Cuba ingreso como Socio de los BRICS a partir del 1ro. de enero del 2025. Con ello a la economía del País se le abre la posibilidad objetiva de vencer el Bloqueo norteamericano incrementado aún más por Trump, así como por las dificultades comerciales, financieras y tecnológicas asociadas a él. ¿Sera fácil y rápido? Nada de eso. Requerirá mucho esfuerzo y dedicación de todos los actores económicos, y del Pueblo en su conjunto. Y sobre todo Cambiar Todo Lo Que Deba Ser Cambiado. No habrá que cambiar nuestra concepción Socialista, ni ceder un ápice en nuestra independencia y soberanía nacional, pero sin duda será imprescindible cambiar a fondo el Modelo con el que ha operado la economía durante muchos años. Si no logramos cambiar a fondo el Modelo, con toda seguridad no nos será posible enfrentar el atraso acumulado desde 1990, ni integrarnos como socios al BRICS, lo que nos haría perder la posibilidad, casi única, de vencer al Bloqueo norteamericano, sus sanciones y de construir en el mediano y largo plazo, una economía prospera que encamine a nuestro País hacia un futuro socialista.
¿Qué aspectos del Modelo económico cubano sería imprescindible cambiar? En primer lugar, que en la economía socialista debe operar el mercado. Fue objeto de debate durante muchos años entre los revolucionarios cubanos, pero la experiencia internacional y la propia nuestra, a partir de nuestros fracasos productivos y limitaciones, han ido poniendo en evidencia que no se podrá prescindir del mercado, al menos en las relaciones entre las empresas estatales, cooperativas y privadas y entre estas y la población, durante un muy largo largo periodo de tiempo. Violar las leyes objetivas y saltar etapas, no nos acercaran jamás al progreso ni al Socialismo. De insistir en hacerlo, con toda seguridad continuaremos retrocediendo. Quien dude de esta afirmación, le sugiero que lea a Carlos Marx en la Critica al Programa de Gotha.
En segundo lugar, para cambiar el Modelo hay que partir de las condiciones objetivas de la economía cubana. La nuestra es una de las economías más abiertas que existen, lo que significa que para producir para el mercado, nacional e internacional, las empresas tienen que importar. Por lo tanto, para que las empresas, sean estas estatales, cooperativas o privadas puedan operar y comerciar con otras empresas en el mercado exterior, es imprescindible que exista un mercado cambiario legal, cuyo precio es la tasa o tipo de cambio. Sin tasa de cambio de mercado, que publique diariamente el Banco Central, no será posible que las empresas cubanas avancen en integrarse comercial y productivamente con sus similares de los países socios del BRICS.
En tercer lugar, las empresas estatales tendrían que reestructurarse en breve plazo para actuar como tales en el mercado internacional. Tanto para importar como para exportar. Tendrían que ser realmente empresas. Y las reglas de actuación tendrán que ser similares a las de las empresas de la contraparte. Por lo que los directores que firmen los contratos tienen que asumir las responsabilidades de lo que firman. Si tiene que consultar a un dirigente superior de los organismos actuales, lo mejor es poner a esos dirigentes superiores de hoy al frente de las empresas. No hacen falta OSDES que decidan. Deciden las empresas. Quizás a muchos jefes de OSDE convendría ponerlos al frente de las principales empresas. Las empresas estatales operarían en el mercado nacional e internacional en base a la competencia. Por tanto introducir innovaciones que incrementen la productividad del trabajo, la calidad y la reducción de costos, deberían constituir características principales de las empresas estatales en el nuevo modelo cubano. La dirección de las empresas estatales que incluiría sus organizaciones sindicales tendría que tener la facultad de aprobar las tarifas salariales de todos sus trabajadores, incluidos los de la dirección, siempre y cuando quedaran cubiertas totalmente sus obligaciones contractuales y con el Presupuesto del estado.
En cuarto lugar, el Modelo de gestión y administración de la agricultura habría que cambiarlo. El Ministerio de la Agricultura como organismo del Estado, no tendría facultades de administración sobre ninguna empresa estatal, cooperativa o privada. Administra y decide sobre el Presupuesto que el Estado asigna a inversiones para el desarrollo de la Agricultura. Responde por el Desarrollo de la Agricultura y la Ganadería cubana. Tiene subordinado a los Centros e Institutos de Investigación agropecuarios. Las empresas estatales de la agricultura deben ser reestructuradas en verdaderas empresas que produzcan y comercialicen según las reglas del mercado con facultades de importar y exportar. A las que están operando con grandes pérdidas y son subsidiadas por el Presupuesto del Estado, facilitarles que se conviertan en Cooperativas agropecuarias. A los pequeños propietarios privados y usufructuarios, facilitarles que se conviertan en MIPYMES agropecuarias. La ANAP mantendría su carácter de organización de masas de los campesinos cubanos, con funciones específicas de carácter social y político. Las empresas comercializadoras agropecuarias tendrían una base municipal, pero operarían según las reglas del mercado y se podrían encadenar con otras comercializadoras de otros municipios y con empresas de la industria alimentaria. Todo el proceso de producción y comercialización mayorista de alimentos debería ser financiado por crédito bancario en base a contratos que tengan en cuenta los precios de mercado.
