Dr. José Luis Rodríguez García.
Asesor del CIEM.
RESUMEN
Los cambios que han tenido lugar en los
últimos 25 años con la desaparición del campo socialista en Europa y la
emergencia de China como potencia económica, han coincidido con la exacerbación
de las crisis capitalistas motivadas por las políticas neoliberales y la
especulación financiera. Unido a lo
anterior, los gastos militares volvieron a elevarse por encima de los niveles
de los años 80 y nuevos actores –básicamente Rusia y China- emergen como
potencias militares para enfrentar el poderío norteamericano en las nuevas
condiciones. En la ponencia se ofrecen elementos que demuestran el vínculo
entre la crisis y las transformaciones en la economía capitalista mundial, su
reflejo en nuevos cambios en la geopolítica del planeta y el papel de las
fuerzas armadas en los mismos, así como la incidencia del desarrollo de nuevas
tecnologías militares para el ejercicio del poder.
SUMMARY
The changes that
have taken place over the last 25 years with the demise of socialism in Europe
and the emergence of China as an economic power, have coincided with the
exacerbation of capitalist crises based on neoliberal policies and financial
speculation. Together with the above, military expenditures rose again above
the 80’s levels and new actors, basically Russia and China, emerge as military
powers to confront US in the new conditions. In this paper basic elements are
presented that demonstrate the link
between the crisis and the evolution of the world capitalist economy, reflected
in new changes in the geopolitics of the world and the role of the armed forces
in these changes, as well as the impact of the development of new military
technologies for the exercise of power.
PALABRAS CLAVE:
Crecimiento; crisis capitalista; gasto militar; militarización; tecnología
militar; guerra no convencional; poder inteligente.
KEY WORDS: Growth; capitalist crisis; military expenditures;
militarization; military technology; unconventional war; smart power.
I
Durante los últimos 25 años ha tenido lugar
un acelerado desarrollo de la ciencia y la tecnología que ha impactado
fuertemente en todos los ámbitos de la vida social.
Unido a ello, se han intensificado las
crisis económicas globales y las consecuencias de la última –que estalló en
2008- duran hasta el presente, con una ausencia de pruebas definitivas de una
recuperación estable en la economía mundial, manteniéndose las bajas tasas de
crecimiento y el estancamiento en la mayoría de los países capitalistas
desarrollados, sin que escapen a los impactos de esas tendencias potencias
emergentes como China, así como los países del Tercer Mundo.
Por otro lado, históricamente la agudización
de las tensiones económicas y sociales ha provocado un incremento de los
conflictos y los enfrentamientos de las fuerzas militares en el mundo, llegando
a situaciones críticas cuando estos conflictos desembocan en guerras mundiales.
La situación de los conflictos en los
últimos 25 años pone de manifiesto nuevamente el incremento del uso de la
fuerza para su solución. En tal sentido si bien el centro de atención ha pasado
de la guerra fría a la lucha contra el terrorismo, la elevación del gasto
militar ha llevado a que se invierta actualmente con propósitos bélicos, una
cifra superior a la que se empleaba a finales de los años 80.
No obstante, la naturaleza del gasto militar
se ha modificado por su contenido y por sus implicaciones, generándose nuevos
fenómenos que encuentran la base de su desarrollo en la aplicación de nuevos
conocimientos al arte militar.
Tomando en cuenta estas características,
resulta indispensable estudiar la evolución de los nuevos conflictos que han
surgido en la llamada época post soviética y la dinámica de los gastos que los
mismos conllevan, así como los vínculos de estas erogaciones con la coyuntura
de la crisis y los fenómenos a ella asociados.
II
Con
posterioridad al derrumbe del socialismo en Europa se proclamó el fin de la
guerra fría y al mismo tiempo se anticipó el fin de la historia suponiendo
–según Francis Fukuyama- que el capitalismo permanecería como sistema social
único para el desarrollo de la humanidad.
Sin embargo, han pasado ya 25 años y las
recetas para el progreso del capitalismo neoliberal consideradas
preponderantemente entonces, han perdido el efímero brillo que lograron
ostentar y la crisis más intensa luego de la Gran Depresión de los años treinta
no da señales de haberse superado. Por otro lado la potencial confrontación
militar y la carrera armamentista que primaron durante la guerra fría han
reaparecido otra vez.
