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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 21 de diciembre de 2015

Balance económico desde el 17D y perspectivas

Ilustración: Osvaldo Gutiérrez Gómez (Osval)

21 diciembre, 2015 


El 17D abrió una nueva, importante y positiva etapa entre los EE.UU. y Cuba; de inmediato generó grandes expectativas en ambos países de un avance rápido y exitoso, pero estas no contaban con los obstáculos presentes y futuros. Aunque se han dado pasos históricos, el sueño del 17D tomará tiempo en materializarse y dependerá de si se llega a un acuerdo sobre las reclamaciones monetarias de ambos países, si el Congreso de EE.UU. levanta el embargo y si Cuba da los contrapasos necesarios para impulsar el proceso. Aquí hago un balance económico (avances y obstáculos) del primer año, especialmente sobre el turismo, el comercio y las reclamaciones, así como un análisis de las perspectivas de que ambos gobiernos progresen en el camino del acercamiento.

Balance económico

Turismo. Hasta ahora el mayor éxito ha sido el turismo que concentra el 52 por ciento de la inversión extranjera total y donde los efectos de la normalización ya ocurren—en otras áreas serán a mediano y largo plazo. Ventajas cubanas son su proximidad a los EE.UU. y 54 años sin que los norteamericanos pudiesen viajar legalmente (aunque un buen número lo hacía a través de terceros países), lo cual ha aupado un enorme interés para visitar Cuba. Las regulaciones de Obama aliviaron las restricciones de la Ley de Reforma de las Sanciones sobre el Comercio y las Exportaciones que prohíbe los viajes de turistas estadounidenses, al permitir 12 tipos de viajes: educativos, culturales, deportivos, religiosos y humanitarios, empresarios e investigadores, “de pueblo a pueblo” y reuniones profesionales. Las principales líneas aéreas planean volar a Cuba y las agencias de viajes están autorizadas sin requerir una licencia especial. Los viajeros pueden traer US$400 en productos (US$100 en ron y tabaco), podrían usar tarjetas de crédito de EE.UU., y se ha eliminado el tope de gastos diarios (antes US$188). MasterCard, American Express, Netflix y Twitter planean ampliar operaciones en Cuba pero la banca y las telecomunicaciones son indispensables.

De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas e Información cubana (ONEI), a fines de septiembre de 2015 el turismo en general había ascendido en 18 por ciento pero el de estadounidenses en 54 por ciento y se espera aún más en todo el año, por lo que podría sobrepasar los 140.000 visitantes de EE.UU. Cuba podría aumentar el ingreso anual bruto turístico de US$2.546 millones a más de US$3.000 millones (los viajeros estadounidenses gastan más). La ocupación de camas de hotel promedio era de 57 por ciento en 2014, así que 43 por ciento estaría disponible para acomodar eventualmente entre uno y dos millones de turistas norteamericanos, lo que aumentaría eventualmente el ingreso entre US$4.000 y US$5.000 millones. Los beneficios principalmente serán para el Estado pero también para el sector privado: arrendadores de viviendas o habitaciones (18.740 de estos alojan al 21 por ciento de todos los turistas de EE.UU.), paladares, taxistas y guías turísticos.

