UNEAC
Aunque mueve todavía a muchos prejuicios, incomprensiones y desafíos, no queda más remedio que atender al color de la piel. Sobre todo, en su consideración dentro de las Estadísticas nacionales.
La sociedad cubana, es una sociedad multirracial, o más bien multicolor, mestiza. Y esa realidad tiene que ser registrada estadísticamente. No manejando el Censo como un asunto, simplemente estadístico, sino cultural.
Se trata de una herencia de la Esclavitud. Que no es posible soslayar, pues este marco desde sus orígenes a la sociedad cubana actual.
Cuando los españoles llegaron a Cuba, en 1492, lo hicieron como blancos, con tales credenciales y así se quedaron. Vinieron por voluntad propia, buscando una fortuna, que no pocas veces encontraron. Pero España no es Blanca. Colonizada por los árabes, durante 800 años, se hace imposible considerarla como tal.
Entonces, los colonizadores de nuestro Archipiélago, tampoco eran blancos. En ser blancos no consistía su poder, sino, el haber llegado con la cruz y con la espada.
Llegaron a un territorio de indígenas, de baja cultura y solo los usaron para encontrar oro. Los explotaron de manera inmisericorde y su masa poblacional, no duro mucho tiempo, aunque todavía en Cuba, tenemos representantes de esa población originaria.
También vinieron chinos, traídos, por medio de unos contratos, que los convertía en esclavos. Los llamados culíes. que desde entonces agregaron su belleza a la población de la Isla, integrando nuestra nacionalidad. Ésos tres grandes grupos, formaron la población cubana. Después se sumaron otros antillanos, aunque no en la magnitud de los primeros.
Aunque la Corona Española, puso reglas para el cuidado de la población indígena; de todos modos, la ambición de los colonizadores, junto al Régimen de las Encomiendas y la esclavitud, redujeron su población a la mínima expresión.
En poco más de 100 años Los Tainos, Siboneyes y Guanahatebeyes, casi desaparecieron, pues no eran unas culturas avanzadas, como si ocurría para el resto de América. Culturas Azteca, Maya, Tolteca, etc. Las que sí, no tenían, prácticamente, nada que envidiar a las culturas europeas de su tiempo.
Pero la población indígena existente en el Archipiélago cubano, carecía de esa fuerza, que da el pertenecer a una cultura superior.
Junto con los españoles, vinieron los primeros negros. No de África de manera directa, sino de España. A esos negros se les llamaba “Ladinos”, eran esclavos en España, sabían hablar el idioma y tenían cierta cultura adquirida en el trabajo de servidumbre. Pero llegaron en número reducido.
La inmensa mayoría de los negros que llegaron a Cuba, masivamente, hicieron después, como resultado del comercio de esclavos.
Entonces, los negros en Cuba, comenzaron a ser traídos para el trabajo, dentro de un régimen colonial ya organizado. Decir negro en Cuba, era decir esclavo.
Como los españoles llegaron, hombres solos. De manera inmediata comenzaron a mesclares con las indias y las negras, iniciándose así el mestizaje.
A diferencia de los negros que fueron traídos al territorio de las Trece colonias de América del Norte, lo que después fue Estados Unidos de América, los llegados, también traídos de África como esclavos al territorio mencionado, estos no podían hablar sus lenguas, sino solo el inglés, no podían practicar sus religiones, ni sus culturas. No les estaba permitido por los colonizadores.
A los negros traídos a Cuba, también de África, si los españoles les permitían hablar sus lenguas, adorar a sus dioses y practicar sus culturas. Se trataba de que, por razones históricas y también culturales, los españoles eran más proclives a la convivencia con las prácticas culturales de los esclavos en Cuba.
A diferencia de America del Norte, en Cuba, los españoles, convivían mejor con las diferencias en el color. A lo que contribuían también las diferencias que introducía en la esclavitud del negro, la existencia de la esclavitud doméstica y la esclavitud de plantación.
En la plantación, el negro debía trabajar de sol a sol, bajo el látigo del Capataz o Mayoral; mientras que, en el trabajo doméstico, sus tareas se desplegaban en la casa del hacendado esclavista, imbricadas con las actividades del servicio a la familia. Allí podía ser cochero, cocinero, lavaba y planchaba, ponía la mesa, arreglaba la ropa del amo y le hacía un brebaje, cuando este enfermaba, etc. Realizando labores, que, prácticamente lo preparaban para hacerse de un oficio, por si algún día lograba obtener su libertad.
