La salud y la educación
aparecen privilegiados en el discurso, tanto como la recuperación del empleo. Aunque
vale señalar que todo se argumenta en función de retomar el liderazgo mundial,
desafiado por China, por lo que importa el crecimiento económico, el
restablecimiento del empleo y la capacidad de acción del Estado estadounidense.
Por ello, discutir el
financiamiento estatal resulta estratégico, especialmente si se analizan los
objetivos de cada Estado Nación.
Resulta de interés leer con
detenimiento el discurso sobre el estado de la Nación ante el Congreso, a 100
días de su mandato, porque Biden explicita la crisis heredada, no solo por el
COVID, y el problema que supone para EEUU la amenaza sobre el liderazgo
internacional.
En ese marco es que pone en
primer lugar la disputa del consenso interno de la población para intentar
recomponer el imaginario colectivo que le permita a EEUU disputar la primacía
mundial.
Por eso, existe un mensaje
directo hacia China, pero también hacia Rusia, Irán o Corea y con ello, la
justificación del gasto y el despliegue militar, tanto como el involucramiento
del país en los debates contemporáneos, especialmente el cambio climático.
Si para Trump la consigna el
“América Primero”, para Biden es “EEUU está de vuelta”. La pretensión imperial
se desnuda con toda crudeza en el discurso presidencial ante el Congreso.
Todos esos propósitos requieren
de financiamiento y no solo se trata de cheques para alimentos o alquiler,
jardines maternales, escuelas, universidades o hospitales, sino para sustentar
la hegemonía en el sistema mundial.
El interrogante es la fuente
del financiamiento, y aun cuando es conocido el crecimiento de la emisión
monetaria y de la deuda pública, Biden se concentró en el régimen tributario.
Señaló que “podemos hacerlo
sin aumentar el déficit”, que no impondrá “ningún aumento de impuestos a las
personas que ganan menos de 400.000 dólares. Pero es hora de que las empresas
estadounidenses y el 1 % más acaudalado de los estadounidenses empiecen a pagar
su parte justa. Sólo su parte justa.”[1]
Es una definición
contundente en réplica al discurso y práctica de reducción de impuestos a los
más ricos instaurado por la gestión republicana de Trump.
Al mismo tiempo denunció la
elevada evasión impositiva del capital más concentrado, indicando que “Un
estudio reciente muestra que 55 de las mayores corporaciones del país no
pagaron impuestos federales el año pasado. Esas 55 corporaciones obtuvieron más
de 40.000 millones de dólares de ganancias.”
El mensaje denuncia la
evasión de impuestos en “paraísos fiscales en Suiza, Bermudas y las Islas
Caimán”, obviando, claro está, los propios instalados en territorio
estadounidense.
Desde esa argumentación sustentó
la necesidad de “reformar el impuesto de sociedades para que paguen lo que les
corresponde y ayuden a pagar las inversiones públicas”. Para ello se propone
elevar la carga tributaria del “1 % de los estadounidenses más acaudalados, los
que ganan más de 400.000 dólares o más, hasta donde estaba cuando George W.
Bush era presidente, cuando empezó, el 39,6 %.”
Agregó que “sólo vamos a
afectar a tres décimos del 1 % de todos los estadounidenses.”
Polemizó con el relato que enuncia
que con la baja de impuestos a los más ricos se “generaría un gran crecimiento
económico”, para luego enfatizar que ello desfinanció al Estado agravando el
déficit fiscal y solo sirvió para “una enorme ganancia inesperada para las
corporaciones estadounidenses y los que están en la cima.”
Ejemplificó sus dichos con
la referencia de que “los directores ejecutivos ganan 320 veces lo que gana el
trabajador medio de su empresa”, cuando antes estaba por debajo de 100. Señaló
que “La pandemia sólo ha empeorado las cosas. 20 millones de estadounidenses
perdieron su empleo” y en contrapartida “650 personas aumentaron su riqueza en
más de 1 billón de dólares durante esta pandemia. Y ahora tienen más de 4
billones de dólares.”
Interesante escuchar de boca
del titular del ejecutivo estadounidense que el gasto fiscal debe sustentarse
con aportes de los más ricos. Es algo que debiera instalarse en el debate de
los países con menor desarrollo relativo, remisos a gravar la renta del capital
concentrado.
Es importante destacar que
no se trata de resolver las inequidades del mundo actual, sino de sustentar las
bases materiales y de conciencia social estadounidense para mantener la
hegemonía y la dominación en el capitalismo contemporáneo.
Por eso, resulta de interés
el reciente análisis de Michael Roberts[2],
marxista británico, quien describe el aumento de la desigualdad, no solo de
ingresos, sino que es aún mayor en términos de distribución de la riqueza.
Al respecto destaca que “El
1% más rico de los hogares estadounidenses ahora posee el 53% de todas las
acciones y fondos mutuos en poder de los hogares estadounidenses. ¡El 10% más
rico posee el 87%! La mitad de los hogares estadounidenses tienen poco o ningún
activo financiero; de hecho, están endeudados. Y esa desigualdad ha ido en
aumento en los últimos 30 años.”
Sostiene Michael Roberts que
el tema se agrava en las naciones más pobres del mundo. Ejemplifica con
Sudáfrica, en donde la situación empeoró desde el fin del régimen del
apartheid. “Hoy en día, el 10% superior posee aproximadamente el 85% de la
riqueza total y el 0,1% superior posee cerca de un tercio.”
Claro que el problema, dice
Roberts, más que los impuestos a la renta o a la riqueza, la cuestión de fondo
continúa siendo “la concentración de los medios de producción y las finanzas en
manos de unos pocos” y concluye que “debido a que esa estructura de propiedad
permanece intacta, cualquier aumento de los impuestos sobre la riqueza no
llegará a cambiar irreversiblemente la distribución de la riqueza y la renta en
las sociedades modernas.”
Como indicamos al comienzo,
Biden habilita un debate sobre quién debe financiar al Estado, al tiempo que
nos invita a discutir medidas de fondo para socializar la riqueza producida
colectivamente por el trabajo social.
Buenos
Aires, 4 de mayo de 2021
[1] La Casa Blanca. Declaraciones del Presidente Biden Durante Sesión
Conjunta del Congreso, 29 DE ABRIL DE 2021, en: https://www.whitehouse.gov/es/prensa/discursos-presidenciales/2021/04/29/declaraciones-del-presidente-biden-durante-sesion-conjunta-del-congreso/
[2] Michael Roberts. “Desigualdad de Riqueza” del 2 de mayo del 2021,
en: https://thenextrecession.wordpress.com/
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