A todas luces, el polo exportador Ceballos, compuesto hasta ahora por las empresas La Cuba, Arnaldo Ramírez, Cubasoy y la Agropecuaria Integral de Ciego de Ávila, el Departamento de Suelo y Sanidad Vegetal, y la Universidad avileña Máximo Gómez, es un primer intento para soltar las amarras de un buque que necesita navegar con acierto en el tormentoso mundo de las transacciones comerciales amplias, porque el país necesita mucho más que las señales de humo de los hornos de carbón.
No exagero si digo que siempre tuve mis dudas acerca de toda situación de progreso después de ver, hace más de una década, al Huang Long Bing (HLB) despedazar las plantaciones citrícolas en Ceballos. Poco a poco, de manera silenciosa, la enfermedad secaba los árboles hasta convertirlos en leña, realidad nada metafórica.
Entre el 2004 y el 2005, aquellos campos color oro en tiempos de cosecha, se transformaron con rapidez hasta exhibir su esqueleto inservible y mustio.
La decisión fue arrancarlos, comenzar con el fomento de nuevas plantaciones y diversificar las producciones para desterrar el más agrio de los recuerdos; por demás, no eran los tiempos en que la antigua empresa permanecía asociada al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), un mercado seguro y totalmente diferente al actual.
Por entonces, la pregunta obligada era si algún día la entidad retornaría al éxito y si volvería a enriquecer sus arcas. La realidad ha remontado ese doloroso pasado.
LA LLAMA DE LA SALVACIÓN
Un primer intento de exportación lo hicieron en el 2004. Con el objetivo de paliar la bancarrota, comenzaron las exportaciones de vegetales frescos, tomate, pimiento, tomate cherry, pepino, berenjena, zanahoria, con destino al mercado canadiense.
Pero la notoriedad de la comercialización extrafronteras llegó con el boom del carbón de marabú, la solución más inmediata para la obtención de dinero rápido, pese a los tropiezos iniciales en la larga y tormentosa cadena desde el productor hasta Europa o el Medio Oriente.
El ingeniero agrónomo Jorge Sánchez González, al frente de la cartera de exportación en la entidad en aquella época, rememora el viacrucis para que la mercancía llegara en tiempo a las cocinas de Italia, Grecia, España, Medio Oriente, Turquía… Y enumera tropiezos como la falta de envases, sacos, contenedores y medios de transporte. «Aun así, el primer año, el 2005, logramos recibir por concepto de ese rubro exportable poco más de 154 000 pesos».
El carbón comenzó a abrirse paso como ningún otro producto, al extremo de que el pasado año, según datos ofrecidos a Granma por Vicente Segura Expósito, especialista económico de la unidad empresarial de base (UEB) Gestión Integral, las arcas de la empresa se vieron beneficiadas y recibieron en el 2016 la cifra récord de más de 9 489 000 pesos, cantidad que se redujo a poco más de cinco millones el pasado 2017 debido a los eventos meteorológicos que azotaron al país.
De acuerdo con Wilver Bringas Fernández, director de la Empresa Agroindustrial Ceballos, desde el 2005 hasta la fecha, ese renglón aportó casi 68 millones de pesos; resultado del esfuerzo de más de 2 000 productores que en diferentes provincias andan monte adentro.
En Ciego de Ávila, por ejemplo, los hacedores de carbón están diseminados en casi todos los lugares donde habita la espinosa planta: Ceja los Cocos, Miraflores, El Mamey, Enriqueta, La Isabelita, Marbella… Incluso, algunos dejaron atrás oficios aparentemente más cómodos, como lo hizo José Estévez Pérez Columbié (Cheo), quien renunció al Kamaz en la Empresa Azucarera Ecuador y decidió adentrarse en la soledad del monte. La primera quemada fue de solo nueve sacos y hoy hace hornos que superan en diez y más veces esa cantidad.
Los hermanos Ramón y Pedro Velásquez Lores observan el horno que tienen listo para taparlo con hierba y tierra. Ramón asevera: «Es como un rompecabezas. Cada palo tiene su lugar, por muy jorobado que esté, pero lo más molesto son las noches de desvelo para evitar que se te vuele. Es bien difícil este oficio, pero vale la pena porque ganamos buen salario».
Y para que el carbón de marabú llegue hasta Europa, como lo hace desde el 2005, hay que afinar bien la puntería, porque el traslado depende de muchos factores, entre ellos, perfeccionar la estructura organizativa y la logística: ferrocarril, camiones, embalajes, centros de carga….
Otra de las fortalezas de la Empresa Agroindustrial Ceballos fue la introducción, en el 2009, del híbrido de piña MD2, cultivo que se sometió a una adaptación del clima a través de las buenas prácticas agrícolas y hoy
acumula más de 4 000 toneladas exportadas en los últimos seis años. Dicha variedad ganó la medalla de oro de la trigésimo segunda Feria Internacional de La Habana.
Reinaldo de Ávila Guerra, director de la UEB Producción de Piña, explica que la MD2 está certificada con la norma internacional Global GAP y constituye un paradigma de buenas prácticas agrícolas en Ciego de Ávila.
