Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 9 de marzo de 2020

Comenzó muy bien cosecha de papa en la provincia de Cienfuegos


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Cienfuegos, 9 mar (ACN) La cosecha de papa comenzó hoy en la provincia de Cienfuegos, con buenos augurios de calidad y rendimiento, tras los primeros niveles acopiados en la empresa agropecuaria Horquita, ubicada en el municipio de Abreu. 
Rolando Pérez Ramos, director general de esa entidad, declaró a la Agencia Cubana de Noticias, que a ese cultivo le aplicaron todo el paquete tecnológico a fin de lograr buenos dividendos.
Por la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Cuba Libre, en San Ignacio, arrancó la contienda, toda una fiesta agrícola que atrae a obreros, personal contratado de las comunidades vecinas, equipamientos de apoyo para roturar y trasegar la saquería de papa.
Sobre el surco, la joven María Elisa López, trabajadora de esa UBPC, ya había acopiado más de 20 sacos cuando los reporteros de la ACN arribaron a la granja. 
"Somos pocas mujeres, pero laboramos en todas las actividades agrícolas junto a los hombres, donde haga falta, y en estos momentos la prioridad número uno es acopiar toda la producción papera de la empresa.
"Tengo cuatro hijos varones, soy madre soltera, y esta labor me ayuda mucho por la remuneración buena y las facilidades, porque ahorita voy a casa doy almuerzo a los niños que vuelven a la escuela y yo regreso al campo".
José Cuellar Díaz, presidente de esa UBPC, lleva 18 años en la "Cuba Libre" y desde entonces ha visto papas de todos los tamaños.
Con 31 asociados, buena tierra, sistema de riego y ganas de trabajar, logran una de las mejores papas de calidad en la empresa Horquita.
"Aquí también cosechamos cultivos varios y granos, y obtenemos leche y carne en el módulo pecuario", aseguró el directivo.
También Saúl Abraham, especialista principal de cultivo en Horquita, asegura que a simple vista -por lo que ya se ha sacado del tubérculo-, la cosecha viene buena, y hay posibilidades de cumplir con las 23 toneladas por hectárea de rendimiento para la parte de consumo directo.
En la empresa agropecuaria Horquita, plantaron 500 hectáreas de papa, de unas 17 variedades y con respaldo en el riego de los sistemas de máquinas Kubans. 

Bienvenido Sr. Día Cero. ¿Vendrán milagros con la unificación monetaria en Cuba?

Cuando llegue el día que muchos estamos esperando, saldrán a la luz imprevistos y no-previstos; veremos que la lista de asuntos pendientes de resolver en la economía cubana es mayor.



Se detuvo delante de todos, los miro fijamente y entonces habló: Sí, yo soy el Sr. Día Cero.

Aunque no será exactamente así, el Día Cero de la unificación monetaria y cambiaria llegará y aunque todos hemos estado esperándolo desde hace mucho tiempo, unos con un tipo de expectativas y otros con otras, unos armados con conocimientos técnicos y otros con el saber “de la calle”, lo cierto es que el Sr. Día Cero siempre tendrá en la guantera algo para sorprendernos.

Por más que hayamos querido anticiparnos, existirán muchos imprevistos y otros no-previstos. Como repitió en su día un famoso economista, preguntado sobre la capacidad de predicción de la ciencia económica: la teoría es siempre gris, pero el árbol de la vida es siempre verde.

De lo que estoy convencido es que no será posible preverlo todo o anticipar una buena parte de los efectos que nos traerá, de la misma forma que seguro estoy de que tampoco la unificación monetaria y cambiaria será la varita mágica que resolverá o cambiará por sí misma temas tan decisivos para nuestro país, a saber:

  • la ineficiencia,
  • la baja productividad,
  • el incremento de las exportaciones,
  • la reducción adecuada de las importaciones,
  • la deuda de corto plazo y aquella otra de largo plazo,
  • la reducción del tiempo para poner en funcionamiento un nuevo negocio de inversión extranjera,
  • el desperdicio de la fuerza de trabajo calificada y la mala asignación de la misma,
  • la mala ejecución de las inversiones y el bajo rendimiento de los fondos derivados de ello,
  • la terrible dependencia de los combustibles fósiles,
  • la utilización tan deficiente de la tierra y del agua,
  • la baja competitividad del turismo en comparación con sus pares del Caribe,
  • la excesiva burocracia,
  • la poca agresividad del sistema bancario cubano para poner a funcionar los dineros que permanecen en cuentas bancarias,
  • el exceso de normatividad,
  • la resistencia de las burocracias, etc. etc. etc.
No he descubierto nada, todo el listado anterior ha sido una y otra vez tratado por los principales funcionarios de nuestro gobierno, solo hay que acceder al sitio del gobierno de Cuba o a Granma y podremos constatar cuantas veces estos temas han sido objeto de discusión y análisis, en especial en los balances de los diferentes Ministerios.

Es cierto que el día después de que el Sr. Día Cero aparezca muchas cosas cambiarán y con su aparición deben también mejorar un grupo de señales importantes para el funcionamiento económico del país.

