/1965)
El Che polemista de la
"autogestión financiera"
Cuando el Che fue
ministro existían en Cuba dos sistemas de gestión: el de financiamiento
-propiciado por Guevara-, y el de autogestión financiera (también llamado
"cálculo económico"), adoptado en los países de Europa del Este.
Ambos coexistieron en distintas áreas de la economía de la isla, pero pronto
aparecieron planteos encontrados que, en el caso del Che ministro,
fueron publicados en "Sobre el sistema presupuestario de
financiamiento", "La banca, el crédito y el socialismo", y
también en "La planificación socialista, su significado". Todos
tienen ánimo de polémica. Ya en agosto de 1959, a meses del triunfo de la
Revolución Cubana, el Che había comenzado a tomar posición crítica sobre
la implementación del llamado "socialismo real":
"Cuando me
preguntaron en una amable reunión de sobremesa, mi opinión sobre el sistema
yugoslavo; [dije] peligroso porque la competencia entre empresas dedicadas a la
producción de los mismos artículos, introduciría factores de desvirtuación de
lo que presumiblemente sea el espíritu socialista. Esos fueron mis
planteamientos exponiendo al mismo tiempo un ejemplo práctico de los males que
podría acarrear, en mi concepto, el sistema."
(Yugoslavia, un pueblo que lucha por
sus ideales, agosto de 1959)
En esa búsqueda de lo que
"presumiblemente sea el espíritu socialista", el Che teorizó y
diferenció su posición en los siguientes aspectos: el concepto de empresa y del
proceso productivo, el uso de dinero, las normas de trabajo y, por último, la
vigencia de la ley del valor. Sobre el primer punto, el criterio de diferencia
era técnico-económico:
"Para
nosotros una empresa es un conglomerado de fábricas o unidades que tienen una
base tecnológica parecida, un destino común por su producción o, en algún caso, una localización
geográfica limitada; para el sistema de «cálculo económico», una empresa es una
unidad de producción con personalidad jurídica propia."
(Sobre el sistema presupuestario de
financiamiento, febrero de 1964)
A ello confluía también el rol
asignado al dinero en cada tipo de gestión. El Che entendía el uso del
dinero como referente económico dentro de la transición al socialismo, esto es,
como dinero aritmético, cuya función era específica:
"En nuestro
sistema sólo opera como dinero aritmético, como reflejo, en precios, de la
gestión de la empresa que los organismos centrales analizarán para efectuar el
control de su funcionamiento."
(Sobre el sistema presupuestario de
financiamiento, febrero de 1964)
Esta utilización no era
caprichosa sino que tenía antecendentes en Cuba a través de las técnicas del
sistema monopolista. Éstos utilizaban dinero aritmético entre sus
establecimientos a fin de evitar gastos innecesarios. Quedaba, asimismo, el uso
del dinero como medio de circulación entre el Estado y el pueblo consumidor,
particularmente en el pago de salarios:
"Consecuentemente
con la forma de utilizar el dinero, nuestras empresas no tienen fondos propios
[...] Lo que las empresas reciben no son situaciones de fondo en el banco sino
disponibilidades equivalentes a la autorización para gastar de acuerdo con el
plan financiero aprobado, que se registran en el banco en cuentas separadas
para salarios y para otros gastos. Esta segregación permite un fácil control
del fondo de salarios, que no es dable en el sistema de «autogestión
financiera» tal como se concibe actualmente en Cuba."
