En medio de la peor crisis financiera de la historia la Unión Europea está aplicando medidas que parecieran estar sacadas de las páginas más oscuras de la novela de George Orwell, 1984. La idea del economista de Harvard, Kenneth Rogoff, de terminar con el dinero en efectivo está cobrando fuerza al interior de los líderes de la UE con la misma rapidez con la cual su trabajo sobre la deuda desató los planes de austeridad. De nada sirvió demostrar la manipulación de datos realizada por Rogoff y Reinhardt para llegar a las conclusiones que favorecían la aplicación de los planes de empobrecimiento draconiano. Esta vez, junto al economista jefe de Citigroup han deslizado la receta perfecta para los planes de Jean Claude Juncker: terminar el secreto bancario y acabar con la privacidad del contribuyente con nuevas medidas de represión financiera.
Grecia, como ha sido a lo largo de toda la historia del euro, será el conejillo de indias de estos nuevos planes. El gobierno de Syriza, presionado por la troika, ha concedido a las autoridades fiscales de la UE el control directo de las cuentas bancarias de sus ciudadanos. La escalada que está tomando la crisis con el aumento de la prima de riesgo y los problemas de liquidez que enfrenta el sistema financiero, resultan el momento propicio para que Juncker lance este contundente ataque al corazón de la intimidad de los contribuyentes: el secreto mundo de su dinero.
Impuestos retroactivos
Las autoridades fiscales podrán saber en el futuro todo lo que los ciudadanos han hecho con su dinero en los últimos diez años. Se exigirá a los bancos informar de inmediato por toda actividad por más de 10 mil euros y todas las cuentas serán monitoreadas entre sí, con ajustes y balances una vez al año. Este sistema permitirá conocer las compras de bienes raíces y verificar si el precio pagado tiene referencia con el precio real. Por ejemplo, si la venta fue realizada a un precio superior al precio establecido en el contrato, la autoridad podrá exigir los impuestos sobre el valor adicional, en forma retroactiva. El monitoreo de la actividad irá tan lejos que podrá detectar las transferencias que los padres realizan a sus hijos para las compras, sea para pequeñas cantidades o las compras de un coche de lujo. Como informa el blog griego, griechenland-blog todas estas transacciones serán gravadas con un impuesto del 10 por ciento. Se pretende cerrar todas las aristas de la evasión fiscal.
Por eso mismo, el sistema tributario será unificado por las nuevas tasas de impuestos para todos los ingresos, independientemente de su naturaleza. Se pagará impuesto no solo por las inversiones en bienes raíces sino también por los grandes depósitos bancarios, las compras de obras de arte y otras inversiones, muchas de las cuales son especulativas y se emplean para evadir impuesto de acuerdo a triquiñuelas o vacíos legales. Pagarán impuestos de lujo los coches caros, los yates, aviones y piscinas y las exenciones de impuestos serán abolidas, como informa el diario griego Kathimerini. Si parte de estas medidas la UE las hubiera aplicado hace siete años, sin duda que la crisis ya habría sido superada. Las medidas llegan con retraso en el nuevo esquema de la represión financiera que está llevando a muchos inversionistas a esconder el dinero provocando la mayor sequía de liquidez de la historia. El colapso bursátil parece que no les inquieta, como tampoco parece inquietarles el temible colapso de los bonos de deuda soberana, que puede significar la mayor derrota para Mario Draghi. La escalada en la prima de riesgo es el resultado de la fuga de dinero que hoy realizan quienes lograron hacerse de un gran botín gracias a las inyecciones de liquidez de los bancos centrales.
La idea de terminar con el secreto bancario llega en forma tardía y tal vez en el peor momento. Luxemburgo y Austria ya lo están aplicando y pronto se propagará en forma obligada al resto de la UE. Toda la información transfronteriza será conocida y estará disponible para los ajustes de cuentas de las autoridades fiscales. Se pretende extender estos planes a todo el mundo de manera que las autoridades conozcan las cuentas y las transacciones de sus ciudadanos para la obtención de los ajustes y balances (=resultados) una vez al año. El primer ajuste se llevará a cabo en 2017, y se estima que el 1° de enero de 2018 se decretaría el fin del dinero en efectivo.
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