La ciencia y las producciones de la ciencia deben ocupar algún día el primer lugar de la economía nacional (…) tenemos que desarrollar las producciones de la inteligencia, y ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro.1 Fidel Castro Ruz
Para
no quedar solo en dar un like o en tener una reacción más o menos favorable,
acompañada de un me gusta, o quizás compartir la noticia en las redes sociales,
con mis amigos y seguidores, preferí buscar las posibles conexiones del suceso noticioso
en torno al mandatario, con el devenir de Cuba, en las últimas seis décadas,
tras el triunfo de la Revolución Cubana.
El
actual Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, es, como
millones de compatriotas, fruto de un proceso emancipatorio, independentista y
transformador, emprendido después del 1º de enero de 1959, y el cual devolvió
la esperanza a una masa mayoritaria preterida e irredenta. Ahí está, quizás, la
clave principal, de este resultado profesional del mandatario: discutir su
tesis doctoral, expresión- no solo en el orden individual sino también colectivo-
de un derecho humano conquistado y multiplicado.
Esa
obra colosal en el ámbito socioeconómico para eliminar desigualdades
inimaginables, como escribiera en uno de mis ensayos, tiene sus evidencias en
la cronología histórica de esa labor filantrópica, que permitió emerger a los
más desposeídos, echando a un lado todo tipo de discriminaciones en el
entramado nacional.
Baste
repasar los siguientes hechos, para constatar lo expresado anteriormente:
Ø 1 de enero de 1961: Se inicia la Campaña de Alfabetización,
durante la cual cien mil jóvenes acometen la grandiosa obra, cuyo objetivo es
enseñar a leer y escribir en un año a todos los ciudadanos analfabetos del
país.
Ø 4 de enero de 1961: Se crea el Consejo Nacional de
Cultura por el Gobierno Revolucionario, con el propósito de llevar a cabo una
política cultural amplia y profunda a todas las capas sociales de la población
y de manera especial a los sectores populares.
Ø 6 de mayo de 1961: Se aprueba la Ley de
Nacionalización de la Enseñanza y se establece como gratuita su prestación, la
cual se ejercía por el Gobierno Revolucionario con el fin de garantizar ese
derecho a todos los ciudadanos sin distinción ni privilegios.
¿Cómo
se forma un Doctor en Ciencias en Cuba?
Para
el Doctor en Ciencias Luis Alberto Montero Cabrera, Profesor de Mérito de la
Universidad de La Habana y presidente del Consejo Científico de la capitalina
casa de altos estudios, la sostenibilidad de la ciencia en el país pasa
inevitablemente por una formación doctoral eficiente y atractiva.2
En
opinión del catedrático en el mundo de hoy uno de los parámetros determinantes
para medir la reputación académica o ranking de los centros de educación
superior es la proporción de doctores existentes dentro del colectivo de
profesores; e incluso, se le considera un elemento clave para poder hablar de
una universidad genuinamente científica. Dicho en otras palabras: producir
conocimientos a la vez que personal calificado.3
Considera
además el también coordinador de la Sección de Ciencias Naturales y Exactas de la
Academia de Ciencias de Cuba, que un sólido programa de promoción de doctorados
en todas las disciplinas científicas y tecnológicas posibles, se convierte en
una fuente inmediata, barata y eficiente de resultados de investigaciones con
posibles impactos, que puedan transformar la sociedad, como sucede en muchos
países con un desempeño económico.4
De
acuerdo a Montero Cabrera, en Cuba la edad promedio de obtención del título de
Doctor fue de 45 años en 2015, cifra claramente insuficiente, en su opinión,
pues para aumentar y estabilizar la ciencia, la tecnología y la innovación de
punta, se requiere de un doctor en Ciencias joven, que logre el grado antes de
los 30 años, pues así tiene mucho más tiempo en su vida profesional de tributar
nuevos conocimientos y propiciar al mismo tiempo la educación científica de las
nuevas generaciones.5
¿Quién
puede acceder al grado de Doctor en Ciencias? En la legislación vigente en
Cuba, tal categoría se confiere en una disciplina particular a los graduados de
nivel universitario que contribuyan original y significativamente al desarrollo
de un área del conocimiento, y garanticen su capacidad de enfrentar y resolver
problemas científicos de forma independiente.