Foto: Alain L. Gutierrez Almeida

Por otra parte, hay problemas serios. Según la ONEI, el número de hoteles descendió 24 por ciento entre 2010 y 2014, mientras que el de habitaciones mermó 4 por ciento; la causa aparente es que muchos hoteles necesitan restauración. El gobierno ha anunciado la construcción de 13.600 habitaciones en 2016, lo cual aún estaría 21 por ciento por debajo del nivel de 2010; sólo para recuperar dicho nivel, habría que crear diez veces ese número de plazas. A fines de 2015 los hoteles estaban abarrotados. Como es un mercado dominado por la oferta, los precios son muy altos: un paquete de una semana en Cuba a través de agencias de viaje cuesta alrededor de US$5.000 por persona; una habitación doble en el Hotel Parque Central a fines de 2015 cobra US$346 diarios. Legalmente, los viajeros de EE.UU. deben ir en grupos con un itinerario y un guía responsable de cumplir las regulaciones. Estas no permiten el turismo, por ejemplo, el itinerario no podría mezclar educación o actividades religiosas con un día en la playa. Las agencias de viajes y líneas aéreas no pueden vender paquetes turísticos, los infractores serían multados. Aquellos que asisten a reuniones profesionales o de investigación han de tener credenciales para hacer dicha actividad, en lugar de un interés ocasional. (No obstante, parece que las normas son violadas en la práctica, pues muchos viajes incluyen visitas a las playas). Para lograr el regreso de turistas después del flujo inicial, Cuba necesitará mejorar la calidad de la infraestructura hotelera y servicios, a más de las amenidades turísticas y reducir el alto costo de alquilar un coche con aire acondicionado.

Comercio. En 2014, Cuba importó US$13.037 millones en mercancías, incluyendo más de US$2.000 millones en alimentos para cubrir 70 por ciento del consumo interno. Los EE.UU. eran el principal proveedor de alimentos a Cuba (US$710 millones) y el cuarto socio comercial en 2008. Dichas importaciones cayeron 37 por ciento entre 2008 y octubre de 2015 principalmente porque EE.UU. no otorga crédito y exige pago en efectivo antes de entregar los alimentos, por lo que dicho comercio se desplazó a Argentina, Canadá, Brasil y España que proporcionan crédito. Por ello EE.UU. bajó al décimo socio comercial de Cuba.

Las nuevas regulaciones de Obama permiten las importaciones y exportaciones de EE.UU. a Cuba pero restringidas al sector no estatal. El gobierno cubano demanda el comercio sin restricciones. Unas 50 exportaciones cubanas están autorizadas, tales como ropa, calzado, arte, cosméticos, textiles, cuero, muebles, ropa de cama, relojes, instrumentos musicales, películas, cemento, maquinaria, equipos eléctricos y médico-quirúrgicos. La gran mayoría de estos bienes no es producida por el sector no estatal y algunas no son exportadas por el Estado. También se permiten las exportaciones de servicios no estatales, como contratación de trabajadores cubanos para traducciones, contabilidad, programación de software y enseñanza de idiomas. Las importaciones de EE.UU. autorizadas al sector no estatal son computadoras, software, equipo personal de telecomunicaciones y otras muchas, mientras que al sector estatal sólo alimentos, animales, forraje y medicinas. El Presidente del Consejo Comercial y Económico entre EE.UU. y Cuba, que favorece la expansión de relaciones entre los dos países, acaba de afirmar que la normalización ha traído “virtualmente nada” para los exportadores estadounidenses.

La normativa prohíbe las exportaciones cubanas de azúcar, tabaco, ron, níquel, coches antiguos, animales vivos y productos animales, vegetales, alimentos preparados y productos químicos, la mayoría de los cuales sólo es producida por el Estado. Un dólar más fuerte hace menos competitivos los productos estadounidenses, y los aranceles de EE.UU. son altos para los países que no son miembros de asociaciones comerciales con dicho país, como Cuba. En el corto plazo habría un déficit comercial significativo contra Cuba porque esta puede exportar poco en relación con la eventual demanda de importaciones de EE.UU., que además pueden poner en peligro algunas empresas estatales cubanas. Además, Cuba tendrá que competir con los exportadores de América Latina que tienen una larga relación con EE.UU. y trato preferencial a través de acuerdos bilaterales y multilaterales. El gobierno cubano aún no ha autorizado comercio de EE.UU. con el sector no estatal; particularmente sensible para La Habana es la importación por el sector privado de comunicación y equipos electrónicos.

Un proyecto de ley dando libertad amplia para exportar a Cuba introducida por Obama en el Senado de EE.UU. eliminaría todas las restricciones al comercio, pero el liderazgo Republicano se opone a ello. La Coalición Agrícola de EE.UU. para Cuba, y las Asociaciones de Productores Nacionales de Maíz, y de Soya en Illinois son cabilderos para restaurar completamente las relaciones comerciales.

