Félix Morffi, un jubilado de 84 años, muestra un calentador solar fabricado por él mismo y paneles solares fotovoltaicos instalados en el techo de su vivienda ubicada en el municipio de Regla, en La Habana. Su aspiración es que su casa se convierta pronto en un polígono experimental sobre el uso de las energías renovables y estudiantes aprendan in situ sobre el tema. Foto: Jorge Luis Baños / IPS
LA HABANA – Después de modelar un calentador, instalar paneles fotovoltaicos y componer un dispositivo para deshidratar alimentos con ayuda del sol, Félix Morffi prepara su vivienda como un espacio para la producción y promoción de las energías renovables en Cuba.
Con dos tanques, cristal, láminas de aluminio, además de bloques, arena y cemento para la instalación, este jubilado de 84 años creó, en 2006, el calentador solar que satisface las necesidades domésticas y muestra con orgullo.
“Lo construyes hoy y mañana tienes agua caliente; lo puede hacer cualquiera, y si tiene un poco de asesoría, mejor”, enfatizó el otrora técnico medio en reparación de maquinarias y herramientas.
Un imán trata magnéticamente el agua mediante un sistema que la purifica y deja apta para el consumo humano, sin gastos adicionales de energía.
También en el techo de la vivienda, un grupo de 16 paneles fotovoltaicos importados en 2019 aporta cinco kilovatios de potencia (kWp) y respalda las labores del pequeño taller de reparación automotriz para empresas estatales y particulares.
Se trata del emprendimiento autónomo que impulsa Morffi en una parte del terreno de la casa, ubicada en el municipio de Regla, uno de los 15 que conforman La Habana.
Además de cubrir las necesidades hogareñas, el excedente de electricidad es aportado al Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
“Estamos dispuestos a asesorar a cualquier persona que quiera montar paneles, calentadores o secadores solares, todo lo inherente a las energías renovables. Tenemos conocimiento, experiencia y podemos aportar”: Félix Morffi.
Por esa inyección de energía y como parte de un contrato, de la Unión Eléctrica de Cuba, perteneciente al Ministerio de Energía y Minas, “recibimos como promedio mensual algo más de 2000 pesos (unos 83 dólares, a la tasa oficial), más o menos el monto de lo que pagamos por nuestro consumo en el periodo”, comparó Morffi en entrevista con IPS en su vivienda.
No obstante, considera que la tarifa de 12,5 centavos de dólar por cada kilovatio (Kv) de energía entregada al SEN pudiera incrementarse si se desea que más personas aporten con esta fuente.
Desde 2014, Cuba dispone de la Política para el desarrollo perspectivo de las fuentes renovables de energía y su uso eficiente, y en 2019, el decreto ley 345 estableció regulaciones para aumentar la participación en la generación de electricidad y disminuir progresivamente la de los combustibles fósiles.
Se han sumado normas como la que exime del pago de impuestos sobre utilidades durante ocho años a empresas extranjeras que ejecuten proyectos de generación de electricidad con métodos sostenibles.
Otras decisiones buscan incentivar el autoabastecimiento mediante la generación descentralizada con la venta de excedentes al SEN, así como exenciones arancelarias para importar sin fines comerciales sistemas fotovoltaicos, sus partes y piezas.
Secadero solar para deshidratar frutas, especias y tubérculos, elaborado con productos reciclados por el innovador cubano Félix Morffi en su vivienda, en el municipio de Regla, en La Habana. Foto: Jorge Luis Baños /IPS
Potencial solar
Según varios estudios, Cuba recibe una radiación solar promedio de más de cinco kilowatts por metro cuadrado al día, considerada alta y con enormes potencialidades en este archipiélago de más de 110 800 kilómetros cuadrados y una media anual de 330 días soleados.
Hasta fines de 2021 se invirtieron unos 500 millones de dólares en ampliar el aporte de las fuentes solar fotovoltaica, eólica, biomasa e hidroeléctrica, de acuerdo con datos del Ministerio de Energía y Minas.
El programa fotovoltaico aparece como el más adelantado y con mejores oportunidades de crecimiento.
Los parques solares fotovoltaicos instalados en el país aportan 238 megavatios, más de 75 % de la energía renovable que se produce localmente.
Asimismo, más de 160 000 viviendas de las 3,9 millones de la nación, sobre todo en zonas montañosas y de difícil acceso, reciben electricidad mediante módulos solares fotovoltaicos, muestran las estadísticas.
Pero las fuentes limpias apenas significan 5 % de la generación eléctrica en la isla, un panorama que las autoridades quieren transformar radicalmente, con una ambiciosa meta que propone 37 % de participación para 2030.
Resulta un asunto de seguridad nacional la modificación sustancial de la matriz energética en Cuba, muy dependiente de la importación de combustibles fósiles y golpeada por cíclicos déficits energéticos.
