Por Omar Everleny Pérez Villanueva
En g. Octavio José Portuondo Botta
Una buena sugerencia es que vuelva a reconsiderar la creación del Ministerio del Azúcar, se le dé la máxima prioridad del Estado y se le autorice a funcionar con ciclo cerrado.
En el pasado no se concebía la economía de Cuba sin el azúcar, de la que llegó a ser el principal exportador mundial cuando se exportaban 6 millones de toneladas métricas. Frecuentemente se recuerda la frase del hacendado cubano José Manuel Casanova: “sin azúcar no hay país”.
Una zafra es una exquisita operación logística, una cadena de valor en la que participan cientos de millas de camiones, tractores con carretas, vagones de ferrocarril y cosechadoras en el traslado del azúcar y mieles a las terminales, refinerías y destilerías. Aquí la palabra clave es “rotación”. Si ocurre un cuello de botella, se pierde el ciclo, y mientras menos caña se muele, más escasez de equipos. [1]
Solo a modo de ejemplo, podemos ver la cantidad de instalaciones y equipamiento que se utilizaba en las zafras antes de los años 90, específicamente la del año 1988 a partir de datos publicados por el ex viceministro del azúcar Miguel A Figueras durante el período de la zafra del 70, la más famosa de todas, cuando el país se paralizó para intentar producir 10 millones de toneladas métricas.
En nuestros días han existido diferentes opiniones --algunas a favor, otras en contra y algunas ambiguas--, sobre la decisión de desmantelar más de la mitad de los centrales azucareros cubanos. Incluso algunos académicos fueron fuertemente recriminados por oponerse a esas decisiones erradas. En ocasiones se daba a entender que el cierre de los centrales era la única causa de la caída de la producción de azúcar y del estado actual del sector azucarero, pero la realidad ha demostrado lo contrario.
La llamada Tarea Álvaro Reinoso (nombre que se le dio a la reestructuración de la industria azucarera comenzada el 10 de abril de 2002), en dos partes, permitió cerrar casi 70 centrales y dejar la capacidad instalada solo para producir 4 millones de toneladas anuales. El Ministro de la industria azucarera le propuso al presidente cubano que debían cerrarse 50 centrales de los 156 existentes, pero la respuesta fue desmantelar 90. Esa reunión fue tensa. Los resultados son los que hemos visto hasta ahora.
Hoy la producción no alcanza ni para cubrir las necesidades internas, con graves efectos sociales: más de 100 bateyes han sido convertidos en pueblos fantasmas. Dejó de existir el tratamiento especial para trabajadores y bateyes, por consiguiente, la fuerza de trabajo calificada emigró hacia otras actividades económicas. Además, se descapitalizó el sector.
Lo peor fue el traspaso de las tierras del MINAZ (Ministerio de la Industria Azucarera) al Ministerio de la Agricultura (MINAGRI). En vez de producir alimentos, se infestaron de marabú.
La situación del sector azucarero ya venía siendo difícil desde mucho antes debido a múltiples motivos, tanto objetivos como subjetivos. Entre ellos podrían subrayarse los siguientes:
- Persistentes precios bajos del azúcar en el mercado internacional que no cubrían los costos de producción y durante años daban como resultado cuantiosas pérdidas económicas netas.
- Descapitalización del sector, con inversiones insuficientes y obsolescencia tecnológica.
- Incesante pérdida de mano de obra especializada y profesional.
- Falta de estimulación al productor cañero, conllevando a menores áreas de siembra y menor rendimiento de caña por hectárea.
- Desabastecimiento o llegada a destiempo de combustibles, fertilizantes, pesticidas y otros insumos (paquete tecnológico) por falta de financiamiento u otras causas.
- Sequías, plagas, huracanes y otros eventos climatológicos en determinados años.
- Deudas acumuladas y vencidas.
- Tipo de cambio oficial del peso cubano, desestimulante para los sectores exportadores.
¿Sugieren todos esos motivos que el desmantelamiento de los centrales fue la mejor solución en ese momento? For nothing. Por ejemplo, en cuanto a la primera causa mencionada, el precio del azúcar en el mercado internacional era y es el que es, y no por eso todos los países redujeron las siembras y la producción. El ejemplo más ilustrativo es el de Brasil.