En quinto lugar, convertir nuevamente a la Industria azucarera cubana en uno de los pilares importantes de la economía del País. Nadie puede concebir en el mundo que la economía cubana no sea capaz de producir azúcar. AZCUBA ha fracasado, entre otras cosas porque la han desvinculado del mercado azucarero mundial y que ha organizado la producción cañera y azucarera sin tomar en cuenta el mercado. Desde la misma producción de caña habría que tener en cuenta la realidad del mercado, incluida las tarifas salariales. No tiene sentido económico que no se proceda en base a esos criterios.
En sexto lugar, suprimir el subsidio universal a la población cubana a través de la libreta de abastecimientos. Esta institución, que pudo haber sido necesaria en los años 60, se convirtió casi sin darnos cuenta en un verdadero cáncer económico, que si no lo extirpamos definitivamente ahora, posiblemente no podamos romper las ataduras, incluso psicológicas como sociedad, que nos han impedido entender en toda su profundidad la necesidad de cambiar el modelo. Siempre la economía cubana tendrá que ser capaz de proteger a su población vulnerable. Y en una etapa de cambios del modelo, como la que debemos llevar acabo tiene que convertirse en parte del modelo. Habrá que precisar el concepto de vulnerable, y como parte del proceso de cambios, que la economía nacional sea capaz de garantizarle los ingresos en dinero suficientes, para que no se sienta un ciudadano de tercera clase y pueda adquirir y pagar lo necesario para vivir con dignidad. Pero el resto de los cubanos, que somos la inmensa mayoría, debemos ser capaces de contribuir a salir adelante de esta difícil y complicada situación económica y también política, con nuestro trabajo físico o intelectual, consumiendo a partir de lo obtenido por él, según los precios minoristas de mercado.
En séptimo lugar, habrá que darle solución al surgimiento del desempleo. Lograr emplear a toda la población en edad laboral, hombres y mujeres, deberá seguir siendo siempre parte de nuestra concepción socialista. La creación de empleos superfluos financiados por el presupuesto nunca será una solución realmente socialista. Mucho menos lo será mantener tasas de desempleo y sub empleo de hombres y mujeres a los cuales la economía estatal no sea capaz de ofrecerle un empleo productivo. No tiene sentido económico ni político, que en un país con problemas de oferta por falta de inversiones estatales, y de empleo por la misma razón, se limite el crecimiento del sector privado, por preocupaciones que tienen poco que ver con concepciones realmente socialistas y revolucionarias. Si el sector privado, con las MIPYMES pudiera duplicar el actual nivel de empleo invirtiendo su propio capital, brindaría a la economía cubana, socialista, un aporte importante en su reestructuración. Si en la actualidad están aprobadas alrededor de 12 mil MIPYMES, posiblemente la economía podría asimilar no menos de 60/70 mil MIPYMES adicionales, contribuyendo a que la necesidad de inversión estatal en crear empleo fuera significativamente menor. Dentro de ese total se pudiera calcular los trabajadores que emplearían los pequeños productores agrícolas privados y usufructuarios en el supuesto de que se les autorizara constituir MIPYIMES especializadas en la agricultura y la ganadería.
En octavo lugar, habría que constituir una eficiente y bien dotada Banca. Tendría que ser uno de los soportes principales en el Modelo a construir. El fracasado intento de Bancarización demostró, las enormes insuficiencias de sistema bancario. El Modelo que se propone supone que el crédito bancario tendrá que especializarse en la financiación de todas las empresas estatales, cooperativas y privadas y las instituciones bancarias constituirse en la principal vía de financiación de todas las empresas que operen en la economía nacional. El Banco Central debe establecer la tasa básica de interés bancario. A partir de ella, los bancos comerciales, que también operan en el mercado acuerdan con las empresas las tasas de interés a aplicar según el contrato con las empresas clientes.
En noveno lugar, habrá que establecer una legislación que obligue a las empresas a pagar según lo acordado en los contratos. Deberían establecerse fuertes sanciones financieras por los incumplimientos de los contratos de pago. Sin garantías de pago el mercado no puede operar, lo que convierte al País y a las empresas en poco confiables, con graves consecuencias para que pueda operar el crédito bancario, con nefastas consecuencias para la economía de un país como Cuba, que está obligada a operar con sus empresas en el mercado internacional. Sera necesario aprobar por la Asamblea Nacional una Ley de Quiebra.
Los cambios revolucionarios que se proponen en el Modelo cubano, no podrían significar en ningún caso, el abandono de las conquistas históricas de la Revolución cubana con relación a que toda la población continúe recibiendo servicios gratuitos de educación y salud que sean comparables en su calidad y oportunidad a la de los países más avanzados. Recuperar lo que ya fue alcanzado, lamentablemente deteriorado hoy, y lograr un servicio excelente en beneficio de nuestro Pueblo, tendrían que ser siempre objetivos prioritarios de la economía cubana
22/01/2025
*Joaquín Benavides Rodríguez. Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte.
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