Se ha escrito mucho sobre “Palabras a los Intelectuales”. Todo ha sido, muy útil, pero hace falta aparejar este discurso de nuestro Fidel y todo el debate a su alrededor, con la dinámica actual de las Ciencias Sociales y Humanísticas en nuestro país.
Creo que el Discurso de nuestro máximo Líder, ofrece bastante material, para extraerle provecho en tal dirección. Las Ciencias Sociales y Humanísticas necesitan ese impulso, que yo creo ello debe convertirse en la “Segunda Revolución Cultural” en nuestro país. Pienso que, junto al debate racial y el económico, deben devenir en los tres temas más importantes de nuestra batalla ideológica. Por tratarse de asuntos vitales para la supervivencia de nuestro socialismo.
La economía es ineludible, el tema racial es posiblemente, uno de los que cruza a todos nuestros problemas sociales más importantes; las Ciencias Sociales y Humanísticas, son vitales, para lograr la coherencia tan necesaria a todo nuestro desarrollo científico y social.
Las Ciencias Sociales y Humanísticas, tienen que ponerse a la par, con la herencia que nos dejó Fidel para el resto de la Ciencias.
Para hablar del tema de nuestras Ciencias Sociales y Humanistas, que considero, en su devenir, han sido bastante agredidas. Pues su extraordinaria cercanía a la política, las han tenido siempre dentro de una relación incestuosa y conflictiva, en que todo se ha producido con ellas; pero, que han sido principalmente, muy atacadas, desconocidas y maltratadas.
Hoy, solo la Economía como ciencia, parece ser la más socorrida, aunque todavía con no pocas contradicciones en su dirección y aplicación. Pues parece que aún tenemos que vérnosla, con el núcleo duro de lo que serían las Ciencias Económicas, dentro del proceso a vivir por una economía que, que, como ciencia, se ve enfrentada, aunque algunos no lo queramos y otros no lo acepten, a un Periodo de Transición. Sin cuyo cumplimiento, no llegaremos al socialismo.
Creo que nuestras ciencias sociales han atravesado por varios periodos en su desarrollo, qué me parece son los siguientes:
_ Durante los siglos XVIII y XIX, hubo figuras brillantes, incluso, adelantadas para su época, que iniciaron el camino de la ciencia, en el Magisterio, la medicina, las ciencias naturales, la historia, la política, la economía, la poesía, la música, el periodismo, etc. Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Tomas Romay, Francisco de Arango y Parreño, José A. Saco, Bachiller y Morales, Tomas Roig, Emilio Roig, José Martí, José Maria Heredia, Bonifacio Byrne. Estos últimos, junto a algunos genios militares, que, como Máximo Gómez, Antonio Maceo, Calixto García, Guillermon Moncada y otros, formaron juntos, la pléyade de personalidades ilustres, que fundaron la nación.
Desde 1728, había sido fundada La Universidad de La Habana, una de las primeras de América, alrededor de la cual, se reunieron muchos hombres de las ciencias naturales, las sociales y las humanidades.
Muchos de esos hombres, fueron patriotas y contribuyeron en la lucha por la independencia.
Cuba, nunca se caracterizó por fundar escuelas de pensamiento, pero si, por una relación entre los intelectuales y la lucha revolucionaria anticolonial. Que se dio en las batallas por la independencia en el siglo XIX, se repitió en la década del 30 del siglo XX y continuo con Fidel, Raul, Camilo, Almeida y otros, hasta el triunfo de la Revolución y más acá. Muchos estuvieron la lucha militar. Algunos, como José Martí, quien constituyo el paradigma del intelectual revolucionario, poeta, estratega político y periodista. Cuyo pensamiento fue fundacional y llega hasta nuestros días. Alertando sobre el peligro de Estados Unidos y sus intenciones sobre Cuba. Después vendrían, Mella, Guiteras, Villena, Fidel, Carlos Rafael, Roa, Guevara, que retomarían la línea, entre intelectualidad y revolución, una línea de continuidad histórica, que siempre ha hecho funcionar el vínculo entre intelectuales e ideas revolucionarias.
· Hoy, después de haber hecho una revolución, con una labor educacional y científica, que nos ha puesto en el camino de la cima. Necesitamos que toda la intelectualidad vuelva a funcionar en tal dirección.
· Tenemos hoy una intelectualidad, con un envidiable nivel de penetración en la ciencia, que es la que nos puede llevar adelante en la construcción socialista. Pero las Ciencias Sociales y Humanísticas están rezagadas y necesitamos, que estas se pongan a la par con el resto de las ciencias. Por lo cual, los principales problemas que se nos presentan para cumplir la tarea de poner a las Ciencias Sociales y Humanísticas a la par con el resto de las ciencias y el proceso de formulación de política de política, son de naturaleza político-ideológica.