Es cierto que muchos países venden su azúcar bajo convenios con precios acordados, superiores al mercado internacional. Pero también muchos otros cuentan con otras soluciones para momentos de bajos precios del azúcar, como la priorización de la producción de alcohol o de otros subproductos de la caña de azúcar con mayor valor agregado. Un buen caso fue el desarrollo de la industria azucarera de Brasil. Mientras en Cuba se desmantelaban centrales, allí se construían más y más modernos.
Por otra parte, probablemente muchos otros países estaban mejor preparados para enfrentar coyunturas de precios desfavorables porque contaban con industrias más modernas y con equipamientos más eficientes, tanto en la industria como en el campo, fruto de nuevas inversiones en el sector. La industria azucarera cubana sirvió como una especie de “donante” para fomentar la industria del turismo de Cuba y la biotecnológica, además de ayudar a mantener los planos sociales sin apenas modernizarse. No había más que ver el deplorable estado de los centrales azucareros, los bateyes y muchas antiguas locomotoras.
Llegados a ese punto de años de desatención al sector, junto con años de precios internacionales deprimidos, puede que, desde ciertos análisis económicos, algunos llegaran a la conclusión de que era mejor reducir costos, concentrar la producción en pocas centrales con mejores y más cercanas. abastecimientos de caña y desmantelar los menos eficientes.
¿Qué opciones eran posibles?
¿Pero realmente se debatieron con profundidad otras opciones, dejando como última y desesperada el cierre? ¿Existían otras alternativas? Para cada problema siempre existe más de una solución. Y esta no es la excepción de la regla.
Por ejemplo , ¿no se podría haber colocado las centrales, el campo a su alrededor y toda la infraestructura bajo un régimen de inversión extranjera? Con mente amplia, no con estrechas miras de que el campesino no pudiera ganar más que fulano o que la compra de determinado equipo o insumo necesitara la aprobación al más alto nivel.
De igual manera, ¿no se podía haber aprobado que el sector trabajara solo en MLC (moneda libremente convertible) en todo lo que tuviera que ver con las exportaciones, en lugar de operar con un peso muy revaluado y desestimulante para las exportaciones? Se conoce que hubo propuestas muy interesantes de hombres de negocios del sector, conocedores de la realidad cubana. Se ofrecieron para proponer alternativas de recuperación e incluso para invertir en centrales nuevas o modernizar algunas.
No debe olvidarse tampoco la estructura organizativa institucional. Las centrales fueron convertidas en Unidades Empresariales de Base (UEB). Sus insumos tenían que solicitarlos a la entidad superior, junto a otras limitaciones que se les impusieron entonces. Los cambios estructurales de los últimos quince años no han permitido la maduración de la organización. Una buena sugerencia es que vuelva a reconsiderar la creación del Ministerio del Azúcar, se le dé la máxima prioridad del Estado y se le autorice a funcionar con ciclo cerrado.
Otro factor esencial es el tipo de cambio oficial, que influye tanto en los resultados económicos como en la estimulación al productor cañero a los trabajadores de la industria, en la evaluación de las inversiones o más bien en todo . El tipo de cambio puede estimular las exportaciones, pero al mismo tiempo desestimularlas.
En el decenio 1991-2000 el precio del azúcar crudo tuvo un promedio de 9,83 centavos de USD (dólar estadounidense) por libra, con algunos meses de los años 1999 y 2000 con precios por debajo de los 7 centavos. En los años 2001-2010 alcanzó un precio promedio de 11.57 centavos, pero en los primeros cinco años de ese decenio pocas veces superó los 10 centavos la libra. En el decenio 2011-2020 los precios mejoraron, con un promedio de 16,71 centavos por libra. En el año 2023 el azúcar crudo tuvo un precio promedio de 24.05 centavos la libra. Pero el desmantelamiento de los centrales ya había ocurrido alrededor de 2002.
Si el precio del azúcar crudo no rebasaba los 10 centavos la libra, ello equivalía a alrededor de USD 220.46 la tonelada de azúcar crudo en el mercado internacional, obviando primas y rebajas en precios, según las calidades del producto final. Si el rendimiento promedio logrado en la industria indicase la necesidad de procesar 10 toneladas de caña para la obtención de 1 tonelada de azúcar crudo, básicamente se estaría obteniendo un ingreso bruto de 22.05 USD por tonelada de caña procesada o pesos cubanos (CUP) 22.05 al tipo de cambio oficial de USD/CUP 1:1 de aquellos tiempos.