Estaremos en mejores condiciones de saber quién es realmente eficiente y quién no. Conoceremos cuán verídica es la sustitución de importaciones que estamos haciendo, cuán real es la necesidad de inversión extranjera, entre otras cosas.

Pero tener una tasa de cambio ajustada a la realidad y una sola moneda en nuestra economía no nos garantizará tener los anaqueles repletos de productos y menos aún, que el cubano promedio tenga suficiente capacidad de compra como para poder servirse de esa repletura de productos, porque el Sr. Día Cero no es Papá Noel, que regala juguetes si te portas bien.

Sr. Día Cero no nos traerá los dineros para saldar los impagos, ni para enfrentar el sobrecosto financiero de cualquier operación que Cuba debe pagar, provocado por aquellos adeudos y por la persecución del dúo perverso (Rubio-Trump).

Este asunto debemos solucionarlo antes de que Sr. Día Cero haga su aparición. Opciones hay, incluso en el corto plazo existen esas opciones, vuelvo a plantear algunas:

  • reduzcamos el volumen de inversión de divisas en nuevos hoteles de dudosa recuperación en los plazos establecidos e invirtamos ese dinero allí donde el retorno es más seguro o para aliviar en cierta medida la escasez, o para pagar parte de los adeudos en ese mismo sector;
  • licitemos una parte minoritaria de la propiedad de esos más de trescientos hoteles que son ciento por ciento propiedad del pueblo y convirtámosla en dinero líquido con el cual saldemos parte de las deudas;
  • licitemos por un período de tiempo determinado una parte de ese casi millón y medio de tierras que no se cultivan y empleemos una parte de ese dinero en pagar adeudos y la otra en invertir más en sectores agropecuarios decisivos;
  • licitemos también una parte de esos espacios vacíos en las ciudades y dediquemos ese fondo a invertir en la industria de materiales de la construcción. Se que es espinoso lo que digo, pero las espinas son parte del asunto.
El Sr. Día Cero no hará más competitivo a nuestro país como para que muchos inversionistas se decidan a arriesgar su dinero en esta plaza. Eso también depende de nosotros, pero mientras que un metro cúbico de movimiento de tierra cueste en Cuba tres y cuatro veces lo que cuesta en un país de Centroamérica, o las tarifas de determinados servicios sean una vez y media y hasta dos veces las de esos mismos países –por ejemplo el costo del metro cuadrado de vivienda en el sector inmobiliario, lo mismo que la conexión de Internet y la telefonía celular–; o que un inversionista tenga que pagar por un auto hasta tres veces lo que debe pagar en cualquier país del Caribe, o se le obligue a pagar por el servicio de contratación de fuerza de trabajo que él no ha pedido… Hasta entonces será muy difícil poder competir con otros destinos, sobre todo si a ello le agregamos la persecución que la OFAC ha establecido sobre los que negocian con Cuba y el miedo paranoico de algunos bancos.

Pero es cierto que mucho depende de nosotros, de los apuros para agarrar el pedazo de pastel más grande y por las ventajas que damos a ciertos “jugadores” que disfrutan de condiciones cuasi monopólicas y no se ven obligados por la competencia. Pasa con la inversión extranjera que todo el mundo quiere sacar la parte mas grande del pastel y nos olvidamos de pensar como país.

El Sr. Día Cero no nos hará exportar más. La exportación es mucho mas que una tasa de cambio adecuada. Requiere de un sistema productivo capaz de poner los productos que el mercado quiere, allí donde el mercado dice y cuando el mercado lo pide.

Hace muy poco me sorprendí al leer el reporte del balance del Ministerio de Comercio Exterior y no ver que se dijera algo sobre dos asuntos a mi juicio esenciales; el primero, el hecho de que nuestras empresas estatales tenga que pedir permiso para exportar (este tipo de restricción siempre me recuerda mis clases sobre el mercantilismo, cuando los estados le concedían a determinados compañías el derecho a comerciar con el extranjero). Vaya contrasentido, algo así en un país que año tras año ve disminuir sus ingresos por exportaciones.

El segundo, la existencia de un nomenclador positivo de exportaciones para cada empresas, esto es, alguien en algún lugar de la organización burocrática de algún Ministerio decidió que las empresas estatales cubanas tiene que exportar solo aquello que está establecido en su nomenclador, algo fabulosamente conveniente para la burocracia, pero totalmente contraproducente para nuestras empresas estatales y para nuestros país. Que conste que no siempre fue así.

Imaginemos una empresa que identifica una oportunidad de exportación, quimbumbias por ejemplo, tiene al cliente, puede desarrollar el producto, incluso logra un financiamiento, pero….. la quimbumbia no está en su nomenclador, pues ese producto esta decidido que los exporten tres o cuatro otras empresas. Entonces debe ir a “negociar” una excepción, el tiempo pasa, el futuro cliente se aburre y el mercado es tomado por otros productores, lamentablemente no cubanos.

El Sr. Día Cero no hará que los que producen para exportar, que hoy probablemente son los que se apropian de una parte menor del valor agregado del producto, puedan recibir los beneficios que realmente merecen. Son nuestras reglas, las que tenemos hoy, las que hay que cambiar.