· Se trata, en esencia, de problemas a superar, en el trabajo político- ideológico.
· Son de tal naturaleza, los problemas que siempre han afectado a las Ciencias Sociales y Humanísticas, en su funcionamiento, dentro de la sociedad cubana actual. Lo cual se sintetiza, en el papel de la crítica revolucionaria, el lugar de los científicos sociales y humanistas dentro de ella y la aceptación de su papel, por parte de la política y las estructuras de poder.
No podemos volver a repetir los errores cometidos, que no hacen más que mostrar nuestras incapacidades para entendérnosla con la crítica; enfrentar la verdad y entender a fondo, que los intelectuales tienen una función muy importante que cumplir, dentro del proceso de construcción socialista.
¿Qué es, entonces, lo que nos aporta “¿Palabras a los Intelectuales”, que considero, puede, sobremanera, contribuir al avance y aplicación de las Ciencias Sociales y Humanísticas en nuestro país?
Entre otras, el tratamiento inteligente, critico, democrático, que Fidel le dio a la intelectualidad, en “palabra los Intelectuales”. Ofreciéndoles y reconociéndoles, desde el poder, todo el espacio que necesitan para la creación artística e intelectual. En lo cual exigió el derecho a la existencia de la revolución. “Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada.” ¿Que menos podía exigirnos? Se puede no ser revolucionario, o serlo, es un derecho de cada ser humano. Se puede no acompañarnos en la tarea de la construcción socialista; pero atacar a la revolución, no es posible aceptarlo. Porque la Revolución, no es un derecho individual de nadie, sino del pueblo y este es lo primero. Son sus derechos los primeros que tienen que ser defendidos.
De haber respetado y defendido siempre los principios que Fidel proclama en “Palabras a los Intelectuales”, nos hubiéramos ahorrado cometer no pocos errores, al valorar el papel de las Ciencias Sociales y Humanísticas.
¿Debiéramos preguntarnos Si las Ciencias Sociales y Humanísticas también lo son, ¿por qué presentan un atraso relativo importante con respecto al resto de las ciencias?
Es que hay debemos terminar de solucionar la confusión entre discurso político y discurso científico. La ciencia no es la política, ni la política es la ciencia, ambas son cuerpos de una diferente naturaleza y cursos de acción. Si las confundimos, anulamos el carácter de ambas y la acción, que, de conjunto, deben desempeñar dentro de nuestra sociedad.
Claro, a la política le acompaña el poder, siendo de ahí, de donde vienen las confrontaciones y no pocas confusiones. Porqué se enfrentan dos actores, el político y el científico, qué no ocupan idéntico espacio dentro de la sociedad, ni desempeñan idéntico papel, aparte de que la trayectoria de esa relación ha sido en exceso compleja. Por eso se trata también de aquello a lo que Fidel presto una atención privilegiada en sus Palabras a los Intelectuales.
Es que también deben quedar bien esclarecidas las relaciones entre Marxismo y Ciencias Sociales. Rindiendo cuentas con el llamado Marxismo soviético, asunto que aún no queda esclarecido, porque tampoco hemos realizado un estudio a fondo del derrumbe de la URSS y sus consecuencias. Teniendo en cuenta que, con este país socialista, no tuvimos solo relaciones, sino una copia de sus modelos económico y políticos. Por lo que los lastres de ese proceso se hacen sentir todavía dentro de nuestra realidad, tanto en términos teóricos-prácticos, como estructurales.[1] (Para ampliar sobre estos asuntos ver: de Tomas Regalado.” Defensa Inclaudicable y Refundación del Socialismo Cubano III).
De ahí, una de las genialidades con que se enfrenta Fidel a los intelectuales, desde el principio; siendo esta la brillantez con que maneja la relación entre intelectuales y poder. El representa al poder, el cual no impone, sino que lo razona con los intelectuales, hasta hacerlos comprender, que contra la Revolución no se puede ir.
Que la Revolución esta primero. Es decir, “Palabras a los Intelectuales”, aporta algo, en lo cual, creo que, por una falta de comprensión del genio de Fidel, al manejar el poder con los intelectuales, se cometieron errores, a posteriori de tener la genial comprensión del Líder, sobre cómo manejar la relación entre los intelectuales y poder.
Por lo que, en cada ocasión de errores, ya mencionada, lo que se hizo fue aplicar la imposición, la represión política y la desconfianza. Tratándose de acontecimientos de muy negativa recordación. Y de indudables consecuencias para el desarrollo de la ciencia toda y de las Ciencias Sociales y Humanísticas, en particular.
