Tanto si trabajas como freelance, o eres empleado o directivo de una empresa, para avanzar y llegar lejos necesitas gente que te apoye y ayude. No es suficiente tu talento, ni tu capacidad de trabajo, necesitas la palanca de otros para impulsar tu carrera. Si no haces equipo, tus posibilidades de lograr algo grande son escasas.
A lo lago de los años he tenido la oportunidad de conversar con numerosos referentes de ámbitos y disciplinas diferentes, y una de las conclusiones más relevantes es que detrás de cualquier logro destacable lo que hay siempre son equipos. Nadie solo ha llegado demasiado lejos. Sin embargo, conseguir armar equipos de alto rendimiento no es sencillo. Apuntamos aquí diez aspectos a tener en cuenta:
1. LA LEALTAD ES EL PRIMER REQUISITO PARA CREAR UN EQUIPO.
A partir de ahí se puede construir algo memorable. Si las suspicacias y las sospechas planean en las relaciones, es difícil que cualquier equipo tenga futuro. El coste de la desconfianza en los negocios es altísimo. A la hora de formar un equipo hay que prestar atención a las competencias técnicas pero también a los valores. Obviar lo segundo pasa factura. Los equipos necesitan gente buena y buena gente. En cierta ocasión, un chef dos estrellas Michelín me comentaba: “La principal cualidad que le pido a mi equipo y que me exijo a mí mismo es la lealtad, que es una conditio sine qua non para formar un equipo y que lleva consigo ciertas cosas como la capacidad de sacrificio. Hay temas que me importan menos como los conocimientos, porque con ganas y con lealtad acabas construyendo un equipo que al final es lo importante”.
El coste de la desconfianza en los negocios es altísimo
2. LA COMPLEMENTARIEDAD ES LA BASE DEL ÉXITO COLECTIVO.
Si tenemos dos personas iguales en realidad es como si solo tuviésemos una. Todos tenemos carencias que deben ser contrarrestadas con las fortalezas de otros miembros de la organización. La complementariedad nos hace llegar más lejos. El escritor Antonio Machado afirmaba: “Busca a tu complementario que marcha siempre contigo y suele ser contrario”. Un equipo necesita gente que ataque y meta goles y gente que defienda y evite los tantos ajenos. Cada tarea es relevante, otra cosa es que unos puestos tengan más visibilidad o glamour. Hay gente que hace una labor callada, discreta y poco vistosa, pero enormemente eficaz. No hay que olvidarse de ellos.
3. LA GENEROSIDAD Y LA HUMILDAD SON GRANDES FACILITADORES DE LOS EQUIPOS.
Hay personas que prefieren un éxito pequeño pero propio a un éxito grande pero colectivo. Eso es un gran error. La generosidad implica poner las capacidades al servicio del equipo, aunque la contribución personal pase más desapercibida. Es esencial ser humilde para asumir que cada persona tiene su rol particular en la organización, y que si bien algunas personas hacen una labor más gris, son claves en el engranaje del devenir empresarial. Como apuntaba el que fuese presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman (1884–1972): “Es impresionante lo mucho que puedes conseguir, si no te importa quién es el que tiene el mérito”.
4. EL EGO ES EL MAYOR ENEMIGO DE LOS EQUIPOS.
Cuando todo el mundo quiere ser excepción y nadie norma, el caos está servido. Los individualismos y personalismos son grandes desestabilizadores de los equipos. Los egos siempre suponen una interferencia en la consecución de logros colectivos y están en todos los lados. Cuando se dedica más tiempo a la lucha interna que a la competencia externa es complicado que ocurran logros reseñables. Pau Gasol, jugador de baloncesto del F. C. Barcelona, lo tiene claro: “Los mejores equipos son los que gestionan mejor los egos. Los egos son un hándicap para cualquier equipo porque representan la negación del espíritu de equipo. Es importante entender que cualquier deporte de equipo consiste en salirse de uno mismo para formar parte de un todo que es mucho mayor que tú”.
Los mejores equipos son los que mejor gestionan los egos
5. LA COMUNICACIÓN ES LA MATERIA PRIMA QUE ENGRASA LOS EQUIPOS.
Un directivo no solo debe ser accesible sino que debe ser él quien acceda a su gente. Si el diálogo no surge hay que provocarlo. La comunicación es la argamasa de la que están hechas las relaciones personales. La falta de comunicación y la mala comunicación arruinan las relaciones y los equipos. Jack Welch, quien fuese CEO de General Electric durante veinte años, afirmaba: “Por encima de todo lo demás, los buenos líderes son abiertos. Van arriba y abajo, y dan vueltas por todos los rincones de sus organizaciones para llegar a la gente. No se quedan en los canales establecidos. Son informales. Son directos con la gente. Hacen que ser accesible se convierta en una religión para ellos”. El liderazgo es siempre un deporte de roce y contacto.