Sin embargo, aun cuando los productores cañeros siempre venían señalando con total y justa razón el bajo precio de la caña --desestimulante para la propia siembra de caña y desestimulante en comparación con la siembra de otros cultivos--, los Complejos Agroindustriales (CAI) debían pagar a los productores cañeros un precio por tonelada de caña muy superior al ingreso a obtener, sin agregar otros costos y gastos industriales para la producción de azúcar crudo.
Desde luego, para calzar este desequilibrio era necesario destinar fondos del presupuesto del Estado, en forma de subsidios, o utilizar para el sector un tipo de cambio USD/CUP superior al tipo de cambio oficial. Su diferencia también la debía asumir el presupuesto, lo cual ocurrió en muchas ocasiones.
En un artículo publicado por el periódico Granma el 9 de julio de 2010, “Cortar de raíz la indisciplina cañera”, se puede apreciar que hasta 1997 se le pagaba al productor cañero un precio de alrededor de 14.50 CUP por tonelada de caña, incrementándose el precio en 3.5 veces hasta alcanzar 50.90 CUP por tonelada. A pesar de este incremento, otros cultivos superaban los 15 000 pesos. El cultivo de caña era el menos rentable para los agricultores.
Romper el círculo vicioso
También en el texto se anotaban “rendimientos agrícolas que muestran en los últimos años un declive, que tuvo en la zafra anterior su expresión más negativa al promediar 32 toneladas por hectárea. En este saldo desfavorable influyó que el 59% de las empresas con menos de 30 toneladas por hectárea”. [2]
Sin embargo, por aquella época, en el artículo “El azúcar en la Comunidad Andina. Proyecto SICA del Banco Mundial” (2006) se podía comparar el rendimiento de toneladas de caña por hectárea de algunos países del hemisferio:
- 117 en colombia
- 108 en Perú
- 72 en ecuador
- 63.8 en el conjunto de América Latina y el Caribe.
El siguiente gráfico muestra los rendimientos de toneladas de caña por hectárea en Cuba:
Pero eso ya es historia. ¿Ha cambiado la situación después del Ordenamiento Monetario? ¿Se puede decir que están creadas las condiciones para asegurar que pronto se podrá salvar el sector azucarero? Con razón se ha mencionado que no habrá recuperación si no se logra incrementar la producción cañera y el rendimiento por hectárea .
El 25 de noviembre de 2020 el Consejo de Ministros había aprobado los precios máximos de acopio a aplicar por las entidades estatales a partir del 1 de enero de 2021. El de la caña de azúcar quedó en 449.00 CUP por tonelada.
El pasado 10 de enero de 2024, bajo el acuerdo 9802 del Consejo de Ministros, se decidió pagar el precio de acopio a 2 087 CUP por tonelada métrica de la caña de azúcar, es decir, unas 4 veces más aproximadamente del precio anterior.
Si el precio del azúcar crudo se mantuviera en alrededor de 17 centavos de USD la libra oa unos 374.70 USD la tonelada y el rendimiento industrial fuera de 1 tonelada de azúcar crudo por cada 10 toneladas de caña procesada, el país obtendría un ingreso de 37.47 USD por tonelada de caña o alrededor de 899.00 CUP. Restando los otros costos y gastos de producción, el precio de la caña puede que sea justo para que los Complejos Agroindustriales (CAI) obtuvieran ganancias y no tuvieran que recibir subsidios del presupuesto. O para tener cierto margen para cubrir caídas en los precios internacionales del azúcar crudo.
Si obtuviera un rendimiento de 50 toneladas de caña por hectárea, un productor cañero recibiría unos 104 350 pesos por hectárea, una cifra significativa.
El país podría estar ante el mismo círculo vicioso de años anteriores: si sube el precio de acopio de la caña, el sector tendría que recibir subsidios del presupuesto o habría que aplicar un tipo de cambio diferente al oficial de 24 pesos por dólar.
El siguiente gráfico ilustra la caída vertiginosa de la que fuera la mayor industria del país y la mayor aportadora de divisas:
Fuente: ONEI, Anuarios Estadísticos de Cuba. Serie Histórica.
A finales de los años 80 la producción de azúcar anual promediaba cerca de ocho millones de toneladas. Tres décadas después, las zafras han descendido a menos de medio millón de toneladas. Hoy las zafras nos hacen retrotraer a más de un siglo y medio atrás, específicamente a 1899, según se puede observar en el siguiente gráfico:
Fuente: Dr. Miguel Alejandro Figueras. “¿Recuperar la agroindustria azucarera?” Taller sobre Economía Cubana, Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, 8 de junio de 2022.
