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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 18 de agosto de 2019

Cultura del trabajo y alienacion

Por Rafael Alhama Belamaric 

Resulta ilustrativo e interesante insumo de reflexión leer las propuestas y análisis de las últimas semanas, con relación a los incrementos salariales del sector presupuestado, con efectos más allá. Y, hay un grupo de respuestas coincidentes entre sí, lo que indica que se ha ido conformando en el imaginario colectivo un concepto compartido, a pesar de las disparidades de criterio: su gran importancia en el contexto particular actual del país.

Es así que hasta se plantea que este cambio en la esfera del salario, que no es reforma salarial, pero pudiera ser el principio de una política más estructurada, consecuente  y sistémica, puede rehacer hasta el propio concepto  de trabajo, en consecuencia de la cultura del trabajo. Pudiera ser, de acompañarse de otras medidas que fortalezcan el papel de los trabajadores en los procesos de trabajo, como sujeto del desarrollo social y económico.

Bueno, si es capaz de formar parte y enriquecer la cultura del trabajo existentes, lo es en la misma medida en que lo ha sido durante años la demanda de un aumento de los salarios, y esto hay que entenderlo también forma parte de la cultura del trabajo. Con ello quiero decir que el tema de la cultura del trabajo es mucho más compleja y abarcadora.

Si se reconoce que cultura y trabajo son dos términos o categorías problemáticas, mucho más lo son si se les agrega la “alienación“, como proceso histórico, no superado, y posible proceso de desarrollo de metas y objetivos no alcanzados.

Sin caer en la antropología cultural, siempre llamativa, ni en la “culturización“ de la memoria histórica, vamos a tratar de enmarcar el tema en la vida cotidiana-modo de vida-concordancia y parte de las políticas culturales; sí, todo eso, y más tiene que ver con cultura del trabajo.

Visto y entendido asi, inegablemente se esta en presencia de la cultura del trabajo; es decir, la cultura del trabajo presupone relación entre CULTURA Y TRABAJO, pero absolutamente imprescindible terminar con la tradicional división entre CULTURA, como sector o tema especial y separado, y del TRABAJO, liberado del aspecto “creativo“, „intelectual“ y „“estético“. Eso podía haberse aceptado, como se hizo, hace cuatro décadas atrás, cuando planteábamos investigar los aspectos estéticos del trabajo como parte de la nueva naturaleza y carácter del trabajo, y no se entendía; hoy día, no tiene justificación ni razón de ser.

Para ser claro, la separación CULTURA-TRABAJO, que se puede traducir, entre otros, en la separación de los resultados del trabajo del trabajador, en la misma medida en que la socializacion del trabajo es débil, lleva a la ALIENACION, proceso histórico, cuyo significado debía haberse superado. De allí el titulo del presente.

Lamentablemente, se mantiene, y se multiplica en múltiples “pequeños problemas“ vinculados a la naturaleza y carácter del trabajo, desde luego, a las técnicas y tecnologías actuales, como son, para mencionar solo tres:

Organización del trabajo (cuasi inexistente, en todo caso siguen prioritarias  las necesidades de la producción, no del trabajador; la división petrificada, el intelecto separado)

El trabajo como superación de la existencia natural, que produce el mundo humano y la vida social (cultura y solidaridad) al mismo tiempo crea condiciones de alienación en la medida en que se depende más del trabajo para la existencia sin satisfacer las necesidades

El progreso material, que no acompaña adecuadamente el progreso social humano espiritual, pues casi siempre se equipara con el progreso técnico, medido por el aumento del producto, ingreso, la productividad del trabajo humano, descuidando casi todos los aspectos o momentos humanos, alejados de la satisfacción de sus necesidades cambiantes; por tanto, alejándose de las posibilidades de diferente desarrollo social y cultural.

Esto, entre otros, son algunos de los problemas que pueden y llevan a la alienación del carácter del trabajo, alejado del (auto)control del trabajador, (auto)conciencia profunda, y de sus necesidades.

Hablando claro, una alta (auto)conciencia extendida, es ciertamente tarea de toda la sociedad, en la que están identificados los roles; está mucho más allá de discursos o medidas esporádicas.

Para entender y „gestionar“ de manera correcta, lo primero es superar la visión reduccionista, hasta heróica del trabajo, es entender y en consecuencia tratar de manera ampliada e integrada la noción de CULTURA(S) DEL TRABAJO (no confundir con cultura organizacional).

El TRABAJO es un acto cultural de transformación en y mediante la actividad, en el cual se deben cultivar los factores, también identificados, que llevan a mayor libertad del propio acto de trabajo, que sea más creativo, menos pasivo, más multidimensional y menos uniforme e invariable,; pero sobre todo, actividad que el trabajador pone bajo su propio control, asi como las condiciones de trabajo y los resultados del trabajo.

Mucho antes de los umbrales del siglo XXI, y hasta el presente, hubo investigadores y estudios que estructuraban pensamiento y acción acerca de la cultura del trabajo en sus complejas interrelaciones e interacciones. Me referiré a ello en forma de citas breves de estudios fundamentales, para hacer justicia al grupo de colegas investigadores dedicados al tema.

