Cuando defiendo el mercado como parte consustancial a la economía
socialista, no me estoy refiriendo a lo que algunos definen como socialismo de
mercado. Me estoy refiriendo a que el mercado, que es anterior al capitalismo, será
necesario, hasta tanto llegue el momento en que, según Marx, ¨el trabajo no sea
solo un medio de vida, sino la primera necesidad vital, que, con el desarrollo
de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas
productivas, y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva¨.
Hasta entonces será necesario el mercado, pues según el propio Marx, ¨el
derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo
de la sociedad por ella condicionado¨.
No es de teoría económica que pretendo debatir. Si partir de
ella para fundamentar las acciones que habrá que emprender para que la economía
cubana comience a moverse en el sentido correcto. Las llamadas distorsiones no
han sido otra cosa que errores en la conducción de la economía. La principal distorsión
ha sido, en mi opinión, intentar conducirla sin utilizar el mercado como un
instrumento consciente y regulado por el Estado Socialista.
Toda agricultura moderna en el mundo produce alimentos
utilizando el mercado, desde la siembra hasta la comercialización del producto
a la población. La única que no lo utiliza es la economía cubana. No se acaba
de comprender que la utilización del mercado juega un papel insustituible en el
desarrollo de las fuerzas productivas. Como todo desarrollo crea
contradicciones. Pero la solución no puede ser nunca negar el mercado y dejar
de utilizarlo, sino utilizar y resolver las contradicciones, en el marco de la planificación,
como la única vía inteligente de impulso a la producción de alimentos. Ya es
hora de que aceptemos esa realidad y que aceptemos conscientemente el Cambio a
que nos llamó Fidel el 1ro de Mayo del 2000.
La economía cubana se salva o se pierde, si su agricultura
logra o no, introducir los principios del mercado en todos los procesos desde
la producción hasta la comercialización y venta a la población, o al comercio
exterior. Solo una actividad lo está logrando: la producción y comercialización
del tabaco, incluida su exportación. El tabaco se produce en la agricultura,
pero no es un alimento. Además, se industrializa para su comercialización. La producción
azucarera pudiera convertirse, con un esquema parecido, con una tecnología agrícola
menos compleja, en un producto de exportación, o de insumo para la industria
alimentaria, capaz de generar en un periodo entre 3 y 5 años recursos
financieros netos en divisas de alrededor de 1000 millones de dólares, por año,
con lo que se podría financiar, por ejemplo, una buena parte del combustible
necesario para mantener activa la generación distribuida.
En la ganadería, tanto de leche como de carne, sería
necesario preservar, como una inversión del estado, la importante masa
desarrollada por Fidel, que, con su visión a largo plazo, logro crear razas genéticamente
adaptadas al clima y las condiciones de Cuba. Todos esos patios ganaderos, de
importancia genética, deberían ser controlados por centros científicos de la ganadería,
supervisados centralmente por el Gobierno. El resto de la ganadería, tanto de
carne como de leche, desde las grandes empresas estatales, hasta los pequeños
agricultores privados, deberían operar según reglas del mercado.
Como argumente en un artículo el pasado 26 de septiembre, el
mercado de los llamados cultivos varios, en que participen las empresas agrícolas
estatales, las cooperativas agropecuarias, los pequeños productores privados y
usufructuarios, deberían ser organizados por los Gobiernos municipales, con la participación
de una entidad bancaria municipal, en que concurran los productores radicados
en el municipio, las empresas de comercio del municipio, estatales y privadas y
los TCP; más las empresas comerciales de la provincia correspondiente y de la
industria alimentaria. Las autoridades municipales deberían invitar también a
representantes del Pueblo mediante los Sindicatos, los CDR y la FMC. Esos
mercados operarían como pequeñas ¨bolsas” de comercio agrícola, donde el
productor y el comercio negocian y acuerdan la compraventa de cada producto con
la intermediación del banco, para el caso de que cualquiera de las dos partes
requiera crédito, ya sea para producir y entregar, o para comprar y pagar. Con
ello desaparecería el concepto de acopio, de connotación casi feudal, causante,
en no poca medida, del surgimiento del mercado no legal de productos de origen agrícola.
