Un 2 % de crecimiento del PIB en 2022 resume tibiamente un año con persistencia de desequilibrios macroeconómicos, con la inflación, los apagones y la depresión de la oferta minorista como síntomas más visibles y la contracción de los ingresos en moneda dura como problema mayor. El ministro de Economía confía en los primeros avances de las medidas que el gobierno ha adoptado para salir de la crisis.
POR SU PROPIO PESO Ariel Terrero 16 diciembre, 2022
El ministro de Economía, Alejandro Gil, citó la depresión de los ingresos en divisas como una de las causas principales de la inflación y otros desequilibrios macroeconómicos del país.
Los datos de la economía reportados esta semana ante la Asamblea Nacional del Poder Popular confirman otro año gris en Cuba en 2022. Entre los principales indicadores, la mayoría quedó por debajo de lo esperado, incluyendo el producto interno bruto (PIB), que cierra con un 2 % de crecimiento según dato preliminar, en lugar del 4 % a que aspiraba el gobierno.
“Un año duro y difícil”, resumió el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, al informar a los diputados resultados menores a lo planificado en actividades básicas para el país como el turismo, la energía y las producciones agropecuarias, en medio de una inflación que no cede.
Un día después, el Presidente Miguel Díaz-Canel dijo al Parlamento que 2022 “ha sido un año marcadamente complicado en el escenario internacional, que sucede a dos años también extremadamente complicados”. El mandatario se refirió al impacto negativo del conflicto militar en Europa para “los precios de los alimentos y las medicinas, el transporte, la logística y los requerimientos esenciales de los países en desarrollo”.
La inestabilidad política y económica en el Viejo Continente también ha refrenado la esperada recuperación del turismo en Cuba, actividad esencial para los ingresos en divisas y como mercado para las producciones nacionales. La mayor de las Antillas recibió 1,7 millones de visitantes, un 32 % menos que los 2,5 millones programados.
A pesar de la reapertura de aeropuertos y hoteles hace un año cuando el país consiguió controlar la pandemia de covid, los nubarrones persistieron.
Más lentamente que lo deseado, pero la industria del ocio empieza a estirar los músculos y el gobierno reorienta sus expectativas hacia 2023, con un plan ambicioso que duplica el resultado del presente año: 3,5 millones de visitantes.
Gil Fernández admitió que todavía el PIB permanece alrededor de un 8 % por debajo de los niveles de 2019, tras la crisis desatada en los dos años de pandemia: en 2020 la economía cayó casi un 11 % y en 2021 rebotó un mínimo 1,3 %.
Con mirada quizás más realista que hace un año, el ministro anunció que planifica ahora solo un 3 % de crecimiento del PIB para el 2023.
Pobres ingresos en divisas
El efecto pernicioso del bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba -Donald Trump incrementó las sanciones y medidas en plena pandemia- es identificado como otra de las razones de la crisis económica. “Constituye el obstáculo fundamental para el desempeño de nuestra economía”, declaró Díaz-Canel.
El ministro de Economía, en tanto, consideró que el elemento principal que impide a la economía avanzar con mayor celeridad es la imposibilidad de alcanzar los ingresos previstos por exportaciones. Sufrieron en particular las exportaciones de servicios, que tradicionalmente sostienen más de dos tercios de los aportes por ventas cubanas al exterior.
Además del turismo, incumplieron los servicios de telecomunicaciones, con una disminución de las compras en divisas. Los ingresos en moneda dura por recargas desde el exterior se anotaron unos 300 millones de dólares menos que lo previsto.
Entre las razones, Gil se refirió a la existencia de un mercado monetario informal, que tiene un tipo de cambio más atractivo que el oficial de las Casas de Cambio (Cadeca). Resulta más rentable adquirir los paquetes de telecomunicaciones en pesos cubanos que en divisas, reconoció el ministro.
Cadeca, sin embargo, ha conseguido comprar más de 15 millones de dólares en los primeros cuatro meses de implementar la tasa de cambio de 120 pesos por dólar. La recaudación es “10 veces más que lo adquirido anteriormente”, dijo Gil. Unos 6 millones se destinaron a la venta de dinero bancarizado a actores económicos para ofertas en pesos cubanos y el resto para las operaciones de Cadeca.
A diferencia de los servicios, algunas exportaciones de bienes tradicionales (níquel, tabaco, ron, miel y productos del mar) recuperaron niveles prepandemia, favorecidos en casos como el níquel por precios internacionales más altos. Pero en general, los ingresos por exportaciones permanecen lejos de los montos de 2019. Con 8.712 millones de dólares en 2022 superan en 816 millones al año previo, pero quedan por debajo del año anterior a la pandemia en 3.912 millones de dólares.
La inflación, los vacíos del comercio minorista y los apagones se combinaron en 2022 como síntomas más visibles de la crisis económica.
Perniciosa inflación
El titular de Economía identifica la baja disponibilidad de divisas entre las causas de uno de los conflictos mayores que enfrenta la nación: la persistente inflación.
De acuerdo con mediciones de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), los precios crecieron un 29 % de enero a octubre del presente año y casi un 40 % desde octubre del 2021, con el consiguiente desangramiento de la capacidad de compra del salario y de las pensiones.
Otras causas de la inflación que relacionó Gil son la disminución de los planes de producción, el déficit de oferta e indisciplinas asociadas al desvío de recursos, la especulación, la reventa y el enriquecimiento ilícito. También mencionó “una inflación importada, por los precios en el mercado mundial”.
Para salir de la crisis, el gobierno aceleró en 2022 pasos en ámbitos diversos de la economía, entre los cuales se incluyeron medidas que afianzan una dolarización parcial.
La reanimación de la producción nacional es lenta, reconoció. Aunque algunas producciones se recuperan, están todavía muy por debajo de la demanda, en lo que influyen los altos precios de las materias primas en el mercado externo y la lentitud para reestructurar alternativas en este escenario.
La depresión productiva se ha combinado con fuertes desequilibrios monetarios y la dolarización parcial de la economía, consecuencia también de una polémica reforma monetaria, necesaria desde hacía años, pero finalmente inoportuna según el parecer popular. El déficit fiscal se une a la iliquidez financiera para atender urgencias del comercio exterior, deberes de las deudas y la desnudez de buena parte de los estantes de las tiendas minoristas.
En opinión de Díaz-Canel, los desequilibrios macroeconómicos se expresan principalmente en altos niveles de inflación, escasez de oferta, depreciación e inconvertibilidad de la moneda nacional, “fenómenos que han producido un deterioro sustancial del poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores y pensionados y de las condiciones de vida de la población”.
Estos conflictos, acentuados y demasiado extendidos en el tiempo, se sintetizaron este año en el regreso de los apagones.
Por su deterioro tecnológico como razón principal, la industria eléctrica debe generar unos 2.420 GWh menos de lo planificado en 2022, con la consiguiente ralentización y paralización de actividades productivas.
Para maniobrar en la tormenta y salir de la crisis económica, el gobierno ha acelerado medidas en múltiples ámbitos de la economía: monetario, empresarial, bancario, agropecuario, comercial y de las inversiones extranjeras, entre otros. El ministro de Economía identificó avances en la implementación de medidas que apuntan a flexibilizar la economía, diversificar los actores económicos, fortalecer las empresas estatales e incorporar inversionistas extranjeros a la actividad comercial interna, pero insistió en que es temprano para apreciar los resultados que buscan. La mesa de la recuperación quedó servida para el próximo año. (2022).
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