(Sobre el sistema presupuestario
de financiamiento, febrero de 1964 - La banca, el crédito y el socialismo,
marzo de 1964)
El Che criticaba del otro
sistema el uso del dinero "como instrumento indirecto de control, ya que
son estos fondos los que le permiten operar a la unidad". Es decir, lo que
él llamó "compulsión financiera". Frente a ella propuso un criterio
de tipo administrativo antes que financiero:
"Hay una cosa
que nosotros tenemos que tener presente. ¿Acaso, señores, la masa obrera de una
fábrica norteamericana tenía algún cariño por el dueño? Absolutamente ningún
cariño, y ¿había una vigilancia policial para vigilar la producción? No la
había porque hay una serie de mecanismos administrativos que hacen que el señor
obrero que se descuida gane menos, reciba en su propio cuerpo la medida de su
falla, tranquilamente, y así separar a cualquiera que cometa errores; de manera
que no es ningún secreto vigilar la buena marcha de un centro de trabajo."
(Reuniones bimestrales, 10/03/1962)
A su vez, Guevara negaba la
utilización del crédito bancario para el fomento de las empresas, tal como lo
aplicaba el sistema de la "autogestión
financiera". En eso el sistema del Che
era cerrado, al no aceptar ningún tipo de relación mercantil, o la obtención de
beneficios, entre empresas estatales.
"El
financiamiento a una empresa se realiza, por un lado, para compensar, a los
efectos de la contabilidad y control social, a otra empresa por el trabajo
materializado; y por otro lado, para retribuir el trabajo vivo agregado a cada
proceso de la producción social. Si el primero de estos actos es formal y sin
contenido económico, ya que es compensatorio; y si el segundo es la entrega del
salario al trabajador, que se realiza después de haber sido empleada su fuerza
de trabajo en la producción de valor de uso, ¿cuál es la conclusión que se
deriva de estas premisas?: que es el trabajador el que efectivamente da
crédito."
(La banca, el crédito y el
socialismo, marzo de 1964)
Otro punto de desencuentro
entre el ideario económico del Che y el sistema de la "autogestión
financiera" lo constituyó la relación entre
estímulo material y conciencia. En este
sentido la postura del "guerrillero heroico" fue de mayor intensidad
en la certeza del socialismo, pues ésta debía prescindir de las nociones
capitalistas para su desarrollo.
"Para los
partidarios de la «autogestión financiera» el estímulo material directo,
proyectado hacia el futuro y acompañando a la sociedad en las diversas etapas
de la construcción del comunismo, no se contrapone al "desarrollo" de
la conciencia; para nosotros sí. [...] Nosotros afirmamos que en tiempo
relativamente corto el desarrollo de la conciencia hace más por el desarrollo
de la producción que el estímulo material, y lo hacemos basados en la
proyección general del desarrollo de la sociedad para entrar al comunismo, lo
que presupone que el trabajo deje de ser una penosa necesidad para convertirse
en un agradable imperativo."
(Sobre el sistema presupuestario de
financiamiento, febrero de 1964)
Este factor de la conciencia era
vital, según Guevara, para construir una economía socialista. Y contenía
también la explicación para entender porqué el tránsito al socialismo podía
realizarse en países subdesarrollados o periféricos. En su polémcia con Bettelheim
–registrada en "La planificación socialista, su significado"-, este
erudito marxista había planteado que las relaciones de producción socialistas
no podían implementarse sin las fuerzas productivas necesarias. Era un mal
pronóstico para la Revolución Cubana. El Che respondió:
"¿Cómo
se puede producir en un país colonizado por el imperialismo, sin ningún
desarrollo de sus industrias básicas, en una situación de monoproductor,
dependiente
de un solo mercado,
el tránsito al socialismo? [...] ¿Qué sucede? Que la vanguardia de los
movimientos revolucionarios, influidos cada vez más por la ideología
marxista-leninista, es capaz de prever en su conciencia toda una serie de pasos
a realizar y forzar la marcha de los acontecimientos, pero forzarlos dentro de
lo objetivamente posible [...] Y que esta conciencia de hoy es el producto del
desarrollo de todas las fuerzas productivas en el mundo y el producto de la
enseñanza y educación de la Unión Soviética y los demás países socialistas
sobre las masas de todo el mundo [...] Las esperanzas en nuestro sistema van
apuntadas hacia el futuro, hacia un desarrollo más acelerado de la conciencia
y, a través de la conciencia, de las fuerzas productivas".