Fidel tampoco cuestiono los problemas de las artes y la estética, ni la literatura, más allá de la necesidad de educar al pueblo para la comprensión de ellas. Por lo que nunca fueron las formas o la estética las que le preocuparon, sino la necesidad del carácter educativo de la producción artística, en términos, no de vulgarizar las mismas para su simple comprensión, sino para llevar al pueblo a un nivel de educación y cultura, que le permitiera comprenderlas.
Siendo el pueblo, el que tenía que elevar su cultura para la comprensión artística, no la cultura artística bajar, para lograr la comprensión del pueblo.
Fidel, nunca trato a los intelectuales de modo represivo, ni con desconfianza. Recuerdo, como en mis tiempos de estudiante nocturno, se presentaba frecuentemente en La Universidad de La Habana; cuando de pie o sentado encima de su carro, entablaba con nosotros los más complejos diálogos. Nos aplastaba a preguntas y dejaba que hiciéramos lo mismo con su persona. Solo recuerdo una ocasión de verlo muy molesto, porque consideraba que Pepe Rebellón, le había dicho mentiroso. Pero en las múltiples ocasiones en que visitaba La Universidad de La Habana, le agradaba mucho que discutieran con él y que hasta lo contradijeran en algunas de sus opiniones. La confianza, la sinceridad que desplegaba y el más absoluto respeto, por la opinión ajena, primaba para todos, en aquellas inolvidables discusiones. No es casual entonces, que la confianza en su palabra y la posibilidad de su capacidad de discutir, sobre todo, llenara el espíritu de aquellos encuentros.
Pero, Fidel, casi fue único en eso. Muy pocos eran los que aceptaban interpelaciones y mucho menos, los que se enfrentaban a un posible cuestionamiento de su autoridad. Con Fidel nunca era así. A partir de su meridiana comprensión, de que la autoridad había que ganarla.
Por eso, si me preguntaran, sobre qué fue lo máximo que aporto Palabras a los Intelectuales, diría que fue la confianza que Fidel sembró en nuestros intelectuales, de que con él se podía discutir, abiertamente, con sinceridad sobre todos los temas y ser siempre escuchado, atendido, aunque no se tuviese la razón.
Tengo, de esos diálogos, la impresión, de que sentirse incomprendido, era lo que más le estimulaba. Entonces hablaba despacio, bajaba la voz, utilizando multiplicidad de argumentos. Nunca para imponerse, sino para convencer. Y su poder de convencimiento, era aplastante, en el mejor sentido del término.
Así podemos observarlo, cuando, en Palabras a los Intelectuales, utilizaba, largas y enjundiosas argumentaciones, buscando una idea de cierre, que por lo general le granjeaba los aplausos de los asistentes.
No es casual, de que todos los que tuvimos el privilegio de escucharlo y compartir con él aquellos momentos, tengamos una matriz única de opinión, de que, con Fidel, siempre se podía hablar.
Claro, Fidel era un intelectual. Llevaba sobre si, también, la experiencia del intelecto educado y del político genial. No poco más tarde, diríase desde muy temprano, demostró, su capacidad y genio creador, para organizar la ciencia en el país. Dé tal modo, que su visión de la ciencia y su organización, permanecen como un legado inconmovible. Temprano diría “Que Cuba debía ser un país de hombres de Ciencia y de pensamiento”. Tarea que aún tenemos, en alguna medida pendiente.
Pero su genio, no se circunscribe al diseño de nuestra ciencia, sino que, además, era un visionario. Un hombre que veía el futuro continuamente; se dice, que “viajaba al futuro y volvía para contárnoslo”. Recuerdos su discurso, al volver de aquel viaje a los ex Países Socialistas. Cuando alertaba sobre las consecuencias que podían venir del turismo. Muchas de las cosas que dijo entonces, las vemos hoy.
Por lo cual, predecir, adelantarse, que sigue siendo tan difícil para todos nosotros, Fidel lo hacía con la mayor naturalidad. Sin miedo a equivocarse, ni a lo que pudiera encontrarse en el camino.
Entonces, en Fidel, ciencia y política, formaban una unidad indisoluble. De modo, que, si no hubiera sido por su genio creador y visionario, la Revolución cubana no habría sobrevivido hasta hoy. Y la cultura no tendría el lugar que ocupa entre nosotros.
¿Cuántas veces se adelantó a las intenciones de Estados Unidos y de todos los enemigos de la Revolución?
Por ello, si queremos entonces, que nuestras Ciencias Sociales y Humanísticas, terminen de asumir el papel que les corresponde, tenemos en Fidel y “Palabras a los Intelectuales”, no solo el ejemplo, sino también la metodología y la metódica para hacerlo. Solo nos bastaría para lograrlo, liberarnos del dogmatismo, el esquematismo, el oportunismo y la desconfianza, que aun arrastramos, respecto al papel de estas Ciencias en el proceso de construcción socialista. Que solo recientemente hemos comenzado a superar.
