PHOTO: ZUMA PRESS
Por ALEX FRANGOS WSJ, Lunes, 7 de Septiembre de 2015 16:45 EDT
US$100.000 millones por aquí, otros US$100.000 millones por allá, y en menos de lo que canta un gallo se acumula una cantidad realmente alta.
Las reservas de divisas de China se redujeron en algo menos de US$94.000 millones, para quedar en un total de US$3,56 billones, en los traspiés de los mercados de agosto, informó el banco central el lunes. En términos porcentuales, fue la mayor caída en un mes desde mayo de 2012, cuando también se llevó a cabo una depreciación de la moneda y había temores a un aterrizaje forzoso de la economía.
Las ventas reales de reservas de China probablemente fueron aún mayores. Aunque es secreto de Estado, los economistas estiman que la composición de las reservas de China es de cerca del 55% en dólares y el 45% en otras monedas, como el euro y el yen. Como las reservas se denominan en dólares, y como el euro se apreció el pasado mes de media un 1,14% frente al dólar, las ventas reales de divisas en China probablemente rondaron los US$112.000 millones.
Dicho lo cual, la reducción de las reservas de divisas no supone una amenaza inmediata para la balanza nacional del país. Asumiendo que China mantenga el tipo de cambio fijo pero no pueda imponer controles de capital, según las guías del Fondo Monetario Internacional para la deuda a corto plazo y otros pasivos, China debería mantener al menos US$2,7 billones, calcula Wei Yao, economista de Société Générale.
Si China permitiera a su moneda fluctuar libremente, no tendría que gastar reservas para defenderla. En tal caso, la cantidad de reservas necesarias según los criterios del FMI baja a US$1,5 billones.
Un tipo de cambio realmente determinado por el mercado también bajaría rápidamente al nivel de equilibrio que anima a los inversionistas a volver a una economía cuando ven valor en ella.
Pero mientras China mantenga un control férreo del yuan, las presiones de los flujos de salida se harán notar con la caída de las reservas más que con una moneda más débil. Pese al ruido que acompañó al cambio de política monetaria de China en agosto, el país sólo ha probado tímidamente la posibilidad de dejar que las fuerzas del mercado dirijan a la moneda.
China ha guiado al yuan al alza en las últimas semanas, en parte como señal para que los inversionistas dejen de sacar dinero de la economía. Si eso no funciona, al ritmo de US$100.000 millones al mes, podría llegar más pronto que tarde el día en que China decida permitir que la moneda asuma la carga.
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