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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 29 de junio de 2025

¿RENACERA LA INDUSTRIA AZUCARERA CUBANA? II

Por Joaquín Benavides Rodríguez* 

Renacerá, pero tendrá que ser sobre otras bases. Las bases sobre las cuales estuvo produciendo normalmente hasta 1990 y maltrechamente, hasta el 2003, dejaron de ser posibles una vez desaparecida la URSS y el campo socialista. Con ello desaparece la posibilidad de poder producir y comercializar grandes volúmenes de azúcar a precios muy por encima a los del mercado mundial. En 2003 se decidió por la dirección del país una racionalización de los centrales azucareros y de sus estructuras de administración y dirección; pero a pesar de que Fidel había proclamado en el 2000, de que Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado, no nos dimos cuenta de que el cambio no podía ser solo administrativo y de estructuras. Que el cambio que era imprescindible llevar a cabo para construir el socialismo en las nuevas condiciones, nos llevaría, mas tarde o más temprano, como llevo a la RPChina y a Vietnam, a aceptar que, en la producción y comercialización, las empresas propiedad del estado así como las cooperativas y las privadas, no pueden prescindir del mercado. Y en mi opinión, la causa fundamental de que la industria azucarera y el cultivo de la caña de azúcar hayan dejado de existir como la principal industria del país, se debió a la resistencia, a partir de 1991, pero sobre todo a partir del 2003, a aceptar que el mercado tenía que operar en las empresas y en su relación entre ellas y la población, pero principalmente en el caso de las empresas de la industria azucarera en su relación con el comercio exterior. 

En el 2003, cuando se aprobó la Tarea Alvaro Reynoso para racionalizar la industria azucarera, se decidió que quedaran instalaciones industriales para producir azúcar y tierras suficientes para producir caña, vinculadas territorialmente a las fábricas de azucar, con capacidades para producir anualmente entre 3 y 4 millones de toneladas de azúcar. No puedo asegurar que esas capacidades de tierras aptas para sembrar y cosechar caña existan aun sin utilizar, pues no pocas están infestadas de marabú, pero en cualquier caso serian recuperables. No hay en Cuba, en general, cultivo más económico y rentable en términos internacionales que la caña de azúcar. 

Tres millones de toneladas de azúcar, que a los precios actuales en el mercado internacional, que en la bolsa de Nueva York, se cotizan hoy a $426 dólares la tonelada, le permitiría a la industria azucarera cubana, y al país, obtener no menos de Mil millones de dólares anuales, como mínimo, y entre Mil quinientos y Mil ochocientos millones de dólares, como promedios anuales. Esos niveles de ventas de  entre 5000 y 6500 millones de dólares en 5 años, de un producto que siempre tiene mercado, permitirían obtener créditos internacionales para financiar no solo el desarrollo de la propia industria azucarera, sino otros objetivos estratégicos para el desarrollo de la economía del país., Esos cálculos me los enseñaron a hacer hace décadas, incluyendo la costumbre de seguir diariamente la evolución del mercado azucarero, dos compañeros que conocían mucho el mercado azucarero y además la banca internacional, Raúl León Torras y Alfredo Menéndez Cruz, de los  que fui compañero y además amigo de ambos, hasta que fallecieron, uno siendo Ministro Presidente del Banco Nacional de Cuba y el otro  que falleció años después, fue en la década de los 70 y 80, Jefe del Dpto. Azucarero del Comite Central. 

El esquema de AZCUBA en la forma y principios en que fue concebido ha demostrado su inoperancia como instrumento idóneo para recuperar y desarrollar la industria azucarera cubana. Yo sugeriria, reorganizarlo sobre las siguientes bases: 

1. Convertir cada central azucarero en una empresa totalmente autofinanciada y que opere bajo los principios del mercado. 

2. El Ministerio de Economía y Planificación, podría examinar y aprobar una propuesta de AZCUBA y del Ministerio de la Agricultura, recogiendo las opiniones del Sindicato Agropecuario y de la ANAP, de las áreas agrícolas estatales, cooperativas y privadas, con las cuales la empresa azucarera vinculada a ellas, firmaría contratos para que le entreguen caña de azúcar, en las fechas pactadas para la zafra y a los precios negociados a partir de los  que oficialmente fije el Gobierno. 

3. El Ministerio de Finanzas y Precios podría proponer al Gobierno,  los precios de la caña de la zafra para las campañas azucareras para periodos de entre 3 y 5 años. Los cálculos para fijar el precio de la caña en Pesos cubanos, podrían tener en cuenta el pronóstico del mercado internacional del azúcar, y los precios que se cotizan en las bolsas de los principales mercados de venta del azúcar cubano. Podrían tomar en cuenta también una proyección estimada del tipo de cambio del peso cubano en relación con las monedas de los principales países con los cuales se negocia nuestro azúcar. Esos precios el Gobierno los aprobaría para un periodo de tiempo entre 3 y 5 años, y serviría de referencia a los participantes en la actividad (negocio) azucarero para sus inversiones. El Ministerio de Finanzas y Precios, antes de proponerle al Gobierno los precios que afecten a los actores que participan en la zafra, debería solicitar las opiniones de todos los actores, incluidos los sindicatos correspondientes, y presentaría la propuesta suficientemente conciliada. 

