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domingo, 9 de junio de 2024

Cachumbambé del peso cubano en un mercado sentimental

Las oscilaciones bruscas y sorpresivas del valor de la moneda nacional no han tenido expresión en otros mercados y precios de Cuba.

POR SU PROPIO PESO Ariel Terrero 8 junio, 2024

Las oscilaciones bruscas y sorpresivas del valor de la moneda nacional no han tenido expresión en otros mercados y precios de Cuba.


Foto: Archivo IPS-Cuba

La fuerte revalorización del peso cubano ante el dólar en el mercado informal de divisas tomó de sorpresa a todos en mayo. Desató juicios e interpretaciones en la prensa, las redes digitales, la academia, las empresas, los mercados y en las colas de consumidores. Era un reflujo lógico de opiniones tras la ola de especulaciones teleológicas, políticas y bursátiles que provocó la depreciación previa, igual de veloz, de la moneda nacional.

Los comentarios actuales se mueven desde la franca duda en lo que ha ocurrido hasta el empeño por reargumentar razonamientos que algún sesudo ensayó antes y que ve en peligro ahora. Si el alza preliminar del dólar –desplome del peso, para ser más exactos– se blandió como evidencia del desastre de la economía cubana, ¿cómo explicar hoy la recuperación de la moneda nacional?

De igual manera, la mejoría del peso, tan pujante como misteriosa, puso en dudas la tesis oficial que achaca a las influencias de un medio digital, El Toque, la responsabilidad de agravar, con sus reportes diarios de precios de divisas, los síntomas de inflación.

Aunque carente de validación técnica, el sistema de observaciones y tasas de El Toque tiene el mérito de haberle robado la iniciativa de información a otros rivales mediáticos, en un asunto de creciente sensibilidad pública.

El interés por estos datos se multiplicó en Cuba de la mano de una inestabilidad inflacionaria a la que no estaban habituados los consumidores.

La expectación se agudizó por las bruscas oscilaciones del valor del maltratado peso registradas desde el año pasado y que resultan, en verdad, sorprendentes.
Zarandeos del mercado

De acuerdo con DevTech, uno de los sistemas externos que pulsa la salud de la moneda cubana en el mercado informal, el USD alcanzó una cotización promedio de 246 CUP el 31 de diciembre del 2023. En cuatro meses el peso cubano se depreció un 20 por ciento ante el dólar, luego de promediar 206 CUP el 4 de septiembre.

El retroceso del peso se aceleró en el 2024. Casi en igual tiempo, cuatro meses y medio, la moneda cubana cayó otro 54 por ciento al cotizarse el dólar a 380 pesos el 17 de mayo, según el promedio diario de DevTech. Indicadores similares, como la Tasa Representativa del Mercado Informal (TRMI) de El Toque, confirman rangos similares.

La fecha en que el dólar se acomodaría sobre 400 pesos parecía a la vuelta de la esquina. Los medios más entusiastamente críticos de la economía cubana arriesgaron titulares con esa cifra. El mercado les tomó el pelo; las tendencias cambiaron y el desconcierto se hizo evidente.

En solo quince días, el dólar cayó un 25 por ciento, al abrir junio en torno a 290 pesos, según DevTech. El 2 de junio bajó más, a 280, de acuerdo con la tasa de El Toque, mientras el euro se cotizaba a 295 y la creación virtual del MLC se valoraba en 260 pesos en el mercado informal. En ese punto, se detuvo la baja. En lo que parece una primera señal de rebote, el 6 de junio cerró a 320 pesos.

Entre los pocos economistas que arriesgaron explicaciones para la revalorización del peso, Pavel Vidal Alejandro y Mauricio de Miranda coinciden al mencionar un factor primario en cualquier mercado, la relación entre oferta y demanda -de pesos y de divisas en este caso.

Colaborador de El Toque, Vidal alude al anuncio el 9 de mayo, del restablecimiento de los servicios de la Western Union para el envío de remesas en dólares a Cuba. Es uno de los factores que pudo influir en las expectativas de la gente, el llamado ‘sentimiento del mercado’, dice. Para sostener sus puntos de vista, acude a datos de El Toque en seguimiento de la oferta de divisas en el mercado informal, ante la carencia de información oficial.


El peso recuperó un 25 por ciento de su valor en apenas medio mes, después de haber caído más de un 50 por ciento desde que comenzó el año hasta el 17 de mayo. Del 11 de abril al 17 de mayo, la cotización del dólar en el mercado informal de Cuba dio un salto de 122 pesos, un 47 % en 36 días, pero luego retrocedió 105 pesos hasta el 5 de junio, un 28 % en solo 19 días. (Gráfico del autor, con datos de DevTech).

El bolsillo no se enteró

Pero la gente en los barrios y las redes digitales no se preocupó tanto por encontrar explicación a la recuperación del peso en un mercado que, herido en sus sentimientos, se estaba burlando literalmente de la mayoría de las tesis y posturas que intentaban retratarlo. La interrogante que más ha torturado a la ciudadanía cubana es otra: ¿por qué no han bajado también los precios de los alimentos y de otros productos de consumo? Muchos se quedaron esperando un abaratamiento simétrico con la recuperación del peso.