El Sr. Día Cero no hará que la cadena de intermediarios que existe hoy entre quien produce y quien vende el producto se reduzca, debemos hacerlo nosotros y debería ocurrir ya.

El precio que se paga hoy por un kilogramo de carne de res de primera al productor es 17 veces menor que el precio al cual se vende en la red de tiendas en CUC. El productor se demora entre 36 y 48 meses en la ceba, el beneficio es de apenas minutos y la venta demora no mas de setenta y dos horas. Los intermediarios estatales se comen el 95% del valor.

Igual pasa con el listado de oficios del trabajo por cuenta propia. La regulación en positivo tiene múltiples daños daños. Ese listado reduce las oportunidades de generar más empleo, de generar más ingresos vía impuestos, y además de eso contribuye a estimular la emigración de fuerza de trabajo calificada hacia el exterior del país.

¿Queremos mayor incongruencia que fomentar algo así en un país que necesita empleo, que necesita mas ingresos fiscales, que invierte tanto en la calificación y la salud de sus jóvenes para después “regalárselos” a cualquier país? ¿Qué es más dañino para Cuba? ¿Qué es menos socialista?

Si hemos reconocido y se ha repetido una y otra vez que debemos destrabar el sistema empresarial cubano (todo él, empresas estatales, cooperativas y privadas, extranjeras) entonces por qué demorar dos años mas una ley de empresas, por qué mantener la condición de experimento para las cooperativas no agrícolas, por qué olvidarnos de aquel planeamiento de Raúl Castro cuando dijo que era necesario reconocer la existencia de pequeñas y medianas empresas. No hace falta esperar a que llegue el Sr. Día Cero repartiendo milagros que en realidad no traerá.

Sería muy bueno tener resuelto alguno de estos asuntos, o quizás todos, antes de que el Sr. Día Cero aparezca. Entonces sí le podríamos dar la bienvenida.

( Tomado On Cuba)

¿Cómo marcha el cobro por medios electrónicos en la tiendas de materiales de la construcción?

