Como todo economista y cualquier cubano comprometido y preocupado por el país y su futuro, he leído con atención el reciente programa recién presentado para la economía. Con frecuencia hemos defendido y argumentado la necesidad de una reforma integral y profunda del modelo de organización y funcionamiento de le economía actualmente existente en el país.
Durante las últimas sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, los máximos dirigentes de la economía han presentado sus análisis y expresado que estaba en completamiento e implementación un programa para corregir las distorsiones, entre ellas y en primer lugar los desequilibrios macroeconómicos y la inflación y a la vez reimpulsar la economía. El conocimiento explícito de ese programa ha sido demandado y esperado por toda la ciudadanía y por razones obvias, muy especialmente por los economistas del país, ahora esa presentación ha sido realizada y el texto del programa a la vista está.
En realidad, más que algo nuevo, se trata de la aparición en un solo documento de diversas y amplias medidas que, como se había venido afirmando, estaban en completamiento e implementación desde hace meses.
Había la duda de si se trataría solo de un plan para la restitución de los equilibrios macroeconómicos, como paso previo a la reforma necesaria, o de un programa más amplio que pretendiera un abordaje más completo de la reforma, como se puede apreciar, se trata de la segunda cosa, o sea, se incluye desde el tema macroeconómico hasta medidas y objetivos que van más allá de el y tratan la dimensión profunda de la economía, pretensión, que en su aspiración, corresponde con la necesidad existente, ya el ordenamiento monetario del 2021, muy rápidamente agotado, había tenido también ese aliento.
Ahora bien, de la revisión de lo presentado y con un ánimo francamente constructivo, es honesto expresar, a riesgo de estar equivocado, que en realidad vuelve a ser algo muy desintegrado e inconexo, repite algunas fórmulas probadamente inefectivas y deja por fuera muchos factores fundamentales, componentes esenciales de esa reforma integral y sistémica que consideramos imprescindible y sobre la cual hemos escrito en extenso por años. Pero abre una nueva oportunidad de volver sobre un debate fundamental.
Entre las ausencias que saltan a la vista está una reforma empresarial en serio que le devuelva al tejido de estas, esencialmente a las empresas estatales, mayor coherencia y facultades para recuperar niveles de productividad y rentabilidad que han venido perdiendo por años, así como una articulación más dinámica y ordenada del emergente sector privado y cooperativo cuya presencia en el escenario económico nacional es ya no solo importante, sino imprescindible, no solamente por los espacios que suplen en la oferta (a pesar de lo elevado de los precios), también por lo que significan en materia de empleo, dinámica imprescindible para la propia reforma del sector estatal, donde, entre otros problemas, es evidente el exceso de empleo que lastra su rentabilidad y con ella su fuerza como sector líder de la economía nacional. En una reforma bien asumida, estas son dos caras de una misma moneda, partes de una economía única.
Todo esto por supuesto supone cambios en los nudos que a toda vista impone una planificación burocrática agotada, también la solución del importante problema llamado “principal agente”, que es esencial para la adecuada operación del sector empresarial propiedad de todo el pueblo, esta cuestión en particular golpeó con fuerza en toda la experiencia de las economías socialistas de Europa del Este.
Cierto es que se hace referencia a nuevos métodos de asignación de divisas, a los llamados esquemas cerrados de financiamiento para algunas empresas y a la revisión de la función y pertinencia de las llamadas Organizaciones Superiores de Dirección de la Economía, OSDEs, sin embargo, consideramos que aún su abordaje es insuficiente y no toca el corazón de la reforma que la empresa estatal necesita, tampoco hay una referencia clara a cuando se discutirá para su aprobación definitiva la postergada e imprescindible ley nacional de empresas.
Un segundo componente de la reforma integral necesaria, cuya ausencia en el documento se nota, es la reestructuración profunda del agotado subsistema de producción agropecuaria, que necesita transformar desde las formas de tenencia, propiedad y explotación de la tierra, hasta los incentivos, estos, entre otros objetivos, para repoblar el área agricola de la fuerza de trabajo que hoy le falta, así mismo los precios, el acopio, los necesarios encargos estatales y la comercialización, incluyendo, por supuesto los niveles de inversión de recursos en este sector estratégico que como sabemos se han mantenido notablemente bajos.