Que no se llegue a pensar que en nuestra sociedad no hay material científico, necesario y suficiente, que permita establecer bases solidas para hacer recomendaciones practicas y funcionales para su instrumentación. Este lado del problema, lamentablemente no tuvo la necesaria atención en su momento en  los años 70, ni 80, ni 90, pero tampoco en los 2000.

En el trabajo “Cultura del trabajo. Concepto y tratamiento en la experiencia científica cubana“ de José L. Martin Romero (Rev Nov Pob vol.12 no.23 La Habana ene.-jun. 2016) se da esta definición: la cultura del trabajo la constituyen las formas de pensar, hacer y trasmitir la experiencia vital del trabajo cuando estos procesos devienen, tras una compleja integración, componente identitario de naturaleza laboral que hace posible reconocer (se) individuos, grupos sociales, profesiones , en fin, sujetos sociales en la escala que se trate. A los efectos de su medición se reconoce por los contenidos, el sostén tecnológico -tanto material como gerencial-, así como por la orientación y sentido subjetivos con que se marca y con que nos marca el trabajo.(Martin 2013) (el subrayado es mio)

No voy a detenerme en las claves identitarias de naturaleza laboral en el proceso vivo de formación de la nación cubana, parte interesante de este trabajo citado, sino en un concepto surgido de los estudios de los años 90, que se fue desarrollando hasta la actualidad, con múltiples investigaciones.

Es el concepto de MULTIESPACIALIDAD ECONÓMICA, para reflejar en términos teóricos la aparición de espacios económicos diferenciados en la vida del país, o sea al carácter multiespacial que ha asumido la economía cubana.

Este concepto destaca la contraposición entre la monoespacialidad virtual que predominó hasta los 90 con la realidad del reajuste, a partir de entonces, con sus propuestas, realizaciones, contradicciones y limitaciones, desarrollos.

Por tanto, la multiespacialidad económica cubana designa la coexistencia en el mismo tiempo histórico de distintos espacios económicos de acción para actores y organizaciones laborales. Esto es parte de la cultura del trabajo de las últimas tres décadas, que ha  ido conformando(se) el sistema de relaciones sociales de trabajo.

¿Conductas, actitudes?

Muchos piensan que cultura de trabajo es un tema actitudinal, que necesita de manera proactiva la implementación de acciones por las partes involucradas, como ser los propios trabajadores, o las organizaciones e instituciones, el sistema educativo por nombrar a algunos actores.

Entre muchos posibles significados que un grupo de personas pueden mencionar, puesto que son muchas las realidades, lo importante es destacar que el concepto de la cultura del trabajo, es una construcción colectiva que requiere en todo caso de la disposición de los actores involucrados, de acuerdo a las condiciones del trabajo existentes, respetando los derechos y las obligaciones de las partes, y tomando en cuenta a las personas cuando se definen los criterios necesarios para el desarrollo y el crecimiento. No hay “uno“ y el “otro“, o una parte y otra parte separados.

Regreso a la multiespacialidad económica que implica coexistencia de distintos espacios económicos de acción para los actores y las organizaciones laborales.

Los espacios económicos (concepto de reajuste que define empíricamente la multiespacialidad) son ámbitos de acción de los objetos, los medios y la fuerza de trabajo que han ido diferenciándose entre sí a partir de cómo se configuran internamente sus vínculos entre los siguientes elementos:

Tipo de propiedad predominante (estatal, mixta, cooperativa, privada) un espacio residual, donde se ubican tanto los desocupados como los que se "ocupan" en actividades ilícitas. 

Grado de compromiso con la planificación o con el mercado como mecanismo de regulación.

Formas de gestión y mecanismos o prerrogativas de administración prevalecientes.

 Condiciones y relaciones de trabajo características a su interior.

No voy a detenerme en la caracterización de cada uno. De cada uno se ha escrito y discutido bastante.

Aquí es importante subrayar la importancia de otro concepto sin el cual ni es posible entender la complejidad ni acercarse a los espacios económicos creados: SISTEMA DE RELACIONES SOCIALES DE TRABAJO, núcleo determinante de las culturas de trabajo. Y como alerta Martín Romero, “muchas veces comprobado, esa cultura, una vez configurada cobra fuerza de determinación y retroactúa sobre el sistema de relaciones sociales de trabajo, matizando y hasta decidiendo muchos de sus comportamientos en una dialéctica seguramente difícil de entender, y más de explicar, pero palpable“.

Imagínense la interdependencia de las relaciones esenciales de los distintos grupos de trabajadores con su trabajo, entre sí, en los diferentes niveles en que este puede expresarse, con los diferentes actores con los cuales interactúa.

¿Misterio? ¿Difícil de entender y tratar?

No hay misterio. Sí es difícil de entender y tratar, quizás tanto como muchos temas de índole cultural, social, y económica. Es una realidad multidimensional, y requiere de espacios multidimensionales donde se trate la realidad heterogénea. Como un producto del sistema económico y social, la única salida que tiene es mantener un diálogo permanente con la realidad. Su dinámica no puede ser menor que la actividad económica, laboral, cultural, social existente. De lo contrario, se profundiza en la alienación.

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