La venta de los materiales de la construcción por medios electrónicos permitirá cerrarle la puerta a la corrupción y romper las cadenas de impagos en esta esfera en el país. Foto: Endrys Correa Vaillant
Con el propósito de lograr un mayor control de los recursos, evitar nuevas cadenas de impagos y lograr el saneamiento financiero del sector, el Ministerio del Comercio Interior (Mincin) emitió recientemente la resolución no. 25/2020, que establece a partir de marzo el cobro por medios electrónicos en la tiendas de materiales de la construcción.
Al decir de la viceministra del organismo, Miriam Pérez, la disposición abarca también instrumentos obligatorios para las relaciones de cobro y pago entre las empresas mayoristas y minoristas.
Con ello –y según dicta la resolución–, se fija el pago mediante tarjeta magnética u otro medio electrónico en el momento de las entregas, por las empresas minoristas a las empresas comercializadoras mayoristas, por la compra de productos alimenticios financiados y no alimenticios de ropa reciclada, frazada de piso, ajuares y muebles, todos con destino a la venta liberada. Asimismo, precisó la funcionaria, se establece el pago anticipado, donde no sea factible realizar el mismo en el momento de las entregas.
En el caso de la venta a la población, dicha acción comercial tiene que realizarse obligatoriamente mediante el uso de los terminales de punto de venta, los llamados POS, u otros canales electrónicos, señaló.
«Teniendo en cuenta que algunos territorios tenían ya cubierta la instalación de los POS en las tiendas de materiales para la construcción, se determinó que desde este mes de marzo comenzaría la venta mediante la forma establecida en los municipios cabeceras de las provincias de Mayabeque, Cienfuegos, Santiago de Cuba Guantánamo y el municipio especial Isla de la Juventud.
«La Habana, con todos sus municipios, iniciará este proceso a partir de abril, en tanto, el resto de las provincias en mayo, dando prioridad en un primer momento a los municipios cabeceras y luego extendiéndose gradualmente».
No obstante, aclaró la Viceministra del Mincin, la medida permite, excepcionalmente, para los beneficiados ante la ocurrencia de eventos meteorológicos y por el periodo que se determine, así como para los subsidiados con créditos bancarios aprobados desde el 2012 al 2019, el uso de otros medios de pago autorizados por el Banco Central de Cuba.
La titular del Mincin, Betsy Díaz Velázquez, señaló por otra parte que la actual medida supone un cambio en las formas de hacer, tanto para los trabajadores del sector como para la población, y eso conlleva un proceso de adaptación.
A la par, dijo, hay que garantizar ciertos elementos como la emisión de tarjetas magnéticas a favor de personales naturales con subsidios, créditos, esfuerzo propio, y otros autorizados para el programa de la vivienda, además de la instalación de los equipos tecnológicos necesarios.
De no hacerlo, puede convertirse entonces en una dificultad, que atente contra la viabilidad de la resolución, afirmó la Ministra. «Es por ello, que hemos conciliado con las autoridades bancarias para que nos acompañen y apoyen en este proceso».
EL POS Y EL MULTIMAT EN CIENFUEGOS
De acuerdo con lo estipulado en el país, y para extender el comercio electrónico a lo largo de la Isla, desde este 1 de marzo en todas las unidades destinadas para la venta de materiales de la construcción (Multimat) de Cienfuegos comenzaron a utilizarse los Puntos Terminales de venta (POS), cual mecanismo para efectuar las operaciones.
A solo una jornada de la puesta en práctica del nuevo mecanismo, el 2 de marzo, ya en territorio cienfueguero se habían vendido materiales por un valor superior a los 354 000 pesos bajo el recurso de las tarjetas magnéticas.
En un primer momento, el uso de los POS será en los diez Multimat de la provincia y, con posterioridad, el servicio llegará hasta otros seis puntos de venta de los municipios de Aguada y Lajas y de la cabecera de Cienfuegos.
También se expandirá a los Mercados Ideales y de Productos industriales del territorio.
El objetivo pasa porque antes de finalizar el primer semestre todas las unidades hayan podido acogerse al flamante servicio.
La idea en curso cuenta con un precedente a escala local, pues aquí los subsidiados utilizan desde hace algún tiempo este mecanismo de la tarjeta magnética.  En el municipio de Cienfuegos, el Multimat La Bayamesa los atiende a ellos en exclusiva. Ya al finalizar enero del actual año, 1 604 personas adquirían los materiales de construcción por esa vía transaccional en el territorio.
Entre las ventajas del nuevo método –que ahora se generaliza–, Regla Cabrera Stuart, especialista de Productos de Comercio del Grupo Empresarial de Cienfuegos, afirmó que contribuye al saneamiento de las finanzas de su empresa, habida cuenta de que ese dinero, una vez que ocurra la transacción, va directamente a sus cuentas sin otra mediación.
Añadió que el proceso en aplicación, el cual forma parte de la política de informatización de la sociedad cubana, posibilita que los clientes puedan adquirir los materiales de la construcción, a través de la utilización de un canal mucho más seguro y fiable como este.
Indicó la especialista que quienes aún no poseen tarjetas pueden acudir al Banco Popular de Ahorro a solicitarlas. Esta variante ha de ofrecer al cliente transacciones más seguras, al no existir manipulación del efectivo. Todo se adquiere ahora por la vía de tarjeta magnética, subrayó.
«Mediante la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) vamos a tener las tiendas en red, lo que erradica algunos inconvenientes que hoy se presentan», dijo.
Entre las dificultades verificadas durante esta primera semana de servicio, clientes como Salvador Sánchez y Aislandy Águila se quejan de las caídas en la conexión, que perjudican el proceso, al enlentecerlo, según criterio compartido.
A Rolando Sierra, cliente de la tienda La Estrella, del municipio de Cienfuegos, le preocupa la existencia de un solo POS en la unidad. «Ahora que no hay mucha mercancía no es problema alguno, pero cuando el volumen sea mayor y más diverso se van a acumular personas y eso siempre trae problemas.  Lo veo bien, pero deben entrar a considerar ubicar otro equipo y darle la posibilidad a las personas de pagar en efectivo», compartió Rolando.
Para Aislandy Águila, uno de los aportes más significativos del nuevo sistema «es que se evita la corrupción que había, que unos pocos se llevaban todos los productos y no lograbas alcanzar».
Annelys Martín Rivero, técnico en Gestión Económica de La Estrella, sostuvo que el uso de POS ofrece beneficios, pues el trasiego de efectivo se elimina; sin embargo, contar con un solo equipo limita un tanto algunas operaciones como el necesario cierre diario.
Betty Rodríguez, dependiente de La Estrella, resaltó que: «Esto ha sido una solución perfecta, pero necesitamos mejores condiciones, es decir que la conexión fluya mejor, que el equipo no presente dificultades técnicas.
«Ha sido muy positivo para nosotros como dependientas, pues nos favorece el trabajo aún más, al no tener que andar con el dinero; estamos encantadas y la población muestra su agrado, pero su queja está en la lentitud del proceso en algunos momentos, lo que ocasiona molestias», concluyó Betty.
Regla Cabrera Stuart, especialista de Productos del Comercio en el Grupo Empresarial de Cienfuegos, estimó que «nunca la intención será afectar al pueblo.  En caso de inconvenientes que se prolonguen en el tiempo y pongan en peligro el servicio, se buscarán alternativas».