El subsector industrial azucarero constituye una parte importante de la economía cubana, con gran diversidad. Como hemos visto, el subsector agrícola cañero disponía de la mitad de las tierras en cultivo, poseía la mitad de los tractores, una alta porción de los camiones y daba empleo a doscientos mil trabajadores.
¿Qué se hará para romper ese círculo vicioso? Sería interesante saber qué piensan los directivos de la industria.
Además, el aumento del precio de acopio a 2 087 pesos puede significar unos 86 USD al tipo de cambio oficial de principios de 2021, aunque al tipo de cambio no oficial de 2024 era de 300 pesos por 1 USD, lo que representa para el productor cañero apenas 6.95 USD de ingreso bruto (sin restaurar costos de producción) por tonelada de caña cosechada.
No se debe olvidar que cada día se siguen perdiendo especialistas valiosos en la industria azucarera, que también desempeñan un papel importante en el incremento de la producción de azúcar crudo.
Una vez más, podrían analizarse variantes de inversión extranjera en el sector o la dolarización parcial en su funcionamiento, pero parece que en los momentos actuales justamente lo que se quiere es lo contrario.
A menos que se esté pensando en propuestas y soluciones muy novedosas, no parece haber muchos indicios para apostar por un cambio radical favorable en el sector azucarero a esa salvación que tantos añoran.
El siguiente gráfico muestra el deterioro de la exportación de azúcar cubana, hasta desaparecer en los últimos dos años. Pero eso no se refleja en el mismo:
Fuente: Anuarios Estadísticos de Cuba, varios años, La Habana .
Existen interrogantes acerca de lo que significaría que el sector azucarero trabajara solo en MLC o en USD en todo lo relacionado con exportaciones. O cómo llevar a cabo una dolarización parcial en el funcionamiento del sector.
Lo primero es tener en cuenta que la mayor parte de la producción actual se enfila a satisfacer la demanda interna de azúcar, tanto la que se reparte de forma normada por la libreta de abastecimiento como para cubrir otras necesidades internas. Para ese consumo interno habría que fijar cuotas de adquisición de caña por cada productor con el pago en CUP aprobado en el Ordenamiento Monetario u otro que se fije con posterioridad.
Esas cuotas se pueden negociar perfectamente, en dependencia del promedio de cosecha de caña de cada productor durante los últimos años. Vendrían siendo como los límites mínimos a producir para que después el productor cañero pueda acceder a cobros en divisas. O equivaldrían a las cantidades máximas a pagar en moneda nacional. Toda entrega de caña por encima de la cuota fijada se les pagaría a los productores en divisas, habíada cuenta de que esa caña se destinaría íntegramente a producir azúcar para la exportación.
El sector azucarero no solo puede ser autosustentable en divisas, sino también volver a convertirse en un gran aportador neto de estas si se logra incrementar la producción de caña y la exportación de azúcar.
Tampoco valdría el argumento de que el país no tiene recursos para pagar tanta cantidad de USD a los productores cañeros. Las divisas saldrían de los ingresos propios por las exportaciones del producto final.
No se puede decir de forma genérica que hay que aumentar las exportaciones. Hay que adoptar medidas para estimular el incremento de las exportaciones. Y dónde mejor que en los productos tradicionales de nuestra agricultura, y específicamente en el azúcar.
Este acercamiento al pago de la caña de azúcar es válido también para otros productos de exportación: el cacao, las hojas de tabaco, etc. Implica olvidarse de precios centralizados, aprobados por un Ministerio o un nivel superior, que al cabo del tiempo quedan desactualizados. . Sus revisiones siempre se quedan rezagadas o exigen múltiples análisis, reuniones y negociaciones. Los precios de los mercados internacionales, de los que dependen los ingresos del país, son la mejor forma de partida para fijar cualquier precio de compra de las materias primas de productos exportables.
Recuerdos
Es buen momento para escuchar a los viejos azucareros con experiencia. Por ejemplo, el ingeniero Octavio José Portuondo Botta contaba lo siguiente:
Cuando trabajaba en Holguín, el Central Maceo tenía mucho tiempo industrial perdido. Se hizo un estudio que reveló que el personal que decidió la zafra vivía fuera del batey. Ese año se hicieron diez casas económicas en el batey, todos los parámetros mejoraron. En dos zafras se hicieron más casas y la Central salió de la lista de centrales críticas.