(La planificación socialista, su
significado, junio de 1964)
Sobre la manera de reglamentar
el trabajo en la nueva sociedad, ambos sistemas también se apartaban del
acuerdo:
"Las empresas
del «cálculo económico» usan el trabajo normado a tiempo y el trabajo por pieza
o por hora (a destajo); nosotros estamos tratando de llevar todas nuestras
fábricas al trabajo normado a tiempo, con premios de sobrecumplimiento
limitados por la tarifa de la escala superior [...]"
(La planificación socialista, su
significado, junio de 1964)
Se agregaron después los
estímulos morales para la incentivación del trabajo, como ser la emulación. En
síntesis, la polémica del Che con los partidarios de la "autogestión
financiera" era, en el fondo, una cuestión de
fortaleza ideológica: cómo hacer una economía y una moral socialistas sin
recurrir a los valores del capitalismo -como ser los estímulos materiales o el
uso de la ley del valor-, y sin caer en un mero fin distribucionista de las
riquezas.
El Che contra la ley del
valor
Ernesto Guevara negó
categóricamente el uso de la ley del valor en la construcción de la nueva
sociedad, porque dicha norma era la base de la enajenación del trabajo humano.
En efecto, Karl Marx estudió la manera en que el dinero se convierte en
capital, y el proceso de valorización que los productos adquieren en el
capitalismo. Sobre ello tratan los capítulos IV y V del primer tomo de "El
capital" de 1867.
Ernesto Guevara negó
categóricamente el uso de la ley del valor en la construcción de la nueva
sociedad, porque dicha norma era la base de la enajenación del trabajo humano.
En efecto, Karl Marx estudió la manera en que el dinero se convierte en
capital, y el proceso de valorización que los
productos adquieren en el capitalismo. Sobre ello tratan los capítulos IV y V
del primer tomo de "El capital" de 1867.
"¿Qué es el
valor? A mi juicio, si algún sentido consistente vamos a dar a la categoría
valor, no podemos dejar de apreciar que la misma enmarca (o mejor, expresa) una
relación. En primer lugar, que es una medida y, como tal, expresa una relación;
y en segundo lugar, que es consecuentemente una categoría creada por el hombre
bajo determinadas circunstancias y con determinado fin, enmarcado en al ámbito
de las relaciones sociales desarrolladas por él [...] Sucede que sin valor de
uso no existe valor [de cambio], así como no se puede concebir valor de uso sin
valor [de cambio]-salvo algunas fuerzas de la naturaleza -".
(Sobre la concepción del valor,
octubre de 1963)
Ahora bien, ¿cómo circulan las
mercancías? Marx registró que lo hacían de dos maneras: cuando se vende para
comprar, y cuando se compra para vender. La primera la graficó como M-D-M, es
decir, convertir una Mercancía en Dinero para luego
obtener una nueva Mercancía equivalente: Vendo unos zapatos y con
el dinero compro vinos, por ejemplo. Su finalidad última es el consumo,
satisfacer alguna necesidad, o sea, el valor de uso.
Por el contrario, el otro
circuito (D-M-D) consiste en cambiar Dinero por una Mercancía
para, más tarde, convertirla otra vez en Dinero. Aquí es donde
Marx distingue la circulación del dinero como capital y como
simple dinero: Compro para vender más caro.
"Este
incremento o excedente que queda después de cubrir el valor primitivo es lo que
yo llamo plusvalía (surplus value). Por tanto, el valor primeramente
desembolsado no sólo se conserva en la circulación, sino que su magnitud de
valor experimenta, dentro de ella, un cambio, se incrementa con una plusvalía,
se valoriza. Y este proceso es el que lo convierte en capital."
(Karl Marx, El capital, Tomo I,
capítulo IV)
Esta circulación del dinero en
cuanto capital tiene por fin, entonces, al valor de cambio mismo y no al valor
de uso.