Cuba es un gran exportador de servicios profesionales (médicos, enfermeras, maestros, asesores de deportes y seguridad) que aportan unos US$5.000 millones anuales, la primera fuente de divisas. Los principales compradores son Venezuela y Brasil y los ingresos por dichos servicios compensan y exceden el déficit en el comercio de mercancías cubano. Los países compradores subsidian los salarios y no hay barreras de idioma. Debido a los problemas económicos y políticos en Venezuela y Brasil, es predecible una disminución de la compra de dichos servicios; en ese caso, la venta aquellos a los EE.UU. no sería fácil.


Reclamaciones mutuas. Las reclamaciones de bienes confiscados por el gobierno cubano a 5.913 empresas y ciudadanos estadounidenses ascienden a US$8.000 millones (evaluados hasta 1972 por la Comisión Gubernamental para el Acuerdo de Reclamaciones en el Extranjero) más otros US$2.000 millones juzgados por 10 tribunales federales. Además, hay 200.000 reclamos de cubanos por miles de millones de dólares. Por otra parte, un tribunal cubano ordenó en 1999 pagar US$180.000 millones en reparación de daños infligidos por el embargo, la invasión de Playa Girón, etc.; los medios de comunicación oficiales aumentan esa cifra en la actualidad a US$833.750 millones. Los daños se estiman anualmente por el gobierno aunque hay categorías discutibles como la “pérdida de oportunidades comerciales debido al bloqueo”. Estas cifras indican al menos una relación de 18 a uno a favor de Cuba. (1)

A mediados de diciembre, se realizó la primera reunión para discutir las demandas mutuas, sin llegar a un acuerdo, la próxima reunión será en enero de 2016. Varios expertos opinan que dicho acuerdo es esencial para levantar el embargo. Además los reclamos son un impedimento para abrir vuelos regulares y barcos que atraquen en puertos, porque los tribunales de EE.UU. podrían confiscar esas naves. Es posible que ambas partes decidan cancelar sus reclamaciones, pero entonces EE.UU. tendría que compensar las pérdidas de sus ciudadanos. Un estudio de Richard Feinberg, recién publicado por la Institución Brookings, explora otras alternativas. Por parte de los EE.UU.: a) condonar los intereses de la deuda y Cuba comprometerse a pagar el principal a mediano plazo, el Club de París acaba de cancelar US$8.500 millones en intereses acumulados desde 1986 y dejar una deuda de US$2.600 millones a pagar en 18 años (no se carga interés hasta 2020, después 1,5 por ciento; los pagos aumentan gradualmente desde US$40 millones en 2016 hasta US$231 millones en 2033); b) reducir el monto nominal, como se hizo con Rusia que pagó solo 10 por ciento, los países socialistas de Europa Oriental alrededor de 45 por ciento y China que aceptó pagar US80.000 millones al 39 por ciento de la deuda original. Por parte de Cuba, renunciar o reducir sus reclamos, u ofrecer un trueque de deuda por inversión. Otra posibilidad es pagar 100 por ciento de los reclamos individuales (que son mayoría) y el resto por una suma superior sujetarlo a acuerdos de adquisición de propiedades o acciones de inversión en Cuba.


Carmelo Mesa-Lago Foto: Universidad de Pittsburg

Perspectivas de avance

Desde el 17D se han dado pasos positivos que avanzan el proceso de normalización. Por parte de Obama: liberar a los cuatro espías/héroes cubanos; facilitar los viajes de estadounidenses; eliminar el tope a todas las remesas, especialmente con fines humanitarios; permitir exportaciones e importaciones al sector no estatal; sacar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo; pedir al Congreso de EE.UU. levantar el embargo; e introducir un proyecto de ley para eliminar todas las restricciones al comercio. Por su parte, Raúl ha liberado a 53 presos políticos y elogiado a Obama como un hombre “decente”, diferente que sus once antecesores en la presidencia. Ambos reabrieron las embajadas respectivas, firmaron un acuerdo sobre protección ambiental marítima, comenzaron a restaurar la correspondencia directa entre ellos e iniciaron la negociación sobre reclamaciones mutuas.