Esta acción me demostró, después de algunos años, que para hacer buenas zafras es imprescindible que el personal que trabaja en el central viva en el batey”
Una muerte anunciada: La tecnología azucarera se ha mantenido inalterable, no existe otra forma de hacer azúcar, la comparo con la tecnología de la cuchara. Existe una experiencia cubana en la producción azucarera, y dentro de la industria la estructura de dirección para producirla era: administrador, jefe de maquinaria, jefe de fabricación, jefe de laboratorio, jefe de transporte, jefe de abastecimiento y jefe de oficina (economía). . En todos los centrales de Cuba existía esta estructura. El personal era altamente calificado y disponía de lo necesario para enfrentar cualquier problema. Yo fui jefe de maquinaria con esa estructura. Pienso que para volver a ser eficiente hay que regresar a ella y olvidarse de las estructuras actuales. Con esa se hace azúcar, con la existente hay tropiezos.
Este ingeniero octogenario proponía, a partir de su experiencia de más de 60 años en la industria, lo siguiente:
· Regresar a la estructura original en los centrales.
· Desarme, limpieza y preservación total de los centrales.
· Planificar la entrega de caña para la molida potencial y moler caña con no menos de tres meses.
· Moler cuando el central esté terminado y probado.
· Certificar la reparación de cada equipo por mecánicos y responsables de áreas.
· Enmarcar la zafra en el periodo de mayor rendimiento. Terminación, como máximo, 25 de abril.
· El personal que garantiza la zafra debe permanecer en el batey. Recuperamos la industria azucarera, todavía quedan millas de azucareros con inteligencia, conocimientos y experiencia en Cuba.
Como hemos visto, la industria azucarera está atravesando su peor momento de la historia de los últimos cuatrocientos años, pero una de las causas principales está en que no se produce suficiente caña.
Decrecimiento de la caña
La falta de combustibles, fertilizantes y herbicidas, junto a deficiencias organizativas, incumplimientos de la disciplina tecnológica y deficiencias en la exigencia y control, inciden en el incumplimiento de las labores a la caña y aceleran el deterioro de las plantaciones, manteniendo altos niveles de demolición. . Esto, unido al incumplimiento de la siembra, ha provocado la drástica reducción del área de los rendimientos cañeros. La producción de azúcar se reduce a niveles que comprometen la demanda del consumo interno.
En los últimos seis años (2017-2022) el área de caña decreció en 269.5 mil ha, siendo crítico en los últimos dos años: en 2021 disminuyó en 80 mil ha y en 2022 en 72 mil 500, en lo que ha influido el sobrecumplimiento de las demoliciones y el incumplimiento del plan de siembra. El pasado año se sembraron 63 mil 425 ha, de ellas se perdieron 8 mil 200, el 13%.
En diciembre de 2022 el fondo de tierras para caña era de 840 mil 606.5 ha y el área cubierta con caña era de 415 mil 248.7, el 49.4% del fondo.
Al cierre de junio de 2023, el área de caña se redujo hasta 320 mil 907,5 ha, el 38% del fondo de tierras; 19 empresas tienen el 30% o menos, de ellas 14 con menos del 25% del área cubierta de caña. [3]
Una propuesta de los ingenieros Octavio José Portuondo Botta y Andrian García Perú, de la Asociación de técnicos azucareros de Cuba (ATAC) de Santiago de Cuba, denominada Revertir el decrecimiento de caña en Cuba , planteaba la necesidad de detener el decrecimiento cañero en el país y explicaba que en siete años se podrían duplicar las toneladas de caña por ha.
Para lograr esos objetivos se debía hacer lo siguiente:
- Un agricultor debía mantener limpia 2 ha de caña nueva hasta que cierre.
- Todos los nutrientes del suelo son para la caña nueva.
- Un hombre mantiene el área limpia hasta el cierre de la caña.
- No usar fertilizantes, herbicidas ni combustibles.
- Solo limpia manual.
- Pago por obra terminada es decir área limpia hasta el cierre (120 días).
- Certificación del mantenimiento del área limpia.
- Pago inmediato de 160 000 pesos al ejecutor, menos lo devengado hasta fecha.