Joaquín Benavides, Julio Carranza y Pedro Monreal: observaciones estimuladas por los comentarios de Humberto Pérez a los artículos de Omar Everleny Perez acerca de la devaluación y los precios en Cuba

El Estado como tal 

Observaciones de Pedro Monreal. 8 de marzo de 2020
Estimado Humberto,
Sobre la posibilidad de impedir que la devaluación se manifieste en forma de elevación de precios de los productos regulados mediante un manejo compensado del efecto diferenciado que tendría la devaluación en los ingresos de diversos tipos de empresas, veo dos problemas:
  • Es improbable que el efecto de la devaluación sobre las empresas genere déficits de ingresos en unas y superávits de ingresos en otras que puedan ser compensados -con fines de subsidiar consumo- por la vía de la gestión de un superávit de balanza de pagos que ya ni siquiera es suficiente para generar los ingresos que se necesitan para pagar deudas y para contribuir a la inversión. Las empresas “afectadas” serán aquellas que presenten un “descalce cambiario”, es decir, que sus deudas en pesos convertibles y divisas sean superiores a sus activos en esas monedas. La devaluación modificaría los recipientes de los subsidios que hoy ya existen debido a la distorsión cambiaria, pero la cuestión es precisamente si tendría sentido ofrecer subsidio a un grupo de empresas que a partir de la devaluación serían irremediablemente irrentables.
  • El segundo problema es que se asume que el incremento de precios de consumo debe ser evitado porque es negativo. Sin embargo, un incremento de precios no sería negativo si formase parte del establecimiento de condiciones realistas de funcionamiento de la economía.
Aquí lo central es identificar la principal causa de las tensiones inflacionarias en Cuba.
No digo nada nuevo cuando afirmo que la evidencia parece indicar que, en esencia, esas tensiones inflacionarias se generan en un déficit de oferta, que se debe en alto grado -aunque no únicamente- a la carencia de respuesta de oferta de las unidades productivas.
Ello ocurre, entre otras cosas porque existe un sistema económico con inelasticidad de precios respecto a la demanda, es decir, la demanda no reacciona a las variaciones de precios. En otras palabras, la elasticidad de precios no funciona como un “espejo” de las condiciones productivas.
Este punto es crucial para abordar la devaluación en Cuba pues llevar la tasa de cambio oficial actual (1:1) a una tasa de cambio de equilibrio (mediante una devaluación) no solamente modifica la medición económica ni los equilibrios macroeconómicos (por su eventual impacto en exportaciones e importaciones), sino que modifica los parámetros de producción.
Una devaluación tiende a reducir o eliminar las actividades económicas internas cuyos precios relativos no las hacen competitivas en el contexto de la especialización internacional del trabajo, a la vez que “premia” las actividades cuyos precios relativos las hacen competitivas.
La devaluación pudiera ser positiva si contribuyese a establecer un sistema económico en el que los precios reflejen las condiciones de producción y en el que las unidades productivas pueden responder a las señales de precios, aumentado la oferta cuando existe demanda, y viceversa.
Lo anterior no niega la posibilidad de establecer precios administrativamente, cuando ello estuviese justificado y siempre que no fuese un proceso generalizado. Lo mismo vale para “topar” y para controlar precios.
La idea de que pudiera llevarse a cabo una devaluación sin que se modificasen los precios minoristas es problemática. Obviamente, existirá una tendencia hacia un traspaso de la devaluación hacia los precios, el cual se produciría de manera diferenciada según los tipos de productos y servicios.
Ese nuevo nivel de precios minoristas (impactados por una devaluación) estaría reflejando condiciones económicas más realistas que las actuales. Por tanto, esos nuevos niveles de precios, lejos de ser obstaculizados, deberían ser favorecidos. También debe ser favorecido un sistema que ofrezca flexibilidad para hacer ajustes frecuentes de precios.
Obviamente, un incremento generalizado de precios afecta al consumidor “promedio” si no se produce un incremento del ingreso promedio. Afecta al consumidor “pobre” incluso cuando crece el ingreso promedio.
Es decir, se trata de una gestión que en modo alguno debe ser percibida como un asunto exclusivamente económico, sino que debe incluir simultáneamente varios planos: el económico (racionalidad técnica), el social (equidad social y humanismo) y el político (estabilidad). 
Hay varias opciones para gestionar el problema. Me concentro en una de ellas.
Una opción pudiera ser un incremento de salarios y pensiones combinado con subsidios focalizados en determinados grupos sociales en situación de “riesgo”.
Aquí hago un aparte: no queda claro si la información sobre eventuales crecimientos de precios que anda circulando en las redes y que menciona Everleny es verídica, pero de todas maneras ofrece una oportunidad para considerar hipotéticamente cómo funcionaría la opción que he mencionado antes.
En lo que se refriere estrictamente a los precios, las tablas que circulan son técnicamente aceptables en el sentido de que combinan dos procesos que muchos economistas hemos estado defendiendo: la adopción de una tasa de cambio realista que se refleje en los precios internos, y la eliminación de subsidios generalizados a determinados productos.
La información que no se conoce en relación con esas tablas es la relativa a los salarios/pensiones y a los subsidios, pero si se asumiera que crecen los salarios/pensiones y que se adopta algún mecanismo de subsidio focalizado, entonces se estaría en presencia de una variante de gestión del incremento de los precios de consumo.
En síntesis:
  • Incrementarían los precios de consumo de la canasta básica familiar y de otros precios, reflejando tanto el efecto de la devaluación como el déficit de oferta.
  • Se eliminarían los subsidios universales a un grupo de productos y se “monetiza” ese subsidio, agregándolo a los salarios/pensiones (implicaría un incremento del dinero en circulación).
  • Se adoptaría un sistema alternativo de subsidios focalizados para determinados grupos sociales.
Sin embargo, esa opción de política económica no funcionaría en caso de que no operasen al menos dos condiciones básicas:
  • Los actores económicos deben ser capaces de ofrecer respuestas de oferta a partir de las señales de precios.
  • Se establecen medidas macroeconómicas para compensar la “monetización” del incremento de precios en el monto de los salarios (por ejemplo, reduciendo la demanda agregada en otras partes del sistema).
Donde lo veo muy complicado es respecto a que los actores económicos sean capaces de ofrecer respuestas de oferta. Esa no es hoy una característica del sistema económico cubano. Ese es un “buey” que debe ir delante de la carreta de la devaluación.
Devaluar una moneda (que en principio debería rentabilizar la producción nacional) no tendría sentido si las unidades productivas no tienen condiciones para proporcionar una respuesta de oferta. Aquí el inventario de “trabas” puede ser muy grande. Me limito a señalar dos: falta de incentivos y deficiente asignación de recursos.
El sector privado -fundamental- para la producción de alimentos, que es donde más urge una respuesta de oferta (pues produce “bienes de salario”) tiene déficits en ambos factores.
El sector estatal -que es el mayor de la economía- tiene déficits muy grandes de incentivos y aunque se asignan recursos en mayor cuantía que cualquier otra forma de propiedad y de gestión nacional, parece tener un problema con la eficiencia en la asignación de recursos. Se prioriza la exportación y la sustitución de importaciones por encima del efecto en la productividad, y se concentra desproporcionadamente la inversión en un sector (turismo) con crecientes dificultades para rentabilizar la inversión.
Son algunos elementos sobre el tema.
Un abrazo,
Pedro
Observaciones de Joaquin Benavides. 8 de marzo de 2020.
Estimado Pedro:
Como ya le argumenté a Humberto, para mí lo más importante es que el comienzo del cambio no demore más. El nivel de incertidumbre, de ansiedad y de confusión es muy grande y se puede convertir en peligroso, sobre todo para la imprescindible credibilidad que debe mantenerse en la capacidad y competencia del gobierno para cumplir los cambios ya anunciados.
A nivel de la calle, por lo menos en la Habana, todos están esperando que comience el proceso de cambios. Detener el proceso para continuar discutiendo, en mi opinión. puede ser políticamente desastroso. Estoy convencido que la mejor decisión sería comenzar con la devaluación si fuera posible el primero de abril adoptando la tasa que más convenga para la estabilidad macroeconómica. Y junto a ello, porque ya lo está esperando la población a partir de las filtraciones públicas o no públicas que se han venido produciendo proceder a cambiar, en dos o tres meses, como sugiere Humberto, todos los CUC en manos de la población por CUP a la tasa de 24 CUP por 1 CUC.
Estoy de acuerdo con tu opinión de que el principal problema que se va a presentar será con la oferta, en primerísimo lugar, de productos alimenticios.
Coincido también contigo en que una modificación de los precios minoristas, que sería imprescindible, conllevaría la necesidad de una elevación consecuente de los salarios, las pensiones y las compensaciones a los menos favorecidos. No pensaría por ahora en una Reforma salarial. Ese es un proceso complejo técnicamente y debe venir después en las empresas estatales ya estabilizadas.
En mi opinión, en estos momentos la única posibilidad realista de poder incrementar la oferta de bienes de consumo, radica en primer lugar en la producción privada y cooperativa del sector agrícola, liberándola en primerísimo lugar de los topes de precios. Este es una de los errores más graves que se han cometido en los últimos tiempos. Si hay que subsidiar precios a la población más necesitada, no pueden ser los productores quienes subsidien, sino el presupuesto del estado.
En segundo lugar, promulgar una Ley de PYMES y facilitar que el sector privado que vive en Cuba y además el que vive en el extranjero y lo desee, pueda invertir en el País. No es toda la solución, pero es la que puede ser decisiva para ganar el tiempo necesario hasta que las empresas estatales puedan asimilar los profundos cambios y asumir su papel principal en el desarrollo económico.
Por ultimo insisto en lo que ya manifesté a Humberto: lo decisivo debe ser no demorar más y comenzar los cambios. Lo mejor que podemos hacer nosotros, a los cuales no nos han consultado previamente, y que hemos estado durante años proponiendo ideas y variantes de soluciones, es darle nuestro apoyo crítico a la decisión que el Gobierno adopte. Es mucho lo que está en juego, y no solo en la economía.
Un fuerte abrazo,
Benavides
Observaciones de Julio Carranza. “La Reforma monetaria y lo que se viene”. 8 de marzo de 2020
El reciente análisis hecho por Humberto y Pedro sobre la reforma monetaria en curso, diferencias incluidas, es excelente y oportuno.
Joaquin, yo estoy muy de acuerdo contigo en dos cosas fundamentales, la necesidad de actuar rápido y la necesidad de medidas que acompañen la reforma monetaria de manera que actúen positivamente para el aumento de la oferta, en primer lugar, de alimentos, pero no solo de alimentos. Esa es esencia del problema y no se puede resolver exclusivamente con medidas monetarias.
El potencial impacto inmediato de la reforma monetaria sobre los precios no tiene que ver fundamentalmente con el efecto de esta sobre la población, con la sugerencia de Humberto del cambio inmediato y obligatorio de 1 CUC por 24 CUP, se ganaría tener ya una sola moneda nacional y no se incrementaría la demanda notablemente por ese concepto puesto que ya de hecho, 1 CUC es como un billete de 24 CUP, (una necesaria revaluación del CUP frente a las divisas debería venir un tiempo después, cuando la dinámica económica haya mejorado la oferta, en ella habría también una fuente adicional de recursos para, entre otras cosas, financiar la política social) obviamente, es la devaluación del CUP para las Empresas estatales las que producirían ese efecto inmediato sobre los precios (ver una lista de precios que se circula, que, como dice Pedro, si no fuera oficial, no es tampoco irracional, sirve como referencia de lo que debe venir), una parte importante de estas empresas podrían quedar cuasi quebradas si el incremento de los costos que les significa la devaluación no se compensa con un incremento de los precios que permita recuperar relativamente sus ingresos. Visto así, esos precios los pagarían quienes puedan pagarlos, o sea no la mayoría de la población con los efectos sociales y políticos que eso implica.
