SINE DIE 2021
SEGUNDA
SERIE # 00
Enero
1 de 2021
Juan M Ferran
Oliva
En su momento ponía en venta al
establecimiento y obtenía una suma superior a la que había invertido. Ramón se
enriqueció con este goodwill
equivalente a la diferencia entre el valor de los activos tangibles del
establecimiento y lo pagado por él. Además de la inversión inicial y las mejoras, aportaba algo intangible como la clientela y la imagen. Ramón se guiaba
exclusivamente por su olfato comercial y algunos cálculos garabateados en papel
de envolver. La mayor parte de los negociantes de aquel tiempo actuaban de
igual modo. Nada había cambiado desde los fenicios.
Pero surgieron técnicas que insuflaron aliento
científico al análisis y permitieron hurgar el futuro con más precisión que el
empirismo. Quienes proyectaron Minimax y
Ekloh[1],
probablemente utilizaron métodos más técnicos para evaluar las inversiones
planeadas. Las decisiones abandonaban la intuición. El hacha cedía ante el
bisturí.
Un estudio de factibilidad consecuente
comienza con la investigación de mercado. Si no existe demanda no vale la pena
seguir estudiando. En caso contrario calcula y proyecta los costos de operación
y los gastos financieros y los compara con el monto empleado. Sobre estas
expectativas valora las ganancias esperadas, diseña el flujo de ingresos y
egresos, determina el tiempo de recuperación del capital empleado y su
rendimiento, así como el efecto del tiempo en el valor del dinero. Sus
indicadores clásicos son la tasa interna de recuperación (TIR), el valor
agregado neto (VAN) y el periodo de recuperación actualizado.
El estudio de factibilidad no elimina
absolutamente el riesgo. Toda inversión debe afrontarlo, pero las soluciones
técnicamente fundamentadas ofrecen mayor seguridad. Continuar aplicando la
rutina es como jugar a la ruleta rusa. Un buen análisis moja la pólvora. No
basta con técnicas sofisticadas. Es
indispensable que la información de base sea verídica. Y este punto era el
Talón de Aquiles en las circunstancias de Cuba hasta diciembre 31 del año 2020. La contabilidad
oficial igualaba al humilde peso cubano con el dólar. La intención fue valorar
la moneda nacional pero las leyes económicas ignoran los designios del
determinismo administrativo. La cagamos. En tales condiciones el análisis económico
careció de sentido. El pasado primero de enero, hace algo más de 2 meses,
comenzó el proceso de unificación que va más allá de su aspecto monetario y
aspira a una puesta al día de la economía. Es una medida audaz pero indispensable
para insertarnos en la dinámica mundial.
Durante
más de medio siglo vivimos en una campana de cristal aislados del mundo real
donde se produjeron cambios en salarios, precios y toda suerte de procesos
inflacionarios. Nosotros permanecimos estáticos y cuando el periodo especial
nos arrojó al mundo sobrevino el choque de nuestro estatismo con la realidad
foránea. Nuestros salarios se habían movido en un diapasón de unos 60 a 400
pesos mensuales. Los precios permanecieron casi estables. En el amplio e inexcusable
exterior todo era diferente. El choque fue brutal.
Lo que ocurría es fácil de ejemplificar.
Piénsese en una inversión hipotética que requiere 60 cup y 40 dólares; según la falacia
contable anterior su valor es 100 cup. Si el flujo de caja neto fuera 25 cup
anuales se recuperaría –groso modo- en 4 años. Pero si se tasan los 24 cup
establecidos actualmente, prácticamente no hay recuperación. Lo que parecía
bueno es absolutamente negativo. También habrá muchos casos en sentido
contrario. Pero el imperio de la verdad estimulará la exportación y las
inversiones, y rechazará los falsos signos que orientan importaciones
innecesarias.
La nueva tasa de 24 pesos por 1 dólar provocará inflación interna. También deprimirá el cálculo del PIB. Es la mala noticia. La buena es que estimulará las exportaciones y las inversiones y restringirá las importaciones. Como dice el sicólogo ¡Vale la pena !
Fin
[1] Minimax y Ekloh fueron dos cadenas de tiendas self service que se
establecieron en La Habana a fines de la década de lo años 50. Muchos de sus
establecimientos forman parte de las actuales cadenas de CIMEX y TRD..
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