Por Luis Aparicio Cruz
El 3 de julio de 2020 numeraba el Mercado Mayorista como asignatura
pendiente que llevamos de arrastre por varios años, que influye de manera
decisiva sobre los otros actores del escenario económico, al día de hoy aún
está pendiente integrando la crisis de oferta. Independientemente de las causas
que hayan impedido su impulso, hoy es un imperativo para el desarrollo de todos
los actores de la economía poner en funcionamiento este mercado.
Es de amplio conocimiento la dependencia importadora de nuestra economía. En el 2020 la estructura de la producción nacional en la oferta total de un grupo de productos seleccionados fue la siguiente (1)
Una lectura inversa
de este cuadro nos dice que importamos el 17.5 de los productos agropecuarios,
el 31 % de los productos alimenticios, el 85 % de maquinarias y equipos, etc.
En relación con esta estructura productiva el volumen de las importaciones cubanas en el año 2020 alcanzo los 7 230 347 miles de pesos, con un saldo de la Balanza Comercial de -5 528 millones de pesos. Resalta la reducción de un 33% del saldo negativo de la Balanza Comercial entre 2014 y 2020, con una reducción en ese período del 45% en las importaciones de mercancías, porque las exportaciones han descendido un 65 %.
En añadidura, la
estructura geográfica de nuestros proveedores se concentra entre Europa, Asia,
África y Oceanía, de este grupo de regiones proviene el 61.7 % de nuestras compras en el exterior, con la
consiguiente larga travesía, nada favorable en tiempo y flete.
Con estos resultados, nuestras cuentas con el exterior no son mejores, Tenemos una deuda acumulada con los proveedores (al cierre del 2018) de 7 919 millones de pesos, que representa el 43 % de la deuda total y un aumento del 229 % respecto a la deuda del cierre 2015 a pesar de la fuerte reducción del volumen de importaciones. Más detalles en el cuadro siguiente
Hablar 7 230 347 millones de pesos en compras para un año representa, suponiendo
un ciclo de reaprovisionamiento de 90 días y un simple cálculo aritmético, una inmovilización permanente de al menos 1 807 586
millones de pesos y digo 90
días admitiendo que todo el proceso de compra transcurra en la mayor normalidad
desde la solicitud del comprador pasando por el proceso de licitación,
discusión y firma del contrato, embarque y navegación; nacionalización de la
mercancía y entrega al cliente final; puede ser mucho más de 90 días si tenemos
en cuenta la distribución geográfica ya señalada, ésta condiciona que los días
de navegación oscilen entre 15 y hasta 40 días.
Este es el escenario actual de nuestro Comercio Exterior, que incluye las
férreas restricciones comerciales y financieras impuestas por el bloqueo
norteamericano, Este contexto puede ser más embarazoso con los pronósticos de
crisis en la cadena global de suministros. De él depende en grado sumo la
cadena interna de suministros.
Es evidente que estas cifras se corresponden a un período de crisis en la
economía, por lo que es de suponer que en la medida que se recupere el
crecimiento económico deben crecer las importaciones, aunque no sea
directamente proporcional; también deben empezar a recuperarse las
exportaciones, a ello contribuirá el desarrollo de las MPYME aprobadas
recientemente, las que también reclamarán insumos desde el exterior.
Ante la realidad presente y la que se aproxima nos preguntamos:
¿Deben las finanzas del Estado continuar soportando toda la carga que representan
los inventarios, o es posible buscar alternativas que aligeren esta cuenta?
¿Puede funcionar convenientemente nuestra cadena interna de suministros con
tan alto grado de incertidumbre?
¿Tienen suficiente liquidez los pequeños empresarios para financiar
inventarios de más de 90 días?
¿Es prudente mantener en exclusiva el sistema de compras en el exterior que
tenemos hoy, o podemos incorporarle otros componentes que lo hagan más ágil y
flexible para todos los actores del escenario económico?
Ante estas interrogantes reitero que hay alternativas a la vista:
·
La
empresa estatal
·
MPYME
privada importadora mayorista
·
Tiendas
estatales en MLC con mercancías a consignación
·
Tiendas
privadas de capital 100% extranjero con ventas en MLC
·
Régimen
de Zona Franca Comercial
·
Almacenes
in bond
Todas las alternativas en el marco que regule la ley y tributando al fisco
en la moneda con la que operan, ello incluye las regulaciones inmobiliarias,
laborales, fiscales, aduanales y de política monetaria que correspondan a cada
modalidad.
Es evidente que las cuatro alternativas finales tienen las siguientes
ventajas para el país:
·
Restauran
y acondicionan las instalaciones que se ponen a su disposición por la que
pagarán una renta.
·
Traen
las mercancías a nuestro patio, agilizando la entrega al comprador final.
·
Asumen
el costo del inventario.
·
El
peso financiero sobre el Estado disminuirá
·
Los
compradores finales pueden reducir sus niveles de inventario recortando el
ciclo.
·
Generan
empleo con el correspondiente pago de salarios
A este mercado deben concurrir todos los actores económicos sin
intermediación alguna.
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