4. Las Empresas Azucareras, tanto industriales, de Transporte azucarero y las Agrícolas, estatales, cooperativas y privadas incluidos los agricultores pequeños, que cultiven caña de azúcar podrían operar cuentas bancarias, y tendrían derecho a acceder al Comercio Exterior para negociar y vender sus exportaciones las industriales azucareras, y para negociar y adquirir sus importaciones, incluido combustibles, maquinarias y equipos para la producción todas las empresas que participen en la Zafra. Para realizar sus operaciones de importación, las empresas comprarían divisas en el mercado oficial establecido por el Banco Central y respetando los procedimientos bancarios establecidos, pagarían sus importaciones. 

5. Las Empresas Azucareras industriales exportadoras, deberían tener derecho a cuentas bancarias en divisas para ingresar el cobro de sus exportaciones. No deberían tener derecho a efectuar pagos en divisas al interior de la economía nacional. Los pagos de salarios de los obreros industriales, de la caña para ser molida y demás insumos que adquieran en el mercado nacional, deben ser pagadas en Pesos cubanos, comprados a la tasa oficial de cambio. Las divisas depositadas en cuentas bancarias de las empresas industriales exportadoras, solo deberían ser utilizadas para inversiones e importaciones relacionadas con la producción azucarera, que podría incluir la importación de combustible para las actividades de la zafra. 

6. Cada Central azucarero (Empresa) decidiría la fecha de comienzo de su zafra, en dependencia de los rendimientos agrícolas alcanzados, que incluye el POL de azúcar, oyendo las opiniones de los productores vinculados y tomando en cuenta los pronósticos de lluvia. También tendría el derecho a decidir la fecha en que termina la zafra. Si en razón de intereses estatales, AZCUBA decidiera prolongar la fecha de terminación, estaría obligada a indemnizar en lo que correspondiera a la empresa azucarera y a través de ella a los demás actores afectados por la decisión. 

7. Las empresas estatales agrícolas, y también las cooperativas, cuyo cultivo principal fuera la caña de azúcar, deberían ser reorganizadas para que comiencen a operar como entidades totalmente autofinanciadas y bajo los principios del mercado. A las que estuviesen subsidiadas y con deudas con el Presupuesto, habría que sanearles totalmente la contabilidad y buscarles una solución a largo plazo a la deuda que puedan tener. La burocracia no deberia imponer sus formulas. 

8. El Ministerio de Trabajo, en consulta con la CTC y los Sindicatos podría proponerle al Gobierno un salario mínimo obligatorio para todas las empresas y actores económicos participantes en la zafra azucarera. A su vez podría trabajar con AZCUBA para confeccionar esquemas típicos de salarios para las empresas azucareras en dependencia de sus tecnologías, capacidades industriales y factores específicos de la industria. Cada empresa industrial debería ser capaz de ajustar esos esquemas a sus características tecnológicas en busca de lograr reducir sus costos operacionales y lograr índices óptimos de eficiencia en las molidas, a partir de sus capacidades instaladas. Especial énfasis debería hacerse en el área química, de importancia decisiva en el logro de la eficiencia industrial. 

9. Sería aconsejable que el Banco Central creara un Banco especializado en la Industria azucarera. Puede comenzar a partir de un préstamo, que incluso debiera ser presupuestario, que podría ser pagado en 5 años, y quizás antes. No hay industria como la azucarera cubana en ninguna parte del mundo, que carezca de un banco que la financie. Tanto la agricultura cañera, desde que se siembra la caña, se le dan atenciones culturales y se entrega al central, requiere financiamiento bancario especializado, como la industria, para sus reparaciones entre zafras, adquirir los insumos necesarios para llevar a cabo la zafra, pagar la caña que entrega la agricultura, el combustible etc, requiere crédito corriente del banco en que deposita los ingresos que recibe por la venta del azúcar que ha producido. Es lo eficiente. Así lo hace el mundo, y así se hacía en la industria azucarera cubana antes del triunfo de la Revolución. Es mucho más eficiente que el mecanismo que se basa en el dinero del Presupuesto nacional. Si alguna de las empresas que participan en la zafra tiene perdidas, tiene que ir al banco a negociar las pérdidas y ofrecer garantías por el préstamo que le permita asumir el pago de las perdidas. No es el Presupuesto, ni el país el que se debe encargar de resolver las deudas de las empresas azucareras, agrícolas e industriales. Cada una que cargue con ellas, que las pague con intereses y si quiebra que asuma sus responsabilidades. No es el Presupuesto, ni la población cubana quien debe asumirlas. El Presupuesto de la nación no debe  y mucho menos la población  pagar los fracasos de sus empresas, en especial las de la Industria azucarera, que debe dar utilidades a partir de sus exportaciones e ingresar al Presupuesto de la nación para que el país se desarrolle en beneficio del Pueblo cubano, que es el propietario real de esa industria. 