La falta de comunicación y la mala comunicación arruinan las relaciones y los equipos
6. EL RECONOCIMIENTO TIENE QUE LLEGAR A TODOS LOS MIEMBROS DEL EQUIPO.
El anhelo más profundo del ser humano es el deseo de ser apreciado y querido. Todos lo necesitamos, y especialmente aquellos que tienen menos notoriedad y visibilidad. La comida es alimento para el cuerpo y el reconocimiento es alimento para el espíritu. A pesar de ello, el 75% de los jefes reconoce que les cuesta mucho practicarlo con sus colaboradores. Hacer sentir importante a todo el mundo es primordial. Este año se han cumplido quince años de la victoria en el campeonato del mundo de baloncesto en Japón 2006. Entrevistando por aquella época a su seleccionador, Pepu Hernández, me decía: “Para mí algo clave como entrenador es hacer sentir a todos los jugadores que son importantes y que son responsables de lo que ocurre; tienen que saber que son parte de verdad del equipo y así estarán dispuestos a darlo todo”.
7. UN BUEN CLIMA LABORAL FUNCIONA COMO FACTOR DE APALANCAMIENTO.
Dentro de un equipo que no funciona bien cada persona parece peor de lo que es: el talento se comprime. Dentro de un equipo que funciona bien toda persona parece mejor de lo que es: el talento se expande. Los buenos equipos hacen que las personas y las organizaciones brillen más. Cuidar el entorno laboral implica adoptar una actitud de solidaridad: escuchar, alimentar el optimismo, saber ceder, dar protagonismo a todos, no fomentar los rumores, controlar la envidia, evitar criticar gratuitamente, ser condescendientes con los errores, corregir con educación y respeto o intentar ser justos, entre otros factores. Se estima que entre el 30-40% de los resultados de negocio dependen del clima laboral. Y de esa cifra, el 70% depende del jefe inmediato.
8. ES ESENCIAL TENER CLARIDAD DE OBJETIVOS Y HACERLES PARTÍCIPES DE ELLOS A TODOS.
La gente necesita tener referencias claras acerca de cuál es la estrategia general de la empresa, saber por qué se hacen las cosas y cuál es su papel dentro de la misma. Ello facilita enormemente la implicación y el compromiso, de otro modo, uno siente que es una pieza más de una cadena de montaje y el desánimo acaba aflorando. El ser humano tiene una motivación extrínseca (dinero), una motivación intrínseca (crecimiento y aprendizaje) y también una motivación trascendente (necesita sentir que contribuye a algo). Viktor Frankl nos recordaba: “La vida no se hace insoportable por las circunstancias, sino por la falta de sentido y propósito”.
9. LA CONFIANZA ES EL ALIMENTO DEL TALENTO DE LOS EQUIPOS.
Para tener éxito hay que atreverse, arriesgar, y ello solo es posible cuando uno encuentra el apoyo emocional de quienes están por encima. La dictadura, el autoritarismo y el miedo reprimen el talento; producen que este se muestre cohibido y tímido y quede muy por debajo de su verdadero potencial al limitarse a cubrir el expediente para no fallar. Está demostrado científicamente que las personas nos atrevemos más cuando alguien −coach, amigo, pareja, familiar, superior…− nos alienta y anima. Ya lo decía Zig Ziglar: “Mucha gente ha llegado más lejos de lo que pensaba llegar porque alguien más pensó que podía hacerlo”. La gente necesita sentir que se está cerca de ella y se cree en ella. Los líderes deben ser creadores de contextos que aportan seguridad psicológica. Entonces, solo entonces, el talento puede desplegar todo su arsenal.
Los líderes son creadores de contextos que aportan seguridad psicológica
10. LAS INJUSTICIAS Y LAS INCOHERENCIAS SON MUY DAÑINAS PARA LOS EQUIPOS.
Un directivo debe ser, ante todo, justo; y justo significa dar a cada persona lo que se merece sin que esa individualidad sea percibida por el resto como un trato preferencial. Además, lo más importante que tiene un directivo es su credibilidad, y la credibilidad se construye (o desmorona) con el ejemplo (o contraejemplo). Cuando los directivos dicen una cosa y la gente ve hacer otra, el compromiso se resiente, lo que en entornos altamente competitivos es muy peligroso para la supervivencia de la empresa. Los amiguismos, favoritismos y personalismos dañan mucho a los equipos.
En definitiva, y como apunta John C. Maxwell, “a medida que el desafío crece, la necesidad de un trabajo en equipo aumenta”. Sin embargo, el vínculo que une a un equipo es algo muy frágil y hay que estar cuidándolo y nutriéndolo cuidadosamente para que no se desmorone.
Francisco Alcaide, conferenciante, formador y coach en liderazgo y motivación. Autor del bestseller internacional Aprendiendo de los mejores (24ª edición)
Artículo publicado en Executive Excellence n176, septiembre-octubre 2021
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