Es interesante la consideración de Humberto (según la entendí, lo leí muy rápido) de, en ese escenario, un subsidio temporal y compensatorio a las empresas con déficits sobre todo a aquellas cuya producción y/o servicios sea imprescindible, sin embargo, si algo más no se mueve esos subsidios se eternizarían una vez más provocando y agravando todos los desequilibrios financieros que ya conocemos.
La economía cubana necesita un ajuste serio (lo cual incluye eliminar empresas permanentemente ineficientes) y el desafío es hacerlo con los menores costos sociales y políticos posibles, cómo se dice por ahí “no es fácil”, pero habría que añadir “pero no hay de otra”.
Obviamente hay muchas cosas que se pueden hacer (Humberto se extiende en eso de manera muy ordenada) pero tienen que formar parte de una concepción integral del proceso, entre ellos los subsidios bien focalizados (a personas y a empresas), el apoyo temporal a empresa que pueden transitar con cierta rapidez a situaciones de rentabilidad y también el manejo administrativo de algunos precios, pero con decisiones muy precisas y en la mayor parte de los productos de manera temporal (siempre habrá algunas a las que habrá de mantenérsele el subsidio por diversas razones, pero deben ser las mínimas y muy justificadas). El mercado debe funcionar y funcionar bien, con las regulaciones necesarias en una economía social como la cubana, pero funcionar. Hoy prácticamente no hay mercado.
Las empresas estatales (con las salvedades dichas) deben estar en ese mercado y sometidas a sus restricciones e incentivos (repito para que no se entienda mal, con las salvedades dichas). Por ejemplo, una ley de bancarrota que funcione me parece fundamental, para regular bien ese proceso.
Habría que ver cuántas empresas cubanas pudieran mantenerse competitivas en términos internacionales con el ajuste y cómo podría esto impactar en la balanza de pagos. Seguramente ciertas medidas proteccionistas serán necesarias, pero no para eternizarlas, sino como parte de un proceso a la rentabilidad y la competitividad, pero, cómo hemos dicho, eso supone integralidad en la reforma, un sistema de incentivos positivos y negativos y un nivel de autonomía de las empresas estatales que les permita responder interesadamente a las señales del mercado en el contexto de una planificación más indicativa y flexible, insisto con las salvedades expresadas.
La existencia del bloqueo es obviamente una condición que dificulta la respuesta productiva de las empresas a las señales que reciban del mercado, pero hay una cantidad de factores que se pueden activar para reducir el impacto de este, en primer lugar la autonomía empresarial y la disminución de la burocracia sobre todo en las OSDEs (no me refiero solo a la reducción de personal, también a la eliminación de intermediaciones innecesarias que mediatizan el proceso, el tiempo y la racionalidad de las decisiones económicas) También es fundamental una política inversionista más realista, diversa y con efectos más inmediatos, incluida, obviamente, la inversión extranjera.
Un punto esencial es la integración dinámica del sector privado al sistema económico nacional, sobretodo en la producción de alimentos, pero no solo ahí. La creación de las PYMEs con personalidad jurídica, de los mercados mayoristas, de la posibilidad de realizar operaciones directas de comercio exterior (con los controles del caso), la creación de un mercado de capitales y de medios de producción (regulados por el estado) son imprescindibles. Es el sector no estatal quien además puede asimilar el exceso de fuerza de trabajo subempleada en el sector estatal y que es una de las causas (no la única) de su persistente ineficiencia. Para que el sector estatal juegue adecuadamente el papel de liderazgo que le corresponde jugar en una economía como la cubana, debe funcionar en condiciones donde su eficiencia y rentabilidad sean posibles y eso no se soluciona con llamadas políticas, por importantes que estas sean.
Las consideraciones hechas por ustedes sobre la necesidad de incrementar los salarios y las pensiones para compensar el inevitable incremento de los precios que provocará la devaluación aún antes de los incrementos de oferta y como antecedente a una posterior reforma de salarios, solo sería sostenible si a la vez se crean las condiciones, también tratadas en este texto y en los de ustedes, para un incremento relativamente rápido de la oferta. Un incremento de salarios y pensiones sin una economía descentralizada y diversa que permita responder positivamente al incremento de la demanda, obligaría a un nuevo incremento de precios sino en el mercado oficial en el mercado negro y estaríamos de nuevo en el agobiante círculo vicioso que hemos vivido tantas veces.
El destino de una mayor parte de la disposición de divisas del país a importar sobre todo alimentos podría mejorar de manera inmediata la oferta, pero dada la situación de la balanza de pagos el margen no es demasiado amplio, por eso la reactivación rápida de la dinámica económica es esencial y eso solo se logra con una mayor y más profunda integralidad de la reforma en curso.
La estabilización adecuada de una oferta directamente en divisas en zonas francas sigue siendo una medida necesaria, se ha comenzado pero de manera inestable, sin sostenimiento de la oferta, con precios irracionales (sobre todo en la venta de automóviles) con un sistema de pago agobiante, sin incluir la venta súper necesaria de medios de producción, etc., etc., no hay razón para no mantener la estabilidad de un sector de mercado como ese que se financia a sí mismo en divisas, dejando márgenes de rentabilidad notables a la economía nacional.
En conclusión, la esencia de este proceso es la integralidad de la reforma, misma que no se ha alcanzado y ni siquiera planteado claramente aún por las autoridades correspondientes, cuando toda ella cabría perfectamente en las definiciones y espacios dados por el documento de la Conceptualización y la nueva Constitución, sin esta integralidad seguiríamos dando un paso adelante y dos atrás, ¿qué es lo que impide esa necesaria racionalidad?
Abrazo a todos
Julio Carranza