"La circulación
de mercancías es el punto de partida del capital. Producción de mercancías y
circulación de mercancías desarrollada, comercio, constituyen los presupuestos
históricos con los cuales surge el capital [...] El poseedor de dinero es
capitalista en cuanto es portador consciente de ese movimiento. Su persona o,
por mejor decir, su bolsillo es el punto de partida y el punto de regreso del
dinero [...] Así, pues, el valor de uso no se debe tratar nunca como finalidad
inmediata del capitalista. Tampoco cada ganancia particular, sino el movimiento
incesante de ganar. Este impulso absoluto al enriquecimiento, esta apasionada
caza del valor es común al capitalista y al atesorador, pero mientras que el
atesorador no pasa de ser un
capitalista necio,
el capitalista es el atesorador racional. El incesante aumento del valor a que
aspira el atesorador intentando salvar el dinero de la circulación lo consigue
el capitalista, más listo, entregando ese dinero una y otra vez a la
circulación."
(Karl Marx, El capital, Tomo I,
capítulo IV)
Pero con mercancías de distintas
calidades, ¿cómo cambiarlas, con qué criterio? La esencia común de cualquier
mercancía es el trabajo humano. Marx estableció que el trabajo era la base del
valor, es decir, la medida que permitía intercambiar mercancías de distintas
cualidades. Así, en la sociedad industrial, el "contrato de trabajo"
constituye un intercambio de valores: salario a cambio de fuerza de trabajo;
esto es, que el capitalista compra la fuerza de trabajo del obrero, por un
salario que le permita a éste valerse de los medios de subsistencia necesarios
para vivir y reproducir la fuerza de trabajo (tener hijos o prole –de ahí el
término "proletarios"-). Como todo valor de uso, éste se consume: el
obrero consume el salario, el capitalista consume la fuerza de trabajo del
obrero aplicándola a las máquinas y en los otros medios de producción. Pero esa
relación esconde, según Marx, la base de la producción capitalista: la
plusvalía. En efecto, mientras el del obrero es un consumo improductivo, el del
capitalista es un consumo consistente en trabajo –base del valor-, es decir, en
nueva producción, porque el valor de uso del obrero consiste en agregar valor
de cambio al producto final. Pero éste producto final no pertenece al obrero
sino al dueño del capital. Así, de la igualdad formal del "contrato de
trabajo" se genera una desigualdad real en favor del dueño de los medios
de producción.
Mercancía, valorización y
plusvalía son, entonces, elementos esenciales de la ley del valor estudiada por
Marx. El Che, en su polémica con el sistema de autogestión financiera,
criticó que los partidarios de dicho sistema aceptasen el uso
"consciente" de la ley del valor para la construcción de la sociedad
comunista. Sobre este tema Guevara expuso sus nociones acerca de las características
que debía adoptar el tránsito al socialismo.
"Entendemos que
durante cierto tiempo se mantengan las categorías del capitalismo y que este
término no pueda determinarse de antemano, pero las características del período
de transición son las de una sociedad que liquida sus viejas ataduras para
ingresar rápidamente a la nueva etapa. La tendencia debe ser, en nuestro
concepto, a liquidar lo más vigorosamente posible las categorías antiguas entre
las que se incluye el mercado, el dinero y, por tanto, la palanca del interés
material o, por mejor decir, las condiciones que provocan la existencia de las
mismas."
(Sobre el sistema presupuestario de
financiamiento, febrero de 1964)
El Che quería
"liquidar" los conceptos capitalistas no por medio de la supresión,
sino más bien a través de un proceso de extinción, forjado por el trabajo
esclarecido de las masas y la dirección centralizada de la economía. En ello
residía lo esencial de su
enfoque económico marxista:
crear valores a través del trabajo, pero no mercancías; ser productores, pero
no explotados.