El contacto con la familia los instruía y dotaba de cierta cultura, que lo diferenciaba del esclavo de la plantación.
Aunque no dejaba de ser esclavo, y el cepo, ante la desobediencia más mínima, estaba sobre él, como Espada de Damocles. Pues el amo blanco, no les permitía aquellas libertades, que pudiesen inculcarle cierta cultura de independencia, lo cual se vigilaba mucho. Pero las ventajas, las tenía y no pocos la aprovechaban muy bien.
Por ejemplo, la niña de la casa, le tomaba cariño al negrito simpático, dócil, y hasta podía enseñarlo a leer y escribir. En el contexto doméstico, el negro hábil, respetuoso, dócil, intimaba con el padre de la casa y llegaba a conocerle ciertos secretos, como sus andadas con las negras, de las cuales, no pocas veces, salían hijos “bastardos” dentro de la familia.
El negro, conocedor de las hierbas, preparaba un brebaje que le curaba un dolor al amo. Y dentro de esa intimidad, el amo, prácticamente, comenzaba a verlo como parte de la familia. Le daba tareas, compartía ciertos secretos con su esclavo y así, a veces, ya viejo, este ganaba la manumisión, o carta de libertad.
Dentro de la casa del amo, conviviendo como esclavo doméstico, el negro lograba ventajas, que no pocas veces, aprovechaba muy bien y que lo hacían avanzar en la vida social, aun manteniéndose como esclavo.
Es que la esclavitud doméstica, generaba cierta cultura y dentro de ella, un nivel de permisibilidad, de la cual el negro podía aprovecharse. Lo cual le permitía, irse introduciendo en la sociedad, aun con todas las desventajas de una sociedad esclavista.
Mientras, en los Estados Unidos, posterior a la Guerra Civil, la esclavitud fue abolida en el norte, pero había que seguir bregando con ella, en el sur. Los negros escapaban al Norte, donde devenían en libres, pero no pocas veces, dejaban familiares que se mantenían como esclavos en el Sur.
En Cuba no, la esclavitud era un sistema similar a nivel de toda la Isla. Y cuando comenzaron a aparecer las leyes que la atenuaban, cómo la llamada Ley de Vientres libres, hasta su abolición oficial en 1886, esto tuvo un efecto nacional.
Claro, la esclavitud comenzó a desaparecer, a partir de un largo proceso, en que España la abolió, como primer paso, dándoles la libertad a los negros que habían peleado, de ambos lados, durante la Primera Guerra de Independencia (1868/1878) hasta que finalmente, fue abolida de manera general.
No obstante, en América la esclavitud tomo color. Y con ella llego el racismo, que no nació con el capitalismo, pero que le pego muy bien, como instrumento de explotación.
Por ello, la esclavitud desapareció, pero el racismo que ella engendro, por más de 400 años, quedo imbricado dentro de la estructura de la sociedad cubana. Y así, desde mediados del siglo XIX, comenzó a surgir una sociedad, con una cultura racista, mestiza y de hegemonía blanca. Por lo que, el racismo, la discriminación racial y el hegemonismo blanco, dentro de nuestra sociedad mestiza, aún no han podido ser eliminados.
Entonces, La Revolución que triunfo en 1959, se encontró con una sociedad, en la cual, existe una estructuración bien clara. Los blancos tienen el poder, lo tuvieron siempre; los mestizos están, más o menos, en una posición intermedia, algunos pocos tuvieron acceso al poder; los negros están, casi siempre, en el subsuelo de la sociedad.
Es que, en Cuba, la pobreza pudo ser también, masivamente blanca, pero la riqueza nunca fue negra, y casi nunca mestiza.
Después de que el Cro. Fidel, casi desde el triunfo de la Revolución, lo vino tratando de manera sistemática, el racismo, la discriminación racial y la hegemonía racial blanca, no han desaparecido.
La política social que la revolución inauguro desde 1959, ha tenido siempre un carácter profundamente humanista, pero, desde el principio, se enfocó solo en la pobreza, no haciendo diferenciación entre los pobres, tratando solo la pobreza, sin hacer diferenciación según el color de la piel.
Tratándose lo anterior, de uno de los aspectos, que, en los últimos 40 años, hemos logrado ir rectificando. Sin llegar aun, como tal, a la llamada Acción Afirmativa. Han venido apareciendo formas de Acción Afirmativa en Cuba, pero de manera indirecta.