Hasta aquí, el esquema básico que yo propondría para hacer Renacer la Industria Azucarera Cubana sobre las bases del mercado en las condiciones de Cuba 2025. No pretendo cuestionar que no se haya llevado a cabo ese cambio antes. Se puede entender las dificultades que, para algunos, educados durante más de 50 años en la concepción de que aceptar el mercado en la economía era negar el socialismo, pueda haber tenido una determinada influencia en la comprensión teórica de la necesidad de su utilización inteligente y regulada por el Estado Socialista. Yo mismo durante muchos años pensé que podría haber formas de evadirlo en la construcción socialista. Hasta que, en los años 90, en medio del Periodo Especial tuve la oportunidad de ir varias veces en viajes de trabajo, a la República Popular China y a Vietnam. En Vietnam tuve la oportunidad de estar en Hanoi el día que decidieron establecer su Tasa de cambio oficial, lo que les permitió superar las distorsiones que hasta ese momento tenían en su economía. En esas visitas, que la última a Vietnam fue en el 2001, me convencí que era posible la construcción socialista con mercado. 

Me queda un tercer artículo sobre la Industria Azucarera y su necesario e imprescindible renacimiento, como parte de que nuestra economía salga de la crisis. El centro del próximo articulo será AZCUBA con propuestas para modificar su accionar. 

6/29/25

*Joaquín Benavides Rodríguez.   Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte.

3 comentarios:

  1. Respeto reiterado y admiración para el autor por el desempeño de su vida y la fe con la cual se expresa. Lo que ocurre con la industria azucarera no se aparta del destino de la economía en general. En cada momento se tomaron decisiones que semejaron ser las adecuadas, de lo cual no habría que arrepentirse siempre que hubiesen estado acompañadas del análisis integral de estructuras, métodos y procedimientos con enfoque sistémico. En síntesis, crear un ambiente favorable para la creatividad. De poco vale enfocarse en soluciones para un sector cuando el resto de la economía y de la sociedad permanecen intocables. El del azúcar era el sector de mayor importancia y de esmerado cuidado sobre el cual intervenir por su tamaño, extensión territorial, cientos de puntos industriales, complejidades, por la enorme vinculación con el resto de la economía y por ser la base indiscutible del tejido social del país. La demora de una década desde el desplome de las condiciones ventajosas en las que operaba y el reconocimiento público de que eran necesarios cambios en el país, de tres años adicionales para plantearse la tarea de reestructuración del azúcar y de casi dos décadas más para decidirse por un "ordenamiento" avizoraban algo como lo que vivimos ahora. Hubo que cambiar de otro modo, con otras perspectivas, a mayor velocidad, sobre todo, con mejores y más +agiles métodos para rectificar errores en las decisiones.
    Puede que las propuestas del autor hubiesen tenido efectos en circunstancias más tempranas; a 35 años del inicio de la debacle el daño acumulado no parece permitir que prosperen. Faltan las condiciones materiales y sociales para ello. El mercado haría los suyo, pero requiere de un entorno para ser eficiente y desarrollarse, comenzando por el capital y las condiciones sociales. Nada de eso surge de modo espontaneo. Agregaría algo, China y Vietnam comenzaron su camino en condiciones que les permitieron la "acumulación inicial del capital" a partir de sus bajos niveles de consumo, para muchos a niveles de "subsistencia"; su laboriosidad de población muy pobre; bajos niveles de mecanización productiva; limitados beneficios sociales. No es el caso de Cuba donde son otros los patrones de consumo.

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  2. En las actuales condiciones de policrisis con una escasez endémica y aguda de divisas sin una inversión de capital extranjero fuerte no será posible la recuperación de la producción azucarera. Dicha inversión se pagaría con la propia producción de azúcar como hacíamos con la URSS.
    No se entiende con tantas visitas que han hecho al exterior y no ha fructificar un proyecto con tales fines

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    1. Acudir a la inversión extranjera como solución es contar con el dinero de otro. Se olvida con facilidad que en este mundo cruel priman los intereses; la caridad no abunda, la solidaridad es fácil en palabras mientras escasea cuando se trata de finanzas. Si no se presenta una oferta atractiva con beneficios probables y riesgos aceptables para seducir a quienes disponen de los fondos sencillamente no habrá negocio. No hay que hacer mucho análisis para sacar las cuentas de todo lo que desde Cuba habría que ofrecer y los obstáculos que vencer para tentar al posible inversor. No se trata solamente de la agresividad norteamericana, si hubiese un buen negocio suficientemente tentador ya habría por allá quien intente al menos hacer valer más el beneficio del dinero que el de la política. Ejemplos florecientes ahí por ahí ahora mismo, aunque debe reconocerse que son inversiones menores, de altos beneficios y, sobre todo, de rápida rotación del capital. El tema del azúcar sería posiblemente el más complejo de "vender". La historia crediticia del país, la falta de un esquema de desarrollo, el volumen de dinero a invertir después de 35 años de deterioro y la presencia de otros demandantes de fuerza de trabajo en medio del decrecimiento de la población además de los cambios sicológicos en la población son obstáculos serios a vencer.

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