Si la
sociedad impulsa la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), la empresa no
sólo que la apoya e impulsa sino la ejecuta. Lo cual pone de manifiesto una
verdad de perogrullo. La empresa dificilmente sea algo ajeno a las prácticas
establecidas en la sociedad. Otra cosa es si la iniciativa parte de la empresa,
en cuyo caso pudiera tener una vida mucho más larga. He aquí un ejemplo.
Recuerdo
que en 2008 cuando se formó un grupo de trabajo para revisar un anteproyecto de
norma ISO, la 26000, que finalmente no se constituyó en norma de obligatorio
cumplimiento, en parte por la complejidad en su realización, en parte porque un
grupo de países no estuvieron de acuerdo que fuera de obligatorio cumplimiento,
entre otros, por lo que se quedó como guía, es decir, no se convirtió en norma
de sistemas de gestión, y se dejaba a la disposición de la organización a
hacerlo y no a su obligatoriedad, el trabajo del grupo se terminó rápidamente.
Realmente,
no había casi interés en que se continuara el trabajo de revisión y propuesta,
y porque había conceptos, como Responsabilidad Social Empresarial que chocaban,
máxime que se hacia referencia a terminología nueva, como la gobernanza de la
organización, a las prácticas laborales, a las operaciones, a la cadena de
valor, a la participación de los consumidores, a la participación política
responsable, al medio ambiente, al desarrollo de la comunidad, o “stakeholder“,
sobre todo esta palabra (personas
u organizaciones que se relacionan con las actividades y decisiones de una
empresa desde trabajadores pasando por los proveedores y clientes, hasta el
gobierno), entre otros muchos asuntos,
que no sólo “sonaban extraño“ sino conceptos poco o nada conocidos en nuestra
cultura empresarial, o institucional como entes interrelacionados.
El que
crea que materializar y llevar a la práctica la RSE sea más fácil que
solucionar los problemas internos de la empresa, empezando por la
RESPONSABILIDAD SOCIAL INTERNA, bienvenido sea.
Con
los años y el incremento en las exigencias de herramientas y directrices de
otras normas de gestión avanzada de calidad y mejora continua, como la ISO 9004
de 2018, los nuevos retos cualitativos hacían innevitable el tratamiento de la
Responsabilidad Social Corporativa (RSC) o eficiencia organizacional, o
autoevaluación.
Hasta
aquí este ejemplo, que bien viene hoy, a la vista de la importancia que cobra
de la noche a la mañana la responsabilidad social empresarial, un concepto que
bien pudiera tener raices autóctonas, pero que es importante establecerlo sobre
lo ya existente. Y sobre todo, que se entienda que no es un elemento ajeno a la
gestión empresarial de avanzada, ajeno a su quehacer y las prácticas
cotidianas, ni puede convertirse en moda pasajera de ubicar algunos recursos,
por demás escasos, en algun lugar próximo a la ubicación geográfica de la
empresa, para estar bien con los vecinos y con las orientaciones de arriba.
Tiene que ver con la forma en que se estructura la organización dentro y fuera
de la empresa. No debe ser abordado fuera del desenvolvimiento que caracteriza
a la economía de la empresa, o que se quede en un bono o diploma.
Y de
regreso a las prácticas, he visto muchas referencias, cuestionamientos y
preguntas acerca de la empresa en estos días y de la necesaria sacudida o
estremecimiento que debería experimentar, tanto para asimilar las nuevas
medidas como para proponer y desarrollar nuevas. Hay que entender una cosa, y
es que esa no ha sido la lógica durante la vida de la empresa estatal, quizás,
para poner una época, desde la empresa consolidada de los años 60. Si no lo ha
sido como parte de su subsistenacia, hay grandes limitaciones de todo tipo,
como se dice, objetivas y subjetivas, y éstas tan o más objetivas que aquellas
que buscan por todos los medios señales y direcciones.
Y hay
que darlas, y los que deben darlas son las instituciones y niveles y organísmos
superiores que precisamente han establecido y desarrollado esa lógica de
(des)aciertos o prácticas económicas, sociales, productivas, financieras y
comerciales, organizativas y organizacionales, que han llevado a la empresa a
la situación actual.
Aquí
me vino a la memoria un texto que escribimos un colectivo del desaparecido
Instituto de Estudios e Investigaciones del Trabajo “Nuevas Formas
Organizativas“ de 2004, con una revisión y ampliación en 2008, donde Ricardo
Antunes en el prologo señala:
“Dentro de las innumerables contradicciones de la sociedad actual
encontramos una cuya solución parece una completa imposibilidad, dentro de la
lógica destructiva que preside la sociedad del capital; si bien en el plano
microcósmico, en el plano de las empresas, hay una necesidad intrínseca de
racionalizar su modus operandi, si
hay una necesidad imperiosa de seguir el recetario y la pragmática de Lean Production, de una empresa ligera,
vislumbrando cómo preservar la concurrencia con las demás empresas que participan
del sistema global del capital, la expansión ilimitada de esa lógica
microcósmica para la totalidad de las empresas del ámbito mundial, desencadena
una consecuencia trágica.