Obama ha pedido a Cuba una apertura política y protección a los derechos humanos—lo cual ha sido considerado por La Habana como intromisión en asuntos internos—y acaba de anunciar que desea visitar Cuba en 2016 si le permite “hablar con todo el mundo”—tener entrevistas con los disidentes. Raúl ha planteado una serie de demandas públicas, como la devolución de la Base de Guantánamo, terminar las transmisiones de Radio-TV Martí, y derogar la Ley de Ajuste Cubano. Estas demandas son negociables de manera discreta entre ambos países pero las reiteradas reclamaciones públicas dan municiones a los partidarios de mantener el embargo, con el argumento que “Obama ha dado mucho y Cuba muy poco a cambio”.

La normalización es obstruida por otros factores.

Oposición política en ambos lados. Un bloque de ocho congresistas cubano-americanos se opone a la apertura de Obama y al levantamiento del embargo, incluyendo a Marco Rubio y Ted Cruz, senadores republicanos y candidatos presidenciales. Sin embargo, encuestas periódicas nacionales en los EE.UU. muestran una tendencia favorable a la normalización de las relaciones y el levantamiento del embargo (70 por ciento en la última). Resultados similares dan las encuestas de la Universidad Internacional de la Florida entre cubano-estadounidenses en el sur del estado. La última en 2014 encontró que el 68 por ciento apoya el establecimiento de relaciones diplomáticas, el 52 por ciento es favorable al levantamiento del embargo y el 53 por ciento de los votantes registrados apoyaría a un candidato partidario del restablecimiento de las relaciones.

En la otra orilla, el liderazgo cubano tampoco está unido. Contra quienes apoyan la apertura hay opositores que temen un efecto adverso del deshielo. El fin del embargo dejaría de ser un argumento para justificar todos los problemas económicos de Cuba, y la inundación de turistas desencadenaría problemas políticos y culturales. Una encuesta de 2015 indicó que 97 por ciento de los cubanos creen que el proceso de normalización es bueno para el país. Si dicho proceso se estanca y la gente percibe que es debido a una respuesta insuficiente del gobierno, habría una reacción negativa.

Embargo/bloqueo. Desde 1968 me he pronunciado a favor de levantar el embargo contra Cuba, basado en argumentos similares a los utilizados por Obama el 17D. La Ley Helms-Burton y la Ley de Democracia Cubana prohíben las ventas a la Isla ya sea directamente o a través de subsidiarias en el extranjero de corporaciones estadounidenses. He demostrado antes, que el embargo no es el mayor obstáculo económico que enfrenta Cuba, pues esta tiene comercio con e inversión de muchos países del mundo. No obstante, subsisten efectos perjudiciales como la necesidad de bancos extranjeros para realizar transacciones, el precio superior de productos de EE.UU. comprados a terceros países y un costo de carga superior. El llamado “trafficking” no es un problema porque los presidentes Clinton, Bush y Obama han suspendido periódicamente esa cláusula de la ley del embargo. El problema fundamental es el sistema económico ineficiente y la incapacidad de generar exportaciones para pagar las importaciones de Cuba. Como ha dicho Raúl: “Nuestro peor enemigo no es el imperialismo sino nuestros propios errores” (1-8-2011). Sólo el Congreso de EE.UU. puede levantar el embargo y la petición de Obama de hacerlo ha sido bloqueada. Si terminase el embargo, Cuba recibiría muchos más turistas y probablemente crédito de EE.UU., pero tendría que cumplir sus compromisos o el crédito se evaporaría. El comercio y la inversión norteamericanos ayudarían a diversificar los socios comerciales y reducir la fuerte dependencia sobre Venezuela.