Puede añadirse también, la ausencia de una propuesta viable y entendible, aunque sí hay referencia a este tema, para el mercado y el sistema monetario que hoy actúa bajo una dinámica caótica por fuera del control del estado, a esto se suma también los notables problemas en el funcionamiento de la banca.
De otra parte, el documento no hace explícito en ninguna parte el cómo hacer y cómo financiar los objetivos que se plantea.
Por fuera quedan también cuestiones fundamentales como la situación medioambiental del país que es hoy muy problemática, incluido el procesamiento de desechos sólidos, el problema crítico del agua y la insalubridad que esto provoca, además de la muy deteriorada infraestructura física, etc.
Se debe destacar positivamente que se aborda con énfasis para su priorización, el serio problema del sistema energético nacional, cuyas reiteradas fallas afectan a toda la vida nacional, en lo económico y lo social.
También nos parece ausente la necesaria definición acerca de como se van a estructurar los mercados. Los mercados no se establecen espontáneamente, han de ser resultado de una construcción consciente sobre todo cuando se asume que deben estar adecuadamente regulados.
Tampoco se define bien como controlar la evasión fiscal de la imposición directa, ni como se va a encarar la privatización de algunas áreas de salud, como una buena parte de la distribución de medicamentos que ya son un hecho, ni cómo se va a superar en general el deterioro del sistema de salud y de educación, sectores esenciales y estratégicos de la revolución y del proyecto nacional, ni como se van a reducir los gastos del estado en los ministerios y misiones a veces innecesarias al exterior que significan gastos de recursos muy escasos.
A pesar del énfasis en la imprescindible política social, no se define bien como se van a identificar en la práctica (nominalizar) a los llamados “vulnerables” para poder establecer una efectiva política de subsidios directos, lo cual es una medida sin dudas muy necesaria, aunque esto debe coexistir con algunos de los imprescindibles subsidios universales, que siguen siendo fundamentales para una población que en su mayoría está hoy en una situación precaria y de aumento de la pobreza.
Hay otros factores importantes a los que se refiere el documento, pero de manera muy incompleta, por ejemplo se introduce el IVA pero no se define bien como será su carácter, que tan progresivo será y como lo medirá la contabilidad para que pudiera operar bien, ese es todo un tema. En este caso es imprescindible, por ejemplo, el uso obligatorio y comprobable de facturas en toda transacción comercial en todos los sectores de la economía, se trata de un documento primario, sin cuya existencia el sistema fiscal inevitablemente cruje por su base.
De manera más general y sin pretender ser ahora exhaustivos y a la vez reconociendo que el programa establece objetivos, metas e indicadores, se aprecia que por momentos se confunden unos con los otros y en el caso específico de los indicadores, en general no se establecen de manera clara para cada cuestión específica, no están acompañados de justificación, ni plazos, ni responsables, etc.
Por la cantidad amplia de aspectos que abarca el Programa, se hace obvio que participaron todos los sectores e instituciones de la economía, pero no se aprecia que esos aportes se combinaran desde una concepción sistémica, parecen más agregados en suma que en articulación.
Hay algunas otras cuestiones cuya ausencia nos parece que también se debe señalar, desde la situación actual del sector azucarero y su futuro, hasta la redefinición del papel actual del turismo, que ha sido el receptor de la mayor parte de la inversiones en los últimos años y que sin embargo, no logra incrementar significativamente sus niveles de actividad y capacidad de ingresos, lo cual se explica tanto por factores de insuficiencias internas como de restricciones externas incluida por supuesto el bloqueo norteamericano. Es importante destacar que esto último vale para toda la actividad económica, pero como hemos afirmado muchas veces, la reestructuración integral de la economía debe avanzar a pesar del bloqueo y de la política de agresión de los Estados Unidos.
Es también importante una consideración profunda y objetiva acerca de cómo aprovechar efectivamente los nuevos espacios que se abren en el escenario internacional como los BRICS, la Unión Económica Euroasiatica y otros, en el entendido de que sin una economía más eficiente y dinámica, donde los mercados operen de manera transparente, regulada y eficiente, se hace prácticamente imposible una articulación efectiva y sostenida en esos espacios, incluido el incremento de la inversión extranjera en el país.
Tiene de positivo el Programa que no solo se refiere a asuntos directamente económicos, sino que también incorpora factores de orden interior y seguridad nacional, fundamentales siempre y en la actual situación más.
