Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Un acápite de "MÁS ALLÁ DEL CAPITAL. Hacia una teoría de la transición"

 Por  István Mészáros,   Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2008

11.6 Teoría socialista y práctica política partidista 

La Crítica al programa de Gotha de Marx finaliza con la frase críptica: dixi et salvavi animam meam (he dicho y mi alma he salvado). Ella indicaba en primer lugar las extrañas dificultades bajo las cuales Marx tuvo que escribir sus reparos. Lo que empeoró las cosas fue que tuvieron que pasar dieciséis largos años para que las notas críticas de Marx pudiesen ser publicadas, e incluso entonces sólo tras algo de encarnizada pelea contra una fuerte oposición. Y tampoco terminó todo ahí. Porque de seguidas de la publicación misma, los “jerarcas socialistas”

267 continuaron sus ataques, a los que Engels tuvo que responder defensivamente en una carta a Kautsky: “Si no nos atrevemos a decir esto [las críticas] abiertamente hoy, ¿entonces cuándo?”.

268 Engels estaba tocando una tecla sumamente delicada cuando le escribía en otra carta a Kautsky: “también es necesario que la gente !nalmente deje de tratar a los funcionarios del partido –sus propios servidores– con los eternos guantes de seda, y de mantenerse en actitud de obediencia absoluta, y no de crítica, frente a ellos, como si fueran burócratas infalibles”.

269 Todo ello revelaba que en el desarrollo del movimiento socialista había aparecido un nuevo tipo de restricción: la concienciación (y la racionalización concomitante) de los requerimientos y contradicciones inmediatos del movimiento mismo. Apenas unos cuantos años antes de las controversias en torno al programa de Gotha, Marx todavía podía escribir con orgullo: La Comuna no pretendía la infalibilidad, el don que invariablemente se atribuían los gobiernos del viejo cuño. Publicaba cuanto hacía y cuanto decía, y le informaba al público de todas sus fallas.

270 Ahora, en contraste total, tenía que dirigir sus reparos en tono estrictamente con!dencial a apenas un puñado de amigos: “sólo para salvar su conciencia y sin ninguna esperanza de éxito”,

271 como Engels admitió más tarde. Porque hasta uno dentro de ese mero puñado que estaba de su parte en 1875, August Bebel,

272 se había plegado bastante a las presiones internas para el momento en que apareció la Crítica al programa de Gotha de Marx, y se aceptó la supresión de la crítica con la “justificación” –con la que tristemente se familiarizaron los miembros de los movimientos socialistas a partir de entonces– de que la crítica a los líderes del partido 

267 Engels, Carta a F.A. Sorge, 11 de febrero de 1891.

268 Engels, Carta a K. Kautsky, 3 de febrero de 1891. 

269 Engels, Carta a K. Kautsky, 11 de febrero de 1891. 
270 Marx, The Civil War in France, Foreign Languages Press, Pekín, 1966, p.80. 
271 Engels, Carta a A. Bebel, 1-2 de mayo de 1891. 
272 Bebel era el destinatario de la incómoda carta de Engels, citada en la última frase.

273 Los esfuerzos conscientes de Engels por “suavizarles el tono” a los reparos de Marx y “aplicarle un poco de morfirna y bromuro de potasio tranquilizantes a la introducción”, en sus propias palabras, no pudieron producir un “efecto suficientemente calmante”

274 en las mentes de los “infalibles jerarcas socialistas” que preferían ocultarse tras el fantasma del “enemigo” míticamente in"ado. Así, se podría dar testimonio de la inversión total de las intenciones originales en más de un aspecto de vital importancia. La defensa apasionada de la conducción de los asuntos a la vista pública, sin ninguna intención de ocultar las fallas, chocaba con los intereses mezquinos del secreto y la “con!dencialidad”. El principio de autocrítica, bajo la presión de esos intereses, asumía la forma estupidizante de la censura, implementada voluntariamente como autocensura en nombre de la unidad del partido. Engels comentaba con amarga ironía: Es en verdad una idea brillante poner a la ciencia socialista alemana, luego de su liberación de la Ley Antisocialista de Bismarck, bajo una nueva Ley Antisocialista que va a ser elaborada y llevada a la práctica por las propias autoridades del Partido Socialdemócrata. Por lo demás, es de ley que los árboles no crezcan hasta el cielo.

275 A todo esto hay que agregarle el punto quizá con implicaciones de mayor largo alcance: la realización de la preocupación fundamental de Marx por la “unidad de la teoría y la práctica” bajo la forma de la completa subordinación de la teoría a la estrecha práctica política partidista, con su “propensión a las medidas coercitivas” (Engels) en nombre de la “disciplina partidista”. 