“Su
racionalidad interna acaba por generar una monumental sociedad de desaciertos,
una vez que la lógica de reestructuración y de la productividad, cuando
dirigida por el ideario y por la pragmática del capital, acaban por acarrear la
reducción del trabajo vivo y su
sustitución por el trabajo muerto,
para usar los términos de Marx”.
“Pero,
¿cómo hacer cuando la lógica de la producción no es dirigida prioritariamente
por la acumulación privada del excedente, cuando el objetivo de la economía
fuese economizar, en el sentido original, del latín oeconomia, esto es, utilizar racionalmente los recursos naturales y
humanos?; Cuando el objetivo es transformar la empresa productiva desde la
óptica de producción de bienes socialmente útiles, colectivamente
determinados?; Cuando el objetivo no es la acumulación privada de capital, sino
avanzar en la construcción de un diseño societal socialista, donde el valor de
uso de los bienes producidos no está dirigido por la prevalencia de su valor de
cambio?”
“Que por
el contrario, sea una contribución para que se piense en una forma de empresa
socialmente productiva, capaz de apoyar efectivamente la construcción de una
sociedad nueva, donde la autonomía, el
autocontrol, el saber colectivo prevalezcan sobre la heteronomía, el
sometimiento, la alienación, típicos de la sociedad capitalista.”
“¿Cómo entonces,
compatibilizar productividad, competencia con humanidad?”
“¿Cómo
hacer para que el conocimiento no se convierta, como todo en la sociedad del
capital, en una mercancía más, deshumanizada y fetichista?”
Los contornos del problema, que no se soluciona
de la noche a la mañana, ni por las mejores intenciones y voluntad del mundo,
van mucho más allá de la empresa, incluso de sus niveles superiores, porque
siempre se ha insistido en la relevancia de las formas institucionales
superiores, porque la lógica pasaba por la centralización y los controles
centrales. No voy a hacer la historia de las raices que se hunden en la década
del 30 con la asesoría norteamericana en la URSS con recomendaciones acerca de
la corporación y “empresa moderna“ de entonces, que quedaron recogidas,
trasladadas a los textos y metodologías, que quedaron para todos los tiempos,
mientras aquellos conceptos se sacudían de lo superfluo y creaban nuevas bases
en los 50, los 60, y un largo etc. Todo aquello encontró, lamentablemente,
campo fértil y que concordaba con una concepción más compleja acerca del
Estado, de la propiedad social, de las relaciones de poder, de la participación
de los trabajadores, santificado por una burocracia cada vez mayor y más
poderosa, base del “Estado de todo el pueblo“, acuñado por la misma época.
Entonces, se
puede decir que a día de hoy hay interrogantes no resueltas. Es la relación de
lo social con lo político, o mejor, lo social en lo político, o desde lo
político, y aquí ubico a la empresa. No sé si es una visión diferente, pero sí
que es necesaria, porque la empresa, su perfeccionamiento, siempre se ha
enfocado como un problema TÉCNICO Y TECNOLÓGICO, y hoy se sigue haciendo, sin
enteder que todos los cambios y transformaciones, desde cualquier ángulo,
problema o tema, es un problema profundamente SOCIAL, profundamente de
RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN.
Cuando se habla de empresa, si en el imaginario popular y de la propia
empresa, persiste la idea que es una estructura donde un grupo de personas
desarrolla distintas funciones, bajo la supervisión de otro grupo de personas
para alcanzar un resultado económico productivo, y que es lugar para trabajar,
trabajar y trabajar, lejos se está del camino para transformarla.
Hoy día, en la empresa hay que conocer y manejar códigos de comportamiento,
hay que saber la forma de pensar de los que conforman la empresa, hay que
comunicar con ellos, dejar que intercambien los trabajadores, y decidir de
conjunto en las deicisones mćas importantes. De lo contrario, puede haber una
responsabilidad social de la empresa, pero no responsabilidad social en la
empresa.
Esto ha sido
en todas las experiencias y experimentos a lo largo de las últimas cinco
décadas escasamente o nada tratado. De manera que el ejemplo puesto de
responsabilidad social empresarial sí tiene que ver con una nueva concepción. Y
es tan importante que sea desarrollado fuera de la empresa como dentro de la
empresa. Su vínculo con la política y las políticas, el modelo de desarrollo y
la democracia participativa real, laboral y más allá, se ponen a prueba, y el
núcleo central es la empresa, no el organismo superior ni el ministerio.