Capacidad económica. Cuba tiene una baja capacidad para sostener el comercio con los EE.UU., sin recibir subsidios y créditos blandos sustanciales. Basado en el Anuario Estadístico de Cuba 2014: el crecimiento económico anual en 2009-2014 promedió 2 por ciento, fue un 1 por ciento en 2014 y según la CEPAL, se ordenó 28vo entre 33 países de América Latina y el Caribe; la formación bruta de capital descendió de 10,9 por ciento del PIB en 2009 a 7,6 por ciento en 2014 (frente al 26 por ciento en 1989, antes de la grave crisis, y 19 por ciento en América Latina en 2014); el crecimiento agrícola promedió 1,7 por ciento en 2009-2014 y contribuyó 3,7 por ciento al PIB, 0,2 por ciento menos que en 2009; el déficit en la balanza comercial de bienes en 2014 fue US$8.180 millones, el tercero mayor en la historia de Cuba; el valor de las exportaciones de mercancías disminuyó en 17 por ciento entre 2011 y 2014 y era 19 por ciento inferior al nivel de 1985. Según mis cálculos, la dependencia de Venezuela equivale a un cuarto del PIB cubano, muy peligroso debido a la crisis económica de aquella: inflación del 200 por ciento la mayor mundial, una caída prevista de 10 por ciento del PIB en 2015 y el peor desempeño económico regional. No hay otras naciones poderosas capaces y dispuestas a reemplazar a Venezuela; por ejemplo, el comercio con Rusia en 2014 fue 1 por ciento del intercambio total, mientras que con China fue 9 por ciento, muy inferior al 40 por ciento con Venezuela. En las elecciones venezolanas en diciembre, la oposición ganó dos tercios de los escaños en la Asamblea Nacional. Las elecciones en Argentina también fueron ganadas por la oposición y el nuevo Presidente planea eliminar cualquier subsidio a Cuba. Bajo estas circunstancias adversas, es razonable suponer que Cuba impulse el proceso de normalización, sin cesión de su soberanía.

Conclusión

Un año no es suficiente para evaluar el resultado de la normalización, pero el análisis anterior muestra que las grandes expectativas iniciales de un rápido y fructífero acercamiento económico no fueron fundadas en un conocimiento sólido de su complejidad y de las barreras existentes. A pesar de los pasos positivos y audaces de Obama, el embargo sigue siendo un gran obstáculo. Las nuevas regulaciones de EE.UU. intentan apoyar al sector no estatal en la isla con más remesas y comercio, así como promover una mayor comunicación a través de las exportaciones de dispositivos electrónicos, Internet y viajes de “pueblo a pueblo”. El gobierno de La Habana no ha dado la luz verde y su objetivo es que no haya restricciones en las relaciones comerciales y que el Estado tenga libre comercio con los EE.UU. e inversión de esta. Hay una estrecha ventana de oportunidad para llegar a acuerdos fundamentales, porque el periodo de Obama terminará en un año y se desconoce cuál será la posición del próximo(a) presidente. Raúl ha anunciado su retiro en febrero de 2018, por lo tanto, si el futuro(a) inquilino(a) de la Casa Blanca no es tan favorable a la normalización como Obama, no será posible que el líder cubano logre una restauración sustancial de la relaciones económicas con su vecino del norte. Se espera que el VII Congreso del Partido Comunista en abril de 2016 resuelva las diferencias internas. Finalmente, los cubanos están abrumadoramente en favor de la normalización y, si falla y el liderazgo se percibe como responsable, una reacción adversa es predecible.

Para el desarrollo económico de Cuba es vital avanzar mucho más en las reformas estructurales y en las negociaciones con los EE.UU., todavía más con el escenario político y económico que acontece en Venezuela. Las posibilidades abiertas por el 17D no pueden tener éxito si ambas partes no ceden un poco; la actitud inflexible de uno de los socios podría descarrilar el proceso.


*El autor es Profesor Emérito de Economía, Universidad de Pittsburgh.


Notas: 

(1) Estos datos están basados en el informe de la Comisión Gubernamental para el Acuerdo de Reclamaciones en el Extranjero, los informes anuales del gobierno cubano y un estudio de Richard de Feinberg recién publicado por la Institución Brooklings.


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