Habiéndose demostrado que la raza no existe, que es una invención social. Sin embargo, el color si, y en nuestro país, después de 500 años[M1] de colonialismo, el color continua actuando como una variable de diferenciación social.
En Cuba, después de 60 años de una Revolución radical, de esencia profundamente humanista y de una lucha extraordinaria contra la pobreza, la injusticia y la desigualdad, hasta los mismos bordes del igualitarismo; todavía, desde el punto de vista de la posición social, del acceso a determinados recursos y de ciertas ventajas en la vida social, no es lo mismo ser blanco, negro o mestizo.
El llamado Periodo especial, demostró que la crisis económica no afecto por igual a todos los grupos raciales. Siendo negros y mestizos los que más lo sufrieron.
Nuestro Gobierno, además, se percató, de que las dificultades con el racismo, que afloraron con cierta fuerza, durante el Periodo Especial, indicaban, que se trataba de un problema que, habiéndolo considerado como resuelto, realmente no lo estaba, o al menos no se estaba solucionando, al ritmo que habíamos imaginado, sino que más bien, se había ocultado, en medio de las dificultades vividas en esos años, de mediados de los ochenta y principios de los noventa.
Había existido, hasta entonces, un largo periodo de silencio general sobre el tema, que Fidel rompió en varias ocasiones, pero sin lograr entonces, que el tema racial, ocupara definitivamente el lugar que le corresponde en la lucha por una sociedad mejor.
Pienso que, en ello, tenemos que partir de la existencia de las desigualdades, para llegar de manera real a la igualdad. Lamentablemente, la desigualdad es lo que nos encontramos todos los días. La igualdad es el proyecto social no alcanzado aún.
Por tanto, no debemos asumir de forma mecánica, que todos los cubanos somos iguales, porque eso también fue esgrimido como un slogan hipócrita de la Cuba republicana.
Todos los cubanos, aun no somos iguales. Somos iguales ante la ley, pero no socialmente. Son dos cosas muy diferentes. Puede ser alcanzada la igualdad ante la ley. Pero alcanzar la igualdad social, es otro proceso, mucho más complejo. Igualdad ante la ley, no es igualdad social. Sino, solo un paso, para llegar a esta última.
Ya Fidel se había percatado de ello y comenzó a realizar acciones. Orientando profundas investigaciones en varios barrios desfavorecidos, sobre la situación de sectores, a veces marginados. Fue también, entonces, cuando se realizó la experiencia de los llamados Trabajadores Sociales; la mayoría negros y mestizos, que trajo como resultado, que muchos jóvenes, que ni estudiaban ni trabajaban, (se dice que unos 80,000 en La Habana) llegaran a las Universidades. Que se habían “blanqueado” durante el Periodo Especial.
Entonces, a partir de finales de los años ochenta, retomamos nuevamente el tema. Que es el periodo en que nos encontramos ahora.
Con anterioridad, durante los años 20 y 30, sobre todo, el tema racial había tenido presencia en los medios escritos, especialmente, en la prensa de la época. Personalidades como Juan Gualberto Gómez, Arredondo, Guillen, Deschamps, Chailloux, Ortiz, Portuondo, Morúa, y Otros.
Habían producido textos importantes sobre el tema. Y habían logrado mantenerlo en la prensa.
Desde los años 80, comenzaron a aparecer muchas publicaciones de libros, artículos, ensayos e investigaciones en algunas universidades, etc. También Grupos de Debate y Proyectos Comunitarios, que atienden el tema racial y que han dotado al tema de una creciente presencia dentro de la vida nacional.
Comenzaron, entonces, las reuniones con el Cro. Miguel Díaz Canel, que atiende el tema antes de ser presidente y lo continúa haciendo ahora, con la Comisión Aponte de la UNEAC, que sustituyó al Grupo, “Como agua para chocolate”, dirigido por Gisela Arandia. Que fue la promotora inicial del debate racial en la UNEAC.
Todo este movimiento, ha concluido, con la aparición de una Resolución Gubernamental, donde se proponen las pautas para la atención del tema racial a nivel nacional. Así como con la presencia de todos aquellos grupos interesados en el tema.
Sin embargo, considero, que aunque hemos avanzado, todavía estamos lejos de darle al tema racial, el impulso que requiere. Púes quedan muchas situaciones por resolver. Tarea al frente de la cual, continua nuestro Presidente y ahora Primer Secretario del PCC, ya mencionado.
