Se observa la tendencia a la publicación arbitraria y manipulada de tasas de cambio en los medios financiados desde el exterior, así como de informaciones falsas, las cuales han sido desmentidas por nuestros medios de comunicación y en sitios institucionales
¿Alguien pudiera decirnos cuántas transacciones diarias se hacen en Cuba para comprar pesos con tarjetas de MLC? Claro que no, es un dato que los bancos mantienen en secreto. ¿Tal vez decirnos la cantidad de personas que, en los parques, salas de sus casas, o donde consideren oportuno, cambian cup en efectivo por dólares? Claro que tampoco es posible conocer esto.
¿Y entonces cómo le cree usted a esos medios que afirman saber a cómo está la tasa de cambio del dólar, el euro, o el MLC en la calle? ¿Acaso estos señores son hackers capaces de espiar los teléfonos de los cubanos? ¿Serán adivinos o telépatas? ¿Compraron una bola de cristal que se las dice?
¿Sabe usted qué es una profecía autocumplida? Le explico: es una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad. Quiero decir, la inflación ciertamente existe, la tasa de cambio en la calle es diferente de la oficial, pero tampoco es la que ciertos sitios ofrecen como verdadera. Se hace real gracias a que muchas personas les creen y las toman como tal.
¿Cómo esos señores llegan al número?: simplemente lo colocan con la mano. Dicen que lo calculan sobre la base de tendencias en ciertos grupos de WhatsApp, que a su vez lo toman de grupos de Revolico, que a su vez… O sea, dice Pancho, que dice María, que dice Pedro, que se lo dijo Songo: aquel que le dio a Borondongo, el que le dio a Bernabé.
Resulta que nuestra economía creció un 2 % en 2021; desde noviembre, se abrieron las fronteras, empezó el turismo, cayó a niveles soportables la pandemia, retornan las llamadas mulas, y como consecuencia de ello, lo cual supone una mayor disponibilidad de divisas y productos en la calle, la tasa de cambio no disminuye, según es de suponer, sino que se encarece violentamente.
Cómo hay gente haciéndose rica gracias a semejante triquiñuela. La jugada siguiente ya estaba cantada. Durante una semana fueron manipuladas las supuestas tasas de cambio, hasta llegar a números espectaculares y, entonces, de repente, por otras vías se hace circular la mentira –falsificación de la Gaceta oficial mediante– de que en breve nuestros bancos empezarían a vender un limitado monto de divisas a la población.
¿Todavía alguno no ve la estafa? Es fácil de ilustrar. Como yo confío en que un número importante de personas confía en mí, digo que el cambio está, digamos, a 105. Entonces agarro y vendo dólares a ese precio. Luego, dado un supuesto anuncio del Gobierno, afirmo que la tasa está bajando, y así aprovecho para comprar dólares a un precio mucho menor. Con una simple operación de engaño, ¡bingo!, lleno mis bolsillos. Nunca perderé porque, si no funcionara esa trampa, siempre puedo comprar más en moneda nacional, donde paradójicamente los precios mantienen cierta estabilidad, y algunos, incluso, disminuyen.
Yo subí a Facebook un post con este tema –el cual fue compartido en varios grupos, y también en otras redes sociales–, y allí dije: «Ahora vendrán académicos y otros “expertos” a justificar y mostrar la existencia de esas supuestas tasas como una verdad científica». Y no me equivoqué. Enseguida salió alguno a refutarme, y a decir que cierto colega suyo, de copioso currículo, recibió un premio por haber inventado un método novedoso para calcular las tasas de cambio sobre la base de las ventas de Revolico.
¿En serio? ¿Novedoso más de 200 años después de Gauss, Bayes o Laplace? ¿Y cómo se llamaría la tesis? ¿Acaso Fórmula mágica para el cálculo de precios, según muestra poblacional de especuladores en Revolico? Seguramente luego el cálculo de ese «científico» vendría acompañado de un membrete de advertencia: «Estimados, les debo tamaño y segmentación de la muestra, varianza y desviación estándar, intervalos de confianza y demás elementos de la seriedad y buena fe predictiva, porque realmente no sé los precios definitivos acordados “al privado”, ni tampoco cuántos productos vendieron los especuladores o si alguna vez llegaron a vender algunos».
¡Tenemos cada genio…! Pero no nos quedemos solo en la idea de que con esa patraña se pretende obtener ganancias ilegales; detrás subyacen intenciones más siniestras. Por ejemplo, en Venezuela usaron el mismo modus operandi para destruir el valor de cambio del bolívar. Crearon un sitio llamado Dolar Today, con sede en Estados Unidos, que cada día manipulaba hacia arriba las tasas. Así, junto con otras medidas de bloqueo económico, lograron inducir una inflación galopante en ese país. De la mañana a la tarde, en apenas tres o cuatro horas, subían extraordinariamente los precios: algo imposible de explicar con sana lógica.
Desde luego, las condiciones de Venezuela son diferentes a las de Cuba: allí el 95 % del comercio minorista –así como el comercio exterior que lo nutre– está en manos privadas. No es de extrañar entonces que a semejantes «genios» los hayamos visto muchas veces tratando de mostrar las «ventajas» que para nuestra economía significa privatizar el comercio exterior. Es el eslabón estratégico que necesitan cambiar.
En cualquier caso, estas son prácticas ilegales que generan incertidumbre y violan normas internacionales; pero el respeto de la legalidad nunca ha sido virtud que acompañe a los gobiernos de Estados Unidos cuando se empeñan en destruir países que no se dobleguen ante sus designios.
¿Se ha preguntado quién financia esos sitios que supuestamente lo informan de cómo está hoy el MLC? ¿Acaso cree en la bondad de los mismos que nos bloquean e impiden que, desde su territorio, un padre mande remesas a sus hijos, o un hijo a su madre?
Ciertamente, nuestro país atraviesa momentos difíciles. Para superarlos y reactivar la economía, es necesario controlar la pandemia, y en ello –gracias a nuestras vacunas creadas por verdaderos científicos– hemos dado sólidos pasos de avance.
No hay más solución que generar bienes y servicios con nuestros propios esfuerzos: algo posible de lograr con dedicación y responsabilidad en todos los órdenes.
EN CONTEXTO
- Se observa la tendencia a la publicación arbitraria y manipulada de tasas de cambio en los medios financiados desde el exterior, así como de informaciones falsas, las cuales han sido desmentidas por nuestros medios de comunicación y en sitios institucionales.
- Se advierte que pretenden establecer la misma lógica del llamado Dolar Today en Venezuela, induciendo un tipo de cambio que genera una estampida inflacionaria, al implicarse una parte del comercio y del sector privado, que toman como referencia estos tipos de cambio.
- En Europa también existen antecedentes de esta práctica. La fecha del 16 de septiembre de 1992 se conoce como Miércoles Negro, por la quiebra que sufrió la libra esterlina, lo cual se convirtió en una de las principales razones por las que el Reino Unido no pudo adoptar el euro. El evento, finalmente, obligó a Gran Bretaña a salir del Mecanismo de Tipo de Cambio Europeo. El quiebre de la libra creó una inmensa riqueza para inversores como George Soros. También causó una tremenda confusión en el panorama político de Gran Bretaña. La razón es que estaban gastando el dinero de los contribuyentes en un intento por mantener la libra a flote.
- En el caso de Cuba, están buscando, además, la manera de irritar y de capitalizar el disgusto popular que provoca la inflación, en medio de un escenario de escasez motivado también por el impacto de la persecución del bloqueo y la crisis derivada de la pandemia, para generar escenarios de desestabilización.
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