Iniciativas de cooperación japonesa en Cuba benefician a comunidades cubanas en situación de vulnerabilidad
Mediante un mecanismo de ayuda de emergencia para responder con celeridad a desastres y a necesidades de personas damnificadas en Cuba, la cooperación japonesa aporta al restablecimiento de la occidental provincia de Artemisa, devastada por el huracán Rafael, el 6 de noviembre.
Donativos como purificadores de agua, almohadillas para dormir, mantas y tiendas de campaña, entre otros suministros que desde el pasado 26 de noviembre arriban a la nación caribeña, se destinan sobre todo a 114 personas protegidas que esperan por la reparación total o parcial de sus casas.
Según las autoridades de Artemisa, hasta el 25 de noviembre solo se reportaban como recuperadas 405 viviendas de las 21 037 que impactó el huracán Rafael, cuyos destrozos abarcan también cultivos de plátano, yuca, frijol, arroz, tabaco y café (357 hectáreas), entre otras pérdidas económicas.
De acuerdo con Nakamura Kazuhito, embajador de Japón en Cuba, tanto el país asiático como la Mayor de las Antillas “sufren las consecuencias de los fenómenos naturales, motivo que conduce a ambos pueblos a la unidad en situaciones de emergencia”.
En sus declaraciones a la prensa, el diplomático aseguró que el envío de los insumos a Artemisa “se suma a la lista de similares acciones del pueblo y gobierno japoneses en situaciones de desastres en Cuba”, como el azote de los huracanes Sandy (2012), Matthew (2016), Irma (2017) e Ian (2022).
Por su parte, Ashida Tatsuya, representante de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), anunció que proseguirá la colaboración para garantizar que los suministros lleguen lo antes posible a la población más afectada de Artemisa y para el desarrollo del país caribeño.
Respuesta a desastres naturales
Un post de la Embajada del Japón en Cuba en Facebook, del pasado 19 de noviembre, informa que la donación de artículos de primera necesidad a las personas damnificadas por el huracán Rafael tiene un valor de 25 millones de yenes (160 000 dólares estadounidenses).
“Esta contribución es una muestra de la entrañable solidaridad del pueblo japonés para con el pueblo cubano. Sepan que los acompañamos en estos instantes de pérdidas tan sensibles y esperamos que este gesto los ayude a mitigar el impacto de ese fenómeno en sus vidas”, indica la publicación.
Iniciados en 2018 por representantes de la nación nipona, ocho programas de Asistencia Financiera No Reembolsable a Gran Escala se desarrollan en Cuba para apoyar sobre todo a grupos humanos en situación de vulnerabilidad.
Ejemplo de lo anterior es la ayuda humanitaria dirigida a comunidades de la occidental provincia de Pinar del Río, luego del paso del huracán Ian, el 27 de septiembre de 2022, con un saldo de tres personas fallecidas, daños a unas 30 000 viviendas y gran parte de la infraestructura eléctrica y de telecomunicaciones, así como en miles de hectáreas sembradas.
El paquete de artículos “contenía 23 purificadores de agua, igual cantidad de tanques sencillos para almacenar el líquido, y 50 carretes de cables y adaptadores”, explica al diario Granma Kenji Hirata, representante de la diplomacia nipona en la Mayor de las Antillas desde junio de 2021 hasta septiembre de 2024.
Las acciones de la cooperación japonesa ante situaciones de emergencia en Cuba también abarcan la oriental provincia de Santiago de Cuba, para resarcir los desastres dejados por el huracán Sandy, que impactó 230 000 viviendas.
Acompañar el desarrollo de Cuba
Al hacer un balance de la cooperación japonesa en Cuba, Hirata resalta en la citada entrevista que su gobierno promueve sobre todo los vínculos en áreas como la agricultura, la energía, el transporte, la salud y el medio ambiente.
De igual modo considera: “Los cubanos tienen la responsabilidad y la capacidad de salir adelante, y los acompañamos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030, expresados en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social”.
Precisa, además, que la Asistencia Financiera No Reembolsable para Proyectos de Seguridad Humana en las soluciones locales ofrece créditos al país antillano por un valor máximo de 130 000 dólares, que pueden responder a necesidades imperiosas de pequeñas comunidades.
“Por ejemplo, en unos pueblos intrincados de Cienfuegos (provincia central cubana) instalamos equipos de bombeo basados en energía renovable, y los habitantes recibieron un suministro más estable de agua, mientras el gobierno pudo ahorrar dinero invertido en combustible para llevar el líquido por pipas”, menciona.
También en apoyo al desarrollo energético en Cuba y su transición al empleo de fuentes renovables de energía, desde fines de abril de 2024, la JICA impulsa el montaje de parques fotovoltaicos en el Municipio Especial Isla de la Juventud, en el suroeste del país.
La iniciativa tiene como objetivo disminuir el uso de combustibles fósiles en la generación eléctrica y contribuir a la soberanía energética de Cuba, además de proteger el medioambiente y reducir los desechos contaminantes de la generación con hidrocarburos.
Calculado en 20 millones de dólares, el proyecto incluye la instalación de baterías con una capacidad total de almacenamiento de 10 megawatts (acumuladores de ion de litio que pueden almacenar hasta 3 megawatts cada uno), con el fin de integración al sistema de energías renovables.
A juicio de Hirata, “la experiencia puede resultar muy útil para el megaproyecto de 2000 megawatts que se generarían con paneles solares, primera fase de un ambicioso proyecto gubernamental (cubano) para ir mudando la matriz energética fósil a una renovable”.
Apoyo al sector agroalimentario
A partir del interés de la nación nipona de apoyar los sistemas alimentarios en Cuba desde la producción local y la resiliencia en procesos agrícolas integrados, avanza desde 2020 un proyecto de la oenegé OIKOS Cooperación y Desarrollo en la occidental provincia de Matanzas.
A la par que contribuye a implementar la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Ley SSAN), promueve una mayor producción local de alimentos procesados y de conservas.
Cuenta con fondos de la Asistencia Financiera No Reembolsable para Proyectos Comunitarios de Seguridad Humana, que hasta finales de 2023 representaron más de 65 000 euros destinados a la compra de equipos para minindustrias de conservas de frutas y vegetales de localidades matanceras. (2024)
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