Sin embargo, tal pareciera, que esa liberación de que hablamos, le correspondiera solo a la política y a los políticos. Pero no es así. No toda la culpa la tienen la política y los políticos. A los intelectuales de la Ciencias Sociales y Humanísticas, nos corresponde también una buena cuota de responsabilidad en ello.
Ahora voy contra mi gremio.
Para defender el papel de las ciencias sociales y humanística, hay que “confrontar” con la política; no queda más remedio. Se trata de una contradicción dialéctica y por tanto ineludible.
Y la política es el poder. Aquí podemos agregar a la burocracia; necesaria, pero de la cual siempre quisiéramos liberarnos.
¿Cómo deben los científicos, sobrellevar ese enfrentamiento? Para hacer valer los principios trazados por Fidel. Existen herramientas y contamos con fuerzas para hacerlo.
Primero. La ciencia, sobre todo en nuestro país, ha devenido en una forma de poder, a la cual es muy difícil enfrentarse.
Segundo: Ese poder se multiplica, cuando se divulga. Hay que mostrar la ciencia, a la escuela, la familia, a los medios, al resto de los intelectuales y a la sociedad civil toda.
Tercero: Si los resultados científicos obtenidos son buenos. Es muy difícil que nadie, logre tirarse contra ellos, a expensas de hacer el ridículo, a veces, hasta públicamente.
Luego, esas son armas de que los científicos sociales disponen para enfrentarse a la política. Si, por razones no validas, los resultados de la ciencia, no son aceptados.
Pero quedan cosas, que se hacen a veces impredecibles: el oportunismo y la cobardía de los científicos. Que si, no se curan, aunque sepamos que tenemos la razón.
Mis años de trabajo, me han dotado de la experiencia de ver, múltiples investigaciones engavetadas, artículos que no se aceptan (sin argumentos), artículos que retiran militancia; presiones de todo tipo, para que ciertos temas no sean estudiados, etc.
¿Cuantas cosas como esas, no habré visto? Ante tales presiones, hay quienes reaccionan retirándose de la pelea mientras que otros continúan en la puja. Que conste, los que me conocen, saben bien, que soy de los últimos. Luego entonces, nuestras ciencias Sociales y Humanísticas exigen de valentía, constancia y disposición de luchar hasta el final.
Si realmente, “Palabras a los Intelectuales”, hubiesen guiado el devenir de toda la ciencia en nuestro país, “otro gallo cantaría”. Pero, aunque las ciencias Naturales y Exactas han avanzado, sobre todo, la Biotecnología, las Ciencias Médicas y Biofarmaceuticas, las Ciencias Sociales y Humanísticas se han quedado rezagadas.
Pero ha sido así, para las batallas a librar, y una vida no alcanzaba, aunque fuese de noventa años. Fidel ya se nos fue y hay que continuar la lucha por perfeccionar lo que nos dejó. Por eso en su concepto de Revolución nos dice, …” Hay que cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Que algunos solo entienden, como “cambiar lo que conviene”.
Vivimos ahora un momento, en que parece que, al calor de los golpes recibidos, que no han sido pocos, nos hemos dado cuenta, que sin Ciencias Sociales y Humanísticas, no podremos sobrevivir.
La problemática del racismo y la discriminación racial, la crisis económica, la pandemia, la pobreza, los barrios marginales o desfavorecidos, la población vulnerable, junto a todos los intentos del enemigo por virar esos problemas contra nosotros, van generando una creciente conciencia de que las Ciencias Sociales y Humanísticas deben jugar un insoslayable papel. No solo las Ciencias Económicas, que han hecho sentir más rápido sus necesidades. Sino, todas las demás también.
Fidel por su parte, con la visión que le caracterizaba, puso todos los temas en movimiento, muy tempranamente. Pero los abandonamos un poco y ahora hay que correr con ellos. Porqué el enemigo imperialista los está observando detenidamente y los adopta como fuente de su actividad de captación para alimentar a la contrarrevolución interna.
Allá va nuestro Presidente,” que hasta ahora siempre “le ha tocado bailar con las más fea”, reuniéndose todos los días, discutiendo en los barrios, con grupos de interés social, proyectos comunitarios, dando orientaciones, para ganar el tiempo necesario a los problemas.
Cuente con nosotros, Presidente, que si algo hay en Cuba es capital humano, para ayudarlo en la tarea que se ha impuesto.
6 de septiembre del 2021.
[1] Tomas Regalado. Defensa Inclaudicable y Refundación del Socialismo
Cubano III” Donde el Autor realiza un excelente análisis, de algunos asuntos
muy importante con que hay que vérselas y que son de mucha utilidad para un
enfrentamiento a nuestras Ciencias Sociales y Humanísticas en la actualidad. ( Nota del Autor )
No hay comentarios:
Publicar un comentario