21 de marzo de
2019
Estimado Pedro:
Yo leí igual
que tú el artículo de Armando Nova. Lo encontré bueno, en especial porque
resume los distintos puntos de vista que hemos discutido todos los
participantes durante meses sobre el tema de la unificación monetaria y
cambiaria. En especial coincidí con él en que “es una decisión impostergable”
Mi posición es
precisamente, y así lo he venido planteando últimamente, una vez aprobada la
Constitución, que es una cuestión de índole y alcance político.
Quisiera
aclarar mi punto de vista de que los únicos políticos no son los que toman las
decisiones de alcance político, considerando como tales las que tienen
incidencia en la vida de la población.
Políticos somos
todos a los que nos preocupan los problemas que atañen al pueblo, a sus
condiciones de vida y a sus opiniones acerca de cómo se abordan la solución de
los problemas que le afectan y se atienden los compromisos que le han hecho los
responsables políticos.
Este tema ha
sido discutido y aprobada su solución en los dos últimos Congresos del Partido
y refrendado por la Asamblea Nacional, afirmándose en varias ocasiones por
nuestro principal dirigente, que no podía esperar más su solución.
Eso de por sí
ya obliga políticamente a resolverlo. Proponer las fórmulas prácticas
corresponde a los economistas y dirigentes económicos, que además tienen la
responsabilidad de evaluar el riesgo político y buscar las soluciones que lo atenúen.
Pero no cumplir
con este compromiso reiterado, ya de por si es un grave problema político, que
debe ser enfrentado y resuelto por los políticos, sean gobernantes o no.
Yo no tengo
responsabilidades políticas de gobierno desde hace casi dos décadas, pero me
siento políticamente comprometido con la actuación de nuestro Gobierno como
siempre lo estuve y lo estaré. Eso es lo que me da derecho, desde mi
punto de vista, a exigir, que en un momento especialmente complejo como el
actual, se haga lo que deba hacerse para cumplir lo acordado y destrabar el
funcionamiento de la economía.
Está claro
desde el principio para casi todos los que nos hemos involucrado en esta
discusión, que la cuestión no es solo devaluar el peso. Junto a eso, antes,
durante o inmediatamente después, hay que reestructurar las empresas estatales,
extraerles el personal sobrante sin afectarle su salario; aprobar las leyes que
regulen el sector privado y cooperativo y aumentar los salarios y las
pensiones, en la medida necesaria. Eso es complejo, pero es posible hacerlo,
sobre todo si se programa adecuadamente y se explica con todos los detalles.
Esa es la función del Gobierno. Si no la cumple, se estará afectando
políticamente.
El riesgo
político no está en actuar sino en no actuar, dando la impresión de que los
problemas no existen o que se ignoran.
En mi opinión
no se debe continuar planteando por la Dirección, que la tarea principal es
incrementar las exportaciones y disminuir las importaciones, sin crear los
mecanismos de estímulo empresarial, implícitos en la modificación de la actual
tasa oficial de cambio y esperar a que llegue el fin de año y haya que admitir
que no ocurrió lo planificado. Eso afecta la credibilidad en nuestra
administración económica. Y eso es grave.
Insisto, es
impostergable, políticamente hablando, resolver el problema cambiario y junto a
ello, la reestructuración empresarial, las regulaciones para las PYMES e
incrementos salariales para el sector estatal y pensionado. Es complicado
y difícil, pero es posible si se explica bien y se programa adecuadamente.
Un abrazo,
Joaquín
Benavides
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