"Nosotros
consideramos que el paso de un taller a otro, o de una empresa a otra en el
sistema presupuestario desarrollado, no puede ser considerado como un acto de
cambio; simplemente un acto de formación o agregados de nuevos valores mediante
el trabajo. Es decir, si la mercancía es aquel producto que cambia de propiedad
mediante un acto de cambio, al estar dentro de la propiedad estatal todas las
fábricas, en el sistema presupuestario - donde no se produce este fenómeno -,
el producto solamente adquirirá características de mercancía cuando, llegando
al mercado, pase a manos del pueblo consumidor."
(Sobre el sistema presupuestario de
financiamiento, febrero de 1964)
Por ello el plan económico del Che
no recurrió a las categorías del capitalismo, y sólo aceptó la vigencia de la
ley del valor como un factor residual de la vieja sociedad. Aquí aparece una
postura realista y, a la vez, optimista del Che, sabedor de las limitaciones
que tenía la revolución para establecer la nueva sociedad y, por eso mismo,
confiado en alcanzarlas.
"Negamos la
posibilidad del uso consciente de la ley del valor, basado en la no existencia
de un mercado libre que exprese automáticamente la contradicción entre
productores y consumidores; negamos la existencia de la categoría mercancía en
la relación empresas estatales, y consideramos todos los establecimientos como
parte de una única gran empresa que es el Estado (aunque, en la práctica, no sucede
todavía así en nuestro país). La ley del valor y el plan son dos términos
ligados por una contradicción y su solución; podemos, pues, decir que la
planificación centralizada es el modo de ser de la sociedad socialista, su
categoría definitoria y el punto en que la conciencia del hombre alcanza, por
fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta, la plena liberación del
ser humano en el marco de la sociedad comunista."
(Sobre el sistema presupuestario de
financiamiento, febrero de 1964)
Polémicas con la Alianza para el
Progreso y con los países socialistas:
Contra la Alianza para el
Progreso
En
distintos foros internacionales Ernesto Guevara mantuvo una postura clara y
cuestionadora hacia los líderes de la "guerra fría". La raíz
de esa actitud era política y económica: el intercambio
desigual que sufrían los países subdesarrollados frente a los países
industriales. Ello tenía que ver con la irregular distribución de riquezas que
el orden capitalista había ocasionado.
"{Si} el proceso de
desarrollo de los países actualmente subdesarrollados y el de los países
industriales se mantuviera en la misma proporción, los subdesarrollados
tardarían 500 años en alcanzar el mismo ingreso por habitante de los países
desarrollados [...] si se mantenía el sistema de inversiones privadas directas
del extranjero, no se iban a poder lograr las bases necesarias para establecer
de verdad el derecho a empezar que tienen los pueblos de América, el derecho a establecer
las bases de una economía sana que permitiera ritmo elevado de
crecimiento".
(Conferencia de Punta del Este,
1961)
Es por eso que el Che
denunció al imperialismo de los EE.UU. como causante del atraso en
Latinoamérica, y también como falso salvador del mismo. Ése fue el móvil que
Guevara supo ver en la "Alianza para el Progreso", la estrategia de
ayuda de la administración Kennedy a los países de la región.
"Hemos
denunciado a la Alianza para el Progreso como el vehículo destinado a separar
al pueblo de Cuba de los otros pueblos de América Latina, a esterilizar el
ejemplo de la revolución cubana y, después, a domesticar a los pueblos de acuerdo
con las indicaciones del imperialismo"
(Conferencia de Punta del Este,
1961)
Ernesto Guevara entendía que era
inservible y engañosa cualquier "ayuda" que no reformulase el
desigual desarrollo mundial. Porque los países "pobres", en realidad,
producían riquezas que se giraban a los países "ricos". La Alianza
para el Progreso no se alejaba de esta lógica perversa del capitalismo
internacional.