En el banquillo de los acusados, unos sentaron a los vendedores del mercado agropecuario, a los guajiros o a los intermediarios del comercio mayorista; otros, a las mipymes privadas (micro, pequeñas y medianas empresas); otros, al Gobierno cubano y a las empresas estatales socialistas; otros, a la Casa Blanca y al bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba. Muchas veces, la búsqueda del culpable respondió más a viejos resentimientos de consumidor y a banderas políticas que a lógicas racionales del comercio y la economía.

Cualquier productor o comerciante podría argumentar que los precios actuales de sus ofertas responden a costos de producción que se materializaron antes de que el peso diera el salto. Salto, además, de sostenibilidad dudosa cuando se observa el contexto económico.

La inflación, persistente en el mercado nacional desde la pandemia, se combina con un abultado déficit fiscal desde hace varios años. La emisión consiguiente de circulante sin respaldo productivo debe continuar este año, si el déficit del Presupuesto del Estado vuelve a ser de dos dígitos –el Gobierno planificó un 18,5 por ciento del PIB para el 2024. La presión sobre el peso a la baja es inevitable. La entrada de divisas, entretanto, no compensa la balanza, debido al lento despegue de las exportaciones y del turismo, sector líder de la economía cubana.

Ante ese cuadro, Estados Unidos no cede en su encono para golpear a Cuba donde más daño puede hacerle: la mantiene en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo, creación con sello exclusivo de Washington. Este registro, que se suma a un paquete ampliado de sanciones del bloqueo económico, inhibe o encarece los créditos a Cuba y las inversiones de las instituciones financieras de terceros países.

La debilidad del escenario económico explica sobradamente la inflación y la depreciación del peso, pero ¿alcanza para entender los bruscos cambios en el valor de la moneda? Una reanimación en áreas clave de la producción y del comercio daría, sin dudas, un respiro al humilde peso, pero su valor continuará colgando de un pelo, mientras la economía cubana siga sujeta a un sistema cambiario y monetario donde conviven tres tasas de cambio con valores acentuadamente distantes entre sí.

Falta de transparencia contable

Este modelo, que se expresa hoy en una tasa oficial de 24 CUP por 1 USD (o un MLC), otra tasa comercial de 120 x 1 y la del mercado informal, de 320 x 1 (6 de junio), apareció en el 2021 en un intento de ordenamiento monetario que fracasó. En los antecedentes de los años 90 del siglo pasado la dualidad monetaria y cambiaria tuvo éxitos como recurso de resistencia de la economía, pero su alargamiento en el tiempo tiene consecuencias fatales.

Cuesta trabajo entender a ciencia cierta los valores que se mueven en una empresa que opera simultáneamente en mercados con tasas de cambio tan diferentes.

De la falta de transparencia que incuba esta estructura se derivan riesgos peligrosos: el peso deja de cumplir una función básica del dinero, medida de valor –una evidencia es la multiplicación de monedas y sustitutos artificiales en la circulación física y virtual y en las operaciones bancarias-; imprecisión de indicadores económicos básicos para tomar decisiones –emergió en la polémica sobre si invertir en el turismo o en la agricultura-; descontrol cuando la contabilidad se convierte en un espejismo; las desigualdades económicas y sociales quedan encubiertas.

¿Qué empresas tienen real ventaja en ese contexto? ¿Las privadas o las estatales? ¿Las cubanas o las extranjeras? Difícil respuesta.

Tres universos económicos paralelos mal conectados entre sí por la discordancia entre las tasas de cambio dejan sin brújula confiable a la administración pública, a las empresas, a los consumidores y, por supuesto, a los mercados. Hasta el informal mercado de divisas corre el riesgo de marearse y marear a sus seguidores.

La depreciación del peso cubano tiene explicaciones en relaciones de oferta y demanda de divisas y en las fatigas de la economía cubana. Pero en la brusquedad y celeridad de los giros de esta moneda en el mercado puede estar influyendo, ante todo, el desorden del sistema monetario y cambiario. Mientras persista, persistirá el cachumbambé del peso cubano. (2024)

4 comentarios:

  1. DevTech usa los datos desde una API de El Toque. Es lo mismo ....

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  2. Hace una semana el Banco Central japonés inyectó más de 62 mil millones de dólares a su sistema monetario para evitar el desplome del Yen. Imagínense Cuba. Sin economía. Esta a la merced de las remesas del jornalero cubano de Miami y del jubilado canadiense. Esto que sucede es consecuencia de manual del bimonetarismo implantado desde los ochentas y definitivamente en los noventas. Y es muy difícil salir de él.

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  3. En economía, las reglas claras conservan la amistad y en la economía cubana no existen reglas claras. Todo está escondido. Nadie tiene la verdad. Lo que si se sabe es que el desorden es total desde los propios Ministerios que deben ajustar los mecanismos económicos, monetarios y financieros. Existe la percepción de que no saben qué hacer. Los supuestos programas de ajuste macroeconómicos no se conocen, nunca los han explicado, Las medidas para evitar distorsiones y reimpulsar la economía no son ajustes macroeconómicos. Son papas calientes y medidas urgentes que se olvidaron del Plan hasta el 2030. No hay Planificación, hay Voluntarismo que es su antítesis. De inversiones para el desarrollo no se habla. Hay inversiones en 2 mil mw de energía fotovoltaica en 2 años para tratar de salir de la crisis energética. Todo es corriendo y sin saber el rumbo.

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