Aunque nuestra sociedad, es culturalmente mestiza, la presencia de un hegemonismo blanco, se hace sentir aun, en los asuntos siguientes:
-Las desigualdades persisten dentro de la estructura racial poblacional, entre blancos, negros y mestizos.
-Persisten las diferencias en el acceso al empleo. Con privilegios para la población blanca, en los empleos más importantes: Turismo, corporaciones, cargos estatales, etc. No así en los cargos políticos, en especial dentro del partido, el Poder Popular y las Organizaciones de Masas, donde la existencia de negros y mestizos se hace más presente.
-Diferencias en el acceso a posibilidades de estudios superiores, Universidades, maestrías, doctorados, etc.
-Racismo, prejuicios y discriminación, contra la población negra, que no se manifiesta de modo agresivo, pero están presentes.
-Marcada insuficiencia de matrimonios interraciales.
-Discriminación en los medios masivos, principalmente en la Televisión, en la que dominan las caras blancas y solo recientemente han comenzado a aparecer caras negras y mestizas. Ante un reclamo especifico, reciente, del Cro. Raul Castro.
-Nuestra prensa escrita, apenas refleja los problemas del tema racial. No existiendo ningún tratamiento sistemático al respecto. Ni promoción de escritores que traten el tema. Casi nunca en nuestra prensa hay un artículo que aborde el tema racial.
-Nuestras Organizaciones Políticas y de Masas no debaten el tema racial. No promueven su discusión, ni lo consideran en sus agendas de trabajo.
-Discriminación en el ballet clásico.
-Chistes y expresiones racistas, pululan en nuestras actividades en los cabarets.
-Solo recientemente, la Enseñanza de la Historia ha comenzado a reflejar el lugar de negros y mestizos en formación de nuestra historia patria. Y se preparan profesores para abordarlo.
- Hasta hace poco, la bibliografía utilizada, salvo honrosas excepciones, muy conocidas, no reflejaba el papel de la población negra y mestiza en la construcción de nuestra nación. Ahora se realiza un fuerte trabajo bibliográfico dirigido a solucionar esta situación.
-No existe una Historia Social del Negro ni de la mujer negra. Producida en Cuba.
-Aun tratar el tema racial, a cualquier nivel y en cualquier espacio social, puede generar cierto descontento, prejuicios y malestar.
-Solo recientemente nuestra asamblea nacional, ha comenzado a presentar una estructura, que refleja casi fielmente, la composición racial de la sociedad cubana.
-Para los que tratan el tema, sus debates, no son divulgados, quedando siempre en los marcos de grupos y personas interesadas.
-En la escuela cubana no se menciona el color, dejando a la espontaneidad personal el comportamiento frente al mismo.
-En nuestras Universidades apenas se estudia el tema racial. Ni aparece recogido en el currículo de asignaturas.
-Nuestras investigaciones académicas, apenas lo reflejan de manera suficiente y está prácticamente ausente del trabajo científico estudiantil.
-Solo recientemente, comienza a observarse, que se hace un esfuerzo por atender a la composición racial de grupos de trabajo, actividades, o situaciones, en que el negro y el mestizo deben quedar representados. Esto se observa especialmente en la televisión.
-En realidad, nuestras estadísticas, sociales, económicas y políticas, son incoloras. Lanzando al cesto de la basura siglos de la historia nacional.
Consideramos, que mientras el tema racial no sea tratado con sistematicidad y coherencia, a nivel integral, no podremos aspirar a que socialmente, el país avance.
Es que nuestra cultura heredada es racista; es decir, la práctica del racismo, es instintiva, respondiendo a mecanismos heredados, que pueden funcionar de manera inconsciente. Por tanto, hasta que el tema no entre en la educación, sea fuertemente debatido socialmente y forme parte del trabajo sistemático de los medios, no podemos aspirar a que pase a la cultura, ni se avance en el mismo, desterrándolo de las formas del comportamiento habitual en nuestro país.
Es que la ausencia de atención, casi generalizada, durante mucho tiempo, del tema racial, tiene consecuencias muy negativas, para su conocimiento, comprensión y consideración a nivel social, como algo que perjudica a la nación cubana. Tratándose de un problema, muy serio a superar, si queremos que nuestra sociedad y su cultura avancen de manera integral, garantizando el éxito del proyecto social de la revolución.
La Habana, Junio 26 del 2021