Un elemento básico para comprender los
cambios que se producen en estos años está en las modificaciones que
globalmente han ocurrido en la economía mundial a partir de la desaparición del
socialismo como sistema en Europa entre 1989 y 1991. En esta nueva fase de la
historia contemporánea la dinámica de crecimiento mundial se alteró producto de
la incorporación a la órbita de la competencia capitalista de 28 estados
económicamente subordinados en diverso grado a la Unión Europea y Estados
Unidos.
Por otro lado la emergencia de China
introdujo un potente competidor en el mercado mundial desafiando especialmente
la hegemonía económica de Estados Unidos.
Finalmente, la propia hegemonía disputada,
unida a avances sin precedentes en las tecnologías de la comunicación y la
automatización de los procesos productivos y de servicios, brindaron la
posibilidad de acelerar la rotación del capital y el crecimiento de las
ganancias a partir de la esfera de la circulación, mediante la financierización
de la economía global.
Entender la naturaleza de estas
transformaciones resulta indispensable para comprender lo que ocurre hoy en el
mundo.
Al respecto resulta muy interesante lo
planteado por el economista francés Francois Chesnais cuando afirma: “Para
todas las burguesías locales, la pérdida del margen de control de la política
económica que poseían cuando las economías nacionales tenían un cierto grado de
autonomía es un importante componente de la crisis política que están
sufriendo. Esto obliga a las principales potencias a compensar las nuevas
situaciones no deseadas o agudizadas de dependencia económica del exterior por
medios políticos y militares en el ámbito de su esfera de influencia. El
malestar ante la globalización tal como lo expresa políticamente el
neoconservadurismo estadounidense ayuda a comprender que la invasión de Irak,
no es sólo por el control del petróleo. La política de Rusia en Siria es de la
misma naturaleza. Detrás de la crisis de la Unión Europea también se halla la
idea de que los gobiernos pueden recobrar el control de ciertos parámetros
políticos y económicos.”
Este proceso de agudización de los
enfrentamientos ha transitado durante los últimos años por la sucesión de
diferentes fases que sintetizan la base de los mismos en los planos económico,
político, ideológico y militar. De
este modo:
·
Estalla una gran crisis económica global en
2008-09, que se inicia como crisis financiera ya en los años 90 y que se manifiesta
multilateralmente ahora –además de la caída del PIB- como crisis alimentaria,
energética, social y medioambiental, extendiéndose en el tiempo a través de una
depresión crónica que se mantiene hasta hoy.
·
El salto hacia formas de valorización del capital
más avanzadas y rentables que chocan con las formas anteriores, dando lugar a
gigantescos procesos de concentración y centralización del capital, unido a un
incremento en las tasas de explotación de la fuerza de trabajo y los recursos
naturales.
·
La emergencia de nuevos actores y el desarrollo
de la multipolaridad empieza a cobrar forma, como es el caso de los BRICS, a
partir de 2008.
·
Se manifiesta la existencia de una crisis de
hegemonía y lucha en el plano ideológico dentro del propio sistema capitalista.
·
Es evidente la crisis de la estructura clásica
de Estado-Nación.
·
Se generaliza el enfrentamiento de los
diferentes actores económicos y políticos mediante el uso de nuevos
instrumentos de lucha por el poder, que van desde el soft power, hasta diversas
manifestaciones de la guerra no convencional.
·
Aparecen nuevos procesos revolucionarios en la
periferia que se enfrentan al sistema de dominación de Estados Unidos y la UE y
reivindican la opción de un socialismo posible frente al neoliberalismo, tal y
como se aprecia en el caso de América Latina durante los últimos 15 años en
Venezuela (1999), Bolivia (2006) y Ecuador (2007). Igualmente surgieron
gobiernos reformistas en Brasil y Argentina que se movieron en un grupo de
aspectos fuera de las tendencias tradicionales de los gobiernos subordinados
completamente al capitalismo transnacional.