Las
estrategias y los planes de desarrollo deben estar en el plano de la empresa, sólo
así los objetivos e instrumentos de la política para encarar los problemas
internos y del ambiente donde está insertada llevan a transformaciones
requeridas. La visión actual contiene elaboraciones con diversos grados de
sistematización que se refieren a determinadas premisas y formas de
conceptualización, y todo proyecta criterios de nuevas prácticas y de políticas
sociales y empresariales. El apoyo que necesita la empresa de sus niveles
superiores, son las transformaciones que estos deben realizar en consonancia, y
eso, en primer lugar, significa, calidad del personal, cantidades del personal,
modificación de metodologías de actuación. Complementariedad y no imposiciones,
y dirigir los esfuerzos de sus organizaciones al menor costo.
Se sabe que
el abuso puede generar rechazo y bloqueo, eso también puede pasar con la
ideología, sobre todo cuando se mal emplea, pero de allí a que algunos puedan
considerar que llegó la hora de olvidarse de la ideología y de la teoría,
porque todo vale, va un trecho. Porque ideología como sistema de pensamiento o
conjunto de principios para abordar la realidad, para representar la sociedad,
un programa político y un plan de acción, que responde a tal o más cual
corriente siempre estará presente.
Que alguien
me diga si se ha abusado, ni siquiera seguido estos pilares que Marx y Engels
han planteado en su obra para desarrollar una aproximación diferente de la propiedad como sistema en su
desarrollo histórico concreto, y sobre esa base fundamentar unas relaciones de
propiedad diferente en la práctica revolucionaria.
Ese sistema
se objetiva, o debe materializarse en la
práctica en el funcionamiento de la sociedad como el CONJUNTO DE LAS RELACIONES
SOCIALES DE PRODUCCIÓN, no sólo en el papel. Esto permitiría fundamentar el
papel decisivo del proceso de dirección
social con una nueva naturaleza y dimensión, y el papel central del productor
directo en la economía, sobre:
· la concepción marxista de la contradicción entre enajenación y
emancipación, que coloca este proceso
sobre un fundamento material: el proceso del trabajo, como
autorrealización humana.
· la superación del proceso de
alienación del trabajo, que sienta las pautas para una visión diferente del proceso de producción-
reproducción de la vida social, con una
visión diferente de la riqueza social, su producción y apropiación por los
individuos.
Si son pilares y claves, el proceso de trabajo como autorrealización
humana, y la superación de la alienación del trabajo, como algo ajeno al
individuo, deben guiar las transformaciones y los cambios en la empresa, en la
economía, en la sociedad. Todo lo demás, como los factores a contrarrestar y
factores a incentivar son instrumentos. Sólo así se podrán contrarrestar los
estilos de dirección que consideran funciones en lugar de gestión integrada;
estructuras como funciones especializadas en lugar de decisiones integradas
desde la base; gestión individualista en lugar de gestión participativa; la
baja capacidad de respuesta a los cambios del entorno a la capacidad rápida y
calidad total; definición de responsabilidades frente a actitudes y aptitudes
requeridas, entre muchos otros.
ResponderEliminarMenos mal que al final de su trabajo, Alhama Belamaric, llega a una conclusión, desde el punto de vista del marxismo revolucionario, única vía para construir el socialismo. Lo que define a un modo de producción son las relaciones de producción a de propiedad, solo eliminando el trabajo asalariado y entregando las empresas estatales, agropecuarias y no agropecuarias, a sus trabajadores, se lograría que el trabajador no se sienta enajenado con relación al producto de su trabajo. El PGE controlado, con una burocracia continuidad de los históricos, que durante 61 años en el poder ni siquiera fueron capaces de definir qué era para ellos el socialismo, algo que, por interés de clase en el poder, no intentaron nunca. Ya Murillo, en una ocasión declaró que la misión de las empresas estatales era obtener ganancias. En un poema que escribí en 1994, decía en una de sus 40 cuartetas: El país está atrapado, en un absurdo camino, no produce el campesino, la tierra es del estado. Con las empresas estatales ocurre lo mismo. El modelo económico y político cubano, copiado de la Unión Soviética, desde 1971, es el Capitalismo Monopolista de Estado, y el estalinismo, mientras no cambiemos esos modelos seguiremos en la economía de la escasez permanente y las crisis periódicas. El inmovilismo de los últimos 10 años nos ha conducido a la crisis actual agravada por la pandemia de Covid-19, la inflación, puesta de relieve por la tarea ordenamiento y el recrudecimiento del embargo/bloqueo como consecuencia del control de la economía por el monopolio militar GAESA, y, como nada de lo que causa la ineficiencia de nuestras fuerzas productivas se ha querido modificar por el gobierno de la "continuidad", así seguiremos hasta que el capitalismo privado de las Mipymes y de la inversión extranjera directa, con todos los elementos negativos que le acompañan, nos saque de la actual crisis, en los próximos cinco años, a menos que un acontecimiento extraordinario impulse cambios fundamentales en nuestra base economía y en nuestra superestructura.