El primer corte de caña sería entre los 17 y 19 meses en la cepa de frío y entre 20 y 22 meses en las cepas de primaveras, ambos son de ciclo largo, él resto de los otros cortes que se efectúen no se podrán realizar con menos. de 13 meses o más de la plantación, independientemente de la variedad. Con este proceso se obtendrían 80 toneladas de caña por ha. Un área limpia de malas hierbas es necesaria porque permite aumentar los rendimientos agrícolas y donde la caña pierde el 11 % de su rendimiento por ese factor:
El futuro
Uno de los problemas del Ordenamiento es que continuó con la vieja práctica de establecer precios fijos desde un buró y ante una realidad calculada de forma predeterminada en lugar de establecer métodos de negociación o de revisión de esos mismos precios, en dependencia de las realidades económicas de cada momento. De la forma como se acometió la reforma, al cabo del tiempo todo volvería a la desactualización con la realidad, lo que la vida demostró en poco tiempo.
Una vez más, algunos dirán que se sigue proponiendo la dolarización del país. Por supuesto, si existe un tipo de cambio flexible, adecuado a las circunstancias de cada momento de la economía, y con convertibilidad interna entre la moneda nacional y las divisas extranjeras, no harían falta propuestas de este tipo.
Pero por las razones que sean, la falta de convertibilidad trae aparejado el desabastecimiento. El tipo de cambio oficial desactualizado, con una fuerte apreciación de la moneda nacional, acarrea la falta de estímulo a las exportaciones. Ante esta realidad, o se deja que todo siga igual o se buscan soluciones alternativas para salvar la otra industria azucarera.
También hay que invertir para evitar aún más la descapitalización de la maltrecha industria azucarera. Hay que hacer nuevas inversiones con socios extranjeros y emprender otras acciones a fin de volver a tener azúcar para exportar.
Si quiere salvarse la industria azucarera hay que asignar más recursos para siembras, reparaciones… y que lleguen a tiempo.
Deberá estudiarse el restablecimiento del MINAZ. No hay que olvidar que en 1964 se creó el Ministerio de Azúcar porque había que jerarquizar la producción azucarera y reforzar con cuadros probados toda la agroindustria.
[1] Dr. Miguel Alejandro Figueras. “¿Recuperar la agroindustria azucarera?”, Taller sobre Economía Cubana, Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, 8 de junio de 2022.
[2] Periódico Granma, 9 de julio de 2010, “Cortar de raíz la indisciplina cañera”. La Habana.
[3] Análisis de la situación de la producción cañera. Reunión Comité Ejecutivo Nacional de la ATAC -13-09- 23
Excelente. La industria azucarera en Cuba esta en capilla ardiente. Esperando por qué turismo venga a rescatarla en su funeral.
ResponderEliminarPpingan a rendir cuenta a Machado q rstuvo años reanimanfo la industria azucarera con sus visitas y promesas
ResponderEliminarDrspues llevrn a tribunales pipukares por nrntirosos y traicion a la patria
El autor no sabe nada de empresa, gestion empresarial, agronegocios, agricultura por contrato
ResponderEliminarLos ministerios no hacen funciiones empresariales
Anónimo, aporte algo útil, no descalifique.
EliminarSon dos los autores uno escribe el otro nonagenario sabe más que usted de cualquier tema.
EliminarA quien se le ocurre q poner un Ministerio va a resolver los problemas de la agriindustria azucarera
EliminarNo es descalificacion, es calificscion de ignoranciia burocrstica
Ustrd puede ser nonagrnsrii buricrstici y no va a apirtar nafs burno al pais
Necesitamos menos ministetios, menos dirigentes, menos reuniones y si mas empresa, empresarios, empresas mixtas, q produzcan y exporten
ResponderEliminarLios ministerios no producen
La sugrrrncia de crear ministerio es la exoresion mas genuina del prnsanientio burocratico q ha paraluzado y defornado la economis
ResponderEliminarDigan en q sr ha matrrializado el rol de lis ministrrios suplsntando guncionrs empresariales
Han sido lss rmpresas mas eficientes y competitivas, Se ha exportado mas
Por favor descalifiquen el prnsamirnto butocratico q ha acabo con el pais
Por supuesto es de ilusos pensar que alguien que rompió algo sepa después arreglarlo.
ResponderEliminarLa descalificacion de concepciones butocraticas, es calificarlas por lo q representan y q la realidad ha demostrado sus errores y horrores
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