De tal forma, durante los últimos años el
mundo ha venido enfrentando un conjunto de transformaciones económicas que
tienen un fuerte impacto sobre las tendencias de desarrollo para el presente y
el futuro inmediato de la humanidad.
En efecto, si se examina la evolución de la
economía mundial en los últimos 20 años se aprecia que el ciclo de crecimiento
más elevado se logró de 1997 a 2006, cuando el mundo creció a un ritmo medio
del 4% anual, que disminuye a 3,5% entre 2007 y 2015, pero –además- con un
desempeño notablemente distinto de los diferentes grupos de actores a nivel de
países y regiones del mundo. A lo anterior se añade una perspectiva de un menor
crecimiento global y solo algunas modificaciones positivas en un número
reducido de regiones y países. Lo anterior se aprecia en la siguiente tabla:
CRECIMIENTO
PROMEDIO DEL PIB EN REGIONES Y PAÍSES SELECCIONADOS 1994-2015 Y PROYECCIONES
2015-2030
Fuente: José
Luis Rodríguez “Guerra, economía y geopolítica mundial” ponencia al XII
Seminario Internacional ISRI 2016 Continuidad y Cambio en las Relaciones
Internacionales. Abril de 2016.
Desde luego, es necesario apuntar que los mejores
ritmos de crecimiento del PIB alcanzados no representan –necesariamente- una
transformación globalmente favorable en cada caso, dado que en ello inciden
múltiples factores, incluyendo los de tipo social, lo que puede apreciarse si
se toma en cuenta que en las regiones que mayores ritmo de crecimiento han
alcanzado en estos años –Asia y África Subsahariana- se sigue concentrando la
mayor población pobre del planeta.
Así en el ámbito social se constata que, si
bien la pobreza absoluta se ha reducido en los últimos 25 años de manera
notable al pasar de un 43% de la población mundial a un rango de entre 10 y 16%
de la misma, la desigualdad se ha elevado también de forma significativa. En
efecto, a fines de los años noventa el 25% de la población mundial percibía el
7% de la renta, en tanto que la renta captada por el 1% más rico era similar a
la del 57% de la población de menores ingresos. Otros datos más recientes
muestran que el 10% de la población mundial posee el 86%
de los recursos del planeta, mientras que el 70% más pobre ─más de 3.000
millones de adultos─ solo cuenta con el 3%.
Todas estas tendencias repercuten en el
equilibrio del poder mundial al interior de cada país y en el ámbito
internacional y se manifiestan en la posición que asumen los estados para
preservar su poder, especialmente en lo relativo a su poderío militar.
El poderío militar de cada país pasa a jugar
un papel preponderante en momentos de crisis. La situación actual no es la
excepción, aunque la misma se matiza cuando se considera en el análisis que ese
poderío se sustenta en los recursos económicos disponibles para su desarrollo,
por lo que el estudio de cómo ha evolucionado el gasto militar brinda en
principio una visión bastante clara de la efectividad del potencial bélico
alcanzado y –por tanto- la posibilidad de su empleo a corto y mediano plazo.
Históricamente la evolución del gasto
militar en el mundo alcanzó un importante crecimiento después que concluyó la
Segunda Guerra Mundial. En efecto, durante la llamada guerra fría –que enfrentó
al campo socialista con las principales potencias del mundo capitalista- se
produjo una carrera armamentista que llevó a que estos gastos se multiplicaran
por 2,3 veces, alcanzando el 5,7% del PIB mundial en 1987.
Sin embargo, la forma en que crecieron los
gastos militares no fue igual para todos los países y grupos de países. Así en
las naciones desarrolladas las erogaciones se multiplicaron por 2,1 veces, pero
entre los países subdesarrollados estas crecieron 5,1 veces debido
–básicamente- a la existencia de múltiples conflictos regionales con base en
las estructuras coloniales heredadas, así como en problemas étnicos y
religiosos.