Montero
Cabrera estima que la formación doctoral es un proceso de ganancia neta para
todos, pues el nuevo doctor gana adquiriendo el grado, su tutor o supervisor lo
hace adelantando muchos resultados científicos que también son suyos, mientras
la institución que los patrocina se beneficia logrando con ellos producir más
ciencia y tecnología, a la vez que puede fortalecer su claustro.6
Vale
entonces avanzar en el fomento de una política nacional de estímulo a tan
estratégica actividad- ese ha sido un eje clave en la gestión de Gobierno de Díaz-Canel-,
ya que lograr tal objetivo es quizás una de las premisas fundamentales que
demanda el progreso del sistema científico cubano.7
Las
cifras revelan potencialidades y falencias
Cuba poseía,
hasta el cierre de 2019:
ü Alrededor de 16 000 Doctores
en Ciencias
ü 355 con doble doctorado
ü 1 300 Doctores en Ciencias por
cada millón de habitantes
ü 600 investigadores por cada
millón de habitantes
ü 86 426 personas dedicadas a la
actividades de ciencia, tecnología e innovación
ü 136 Centros de
Investigación-Desarrollo
ü 33 programas nacionales de
ciencia, tecnología e innovación se ejecutan, todos vinculados a temáticas de
alta prioridad del país
ü 50 universidades, y en el año
200 se abrieron instituciones de educación superior en 169 municipios del país.
ü 1 165 000 graduados
universitarios
Sin
embargo, la formación y tenencia de ese capital humano, requiere de un empleo
más eficaz y eficiente, que permita al país alcanzar un 2% del Producto Interno
Bruto (PIB) en inversiones de Ciencia, Tecnología e Innovación para el 2030,
con una tasa de crecimiento del PIB del 5%.
El
propio Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, cuya tesis
doctoral versó sobre Ciencia, tecnología e innovación, considera vital el
aprovechamiento de los conocimientos de los deseos de innovar de los recién
graduados, de proponer soluciones; sus facilidades para emplear y aplicar
nuevas tecnologías y su visión para darse cuenta de uno u otro problema.8
Al
respecto, el mandatario llamó a pensar siempre que estamos formando trabajadores,
obreros, líderes; que estamos haciendo una inversión para la reserva científica
y para el futuro del país.9
El
pensamiento de Fidel Castro Ruz se conecta con el de Miguel Díaz-Canel
Bermúdez, estableciendo entre ambos vasos comunicantes, expresión de la continuidad
generacional asumida por el segundo; pero urgida en la hora actual de romper
las barreras psicológicas, a las que hizo alusión Raúl Castro Ruz, para gestionar
la economía de forma diferente, y así alcanzar resultados distintos, siempre
con una imprescindible dosis de renovación e innovación constantes en los métodos y estilos de trabajo de los
actuales y sucesivos líderes, quienes, de continuar por esta senda, dejarán una
impronta tangible en el tiempo, que permita a los cubanos tener el país próspero y sostenible deseado.
Notas
1
Discurso pronunciado el 10 de febrero de 1993, al hablar en la inauguración del
Centro de Biofísica Médica en Santiago de Cuba. Granma; 4 de agosto de 2018;
p.8
2
Ibídem
3
Ibídem
4
Ibídem
5
Ibídem
6
Ibídem
7
Ibídem
8 Yaima
Puig Meneses: En las aulas se define el futuro del país. Juventud Rebelde; 27
de enero de 2019; p.4
9
Ibídem
* Periodista
de investigación, especializado en temas económicos. Investiga hace más de
treinta años sobre mercado negro, entre cuyos rasgos figura la corrupción.
Coautor del libro Yo soy Fidel. Pensamiento económico-social, publicado por la
Editorial Ciencias Sociales. El texto también se editó en Italia. Posee varios
premios en concursos periodísticos provinciales y nacionales, entre ellos galardones
anuales de periodismo económico, y de los premios especiales de ensayo sobre
pensamiento económico de Ernesto Che Guevara, convocado por la ANEC, y acerca
del aniversario 50 de la Planificación en Cuba, concedido por la ANEC, el
ministerio correspondiente y la facultad de Economía de la Universidad de La
Habana. Septiembre 2017: Mención en el Concurso de ensayo breve, en la
categoría de ciencias sociales, convocado por la Revista Espacio Laical,
perteneciente al Proyecto del Centro Cultural Padre Félix Varela. Febrero 2020:
Mención en Edición XVII del Premio de Ensayo Pensar a Contracorriente. Ganador
de Premio por la Obra de la Vida ´´Guido García Inclán´´, conferido por la
Delegación Provincial de la UPEC de La Habana, la cual en dos ocasiones le otorgó
el Premio José Leygonier Valdés Por la Obra del año (2014 y 2020). Trabajos
suyos sobre economía cubana y economía sumergida han sido publicados en medios
de prensa provinciales, nacionales e internacionales. Columnista habitual de
temas económicos en espacios informativos radiales y digitales. Preside la
Sección de Base de la ANEC y la filial científica de Periodismo Económico de La
Habana. Se desempeña como director de Comunicación e Información en el Consejo
Ejecutivo Provincial de la ANEC de La Habana.
Mientras más tratan de adornar la tesis doctoral de nuestro presidente más algunas dejan a la libre imaginación.
ResponderEliminarPor favor acaben de publicar la famosa tesis para poder aplaudir o criticar.
Al final con títulos y rimbombantes frases no se desarrolla un país.
Cuando Cuba sea próspera los comunistas le daremos el grado superior de las ciencias sociales, y si fue aplicando el Marxismo más aún.
Rogelio Castro Muñiz