276 Obviamente, entonces, esta fue una inversión de suma importancia

273 “ese temor [a la publicación] estaba basado esencialmente en la consideración: ¿qué hará el enemigo con ella? Puesto que la cosa fue publicada en el órgano o!cial, la explotación por el enemigo no tendrá !lo y nosotros nos ponemos en una posición desde la que podemos decir: vean como nos criticamos nosotros mismos –somos el único partido que se puede permitir esto; ¡traten de imitarnos! Y ése es también el punto de vista correcto que se debió haber tomado en primer lugar”. (Engels, Carta a K. Kautsky, 3 de febrero de 1891). La principal objeción de Bebel estaba dirigida a la publicación de la carta de Marx a W. Bracke (fechada el 5 de mayo de 1875, con los comentarios acerca del Programa de Gotha), diciendo de su preocupación acerca de las armas que las críticas al liderazgo ponían en las manos del enemigo. (Ver la Carta a Engels de Bebel, 30 de marzo de 1891). En otra carta a Kautsky (fechada 23 de febrero de 1891) Engels volvía de nuevo al tema: “El miedo de que pondría un arma en las manos de nuestros adversarios era infundado. Las insinuaciones maliciosas, por supuesto, se las están dando a todo y a cualquier cosa, pero en conjunto la impresión que produjo en nuestro adversario fue de total perplejidad ante esta autocrítica implacable, y el sentimiento de ¡qué fortaleza interna debe tener un partido que se puede permitir una cosa así! Eso es lo que se puede percibir en los periódicos hostiles que usted me mandó (muchas gracias por ellos) y en los que han llegado por otras vías. Y, hablando con franqueza, realmente ésa era mi intención cuando publiqué el documento”. 

274 Engels, Carta a K. Kautsky, 15 de enero de 1891. 

275 Engels, Carta a K. Kautsky, 23 de febrero de 1891. 

276 Engels, Carta a A. Bebel, 1-2 de mayo de 1891. István Mészáros 

607  Decir, como lo hizo Engels, que “toda la gente que cuenta teóricamente está de mi lado”

277 era ciertamente una consolación muy pobre. ¿Porque cómo era que los que no contaban teóricamente sí “contaban” práctica y políticamente? La posibilidad misma de plantear el asunto de esa forma tan sólo podía recalcar el carácter amenazante de esos desarrollos para el futuro del movimiento socialista. Engrels se dirigió a Bebel, en un esfuerzo por conseguir su apoyo para frenar la peligrosa tendencia de la burocratización y la supresión de las críticas: Ustedes –el Partido– necesitan de la ciencia socialista, que no puede existir sin libertad de movimiento. Porque aquél tiene que sobrellevar los inconvenientes, y es mejor hacerlo con buena disposición, sin titubeo. Hasta una leve tensión, por no hablar de una !sura entre el Partido alemán y la ciencia socialista alemana sería un infortunio y una desgracia sin parangón.

278 Engels hizo su advertencia empleando el condicional, en la esperanza de fortalecer el poder de persuasión de su llamado no señalando demasiado ostensiblemente con el dedo a los responsables directos. Como nos cuenta la historia, estaba hablando acerca de un estado de cosas ya existente, que empeoró mucho más con el transcurso del tiempo en vez de reparar la “!sura entre la ciencia socialista y el partido”. Su diagnóstico de la situación, formulado en la misma carta a Bebel, suena realmente profético a la luz del subsiguiente desarrollo del movimiento socialista organizado: Es evidente que la dirección, y usted en lo personal, mantienen, y deben mantener, una importante in"uencia moral [las cursivas son de Engels] en el Neue Zeit, así como en todo cuanto se publica. Pero también eso debe, y puede, satisfacerlo. El Vorwärts siempre está haciendo alarde sobre la inviolable libertad de discusión, pero no se ve mucho de ella. Usted no sabe lo extraña que parece esa propensión a las medidas coercitivas desde acá en el extranjero, donde uno está acostumbrado a ver como se les pide que rindan la debida cuenta dentro de su propio partido (por ejemplo, el gobierno Conservador de Lord Random Churchill) a los jefes del partido más antiguos. Y luego no debe olvidar tampoco que en un partido grande la disciplina no puede ser de ninguna manera tan rígida como en una pequeña secta, y que la Ley Antisocialista que juntos forjaron a martillo los lassallianos y los de Eisenacher... e hizo necesaria esa cohesión tan estrecha, ya no existe. 

Como podemos ver, Engels identificaba sin ambages, para el momento de su surgimiento, los peligros de: 

(1) la transformación de una autoridad moral en los poderes dictatoriales de una autoridad “burocrática” ex oficio; 
(2) la supresión de la libertad de discusión;
(3) la introducción de un sistema de medidas coercitivas; 
(4) la declaración de la infalibilidad de los jefes del partido (que colocaba al partido socialista por debajo del nivel de los partidos burgueses, aunque se suponía que ejercerían una “autocrítica despiadada” como demostración de su “poder interno”); 
(5) la imposición de una disciplina artificial de pequeña secta en un partido de masas (en otras palabras: el triunfo del sectarismo impuesto, que funcionaba a través de la multiplicación de las medidas coercitivas y el culto religioso –¿el “culto a la personalidad”?– a la “infalibilidad”); y 
(6) el cultivo artificial de la mentalidad de crisis de un estado de emergencia como la justificación patente e incuestionable de la más "agrante y sistemática violación de todos los principios, formas de organización y prácticas de toda democracia socialista concebible.  

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