PENSAR EN GRANDE
La Agroindustrial Ceballos es pionera en la provincia en enviar a otras latitudes productos cosechados y procesados en el territorio, como los jugos naturales de frutas tropicales –desde la época del CAME–, y más recientemente, la piña MD2 y el carbón vegetal, a los que se prevé sumar otros en aras de lograr la diversificación de la cartera de exportaciones.
«Un día mandaremos hacia otros países más producciones», me dijo hace unos años Reinaldo Cobo Hernández, cuando su minindustria comenzaba a nacer y era, apenas, un amasijo de hierro y una caldera que sorprendieron al reportero en medio de los campos de guayaba, allá por la Zona de Ceballos.
Uno, antigua escuela en el campo que hoy está próxima a convertirse en una comunidad agrícola de la Empresa Agroindustrial Ceballos.
Con palabras visionarias, Cobito, como le llaman los más allegados, entonces explicaba acerca de las buenas prácticas y de las cadenas productivas, en las que intervienen muchos eslabones, imprescindibles si se quieren aprovechar las bondades de la exportación.
Hoy, este productor de avanzada está al frente de una de las 17 minifábricas que abundan en la zona; solo que la de él, junto a otras cuatro, es una de las que tiene los «ojos encima» para iniciar la exportación en un futuro cercano, luego de que a la entidad rectora le dieran capacidad exportadora, amparada en el acuerdo 352/2017 del Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.
Una gran solidez y eficacia muestra el proceso inversionista, iniciado en la UEB Industrial en el año 2012 y dirigido al incremento de las capacidades de recepción de frutas, la producción de puré y jugos, las pastas enlatadas de tomate… hasta totalizar diez líneas que aseguran la industrialización de los frutos obtenidos como resultado del crecimiento de las áreas dedicadas a los frutales.
Gracias a la diversificación de las producciones y el incremento de la capacidad industrial, la comercialización de productos para el turismo abarca todos los destinos del país y más de 300 instalaciones, punto de partida en la inserción con éxito en las exportaciones.
«La comercialización en la rama del turismo, por su exigencia, fue el trampolín para insertarnos en el mercado extranjero», afirma Bringas Fernández.
Como en cuestiones de urgencia no se puede esperar, la estrategia de exportación fue aprobada en el consejo de dirección de enero del presente año y la presentaron en el Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex). Luego de algunas correcciones y sugerencias, el organismo le dio el visto bueno.
De acuerdo con precisiones de Bringas Fernández, se trabaja de conjunto con Sanidad Vegetal para certificar el ciento por ciento de las áreas de siembra para la exportación, de las cuales se encuentran legitimadas las de piña y mango, además de las 811 hectáreas de mango orgánico.
También se ha trabajado por parte del departamento de inteligencia comercial en estudios de mercado de piña, carbón vegetal, chile habanero, mango, puré de mango, guayaba fresca, barras y puré de guayaba, además del plátano, boniato y vegetales, estas últimas variedades provenientes de las demás entidades agropecuarias.
A juicio del directivo, la empresa está en un proceso vital de transformación y todo el mundo tiene que estar preparado para un cambio de mentalidad, para que sean actores decisivos en la economía.
«Se trata de mover las neuronas en pos de la integración con otras empresas y fortalecer la nuestra, razón por la que debemos analizar en detalle los cultivos que tienen potencialidades reales para ser exportados, incorporar las alianzas estratégicas que se necesitan para potenciar la exportación de frutas, avanzar en los estudios de mercado para insertar estos productos y tener en cuenta la logística necesaria para exportarlos, las distancias entre las producciones, los polos exportables y el lugar que ocupará la empresa en la cadena de suministros», explica.
Si se quiere de verdad ser eficientes y exitosos en el camino recién emprendido –según los directivos del polo–, hay que hacer inversiones mínimas necesarias para la sostenibilidad del programa, de acuerdo con el resultado de un estudio detallado de las necesidades: tres camiones con arrastres refrigerados que aseguren la estabilidad de la temperatura durante el proceso de transportación, parámetro vital para evitar pérdidas y controlar la calidad; el mejoramiento del centro de beneficio de la piña para la ampliación de las capacidades de recepción, limpieza, beneficio, secado, selección, empaque y almacenamiento refrigerado; la creación de otro centro similar para el resto de las frutas; la adquisición de maquinaria, equipos e implementos agrícolas (asperjadoras, tráiler, útiles para drenaje, podadoras), por un valor que ronda los 700 000 euros.
La denominación de primer polo agrícola exportador de la nación entraña, más que un reto, un desafío, si se sabe que vender a otros países no ha sido plato fuerte entre las particularidades que distinguen a la economía cubana y, por ende, van a existir burocratismo, trabas, debilidades y amenazas, como, por ejemplo, que la Agroindustrial Ceballos, rectora del proyecto, recibe de retorno solo 17 centavos por cada dólar que exporta, un freno para el desarrollo de las inversiones propias, realidad que reconoció Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, durante la recién concluida visita gubernamental a la provincia, encabezada por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
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