En resumen, y lo afirmamos no de manera concluyente ni mucho menos, sino para ser debatido, consideramos que se vuelve a un compendio de aspiraciones y medidas inconexas, como ya en otras ocasiones se han tenido, incluido el ordenamiento monetario cuyo impacto final en la economía fue muy problemático según demuestran todas las evidencias.
Como expresé, originalmente se hablaba de un programa para la estabilización macroeconómica, lo que se presenta ahora pretende un mayor aliento, no solo es de estabilización, también es de pretendida modificación estructural, pero muy incompleta y desintegrada, sin concepción sistémica, sin definir las secuencias adecuadas, cuestión en la que hemos insistido constantemente por años, en nuestra opinión sin eso no puede haber el impacto y los resultados que se pretenden.
Un asunto medular y de la mayor complejidad que se debe abordar, es el necesario balance entre el ajuste fiscal y los incentivos y transformaciones para el incremento de la producción de bienes y servicios, cuestión fundamental para evitar que el ajuste continúe cayendo esencialmente sobre la mayor parte de la población, lo cual es causa del incremento de la desigualdad y de la pobreza, en un círculo perverso que es necesario superar.
Lo que ahora aparece con la pretensión de plan integral creemos que está lejos aun de serlo, esto es lo que más me preocupa, en el sentido de que se asuma de que ya todo está planteado y que solo faltarían ajustes y “perfeccionamientos”, como el vocabulario al uso suele decir.
En definitiva, para estar bien planteado, el plan de estabilización macroeconómica tendría que ser parte integral de un programa que conecte articuladamente con las imprescindibles y permanentemente postergadas transformaciones estructurales, sistémicas y profundas, así lo hemos planteado y propuesto siempre.
No se que posibilidad y espacios se abrirán para discutir todo eso y convertir este nuevo y necesario intento en algo realmente efectivo.
El documento en su introducción habla de una amplia consulta para su preparación, se cita expresamente a la Universidad de la Habana y no tengo duda de que así haya sido, pero no de manera completa porque, en mi caso personal, soy profesor titular de esa importante institución como mucho de mis colegas y puedo asegurar que una gran parte de ellos no participaron de esa consulta y sin dudas algo útil podríamos haber aportado, esa es la realidad.
Entiéndase está como una primera reacción a este importante documento, hemos convenido con otros colegas, especialmente con Luis Gutiérrez Urdaneta, volver de conjunto sobre el tema con un análisis más detallado y analítico.
No se debe escapar que estas notas las termino en vísperas de que un huracán enorme golpee la zona oriental de la isla, lo cual aumentará la presión sobre la situación actual de la economía y requerirá nuevas y urgentes respuestas, incluido otro tema esencial para cualquier país, la disposición y el uso efectivo de las reservas.
27 de Octubre 2025

Doloroso ver cómo el país se desintegra a ojos vista aún ante la existencia de múltiples planes y decisiones que intentan, pero no llegan a cubrir las expectativas de los ciudadanos a pesar de la propaganda intensa facilitada por el control de los medios de comunicación. Coincido con el autor en la ausencia de organicidad de lo que se proyecta, le agregaría una cierta dosis de carencia de actualización del entorno social donde debe materializarse lo proyectado. La década de 2020 no se parece a ninguna de las anteriores. Creo que falta liderazgo en las personalidades y en las instituciones para proyectar y conducir los procesos. Ostentar un cargo por prominente que sea o pertenecer a una organización determinada no son condiciones suficientes para generar confiabilidad. El hábito de hacer consultas buscando entornos asépticos seleccionando a los consultados resulta fatal para percibir la realidad. Desde posiciones de control absoluto se facilita actuar con soberbia mientras se torna molesta "la unidad y lucha de contrarios" aún proclamándose marxista.
ResponderEliminarPor otra parte, de poco servirá esgrimir el concepto la "continuidad" si no se basa en la "negación de la negación" marxista y a su vez habla de algo nuevo de verdad, sin tufos de olores pasados probadamente inoperantes. El progreso puede obedecer a un plan, pero el plan debe basarse en intereses de quienes deben ejecutarlos. Debería entenderse que las abstracciones no convencen, al menos no lo hacen de modo indefinido. La mayoría de los mortales interpretan los resultados de las políticas según lo que perciben por sus órganos sensoriales no por lo proclamado en documentos, que a veces ni son capaces de interpretar si es que se los leen.
ResponderEliminarEn fin, para qué hablar.
ResponderEliminar