A propósito de la propuesta del Dr Oscar Fernandez "Sobre la Formalización del Mercado Cambiario"

Jorge Tomas Barrera:

Estimado Oscar y demás compañeros. Yo soy uno de los que he dicho que no existen condiciones para que el Banco Central de Cuba (BCC) fije una tasa de cambio única, con la que se pueda comprar y vender divisas libremente, ni siquiera a las personas naturales y el sector privado.

La cantidad de pesos cubanos en circulación es tal, que la oferta estaría siempre por debajo de la demanda, a no ser que se fije un tipo de cambio mucho más alto que el informal actual, con el peligro de que haya que seguir subiéndolo, o se tomen medidas de restricción de las ventas, como existen hoy, que se venden 100 USD por persona a través del Tiquet, y el ciclo está en más de 6 meses.

Por otra parte, vender efectivo en divisas no creo que ayude a resolver los problemas actuales, si no que estimularía la tendencia de exigir USD en las transacciones internas; se mantendría el problema de la financiación de las importaciones; buena parte se sacaría del país por los que emigran sin efectos positivos en nuestra economía; y una parte se inmovilizaría en colchones.

Lo que he propuesto es que se le dé a CADECA la posibilidad de fijar esa tasa de cambio flotante. Que compre todo el efectivo que le vendan a esa tasa, que debe ser algo inferior a la informal, y que lo que recaude se le venda en lotes de un importe máximo (quizás 10,000 USD inicialmente) a las MIPYMES y TCPs en subastas, en las que, los que quieran comprar entreguen por escrito, hasta una fecha y hora, el precio que están dispuestos a pagar. Los lotes se les venderían a los que propongan los mayores precios.

No se vendería efectivo, sino capacidad de compra en divisas, algo para lo que habría que buscar soluciones que, junto con la transparencia en el proceso de las subastas, puedan comenzar a crear la CONFIANZA en el sistema bancario, la que sin dudas se ha perdido, a partir fundamentalmente del reordenamiento monetario y el congelamiento de las cuentas en divisas a los los bancos.

El objetivo final debe seguir siendo, obviamente, que el BCC establezca una tasa de cambio única, pero por lo antes explicado no parece posible ni recomendable en la actualidad.

Dr Julio Carranza

Queridos amigos:

De acuerdo con Óscar, pero creo que también estaríamos de acuerdo en que no se trata de que lo hagan de cualquier manera, es un proceso que debe ser estable y regulado adecuadamente, además (volvemos a lo mismo), con una concepción sistémica. De lo contrario es pasar el mercado cambiario de un relajo privado a un relajo oficial.

Se debe hacer por pasos, pero muy rápido, el objetivo estratégico es que todos los actores concurran a ese mercado, incluyendo las empresas estatales, pero antes estas tienen que ser objeto de la reforma que necesitan, quiere decir, la correspondiente autonomía, la eliminación de la subordinación a los ministerios y Osdes (ahi se pudiera justificar alguna excepción), la eliminación de la planificación burocrática, la creación de la juntas de gobierno, etc. Si a estas empresas como están, se les somete abruptamente a una determinada nueva tasa de cambio sin más, estaríamos frente a un nuevo “ordenamiento”, lo cual sería políticamente muy peligroso. Se ahí lo importante en este momento de lo que plantean Óscar y Joaquín, o sea en esta etapa solo incluir a privados y ciudadanos.

O sea, no se puede esperar a que estén las condiciones para que estén todos los actores para actuar sobre el mercado cambiario, aquel es un proceso más largo (aunque urgente), aquí se puede y hay que empezar ya, el mercado cambiario fuera de control y con alto impacto especulativo no debe continuar, creo que es ese también el sentido y la esencia de la propuesta de Joaquín, que no es incompatible con las adecuadas anotaciones y alertas de Humberto y de Barreras, se trata de repensar todos los aspectos, para buscar de la mejor manera lo que Óscar y Joaquín proponen. En las actuales condiciones, como dice Joaquín, es muy difícil que alguien del exterior haga negocio aquí.

Ahora bien, una tasa flexible supone un nivel de coordinación interinstitucional, un banco que funcione eficientemente y una junta monetaria con independencia, ninguna de las tres cosa existen hoy en Cuba, la solución rápida sería una tasa fija bien calculada que se revise y modifique periódicamente, para poder controlar el caos y dar mayor estabilidad y certidumbre.

Mi consideración es: sí y con urgencia, pero no de cualquier manera ni con cualquier orden, tampoco sin visión estratégica de continuidad en el mediano y largo plazo, si en el horizonte inmediato no hay una reforma integral no estamos hablando de nada que pueda solucionar este embrollo y por lo que uno ve en las reuniones y declaraciones parece que eso no se entiende o no se quiere entender.

Por otro lado creo que sí hace falta un mínimo de inversión para respaldar esto, pero ahí está, existe, basta que se asuma como una prioridad y no solo de la economía, también de la política, que lo es.

Finalmente una preocupación, estamos a apenas 6 meses de que se pudiera instalar en la Casa Blanca un nuevo “huracan” de trayectoria peligrosa (ojalá no sucediera) y aquí parece que no pasa nada, los árboles siguen sin podar, las alcantarillas sin destupir, las reservas sin crear, etc, etc.!, que en este caso quiere decir fortalecer la economía! y eso es solo, solamente posible con el avance de la reforma integral!, está en juego la soberanía del país, de ese tamaño es la cosa!!

Despertemos!!!

Abrazo a todos

Joaquin Benavides

July:

Estoy de acuerdo con lo que propones. Es verdad que en el caos en que se encuentran las empresas estatales no se les debe dar posibilidad de que participen sin restricciones en el mercado cambiario. Pero aceptar esa realidad convierte en urgente la necesidad de enfrentarla y resolverla. De lo que propones en concreto, solo tengo dudas de que la tasa fija se mantenga mas tiempo del prudencial para comenzar. Ese es un mercado, y lo comodo para la burocracia es mantener fija la tasa cambiaria. En mi opinion, uno de los errores conceptuales del Ordenamiento fue no concebir desde el principio una tasa, que ya en aquel momento era el doble mayor que la que se fijo.

Un abrazo