La isla atraviesa una crisis de generación con apagones de hasta 12 horas o más en algunos territorios, ante el deterioro de la red de 20 bloques de generación termoeléctrica con un promedio de explotación de 30 años y urgidos de frecuentes reparaciones.
A ello se suma el aumento del precio internacional del diésel y el fueloil, así como el déficit de piezas para mantener operativos en los 168 municipios cubanos los motores y grupos electrógenos alimentados con estos carburantes.
La energía solar también es aliada del cubano Félix Morffi para el desarrollo de la acuicultura: un panel fotovoltaico alimenta una bomba hidráulica solar mediante la cual se mantiene el flujo de agua en el estanque para la cría de variedades de peces ornamentales y tilapias para el consumo familiar. Foto: Jorge Luis Baños / IPS
Frenos
Autoridades gubernamentales señalan el embargo de Estados Unidos como un factor de freno al crecimiento de las energías renovables, y lo responsabilizan de desestimular a posibles inversionistas y obstaculizar la compra de componentes y tecnologías modernas.
Por otra parte, la inflación, la dolarización parcial de la economía y el agudo desabastecimiento de artículos de primera necesidad, incluidos los alimentos, deja a la mayoría de las familias sin muchas opciones de apostar por la producción autónoma de energía limpia, aun cuando reconozcan su positivo impacto ambiental.
Una de las empresas estatales facultadas comercializa y monta sistemas de paneles solares de 1,0 kWp por el precio equivalente a unos 2300 dólares, en un país con salario medio calculado en 160 dólares, si bien es posible solicitar un crédito bancario para su instalación.
Ciudadanos consultados por IPS llamaron la atención sobre las dificultades para acumular la energía para su uso nocturno, durante cortes del servicio o en días nublados o de lluvias, si se tiene en cuenta el muy elevado precio de las baterías.
Para Morffi falta una mayor capacitación del personal implicado en varios procesos, y enumeró desde demoras de más de un año entre la firma del contrato con la Unión Eléctrica y el inicio del pago por los excedentes de energía abonados al SEN, hasta “incongruencia con respecto al montaje” de los equipos.
Si bien existe una política nacional sobre fuentes renovables de energía, “todavía hay mucho desconocimiento y pocos deseos de hacer las cosas, y hacerlas bien… hay que sensibilizar a la gente”, argumentó.
Prototipo de reloj de cuarto cuadrante que registra los valores de generación y de consumo eléctrico de la vivienda de Félix Morffi, en el habanero municipio de Regla. En los últimos años, varias normas buscan incentivar en Cuba el autoabastecimiento con energías renovables, la venta de excedentes, así como exenciones arancelarias para importar sin fines comerciales sistemas fotovoltaicos, sus partes y piezas. Foto: Jorge Luis Baños /IPS
Energías renovables reunidas
Morffi cree que a contrapelo de las condiciones económicas, con un poco de ingenio puede sacarse provecho de los elementos naturales, porque “el sol sale para todo el mundo; el aire está ahí y no te cuesta nada, pero la riqueza de uno está en el cerebro”.
Muestra un secadero que se vale del calor del sol para deshidratar frutas, especias y tubérculos, el cual armó en su mayoría con productos reciclados como recortes de madera, nylon, acrílico y planchas de aluminio.
Otros equipos sí llevarán una importante inversión como la de los tres pequeños aerogeneradores de 0,5 kWp cada uno que planea importar y un nuevo lote de paneles solares fotovoltaicos de 4,0 kWp, para lo cual deberá solicitar un crédito bancario.
Al fondo de la vivienda, un pequeño panel fotovoltaico mantiene el flujo de agua de un pozo para aves domésticas y el estanque artificial donde serpentean variedades de peces ornamentales, además de tilapias para el consumo familiar.
En el terreno también se encuentra avanzada la construcción de un pequeño biodigestor, de unos cuatro metros cúbicos, con el objetivo de aprovechar para la cocción el gas metano resultante de la descomposición de las excrementos de animales.
De acuerdo con Morffi, quien gestiona estas actividades con el respaldo de varios miembros de la familia, su vivienda va camino a convertirse en un polígono experimental sobre el uso de las energías renovables.
Allí debe construirse un aula especializada, a fin de que estudiantes aprendan in situ sobre el tema.
Por ahora en fase de diseño y conversaciones con los posibles apoyos, este proyecto de desarrollo local pudiera incluso instalar “calentadores solares en lugares de la comunidad como el consultorio médico, un círculo infantil y un comedor para personas adultas mayores”, apuntó Morffi.
Señaló que la idea debe recibir respaldo de la cooperación internacional, el gobierno del municipio de Regla y de la no gubernamental Cubasolar, una sociedad dedicada a la promoción de fuentes renovables y el respeto ambiental, de la cual Morffi es miembro desde 2004.
“Estamos dispuestos a asesorar a cualquier persona que quiera montar paneles, calentadores o secadores solares, todo lo inherente a las energías renovables. Tenemos conocimiento, experiencia y podemos aportar”, remarcó.
ED: EG