Una sencilla y real historia de cómo las
circunstancias me hicieron perseverar
para responder y replicar, dentro de mis posibilidades, falsedades y
exageraciones de una importante y destacada institución mediática europea
contra nuestro país y nuestro proceso revolucionario, acogiéndose, según ellos,
a la muy manida y socorrida “libertad de expresión.
Continuando la reseña, en mi caso particular,
tenía la rutina de oír las noticias de algunas de las más sobresalientes
estaciones de radio europeas, como: Radio Exterior de España, Radio Francia
Internacional, BBC, Radio Nederland, etc., a través de un pequeño y viejo radio
portátil. Dentro de ellas, tenía la impresión de que Radio Nederland era algo
más profesional y seria.
Sin embargo, al ir analizando diariamente las
noticias que trasmitían, me di cuenta de que estaba en presencia de una radioemisora, más o menos como todas las
demás, que se dedicaba, en parte, a difamar e injuriar a nuestro país, y a
entrevistar a cualquier elemento que les sirviera de trampolín para organizar
programas que en la mayoría de los casos contenían vejaciones, ofensas y
embustes contra nuestra Revolución.
Llegó el momento en que me sentía incapaz al no tener la oportunidad de
responder tanto infundio y hasta pensé en no volver a oír los programas de esa
o de cualquier otra.
Reaccionando, estuve meditando como podría
hacerlo sin poseer Internet, correo electrónico, ni cualquier otra vía
operativa y eficaz para responderles.
Y es cuando se me ocurrió, como última
instancia, que lo único posible en mi
caso, era el CORREO POSTAL, con los inconvenientes de la DEMORA QUE
REPRESENTARÍA ESTA SOLUCIÓN.
Así lo hice. Cada vez que oía los programas en
que Cuba estuviera comprendida, procedía, si era necesario, a responderles con
mis cartas, que mecanografiaba en mi viejísima y herrumbrosa máquina de
escribir, las que llevaba a certificar en la Oficina Central del Correo que se encuentra en la Plaza de la Revolución.
Así las cosas, en el periodo de los años 2010,
2011 y 2012, había procedido a responder sus maquinaciones a través de
alrededor de 35 de mis misivas.
A pesar de no tener mucha esperanza de que
ello pudiera funcionar, fui sorprendido
cuando posterior al envío de mis dos primeras cartas del año 2010, aproximadamente al mes de ponerlas
en correo, el locutor de Radio Nederland en su programa exclamó:
-“Hemos recibido varias cartas del señor Julio
Alcorta desde Las Habana, Cuba, lo cual le agradecemos y esperamos siga
sintonizando nuestra emisora”.
Con esta noticia por lo menos estaba
consciente de que estaba funcionando la idea, y que mis alegatos les llegaba
tarde, pero llegaban.
Estoy adjuntando a la presente una sola carta
como ejemplo, y algunos pequeños fragmentos de otras escogidas.
Pasaron algunos meses y seguían llegándoles
mis criterios, pero al parecer eran tantos las implicaciones que recibían que
el señor José Cepeda, uno sus principales funcionarios y reportero, me
respondió como sigue:
·
Que mis cartas estaban llegando,
que no me preocupara, pero que tal y como dijo su director, no pueden acusar
recibo de todas las cartas, ni responder por escrito. Tampoco podían seguir el diálogo sobre todo lo que les planteaba.
Que no tenía ninguna motivación política, que tuviera la certeza que solo tenía
el afán de publicar noticias sobre Cuba, y que no había mala fe.
No sé como tildar a este personaje, pero no es como
cínicamente lo planteó , ya que me constaba
que se daba gusto en injuriar a nuestro país y su proceso
revolucionario.
Y es así como acomodándome a todo este
derroche de falsedades y vilipendios de una emisora de un gobierno europeo que
era capaz de permitirles tantas desfachateces, y mis únicas armas para tratar
de defendernos, es que se me ocurrió ponerme el sambenito de Bloguero Postal,
sin preocuparme si está o no bien formulado.
Hasta aquí este simple recordatorio de algo de
no mucha trascendencia, por qué, según mi criterio personal, nos hace
reflexionar sobre la necesidad de no desperdiciar ningún sendero, por muy
insignificante que parezca, para lidiar y defender a la Revolución.
La Habana, 7 de diciembre de 2018. “Año 60 de
la Revolución”
Julio Sergio Alcorta Fernández
Adjunto: Mi carta a Radio Nederland de 31 de
octubre 2010.
Radio Nederland,
Señores:
Vuelvo a dirigirme a Uds., para conocer si por
fin Uds. recibieron mis cartas de 8 de marzo 2010, dirigida a su Embajada en
Las Habana, de 1ro. y 12 de junio , y, a la vez, enviada por correo certificado
a Holanda, según Certificados Nos. RE000597274 y RR000597291, de la Oficina
Central de Correos de la Ciudad de Las Habana.
Le agradecería que a pesar del tiempo
transcurrido, Uds. como acostumbran, tuvieran a bien responderme por escrito.
Sobre lo que les plantee en mi carta del 8 de
marzo, informándole que aún Uds. siguen sin comunicar a sus oyentes, de la
meritoria y encomiástica labor de cientos de médicos cubanos que hace años
vienen trabajando en Haití y otros países;
ahora me doy cuenta de su silencio, ya que me he enterado de que entre
las 25 noticias más censuradas por los grandes medios seleccionados por la
Universidad Sonoma State, de California, una de ellas correspondiente al
periodo 2009-2010, fue:
·
Los medios ignoran la ayuda médica
de Cuba en terremoto de Haití.
Como no había recibido noticias de Uds. me di
cuenta de que, con seguridad, estaban siguiendo lo ordenado por los que poseen
esos grandes medios.
De todos modos, si les posible y no
contraviene algunas orientaciones (ordenes), que Uds. hayan recibido sobre los
asuntos tratados en nuestras cartas, les ruego me respondan por esta vía. Muy atentamente,
Julio S. Alcorta.
En
otras de mis cartas les aclaraba a esa radioemisora y sus funcionarios:
2.- Al fin el señor Cepeda se desnudó
completamente. A pesar de que lo consideraba un buen profesional, en mi
interior sentía que realmente era un defensor a ultranza de las políticas
neoliberales de los más poderosos estados del planeta y los grandes medios de
comunicación que les son afines.
3.- Felicito al señor Cepeda y nos alegra que
al fin he podido conocer sus ideas, sus proyecciones y sus más íntimos
sentimientos, y lo insto a cambiar su profesión de periodista por el de
comentarista político o politólogo a favor de las peores causas; o en su
defecto, postularse para candidato de algún puesto de legislador en su país de
origen, seguramente por un partido ultraconservador.
Hasta aquí una pequeñísima parte de lo que
durante tres años envié por correo postal a esa radioemisora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario