Por: , ,
Nunca ha sido fácil trabajar en el campo. Los guajiros miran a la tierra y al cielo: observan las nubes y sienten el viento. Los años dicen algo: cuando se trata de agricultura, doña Natura es la que manda.
Por estos días ha llovido poco. Es tiempo de aguante para el ganado. Habrá que esperar a la primavera para aumentar la producción de leche, y al verano con el calor y sus lluvias para acopiar el plátano. Estos son meses para los vegetales y las hortalizas. "Buenas temperaturas para el tomate", dicen los experimentados.
Hoy los campesinos y empresarios agrícolas sacan más cuentas, ya no solo relacionadas con el clima. Antes las sacaban, pero no con tanta profundidad: "Ahora sí deben hacerse bien al detalle", asegura Noel Rodríguez Mesa, presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) José Martí en la localidad de Ceballos, en Ciego de Ávila.
Junto a su consejo de dirección, Alba Elizabeth González Rodríguez, directora general de la Empresa Agroindustrial Ceballos, también lo asegura con mucho énfasis, y esa misma fuerza se aprecia en las palabras y gestos de Antonio Rodríguez Castañer, vicepresidente de la CCS 17 de Mayo en el municipio matancero de Limonar, y en Esnoide Pantoja García, campesino de la CCS Julio Antonio Mella, en la Isla de la Juventud.
Ficha de costo, comercialización, gastos, estudios de mercado, son términos que se hacen más presentes en el vocabulario agrícola. Algunos estaban en desuso, mal empleados o subestimados, hasta que la Tarea Ordenamiento (TO) los puso en el centro de las conversaciones.
Una investigación realizada por Juventud Rebelde en dos provincias y en la Isla de la Juventud, confirma que la actual transformación económica que vive el país ha traído nuevas oportunidades y cambios deseados desde hace mucho tiempo en el campo. También verificó un respiro de alivio al anunciarse recientemente las nuevas medidas para rebajar el precio de algunos insumos. No obstante, junto a las posibilidades también aparecen otras preocupaciones, que hacen más fuertes los viejos dolores de cabeza.
Suma, resta y …
Los miembros de las diversas bases productivas de la agricultura cubana tienen una serie de ventajas y nuevas oportunidades con la Tarea Ordenamiento, reconoce el productor porcino Yorky Carrazana Medina, de la CCS matancera 17 de Mayo, quien buscaba alternativas desde antes de iniciarse estos cambios e incrementaba las producciones para obtener pienso animal por medios propios.
Por su parte, en la CCS José Martí comenzaron a insertar producciones en las líneas de exportación a través de la Empresa Agroindustrial Ceballos o a vender mediante comercio electrónico, lo cual permitirá un acceso directo a la moneda convertible.
"Con la TO vamos a tener una contabilidad más confiable y mayor flexibilidad en las comercializaciones —asegura Noel Rodríguez Mesa, presidente de la cooperativa avileña—. Ya no dependemos de Acopio y el peligro de los impagos que hemos tenido por años; pero hay cuestiones que crean incertidumbre, por muy bien que se hagan las cosas".
Junto con los conflictos en el pago de las producciones y los vacíos financieros que estos generan, desde hace algunos años el campesinado enfrenta una fuerte carencia de insumos —más acentuada ahora por el reforzamiento del bloqueo— que en ciertos casos se ha intentado suplir con medios biológicos y una mayor disciplina tecnológica.
Sin embargo, donde algunas alternativas han funcionado, otras situaciones son para pensar, pues la dinámica en las bases agrícolas es muy variada. A pesar de que ahora pueden aplicar políticas de precios descentralizadas (acorde a la realidad de cada territorio) o de que existen facilidades para arrendar puntos de venta y con ello poner alimentos de forma más directa a la población (sin eslabones intermedios que suban los precios), las familias campesinas mantienen preocupaciones al ver que las cuentas pueden ponerse en puntos suspensivos.
Los primeros meses del año fueron para cavilar; sobre todo a partir de las fichas de costos que llegaron a manos de los campesinos. Por eso las medidas anunciadas en la Mesa Redonda del pasado 22 de marzo introdujeron un alivio al rebajar el precio de insumos muy importantes. No obstante, estas, como señalaron varios entrevistados, es solo una cara de la moneda, porque la decisiva está en el surco.
"Es muy complejo explicarle a un campesino —dice Esnoide Pantoja García— que debe producir un cultivo irrentable. Y muchas veces lo hace porque entendemos que el pueblo depende de nosotros para alimentarse".
No es para menos, señalaron otros entrevistados, cuando se conoce que las semillas de importación podrían superar los 800 000 pesos en el caso del tomate, más la fuerte tarifa de los fertilizantes. Con esos costos, los cálculos son inevitables para ver qué se puede cultivar.
Más allá de las opciones, la nueva realidad indica la urgencia de que la ciencia y la industria nacional se encadenen a la agricultura para sustituir importaciones y obtener insumos de calidad a precios más digeribles para el campesinado.
Mirar contratos
En la 17 de Mayo, Antonio Rodríguez Castañer opina que las nuevas medidas son positivas. Hasta hace unos días, en esa CCS se miraba con preocupación el incremento de los precios del paquete tecnológico para la ganadería. El punto rojo era el precio inicial del kilowatt, que junto con los demás costos amenazaban con cerrar los márgenes de beneficio, pese al incremento de hasta 7,50 pesos el litro, según su calidad.
El valor de la corriente puso en crisis el hábito de convertir en almacenes lecheros los termos refrigerados en los puntos de acopio. Pensados para conservar el producto unas horas, la realidad es que antes de la llegada de la TO la leche podía permanecer hasta un día almacenada en ellos. Con las viejas tarifas era soportable, aun cuando la recogida se retrasara, y con ella la liquidez financiera de la base agrícola.
Al eliminarse el subsidio, se acabó la burbuja que sustentaba esa distorsión. Pero la subida del kilowatt también acentuó problemas del acarreo con caminos y camiones en mal estado, y de ahí surgió el fantasma de las pérdidas. Inicialmente en la 17 de Mayo se programaron pérdidas por más de 30 000 pesos en el primer trimestre debido al costo de la corriente por el tiempo excesivo de almacenaje.
"Ahora la situación mejora —señala Rodríguez Castañer al referirse a la reducción de la tarifa eléctrica y la mejoría del pago de la leche fría, anunciados esta semana—. Con eso se resuelve el problema porque con las nuevas tarifas y formas de pago hay mayor margen para cubrir los gastos".
Tanto los ganaderos matanceros como los avileños, consideran que lo más importante es que se está escuchando a las bases campesinas y las inquietudes planteadas en las reuniones con los representantes del Gobierno. En su opinión quedarían asuntos por definir, como las rentabilidades en los productores pequeños y el precio de los detergentes.
Aun así, una de las cuestiones de fondo es la de ubicarse en posición de actuar, algo que compete a los gobiernos locales, pues la TO puso a doler los bolsillos de lo que se daña con la ineficiencia. Al tema de los caminos y los camiones de acopio debería añadirse las tecnologías disponibles en las bases productivas para medir calidad de la leche y las condiciones no idóneas en vaquerías que atentan contra la eficiencia del ordeño.
¿Quién paga la leche cuando no se recoge en tiempo, ahora que el kilowatt está encendido, a pesar de suavizarse un poco? ¿El campesino por almacenarla o el complejo lácteo que no recoge en tiempo? Los jurídicos y directivos tienen la palabra.
Los fulgores del kilowatt
Con el tema electricidad, la TO también puso en evidencia otras distorsiones que frenan la economía agrícola. A pesar del respiro, un caso para atender con urgencia —entre otros semejantes que pudieran existir en Cuba— es el de la CCS avileña José Martí. Considerada entre las mayores de Cuba, esa cooperativa posee importantes niveles de diversificación y encadenamiento al polo industrial de Ceballos, y hasta enero de 2021 había cerrado con ingresos, pero la TO sacó a flote otros problemas.
El primero de ellos es la irrentabilidad de 150 turbinas para garantizar el riego: todas viejas, remendadas y con pérdidas eléctricas. El segundo, la obsolescencia de los sistemas de entrega del agua, que generan sobreconsumo del líquido y con ello la necesidad de gastar más energía en el bombeo. El tercero, no menos peliagudo, señala a pequeños asentamientos poblacionales que se sirven de esa agua y no la pagan porque hasta ahora lo hacía la CCS, conflicto que demanda la intervención del Gobierno local.
Con la tarifa inicial, el golpe llegó a 1 772 000 pesos a inicios de marzo. Ahora, con los cambios, mejorará algo; pero la cuestión de fondo sigue latente: obsolescencia tecnológica para atender la tierra, algo que afecta a las entidades de la agricultura, incluso las más solventes.
Ese viejo asunto reclama ahora solución. Al menos esa era una idea transmitida por el consejo de dirección de la Empresa Agroindustrial Ceballos: para que las tecnologías de punta que exhibe su combinado industrial cumplan su cometido, el campo debe ser rentable, algo a reflexionar mientras sigan con tractores y maquinarias viejas.
"La tierra no se ha actualizado al paso de la industria. Ahora sí hay que virarse para el surco y hacerlo rentable", enfatizó Eumelio Alberto Doni García, director contable financiero de la agroindustria avileña.
No sentarse a esperar
Con la irrentabilidad del campo subyacen otras realidades. Una de ellas es la necesidad de elevar rendimientos, revisar fichas de costo y presentar ofertas más asequibles a la población.
Al momento de escribir este reportaje, la Agroindustrial Ceballos se enfrentaba a un segundo reacomodo de precios, a partir del ajuste a nivel central de los precios de la guayaba, el mango y la frutabomba.
Pero en esas tensiones se registraban otras necesidades de conciliación que afectan (aun cuando se piense que no) la economía agrícola y el bolsillo doméstico.
Un ejemplo es la necesidad de diversificar mercados para la exportación, algo que la TO y la pandemia obligaron a hacer a la empresa avileña, la cual paga 210 pesos de alquiler desde el mes de enero por cada uno de los 350 contenedores destinados a Europa no embarcados a tiempo por afectaciones del transportista con la COVID-19. Esas mercancías tienen salida en estos momentos, aunque la lección se aprendió y con fuerza.
Otros conflictos de la empresa estatal también los sufren las formas cooperativas, como la falta de financiamiento atractivo para asegurar las bases productivas con una red de entidades bancarias accesibles a las zonas agrícolas y que faciliten los trámites.
A ese problema se le añade la disponibilidad de embalajes de mayor variedad en materiales y capacidades. Solo un ejemplo: en la visita a la Empresa Agroindustrial Ceballos, Juventud Rebelde constató que la entidad ha tenido la posibilidad de abastecer con tomate el consumo nacional y a veces no ha podido hacerlo por falta de cajas en Acopio.
Una situación similar se constató en Matanzas. Las cooperativas y empresas estatales necesitan más variedad de envases, que permita asegurar la diversidad de ofertas y agilizar la comercialización, porque no tiene mucho sentido llevar grandes cubetas de limonada a un mostrador a 700 pesos, cuando los clientes piden muchas más veces una botella, que en ocasiones no existe.
La subjetividad pesa
Para Daniel Rodríguez Parra, delegado de la Agricultura en Isla de la Juventud, el mayor problema es el cambio de mentalidad. "Aquí cuesta mucho socializar las buenas prácticas —explicó—. Todavía se observa mucha resistencia, estamos acostumbrados a que nos lo den todo. Ese ha sido el principal hándicap para ajustarnos a la transferencia de alternativas que se está promoviendo en Cuba".
Las situaciones con las líneas de crédito, los pagos fuera de tiempo y la falta de aplicación de investigaciones científicas son otros conflictos, que ahora están delante como una especie de nudo gordiano. Con la TO se impone cortarlo y dinamizar las soluciones, más si se quiere remontar la situación de liquidez que afecta a muchas unidades cooperativas.
Si bien se podrán buscar alternativas, también se necesitan crear mecanismos para fortalecer las bases agrícolas. Vladimir Regueiro Ale, vicetitular primero del Ministerio de Finanzas y Precios, precisó en la Isla de la Juventud que la orientación es crear un grupo de evaluación y monitoreo de los pagos a productores, y las bases productivas tienen que tener espacio para establecer las reclamaciones, así como las empresas el deber pagar en tiempo cada producto contratado.
"Si no se cumple con esas orientaciones hay que denunciarlo —advirtió—; porque con la Tarea Ordenamiento el productor asume nuevos costos y necesita liquidez para adquirir los insumos, contratar fuerza de trabajo y reinvertir en sus producciones y recursos. Si no cobra a tiempo está limitado».«No podemos sentarnos a esperar —señala, por su parte, Antonio Rodríguez Castañer—. El objeto social de la cooperativa nos permite ahora abrirnos; pero hay que ser proactivos y buscar variantes"; algo que también reafirma Alba Elizabeth González Rodríguez, directora general de la Empresa Agroindustrial Ceballos.
"El inicio ha sido fuerte —explicó la directiva—. Sentimos mucho las críticas en su momento. Los precios, sin embargo, deben ir respaldados con eficiencia. Si algo bueno tiene la TO es que te pone delante de la realidad y obliga a buscar alternativas. Por eso creemos que estos cambios tienen que ser para bien. Ya hoy pensamos en otras opciones, como la búsqueda de mercados que antes no teníamos, incluso de cara a la exportación".
También lo piensa Yorky Carrazana Medina. Sabe, como todos los campesinos entrevistados, que las cuentas vienen cerradas, y que para ganarle el pulseo a las dificultades, entre ajustes y planteamientos, hay que tomarle el pulso a la tierra.
"La TO no me asustó como a otros —confiesa—, porque soy de poco hablar y producir bastante. Por eso siempre digo que hay que echar pa'lante y meterle con todo al trabajo".
(Tomado de Juventud Rebelde)
No hay comentarios:
Publicar un comentario