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viernes, 26 de enero de 2018

Cuba: ¿en qué aspectos se refleja su riqueza?

Por Noel Manzanares Blanco

La reflexión debe ir más allá de un estudio para el Banco Interamericano de Desarrollo y de otros criterios afines
Cuba
Hace unos pocos días, en el Nuevo Herald leí “Cuba es más pobre de lo que indican cifras oficiales, revela estudio” referido a lo publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y dirigido por el académico cubano y profesor de la Universidad Javeriana de Colombia, Pavel Vidal Alejandro (1). En el título, se parte por recordar cómo con la emergencia de la última década del siglo XX comenzó lo que denominamos en nuestro Caimán Verde Período Especial —desgracias a galope que sufrimos como pueblo entonces (2).
Ese punto de partida se precisa en sus primera líneas: “El gobierno dijo que tras perder los subsidios soviéticos y el comercio con el bloque socialista, el Producto Interno Bruto (PIB) había caído 35 por ciento./ Pero como muchos cubanos en la isla sospecharon, la crisis fue aún peor”; y significa que la caída fue de “poco más del 50 por ciento”. Si ello es correcto, se eleva todavía más el Reconocimiento que le profeso a la capacidad de resistencia revolucionaria del pueblo al que pertenezco.
Mas, adelanto que de inmediato me llamó la atención cómo desde el inicio del comentario a propósito de ese estudio se “desconoce” el papel que jugó/juega la guerra multilateral de Washington contra Cuba arreciada justamente tras la caída del Socialismo liderado por Moscú, amén de que en la medida que me adentraba en el análisis de lo que leía me daba la impresión de que prácticamente la obra de nuestra Revolución Socialista se convertía en ¿una especie de fracaso anunciado?
Al mismo tiempo, saltó en mi memoria el razonamiento que contiene el rótulo “Lo bilateral y lo multilateral en el conflicto Estados Unidos-Cuba” suscrito por los también académicos cubanos pero de la Universidad de La Habana, Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales Domínguez, en los finales de Diciembre de 2010 (3) —asunto al que le he dado seguimiento (4, 5 y 6). Más adelante retomo este aspecto.
No obstante, encontré interesante las opiniones de quienes evaluaron el estudio divulgado por el BID, según consta en “Cuba es más pobre…”. Una, expone: “Llevo más de 55 años estudiando la economía cubana y no hay ningún estudio que sea más importante que este”. “Los economistas habíamos llegado a las mismas conclusiones, pero la diferencia es que él lo prueba” —Carmelo Mesa Lago, economista y profesor emérito (retirado) de la Universidad de Pittsburgh, de origen cubano.
La otra, manifiesta: “En este contexto, lo que hace Pavel Vidal es un trabajo heroico y súper útil. Él usa indicadores disponibles para tratar de reconstruir lo que podría ser una serie de variables macroeconómicas clave” —Augusto de la Torre, ex economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial y profesor en la Universidad de Columbia, en Nueva York, de ¿origen cubano también?
En este panorama, indagué sobre quiénes/dónde más había repercutido el estudio de marras y hallé que, además de divulgado asimismo en varios sitios contrarios al proyecto revolucionario cubano, el propio Vidal Alejandro firmó “La economía cubana se empequeñece en la región: resumen de un estudio para el Banco Interamericano de Desarrollo” difundido el 15 de noviembre del 2017 en Cuba Posible (7), un medio sobre el que me había pronunciado con anterioridad (8).
Vidal en “La economía cubana se empequeñece…” alude a “una serie de aberraciones económicas (como la dualidad de monedas)” y a “unos niveles salariales extremadamente decaídos en el sector público (US$25 mensuales en promedio)” como “problemas [que] no han sido suficientemente atendidos”, sin descartar que no se puso “en marcha reformas de mayor calado en el sistema económico y no haber atendido a tiempo las aberraciones que se acumulaban”.