"Mientras los
préstamos no llegan, o llegan destinados a proyectos que poco o nada
contribuyen al desarrollo industrial de la región, se transfieren cantidades
crecidas de divisas hacia los países industrializados, lo que significa que las
riquezas logradas con el trabajo de los pueblos que en su mayoría viven en el
atraso, el hambre y la miseria, son disfrutadas por los círculos capitalistas.
Así, en 1961, de acuerdo con las cifras de la CEPAL, salieron desde América
Latina por concepto de utilidades de las inversiones extranjeras y remesas
parecidas, 1.735 millones de dólares; y por concepto de pagos de deudas
externas a corto y largo plazo 1.456 millones de dólares. Si a esto se agrega
la pérdida indirecta en el poder de compra de las exportaciones (o deterioro de
los términos del intercambio) ascendente a 2.660 millones de dólares en 1961, y
400 millones por la fuga de capitales, se tiene un volumen global de más de
6.200 millones de dólares, es decir, más de tres Alianzas para el Progreso
anuales".
(Conferencia mundial de comercio y
desarrollo de la ONU, Ginebra, 1964)
Pero la desconfianza del Che
hacia la Alianza para el Progreso no era caprichosa o irracional. Antes bien,
fue profética: constituyó la receta económica ofrecida por décadas a muchos
gobiernos latinoamericanos, que los integró al mundo occidental sin alterar las
bases de la explotación.
"Se ha
establecido explícitamente que esos préstamos irán fundamentalmente a fomentar
la libre empresa. Y como no se ha condenado en ninguna forma a los monopolios
imperialistas asentados en cada uno de los países de América, en casi todos, es
lógico suponer también que los créditos que se acuerden servirán para
desarrollar los monopolios asentados en cada país. [...] En el régimen de libre
cambio en que casi todos los países de América viven, esto significaría mayor
exportación de capitales hacia los Estados Unidos, de tal forma que la Alianza
para el Progreso, en definitiva, se convertiría en el financiamiento por parte
de los países latinoamericanos de las empresas monopolistas extranjeras".
(Conferencia de Punta del Este,
1961)
Contra los países socialistas
El triunfo de la Revolución Rusa
en 1917 y los cambios iniciados desde entonces, significaron para el Che
el advenimiento de una oleada revolucionaria, especialmente en los países en
vías de desarrollo. Para facilitar el camino de los pueblos en su liberación,
había que vincular las situaciones internas y externas. Así, la táctica de la
insurgencia guerrillera buscaba crear las condiciones revolucionarias en cada
país colonizado, como la experiencia de Cuba y Vietnam. Pero una vez alcanzada
la toma del poder, e iniciada la senda de la revolución, el Che priorizó
los factores externos para impedir cualquier tipo de desigualdad en el campo
socialista. En este sentido, Guevara estuvo más cercano al bloque de países del
Tercer Mundo que al de los países socialistas europeos, impropiamente rotulados
como "socialismo real".
"El desarrollo
de los países que empiezan ahora el camino de su liberación, debe costar a los
países socialistas. [...] Creemos que con este espíritu debe afrontarse la
responsabilidad de ayuda a los países dependientes y que no debe hablarse más
de desarrollar un comercio de beneficio mutuo basado en los precios que la ley
del valor y las relaciones internacionales de intercambio desigual, producto de
la ley del valor, oponen a los países atrasados. ¿Cómo puede significar
‘beneficio mutuo’, vender a precios de mercado mundial las materias primas que
cuestan sudor y sufrimiento sin límites a los países atrasados y comprar a
precios del mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas
automatizadas del presente? Si establecemos ese tipo de relación entre los dos
grupos de naciones, debemos convenir en que los países socialistas son, en
cierta manera, cómplices de la explotación imperial."
(Discurso en el segundo
seminario económico de solidaridad afroasiática en Argelia, 24/02/1965)
El tema del intercambio desigual
ya había sido tratado por Karl Marx. Éste sostuvo que el comercio colonial
permitía a los países desarrollados vender mercancías por encima de su valor,
aunque más baratas que los países competidores. Ello maximizaba la cuota de
ganancia. El Che propuso una nueva ética entre los países
subdesarrollados que inicien el cambio revolucionario, y los países socialistas
europeos.