Paro de emergencia en Wall Street tras desplome del mercado

Los mercados en Estados Unidos y México siguen en línea con la ola de ventas proveniente de Europa y Asia.
REDACCIÓN
7:43
Actualización 09/03/2020 - 8:00

INDUFuente: Terminal Bloomberg

Los mercados en Estados Unidos hicieron un paro de emergencia de 15 minutos, luego del desplome en los primeros minutos de operación, en una medida diseñada para limitar el pánico que se desencadenó por última vez durante la crisis financiera de 2008.

Este interruptor de emergencia se activa cuando los mercados caen más de 7 por ciento. Una vez que se reanudan las operaciones, el próximo interrumptor se dispararía si las pérdidas alcanzan el 13 por ciento.

Los mercados estadounidenses y México inician las operaciones del lunes contagiados de la turbulencia de ventas provenientes de Europa y Asia, luego de que la caída de los precios del petróleo sacudiera a los inversionistas desde las primeras operaciones del domingo del otro lado del Atlántico.

A la apertura, el promedio industrial Dow Jones retrocedía 7.29 por ciento que lo ubican en 23 mil 979 puntos; el S&P 500 cae 1.71 por ciento, a las 2 mil 972 unidades y el tecnológico Nasdaq pierde 6.86 por ciento, a los 7 mil 987 puntos.

La tensa situación provocada en los mercados por el coronavirus se acentuó luego de que Arabia Saudita señaló el fin de semana que planea empezar a producir más de 10 millones de barriles de petróleo por día a partir de abril después de que su alianza con Rusia dentro de la OPEP+ se viniera abajo en la última reunión del grupo, el viernes pasado y tras una semana de pláticas en Austria.

El mayor exportador de petróleo del mundo comenzó una 'guerra' de precios al aplicar el mayor recorte a los precios en los cuales vende crudo al extranjero en los últimos 20 años, ofreciendo descuentos sin precedentes en Europa, Medio Oriente y Estados Unidos para que las refinerías compren el producto a los saudíes a expensas de otros proveedores.

Las diferencias entre la OPEP y Rusia, ha llevando a una reducción de casi del 30 por ciento en los precio del petróleo.

Desde hace poco más de un mes, la aparición del coronavirus y ahora este nuevo riesgo, que amenaza con inundar un mercado ya saturado, ha provocado un aumento en la percepción del riesgo a nivel global que ha llevado la tasa de los bonos del Tesoro a un mínimo histórico de 0.4964 por ciento y al oro a los mil 700.14 dólares la onza, nivel no visto desde el 18 de diciembre de 2012.

En México los índices accionarios también amplían las caídas pero con menos fuerza en una sesión en donde destacan datos de la inflación.

El Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), cae 4.85 por ciento, a los 39 mil 381 puntos.

En datos económicos, hace un par de horas, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó la inflación se ubicó en 3.70 por ciento anual durante febrero de 2020, su mayor dato desde julio de 2019.

"Con la subida en el tipo de cambio y de los mercados de materias primas es de esperarse que suban los precios de las importaciones y que se presione la inflación, aunque no de manera inmediata, dificultando al Banco de México el recortar la tasa de interés si no se llevan a cabo medidas para suavizar las decisiones del mercado", comentó, Gabriela Siller, directora de análisis bursátil y financiero de Banco Base.