Con la desaparición del socialismo en
Europa Oriental y la URSS, los gastos bélicos bajaron a un 2,4% del PIB mundial
durante los años 90, pero a partir del año 2000 volvieron a incrementarse,
especialmente por EEUU y sus aliados, primero bajo la bandera de lucha contra
el narcotráfico, y después del 11 de septiembre del 2001 como parte de la lucha
contra el terrorismo, que llevaría primero a la invasión de Afganistán (2001) y
después a Irak (2003), continuando con la intervención en Libia (2011) más
recientemente, así como a las intervenciones militares indirectas y las guerras
no convencionales en Siria, Líbano e Irak (desde 2012) y en Ucrania desde el
2014.
En esta etapa se produjo paralelamente la
reconstitución gradual del poderío militar de Rusia y China, acompañado este
último de una significativa elevación de los gastos militares y también el
sostenido crecimiento de estas erogaciones en diversos focos de tensión en
países del Tercer Mundo.
De este modo, un volumen similar a los
gastos totales del máximo nivel de la guerra fría se alcanzó nuevamente en el
2008 y a partir de entonces continuó su crecimiento hasta el 2011.
En síntesis, puede apreciarse que los gastos
militares totales crecieron un 13% desde 1989 hasta el 2011, pero
también la dinámica por grupos de países fue diferente, ya que en los países
desarrollados las erogaciones bajaron un 13,2%, en tanto que los países
subdesarrollados crecieron 2,2 veces, cubriendo un 31,4% del total y dando
continuidad a la tendencia al aumento observada a partir de los años 70.
GASTOS
MILITARES TOTALES EN EL MUNDO (BILLONES DE USD A PRECIOS DE 2011)
FECHA
|
GM (E)
|
%
|
EEUU*
|
CHINA*
|
RUSIA*
|
1989
|
1 539
|
100
|
5,5
|
2,5
|
14,3
|
1999
|
1 077
|
70
|
2,9
|
1,9
|
3,3
|
2005
|
1 416
|
92
|
3,8
|
2,0
|
3,6
|
2011
|
1 744
|
113
|
4,6
|
2,0
|
3,7
|
2014
|
1 711
|
112
|
3,5
|
2,0
|
4,5
|
2015
|
1 760
|
114
|
3,3
|
1,9
|
5,4
|
*GM/PIB
|
|
|
|
|
|
Fuente: SIPRI
varios años.
No obstante, aunque los gastos militares
globalmente continuaron creciendo hasta el 2011, esta tendencia general sufrió
algunos impactos con la crisis que estalló en el 2008, cuyo efecto acumulado se
refleja en una reducción global de los gastos de un 1,9% hasta el 2014. Esto se
aprecia claramente en el siguiente gráfico:
REDUCCIÓN
DEL GASTO MILITAR EN PAÍSES DE LA OTAN (MILES DE MILLONES DE USD A PRECIOS DE
2012)
Fuente: José
Oriol Marrero “Contradicciones en el seno de la OTAN y la militarización de las
relaciones internacionales” CIPI, 2016.
También en este sentido vale la pena apuntar
que el carácter de gasto compensatorio que se atribuyó a las erogaciones
militares a la luz de las doctrinas económicas keynesianas de postguerra,
prácticamente desapareció en los últimos años lo que se evidencia en el caso de
Estados Unidos, que entre el 2000 y el 2011 aumentó sus gastos militares en un
52%, mientras que el PIB lo hizo en sólo un 21%.
De este modo, en el 2015 los gastos
militares totales llegaron -a precios constantes de 2014- a un billón 760 mil
millones de dólares, frente a un billón 779 mil millones en el 2011.
Visto por las diferentes regiones del mundo,
si se toman en cuenta las variaciones entre 2005 y 2014, África aumentó los
gastos un 91%; Asia y Oceanía un 62%; Medio Oriente un 57%; mientras que Europa
crecía un 6,6% y América un 4% solamente.
Al examinar los gastos militares en su
evolución se puede apreciar que en su disminución coyuntural influyen diferentes
factores:
·
Existe una mayor intensidad tecnológica en la
producción de armamentos que permite una reducción del personal activamente
vinculado a su producción y también en las fuerzas armadas, que pasan a operar
con tecnologías más sofisticadas, aunque no necesariamente más baratas en
cuanto a la inversión inicial, pero si menor en cuanto a su costo operacional. De
tal modo, el impacto de tecnologías de avanzada –a pesar de su elevado costo-
posibilita elevar la capacidad militar de las fuerzas armadas reduciendo el
gasto militar total.