Además, en ese resumen se deduce que en el “poco mejoramiento de la infraestructura, las maquinarias, los equipos de transporte, y otros” se encuentran “la causa principal del menor crecimiento del PIB cubano” —entre otros juicios económicos que prefiero sean valorados por especialistas en la materia. He aquí donde encuentro la esencia del mensaje que Pavel trata de trasmitir y que provocó la percepción que de inmediato comparto grosso modo.
Mi examen en este orden de pensamiento me condujo a considerar que el juicio del académico Pavel Vidal Alejandro requiere de otras ideas para complementar la interpretación que pudiera realizar un lector/a desprejuiciado. Así, formulo tres tesis:
Si bien es cierto que con el inicio de los años 90 de la centuria pasada prácticamente se hizo indispensable la presencia de la dualidad monetaria —alrededor de esto abunda el Dr. C. Joaquín Infante Ugarte en “La Dualidad Monetaria y Cambiaria” (9)—, también es realidad que actualmente existe la voluntad política de enfrentar a fondo este problema. “Debo reconocer que este asunto nos ha tomado demasiado tiempo y no puede dilatarse más su solución” —certificó el Presidente Raúl Castro ante nuestro Parlamento el mes pasado. Por tanto, amerita ser relativizado eso de “aberraciones económicas” para el caso de “la dualidad de monedas”.
Si bien es cierto que los niveles salariales en el sector público son bajos y que en una cuenta simplista el salario promedio equivale a “US$25 mensuales” más-menos, también es realidad que el cubano de a pie no depende exclusivamente de ello para vivir. Por ejemplo, tenemos la posibilidad de cursar los diferentes niveles de enseñanza y recibir una atención clínica con tecnología de punta sin desembolsar dinero alguno y sin la menor discriminación por concepto de credo, sexo, edad, raza u orientación ideológica; además de importantes subsidios en la modesta canasta familiar y el servicio de electricidad. Es decir, estamos ajenos a los millones y millones de personas que viven con menos de un dólar al día para comer, beber, vestir y pagar el techo, la educación, la salud… hasta los trajines de la muerte —aspecto al que me referí en “Cuba: poder adquisitivo y doble moneda” en Abril de 2010 (10).
Si bien es cierto que tenemos “poco mejoramiento de la infraestructura, las maquinarias, los equipos de transporte, y otros” que nos afectan —asimismo nos afecta los problemas subjetivos; escribí “Cuba: indispensable desterrar la afrenta” en Septiembre de 2014 (11)—, también es realidad que “la causa principal del menor crecimiento del PIB cubano” está muy ligada a una causal externa: la más prolongada Guerra Multilateral que conoce la Historia, particularmente el Bloqueo yanqui contra el pueblo cubano (12). Y para quien coloque en duda la afirmación anterior, exhorto a razonar a partir de la siguiente pregunta: ¿Por qué no eliminan de una vez este criminal Bloqueo y dejan que construyamos el Socialismo sin ese obstáculo, como una manera de evidenciar la supuesta ineficiencia del proyecto revolucionario cubano? Escapó a la casualidad que en las últimas semanas compartiera con mis lectores/as “Cuba: Hazaña en el 2017 deviene Desafío para el 2018” (13) y “Cuba: Mortalidad infantil, la Mejor en América” (14).
He aquí riquezas que exhibimos con orgullo y que son anhelo para el grueso de las naciones del Sur y no pocas del Norte desarrollado a cuenta del subdesarrollo del Tercer Mundo. Hea quí una obra que actualizamos/perfeccionamos sin el calado de las reformas al estilo capitalista.
Resumo: la reflexión que se realice en torno a la Mayor de las Antillas debe ir más allá del estudio en cuestión realizado por Pavel Vidal sazonado con el Banco Interamericano de Desarrollo —más, a reserva del interés de el Nuevo Herald y Cuba Posible.
Referencias:

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