Para los que se preocupan por la cantidad de dinero que se
incorpora a la circulación monetaria a causa de la introducción del mercado en
la agricultura, les sugiero que saquen esta cuenta: ¿Cuánto puede significar en
compras de combustible para la generación eléctrica, cada millón de dólares que
no sea necesario importar de alimentos porque la agricultura sea capaz de
sustituirlos? Tengo realizado ese cálculo. Que cada cual realice el suyo. Pero
el significado económico seria cambiar pesos para pagar compras a los
productores agrícolas cubanos, por dólares que no se utilizarían para comprar
alimentos que puede producir la agricultura e industria alimentaria cubana, y
que pudieran utilizarse para comprar combustible para generar energía eléctrica.
Eso es lo que realmente fortalecería nuestra moneda. Importar alimentos la continuaría
debilitando.
Introducir el mercado en la producción agrícola para
producir alimentos, en las condiciones actuales en que millones de cubanos
carecen de ingresos suficientes para adquirirlos, obliga a encontrar una solución,
que nunca debería ser ¨topar¨ precios, para que la población económicamente
vulnerable pueda adquirirlos comprándolos a precios de mercado. Ello supondría
subsidiar con dinero en pesos a toda la población considerada económicamente
vulnerable, en los que tendrían que ser incluidos los jubilados y pensionados.
Aunque fuera hasta un tercio de la población a la que hubiera que subsidiar en
pesos, siempre sería muy inferior al costo que para la economía supone
actualmente, la obligación de subsidiar con la llamada Libreta de
abastecimientos a la totalidad de la población. La población más desfavorecida
nunca podrá quedar abandonada a su suerte. La Revolución socialista siempre tendrá
la obligación de protegerla.
Solo la población vulnerable, incluida los jubilados y
pensionados debería ser protegida, mediante un subsidio en dinero. El resto de
la población, con los ingresos provenientes del trabajo, con salarios adecuados
al costo de la vida y a criterios de productividad, debería adquirir los
productos provenientes del mercado, mediante sus ingresos salariales. El
Presupuesto del Estado debería financiar el consumo social en hospitales,
escuelas y círculos infantiles.
Mi punto de vista es que no hay que temerle a la inflación,
siempre y cuando esté relacionada a procesos de inversión y desarrollo económico.
El sistema financiero/bancario tendría que ser capaz de captar y ¨mover” ese
exceso de circulante para financiar el desarrollo de la agricultura y la
industria alimentaria; capaz de sustituir la mayoría de las importaciones de
alimentos y en el mediano plazo convertirse en el principal recurso de exportación
del País. Con una política cambiaria inteligente, Cuba, situada en el centro
del Caribe, podría ser un polo exportador de la industria alimentaria,
tabacalera y de bebidas y licores, así como de productos agrícolas. La
industria azucarera concebirla no solo como un fondo exportable; también como
un importante insumo de la industria alimentaria y de la producción de bebidas
y licores y de derivados de la caña. Con una política arancelaria, también
inteligente, se podrían sustituir las principales importaciones de alimentos
destinadas al turismo por producciones nacionales de carne, leche, y demás de
la industria alimentaria. Esa podría ser la verdadera ¨locomotora¨ de la economía
cubana.
Mercado cambiario, como el que a partir de ayer comienza a
organizarse; empresas estatales, cooperativas, privadas, y de inversión
extranjera, actuando con reglas de mercado claras y similares para todos los
actores, en que solo se diferencien por la propiedad de los activos; con una Planificación
no burocrática, profundamente democrática, basada en la ciencia y ajena a las
imposiciones, en que no se rehúya el debate especializado. Propongo que ese sea
el camino.
Sera posible superar la crisis y salir adelante, en medio de
los peligros externos. Tenemos que ser capaces de cambiar todo lo que deba ser
cambiado.
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