"Un gran cambio
de concepción consistirá en cambiar el orden las relaciones internacionales; no
debe ser el Comercio Exterior el que fije la política sino, por el contrario,
aquel debe estar subordinado a una política fraternal hacia los pueblos"
(Discurso en el II seminario
económico de solidaridad afroasiática en Argelia, 24/02/1965)
Es decir, la práctica de la
cooperación económica con inspiración socialista. La propuesta guevarista se
nutrió, así, del más puro internacionalismo.
"Nuestro
razonamiento es que las inversiones de los estados socialistas en su propio
territorio pesan directamente sobre el presupuesto estatal, y no se recuperan
sino a través de la utilización de los productos en el proceso completo de
elaboración hasta llegar a los últimos extremos de la manufactura. Nuestra
proposición es que se piense en la posibilidad de realizar inversiones de ese
tipo en los países subdesarrollados. De esta manera se podría poner en
movimiento una fuerza inmensa, subyacente en nuestros continentes que han sido
miserablemente explotados pero nunca ayudados en su desarrollo y empezar una
nueva etapa de auténtica división internacional del trabajo basada, no en la
historia de lo que hasta hoy se ha hecho, sino en la historia futura de lo que
se puede hacer".
(Discurso en el II seminario
económico de solidaridad afroasiática en Argelia, 24/02/1965)
La expresión "historia
futura" reflejaba la convicción del enfoque: Algo que se avecinaba, pero
que dependía de la voluntad del presente. Esta entrega a los tiempos futuros
fue prueba fiel del humanismo que el Che profesó en sus tesis
económicas, ya que desde el subdesarrollo era factible el tránsito al
socialismo.
"Los Estados en
cuyos territorios se emplazarán nuevas inversiones tendrían todos los derechos
inherentes a una propiedad soberana sobre los mismos sin que mediare pago o
crédito alguno, quedando obligados los poseedores a suministrar determinadas
cantidades de productos a los países inversionistas, durante determinada
cantidad de años y a un precio determinado."
(Discurso en el II seminario
económico de solidaridad afroasiática en Argelia, 24/02/1965)
El único requisito consistía en
sumar al Tercer Mundo a la lucha contra el imperialismo, bajo la certeza de
liberarse de la enajenación que el capitalismo había impuesto tras siglos de
existencia.
"El desarrollo
de los subdesarrollados debe costar a los países socialista; de acuerdo. Pero
también deben ponerse en tensión las fuerzas de los países subdesarrollados y
tomar firmemente la ruta de la construcción de una sociedad nueva –póngasele el
nombre que se le ponga- donde la máquina, instrumento de trabajo, no sea
instrumento de explotación del hombre por el hombre."
(Discurso en el II seminario
económico de solidaridad afroasiática en Argelia, 24/02/1965)
CONCLUSIONES.
Che pensador económico
A través de esta selección de
documentos pudimos acercarnos a una parte del pensamiento guevarista. Desde
allí surge la convicción permanente que Ernesto Guevara tenía en sus diversas
intervenciones, en todo lo que decía: la idea de una organización y una administración
racional y socialista de las empresas, sin producción de mercancías, sino de
bienes para el desarrollo económico era posible. Para, desde allí, poner la
semilla hacia una sociedad sin explotadores ni explotados. Ésa sola certeza -
con sus obstáculos, con polémicas, con los errores del proceso - justificaba
para el Che la revolución en Cuba, y no sólo en Cuba.
"Productividad:
producción, más conciencia; esa es la síntesis sobre la que se puede formar la
sociedad nueva."
(Discurso pronunciado en
homenaje a obreros que superaron la producción y a trabajadores de la R.D.A.,
27/10/1963)