·
La extensión de la crisis que estalló en
2008-2009 ha forzado la reducción del gasto militar por el déficit de recursos
que ha provocado en un grupo de los países más desarrollados.
·
Se ha extendido la utilización de nuevos
métodos para el ejercicio del poder por vías no convencionales.
En este último aspecto se ha señalado que se
ha transitado de la guerra fría a la guerra gris como una forma de guerra no
convencional, que tiene como características desestabilizar a un régimen
político; utilizar a los elementos locales para ese fin; no se maneja la
presencia de tropas del agresor en el país objetivo; se trata de operaciones de
larga duración que demandan una preparación extensiva; requiere una intensa
cooperación de diferentes agencias del país agresor; y se emplea la guerra
política ampliamente para movilizar, neutralizar o integrar individuos en las
tareas de desestabilización.
Para evaluar los aspectos de mayor
importancia, que inciden en las tendencias geopolíticas de más peso, será
preciso evaluar el papel de los elementos militares que aseguran
fundamentalmente el ejercicio del poder en el mundo, tomando como base para el
análisis los casos de Estados Unidos, China y Rusia en los últimos años.
La estrategia militar de Estados Unidos
emitida en junio del pasado año se
basa en la presunción de la excepcionalidad de Norteamérica como el estado más
poderoso del mundo en su papel de garante de la paz y la seguridad en el
planeta, destacándose sobre todo por el peso que se otorga a la guerra no
convencional, especialmente en el manejo de los conflictos híbridos, el uso de
fuerzas de los países aliados en las operaciones militares globales y por el re-balanceamiento del teatro de
operaciones militares Asia-Pacífico –enfilado particularmente contra China y en
menor medida contra la RPD de Corea-, unido al compromiso con la OTAN en Europa
–especialmente para la contención militar de Rusia- y el apoyo a Israel en el
Medio Oriente de manera especial para la confrontación con Irán.
El desarrollo
bélico de Estados Unidos ha venido siendo sustentado a través de una política
de reforma militar que ha sustituido con medios técnicos la presencia de
personal, a lo que se ha sumado la contratación de fuerzas paramilitares –los
llamados contratistas- en sustitución de los efectivos de las fuerzas armadas
del país, que cuenta con 1 millón 520 mil efectivos.
Por otra parte, los gastos militares en EEUU
-que alcanzaron un pico máximo de 748,6 miles de millones de dólares en el 2011
y representaban el 4,6% del PIB- en el 2015 descendieron un 20,5% computando
595,5 mil millones, con un valor equivalente al 3,3% del PIB. En ese sentido
vale la pena recordar que existe un programa de rebaja de los gastos del
presupuesto federal, que incluye una reducción en diez años de unos 487 mil
millones de dólares de los gastos militares y de ellos ya en el ejercicio
fiscal del 2013 se disminuyeron 80 400 millones. Adicionalmente el país
exportaba el 31% de las armas que se vendían en el mundo en el 2014 y la lista
de las corporaciones del complejo militar industrial de mayor peso y
rentabilidad mundial se encuentran en Estados Unidos.
La estrategia militar china tiene como
objetivo contrarrestar a largo plazo el poderío militar de Estados Unidos en su
proyección como fuerza a nivel mundial, que muestra una ventaja tecnológica en
todo el espectro del conflicto armado y una alta capacidad estratégica de
inteligencia y vigilancia. En
un contexto donde se reconocen riesgos externos –producto del reenfoque
estratégico de Estados Unidos hacia el escenario Asia-Pacífico y de conflictos
regionales-
e internos –visibles en los procesos de penetración cultural y
desestabilización occidental, así como en el incremento de tensiones sociales
internas- China avanza para fortalecer sus fuerzas armadas mediante una rápida
modernización que contempla también una reducción del personal y un acelerado
incremento de medios técnicos, en lo que algunos autores han calificado como
nueva carrera armamentista.
