La Habana, 4 abr (ACN) Dada su misión de garantizar los alimentos, bebidas y otros avituallamientos a 52 aerolíneas que vuelan a la mayor de las Antillas, y de brindar servicios gastronómicos en todas las instalaciones aeroportuarias del país, Cuba Catering S.A. es de las empresas de la Corporación de la Aviación Cubana (Cacsa) en permanente venta de bienes.
Al decir de su director general, Raúl Báez Fernández, se trata de un negocio de alto riesgo en el que, para lograr buenos dividendos en beneficio de la economía cubana, se requiere mucha calidad, eficiencia, conocimientos y alta preparación del personal y rigor en el cumplimiento de las normas internacionales, en medio de limitaciones objetivas.
Sus colectivos cerraron 2018 con ventas en valores ascendentes a 100 millones de pesos en moneda total, con más de 36 millones en utilidades y 25 millones en exportaciones, y por cada pasajero ingresaron 8,55 CUC.
Solo en la entrega puntual de más de 45 mil raciones de comida, como promedio diario, cifra en aumento a tono con el desarrollo del turismo, va en juego el prestigio y profesionalidad de la empresa, en la que muchos de sus mil 846 trabajadores se encargan de procesar esos alimentos que se consumirán durante el vuelo, además de los que se expenderá en 104 puntos habilitados en las terminales aeroportuarias.
Tras arribar el pasado año a su primer cuarto de siglo, Cuba Catering S.A. está inmersa en un cambio de imagen en aras de una mejor identidad, posicionamiento y competitividad en el mercado, máxime cuando además de Cubana de Aviación tiene entre sus clientes a aerolíneas poderosas como Air France, Iberia, Air Europa, Air Canadá, Aeroflot, Atlantic y Copa Airlines, todas muy exigentes en sus pedidos.
Basta recorrer la principal planta de la entidad, la Unidad Empresarial de Base Catering Habana, en las inmediaciones de la terminal Uno del aeropuerto José Martí, para constatar no solo cuán riguroso es su colectivo en la selección, procesamiento, cocido y preparación de las comidas y avituallamientos, sino, ante todo, en la observancia de la higiene y demás normas sanitarias y de seguridad.
Báez Fernández y otros directivos explicaron a la prensa que los platos destinados a tripulantes y pasajeros no pueden ser los mismos, incluso a partir de la información que previamente reciben deben tener en cuenta, para cada vuelo y aerolínea, cuántos pasajeros son vegetarianos, diabéticos, no tolerantes a la glucosa, niños, las personas que viajan en clase económica, de negocios, entre otros.
Además, por razones de seguridad, la comida que consume el capitán de la nave debe diferenciarse de la de los copilotos y el resto de los tripulantes, puntualiza el director de Cuba Catering S.A., quien alega que nunca la entidad se ha visto envuelta en algún caso de intoxicación alimentaria.
Múltiples son los reconocimientos recibidos por la empresa en sus 25 años, incluso en ferias internacionales y al asumir servicios gastronómicos brindados a jefes de Estado y de gobierno, a personalidades como el Papa, señala con orgullo Báez Fernández.
Por ello el catering es un negocio de alto riesgo, explica, en el que tres o cuatro compañías a nivel global lo monopolizan y anualmente reinventan los requisitos para esta actividad, los cuales Cuba está obligada a cumplir a pesar del bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos y de limitaciones objetivas en cuanto a equipamiento y tecnologías.
Tenemos certificadas las normas ISO 9001 del 2015 y de Bureau Veritas, y recibimos auditorías sorpresivas, incluso on line, a las que nadie puede negarse y de las que hemos salido con un rango de cumplimiento de entre 80 y 90 por ciento de los requisitos, muy significativo por la situación económica de nuestro país, abunda el entrevistado.
Pero los directivos y trabajadores de Cuba Catering S.A. están conscientes de que aunque año tras año incrementan los niveles de venta y de las exportaciones, están llamados a resolver los problemas con el abastecimiento de las materias primas, muchas provenientes del sector agropecuario y la industria alimenticia, a captar más clientes, y mejorar la profesionalidad y diversidad de los servicios en las unidades gastronómicas ubicadas en aeropuertos.
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