De acuerdo a analistas occidentales, el
gigante asiático está desarrollando fuertemente tecnologías militares,
especialmente las relacionadas con el uso del laser y las armas termonucleares,
satélites de alta tecnología y vehículos aéreos supersónicos, así como medios
navales ofensivos, incluyendo portaaviones. En síntesis, los documentos chinos
apuntan al desarrollo de nuevos armamentos en el ciberespacio, el espacio
exterior, las armas nucleares y el armamento naval.
Producto de este desarrollo, China muestra
el mayor crecimiento del gasto militar en los últimos años ya que –según
estimados de SIPRI- el mismo aumentó más de 3 veces desde el año 2004, gasto
había alcanzado unos 214 485 millones de dólares en el 2015, equivalente al
1,9% de su PIB. En la perspectiva, para el 2020 se espera que China erogue 260
mil millones de dólares por concepto de gasto militar, lo que elevaría
sustancialmente el nivel actual. Esta información ubica actualmente a China con
el segundo presupuesto militar del mundo y el mayor ejército con 2 millones 285
mil efectivos. Simultáneamente China cubre ya el 5% de la exportación mundial
de armamentos y presenta una proporción similar en su importación.
En el caso de Rusia as prioridades de la
estrategia defensiva del país plantean
el uso de la fuerza solo cuando otras medidas hayan sido ineficaces; apoyar el
status de Rusia como potencia líder; desarrollar la cooperación estratégica con
China y la India, así como con América Latina y África; fortalecer la
cooperación mutuamente ventajosa con la Unión Europea y Estados Unidos y
retomar las discusiones para la reducción del arsenal nuclear.
Para implementar su estrategia de defensa el
país ha emprendido una reforma militar que tiene como objetivo modernizar el
70% de las fuerzas armadas para el 2020, en tanto disminuye significativamente
el cuerpo de oficiales de las fuerzas armadas, que alcanza 845 000 efectivos,
al tiempo que supone una reconversión tecnológica de todo el armamento en los
próximos 10 años cubriendo desde fusiles de asalto, hasta submarinos nucleares,
cohetes estratégicos y aviones de combate de alta tecnología. Para ello se han previsto gastos por unos 730
mil millones de dólares y ya en el 2015 –según SIPRI- se estimaron erogaciones
por 91 081 millones de dólares que representaron el 5,4% del PIB, habiendo
crecido alrededor de 2,2 veces desde el 2004. En
ese contexto el país posee 7 500 cabezas nucleares y exporta el 27% del
armamento que se vende en el mundo, proporción solo superada por Estados
Unidos.
La evolución del mundo en los últimos años
no ha hecho más que exacerbar las contradicciones de un capitalismo que –si
bien cada vez enfrenta contradicciones más intensas- todavía no agota el arsenal
de medidas económicas compensatorias que le permiten suponer que las mismas
serán suficientes para perdurar y que no habrá otro futuro fuera del
capitalismo para la humanidad.
Entre tanto, para asegurar su
preponderancia, eleva los gastos militares apoyando a toda costa el ejercicio
de la fuerza si las circunstancias lo reclaman, pero poniendo cada vez más en
peligro la existencia misma de la humanidad.
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Importantes
disminuciones se han registrado en los últimos años en un grupo de países. Así
Gran Bretaña redujo su gasto militar en 2014 a 54,900 millones de dólares y
disminuirá los mismos en 20 mil millones de libras esterlinas en 4 años,
retirando 20 mil soldados de Alemania; Francia bajó a 63,000 millones el gasto
en 2014 y reducirá las erogaciones del ministerio de Defensa en un 50% para el
año 2020, proponiéndose dar de baja a 100 mil soldados para esa fecha; y
Alemania cuyo gasto militar fue de 46,600 millones de dólares en 2014, anunció
una reducción del mismo de 450 mil millones de euros, disminuyendo en 67 mil efectivos sus fuerzas armadas. También
Japón muestra una tendencia descendente del gasto desde el año 2003, la cual
presumiblemente continuará en lo inmediato con una erogación de 59,000 millones
de dólares en el 2014. Ver SIPRI (2015).